Partida Rol por web

Tras la precisa maniobra de Charlie, Red Dog ordena a los fusileros en segunda fila que cubran sus espaldas. - Cubrídnos, disparad a sus tiradores! Los más sedientos de sangre...¡¡¡Conmigo!!!!!

O'Malley lidera el abordaje ayudándose por el cabo de uno de los garfios que apresan al objetivo. De un salto, aterriza con su rodilla izquierda y su puño derecho sobre la cubierta del navío francés, provocando el astillado de la madera por el impacto. Los disparos silban a su alrededor, el olor a sangre genera en el irlandés una mirada asesina... la figura de Red Dog entre la fina neblina de pólvora sin duda impone a los franceses... la sombra de un perro rabioso.

Un desdichado fusilero francés que recarga su mosquete con torpeza, topa de espaldas con él, mostrando sorprendido el horror más profundo en su rostro – El primero. - Le sonríe el irlandés. El perro, sin desenvainar le agarra la cabeza con ambas manos y desnuca al pobre diablo, rompiéndole las cervicales en un bruto movimiento de rotación totalmente antinatural. El tirador cae inerte, como un saco de patatas, con la misma expresión de horror ahora sin vida.

De entre el barullo de la batalla desatada, y luchando codo con codo con los suyos,  surje otro que acude a la carrera en ayuda de su compañero desnucado, gritándo en francés lo que parecen ser insultos. Éste recibe un contundente crochet del irlandés justo en la unión de la articulación de su mandíbula y se desploma seco, cae en el acto con la mirada totalmente en blanco. - Van dos.

O'Malley ahora fija su atención en otra presa, "Uno más grande" iniciando una carrerilla que impacta con un derechazo el plexo solar de un curtido defensor francés, dejando a éste sin aire, se lanza sobre él inmobilizándolo con su peso. Le propina una serie de puñetazos hundiéndole la nariz y castigando un rostro sin vida ahora ya totalmente irreconocible y sin dentadura. -No hay dos sin tres... Red Dog se detiene al recibir un barrilazo por la espalda. Inspira. Al girarse, un joven de mirada desafiante que parece ser el autor del lanzamiento se lanza con un cuchillo sobre el irlandés. Red Dog, rápido, intercepta la mano armada de su rival y parte en dos su brazo por la parte articular del codo utilizando su hombro como eje a modo de contrapalanca. El crujido debido al estallido del hueso puede apreciarse, seguido de un grito desgarrador.  - Malnacido...serás el cuarto - sonríe, escupiéndole en la cara, mientras guía la mano del francés a su voluntad, cambiando la dirección del puñal y cual títere a su merced, apuñala al joven.

O'Malley  con las manos ensangrentadas y sacándo espuma de saliba por la boca grita.- ¡Venid, sé contar hasta diez, gabachos desgraciados! - grita rabioso Red Dog, y aúlla a los suyos - ¡¡¡Camaradas, sin piedad!!!

Digo ella por defecto de jugador, mea culpa, mi personaje cree que eres un hombre, sorry.

Vista la maniobra de Charlie me quedo claro que de mosquete nada de nada. Me encogi de hombros, dejando el rifle a un lado o colocandoselo a alguno de los rifleros mas tardones, para luego coger mi hacha. Los sables estaban bien, pero un golpe de hacha solia ser definitivo si uno sabia como usarla. Me coloque a la espalda de Red Dog, el maldito irlandes era una puta locura siempre en combate, capaz de causar estragos y al mismo tiempo de sufrir mas de una herida. Cubriria su espalda mientras iba matando los sobrantes del mismo.

Saltamos cuando las quillas golpearon y entonces comenzo la verdadera diversion. El barco movedizo por la rompiente de olas y el choque continuo con el Lucero, la espuma de mar en el aire. El oido, la ira, la rabia y mi brazo como perfecto conducto para mitigarla a base de sangre, carne rajada y huesos rotos. Cayo el primero con una brecha en la cabeza, una patada en el pecho lo lanzo contra otro compañero suyo, mientras mi arma quedaba libre para seguir repartiendo alabanzas a Tyr. Una espada casi saja mi estomago, esquivandola en el ultimo momento y con una sonrisa socarrona, no pude mas que mirar el francesito de turno. - ¿Crees que podrias hacerlo mejor? - Un segundo mas tarde, mi hacha estaba clavada en su cuello. - No... creo que no.

Ya habian caido dos y Red Dog parecia dispuesto a limpiar la maldita cubierta el solo. Me encogi de hombros y le segui, mientras no dudaba en alzar la voz para que todos esos malnacidos que teniamos como tripulacion se pusieran a faenar como tocaba maldita sea, que esto no era Port Royal.

¿Crees que dejaras alguno para los demas maldito cabron? - Golpee levemente en el hombro a O´Malley cuando no tenia ningun enemigo cerca. - Alguno al menos, puto Jotunn sediento de sangre.

Y como si hubieran sido convocados por el mismo Loki, ahi aparecieron dos mas. O´Malley grito algo sobre que era su cuarto, yo me dedique a destripar al que era mi tercero, sin demasiadas florituras. Contundecia y eficacia, los bailes de sirenas eran para otros. Aun asi, no habia nada mejor que una buena pelea en alta mar... le dejaba a uno sentirse malditamente vivo.

El barco se toma, muchos se rinden ante el brutal abordaje.

La maniobra de la navegante fue un acierto y los daños producidos habían sido mínimos, ahora sólo quedaba contener a la presa, deshacerse de todos los que brindaran resistencia, Charlie se quedó apoyada en el timón observando desde la distancia como los piratas tomaban el control del barco y sin muchos problemas.

— capi... ¿tomaremos prisioneros? — le pregunta a Morgan, ella había sido beneficiada por un gesto de misericordia por los piratas, incluso sin saber que era chica, por eso preguntó por la suerte de los sobrevivientes, de todas formas, no es que se fueran a quedar con su barco. Se alejó del timón y subió por las cuerdas para quedar en mejor posición, viendo el asalto. 

— ey, idiota — levantó sus brazos llamando la atención de Nikholas — tráeme las manzanas que me robaste, pirata de quinta — movía sus brazos para llamar la atención de su amigo, quería sus frutas y esperaba que ese barco tuviera víveres para poder surtirse, además de vender.

Sin prisioneros, el Lucero del Alba siempre da la opción antes del abordaje, luego ya es tarde. Tomaron su decisión en cuanto creyeron poder escapar y dispararon. Sin embargo las palabras de charlie le dieron una idea. 

Messieurs, gabachos! Nous avons eu quelques victimes pour leurs tentatives stupides de contenir l'attaque. *1 

Abordo el barco mercante, me coloco en medio de todos los "prisioneros" y dejo una espada en el suelo más o menos en el centro del navío.

Très bien, je vais vous donner l'occasion d'amender cette erreur pour certains d'entre vous. *2 

Nous avons eu huit victimes. Huit d'entre vous vont changer leur vie aujourd'hui et rejoindre les pirates, vous décidez qui vivra comme pirates et qui mourra ici. *3

Vuelvo al Lucero y espero la reacción de los franceses con una sonrisa de lado a lado.

Ensangrentado, y tras la rendición de los franceses, terminó espalda contra espalda con Nikholas Jones, que solía luchar junto al irlandés cuando éste hacía sus entradas en el papel de ariete. El dúo sangriento se complementaba a la perfección, eran el mismísimo infierno para sus rivales. - Tus jodidos Dioses nos han sonreído, te debo dos tragos Viking. - le dijo sonriendo con sus dientes amarillos, luego hizo crujir sus cervicales en un gesto de estiramiento tras la dura contienda.- Muchachos, vigilad a los supervivientes, que no se muevan un puto pelo! - ordenó haciendo arrodillarse a los franceses rendidos.

El capitán Morgan dirigió unas palabras en lo que parecía un francés fluido: * Musié Frusasuá le suá du la fuchuchuá..nosequé* a oídos de O'Malley. Con expresión vacía, Red Dog no entendía un carajo de lo que el Capitán les decía a los supervivientes. Hasta que Morgan abordó el barco y dejó una espada en el centro de la cubierta. Ahí comprendió que no daría muerte a los supervivientes, sino que les haría luchar entre ellos para reponer las bajas del Lucero. "Brillante, igual que su padre, por algo es Capitán." pensó para sí, y sonrió orgulloso para volver a fruncir el ceño - Es vuestro día de suerte malditos gabachos, el Capitán Morgan os ofrece una oportunidad. - les escupió. Sabía que no le entenderían, pero se quedó agusto dejándolos a su suerte con unos cuantos hombres armados vigilando a que cumplieran el mandato del Capitán, hasta que quedaran sólo ocho en pie.

Mientras los rehénes decidían su futuro, Red Dog se dirigió al resto de hombres gritando: - Muchachos, así es la vida del pirata, sí, hemos sufrido bajas, pero es hora desvalijar nuestra presa y mirar de nuevo al horizonte. Cogedlo todo: oro, café, notas, mapas, ron, cargamento, munición, armas, víveres y mujeres... si las hay. Registrad a fondo las putas bodegas por si hay trampillas que escondan esclavos. Todo lo aprovechable lo quiero a bordo del Lucero del Alba! Luego habrá tiempo para celebrarlo y brindar por los caídos. Ahora, quiero que dejéis este maldito barco pelado como una puta raspa de sardina! ¡¡¡Vamos...bajad la puta grúa!!!

Entonces hay que reponer 10, XD.

Observe como alguien hacia gesto hacia donde estaba y al intentar ver quien era no pude mas que mostrar una amplia sonrisa. ¿Que narices querra ahora el retaco? Me acerque lo suficiente para poder escucharle y acabar negando con la cabeza mientras reia a mandibula batiente. - Calla retaco, las manzanas son para quien las ve primero. Asi que me pensare si te mereces alguna, aunque tras esa maniobra, quizas me sienta de buen humor. - Le guiñe un ojo y le hice un gesto de burla abriendo la boca y sacando la lengua, para luego alejarme riendo aun con la sangre cayendo en pequeñas marcas por mis brazos tatuados.

Me acerque de nuevo a Red Dog, escuchandole no pude mas que sonreir y darle un suave golpe en la espalda. - Si que lo han hecho si, aunque creo que tus puños han ayudado bastante en ello. - Mi mirada se perdio mas alla del barco, en el horizonte por un momento, como si estuviera en otro lugar. Los Dioses nos han sonreido en esta ocasion, mas somos nosotros tambien quienes debemos ayudar a que nos sean propicios. Que la sangre derramada sea tu ofrenda y los cuerpos muertos de nuestros enemigos den prueba de mi lealtad y mi fe.

Consigueme unas cuantas manzanas Red, si es que este navio tiene alguna. - Le guiñe un ojo, pues ambos sabiamos para quien serian.

Observe los movimientos del Capitan y entendi que es lo que intentaba decirle. No pensaba ponerme a cargar como un vulgar perro, asi que decidi quedarme cerca de la rampa de acceso al Lucero, por si alguno de los supervivientes tenia alguna idea estupida. Hacha en mano y una sonrisa tranquila pero traviesa mientras esperaba los acontecimientos.

George el gris, el médico a bordo, se dedica a atender a los heridos. -Mi capitán, muchos se recuperarán pronto, pero me temo que Joe y el catire pueden llegar a perder la pierna y el brazo respectivamente, todo dependerá de si llegamos a tierra pronto, con cítricos, alcohol y la higiene que aquí no nos podemos permitir, quizás... -el hombre se encoje de hombros -Usted ya me entiende.

Diez hombres menos, lo que deja al Lucero con ocho, y la pasajera. Quitando al capitán y al médico, seis hombres. Los franceses rendidos son cuatro sanos, y otros tres con heridas poco graves. Uno de ellos mira al irlandés y dice con un acento bastante decente -Misericordia por favor, llevaos la mercancía, pero perdonadnos y dejadnos marchar, solo seguíamos ordenes.

Aún es pronto para revisar las bodegas, pues en cubierta la situación es delicada.

-Nuestro capitán a sido abatido al igual que el segundo, pero no nos pidáis que seamos piratas, ruego clemencia, muchas cosas me atan a mi tierra. -dice otro, aunque este con un acento muy marcado.

Otros empiezan a hablar en francés y a pedir a sus compañeros que se les traduzca.

-El barco lleva café, algodón y algo de plata, por favor contentaros con eso. -vuelve a decir el primero, el cual añade al final -Eso es mejor que las manos vacías. Esa última frase la dice en otro tono, no se atreve a ser una amenaza pero si incluye un matiz de inflexión, como deseando que se le pregunte por ello.

¡ Preparad mosquetes y apuntad a las cabezas de los gabachos ! ¡ Si alguno se mueve disparad sin contemplaciones !

Te dejo al cargo O` Malley de que no se subleven, y si lo hacen, por lo menos, que no haya más bajas en nuestra tripulación.

Charlie, ven conmigo a inspeccionar el barco y dime lo que merece la pena llevarnos.

Nikholas Jones, vaya a buscar a la señorita Hannah y compruebe si está sana y salva, ya puede salir si lo desea. Luego suba al puesto de vigía y esté atento a todo lo que se mueva.

Solomon depura y haz reparaciones si hubiera que hacerlas antes de salir de nuevo.

Doctor, salve a los que pueda y haga lo que pueda con los demás, tiene toda mi confianza.

El capitan no tardo en ladrar sus ordenes. Me gire hacia él para asentir con la cabeza. - Si, capitan. - Tras eso guarde mi hacha y le guiñe un ojo a Red Dog, con una amplia sonrisa socarrona.

Volvi al Lucero del Alba, cruzando la cubierta como si hubiera nacido en ella. Ya me la conocia como la palma de mi mano. Entre en la zona que daba a la puerta del camarote del Capitan y sin dudarlo golpee con relativa fuerza la propia puerta. El capitan era bastante exigente con su intimidad y privacidad, y estando la señorita Hannah en el mismo, mejor duplicar esfuerzos en aras de no acabar con algun trasquilon. - Señorita Hannah, el peligro ha pasado. El capitan dice que ya puede salir si lo desea. - Esperaria en la puerta, un paso atras para darle espacio a la dama, con una bonita sonrisa en los labios. Era gracioso que llevasemos a una mujer de ese estilo en nuestro navio, lo cual me decia que igual era mas de lo que aparentaba.

Si tardaba demasiado pondria oido para ver si ocurria algo fuera de lo normal. De ser asi, irrumpiria en el camarote, el capitan deseaba que la huesped estuviera sana y salva... aunque dudaba que ninguno de los gabachos hubiera conseguido llegar hasta aqui.

- Entendido, Capitán. No les quitaré el ojo de encima.- aún no podían registrar las bodegas así que mientras vigilaba a los siete rehenes se divirtió un poco con ellos. - Miseri..qué? - le dió una colleja. - Yo no me encargo de eso francesito. Verás, yo también sigo ordenes, así que por por ahora calladitos y quietecitos. Si fuese por mí ya seríais carnaza para los tiburones. El Capitán decidirá. - al cabo de un rato, se acordó de la petición de Jones y le preguntó al que hablaba peor el inglés. - Eh, gabacho, tenéis manzanas? Man-za-nas. - vocalizó. - Así redondas, rojas, jugosas.- Le preguntaba gestualizando.- No me entiendes verdad? Jajajaja. - en todo momento los tuvo vigilados.

Charlie, al escuchar su nombre, llevó su mano a su frente e hizo un gesto de obediencia, y con una agilidad asombrosa, saltó entre las cuerdas hasta tener a su alcance a Nikholas y darle el golpe en el brazo, el muy rufián quería dejarla sin sus manzanas y más encima se iría a hacer el lindo con la invitada del capitán y no era que eso le preocupara de sobre manera, además, para Nikholas y para el resto de la tripulación, ella no era más que un mozalbete con grandes habilidades en la navegación, a pesar de todo esto,  ese pirata de quinta de había ganado el golpe.

Ahora quedaba el problema de los heridos, para Charlie, esos marineros deberían ser amarrados y dejado cerca del primer puerto mientras que ellos se quedaban con ambos barcos, tendría que inspeccionarlo mejor, pero un segundo barco no parecía ser tan mala idea. Camino por cubierta, sus gestos eran ligeramente amanerados aunque podría decirse que se debía a su agilidad y la facilidad con la que lograba esquivar los golpes y moverse entre los mástiles.

— cap, capi, yo me adelanto — siempre actuando como la más valiente, así que saco su mosquete y fue a la bodega para revisar lo que era conveniente y que sería lo que dejarían. Ya solos con el capitán, la mozalbete le comentó la idea de quedarse con el barco, pero antes quería saber si algo valdría la pena. 

Eso había pensado señor Smith, digo susurrando ¿Cómo ves a los gabachos? ¿Crees que alguno podría ser útil? ¿O deberíamos hacernos con el barco y matarlos a todos? Siempre había confiado en Charlie, desde que su padre lo recogió siendo un muchacho, ellos siempre habían confiado el uno en el otro y esta vez no iba a ser diferente, por esa misma razón lo había nombrado su inteligencia dentro del barco, siempre demostró ser más inteligente que él y eso bien lo sabía.

— ser pirata requiere abrazar la libertad, capi, y no todos tienen ese valor o carecen de lazos que los aten a tierra y creo que esos hombres tienen temas que los apresan... así que matarlos... pues si no murieron luchando, matarlos ahora es indigno, yo los subiría a un bote y los dejaría cerca de un puerto, — se restregó el ojo, la chica que se hacía pasar por chica puso sus manos en su espalda, mirando hacia arriba en esa bodega.

Armm la había rescatado no hacía mucho tiempo, y de ahí, ella se había hecho un lugar en el barco, demostrando su inteligencia y buen tino, aunque a veces pareciera demasiado infantil y que para ella todo fuese un juego y eso era obvio, siendo Charlie era mucho más libre que siendo Charlotte, a ella, la buscaban para matarla, mientras que el pirata, revisaba un barco para ver si se lo llevaban.

En cubierta todo se mantiene en calma, esperando que se decida su futuro los prisioneros muestran un gran temple al mantener el silencio y no caer en la súplica desesperada.

El silencio solo se rompe por el sonido de las olas golpeando el casco y el choque ocasional de la madera contra la madera.

-Esto no me gusta perro -dice Carlo sin apartar ni por error el cañón de la cabeza del prisionero más cercano. -Creo que debemos decidir rápido, están rendidos y desarmados, pero nos ganan en número, no me gusta un pelo, ni un pelo.

Lo cierto es que no parece que vayan a intentar nada, pero la realidad es que si se les fuera la cabeza podrían, a un altísimo precio, pero podrían.

George pasa entre ellos y pregunta -¿Tenéis alcohol sin azúcar? Del que se destila varias veces, si es así decidme donde y os ayudará.

-No tenemos de eso, el capitán tenía prohibido el alcohol a bordo. -responde el más parlanchín de los cautivos. Y de nuevo ese maldito silencio, en cubierta la tensión se acumula a la espera de que suban de nuevo el capitán y el muchacho.

La mujer abre la puerta del camarote pero tras echar un vistazo añade -Creo que voy a esperar aquí, he oído mucho jaleo y no deseo ver imágenes desagradables. Pero le agradezco su atención señor. Después hace el gesto de querer cerrar la puerta, pero por su educación, o por otra causa que no entiendes, en lugar de ello se te queda mirando.