Partida Rol por web

Vargo llega a la horilla de la playa, ya tocando tierra.. una ola enorme lo arroya revolcándolo hasta donde se encontraban sus compañeros.. Aunque el chico se levanta, apoyado en sus espadas a modo de bastón. - Joder.. lo que me faltaba ya.. jajaja - remuga sacudiéndose la arena todo empapado pero sonriente.

Stan se acerca hasta Peter y el doctor, el cual no parece hacer mucho caso al cuasi cadaver.

-¿No tiene solución?- pregunta mirando con un poco de asco el cuerpo del holandés. Después vomita sobre los zapatos del mismo, incapaz de refrenar una arcada.- Oh vaya... lo siento Peter... supongo...

Coraline también posa los pies en tierra, cogiendo aire y a la vez tosiendo un poco de agua salada. Incluso escupe de forma poco femenina. Después, mima un poco a su mascota, que al fin y al cabo había realizado un buen trabajo, pero al parecer no había servido de mucho. El cuerpo de uno de sus compañeros estaba muriéndose allí en medio y el doctor pululando por la isla.

¿Dónde me he metido? Piensa suspirando.

- Oh, por Dios... Stanley, ayudame con esto...

Con calma, el Doctor se arrodilla junto al cuerpo casi partido en dos del pirata, indicándole a su ayudante que sujetase los lados de la herida mientras cortaba en jirones su camisa.

- Esto mantendrá las tripas en su sitio... de momento. - Levantando un instante la cabeza, grita a los que siguen pululando por la playa sin hacer nada - ¡BUSQUEN MI MALETÍN O LA CAJA DE MADERA CON LAS TRES CRUCES! ¡TIENE QUE HABER FLOTADO CON NOSOTROS! ¡RÁPIDO!

Se inclina sobre el hombre moribundo y le susurra al oído...

- Piter de Vries, ¿abrazas la Fé de Cristo, tu Señor, renuncias a tu vida de Pecado y aceptas la Voluntad de Dios de acoger a una escoria como tu en su Seno, y aceptas en tu corazón su Misericordia?

Su mano se dirije rápidamente hacia la herida, hurgando en ella hasta encontrar el pulso de una arteria principal.

- Dime, Holandés, ¿crées en mi Dios, o prefieres que te mande al Infierno?

Apenas tiene tiempo de arrodillarse en la playa y toser todo el agua que ha tragado, cuando escucha las órdenes del "buen" doctor.

Sí, los demás estamos bien, gracias por preguntar...

Con el ceño fruncido y recogiendo con ambas manos la larga falda hasta las rodillas para no tropezarse por la arena, la rubia se pone en pie y empieza a recorrer la playa buscando los instrumentos del doctor.

Nota la garganta arder como la última vez que su barco naufragó, pero ésto, lejos de debilitarla, consigue que la noble inglesa reúna fuerzas impulsada por la rabia, el dolor y el cansancio. Hasta que al fin, lo encuentra. Levanta los pies como puede, notando al hundirlos en la arena como los granos arañan y queman su fina piel. Recoge el maletín con una mano lo lleva con cuidado junto al doctor.

Ahí tenéis.

Dice dejando el maletín y anudándose el extremo de la falda a su cintura, haciéndola más corta pero más cómoda y escurriendose luego el cabello dorado, añorando, seguramente, el cepillo que solía usar para cuidarlo antes de perderlo todo.

-Joder Doctor, ¿quieres explicarme como acabo siempre sujetando las tripas de alguien?

Stan se agacha con el doctor junto a Peter y agarra la carne en su sitio intentando no mirar demasiado para no vomitar de nuevo.

El doctor hace lo posible y lo imposible para salvarle la vida al pirata que está maltrecho por todos los lados. Por donde se lo mire, Peter tiene heridas, las más importantes en su lado izquierdo, donde su mano pende de un hilillo de carne y uno de sus ojos parece que se haya ido para siempre.

Aún así, el buen doctor, con ayuda de Stanley y de Elisabeth, la cual ha encontrado la maleta de Spade, hacen todo lo que está en sus manos para salvarle la vida a Peter, y tras varias horas de trabajo, logran estabilizar el cuerpo del pirata.

Eso sí, no sin algunas secuelas.

El ataque del tiburón se ha llevado su mano y uno de sus ojos, que ha reventado por la presión de la que ha sido presa su cuerpo...

El doctor busca y rebusca entre sus cosas y le coloca un parche sobre el ojo, mientras que con su mano, intenta hacer un apaño con lo que tiene encima.

Ahora Peter respira, con dificultad, pero respira. En poco tiempo, podrá estar dando saltos y volando cosas nuevamente...

Llego a la playa bastante cansado, al principio me acerco a ver cual es el estado de Peter, pero pronto me doy cuenta de que allí no hago ninguna falta, como tampoco me gusta la casqueria opto por alejarme. Lo primero ahora es ver si todo el mundo, aparte del artillero se encuetra bien y sobre la arena de la plya -¿ESTAIS TODOS BIEN?- pregunto alzando un poco la voz. Ahora entro y salgo del agua, recuperando todo lo recuperable, no es demasiado pero algunos objetos nos ayudarán en caso de que tengamos que pasar algún tiempo por aquí               -Conozco bien estos mares, y estoy seguro de que esta isla no aparece en los mapas convencionales...-

Un espasmo de tos recorre todo mi cuerpo. Y restos de bilis y sangre salen disparados yendo a golpear, precisamente, a uno de mis compañeros que parece que agarra algo que cuelga de mis entrañas.
Logro abrir finalmente un ojo pero he aquí, que debo parpadear rápidamente para adaptarme a la extraña sensacion de falta de profundidad.
Lentamente, inspiro recuperando fuerzas al tiempo que escucho no se que asunto sobre dios o el infierno.
Y enfocando al rostro que se cierne sobre mi, vislumbro el rostro del doctor.
Alzo entonces mi brazo izquierdo y descubro que, en vez de mano, ahora solo hay un muñón sanguinoliento.
Y con voz ronca, mientras soporto el dolor que demuestra que sigo vivo, aproximo mi rostro al de Spade y digo mientras le agarro por la muñeca con mi mano sana.
¿Y te crees con poder suficiente como para enviarme a tu infierno?. Ya ves que tu dios o la fatalidad, no han podido lograrlo. ¿Tu si podrías?. Lo tendré presente, doctor, y ya veremos si gozas de tal grado de poder.
¡Vamos!. ¿A que esperas para terminar el trabajo de tu dios?
Y ahora, enseño los dientes en una sonrisa que demuestra mi parentesco con nuestros hermanos del mar.
Ten presente esto Spade. Tenlo muy presente. intentas aprovechar la ocasión para tratar de obtener un beneficio. Beneficio, que no vas a lograr. Eso es algo que garantizo con mi palabra. Y en cuanto a lo que demuestras con tu comportamiento bien...
Para mi, te has convertido en el sicario de un dios que es incapaz de realizar un trabajo hasta el final. Cuidado Spade, Ten cuidado. Pues no olvido tu miserable fracaso cuando Crow murió. Harías bien, por la salvación de tu patética alma, no volver a fracasar.
En cuanto a tu bienestar físico, no deberías jugar con fuego.

El susurro del Doctor se hace tenso y desesperado, escapando entre sus dientes apretados, su rostro a un centímetro del del Holandés.

- ¡Por Dios, Holandes! - Su voz muestra desesperación, y sus ojos, sus fríos ojos color acero brillan con el miedo que sólo puede tener un hombre que sabe que las palabras que va a decir son ciertas - ¡Jura tu Fé en el Señor, Holandés! ¡Tu alma está condenada al Infierno! ¡Jura y tendrás una oportunidad!

Antes que jurar sumisión a tu dios, Spade, prefiero una muerte libre de cadenas que me aten en el mas alla.
Y mi voz, aunque sigue débil, muestra una dureza propia del acero.
Toma tu decisión de una vez. Pero no me hagas perder mas el tiempo.

La respiración del Doctor se corta. Sus ojos vuelven a ser opacos, dos bolas de plomo cigas a todo lo que le rodea.

El corazón se demora entre latido y latido, la sangre le corre espesa y siente en la boca el frío del agua del mar.

- Entonces no puedo hacerlo. No puedo cargar con el alma de otro amigo en mi conciencia...

Los labios del Doctor depositan un beso en la frente del pirata. El sabor de la sal, la sangre y el sudor se mezclan.

- Ve con Dios, Peter DeVries.

La mano del Doctor se mueve con rapidez. La arteria se desgarra. Sin dolor, Peter DeVries muere en la arena de una isla sin nombre, bajo el cielo azul del Caribe.

Unos pájaros salen volando rápidamente de entre las palmeras, graznando, en dirección al mar...

La vida de Peter se desparrama sobre la arena mientras la sangre comienza a inundarle el interior del cuerpo...

Sus ojos se cierran lentamente, mientras que sus manos intentan aferrarse a la arena... intentándo no dejar este mundo de esta manera...

Pero lo hace.

Y así, como vivió, murió.

El Doctor murmura unas palabras antes de depositar un beso en la frente de DeVries. Con suavidad, deja al pirata sobre la arena, mientras se levanta y se dirige de nuevo a la palmera, dando la espalda al resto de sus compañeros.