Partida Rol por web

Aunque sus llegadas a la Academia fueron un tanto inesperadas (en particular para Velvet), las cosas progresaron con mayor normalidad con el paso de los días. Velvet en particular tuvo la oportunidad de hablar por pocos minutos con la Directora, quien la guió en encontrar su cama e ir a clase, aunque a Agdayne también le hizo mucha falta.

Las clases fueron... Normales. Quizás Velvet esperaba aprender más cosas de la que les enseñaban... Solo hablaron de cosas de teoría de la magia que ya sabía ella en unas clases, aunque en otras hablaron de hierbas y cosas de geografía local que no tenía muy en claro. ¡Eso sí que ha estado bien! En cuanto al chico gato, todo lo que le decían era cosa nueva para él y no estaba tan mal, le ayudó a entender un poco más qué demonios pasaba cuando todo explotaba a su alrededor. Un poco. No demasiado. Quizás nada, en realidad...

Leyendo sobre los diversos profesores de la Academia en un momento libre, Velvet descubrió que el profesor Robert tenía mucha idea de magia sombría, en particular cosas prohibidas y malignas... ¡Resulta que fue un cazador o algo así en su juventud! Ahora, en su mediana edad, parece que se dedica a enseñar cosas... Quizás pueda ayudarla a desarrollarse.

Su despacho no es muy ordenado, de todos modos... Se encuentra de pie junto a la ventana, mirando el paisaje durante el atardecer.

Han pasado dos o tres días desde el combate contra el Titán.

-Ah, mira quien vino aquí. La aguafiestas.-, dijo el profesor, aún resentido porque la llegada de Velvet fue acompañada de una batalla que arruinó su espectáculo musical.

-¿Qué, necesitas algo?-, se giró a ella, caminando hacia su escritorio y apoyando las manos sobre él. La mira de arriba a abajo como si estuviese examinándola, analizándola.

-Hm. Hm. Hm. Tienes cara de ser el tipo de chica que se esfuerza demasiado y luego termina estallando por exceso de estrés.

-Así que, ¿Qué, en qué puedo ayudarte? Y tu, el que está por ahí escondido, pasa, pasa, puedo atenderos a la vez. Más rápido para mí.

Agdayne estaba esperando su turno justo fuera del despacho. No era su intención esconderse, no, pero bueno: ¡Mejor aprovechar y resolver sus dudas!

Después de su llegada a la academia y la lucha contra el Titán Velvet pudo descansar y terminar de curarse, además de empezar a asistir a clase. No podría estar más contenta y emocionada. Aunque quizá ya sabía algunos de los conocimientos básicos que se explicaban en clase, esos le sirvieron de repaso. Por otro lado, los nuevos conocimientos adquiridos la llenaron de satisfacción. El saber no ocupa lugar es un refrán que se le ajusta perfectamente a Velvet y mucho más en sus emocionantes primeros días en la academia. 

Cuando se entera que el profesor Dayneth es experto en magia oscura acude a su despacho sin pensarlo mucho; desconociendo totalmente su carácter, del que se da cuenta tan pronto como llega a su despacho. Las primeras palabras que le este suelta no son muy amables, pero estaba acostumbrada a las de su padre y no le importa mucho.

- H-hola... Soy... -Antes de que pueda decir más, el profesor la interrumpe bruscamente para preguntar qué quiere. Y antes de poder responder este la analiza como si la conociera. Automáticamente Velvet lo analiza también y en un impulso que hubiera deseado no tener, dice: - Y usted parece el tipo de hombre al que le falta una mujer en su vida.- Acompaña la frase de una mirada por todo el despacho, obviando el desorden y la suciedad. En un instante se da cuenta de lo que ha dicho y se lleva las manos a la boca, pero su expresión sigue siendo fría como el hielo. Se calma y, rindiéndose ante el carácter del profesor, habla de lo que quería consultar en un principio: 

- Mire, siento lo de la fiesta, no era mi intención; pero no vengo a hablar de eso. Me interesa aprender más sobre artes oscuras y me han dicho que usted es un experto en ello. Y bueno... me gustaría apuntarme a su clase. - Mira al profesor fijamente, esperando una respuesta. 

Los tres primeros días de clase habían sido una total novedad para Agdayne. Le parecía una obligación bastante extraña, por no decir que el primer día se quedó dormido. A fin de cuentas, era uno de los heridos más afectados del grupo que peleó. Eso si, jamás podría verse a alguien tan contento por estar ahí. ¡Las camas eran grandiosas! ¿Qué problema era compartir el cuarto? ¡Había... almohadas! Era un sueño hecho realidad, sumado a la comida gratis.

Lo gracioso sin duda era lo poco que sabía estar en una clase. Colocándose en las últimas filas, el primer día no podía encontrar una postura cómoda en la silla frente a su mesa escolar. Era realmente hilarante verle tomar una postura más rara cada diez minutos, hasta acabar tumbado en la mesa mirando hacia el profesor bocaabajo. 

Realmente era un hábito muy típico de los híbridos de su tipo, pero... también era desconcertante oírle lamerse o rascarse, por no decir que no llevaba mucho equipaje consigo. Lleva puestas las mismas ropas que el primer día.

No obstante, parece ciertamente interesado en las materias. Levanta la mano para preguntar conceptos muy básicos que no parece haber oído en su vida, pero a su vez, tras ello parece entenderlo todo muy bien. Solo es extravagante, no idiota.

Con respecto a los demás compañeros, Agdayne parece un tipo sociable. Divertido, bromista y especialmente atento con las chicas guapas. También tuvo un incidente con otro alumno más mayor que él que al parecer le tenía una gran inquina a los felinos. Nadie se esperaba que enfadado fuera tan terrible como para mandarlo a Haibara. ¡Luego se arrepintió de no haber salido herido él! Acabó castigado limpiando las aulas o alguna cosa similar.

Al recibir el paso del profesor, entra con una sonrisa jocosa de lado. Tras el incidente, lleva un guante de cuero que le cubre hasta el antebrazo, ocultando el turbio brazo oscuro. Sin embargo, lo desvela cuando está enfadado -como con aquel alumno- solo para dar la impresión de que su brazo tiene alguna cosa poderosa y así dar algo más de miedo. ¡Qué teatrero!

-¡Eh, viejo Bob! ¿Qué tal? ¡Aún no te di las gracias por traerme a este sitio con trato de príncipe! ¡Jajajaja!- Le trata como si le conociera de toda la vida. Cosa que no es del todo cierta. -Bonjour, mademoiselle Velvet.- La saluda con una educada reverencia, dejando a Velvet hablar primero.

Cuando Velvet le responde con esa daga verbal lanzada con precisión hacia el interior del recto de Robert, cierra un ojo y gira la cabeza, dejando escapar un "¡uuuhhhh...!" para luego añadir. -Estoy sensibilizado por ese comentario. A moi también me falta una fémme en mi vida...- Se lleva una mano al pecho de manera dramática, mirando a los cielos -techo- con los ojos cerrados, como pidiendo clemencia al mundo.

-Oh, Bob. Yo venía porque siento curiosidad por algo.- Se sienta donde puede. Como si es el escritorio, vaya. -Lo de la magia negra no es lo único que sabes, ¿non? Es decir. Te colaste en esa prisión de mala muerte donde no suelen permitir visitas. Y por si fuera poco, conseguiste que me echaran de allí.- Sonrie entre dientes, juntando las manos. -Aunque aún no sea un mago propiamente dicho, reconozco un buen truco donde lo veo, ¿oui? Y trucos como ese me valieron para desactivar la fuente de poder de esa cosa gigante. Me vendrá muy bien saber algunos cuantos trucos más para colarme en algún otro sitio.- Se agacha hacia Robert y gira la cabeza con los ojos entrecerrados, con gesto de desconfianza. -Non, no le diré a nadie. Y ella tampoco. La vigilaré. Pero como una persona trés normal. Sin que pueda denunciarme.- Rie un poco mirando hacia Velvet tras decir eso, por si se había alterado. La cosa es que Velvet pille la broma...

Cuando Agdayne entra al despacho, Velvet le hace un gesto con la cabeza a modo de saludo y prosigue hablando. Luego, sin obtener aun respuesta del profesor Robert, el chico gato empieza a hablar también. Velvet no tiene ni idea de lo que hablan, pero le parece un tema serio y, por supuesto, no pilla la broma que lanza el chico. Se queda mirando en la dirección dónde se encuentran ambos de forma glacial, como siempre, y sin decir nada. 

 ¿Quizá debería retirarme hasta que terminen de hablar? Parecen asuntos turbios... -Piensa Velvet mientras sigue ahí de pie. Aunque, le interesa escuchar que el profesor Robert sabe más de lo que pensaba. Cuánto más zumo pueda exprimirle a ese hombre, mejor... Todo conocimiento y habilidad es poco para ella.

Finalmente decide retirarse, considera los temas de los que habla Agdayne no son de su incumbencia. - Esperaré fuera -Anuncia educadamente. 

Robert se queda un poco tieso ante lo que le dijo Velvet. Parpadea un poco, entrecierra la mirada y luego sonríe de lado.

Escucha su explicación en silencio hasta que llega Agdayne, momento en el cual centra su atención en él. Con solo verlo ya lo reconoció: ¡Vaya si Agdayne ha resaltado en la Academia! Quizás no lo tuvo en sus clases pero no le hace falta, medio colegio habla del gato explosivo y todo lo que su presencia conlleva. Le queda poco para formar un club de fans, seguramente.

Cuando Velvet se dispuso a irse, Roberto alzó la mano y la señaló. -Ts, ts, ts. Tu quieta. Media vuelta.

-Veo que te disgusta el estado de mi despacho. Encargate de ordenarlo.-, será cabrón. Aunque su sonrisa parece denotar que ha quedado satisfecho por la forma en la que ella le respondió. -Y toma prestado cualquier libro cuyo título te llame la atención. Los espero todos leídos para este fin de semana y que traigas una lista de dudas.-, no le ha dicho CUÁNTOS quería que ella se lleve... ¿Será que intenta medir qué tanto está dispuesta a hacer? El 50% de los libros son estudios teóricos sobre diversas artes oscuras provenientes de muchos rincones del mundo, 20% son bestiarios, otro 20% está compuesto de diarios propios donde seguramente habrá redactado mil y una aventuras suyas y finalmente el 10% restante consiste de copias de una auto-biografía suya. El dibujo en la portada es de él en versión joven vestido con un sobretodo de cuero negro, un sombrero de copa, monóculo y una ballesta en cada mano, apuntando al lector. Se titula "Yo, Cazador".

-Y tu, gato.- , no le molestan los apodos parece, -¿Quieres aprender a liarla y meterte donde no te invitan? Pues bien. Te enseñaré. Pero no le digas a nadie.-, y señala a Velvet, -Y tu tampoco.-, señala al gato, -Que luego me dan la lata por darle a mis alumnos herramientas dignas de un criminal.

Agdayne se queda escuchando las órdenes del profesor con una larga sonrisa. ¡Cómo mola ser profesor! Puedes mandar a un montón de jovencitas a hacer lo que se te antoje. Miles de ideas cruzan su mente a velocidades supersónicas antes de decidir agitar la cabeza para eliminar pensamientos demasiado salidos de tono. 

El gato mueve la cola de lado a lado, contemplando con curiosidad el despacho ahora que ha tenido la oportunidad. Se pregunta si podrá resolver su otra duda, y así comer dos pájaros de un... como sea el dicho.

-Oh, oui. Aunque ya sé cómo ser un liante, viejo Bob. Solo tengo que dejarme salir un poco.- Guiña un ojo manteniendo una sonrisa entre dientes. -Ahora bien, lo de meterme donde no me invitan es perfecto. Precisamente porque una cosa va enfocada a la otra, ¿oui? Si entras donde no te invitan, las posibilidades de liarla más aún se multiplican. También estoy interesado en buscar a alguien que conozca sobre magia de movimiento.- Se lleva las manos a la espalda. Ante el comentario sobre la criminalidad del profesor se aguanta la risa. Realmente ha sido un comentario divertido, sabiendo lo que sabe de Robert.

-Ow, vamos. Sabes que no se lo diré a nadie. Pero tampoco has evaluado las ventajas de que se sepa, mon ami. ¿Sabes que a un gran porcentaje de las chicas bonitas les gustan los malotes? Se dice que los expresidiarios ligan un montón. Tengo que hacerme alguna cicatriz de tipo duro.- Hace una pausa, para luego hacer un cabeceo hacia Velvet. -¿Tú que opinas, mon cheri?-

Velvet se gira resignada al oír el profesor. Cuando este le dice que ordene el despacho, Velvet no sabe como reaccionar. Nunca ha limpiado nada, ni siquiera ha leído sobre el tema ¿Existirá algún libro de teórica de la limpieza? ¿Qué necesita uno para sacar el polvo: Un trapo de algodón o mejor de lino? ¿Se necesitará mucha agua para limpiar un suelo de madera, o mejor poca? ¿Cómo re-ordeno los libros? ¿Alfabéticamente? ¿Por autor? ¿Por tema? Miles de preguntas estúpidas sobre limpieza atraviesan la mente de Velvet mientras Robert sigue hablando con ella. Al escuchar que este le deja leer cualquier libro que haya en el despacho su corazón da un vuelco... ¡Bien! No puede dejar de pensar en cuantos llevarse. 

- Investigaré sobre el tema de la limpieza, es algo interesante... -Dice con voz pensativa respecto al tema de ordenar el despacho.- Si no le importa empezaré a mirar qué libros me llevo... 

Mientras tanto el chico gato y el profesor siguen hablando de sus cosas, Velvet va mirando las estanterías y pilas de libros que hay acumuladas por la habitación. Encuentras varios libros interesantes que va acumulando. Buscando por allí encuentra un volumen llamado "Yo, Cazador". Velvet lo abre y lo hojea. Su cara es más glacial que nunca y todo lo que piensa sobre ese libro se podría traducir en un "...". Finalmente lo deja en su sitio y sigue buscando.

Cuando ya ha acumulado bastantes y no le caben en las manos, invoca a Faceless y se los da. Sigue mirando y agarrando tantos como puede. De pronto, Agdayne se dirige a ella. - ¿Eh? perdón.. no estaba escuchando. Pero si os referís a lo de antes, no diré nada. No tengo porqué decir nada. -Gira la mirada y sigue buscando fascinada por las estanterías, sin prestar mucha atención al pobre chico. 

Robert asintió lentamente a las palabras de Agdayne. No porque estuviese de acuerdo sino porque le parecía el método más rápido para que siga hablando sin tomar pausas largas entremedio.

-Las desventajas de que se sepa es que me va a venir el Director y me va a matar. Y quizás la Directora me expulsa.-, bufa suavemente, rodando los ojos, -Las ventajas de enseñarlo... Bueno. Será gracioso.

-Eso me basta.

Esboza una sonrisa de lado. Mira a Velvet, alzando una ceja. Es como si estuviese procesando cada letra que él le dijo, una a la vez. ¿Tanto tarda en comenzar...? Cuando finalmente se dispone a hacerlo, él rueda los ojos y asiente. -Interesante, dice... Pues aquí no hay libros de limpieza. Hay de monstruos, magia negra, está mi auto-biografía... Y poco más.-, al vez su expresión, alza una ceja, -... No es tan malo.-, quizás un poco ofendido de su reacción. No demasiado, al menos.

Ante la interacción entre los dos, él alza la mirada al techo, -Me pregunto si habrá algún par de alumnos normales en este manicomio...

-Pues, bien. ¿Qué te interesaría aprender de esta magia, niña? ¿Quieres aprender a hacer algo en concreto o solo mejorar en lo que sabes?-, le dice a Velvet, recogiendo algunos libros por su cuenta también, para dar el ejemplo, -Así puedo recomendarte cual llevarte.

Suspira y se dirige a Agdayne.

-El Director y Demian saben de magia de teletransporte. La usan frecuentemente.

Velvet no duda ni por un momento ante la pregunta de Robert - Quiero aprender todo lo que pueda y mejorar más en lo que ya sé que, de hecho, es muy poco comparado con todo lo que hay aquí -. Sigue mirando las estanterías fascinada. Y pensar que ese sólo es su despacho... En la biblioteca debe de haber montones de libros, aunque aun no ha tenido tiempo de ir a verla. -Bien, quizá para empezar iría bien que me recomendase los libros más introductorios y luego ya pasaré a los más complicados. Necesito una base para empezar -Dice toda decidida, mirando directamente al profesor.

- Ah pero.... no necesito tu biografía... -Desvía la mirada, se podría decir que pone cara de disgusto.

Agdayne revolea la mirada, llevándose las manos a la espalda con gesto despreocupado, aún mirando el sitio.

-Booon, bon. Está bien, no diré nada. Te debo una a fin de cuentas, ¿non?- Tras dar un par de vueltas por la habitación se vuelve a sentar en lo primero que pilla. -Realmente, si esto es un manicomio, es un manicomio trés pijo, ¿non? Porque nos tratan de categoría. Ah, y tú eres un loquero, porque si me has traído a mi...- Rie para si, rascándose la nuca. No le desagrada en absoluto considerarse a si mismo como carente de cordura. Se le hace más divertido incluso.

-¿Entonces cuándo empezamos? Lo de ver a alguno de esos dos... sacrébleu, ya lo pensaré.- Ya había visto a las dos personas mencionadas. Profesores muy muy estirados. Uh. Error. Eso no congenia bien con los de su calaña.

-Muy bien, muy bien, ya veré como me las arreglo contigo, pequeña bruja.-, dice, estirando un poco el cuello para encargarse de alguna que otra contractura. -Da igual la biografía. Llevate estos, también.-, dijo, recogiendo varios libros de aspecto muy avanzado, -Si entiendes algo pues bien. Sino, suda de ellos.

Tras eso se giró a Agdayne.

-Podemos empezar ahora, chico gato. Iré a buscar algunos materiales para practicar, espérame aquí. Y tú, venga, a estudiar.-, le dio un par de palmadas en la espalda a Velvet, sugiriéndole que deje de ordenar, parece. Quizás solo le interesaba saber si estaba dispuesta a hacerlo...

-¡Trés bien! ¡Hora de aprender buenos trucos! Vamos a hacer magia de verdad.- Se truena los nudillos y se arquea para estirarse, de forma bastante felina y elástica. -¡Te espero, viejo!-

Aprovechando que se va Robert, Agdayne apoya el brazo en la mesa y mira a Velvet entrecerrando los ojos, dedicándole una sonrisa pícara. -Ahora que no está el profesor...- Dice en voz baja, -¿Qué tal a la hora de la comida, ah? Tú, yo, solos, alejados del resto, ¿hmm?- Le guiña un ojo. No cesaba el maldito.
 

Velvet y Faceless, con una pila de libros cada uno, se disponen a marchar del despacho del profesor. Aprovechando que Robert se ha ido, Agdayne se acerca. 

¿Él y yo solos? ¿A la hora de comer? - Uh.. claro, pero... ¿Para qué? -Pregunta perpleja con toda la inocencia del mundo y pestañeando mientras mira directamente a Agdayne. - Si necesitas algo, iré a dejar esos libros primero y luego estaré en el comedor. - Con un gesto de cabeza, ya que lleva las manos cargadas de libros, se despide - Hasta luego-.

Se marcha contenta por el pasillo acompañada de Faceless. -He podido agarrar un montón de libros interesantes hoy y creo que he hecho un amigo.... Sería el primero. ¡Vas bien, Velvet! -Se dice a sí misma con determinación.