Partida Rol por web

¿Solo pareces notarlo tu o es que el estrés te esta nublando la vista?

Tu vista no deja de apartarse de la señorita Wood. También es cierto que lleva un rato callada pero, su nerviosismo te inquieta a sobremanera.

Tu tatuaje se revuelve queriendo salirse sin compasión de tu antebrazo. Y ese olor... Esa mezcla inequívoca de flores... como se llamaban? Adormideras o Papaver somniferum.... Algo que tu adicción nunca podría olvidar...Opio. Por lo menos una de las variantes.

No podrías asegurar que la señorita Wood fuera una adicta al Opio, o se hiciera infusiones de Adormidera, que causan somnolencia... pero, quien diría que un caballero de tu talante desea yacer en su lecho con otro hombre... a cualquier precio, si la circunstancia lo requiere.

Wood mira a todos lados y no dice nada... pero pronto se encuentra con tus ojos y los abre  haciendose mas grandes a cada instante. Como un niño que acaba de romper el bote de los caramelos. Como un perro que ha roto los zapatos de su dueño. Como el borracho que agita su botella sabiendo que no hay nada mas dentro.

Mira a ambos lados, solo para estar segura y en ese momento... sabe que la ves.

Por unos momento parece algo asustada... pero, igual que las fieras acorraladas, nada tiene ya que temer, y solo sonríe ligeramente mientras vuestros ojos se vuelven a encontrar.

Mientras tienes la vela en la mano empiezas recordar un antiguo cántigo... mas bien intentando recordarlo. Cierras los ojos esperando hacerlo bien. Tu magia nunca te ha fallado pero a veces tampoco te dice lo que quieres saber exactamente.

Enciendes la vela con un poco de yesca y pedernal, y la llama baila.

Mueves la vela por encima del cadáver que tienes frente a ti y la vela, tiesa, comienza a menguar amenazando con extinguirse. Crees que esta vez la magia de tus padres te ha abandonado. ¿Seguro Noah? ¿Tan pronto abandonas la lucha? Quizá de esa manera también abandonaste a tu familia a manos de los mataesclavos!! Gruñe tu ser interior mientras muestras tus dientes haciendo sonar el cántico mas allá de un simple susurro. El Ritual debe fluir!! Debe funcionar!!

Y así, como todo empieza tu ritual funciona, aunque no de la forma esperada.

La llama se tuerce, como cuando una aguja es atraída por un imán. La vela tiesa engendra una llama torcida... y apunta a la señorita Wood, que en esos momentos  mantiene su vista fija en el señor William Blunt. Ambos se están mirando , pero Wood, lejos de estar asustada, sonríe ligeramente.

Y la reacción no se hace de esperar, es una de asco, de miedo, de profundo rechazo,  porque su cuerpo reacciona apenas la siente detrás de ella, con sus manos en su cuerpo, con ese olor a cementerio que la rodeaba, con ese acto helado de muerte, era Annis Black, y quería burlarse de ella. Agnes da varios pasos hacia las mismas puertas a ese mundo de purgatorio,  ni las cucarachas a las que les da la luz, se movían tan rápido como la adivina lo había hecho. 

- !!AY¡¡¡... - alcanza a gritar, y aunque su cuerpo le dice que corra, se sabe aprisionada por su miedo, debiendo retroceder más hasta que sus manos chocaron contra el fierro forjado de  la reja que parecía separar ambos mundos 

La enigmática mirada de Will se diluía en un sin fin de sensaciones, no era la primera vez que esto le ocurría, así que no se sorprendió, pero sabía que sería desagradable, muy desagradable. Quiso contestarle a ambas Edith, pero no podía hablar, no estaba allí, o lo estaba pero no en ese tiempo. Presionó el brazo de la dama con demasiada fuerza, mientras ella revisaba su libro, temió lastimarla pero no estaba presente, sabe Dios en que momento se encontraba.

Con sudor en la frente vio a cada uno como los había visto tiempo atrás y su cuerpo comenzó a responderle. Había vuelto. Alice vive... pensó aliviado, pero eso no lo tranquilizó lo suficiente. No tenía claro que hacer, solo sabía que no debía hacerse - Inspector Clarence, deshágase de su bastón o retírese de este cuarto, ahora mismo, porque la vida de la señorita Badcock corre peligro inminente - sabía que no podía cambiar la realidad, es lo que la vida le había demostrado, pero como bien había dicho Edith, no eran ni Lorina ni Alice las que había visto morir primero el día anterior y sin embargo... tal vez no estaba todo perdido - El resto por favor protejamos a Alice ahora mismo, puede que cualquiera de nosotros intente lastimarla dominados por la bruja, así que el resto es importante que detenga al agresor, dudo que pueda dominarnos a todos a la vez- dice con confianza y voz firme, mientras arrastra a Edith al dar un paso hacia Alice.

-Usted no, no intente acercarse, bruja maldita!!- le dice a Amy Wood cuando cruzaron sus miradas. 

- ¡Maldita sea!- gritó Noah con la vela encendida en la mano mientras miraba fijamente a la señorita Wood.

- Señor Blunt, debería ponerse lo más lejos de ella posible. - Dijo sin dejar de mirar fijamente a su objetivo. No sabía que clase de espíritu había tomado su cuerpo, pero con lo que estaba pasando no creía que fuera agradable. - ¿Quién eres? ¡Muestra tu verdadera forma! -

Cone palpó, sin dejar de mirar a Amy, su raída ropa en busca de algún objeto que le pudiera servir. Cerillas, un muñeco a medio tallar, una navaja, un saquito de cuero... ¿Qué tiene este saco? pensó rápidamente. ¡Lo tengo! Cogió un puñado del polvo que había en el saquito y se puso delante de su objetivo.

- ¡Te lo ordeno, dime quién eres!- Gritó mientras soplaba el polvo de hueso en la cara de la muchacha. Había tardado en dominar esté hechizo y el ingrediente, hueso machacado de un recién nacido, le había costado caro, muchas noches sin dormir a pesar de que sabía que el niño ya había nacido muerto.

La tensión entre Genevieve y Mordred es palpable. Uno, un ser orgulloso y provisto de fe verdadera en sus actos no llega a creer la verdadera fuerza de la dulce muchacha. La otra no desea que nadie la maneje. Duda entre lo que debe hacer y lo que debe hacerse, confluyen dentro de su ser. ¿Qué hacer, Genevieve? Sois dos polos opuestos en el mismo imán.

Mientras tanto, Laszlo que ve la situación, sabe de que si interviene sera para peor. El dejará que Mordred le subestime. A fin de cuentas, él no esta aquí para pelearse con nadie, pero la noche anterior fue Genevieve, en sus sueños, su compañera. Es lógico pensar que el enano no confíe mas que en ella... y en Edith Badcock. Un sueño y suspira, preguntándose por el beso pedido en la noche. ¿ Y si fuera cierto lo que el señor Welesy pronostica? Unas mariposas corren dentro del estomago de Laszlo que desea que sea cierto. Pero.. ¿Tanto ha cambiado la historia? Ya nada es como el Señor Weslay dijo que pasaría... ¿Es quizá ahora el fin de ese final se cuento de princesas, pequeño amigo?

Os dirigís los tres de nuevo a la sala... y no solo porque la tensión entre Mordred y Genevieve debe despejarse.

Un nuevo revuelo llega a vuestros oídos.

Al entrar de nuevo en la sala veis que ha pasado algo.

- Inspector Clarence, deshágase de su bastón o retírese de este cuarto, ahora mismo, porque la vida de la señorita Badcock corre peligro inminente - sabía que no podía cambiar la realidad, es lo que la vida le había demostrado, pero como bien había dicho Edith, no eran ni Lorina ni Alice las que había visto morir primero el día anterior y sin embargo... tal vez no estaba todo perdido - El resto por favor protejamos a Alice ahora mismo, puede que cualquiera de nosotros intente lastimarla dominados por la bruja, así que el resto es importante que detenga al agresor, dudo que pueda dominarnos a todos a la vez- dice con confianza y voz firme, mientras arrastra a Edith al dar un paso hacia Alice.

-Usted no, no intente acercarse, bruja maldita!!- le dice a Amy Wood cuando cruzaron sus miradas. 

- ¡Maldita sea!- gritó Noah con la vela encendida en la mano mientras miraba fijamente a la señorita Wood.

- Señor Blunt, debería ponerse lo más lejos de ella posible. - Dijo sin dejar de mirar fijamente a su objetivo. No sabía que clase de espíritu había tomado su cuerpo, pero con lo que estaba pasando no creía que fuera agradable. - ¿Quién eres? ¡Muestra tu verdadera forma! -

Cone palpó, sin dejar de mirar a Amy, su raída ropa en busca de algún objeto que le pudiera servir. Cerillas, un muñeco a medio tallar, una navaja, un saquito de cuero... ¿Qué tiene este saco? pensó rápidamente. ¡Lo tengo! Cogió un puñado del polvo que había en el saquito y se puso delante de su objetivo.

- ¡Te lo ordeno, dime quién eres!-

Justo, cuando  Noah termina de hablar, mientras sujeta delante suya un saquito lleno de algo extraño que solo él conoce, entran de nuevo en la sala Genevieve, Mordred y Laszlo.

No había sido, desde luego, la experiencia más plácida  y seguía demasiado tenso. Buscaba una verdadera forma de relajarse, un ambiente tranquilo, pero aquello iba de mal en peor, y todo en el mismo día. 

"Mi pobre corazón no debería poder aguantar todo esto..." pensó Mordred tras presenciar la escena macabra. 

-¿Qué diablos está sucediendo aquí?-clamó, llevando instintivamente la mano a una de sus armas, y apretando sin querer la mano de Genevieve, a la que estaba sujetando.

-¿Crees que puedes hacer algo de lo de antes ahora?-preguntó susurrando a la dama, soltando sin querer las formalidades. -Quiero decir... ¿Puede?-se corrigió.

-Y tú, Laszlo... Corre, dijo la señorita Shaw que luchaste con la bruja de antes... Hazlo ahora, antes de que nos haga daño...-indicó de forma cortés al enano.

Todo sucedía rápido, había mas gente de la que había visto antes... algo de esperanza comenzaba a invadirlo, pero no era ingenuo, aún la bruja llevaba las de ganar. Rogó que el esclavo supiera bien lo que hacía, parecía dominar artes que estaban mas allá de su entendimiento.

-Mordred, nada de armas!- le gritó sin titubear - O las deja afuera o se va usted. No hay tiempo para palabrerío, o las deja o se va- hablaba con una seguridad que antes había ocultado pero el sudor de su frente delataba su tensión.

Vio al enano entrar y mirar a la bruja -Tu don es útil con el otro, no con ella, ten paciencia- no estaba completamente seguro de que así fuera, pero lo había visto en acción en un futuro posible y sabía de lo que era capaz - Primero protegamos a Alice, luego pensemos en esa desgraciada- dice mirando fijo a la señorita Wood.

¿Órdenes? ¿A él? Por parte ...¿De él? Se rió para sus adentros, porque normalmente no habría permitido que se le hablara en semejante tono autoritario y habría dado su propia orden. Pero en semejante situación tensa, era mejor hacerle caso -evitó a propósito la palabra "obedecer".

-Fuera con ellas.-dijo serio, separándose de Genevieve y quitándose la cintura con las pistolas y el stiletto, y dejando el bastón cerca.
Volvió a entrar e instintivamente tomó de nuevo la mano de la escritora.
Miró alrededor, ponderando la situación.
-¿Y Agnes?-fue lo único que dijo al respecto, pero era más que suficiente, cargado de preocupación y miedo. Pero no podía irse a buscarla, tenía que estar ahí.
-Sigo pensando, ma chére, que debería ayudarles. Aunque comprendería que no quisiera mostrar su lado más... fantástico.-repitió a la señorita Shaw.

Cuanto más antes termine esto, más antes podré prepararme...Y tengo mucho que hacer. Mucho. Morgan querrá saber de todo esto.

Volvemos a entrar en la sala y corro al al lado de Alice, siguiendo las indicaciones de Mordred. Hay que protegerla como sea, cualquiera de nosotros podria ser poseido por la bruja e intentar matarla. 

Necesito pararme a pensar un momento ,caramba¡¡ Estoy corriendo de un sitio a otro sin cesar dando bandazos como un garbanzo en la boca de un anciano. Brujas, disparos, besos, hechizos, maldiciones...que diantres es todo esto? Hace un dia estaba maquillandome para la funcion y ahora estoy metido en un lio de 3000 pares de pelotas. El Señor Wesley me ha dejado helado. Conoce mi virtud, como?? Y encima dice que no sirve con la bruja pero con el otro si. Con quien?

- eh eh...señor Wesley...a que otro se refiere? Mi don? Que es lo que sabe de mi? Soy un tipo anonimo, insignificante. De que se cree que me conoce?- lo miro fijamente esperando una respuesta.

Y la reacción no se hace de esperar, es una de asco, de miedo, de profundo rechazo,  porque su cuerpo reacciona apenas la siente detrás de ella, con sus manos en su cuerpo, con ese olor a cementerio que la rodeaba, con ese acto helado de muerte, era Annis Black, y quería burlarse de ella. Agnes da varios pasos hacia las mismas puertas a ese mundo de purgatorio,  ni las cucarachas a las que les da la luz, se movían tan rápido como la adivina lo había hecho. 

- !!AY¡¡¡... - alcanza a gritar, y aunque su cuerpo le dice que corra, se sabe aprisionada por su miedo, debiendo retroceder más hasta que sus manos chocaron contra el fierro forjado de  la reja que parecía separar ambos mundos, pero no deseaba entrar, la sola ida le aterraba, ese mundo era terrible, ni la muerte se le comparaba. 

- ¡aléjate de mí!- gritó, como si tuviera alguna forma de defenderse de esa bruja a la que Mordred había disparado, y le preguntaba si era una bruja, ¿lo era?no sabía, quizás, o mejor dicho, quién era lo, era su hermana, no ella, Agnes sólo usaba los ojos de su hermana porque ella la había obligado.

Víctor se puso junto a Alice. Le cogió de una mano y le tiró. Cuando ella acercó su cabeza, él le habló al oído.

-Señora ciega, tal vez no sea tan malo no ver ahora mismo. Creo que la bruja se vale de los espejos y entra por los ojos. ¿Por dónde si no? Intento ver algo cambiado de sitio, alguien zurdo que era diestro, por ejemplo. Si quiere yo seré su vista.

Y empezó a contarle lo que acontecía de la manera más entretenida posible para él, sin caer en la cuenta de que la mayoría de cosas que narraba las sabía ya de sobra Alice, mucho mejor que él, porque las había oído.

-Y el caballero africano sigue intentando hacer contra ella la magia negra que los espíritus enseñaron a sus lujuriosos antepasados en las selvas, pero parece que nada cambia. Los caballeros quieren imponer raciocinio, especialmente el joven y bravo Edward Wesheley, que con su espada al cinto, implora vehementemente al liliputiense Lazlo que no desespere, que habrá momento de usar un don que él parece desconcer. ¿Qué gran sorpresa nos reserva el pequeño Lazlo?

La gente me mira extrañada. Que pasa por sus mentes ahora?

Hasta el momento me había quedado impasible ante todo. Incluso la muerte de esa cosa tirada a nuestros pies, aunque no me hacia ninguna gracia, tampoco me producía asco ni otro sentimiento. Llevaba mucho tiempo entre cadáveres y lo había visto todo.

En la posada, cuando todo se torcía tenía que recurrir a ello, con mi propias manos tenia que hacer lo que fuese necesario. Pero ahora el ambiente había cambiado.¿Porque? Mis pensamientos vagaban entre la bruma... idas y venidas, y me sentía un poco despistada... mas de lo normal. Pero el ataque de varios de ellos sobre mi... no entendía su postura... que había hecho yo.. que...

Que...

Que....

Mi cabeza yo no...soy... yo...

Veis como la señorita Wood sufre un cambio, sin que llegue a notarse demasiado en su apariencia física.

Pero si bien Wood no era realmente una mujer bella, ahora no mejora su aspecto. Parece cansada y las cuencas de sus ojos se hunden para dar forma a su calavera. Sus ojeras ahora son mas aparentes y tiene un aspecto mas demacrado que antes. Si bien es cierto sigue siendo ella... físicamente. Puede que por dentro.. no sea ella misma.

Pasa de parecer realmente turbada a sonreir de manera que lo haría un maníaco.

- Bien... Muy bien señor Blunt... Usted me vió antes que nadie... le felicito. Es usted una persona de lo mas intrigante...- Dice Amy Wood con una vos que no es la suya.

Sin embargo todos reconocéis perfectamente esa voz. Es la de Annis Black.

-Oh, Noah... ciertamente eres un ser de lo mas molesto... tienes  suerte de que no domine el Voodoo. Pero tus hechizos no me retendrán mucho tiempo aquí dentro.¿ No creerías que volería si no tuviera plan de escape? jajajja... maldito esclavo...- Dice una Amy Wood poseída por el espíritu de Annis Black.

Amy se mueve cerca del espejo roto y acaricia suavemente el marco. Mira a Alice desde donde esta y la sonríe.

- Sabes lo que quiero Alice... No se que pinta toda esta gente aquí, pero parece que te has rodeado de guardianes. Sabes que de una forma u otra... eres mía! Siempre lo has sido... y lo único inevitable es tu destino. Sin embargo ya es tarde. Los has puesto en mi contra y ahora... ya es algo mas. Todos morirán. Señor Edward, dígaselo...Incluso el pequeño Victor sera mi esclavo.

Suelta el marco y se dirige al centro de todos vosotros paseando tranquilamente hasta llegar a donde esta el cuerpo caído.

-Muy hábil, señor Mordred... Pero no se puede matar lo que no tiene corazón. Y usted no encontrara el mio aquí.- Con un leve gesto de la mano, es cuerpo ensangrentado del suelo se desvanece en una cortinilla de humo negro hasta desaparecer completamente.- Quizá le gustaría saber, señor Mordred, que su querida... Agnes... Bueno.. digamos que estoy pensando en hacerle invitada de honor en nuestro castillo... mi...castillo- Se corrige -... para siempre.

Luego repara en la muchacha que Mordred sujeta por la mano.

-Oh, Genevieve... Tu madre... Bueno, aún te añora, amiga mía. También Lorina ..- Comenta mientras mira al Señor Poe

Después se gira  para daros la espalda a todos.

- Has tenido suerte Edith... Podrías haber sido tu la que estuviera allí en vez de tu hermana.- Girando levemente la cabeza a uno de sus  hombros, os mira a todos de reojo. - No intentes escapar Jesica... te seguiré allí donde vayas, matare a todas tus amigas y puede que seas la única a la que deje viva... pero lisiada y con la cara deformada , así nadie te querrá jamas...

- Y tu, pequeño Victor... no solo Alice sabe quién es tu madre de verdad...¿ Quieres saber quien es? Ven a buscarme, pequeño,liberaré tu mente y te mostraré de lo que eres capaz. Quizá tu madre no ande tan lejos, después de todo... ¿Nunca le has preguntado a tu amigo imaginario?

Miró calmado a Laszlo yendo con Edward y , con una leve sonrisa, casi imperceptible, le aconsejó:

-Ahora no es el momento para eso, pequeño señor. Las preguntas vienen más tarde...

Pero quedó interrumpido por la intervención de la posadera vulgar de antes, quien se mostraba ahora más extraña aún...

Buscó instintivamente el Mauser aún entero, pero recordó al palpar la nada que lo había dejado fuera, junto al estropeado. Recalcó una vez mas esa obsesión suya por sus armas, con un "Esto tiene que ser arreglado ya,¡maldita recámara!". 

Annis de nuevo.

-Ya lo encontraré , no dudes...-pero en cuanto mencionó a Agnes, apretó sin querer la mano de Genevieve, mientras el pulso se le aceleraba. 

La tensión se hizo sentir en sus oídos, bombeando plasma con fuerza en los tímpanos y también en las sienes y en el cuello. Pero la sed de sangre duró poco, no podía dejarse llevar, no ahí.  La pecadora acabaría por ser juzgada, como todos los erróneos, pero todo iba a su debido tiempo.

-Dime.Donde.Está.Agnes... Y quizá no te torture hasta que mueras. Y si le tocas un solo pelo... Reemplazaré cada uno de los tuyos por una aguja de veinte centímetros...*- soltó en tono fúnebre, mientras su rostro tomaba colores que ni siquiera parecían posibles, con sombra indescriptible. Su mirada se oscureció y su voz se volvió apenas un murmullo, grave pero a la vez, no obstante, atronador. 

Luego se giró por apenas unos momentos para mirar a Genevieve, de manera compasiva, como si dijera "Estoy aquí.", una forma quizá de asegurarla de que tendría su apoyo en la caza de Annis.

-Enhorabuena, Annis. Ahora , es algo personal.