Partida Rol por web

Orbis: Nuanta

Han pasado varios inviernos desde que los orbis comenzaron a desvanecerse. Las ciudades y aldeas quedaron desprovistas de defensas y de magia, y el miedo empujó a las gentes sencillas a abandonar sus hogares y a exiliarse hacia poniente. El Kaos aprovechó la oportunidad que tanto tiempo había esperado, y cuando marchó sobre las tierras libres su avance resultó ser implacable. El desvanecimiento de la magia, especialmente de la azul y de la verde, fue acompañado del sangriento e inevitable ascenso de la sombra del Príncipe del Kaos hacia las tierras libres de occidente. Ya no queda ningún orbis en pie, y más allá del Alcázar de Abatis tampoco queda ya ninguna luz luchando contra a la oskuridad.

Durante estos crueles años, las hordas del Príncipe Oskuro han arrasado los reinos fronterizos al este del Marquesado. Empezando por Enaj, el duro y próspero reino enano del noreste, el poder del kaos persiguió, acosó y finalmente korrompió los corazones de los honorables jammers, quienes defendieron sus salones subterráneos hasta el último aliento. Anelûk fue la última ciudad enana en perecer bajo la fétida Sombra. Al sur, el fértil y boscoso dominio de la Duquesa Fersaës, antaño el reino de Agalam y hogar de muchas de las criaturas de Beory, ahora no es más que un desolado yermo de ceniza y putrefacción. Su región más salvaje, la Baronía de Anodiräs, fue especialmente golpeada y mancillada. El cercano bosque de Ûldatär, con sus druidas debilitados y la Diosa Madre humillada, también sucumbió. Los árboles mágicos ardieron durante meses, devorados lentamente por oskuras llamas, visibles desde cientos de kilómetros.

Al norte, gobernando las heladas tierras de Adobrok, el orko gigante Arnu-Kru permanece impasible, calculando su momento de actuar, sin que nadie pueda predecir con certeza en favor de qué bando lo hará.

Alibesi sigue siendo el principal y más poderoso reino de occidente, y Zidak el pequeño reino costero del sur. Ambos antes en paz, protegidos y acomodados tras las espadas de sus vecinos ahora exterminados, se han convertido en el último obstáculo que frena la incansable marcha de las legiones del Kaos. El territorio más al este de Alibesi, el Marquesado de Abatis, está siendo dura e insistentemente golpeado por el Príncipe y sus hordas, pero la Marquesa Paladina, Alura de Reginloc, rodeada por sus más fieles y valerosos sacerdotes y paladines pelorian, devotos del dios de la luz y el fuego eternos, no flaquean ni un instante en su defensa del Alcázar del Alba, primer bastión del reino y de todo occidente.

Durante este tiempo, el tejido arcano del continente Akiteba se ha transfigurado por completo. El delicado equilibrio ya empezó a alterarse durante el Cónclave de las Tres Espadas, en el Túmulo de Ûldatär, cuando los druidas invocaron el Árbol de Beory; aunque fue la posterior derrota de la Diosa Verde, en el Desierto Negro de Ramelok, lo que acabó por desdibujar los vientos de la magia y romper definitivamente su frágil equilibrio. La magia azul, aquella de los eruditos y sabios que estudiaban manuscritos y runas en sus torres o mazmorras, aislados del mundo, casi ha desaparecido. Sus practicantes, otrora afamados y poderosos magos y maestros, han perdido por completo su poder y huyen desvalidos y aterrados. La magia verde, la que emanaba de la vida misma, de las plantas y animales, de los ríos y los bosques, se ha debilitado en exceso, obligando a druidas y criaturas de todo tipo a refugiarse en los bosques más ancianos, ahora enclaves asediados por las sombras argénteas provenientes del Desierto Negro. El resto de colores empiezan también a desdibujarse, devorados por la rápida expansión de las magias magenta y negra, aquellas preferidas por los señores del Kaos y la Oskuridad.

Sin embargo no todo está perdido. Aún queda una última esperanza, una última luz titilando sobre el oskuro horizonte: la Stela Albastra. La gema azul del último de los eruditos, Goldrin Rováskulcs, el último de los sabios. Un enigmático artefacto, capaz de abrir portales a otras dimensiones, y con el poder suficiente para restablecer el equilibrio mágico y reescribir el destino del continente.

Y bien, ¿tú qué has estado haciendo durante todo este tiempo?

Alantar, en particular me gustaría saber qué has estado haciendo, como noble Reginloc, mientras las Hordas del Kaos asolaban los reinos vecinos, quemaban los bosques, y arruinaban las tierras y las aldeas, hasta encontrarse frente a las murallas de Abatis. En estos momentos estás rodeado por las Legiones de la Oskuridad, que asedian sin descanso tu ciudad.

Eranor, creo que ambos tenemos claro que lo que te ocurrió en Esiracas, luego en el bosque y finalmente entre portales, no te dejó indiferente. Has desarrollado un fuerte vínculo con la fantástica criatura Bòlcs. Te deja montarla a veces, y en muchas ocasiones se aparece ante ti.

En estos momento estás en el Alcázar del Alba de Abatis, que está siendo fuertemente asediado por las Hordas del Príncipe del Kaos. Sinceramente, no parece que haya victoria posible.

Anwië, mi querida Anwië. Sé lo mal que lo pasaste en el Desierto Negro de Ramelok. Sé lo que has debido sufrir en este tiempo, más aún sabiendo que Beory ha desaparecido, más aún siendo torturada cada minuto de cada hora de cada día por tu captor, aquél del rostro de plata que un día dijo haberte amado. Sé que no sabes dónde estás, despojada de tu forma corpórea, o si siquiera existes más allá de la mente de Garoir Sil, quien ha comandado las legiones argénteas para devastar y mancillar cada uno de los bosques de tu Madre.

Durante este tiempo poco has podido hacer más que sufrir, tanto por la tortura plateada sobre tu alma y tu mente, como por el inexorable avance del Kaos sobre el Sagrado Verde. Durante este tiempo has sido esclava, cautiva, del engendro que se oculta tras una máscara. Has estado ausente, perdida en las sombras, sumida en las tinieblas, existiendo en la nada. Hace mucho que la Diosa Madre no te consuela, hace mucho que no la sientes.

Pero ahora tienes la oportunidad de escapar. Tienes la oportunidad de luchar. ¿Quieres hacerlo?

Rupert, ambos sabemos que el Maestro Thaûberin no se tomó nada bien lo ocurrido en Ûldatär. No es que te desterrara, tampoco te repudió, pero te arrebató tu rango de Vitûr, te degradó, y te envió lejos de Anelûk.

Poco a poco viste cómo la magia azul se desvanecía, cómo los objetos que habías acumulado con los años se vaciaban de poder. Luego llegaron a tus oídos las noticias de las Legiones del Príncipe del Kaos, su letal golpe. Poco después supiste de la aniquilación de los enanos del Reino de Neaj.

Los que quedáis, si es que aún puedes considerarte parte del Pueblo de Dûnin, sois errantes sin hogar, quizá esto te sea más familiar de lo que crees. Ya perdiste a tus padres, ya perdiste un hogar, y ahora pierdes también tu familia adoptiva, dura y férrea, pero familia al fin y al cabo.

Volviste a Abatis, y estando aquí te viste rodeado por el Kaos. Las Hordas han traspasado la frontera y la ciudad está siendo asediada. La Sombra, aquella que vaticinara Opilaf el druida, cobra más fuerza dentro de ti a medida que el enemigo se acerca. Ahora puedes sentirla, apoderándose de cada palmo de tu cuerpo y de tu mente, recorriendo tus venas con total libertad, jugando con tus pensamientos a su voluntad.

Los orbis han ido cayendo uno a uno y con ellos las distintas ciudades y reinos que nos rodean. Por la gracia de Pelor, Abatis ha seguido resistiendo, pero un reino asediado no puede resistir eternamente a un enemigo fortalecido por el desequilibrio de las fuerzas mágicas.

Las facciones más fieles a tradición estaban convencidos de que lo que estaba aconteciendo era un castigo divino por poner a Alura al frente del Marquesado, contraviniendo las leyes divinas del Señor de la Luz, y proponiendo a Alantar como Paladín* . No era el momento para intentar derrocar a mi hermana del trono, pero todo lo que hiciera de ahora en adelante, contaría.

Según fuimos viendo que el Kaos iba avanzando, reforzamos el Alcázar con los mejores paladines de todo el Marquesado, incluso algunos refugiados de reinos vecinos se sumaron a las filas de los paladines pelorian de forma voluntaria. Decidí tomar la Armadura de la Luz y convertirme yo mismo en paladín pelorian. He pasado este tiempo entrenando en el Alcázar del Alba, preparándome para liderar a nuestro ejército y vencer al Kaos.

Después de esto, nadie en todo el Marquesado podrá discutir que soy el legítimo Marqués Paladín de Abatis.

Las oportunidades no se han de desaprovechar...

Militsa, copio tu mensaje aquí para tenerlo todo junto:

NUANTA

Acepto mi cometido y continúo al lado del bosque recién creado de Beory.
Alojándome bajo la cámara de Ûldatar establecía rutinas de aprendizaje de los demás druidas, Dríade,
centáuride, Oso y Guerrrera.
Hasta el momento en el que tenemos noticias de cómo el Príncipe del Kaos avanzaba hacia el bosque.
Estaba claro que su primera intención sería acabar con el símbolo de la unión de todos los reinos.
No estaba dispuesta a perder todo por lo que había luchado tanto. Por encima de todo, sentía que Beory
debería seguir viviendo pese a que las hordas del Kaos estuviesen acercándose.
Medito la manera en la que podría hacer realidad una idea, que se me había venido a la cabeza y que lo
demás druidas no vieron demasiada descabellada. Ser portadora de la vida de su Diosa, ya lo fui una vez
con su semilla, ahora lo haría con sus raíces.
Opilaf buscó entre algunos libros y me mostró un dibujo de las tres druidas de la colina.

Emprendimos la marcha Opilaf, la Dríade y la centáuride hacia un lugar cerca del Reino de Alibesi. Se
trataba de una pequeñísima colina, que casi pasaba desapercibida si no se sabía el lugar exacto. Estaba
rodeada de unos altos tejos, allí se encontraban las druidas que me podrían ayudar.
Se trataba de la druida madre naturaleza, que me ayudaría a portar sobre mi cuerpo una raíz del bosque de
Beory, la druída del agua, que aportaría el alimento para la vida de la raíz y la druída del fuego, que me
enseñaría a defenderme de los ataques de lo que acaba con la vida de la raíz, sólo teniendo conocimiento
de quién es mi enemigo,

Como ya te he comentado, estoy encantado con tu propuesta. Fascinado. Militsa, vas a ser realmente poderosa en esta partida. ¿Estás preparada?

He incluido dos talentos que espero que te gusten y he subido un punto en Resistencia y otro en Intelecto como has pedido. Respecto al equipo y resto de cosas iré haciéndolo poco a poco. Dejo una lista de los objetos y el equipo que me has pedido, por tener una guía :D

- Cambiar las ropas de Anodiräs por ropas del bosque (corteza de árbol y hojas y ramas) ¿+2Absorción?.

- Eliminar el pedernal.

- 2 hierbas que aumenten la Fuerza.

- Fetiche para eliminar korrupción. ¿Agua?

- Gema Roja. ¿Fuego?

Veo que no has perdido tu ambición, a pesar de la Sombra que se cierne sobre tu pueblo. Veo que mantienes el entusiasmo, y que incluso eres capaz de coquetear con los dioses con tal de cumplir tus planes. Ahora eres Paladín Pelorian, un devoto y religioso soldado consagrado al nombre de Pelor, el dios de la luz, el sol y la sanación.

Como Paladín de Pelor deberás pronunciar tus votos, tu Juramento Sagrado (en base a esto obtendrás un talento). Como Paladín Pelorian adquieres los siguientes objetos, todos mágicos (basados en magia divina = amarilla):

- Espada Flamígera: CC 2d4daño / MM+Amarilla 1d6Daño mágico de fuego. Una ancestral reliquia del Alcázar del Alba. [+2Carga +2Estorbo +1Poder]

- Armadura de la Luz: +2Absorción +1Amarilla Esta armadura dorada destaca incluso entre las de los Paladines Pelorian. [+1Carga +1Estorbo +2Poder]

- Escudo radiante: +1Absorción Un escudo de luz, tan ligero como el aire y tan fuerte como el acero. Te guiará en la oscuridad. [+1Poder]

- Sello de Pureza: +1Amarilla Sólo a los más puros Paladines Pelorian se les permite llevarlo. [+1Poder]

Sil puede leerte. Ten cuidado. Todavía no estás a salvo, aún eres su prisionera...

Eranor de naturaleza sencilla, no estaba nada acostumbrado a ver cosas como las que te tocó vivir. Y estas le marcaron profundamente, vio como el caos se estaba extendiendo a gran velocidad y amenazaba con acabar con todo lo que conocía y amaba. Una de las mejores cosas que saco de su experiencia fue conocer a una criatura maravillosa, Bòlcs, con la que gracias a su sensibilidad, estableció una especie de conexión y se han vuelto a encontrar en varias ocasiones.

Tras llegar al alcázar, lo primero que hizo, como no podía ser de otra forma, es ir en cuanto pudo, a reunirse con su amada familia, su mujer y sus dos hijos. Con ellos paso unos días en la aldea, pero ya no era el de antes, ni el, ni su mundo. Ahora  sabía que todo estaba amenazado y a punto de desaparecer. No pudo aguantar, el no hacer nada, sabía que mucho no podría aportar, pero lo que estuviese a su alcance, debería hacerlo por el bien de todos. Ya que su mundo estaba a punto de desaparecer, y no habría ningún futuro para sus amados hijos. Con lagrimas e interminables abrazos, se despidió de su amada familia y se dirigió al alcázar de Abatis. De alguna extraña manera, aquella triste mañana Bòlcs le estaba esperando y junto a su querido Lomo Plateado les llevó hasta el alcázar. Y allí trabajo como rastreador/explorador, tratando de ayudar en todo lo que pudo. Participando en peligrosas misiones, en las que en más de una ocasión, habría perdido su vida, sino fuese por que su ya amigo Bòlcs, habría aparecido en el último momento para sacarlo y llevarlo de vuelta a un sitio seguro.

Eranor se ha endurecido, su carácter antaño, alegre y jovial, se ha tornado mucho más serio. Ha estado demasiadas veces en campo enemigo, y ha visto las enormes fuerzas del caos. Ahora es consciente de que tal vez se encuentren a las puertas de una nueva era, y al fin de su mundo. Pero es un luchador, y tiene grandes motivos para no abandonar, ama la vida y a su familia por encima de todo. Y hará todo lo que sea posible para cambiar las cosas, si el alcázar cae, lo cual es muy probable, se retirará y continuará oponiéndose al avance de este mal, luchando allí donde pueda hacerlo hasta sus últimas fuerzas.

Equipo que llevas encima (hasta 8 objetos):

Bolsa de monedas (hasta 20 monedas):

¿Quieres conservar tus ropas de noble, y el bastón?

¿Cuáles son tus votos sagrados, Alantar Reginloc de Abatis?

A falta de las ropas, estos son los objetos que has acumulado durante este tiempo.

- Los tres regalos de las tres druidas del Triángulo de la Vida:

- Hierbas para aumentar la Fuerza (y también CC), con un pequeño coste:

Esperaba en la gran capilla del Alcázar, con la armadura casi al completo a que diera comienzo la ceremonia a la que se sometían todos aquellos que tomaban la armadura de paladín.

El sacerdote se acercó y me puso el yelmo de la Armadura de la Luz. Entonces pronuncié las palabras que correspondían a este momento del rito:

Que Pelor ocupe mis pensamientos y me guíe mi mirada siempre hacia la Luz. 

Entonces el sacerdote, me hizo entrega del Escudo Radiante:

Al igual que este escudo me protege de la Oskuridad, juro proteger de ella a todos aquellos que se acogen a la misericordia del Padre Sol.

A continuación, llegaba el momento de hacer entrega de la Espada Flamígera:

Que esta espada guíe mi mano y no al contrario. Que su fuego abrase la Oskuridad. Que sea Luz y Justicia.

Por último, la imposición del Sello de Pureza, una distinción reservada a sólo unos pocos:

Que se cumplan los designios de El Brillante, que el mundo se llene de su Luz, que acoja en su seno a los puros y perdone a los impuros que vuelvan la mirada hacia él.

Con esto quedó finalizada la ceremonia.

Así que sí que Bòlcs ya es un viejo amigo tuyo, te ha salvado la vida en más de una ocasión y juntos habéis compartido momentos de tensión y de combate. ¿Podríamos llamarte "Jinete del Grifo"?

Está claro que esas incursiones a tierra oskura, al Yermo del Kaos, te han endurecido y fortalecido. ¿Ibas en solitario o formabas parte de grupos de aguerridos guerreros y exploradores? Llegó a formarse un grupo de voluntarios, que poco a poco se fueron profesionalizando, que se hacían llamar los "Batidores del Yermo". Su función era la de avanzadilla, la de ser rápidos, explorar el terreno sin ser vistos, y llevar a cabo misiones de sabotaje y guerrilla contra las feroces Legiones del Kaos. ¿Podríamos llamarte "Batidor del Yermo"?

La Marquesa Paladina Alura, y su hermano Alantar, ahora también convertido en Paladín Pelorian, repartieron armas y equipo entre estos valerosos voluntarios. ¿Por casualidad te hiciste con alguno de esos arcos, carcaj o flechas?

- Arco del Alba: 150m alcance / +1AA / +2Estorbo.

- Carcaj del Alba: hasta 12 flechas / +1Estorbo.

- Felchas del Alba: 3d4 Daño.

- Flecha: 2d4 Daño. Son las flechas comunes, como las que puedes fabricar tú mismo.

- Flechas incendiarias: 2d4 Daño y pueden provocar un fuego allá donde caigan.

- Salva centelleante: no hace daño pero brilla en el cielo y donde se clave durante un rato.

¿Quieres estos objetos o prefieres conservar los que ya tienes?

Se me ocurre que antes de que la ciudad de abatis fuese rodeada y cercada por las hordas oscuras, enviaste a tu familia al oeste, a tierras más seguras. Se me ocurre que podrían haberte entregado un objeto, un recuerdo, un colgante:

- Amuleto familiar (Voluntad+2): recordatorio del fuerte amor hacia tu familia. Puedes consumirlo una única vez para poner a cero tus Heridas, tu Fatiga o tu Korrupción / +1Poder

Anwië, te noto preocupada. ¿Qué es lo que te inquieta? ¿Acaso no recuerdas tu final? ¿Lo que ocurrió en Ramelok? Tu vida acabó allí, tu existencia acabó con el ritual mortuorio de Garoir Sil. Sólo tu alma se salvó, y gracias a su oskura voluntad. Él la encerró en un lugar que nadie puede alcanzar.

Entiendo tu frustración, desde entonces todo han sido sombras, tormento, ignorancia... un lento e involuntario vagar por un páramo invisible sin formas, ni luz, ni distancias, ni tiempo. Tu alma existe. Sigue existiendo, en la nada, en lo más profundo de la oskuridad, en el rincón más lejano de la existencia, en el fondo de un infinito pozo de sangre, construido por Sil para ti.

¿Cómo crear a Anwië entonces? ¿Cómo volver a crearte? Ya existes, aunque tu existencia se reduzca a la más absoluta nada.

¡Buenas tardes! Ambos nombres me gustan mucho, aunque no se, si será demasiado pretencioso el de "Jinete del Grifo", si que tiene una relación especial con Bòlcs, pero entiende y respeta la independencia y el poder de esa criatura. Y sabe que nunca será tan solo una montura. Aspira a que sea un amigo, que en alguna ocasión le permite montar. Pero la verdad es que el nombre es muy bonito, al igual que el de "Batidor del Yermo" con el que se ve muy identificado, al ser esa su dura labor, durante estos últimos años.

Los objetos me parecen magníficos, y si es posible los preferiría a los que tengo, creo que se avecinan tiempos difíciles, en los que seguramente, haya ocasión de utilizar tan excepcional equipo.

He pensado en subir dos habilidades, y en hacerlo para mejorar un poco en aquellos aspectos, en los que peor voy. Así que sería un punto más a fuerza, y un punto a intelecto. Con el primero, trato de ser un poquito más fuerte, por si llega algún combate cuerpo a cuerpo, que no es lo mío. Mientras que con el segundo, mejoro un poco una de las mentales, en las que tengo puntuaciones muy bajas.

Que buenos recuerdos de la anterior partida, me vienen estos días a la memoria. Y que ganas de continuar con este personaje, al que le he cogido mucho cariño, en una nueva aventura. 

La ceremonia no se prolonga demasiado. Los tambores negros y los rugidos de las criaturas del Yermo pueden oírse desde el horizonte a través de los coloridos ventanales de la Capilla del Alcázar. El enemigo ya está aquí. Con las armaduras aún resplandecientes, con las armas afiladas y pulcras, os dirigís a la frontera de Ûldatär.

Días después un maltrecho grupo de paladines regresáis al Alcázar del Alba. Ûldatär ha caído, y también Anilom. Las Legiones Oskuras han traspasado las fronteras del reino. Infatigables, marchan. La próxima batalla se librará frente a los muros de la ciudad de Abatis.

Paladín Pelorian (Vigor+2 CC+2): Pelor te ha otorgado su favor y eres uno de sus sagrados caballeros. Puedes usar su Magia Amarilla y canalizarla a través de ti. Para ello, invoca su nombre en una oración, supera una tirada de MM+Amarilla a Nivel15+Korrupción y elige una: Salud Divina: puedes intercambiar tus Heridas por tu Fatiga. / Penitencia purificadora: toca al pecador para hacerle -2Korrupción y +1Herida. / Aura de Protección (o de Valor): crea un aura brillante a tu alrededor, que aumenta en +1 tu Absorción (o CC) y la de tus aliados libres de Korrupción dentro del aura. / Castigo Divino: emites rayos de luz que infligen 1d6 Heridas a todos los seres que tengan Korrupción distinta de cero y que tengas a la vista, sean enemigos o no. Luego aumenta +1Fatiga por cada enemigo alcanzado.

Juramento Sagrado (+2Amarilla): cada vez que cumplas tu juramento podrás, imponiendo las manos, sanar -1Herida (a ti mismo o a otro ser sin Korrupción). Lo pronunciaste en la Capilla del Alcázar del Alba, ante un Sacerdote Pelorian, para convertirte en Paladín Pelorian. Juraste proteger de la Oskuridad a los puros, juraste obedecer los designios de El Brillante y juraste llenar el mundo con su Luz. Este juramento es sagrado y jamás deberás romperlo, ya sea no enfrentándote a la Oskuridad, renegando de la Luz, desobedeciendo la voluntad de Pelor, o negando tu ayuda a un inocente.