Partida Rol por web

Al principio le recortáis distancia a la nave a la que seguís, un navío de tres palos, desde este angulo no está claro pero debe tener una potencia de fuego similar a la vuestra. Sin embargo pasado un tiempo empieza a sacaros millas, y al ver hacía atrás veis que el navío que os persigue os come mar. A este paso os veréis en un fuego cruzado imposible, la nave que surgió de la niebla sigue una trayectoria que busca encontrarse con la cazadora cerca de vuestra posición actual.

La tripulación empieza a ponerse nerviosa.

-Nos cogen capitán, debemos virar y rezar por que lleguemos a costa antes de que se nos echen encima. -oís que dice Rob el verde.

-No seas idiota verde de mierda, con este viento esas naves nos cogen mucho antes de que veamos tierra siquiera, además la nao no se defiende mejor en costa. Yo voto por un ataque contra el viento y con suerte si les causamos daños al velamen y ellos no, huir. -le espeta El pelirrojo, algunos le llaman Kay, pero todos le conocen por su vívido color de pelo.

-Mierdas serás tu, con esa cara de estúpido. Mira bien tienen más potencia, habría que ser muy certero para acertarle a las velas.

-A ver que dice Payne, él siempre nos saca de estos líos. -se escucha la voz de Mon.

-Ni Payne nos puede sacar de esta capullo, ni que fuera el mismísimo Poseidón

-Cerrad todos la puta boca o el negro os meterá por ella la polla. -Marcus es el más viejo después del escocés, un buen artillero, el mejor del barco, y si los dioses son agradecidos el mejor en lo que la vista abarca. -Mantened la maldita posición y acatad las ordenes, eso es cuanto debéis hacer. Algunos moriremos hoy, eso es seguro, pero si no dejáis de comportaros como malditas ratas cobardes lo que será seguro es que ninguno sobrevivirá a hoy.

La cubierta se queda en silencio tras la intervención de Marcus, luego todos vuelven a sus faenas, que ahora mismo es mantener firme el velamen. Marcus se dirige al castillo de popa.

-Ania, Cober sigue sangrando, creo que tendrás que amputar, el cabrón insiste en que se le dé un rifle, asegura que si lo subimos a las jarcias el podrá hacer algo de utilidad. Pero tu eres la que decide. Mi capitán, voy a preparar la batería, creo que será adecuado intentar lo que propone el pelirrojo, aunque algo más meditado, esos buques seguramente solo lleven de treinta, pues basan su eficacia en repartir el daño con sus posibles veinte cañones a banda, y los de cuarenta y ocho son muy pesados. -El hombre se queda a la espera de lo que diga su capitán.

Jessen Royal estaba atento a los factores externos a la nave, no a las sanaciones que ejecutaba Blade con aquellos dos tripulantes malheridos, deseando en su fuero interno de que ambos siguieran adelante, y es que era muy complicado captar marineros aptos y que encajasen bien con el resto de los compañeros. Capitanear era mantener un tenue equilibrio entre los hombres y las acciones a desarrollar. Si el botín no era abundante, habría problemas, si los hombres peleaban en la nao, habrían problemas. En cualquier caso, todo lo que variaba la rutina podía ser un foco de conflicto.

La Fortuna iba tras la nave de tres palos, pero a pesar de tener una potencia de fuego similar a la suya, les sacó ventaja, ¿cómo era posible que la embarcación de tal tamaño pudiera alejarse tanto?... Y las otras dos naves estaban muy cerca de ellos, la tripulación se ponía nerviosa y no era para menos. Royal también lo estaba.

Rob el Verde da su opinión proponiendo ir a la zona de costa pero la tierra más cercana estaba a 10 horas, lo cual sería una locura seguir esa línea de actuación. Kay por su parte les anima a ir contra el viento, otra idea peregrina de gente que comienza a atenazarse por el miedo. Tan solo alguien dice algo inteligente, y era Marcus, si seguían peleando el negro les metería la polla en la boca, si no por iniciativa propia, sería Royal mismo quien lo ordenase.

Marcus era un buen marinero y se permitió dar su opinión, la cual fue escuchada por Jessen, mientras permanecía en un silencio casi sepulcral, roto solamente para tomar determinaciones.

- Señor Marcus, prepare la batería...., señor MacKinnon, señor Payne, ¿qué opinan al respecto de lo propuesto por el marinero?... - observa con seriedad a ambos, Royal ya tenía su propia idea preconcebida, pero deseaba saber cuál de los dos coincidirían con él, si es que alguno lo hacía.

Desde mi puesto fui consciente de que la táctica que le había presentado al capitán no estaba dando resultado - ¿el porqué? No alcanzaba a entenderlo. Era una estrategia correcta, osada, pero con una alta probabilidad de éxito. El buque al que perseguíamos, pese a haber tenido que virar y ser de características similares al nuestro, se nos estaba alejando... y de pronto, teníamos a otros dos buques tras nosotros. 

Con creciente temor comencé a devanarme los sesos en busca de una salida - algo tenía que decir... quedarme callado era asumir mi incompetencia, y estaba muy lejos de considerarme una persona incompetente en el mar pero... ¿qué hacer? - saqué discretamente mi tesoro más preciado, un pellejo que me había traído de mi hogar con whisky de malta, le di el enésimo apretón, con la esperanza de que pudiera extraer una última gota de tan delicioso elixir... Cuando ésta asomó sobre la boquilla, pude sentir lo que los escoceses llamamos sgriob, ese picor que se siente en el labio antes de dar el trago...

Con ánimos renovados pensé claramente en alguna alternativa - debíamos abandonar la persecución del navío. No solo no lo íbamos a coger, si no que acabaríamos entre 3 naves, pues las otras dos nos iban a recortar implacablemente. Solo quedaban dos posibilidades, bien poner proa a tierra y rezar, pues acabaríamos atrapados, o bien continuar la persecución a menor ritmo, y dejar que la nave que teníamos a popa más cercana se acercase.

Dejé mi puesto momentaneamente para dirigirme a hablar con Jessen cuando vi a Payne... cambiando de dirección y dirigiéndome a él. Vi como el capitán me observaba, creo que fue consciente de mi maniobra, pues pretendía hacer partícipe a Payne de lo que había pensado, y no solo eso, hablarlo con él antes, y que fuese él quien lo presentara al capitán. No era el momento de seguir ganándome su antipatía...

Payne... ¿cómo lo ves? ¿Cómo te explicas que estemos perdiendo terreno? ¿Has pensado algo? Creo que deberíamos abandonar la persecución, pero que no parezca que lo hacemos, y cuando tengamos a tiro al que nos sigue, viramos de través a estribor y abrimos fuego con nuestros cañones de 50 libras. Marcus tiene buen ojo para eso, y no cree que ellos tengan cañones de más allá de 30 libras, quizás alguno de 40. Nos dará tiempo a tirar dos andanadas antes de estar a rango de sus cañones, con algo de suerte, habremos dañado su nave lo suficiente para rematar con los nuestros de 30. Si la imposibilitamos... al menos ganaremos algo de tiempo...

Payne seguía molesto con Jessen y sabe bien Dios que en otras circunstancias distintas le habría hecho frente, sin amilanarse un ápice, replicándole con contundencia y rotundidad su pésima decisión de cuestionarle como segundo al mando y desestimar su propuesta en favor de la del viejo escocés. Durante unos minutos había estado dándole vueltas más a ese asunto que a la crítica situación a la que se enfrentaban, siendo paulatinamente rodeados por los tres navíos que les daban caza, que por supuesto tenían una estrategia bien trazada y planeada de antemano. ¿Por qué Jessen le había cuestionado? ¿Temía que su autoridad e influencia fuese aumentando y amenazase su puesto de capitán? ¿Cuando le había demostrado alguna actitud para hacerle dudar de su confianza, no había sido siempre intachable en sus estrategias y formas? Payne estaba cabreado, cabreado de cojones, y desde luego que sí salían vivos de esta no iba a pasar por alto el hecho.

Cuando al fin pudo centrar su atención en el problema que afrontaban, hizo lo que siempre mejor se le ha dado, analizar y observar al enemigo. Lo que desde lejos parecía una galera a estribor, con el paso del tiempo había abierto más velamen y Bubba había logrado discernir que era un navío de tres palos con aparente potencia de fuego similar a la suya, pero que sin embargo, lejos de ir perdiendo distancia, la iba acrecentando. La cazadora era la más rápida y maniobrable, casi la tenían encima y era su más inmediata perseguidora, y finalmente podían ver la tercera nave en discordia, que aunque lejos, ya había izado sus velas y trataría de seguirles buscando la popa.

Mackinnon empezaba a tener ciertas dudas en cuanto a su estrategia inicial, como era comprensible, y comprobando que la reacción de Payne al tenderle éste la mano para templar ánimos había sido ignorarle y no corresponder al saludo, era más que evidente que habría captado la indirecta, al igual que el resto de la tripulación. Payne obedecería las órdenes del capitán y punto, no aceptaba ni veía al viejo escocés como un igual al mando, ni ahora ni más adelante, y hasta Jessen sabía que perdería a su mejor hombre si algo así se repetía en un futuro. Payne era Payne como Jessen era Jessen, había cosas con las que no se jugaba, y si eso había sido una prueba del capitán, llevaba todas las de perder.

Aunque fue el señor Mackinnon el que realizó las preguntas lógicas, sus respuestas no fueron dirigidas a su persona, simplemente se limitó a hablar en alta voz para que el capitan Royal escuchase su opinión. Lo que decidiese no sería asunto suyo, pero sabía que de ello dependería la vida de la inmensa mayoría. 

- Ninguno de los tres navíos lleva riquezas ni joyas, ni inmensos botines ni preciadas mercancías, todo era un señuelo. Están provistos con lo estrictamente esencial para dar caza a piratas como nosotros y tienen estudiada la estrategia. ¿Por qué este navío de tres palos, siendo supuestamente más pesado y lento, no somos capaces de alcanzarle? Simple y llanamente porque lleva lo que veis, buenas baterías de cañones dispuestas para ser usadas para hundirnos, nada más. La cazadora que tenemos detrás a penas tiene potencia de fuego, pero apuesto a que tiene más hombres que nosotros, fuertemente armados y dispuestos a abordarnos sin contemplaciones, seran piratas desechables como el Sueño Verde... y no me extrañaría que nos hundiesen a ambos si la cosa se tuerce y ven que ganamos la reyerta a bordo. Y la que se escondía en la niebla, la que mantiene la distancia por detrás y osberva todo con ojo avizor... Creo que ahí debería estar su líder, esperando a ver en primera línea los acontecimientos y dar el golpe de gracia cuando caigamos... - sabia que sus palabras no eran para nada halagüeñas, pero siempre había servido la información cruda, no se andaba con medias tintas. Ahora bien, eso no significaba que fuese a bajar los brazos.

- Mi propuesta difiere con las planteadas hasta ahora, propongo ir virando a babor y ver cómo afronta la batalla la tercera nave, de la cual tenemos poca información, tratando de ir acercándonos a tierra de forma disimulada. Nuestro objetivo es ganar el tiempo suficiente hasta acercarnos a la zona de arrecifes de coral y acantilados, convertir su ventaja en desventaja, hundirlos de uno a uno.

Es imposible darle alcance al navío de tres palos  que vino de estribor pero si podemos alejarnos de él y forzarlos a que cambien de rumbo y pierdan velocidad con tal de seguirnos, deberíamos preparar la batería de estribor... con la cazadora hay que mantenerla a ralla y tratar de joder su velamen, montaremos los falconetes y culebrinas en popa, evitando su abordaje no serán un serio problema y con suerte encontraremos un tiro limpio en alguna maniobra. 

Toda opción que planteasen era mala, pero dentro de lo malo, había que encontrar la mejor opción. La propuesta de Mackinnon no era mala, pero yendo a estribor para disparar los cañones solo iba a ponerlos más contra el viento, darle opciones al navio de tres palos a castigarles si reaccionaban a tiempo ala maniobra, y no iba a ser empresa fácil hundir a la cazadora siendo tan rápida y maniobrable. 

Sin embargo, aproximándose a la costa podrían usar los arrecifes y acantilados como paredes, impediéndoles usar su ventaja numérica en su favor, y castigándoles seriamente si osaban seguirles uno a uno. Tiempo, eso era lo que precisaban. De contenerlos, que no sería empresa fácil, lograrían cambiar el curso y revertirlo en su favor.

"Hay demasiada gente en las cofas... lo que había que ver, ya lo hemos visto, y parecemos una bandada de cuervos en un árbol, esperando a cagarse en los que se paren debajo"... tras pensar esto, alecciono a los vigías que quedan en el puesto, y vuelvo a cubierta; cuando empiece el jaleo, mi sitio estará ahí abajo, en los tablones, donde se derramará la sangre.

Según bajo, oigo los comentarios que circulan... se que mando menos que un mondongo apestoso en medio de una callejuela, pero también que las opiniones se escuchan en este barco... cosa que hace que me sienta especialmente a gusto. Según cruzo la cubierta, hablo, a nadie en particular, pero sí lo justo para que me oiga el Capitán y el resto de los que están decidiendo que coño hacer... Lo digo como quien habla para sí mismo

-Cuando peleas contra varios, da igual con puños o acero, lo que tienes que hacer es quitarte cuanto antes de en medio a uno, porque si no, entre los tres, te rodearán y te darán lo tuyo. -Señalo a los barcos con un gesto-.... Se están colocando para ternernos en medio, y cuando así sea, cerrarán distancias a la par, y nos darán a tres bandas. O nos revolvemos contra el que pueda estar más cercano, o su jugada les saldrá bien. He peleado muchas veces contra varios, y sigo vivo, así que se de qué hablo.

La estrategia tal vez no sea lo mío, y quizá no sepa tanto de rumbos y vientos como quienes manejan el timón... pero de hostias, sí, y aquí va a haber andaná de ellas a no mucho tardar; mejor que sea contra una sola nave a la vez, y no contra tres...

A continuación, hago lo que se, me pongo a supervisar las maniobras con las velas; poniendo mi fuerza allá donde se necesita, atento a las órdenes, pero también a la encerrona en que estamos metidos... y sigo mascullando... "hay que joderlos uno a uno", pero con más ira que como quejido; quejarse es de nenazas, y al que se queje cerca, le recuerdo rápido en qué barco está, joder.

Cober Continuaba sangrando y se empeñaba en seguir luchando a pesar de las indicaciones de la joven de no moverse, la herida tenía realmente mala pinta va hacia él de nuevo y lo vuelve a examinar, parecía además tener un par de costillas rotas y un pulmón perforado, por el contrario el otro parecía que no iba a poder sobrevivir. Ania movió la cabeza en señal de disgusto.

- Te he dicho que no te muevas Cober no vas a subir a ningún sitio ¿está claro? – mira al hombre sería y seguidamente a la pierna de este iba a tener que amputar o acabaría muriendo como su compañero y no podían permitirse perder a ningún hombre. De momento Cober pareció entender sus intenciones y su rostro se tonó aún más pálido.

Ania llamó a Fred uno de los grumetes más jóvenes que solía ayudarla en aquellas situaciones, aprendiendo de ella, era inteligente, servicial y sabía obedecer órdenes. Entre los dos agarraron a Cober con cuidado y lo trasladaron al interior de la nao.

Al cabo de un rato Ania volvió a subir a cubierta, sudorosa y con cara de muy pocos amigos, todo había ido bien, pero aquellas experiencias nunca eran agradables, había dejado a Fred al cargo de Cober que se había quedado inconsciente por el color sufrido.

Blade caminó hasta su capitán y observó el panorama. Mackinnon parecía perplejo y Payne se paseaba por la cubierta expresando su opinión en voz alta y visiblemente cabreado, Bubba también aportaba su opinión mientras los demás les escuchaban incluido su capitán que les observaba pensativo.

- No se qué piensas hacer Jessen pero más vale que te aclares rápido o acabaremos bajo el mar.

Viendo aquellos tres barcos aproximándose, Castañeda sabía que no tenían muchas opciones, más allá de huir lo más rápido que pudieran. Al sureste se divisaba una isla, que podrían alcanzar en unas diez horas, pero, ¿llegarían a vivir tanto?

Tomando posición, arma en mano como el resto de los marineros, como le había ordenado el capitán, Castañeda observaba cómo aquel navío de tres palos les perseguía, implacable. La velocidad con la que se desplazaba era increíble, y el cocinero español nunca en toda su vida había visto un navío de semejante tamaño avanzar a tanta velocidad. Los hombres estaban alterados, nerviosos, discutiendo los unos con otros e incluso habían llegado a mencionar el miembro viril de Bubba en su discusión.

La explicación que Jayne había proporcionado para justificar la velocidad del navío de tres palos era lo bastante sensata como para ser factible. Todo indicaba que aquellos navíos viajaban con lo mínimo para realizar su cacería pirata, únicamente buenas baterías de cañones. El cocinero escuchó la propuesta que realizaba Jayne y asintió en silencio.

-Capitán, estoy de acuerdo con el teniente Payne. Si en ese tercer navío se halla el probable líder y artífice de esta estrategia, nuestra mejor opción es virar a babor y centrar nuestra potencia de fuego en ese navío -fue la sugerencia de Castañeda, uniéndose a lo planteado por Payne-. Es nuestra mejor opción y, si le hundimos el barquito o capturamos a su capitán, es posible que destrocemos toda la estrategia de los otros dos navíos.

Aquellos minutos de calma que preceden a la tormenta hizo que todos los tripulantes, con más de dos dedos de frente, dieran su perspectiva sobre lo que debían hacer y cómo afrontar aquella situación de peligro que se cernía sobre la nao. Una mala decisión podía mandarles a todos bajo el fondo marino y no era momento para andarse con juegos, las determinaciones a tomar eran muy serias y las actuaciones debieran ser inmediatas.

Las propuestas de MacKinnon no diferían demasiado de las realizadas por Marcus, pero la opción de abrir fuego contra la embarcación que les perseguía era luchar contra el viento y provocar tardar más en moverse en caso de necesidad. Bubba por su lado hizo una alusión a la vida la cual era aplicable al mar, pelear con uno era siempre mejor que contra tres... Aunque su chocolate probablemente pudiera contra cuatro o cinco....¿Podría su nao?... Mejor no comprobarlo.... 

Blade le instaba a tomar una decisión rápida, ella como siempre, metiendo prisa pero no emitiendo juicio más del evidente, su confianza estaba en Payne... estaba claro, sabía como ella era y comprendía qué le estaba pidiendo.

Payne por su lado hizo una exposición de hechos magnífica, argumentando lógicas posibilidades, algo que no solamente agradó a Jessen, también a Castañeda que apoyaba la idea de cómo debían actuar. Al final resultaba ser la más sensatas de todas las aportaciones y no iba a darle la espalda.

- Está comprobado que no por nada sois vos mi segundo, señor Payne... y que por más que el señor MacKinnon se esfuerce, necesita más tiempo a su lado para aprender a defender una postura de actuación tan brillante como la que acabáis de hacer... - las palabras de Royal iban en pos de reafirmar a su segundo en el puesto en el que se encontraba, algo que no pasaría desapercibida a los demás tripulantes del navío. Payne ganaba en argumentos y en aquella contienda contra el escocés, pues a ojos del capitán, éste debía aprender del primero -... Gran lógica deductiva que debemos de hacer inmediata... Iremos a por la embarcación que observa todo desde la distancia, no la que huye ni la que nos persigue..., veremos cuántos cañones tienen de artillería.... - Jessen mira a su primero con determinación -... Señor Payne, vos estáis al mando, que monten la artillería de estribor y se mantenga nuestra popa a raya.... Haga de nuestra embarcación algo glorioso, la nao que hizo caer tres barcos de la armada....

Tras haber dicho esas palabras Royal recordó el porqué Payne era su primero. Pensaba diferente... Cuando los demás tripulantes habían dado las estrategias lógicas, él siempre incorporaba algún razonamiento peregrino inesperable, y ese tipo de ideas eran las que la propia armada jamás podría contemplar en el enorme tablero de ajedrez que eran los mares de las Antillas.

- ¡Sigan las órdenes del señor Payne!.... ¡Y de inmediato!... - vociferó la muchacha cubierta como si de un hombre se tratara, a veces le costaba trabajo modular la voz para que no sonara más femenina de lo que debería...¿cómo diablos aún nadie se había dado cuenta de lo que realmente era?... Una suerte que no vieran mujeres a menudo, estaba convencida que más de uno se daba por culo en las bodegas de la nao para desahogarse... No había problemas por eso, siempre y cuando no salpicase... Y siempre y cuando no hubiera lesiones entre sus hombres... Por algún extraño motivo, pensaba ahora en su negro....

Aunque aparentemente todo volviese a su sitio y Payne había vuelto a ejercer como segundo al mando, nada en el rostro del teniente denotaba orgullo o satisfacción por los cumplidos de Jessen. Estaba claro que hablarían del tema seriamente si salían con vida del berenjenal en el que se encontraban, pero ahora no quedaba otra que centrarse al máximo en sobrevivir. En cuanto el capitán dio la orden a la tripulación de escuchar las indicaciones de Payne, este no tardó ni un segundo en ponerse en marcha.

- ¡Muy bien tripulación, escuchad atentamente! Ahora mismo estamos verdaderamente jodidos y ellos tienen toda la ventaja, nos tienen prácticamente cercados, pero debemos hacer cuanto esté en nuestras manos para que la situación cambie y demostrarles que con el Royal Fortune no se juega.  ¡Vamos a llevarlos a nuestro terreno y a hundirlos uno a uno!  - expresó con determinación y rotundidad para alentarles y motivarles. Dicho eso, las órdenes volaron de aquí para allá buscando que nadie estuviese ocioso y todos tuviesen claro su cometido.

De haber esperado mas tiempo a ponerse en acción y empezar a maniobrar la nave, habria sido inevitable combatir y pelear a dos bandas, con el desgaste que eso suponía para los artilleros. Era consciente que tarde o temprano debería dividir sus fuerzas para contener ambos frentes, pero de momento solo debían preocuparse por montar dos medias baterías, la parte superior derecha correspondiente a la anura de estribor y la inferior izquierda correspondiente a la aleta de babor. De esa forma castigaría desde lejos al navío de tres palos que les aventajaba, al cual no tardarían en tener a tiro en cuanto iniciasen el viraje, y buscarían un ángulo de tiro desde la aleta de babor para hacer frente a la cazadora. También era importante empezar a preparar la artillería menor, los falconetes y culebrinas, para desarbolar y dañar el velamen de esta segunda en caso de que no tuviesen mucho exito y acabasen acercándose inexorablemente por detrás. 

- ¡Preparados para virar todo a babor en dirección sureste a mi orden! ¡Señor Mackinnon, prepare la batería de la anura de estribor y hágase cargo de impactarles en cuanto los tengamos a tiro! ¡Tenemos más alcance con los cañones de 48, deberíamos ser capaces de disuadirles de virar en nuestra dirección si no quieren llevarse un buen par de andanadas! - le indicó al viejo escocés, al que si bien aún no le tenía una especial simpatía, si que respetaba por tener una certera puntería con la artillería. ¡Marcus, tú te harás cargo de la batería de babor! ¡En cuanto empecemos el viraje tendrás momentáneamente a tiro a la goleta, hay que inflingirle el mayor daño posible! - le indicó al viejo artillero del Royal, para posteriormente mirarlos a ambos y añadir. ¡Estad preparados para montar las otras baterías en caso de que maniobran, y ante todo, recordad lo más importante! Esto no es una carrera de velocidad, si no de resistencia. ¡Nos esperan 10 horas sin descanso hasta llegar a la isla! Haced relevos los artilleros, tomaros vuestros tiempo para limpiar, enfriar y disparar la artillería, entre 3 o 4 minutos debería ser la media entre andanada y andanada. ¡De nada sirve disparar a discreción si cuando llegue el momento crucial están todos los hombres rendidos! Y cantad las distancias de las naves a medida que se aproximen!

Despues dirigió la vista a Bubba, Rob y Castañeda, les tocaba lidiar con el castillo de popa para preparar una férrea defensa.

- ¡Bubba! Encárgate junto a Rob el verde de ir moviendo los dos últimos cañones de estribor y babor, y colocarlos en las portas de popa. La cazadora será inteligente y evitará que le impactemos desde babor, buscando acercarse por detrás. No creo que esperen que hayamos montado los cañones "guardatimones", y con suerte se aproximarán los suficiente para darles una "cálida" sorpresa. Ahí entras tú, Castañeda, calienta en las cocinas al rojo vivo varias balas para tratar de prenderles fuego, y si surge efecto, mientras están ocupados tratando de extinguirlo, rápidamente usaremos balas encadenadas, palanquetas y sacos con metralla. ¡Les daremos bien duro!

Ania debía encargarse junto a algún hombre más de disparar los falconetes y causar el amor número de bajas, de ser posible eliminar a su timonel para exponerlos. No iba a ser fácil su cometido, pero de lograrlo, conseguiría hacerles ganar un tiempo increíble.

- Señorita Blade, llévese consigo al mejor de nuestros tiradores al castillo de popa, y trate de alcanzar con los falconetes, culebrinas y pedreros a su timonel o capitanes, en cada uno de los virajes que probablemente llevemos a cabo cuando los tengamos encima. ¡Cuando todo el mundo esté en sus puestos y preparados, avisad en alta voz!

Iba a ponerse todo movidito de un momento a otro, y durante un breve lapso, se pudo observar que el rostro serio de Payne sonreía. No estaban perdidos y darían muchísima guerra en caso de ser abatidos.

-¡YA HABÉIS OIDO LAS ÓRDENES! !MOVERSE!!!

... no es que haya que animar mucho a la tripulación tras las órdenes del Segundo Payne, pero un berrido bien dado, azuza ese poquíiiito más que hace que las cosas se hagan más rápido, y ahora, teniendo una visión clara de la situación, es lo que nos hace falta, rapidez y precisión en los movimientos, y esperar a que podamos hacer lo que queremos... atizarles uno a uno.

Corro con Rob el Verde hacia el castillo de popa... Bueno, ya puestos, mientras tardo ese par de segundos en alcanzar la puerta, puedo recordar brevemente el por qué del mote de Rob... normalmente, todos tenemos un mote... es más rápido acordarse de él que del nombre real de la persona, amén de otras cosas como el anonimato.. en mi caso, los motes son fáciles... cualquier cosa que sea negra o marrón, vale, pero al que use algún sinónimo de zuruño para llamarme, encontrará que las aguas del Caribe no son tan acogedoras como parece, y están pobladas de animalejos que ansían probar la carne humana... y eso, si me pilla de buenas... a lo que iba, Rob, pues en su caso, lo del Verde... sí que viene de mierda; me explico... al poco de conocer a Robert, que es como se llama realmente, hubo una apuesta... comer pepinillos en vinagre hasta que uno cayese sin sentido; no se contra quien se la jugó... pero el caso... bueno, creo que los pepinillos no estaban buenos, y Bob estuvo cagando y vomitando en verde durante una semana larga... y de esa forma tan sencilla, se le quedó el alias "El Verde" ... buen mote, hasta que sabes su origen.

Ya alcanzamos la puerta, y nos lanzamos hacia la cámara de popa, que es la prolongación popel de una de las cubiertas de armas; una vez allí, nos disponemos a mover las piezas tal como indicó el Segundo. Se suelen usar palancas, poleas, y demás ingenios para hacer esta tarea, entre tres o cuatro tios... dada la premura que nos urge... entre Bob y yo movemos primero una pieza, y después la otra, maldiciendo a todo lo que uno puede recordar en estos momentos, hasta tenerlas aseguradas con sus sogas correspondientes ante las ventanas popeles, del llamado guardatimón, prestas para soltar sendos pedos candentes a los morros de quien nos quiera petar el cacas.

Solo echo en falta algún artillero más para las recargas... pero cuando empiece el jaleo, tiraré de los camaradas que estén en la misma cubierta, pero en piezas que estén libres de trabajo por su banda. en ese momento. De momento, nos aseguramos de que los cañones están bien, y que los podremos cargar rápidamente cuando sea necesario.

No, a este barco, no le van a joder por detrás, no mientras este negro esté aquí.

El barco entra en una actividad frenética enseguida. Nadie duda un segundo conscientes de que ese segundo puede ser la diferencia entre respirar o no. Las ordenes de Payne resuenan con fuerza y la moral de victoria es envidiable.

Las baterías se preparan según lo ordenado y la media hora que transcurre entre ese momento y el del viraje se hacen eternas.

Llega el momento, el cazador es un barco bien armado y peligroso, pero en el viraje le tomáis por vuestra banda.

-Está a distancia, pero dále un poco más, creo que puedo dar un tiro perfecto -grita Marcus desde la escotilla a viva voz -Vamos a recibir un poco de daño, pero a esta distancia y sin calibrar puede que erren el primer tiro. ¿Confía en mí?

El cabronazo de Marcus era un excelente artillero, pero lo que pedía era jugar a una carta, Payne lo sabe y está en su poder decidir si confiar en el viejo lobo o no.

Tenía que reconocer que mr Payne sabía como actuar sobre la cubierta del Royal Fortuna, dando órdenes claras y concisas, y que el resto del personal lo respetaba por ello. Yo tan solo era un desconocido entre los hombres, ese escoces peculiar que el capitán Jessen Royal había reclutado antes de botar la nave.

Hice lo único que podía hacer, agachar la cabeza y dirigirme al puesto asignado y hacer quizás lo que mejor se me daba, preparar bien nuestra artillería y cuando llegase el momento... zas, hacer el mayor daño posible a nuestros enemigos.

Sin embargo, seguía dándole vueltas a que había podido fallar... como era posible que la nave a la que perseguíamos, pese a ir a remo, había tenido tiempo de recogerlos, largar velas, virar 180 grados, y pese a ello, ganar distancia con nosotros, que ya íbamos con viento de popa ligeramente de estribor... y buques que parecían pequeños... de pronto, aparecen como gigantes con una brutal potencia de fuego... ¿acaso la divina Providencia nos estaba poniendo a prueba? ¿Y cómo un buque sale de un banco de niebla con tal velocidad?... todo ello me preguntaba mientras me afanaba en mis tareas, preparando todo nuestro arsenal repartido entre la santa Bárbara, el palo mayor y el trinquete. Las cubas listas, los pertrechos de respeto, los proyectiles y la mechera, y por supuesto, la dotación. En este caso, tenía a 8 hombres a mi cargo, para los cañones de estribor y su espejo a babor, que serían los primeros en disparar...

Nuestro primer objetivo era el barco que nos seguía por babor, ya a distancia de tiro... dependíamos ahora de mr Marcus... y debíamos como fuese desarbolar dicho navío. No debíamos perder tiempo en intentar hundirlo, pues el otro buque se nos echaría encima, y acabaríamos entre el fuego de dos naves. Debíamos disparar a dos tercios de los palos, a la altura de la cofa, donde podríamos hacer el mayor daño... inutilizada esta nave, ganaríamos suficiente tiempo para alcanzar el refugio de los arrecifes de la isla, y podríamos dedicarnos a las otras dos naves... una a una...

Cuando escuchó a Jessen dar la razón a Payne, Ania no pudo evitar sonreír en dirección hacia el hombre y mirando a su capitán de reojo que sereno daba las órdenes pertinentes, hacía lo correcto y ambas lo sabían.

Payne soltó un pequeño discurso de motivación y comenzó a dar órdenes a la tripulación con voz potente y todos los hombres comenzaron a moverse siguiendo sus indicaciones. Mackinon se encargó de las baterías  mientras buba y el Verde montaron los cañones "guardatimones", “buena estrategia teniente…” pensaba mientras observaba como se movía por la cubierta y fue cuando se dirigió hacia ella a quien ordenó fuera a disparar los falconetes con otro de los hombres, tendría que estar atenta y destruir el velamen en primer lugar con las balas al rojo vivo que se encargaría Castañeda de proporcionarles. Ania asintió y caminó con paso decidido hacia su posición, haciéndole una seña a Pride para que le siguiera, era bueno en puntería y seguro que haría un buen trabajo.

La joven se colocó en su puesto y cuando todo estuvo listo esperó la orden de su teniente para disparar. Si lograba prender fuego a esos cabrones ganarían mucha ventaja.

Ante el silencio del teniente la situación se deja proseguir. Oís la primera andanada, solo dos cañonazos, deben ser cañones ligeros de proa, los proyectiles quedan lejos de dar, la salpicadura que levanta del mar está a mucho se salpicaros. 

-Aún no, se han precipitado, aún no, quieren que disparemos, aguantad. -grita el artillero.

Siguen recortando distancia, y justo cuando inician un leve viraje para iniciar el ataque de banda el rugir de un cañón del Fortuna sacude cubierta. Veis como impacta de lleno en el paño del palo mayor, cerca de la cruz, provocando un desgarre alto que por el peso del paño rompe la mitad de la vela.

Empieza el baile... con la visibilidad limitada bajo cubierta, no puedo ser consciente de la situación, salvo lo poco que puedo ver por el arco de popa, pero oir... las orejitas que me dió mi madre funcionan de puta madre... tanto, que al poco de oir una andanada, escasa, un tanto lejana, he oido los impactos en el agua de los mismos... disparar sin asegurar el blanco... "aficionados...", pensé con desprecio. Hay que tener los nervios templados, y aguantar el fuego hasta que llegue la orden de soltar una andanada, o a poder disparar a dicrección si la distancia se ha cerrado lo suficiente....

... estoy pensando en la negligencia de nuestros enemigos, cuando...

-¿Pero qué cojones???

Alguien de los nuestros ha soltado un cañonazo... pero... ¿y la orden de abrir fuego?? Cojones, que es privilegio del Capitán, o del Segundo si lo ve muy claro y la situación lo permite....¡ El imbécil de Marcus se ha adelantado!! ... mierda... otro candidato a terminar colgado del palo de mesana por las pelotas!!!

- ¡MARCUS, HOSTIAS!!!., ¡Espera las órdenes o lo único que va as poder hacer sin esperar recibirlas, es cagar!!, del boquete que te voy a abrir ahí detrás, que de dejo sin hojaldre, atontao!!!

... no señor, no es buen momento para desearme los buenos días... me ha cabreado como a una mona... bajo el fuego, la disciplina es lo único que nos va a mantener con vida, que lo hemos visto otras veces... pero en nuestros enemigos; nuestro secreto, es confiar en el criterio de los jefes y actuar bajo su criterio, que será mejor del que tenemos los que no vemos un pijo desde las cubiertas inferiores..., y adelantarse a la orden de Fuego... joder, tío, que me caías mediantamente bien... y lo mismo este puto negro cabrón tiene que ser el que ejecute la pena que el Capitán decida aplicarte, cosa que haré, por supuesto, con profesional precisión, que para eso estamos....

Castañeda se dispuso a cumplir las órdenes de Payne, bajar a la cocina y calentar en ella las suficientes balas para intentar prender fuego con ellas al navío de los perseguidores. El segundo al mando había tenido una gran idea, pues podrían hostigar de buena forma al adversario utilizando palanquetas o sacos llenos de metralla.

Sin embargo, cuando desciende a las cocinas y prepara las balas, el cocinero escucha la voz de Marcus desde la escotilla. Pese a haber recibido sus propias órdenes por parte de Payne, el artillero parecía dispuesto a arriesgarse a actuar por su propia cuenta y riesgo, saltándose cualquier tipo de orden del segundo al mando o del capitán. El viejo Marcus ni siquiera había esperado a oír el punto de vista de Payne, adelantándose a las órdenes de Payne y del capitán y soltando un cañonazo, que, pese a ser efectivo, no era lo que el teniente había ordenado en un principio.

-¿Pero esto qué es? ¿Pero esto qué es? -se escucha el grito de Castañeda, hablando en español, desde las cocinas, sin comprender qué se le ha pasado por la cabeza al artillero para actuar sin seguir la cadena de mando-. ¡Esperad las órdenes, no actuéis por vuestra cuenta, joder!

Cuando todos estuvieron en posición y preparados para la maniobra, Payne miró fijamente a Jessen y en cuanto asintió, no tardó en dar la orden en alta voz. El plan iba a dar inicio y cada cual debería dar el máximo de sí si querían salir vivos de allí. Era el todo por el todo.

- ¡Ahora! ¡Todo a babor timonel, rumbo sureste! - gritó con fuerza y rápidamente empezó a observar la situación para dar indicar el momento oportuno de disparar. ¡Todavía no! ¡Aguardad! Mencionó un par de veces, ante las miradas expectantes de algunos artilleros. Por la posición relativa de las naves, tendrían antes a tiro a la cazadora que les perseguía, de la que se encargaría Marcus y sus artilleros de intentar abatir, que al navío de línea del que el señor Mackinnon se haría cargo de castigar, y que les llevaba la ventaja.

Tras unos minutos que se hicieron eternos, Payne vio la posibilidad de dar la orden de ataque a Marcus contra la nave que les perseguía, pero el viejo artillero solicitó permiso antes de dar la señal para aguardar y disparar una vez lo hiciera la nave enemiga. Era un riesgo que pocos asumirían, una andanada certera del enemigo podía torcer todo el plan y ocasionarles graves destrozos, pero Payne asintió. 

Entonces todo se precipitó, el enemigo disparó quedando cortos de alcance y exponiéndose, por lo que Payne gritó de inmediato. ¡Aguardad! ¡Se han expuesto inecesariamente! Si viramos un poco más podremos dispararle a la Santa Bárbara. ¡Timonel! ¡Siga viran...!

¡Boooomm! 

Marcus no había esperado la orden y había abierto fuego de improviso, impactando al velamen y causando daños sí, pero para nada lo que habrían podido lograr de aguardar unos segundos más. Había sido una soberana cagada del experimentado artillero, que nada más ver el resultado se dio cuenta de su error. ¿Que coño ocurría con la cadena de mando? ¿Todo el mundo quería destacar por encima del resto? 

- Me cago en tus muertos, Marcus. ¡Joder! ¡Los podriamos haber hundido! - Payne nompodia creerlo, pero lo hecho, hecho estaba. Llegaba el turno de MacKinnon para disparar por la anura de estribor a la nave que les adelantaba, la cual parecía tener intenciones de virar de inmediato. !Mackinnon! ¡Deberías tener en breves a tiro el navío! ¿Crees tener suficiente alcance? Corrige el ángulo de disparo, de 18 grados a 15 debería ser suficiente para impactarles. ¿Preparado? ¡¡¡FUEEGOOO!!!

La andanada del escocés era mucho más complicada, pero estaba casi convencido de que lograrían mejores resultados. Esperaba que Marcus reconociese de inmediato su error, pidiese disculpas y se rehiciese de inmediato de su estado de shock. No había tiempo para bromas. 

- ¡Bubba, Verde! La cazadora ya ha virado para ponerse a nuestra popa. Llega vuestro turno de luciros. ¡El  capitán dará la orden! ¡Preparaos! ¡Ania, Castañeda! ¡A los falconetes! ¡Prended fuego a esa nave!

"Bien.. ahora sí... esto es ya más normal... si se puede considerar normal la locura que se va a desatar en brev... ah!, no, que ya se ha desatado, ahora que oigo más salvas..."

... olvidado de momento el asunto Marcus... bueno, olvidado, si es que el Capitán y el Segundo deciden olvidarlo, que más le vale al muy "espabilao"... y eso que somos piratas; la disciplina en un barco británico, dicen, es peor... por eso hay tanto desertor que prefiere servir bajo la bandera negra que bajo la de San Jorge...

Entre los gritos y órdenes de los mandos intermedios, se alza la del segundo; Payne. La orden es clara... la cazadora nos quiere dar por culo con sus piezas de caza, o cortarnos la T por detrás, lo cual... hostia puta... es mala cosa... si una andanada nos entra por el ojete, y nada la para, puede arrasar toda una cubierta inferior y hacer una carnicería, pero la orden es esperar la voz que se dirija específicamente a nosotros... así que... a esperar...

-¡Eh! ¡cagapepinillos!, espera a que nos den la orden, porque como también te adelantes, cuando todo esto acabe, hablaremos seriamente...

Agachado tras el cañón, con mi fuerza de mala bestia la muevo yo solo para afinar el tiro.... y espero... espero... fumando esperoooo