Partida Rol por web

El joven aprendiz se encoge de hombros. 

- La patrulla salió para allá, no se más.- Luego observa el casco roto entre sus manos.- ¿Que hago con esto Herr? ¿Os lo reparo?.- Lo mira con gesto torcido, vale más repararlo que uno nuevo, dicen sus ojos. 

- Si; mañana por la noche me pasaré a recogerlo. Ahora tengo cosas que hacer

Hermann salió de la herrería, buscando alguien a quien preguntar

En el patio quedan un par de guardias, las puertas ya las han cerrado de nuevo y cuando los dos vampiros se acercan las abren para facilitar la salida. 

Gangrels...

Estaban buscando un libro... medio libro. Me fijo por si se les ha pasado algo por alto. Debe de ser algo sutil, algo que no veria un hombre salvaje...

Tambien miro en el lugar donde estaba el libro de cuentas para ver si lo veo. Si no, lo busco por encima (pero sin demasiado esmero). Tras ello me dirijo a las escaleras de la trastienda.

Esas escaleras dan al piso de arriba que viene siendo la vivienda del alquimista. El cuerpo del alquimista esta ensartado en la puerta del piso de arriba con una lanza. Su aprendiz no está por ningún lado, tal vez haya logrado escapar. El alquimista está muy muerto y no hay ni rastro del libro de cuentas. 

Me doy una vuelta por la casa, para ver si hay otra salida o algo que me pueda indicar donde ha ido el ayudante. Ya de paso, saco mi laud y toco algo tranquilo (para que si el ayudante esta escondido en algun sitio lo oiga). Tambien voy buscando notas o apuntes.

La puerta en la que está ensartado el alquimista da a su vivienda particular. La cerradura esta reventada a golpes por lo que la entrada a la casa está libre. Si la tienda está revuelta la casa ya es un puto caos. Tampoco se oye al criado por ningun lado, lo que si se oye es algun ruido fuera en la calle. 

Mm... los refuerzos.

Me asomo a una ventana (sin intención alguna de ocultar mi presencia).

Observas a varios caballeros de la orden de san juan, armados con espadas cortas y escudos de pico entrar en la tienda. Dos de ellos se quedan fuera, uno en la puerta de la tienda y el otro en la de la entrada a la casa (la que da al callejón)

Esperemos que no me confundan y que venga el teuton y el medico pronto...

Me quedo en la ventana, sentado, esperando a los refuerzos y pensando que hacer si no vienen.

Oyes a alguien subir escaleras arriba y exclamar algo en francés. Después es cuando te ven en la casa y te gritan

- ¡Quieto!.- Te están apuntando con dos arcos y un tercer guardia toma posición por delante de sus compañeros con una espada y un escudo. 

-Ya era hora de que llegarais, han estado a punto de matarme.- Les digo a los guardias desde mi asiento en la ventana.

- No te hagas ahora la víctima trovador. Quedas arrestado por el asesinato del alquimista y la entrada ilícita en su domicilio, con todo el destrozo que has causado. Haz un solo movimiento en falso y eres hombre muerto. 

Se acerca otro soldado con una cuerda con intención de atarte, pero parece un poco temeroso y reticente a acercarse. 

-Vamos a ver, ¿de verdad creis que soy capaz de semejante atrocidad? ¿no os han dicho mis compañeros quien estaba atacando al alquimista? ¡Si la idea de avisaros ha sido mia!- Esto último lo digo indignado. Aunque procuro no separarme mucho de la ventana.

Los guardias parecen un poco confusos, pero su capitán no se deja engañar fácilmente. 

- Atadle las manos y quitadle las armas que lleve encima. Si lo que dice es cierto y él no ha tenido nada que ver con todo este desastre no tiene más que justificar por qué ha violado el toque de queda. 

Los soldados, un poco más envalentonados por la presencia de su capitán se acercan al bardo para registrarlo y atarlo

- ¿Llevas algún arma? Dánosla que será lo mejor.- Uno de los soldados parece un poco intimidado ante la presencia del bardo. 

A la que estais bajando hacia la calle se oye un grito de alto, una carcajada rotunda y sonora y golpes que cesan con un alarmante chillido, ahogado tal vez por una garganta abierta. Una voz ronca y profunda se escucha desde la calle

- ¡Buen trabajo bardo, has cumplido bien tu objetivo!

El capitán empieza a gritar órdenes a la par que los guardias abandonan al bardo dentro de la casa y salen corriendo para ver que ocurre fuera. Un vistazo al exterior sirve para identificar al hombre que antes reventó el yelmo del teutón. El capitán observa la escena desde una ventana y se gira iracundo hacia el bardo

- Sabía que estabas compinchado con ellos. Lo sabía, ahora pagarás sus vidas con la tuya.- Su airado gesto termina desenfundando su magnífica espada de mano y media y levantandola para matar al bado allí mismo. 

Genial, más problemas...

Con un suspiro y viendo que no sirve de mucho hablar las opciones son o luchar o correr, por lo que parece el bardo ha optado por la segunda.

Voy hacia una ventana y salto a traves de ella a la calle.