Partida Rol por web

Comer y pasar la noche, claro que es posible. Quieres una habitación individual? vale 2 po aunque hago descuentos a las que me ayudan, lo que más me gusta es que mis clientes "aventureros" cuenten anécdotas o añadan música al local ¿te animas? Respecto a la comida tengo distintos precios depende del hambre que tengas y lo sibarita que seas. La comida normal vale 3 pp pero también tenemos comida de gran calidad y abundancia por 5 pp o algo más ligero por 1 pp.

Arqueo una ceja al escuchar a la mujer y me encojo levemente de hombros. Rebusco en mi bolsita, a ver cuantas monedas me quedan y creo que me llega para todo. 

-Ehm... pues una habitación y una comida normal no estará mal... la verdad, nunca he probado de tocar música, y anécdotas no tengo ninguna que contar, si necesitas ayuda en el trabajo, puedes decirme cosas, pero no creo que sea la mas indicada para entretener a los clientes- le dedico una amable sonrisa, no quiero llamar la atención mucho, y no me imagino tocando música, aunque sería gracioso, seguro. Mis anécdotas prefiero guardármelas, que los rumores vuelan y podría llegar a mi ciudad.

Se queda un instante observando la catedral con el ceño levemente fruncido -¿de que dios será? Bueno entonces ésto ya es ciudad y no pueblo, vaya catedral mas grande. Pero no he venido aquí a rezar y no necesito que me curen.

Con eso en mente decide seguir su camino de reconocimiento del pueblo.

Bueno... - dice replanteándose la cosa - ... quizá sea de Brigh la Creativa o Irori la Sabia, iré a presentar mis respetos - y gira para adentrarse en la catedral.

Frunce el ceño Vaya una pena, me encantan las anécdotas y la música, a esa es la ayuda que me refería. Quizás en otro momento.

Y de beber? Tenemos hidromiel, cerveza y ron del pueblo por 2 pp.

Cuando le respondes sobre la bebida se marcha y vuelve al rato con la bebida y una ternera estofada con verduras y patata al horno especiada. Todo muy rico. 

La catedral no está dedicada a un único dios. En lugar de eso, reúne bajo su techo seis cultos: Abadar, Desna, Erastil, Gozreh, Sarenrae y Shelyn. El edificio proporciona capillas a todos estos dioses en un foro común; en cierto modo, la catedral son seis iglesias distintas bajo un mismo techo. El núcleo es un patio descubierto que rodea un conjunto de siete piedras levantadas, que a su vez rodean un altar circular de piedra. 

Ves un solo clérigo que se te acerca y te dice amablemente Buenas viajero ¿en qué puedo ayudarte? 

-Un poco de hidromiel estará bien...- me decanto por la hidromiel, y le pago a la mujer. 

-Huele divino- cuando la mujer trae la comida, ceno tranquilamente, mientras observo curiosa lo que pasa a mi alrededor, saboreo bien la comida, y se hace bastante largo el rato que paso cenando. Mañana iré a visitar el pueblo, a ver si encuentro algún trabajo. Miro las monedas que me quedan <no durará eternamente...> pienso.

Se lleva sus gruesos dedos a la frente en un saludo -zaludoz, buzcaba a mi patrona, maz veo que no ez el lugar correcto- dice sin ocultar cierta decepción.

 Aunque dejaré una ofrenda a Shelyn - no era tan idiota como para no esforzarse y pronunciar bien el nombre de los dioses y menos ante un clérigo - puez andaba penzando una nueva hiztoria.

Oh, perfecto. Toda ofrenda es bienvenida. Gracias. Si necesita algo estaré por aquí. Y se retira a una distancia que te de intimidad.

Asiente y sin cruzar más palabras se acerca a la parte de Shelyn. Conoce los rituales de Shelyn y aunque el canto no es lo suyo, tras sentarse empieza a cantar mientras acompaña con un rítmico palmeo en los muslos.

Era una orca gorda, gorda, gorda
que quería zer la más preñá del mundo
y pa' la tribu conquiztar...

ding! dong! aprendió a bailar
boing! boing! aprendió a follar
zlurp! zlurp!  aprendió a mamar
glup! glup! aprendió a tragar

Es suficiente para él, que se levanta habiendo ofrendado una canción a Shelyn y se dirige a la salida de la catedral.

El clérigo te mira cuando te vas, parece sorprendido pero lo disimula. 

Al salir te das cuenta que se está haciendo de noche, y tienes hambre.

No ha sido mal día - exclama el semiorco fuera en el refrescante atardecer. Recuerda el sitio que olía a comida, pero decide ir dando un rodeo para terminar de dar la vuelta al pueblo. No una ciudad aún, pero más grande que los pueblos comunes.

Parece un sitio tranquilo y aún no ha salido un campesino a proteger la virtud de sus hijas con una horca. Disfrutaré del festival seguro - piensa mientras se dirige al sitio donde olió comida antes.

Sigues investigando dando un rodeo lo primero que te llama la atención (24) es a un enano trabajando la madera que alza el rostro un momento para mirarte y luego seguir trabajando.

Hay algo que te llama mucho la atención (23) un Teatro impresionante que tiene anunciado una producción "La Maldición de la Arpía" para dentro de dos días.

Luego ves (28) un antiguo edificio. Una mansión antigua y decrépita.

Tras este paseo vuelves a la plaza (35), al lado de la calle donde olías la comida (37).

A medida que se acercaba a la ciudad la cantidad de gente iba creciendo, cada paso, cada metro recorrido, hacía multiplicarse casi de manera exponencial el ruido y la muchedumbre que se acercaba para el festival. Hombres, mujeres y niños, humanos, medianos, enanos, elfos e incluso algunos otros seres demasiado similares a los orcos que a veces atacaban su aldea se unían en un constante goteo que formaba un río interminable. Algunos caminaban juntos, familias enteras o grupos de amigos y aventureros, otros iban acompañados de sus animales o tiraban de carros - muchos llenos y otros pocos vacíos -, y algunos simplemente llevaban su bastón y sus cosas a la espalda, peregrinos que pasaban por allí o que habían llegado con motivo de la festividad. Los pequeños corrían y gritaban, jugando como lo había hecho él no hacía tanto, uniéndose a otros críos en su afán por divertirse, mientras los padres les perseguían y los que miraban reían divertidos o gruñían molestos. 

Algunos mercaderes daban voces intentando atraer a clientes, incapaces de esperar un poco más y viendo el puente como un buen lugar donde acabar el día, y unos pocos predicaban sobre la fe y los dioses, cosas que a él le traían sin cuidado. A él sólo le importaba salir de ahí, alejarse de la multitud, pues en aquél bullicio se sentía acongojado y nervioso, no estaba acostumbrado y no sabía si jamás lo estaría. 

Agarró con fuerza sus escasas pertenencias, y mediante empujones y codazos fue lentamente abriéndose camino entre la muchedumbre, cruzando el puente sin querer pararse a mirar nada. Tardó lo que le pareció una eternidad, pero cuando acabó y se encontraba al otro lado, se permitió detenerse apoyado en uno de los edificios laterales y suspirar, dejando escapar todo el aire contenido. Lo había logrado, casi había jurado que moriría aplastado entre la gente, pero allí estaba. Era un paso importante para él, y un sinfín de oportunidades se abrían ante sus ojos. 

Pero era tarde, la noche casi había devorado al día y debía encontrar un lugar donde descansar. Cualquier lugar le vendría bien, pero no conocía la ciudad y sólo podría perderse en las intricadas calles. Buscó a un guardia o alguien que pareciera ser de allí, alguien con aquél brillo en los ojos de estar cansado de lo mismo una y otra vez, y cuando encontró a uno así, se acercó a preguntar.

- Buenas tardes... - Puso su mejor sonrisa mientras detenía a la persona, intentando ganar su atención -. Acabo de llegar a la ciudad, y buscaba un sitio donde poder descansar y comer algo. Ha sido un viaje largo para... - Intentó recordar lo que había escuchado a los hombres que habían muerto por su culpa, y cuando lo hizo ensanchó el gesto alegre -. El Festival de las Mariposas, eso es. ¿Podría decirme algún sitio dónde quedarme? 

Entras en el pueblo mirándolo todo a tu alrededor, decides andar recto nada más entrar a ver que te encuentras. 

Lo primero que te llama la atención es una exhibición bastante macabra, sobre la entrada a una cuadra cubierta de un establo hay una colección de orejas goblin: preservadas y clavadas a tres travesaños distintos, cada uno con un nombre goblin grabado a fuego en la piel correosa. Después te fijas que hay un cartel donde aparece un goblin arrollado por las patas de un caballo (localización 38).

Justo enfrente del establo (localización 41) hay una gran tienda, te asomas y vende ropa, armas, juguetes, obras de arte, libros y herramientas importadas.

Continúas y justo al lado del establo (en la localización 37) empieza a oler bien, a comida. Es un edificio de grandes dimensiones y en el tejado hay un impresionante y, bastante oxidado, dragón de hierro que se alza sobre el tejado del edificio, sirviendo tanto de pararrayos como de decoración. Parece una posada y se oye murmullo dentro. Decides seguir por buscar una buena referencia. Justo está entrando un guardia allí y le preguntas, respondiéndote él a su vez.

Este es un buen sitio, yo diría que la mejor posada del lugar, aunque no sé si estará lleno. Después de decir esto entra.

Te asomas y efectivamente es  una posada, está al completo el salón y sólo hay una posadera atendiendo a todo el mundo. El salón es bastante grande con mesas rectangulares de madera para seis personas la mayoría. Hay unas 17 mesas. Ves que al fondo a la derecha hay una mesa para cinco personas con sólo una comensal. Los aseos están al fondo enfrente y al lado de la mesa vacía hay una puerta cerrada. En el fondo a la izquierda está la barra y del centro de la posada hay una escalera que sube y divide en dos el salón.

Los que hay allí son todos humanos y hay bastante ruido, aunque el lugar parece acogedor.

Hay un cartel al lado de la barra que pone "Se necesita ayuda".

Te decides a entrar y la posadera se acerca a atenderte Vienes solo? Allí hay una mesa que sólo tiene una comensal, acomódate si quieres y ahora voy a atenderte y te guiña un ojo después de señalarte la mesa que tú habías visto.

Nox se hacerca a la mesa y allí hay una humana bebiendo y comiendo.

Al ingeresar al pueblo, me ajusto mis gafas oscuras y empiezo a transitar por las calles con la finalidad de averiguaer en dónde se reúne la mayor cantidad de viajeros.

Si deseo encontrar lo que vine a buscar el primer paso es informarme y eso sólo lo puedo hacer de dos formas o bien me reunó con los ancianos del pueblo, quienes tienen una tendencia natural a hablar de más o busco a un bardo local y le pago unas cuantas monedas de plata para que me relate todas las historias locales de mi interés.

Observo al hombre acercarse, en silencio, mientras acabo de comer, tranquila. Miro el local, al ver que no queda mesa libre, le hago un hueco por si quisiera tomar asiento.

No pierde tiempo y entra en la posada con el dragón de pararayos. No tiene intención de llegar cuando ya no queden las mejores partes de lo que sea que estén haciendo.

¿Quien zabe porque loz bardoz tenemoz ézta facilidad en encontrar las pozadaz? Zin duda podría ezcribir una hiztoria zobre ézto.- susurra para él mismo mientras entra.

Cuando entró a la taberna se dio cuenta de que lo que había creído una muchedumbre fuera no era nada. Aquél local estaba lleno, y seguramente habría más gente allí que en toda su aldea. Pero el sitio era acogedor, y el guardia se lo había recomendado, así que estando cansado y hambriento como estaba después de tantos días de marcha por el bosque, no le importaba lo más mínimo. 

Rápidamente vio una mesa en la que podría sentarse, y de manera casi imposible viendo la cantidad de trabajo que tenía, la tabernera estaba ya a su lado señalando el mismo sitio. Con una sonrisa pícara en respuesta al guiño de la camarera, se dirigió hacia aquél banco y saludo con la mano y una amplia sonrisa a la chica que lo ocupaba. Era joven, como él, y guapa, algo que siempre era de agradecer. Notó como se hacía a un lado en silencio para dejarle hueco, y sin perder tiempo se sentó y se quedó mirándola durante unos segundos.

- Me llamo Nox, encantado. 

Extendió la mano para que ella le diese la suya a modo de saludo, y ensanchó la sonrisa.