Partida Rol por web

Dibuja una media sonrisa en su rostro- eres lista Raphaelle y no creo que te pueda engañar... movámonos, no me gusta hablar de estos temas mientras estamos quietos- comienza a caminar hacia el Black Rose- digamos que los altos cargos no tienen las manos limpias... todo lo que ocurre es culpa suya, absolutamente todo.

Lo deja pasar a su lado y camina junto a él, resignada a que no podrá convencerlo de devolver la caperuza y actualmente más intrigada con otros asuntos. 

Quiero más detalles, Sebastian. Todo lo que sepas. Prometo escuchar todo lo que tengas que decir antes de juzgar.

Te mira de reojo, mientras sigue caminando - es difícil de contarte los detalles, si esta mañana no me has creído en el hospital... porque si no crees eso, todo lo demás te parecerá una gran, gran locura - resopla- y hoy estoy muy cansado como para tener que pelearme.

Hoy en el hospital... No fue muy acertado de tu parte. Elegir ese momento, me refiero... - suspira - Solo, cuéntame, con detalles. Yo te escucho, prometo no pelear.

Frunce un poco los labios, pensativo- bueno, verás... este pueblo está maldito. Los habitantes del pueblo no recuerdan sus verdaderas vidas, no saben quienes son... viven al margen, pero como todas las maldiciones, no son perfectas. No todos la hemos sufrido... - se muerde el labio inferior- muy pocos no hemos olvidado que nuestro verdadero hogar es Misthaven, donde pasaron todo eso que aquí llaman cuentos de hadas... Cuando hable contigo de eso Raphaelle, no estaba de broma... es cierto, ¿no sentiste algo especial al ver a Khan?

Misthaven...

A decir verdad, sí. Sentí que era un amigo muy querido, de hace mucho tiempo. Ni siquiera lo sentí como un caballo normal, sino como... no sé, un compañero. Alguien en quién confiar y a quién contarle mis más terribles secretos y problemas. - contestó, enrojeciendo sus mejillas poco a poco tras cada palabra - Quizás yo también estoy medio loca... - dijo encogiéndose de hombros y sonriéndole. 

Y si nuestro verdadero hogar son los cuentos de hadas... ¿De qué cuento de hadas salimos?

Aún no estaba del todo convencida, pero había prometido comportarse y escucharlo. Además, era demasiado tiempo insistiendo para que fuese una broma. No valía la pena el esfuerzo.

Sonríe al ver como se te colorean las mejillas- estás muy linda así... creo que me podría acostumbrar - ríe un poco, intentando relajar el ambiente. Niega suavemente con la cabeza - no hemos salido de ningún sitio, es más... los cuentos que se narran aquí, sus historias son muy distintas de como han pasado en realidad... - se lleva una mano al mentón, pensativo- has tenido que tener sueños, seguramente de tu vida pasada... Por mi parte yo soy el leñador, padre de Hansel y Gretel... y quien "salvó" a Caperucita Roja del lobo... - esas palabras te suenan, no es la primera vez que te lo ha dicho, pero no recuerdas ni donde, ni como.

Solo de mí, cabalgando por un bosque. Y si tu eres el padre de Hansel y Gretel, supondré que Sally es Gretel. ¿Dónde está Hansel?... ¿Y quién es la caperucita roja? ¿Y el lobo? 

Solo le tomó un segundo tras decir la palabra lobo el recordar el incidente en el hospital. 

¿Eileen es la caperucita roja? 

-Bueno, eso es señal de que Khan es realmente tu compañero- cuando preguntas por Hansel, agacha la cabeza- es el hijo adoptivo de la alcaldesa... no sabía donde estaba, hasta que le vi esta tarde en la asamblea con ella.

Guarda silencio durante un momento y alza la cabeza al ver que están apunto de llegar al Black Rose - Si, es ella y el lobo. Es una mujer loba o una maldición como quieras decirlo - da unos golpes en la caja con un dedo - por eso necesita la caperuza, duerme la bestia que lleva dentro... como la maldición se empieza a debilitar, ella está vovleidno a ser quien era- resopla- _{ella mató a Thomas Brown, pero la alcaldesa dio ordenes de decir que su muerte fue por un agresor humano y no por un animal...}

Ooh - se limita a decir, al escuchar quién era el hijo de la alcaldesa. 

Abre los ojos un poco más al ecuchar la explicación sobre la maldición, y la tentación de volver a negar todo lo que él dice se hace tremendamente fuerte. Pero lo había prometido. Y ella jamás rompía una promesa. Ahora, si esa famosa caperuza en realidad era mágica que evitaba que una mujer lobo se transformara... podía entender que diera su hacha a cambio.

Si eso es cierto... La alcaldesa no estuvo del todo equivocada. Eileen es un agresor humano. ¿Pero porqué culpar a aquel chico? ¿Y qué razón tendría la alcaldesa para querer dañar a la gente del pueblo?

Alza una ceja - bueno, ella es la Reina Malvada, la madrastra de Blancanieves... juró que se vengaría y bueno... - mira alrededor- lo hizo y bastante bien - suspira un poco y alterna la mirada entre la puerta del Black Rose y tus ojos - Eileen debe estar ahí dentro... ya he terminado de hablar, ahora puedes dar tu opinión o mandarme a paseo.

Bueno, sigue sonando como las alucinaciones de un loco, pero no veo por qué seguirías mintiendo con todo lo que ha pasado... No tendría sentido. - miró alrededor, el paisaje del pueblo - Bueno, si este infierno es la venganza de una reina malvada, podría entenderlo. El lugar es fantásticamente horroroso. - termina por decir con una sonrisa.

... ¿Y quién se supone que soy yo?

Te mira y sonríe cansado de nuevo- me temo que eso es algo que tienes que averiguar tú... yo solo puedo ayudarte - te abre la puerta del Black Rose- Khan digamos que es una pequeña ayuda...

Entras en la pequeña tienda de Mr. Gold, toda llena de muchas cosas raras y otras más comunes. Alguna armadura, espadas, vestidos de época, un pequeño carrusel de adorno y muchos libros. La tienda estaba atestada y daba la sensación que todo se iba a caer de un momento a otro. En el mostrador estaba el hombre, limpiando un hacha plateada. Cuando te ve, dibuja una sonría en su rostro- buenos días señor Dragwald, ¿busca algo en particular?

Entras en la pequeña tienda de Mr. Gold, toda llena de muchas cosas raras y otras más comunes. Alguna armadura, espadas, vestidos de época, un pequeño carrusel de adorno y muchos libros. La tienda estaba atestada y daba la sensación que todo se iba a caer de un momento a otro. En el mostrador estaba el hombre, limpiando un hacha plateada. Dentro de la tienda también se encuentra Dantalion que parece que acaba de llegar. El hombre más mayor alza las cejas al verte - vaya cuanta clientela en un solo momento, dígame señorita ¿qué necesitas?

Era un sitio increíble lleno de cosas extrañas, si había un objeto mágico en este pueblo, seguro que era en esta tienda.

Miré a el otro cliente y me puse un poco nerviosa, no quería preguntarle por objetos mágicos delante de nadie, y mucho menos el objeto mágico en concreto que estaba buscando.

emmm.....es un poco personal. traté de explicarle algo avergonzada, dándole a entender que no se lo diría delante del caballero allí presente.

Una de las chicas presentes en la torre del reloj recientemente apareció en la misma vieja y abandonada tienda. Un presentimiento me decía que también viene por algo con relación al de la jueza, tal vez con la misma teoría de relacionar la "magia" con el buen Mr. Gold. Y al igual que yo, tampoco parecía querer hablar locuras o acusaciones con alguien escuchando.

Así, pues le contesto al dueño de la tienda que ya se había desviado a atender a la señorita.

- La verdad, yo quería continuar nuestra conversación, Señor Gold. -

Hablo sin ningún intento de hablar a un volumen que no fuese normal, con la esperanza de que ambos entendieran que no tenía intención de dejarlos a solas voluntariamente si eso implicaba abandonar el recinto, al menos no cuando yo había llegado primero.

Desvía la mirada a Dantalion- no se preocupe señor Dragwald, solo era mera educación- asiente un par de veces- ah, si recuerdo nuestra conversación de ayer. Claro que podemos continuarla - te indica con una mano que pases a la trastienda- ahí tendremos más privacidad para hablar ¿qué le parece? - después de dirigirse al hombre, pasa a Eileen- si no le importa esperar señorita, ambos tenemos una conversación pendiente... ¿le parece bien? 

- Gracias. -

Sin más demora, le hago una leve reverencia con la cabeza a la señorita y paso a la trastienda.

sí, por supuesto!!! faltaría más, él estaba antes. Esperaría lo que hiciera falta.

Cuando los dos pasan a las trastienda, yo me pongo a mirar las cosas que tiene en la tienda, con curiosidad, para pasar el tiempo.