Partida Rol por web

-¡Así se habla!- dice Rose mientras te pasa un brazo sobre el hombro y sonríe, mientras Lucy tan sólo asiente de manera satisfactoria -Ya vas entrando en confianza. Y mejor así, los jodidos cerdos de la jerarquía nos han llevado a este lado y con gusto le responderemos. Así que lo primero es lo primero- dice mientras vuelve a quitarte el brazo y camina hacia el otro lado de la habitación.

-Vas a necesitar un arma. Algo con qué defenderte por si te topas con uno de los metaleros- dice mientras te observa un instante. -Los tíos que van de metal hasta el culo, los legionarios- aclara durante un instante. -¿Sabes manejar un arma? ¿Que tal eres para manejar una porra? ¿un cuchillo? cualquier cosa que te de una ventaja. Ellos tendrán sus sables, pero tía, ¿crees que se esperan que una chica con cara de pija que les haga ojitos les clave un puñal en donde les cuelgan los cojones?- dice mientras te guiña un ojo divertida. -Esa fue mi primera vez aquí eh. Mejor que cuando estaba viva, eso te lo juro.

-No es mala idea- dice Lucy pensativa caminando hasta llegar a tu lado. -Pero tendremos que ir a buscarlas, Rose. Y lo sabes.- luego mira a Elisa seriamente -Las armas son un lujo aquí. Incluso las sencillas como bates y demás. La única alternativa es robárselas a los metaleros o ir a recogerlas en los botaderos, donde llegan todas las cosas que trae la Tempestad desde el otro lado.- añade con aire serio. -Y eso tiene sus riesgos. Demasiados ojos, y muchos de ellos pagados por los tíos de la Ciudadela. Un paso en falso, y nos cae una patrulla antes de que podamos darnos cuenta- expresa.

-Lo mejor es esperar a Wallace. Estaba algo impaciente por saber si íbamos a poder traer a los nuevos.- menciona mirando a Connor. -Seguro tiene algo en mente, ya sabéis como es- sentencia.

Iban a luchar una guerra. una guerra sin armas. Al menos su bando, pues recordó que los llamados "Legionarios" sí que portaban algunas.

-Pe...ro ellos tienen armas y armaduras- dijo con un atisbo de debilidad- ¿tendremos oportunidad contra ellos?

No le apetecía morir, de nuevo, en una guerra que no era suya.

"Metaleros", "botaderos", una guerra civil en el mundo de los muertos... Allí había demasiada información, demasiado fracturada, y demasiado entusiasmo que yo estaba lejos de compartir. Había muchas cosas que todavía no sabía.

-Eh, oye, para el carro un momento.- Interrumpí, al ver como Rose parecía dispuesta a llenarnos de dinamita y lanzarnos de cabeza contra los Legionarios. -¿Que vamos a necesitar un arma? ¡Pero si estamos todos muertos! ¿O me quieres decir que podemos estar más muertos todavía?

Inconscientemente, mi mano se dirigió a la abertura de mi cuello, por donde el aire parecía escaparse con su desagradable (y a estas alturas casi característico) silbido. No tenía intención de pasar por lo mismo otra vez. No si podía evitarlo.

-Mira, me he pasado la vida buscando fenómenos paranormales, así que no es como si estuviera a favor de la tiranía esa que nos prohíbe el contacto con los... Rápidos.- Se decía así, ¿no? Sí, definitivamente el anciano los había llamado así, aunque aún no acababa de comprender por qué. -Pero esa norma debió instaurarse por algún motivo, ¿no? Y si esos hombres murieron en... la Edad Media como mínimo, vaya, ¿queréis decirme que nadie ha conseguido cambiar nada en no se sabe cuántos siglos?

-¿Y quién es ese Wallace?- protesté, finalmente, algo frustrado por no comprender nada de lo que ocurría.

Rose asiente y sonríe mirando a Connor. -¡tío! ¿pero qué preguntas?- dice mientras pone una mano en el hombro del chico. -¿Llevas un par de horas aquí y te crees el puto Highlander? que sí, que puedes estar más muerto. Puedes dejar de existir- dice mientras hace un ruido molesto con la lengua negando. -Y mientras llegas a eso, te juro que hay cosas peores que desaparecer mientras te matan una y otra vez. ¿Qué tanto te gustaría pasar la eternidad siendo una moneda? ¿A que te lo imaginas bien eh? Lloriqueando hasta el fin de los tiempos, sin que nadie de un duro por ti- dice encogiéndose de hombros. -Literalmente-

Respalda el nombre de los "Rápidos". -Así les dicen- dice Rose desapasionadamente. Levanta los hombros una segunda vez. -Ya, se instauró para tener un motivo para arrestar a cientos de miles de almas que todavía querían tener el contacto con sus seres queridos. Realizas una redada, los envías a las forjas y a la mañana siguiente tienes una casa tan grande como una catedral. ¿Son jodidamente listos eh? ¿O te crees que las historias de fantasmas de antes existen porque la puta ley ha estado siempre en su lugar?- y camina hacia el centro nuevamente para girarse. 

-Los tíos tienen algo de ventaja y vamos, si te vamos a ser sinceros- dice mirando a su compañera y a Angus -no es una guerra de dos bandos. También están los espectros y los Maelstroms. Cuando parece que hay una batalla grande adelante, te salen los espectros hasta del culo y al final tienes que luchar para salvar lo que te queda de muerte.- añade frunciendo el ceño.

-No te olvides de contar a los heréticos- dice Lucy sonriendo. Rose replica, dándole la oportunidad a su compañera de hablar y ésta sólo le dedica un gesto amable. -Me gusta más como lo cuestas tú. ¿No es verdad Angus?- a lo que el viejo granjero tan sólo asiente una vez, sin decir palabra.

-Bueno, la cosa tampoco es tan mala como la pinta Rose. Hemos dado suficientes golpes a los tíos de la Jerarquía para que se lo piensen dos veces antes de meterse con nosotros. Así que tampoco es como si no hubiésemos logrado nada- aclara con tono tranquilo, exponiendo lentamente sus puntos. -Y Elisa, poco importan las armaduras. Una bala sigue siendo una bala, y es capaz de atravesarte una placa de hierro si sabes como disparar. Incluso de acero de almas, si tienes a un buen artesano de tu lado y una pistola reliquia de alto calibre. Así que no te preocupes, podemos hacerles mucho daño... lo hemos estado haciendo por años- dice con orgullo.

-Wallace es el líder de nuestro grupo. Es un tío majo- dice respondiéndole a Connor. -Es el que más tiempo lleva muerto de nosotros, y el que mejor se maneja con las armas. Tendréis que verle algún día regando los sesos de legionario tras legionario tras legionario.- dice haciendo un gesto con los brazos como si en realidad tuviese un rifle y lo estuviese disparando contra enemigos imaginarios frente a ella.

¿Pero es que todos los muertos tenían que ser tan... extraños?

-No, no es que me crea el puto Higlander, es que no me creo la puta nada- Protesté, un tanto nervioso. ¿Es que se creían que todo eso era fácil de digerir? ¿Que podía ponerme a jugar a los rebeldes cuando no había pasado ni un día desde que mi mejor amigo me había... asesinado? Todavía me costaba pensar en ello.

Sin embargo, me esforcé por permanecer en silencio, mientras Rose y Lucy terminaban de explicarnos (si es que a eso se le podía llamar explicación) la idiosincrasia de esta nueva "vida". No sabía que era más difícil de aceptar: si el hecho de que existiera una muerte después de la muerte, o el hecho de que las almas se enviaran a las forjas. Por un momento me planteé, medio en broma, si acaso también podría llevar un blog en esa dimensión para tratar de contactar con esos espíritus que habían desaparecido de la existencia, pero pronto el dolor por lo perdido me hizo volver a centrarme en el presente.

-Supongo que tenéis razón...- Admití finalmente, aunque aún no las tenía todas conmigo. Pero, con todos sus defectos, tanto Lucy como Rose parecían sinceras y, lo que era más importante, parecían luchar por algo que, en principio, me parecía justo. Quería volver a ver a Sam, a James, incluso a Iber. Necesitaba hablar con ellos. Necesitaba decirles que seguía aquí. Me imaginé por un momento lo que significaría para "El Muerto" tener la primicia de un suceso semejante. -¿Cuándo llegará Wallace, entonces?

Estaba en el bando que más convencía a Elisa, aunque si por ella fuera no estaría en ninguno, pero parecía el perdedor. Mandaban los legionarios y ellos solo tenían fuerza para hacer guerra de guerrillas. Esas guerras eran largas y muchas veces acababan con la resistencia aplastada, más aún si no recibían apoyo de alguna fuerza importante, como parecía ser el caso.

Lucy parecía querer endulcorar las cosas, pero eso no tranquilizó mucho a la española. No obstante, no se quejó. Ya había, practicamente a la fuerza, escogido bando. Y quejarse ahora no iba a aportar nada. Finalmente habló para preguntar algo.

-¿Y el próximo paso? Porque supongo que habrá algún plan- aunque Elisa se permitió dudarlo por unos instantes.

-No hay forma de saberlo- responde Lucy a Connor encogiéndose de hombros. -Por seguridad, a veces debemos salir en misiones pequeñas sin que los demás sepan demasiados detalles. Así, si alguno llegase a ser capturado, el resto no estaría en demasiado peligro- explica tranquilamente mientras se dirige hacia una de las ventanas obstruidas. -Las cosas funcionan levemente diferentes aquí que cuando estábais vivos. Para empezar, no podéis fiaros de nadie por su apariencia. Hay tíos capaz de cambiar tu aspecto y hacerte parecer a quien tú quieras. Es por eso que debemos andarnos con cuidado para evitar que nos claven un topo un día de estos- se voltea y está bastante más seria que hace un rato.

-¿El próximo paso? No lo sé. Siempre estamos recogiendo inteligencia sobre los tíos de la Necrópolis. Si Estigia envía un cargamento especialmente importante de armas o bienes, es posible que tratemos de interceptarlo y destruirlo. O salvar lo que se pueda salvar para la causa y enviar el resto directo a la Tempestad.- explica concisamente y se apoya contra la pared. -Pero tenemos que estar todos para decidir qué es lo que haremos a continuación. O la mayoría estamos de acuerdo o no lo hacemos. Así funciona la democracia- finaliza sonriendo.

Rose escucha y asiente. -Mientras tanto podemos ayudaros en lo que necesitéis. Sois unos críos recién salidos del cascarón ¿no? supongo que tendréis suficientes preguntas como para que os montemos una conferencia y esas cosas- dice ella mientras se busca algo en la chaqueta, pero luego desiste, para volver a su postura normal.

-Claro está, que nosotros vamos a querer saber cosas de vosotros también. Más cosas, quiero decir- comenta en tono serio, mientras Lucy y el mismo Angus le dedican una mirada aprobatoria -Ya que hacéis parte de nuestro grupo, no está de más conocer con quienes vamos a currarnos esto. Te juro que es más fácil recibir una jodida puñalada de una de las cimitarras de los metaleros por alguien, si le conoces mejor. Vamos, que no te vas a hacer cortar un brazo por un desconocido, ¿no?- y sonríe mirando a Connor.

-Eh, Connor, por qué no nos cuentas eso que hacías de fenómenos paranormales. ¿Ya sabías que había Wraiths de este lado? o sólo eras como uno de esos tíos que leen las cartas y te dicen si te va o no a llegar la pasta pronto?- cuestiona jocosa.

¿Tíos capaces de cambiar su aspecto?... Realmente, todo iba de mal en peor. Pero, por lo menos, había que admitir que Rose y Lucy (y Angus, probablemente, aunque era difícil de decir dado que no abría la boca) creían en lo que hacían y se lo tomaban muy a pecho... quizás, demasiado a pecho.

La pregunta de la primera, sin embargo, me provocó una mueca en el rostro. ¿Es que no sabía diferenciar a un médium de un investigador paranormal? -No, no era un hippie alucinado- protesté, con tono hosco, ofendido en todo mi amor propio. Realmente, la rockera tenía una habilidad natural para sacarme de mis casillas, pero lo cierto es que no me producía verdadero rechazo, ni mucho menos. Simplemente, era un tanto... inoportuna, cuanto menos -Lo mío era el estudio profesional, buscando pruebas científicas de la existencia de un otro lado. Me he pateado muchos sitios desmontando fraudes para dar información objetiva en "el Muerto"... mi blog- aclaré rápidamente, sin querer dar muchas explicaciones -bueno, mío y de mis compañeros. No me dejaba engañar por rumores, todo era falso hasta que se demostraba lo contrario... como así ha sido, solo que ahora no puedo comunicarlo.

Habría soltado un suspiro, pero tenía miedo de que se me fuera todo el aire por la garganta y lo dejé correr. -Pero vamos, no hace falta que te dejes cortar un brazo por contarte esto, ¿eh?- Le aseguré a la chica, sin fiarme lo más mínimo de su entusiasmo.

-Oh... vaya. Eso suena... aburrido- dice Rose mientras sonríe burlona. -Supongo que al menos te has sacado la prueba más grande de que existen los fantasmas. Eres uno, y uno que deja bastante que desear- dice, pero la mirada de su compañera la hace encogerse de hombros. -Bromeo, vamos. Que es una lástima por ti, Connor. La culpa la tienen los tíos con los que luchamos. Son algo sensibles con el tema de aparecerse a los vivos... y ya saben, ellos si te pueden hacer perder un brazo por cosas como esa. Son unos salvajes... te lo digo yo- y se sienta sobre una de las cajas cubiertas con una sábana.

Elisa se queda silenciosa, tratando de reflexionar acerca del significado de todo aquello, y Lucy tan sólo se aproxima a la ventana, como si estuviese vigilando. Sólo Angus, quién mantiene la misma fachada constante todo el tiempo es el único que no parece perturbarse con la espera. Se queda allí de pie, observando, como si fuese una estatua. Rose interrumpía de vez en cuando para hablar del grupo.

Explica, en sus palabras, que aunque cada uno murió en épocas diferentes, todos fueron salvados por otros miembros de los Renegados. Da a entender que ellos, sólo son una de las células dirigidas por Wallace, y que hay varias más escondidas en Edimburgo, sin que su ubicación la supiese con exactitud ninguna de las otras. -Así, si los metaleros le caen a una, los demás estaremos a salvo para patearles el culo en venganza.- fueron sus palabras. Aunque no quiso revelar cuántas veces algo así había sucedido, si es que lo sabía, o si es que había sucedido antes.

Lucy sólo interrumpió para aclarar un par de cosas. Tenían sus mecanismos para coordinarse entre sí, y la mayoría de sus actividades consistía en proteger a otros Wraiths, aunque estuviesen sometidos a la jerarquía, y hacer sabotaje a los enclaves principales de la necrópolis.

Pasan casi 40 minutos antes de que dos figuras aparezcan por la puerta, atravesándola, y haciendo que los tres renegados, Lucy, Rose y Angus, se pusiesen en guardia.

Quién está al frente es un hombre de estatura más bien baja. Pequeño y con un cabello rubio oscuro cortado a ras y una barba incipiente propia de quien lleva varios días sin rasurarse y que cuando lo hace, lo hace apresuradamente. Viste un abrigo de piel algo más amplio que él mismo y unos pantalones ceñidos. Su rostro tiene curvas fuertes y su barbilla es delgada. Su nariz tiene algo de puntiaguda y sus ojos son pequeños, oscuros y tranquilos. Tiene un gesto que os recuerda al de ciertos soldados marchando a la confrontación que aparecen en no pocos documentales.

Detrás de él viene un hombre más alto, de aspecto mucho más llamativo. Viste un sobretodo largo y sucio de color verdoso, y usa guantes. Tiene unas botas del mismo color, de estilo militar y su rostro está completamente cubierto por una máscara anti-gases, con todo y un casco de material duro, bastante desgastado. Los dos agujeros alrededor de sus ojos los ocultan a través de un cristal opaco de color negruzco. El hombre se queda quieto tras el primero, como si esperara algo.

Lucy saca su revolver y apunta al primero. -¿Cómo son los nombres de nosotros cinco?- pregunta en voz alta, mientras el cañón apunta a la cabeza del que está de primero. El hombre no cambia su expresión para nada.

-Eres Lucy, ella es Rose- dice mirando hacia la chica con la chupa de cuero. -Angus está detrás de ti- dice identificando al granjero -Y a ellos dos no les conozco.- Lucy suspira aliviada, pero Rose da un paso hacia adelante.

-¿Qué me dices de ti? ¿Nos vas a dejar ver tu rostro?- increpa al hombre de la máscara. Quien responde con voz profunda y llena de ecos y exhalaciones extrañas. 

-Ni aunque fueses la última tía en la Tierra de las Sombras- y con eso, los Renegados parecen respirar más tranquilos. Es el que estaba a la cabeza de los recién llegados quien da un paso hacia Connor y estira la mano.

-No tengo el placer y supongo que sois los Infantes que acaban de ser segados- dice el hombre. Connor le lleva algunos centímetros de diferencia. El extraño extiende su mano. Huele a sudor y a sangre vieja. Su piel parece tener un color pálido y su rostro tiene ya algunas arrugadas marcadas en la piel, que logran dar la impresión de que está permanentemente cansado.

-Soy Wallace- dice con una sonrisa seria -y estoy convencido de que mis compañeros os habrán comentado de mí. Es un placer- concluye.

Dos hombres más acudieron a aquella sala que ya estaba ocupada por personajes pintorescos. Por supuesto, ellos encajaban también en la descripción de pintorescos. Si le hubieran contado que le iba a pasar algo como eso antes de morir se hubiera reído en la cara de quien se lo hubiera dicho. Pero no rió, todo era tan absurdo como real. Y ella estaba metida hasta el fondo.

Por otro lado, aún seguía prefiriendo a los personajes que tenía ante sí que a aquellos hombres armados que, a pesar de que decían no quererles hacerles daño, querían capturar a los "nuevos" para adoctrinarlos, o eso decían Rose y su cuadrilla.

-Encantada- dijo cuando Wallace se presentó, aunque aquella mano pareciera tendida hacia Connor- como he dicho antes a tus compañeros, haré lo que sea para ayudar.

"Qué remedio" pensó Elisa.

-Bien- dice Wallace mientras dubitativamente retira la mano extendida hacia Connor y la ofrece a Elisa estrechar su mano -Siempre estamos necesitando quienes apoyen nuestra causa. Cada alma que rebela es un alma menos con la que nuestros enemigos no pueden contar- dice esbozando una sonrisa a medias.

-¿Qué hay sobre ti, chico?- pregunta Wallace alzando la ceja. -No estaría de más escuchar tu nombre- y aunque Rose da un paso al frente, abriendo la boca y demostrando sus intenciones de responder a la pregunta del hombre, Wallace la detiene moviendo su mano levemente. -El chico puede darme su nombre- dice secamente, y aquello es suficiente para que la chica de la chupa de cuero se quede silenciosa, asienta y retroceda un poco.

El hombre de la máscara da un paso para ponerse al lado de Wallace, no dice nada, pero voltea a mirarle. -Este es Belford, por si os lo estabais preguntando. Nuestro perdonador.- comenta, y el extraño sujeto asiente como única presentación.

La llegada de Wallace terminó de romperme los esquemas mentales por completo. Todo parecía tan... atemporal. Como si alguien hubiera mezclado una serie al azar de antiguas películas en blanco y negro, tanto de guerra como de terror, y hubiera colocado los fotogramas en un orden totalmente absurdo y arbitrario. ¿"Ni aunque fueras la última tía en la tierra de las sombras"? De verdad, ¿quién se inventaba las contraseñas?

Cuando quise darme cuenta de que el que parecía el líder parecía estar esperando a que le estrechara la mano, ya era demasiado tarde para hacerlo, y no pude dejar de notar la desconfianza que parecía haberle generado. ¿Pero qué esperaba que hiciera? Tal vez para él fuera normal darse palmaditas en la espalda con fantasmas, pero a mí todo esto se me quedaba grande.

-Soy Connor- Respondí, tratando de mantener mis ojos clavados en el hombre, a pesar de que estos parecían empeñados en dirigirse hasta el "perdonador" y su máscara. -También estoy dispuesto a ayudar, es solo qué... joder, esto no es fácil de asimilar, ¿vale?- Me excuso, algo azorado, con ese silbidito tan particular que parece acompañar ahora todas mis palabras.

-Y, lo siento pero, ¿qué es un perdonador?- añado, intrigado y logrando entender cada vez menos.

-Ah- habla finalmente el hombre de la máscara. Su voz es más similar a un siseo, cargado de una exhalación profunda en medio de un susurro. -Dime chico. ¿has escuchado recientemente esa voz en tu cabeza, susurrándote cosas? - los orificios que pertenecen a los ojos de la máscara, están opacados y no dejan entrever qué o cómo observa a Connor. -De este lado, esa voz tiene más poder que cuando estabas vivo. Y no dudará ni un instante en usar todo su arsenal para alimentarse de ti, de tus emociones negativas. Y cuando menos lo esperes...- comenta bajando el tono de su voz, hasta darle una cualidad ominosa y ligeramente escalofriante -... te arrastrará al abismo maldito de donde nació ella. Le llamamos la Sombra- el hombre se había acercado lo suficiente al chico, dejando su rostro cubierto por la máscara de gas, a unos cuantos palmos de distancia.

-Y lo único que puede hacerle las cosas más difíciles, son los perdonadores.- la postura de Belford se relaja, mientras gira su cabeza para mirar a los otros. -Es mi trabajo evitar que la sombra de alguno de nosotros nos traicione en el peor momento posible. Porque de hacerlo...- y un bufido fuerte se escapa, similar a una exhalación forzada. -... bueh... ya entiendes la idea, novato.- finaliza.

Todos los demás están silenciosos y serios, observando, sin atreverse a interrumpir el pequeño monólogo del perdonador, quien vuelve a quedarse callado.

-Bien, si ya habéis terminado la inducción...- dice Wallace, guardando su seriedad. -...Traigo malas noticias. Han arrestado a todos los Wraiths en Niddry entre Cowgate y la Royal Mile*- dice con aire grave. Lucy y Rose se miran, Angus voltea a mirar a Connor, a Elisa y finalmente a Rose. Hay un silencio incómodo en la sala, hasta que Wallace vuelve a tomar la palabra.

-Los legionarios se los han llevado a todos. Les acusan de conspirar con nosotros y esconder a infantes recién cegados de la jerarquía. Los han llevado marchando en cadenas por toda la Royal Mile- y su relato no parece mejorar en nada el aire de conmoción general existente entre los presentes.

-Joder... pero si sólo hemos sacado a Connor y a Elisa. Hemos sido nosotros, los gilipollas nos han visto, no nos ayudó nadie- protesta Rose, mientras da un paso al frente. -¿Se han llevado a todos los que habitaban la calle para jodernos a nosotros? Si que son... jo, tengo unas ganas de patear al barbón en toda la cara...- y se voltea hacia los recién rescatados.

-Pues parece que vuestros amigos se han escapado, porque si han detenido a todo el mundo allá, es porque no han podido hacerse ni con uno de vosotros. ¡Gah! ¿lo veis ahora? ¿Sabéis que es harán a ellos? Una pantomima de juicio y luego les llevarán a las forjas o les venderán como esclavos, acusados de confabular con renegados. Joder... puede que esa chusma de Niddry sea una montaña de cobardes... pero no se habían metido con nosotros- gruñe Rose, visiblemente molesta.