Partida Rol por web

El duelo seguía, y esta vez con nuevos problemas para Safwan, pues el tiro que le dedicó iba bien dirigido. Grigory sintió que una parte de su cuerpo se torcía por la presencia del demonio, pero sin duda alguna, logró imponerse con facilidad sin dejar que le afectara demasiado. 

El soldado Ulrich se había llevado un buen varapalo, las visiones que lo asolaban lo dejaron fuera de combate mientras trataba de quitarse de encima un enemigo invisible a ojos de los demás. Su teniente avanzó unos metros para tener mejor visión del demonio y el inquisidor.

El desangrador de Khorne actuó instantes antes que el Inquisidor. Una nube de azufre que estalló en llamas quedó atrás y el temible demonio apareció por encima del inquisidor descargando sobre la pierna izquierda de este un tremendo ataque que amenazó con partirle la pierna en dos. El inquisidor no logró evitarlo y un alarido de dolor fue arrancado de su garganta, pero este no cedió a pesar del tremendo ataque recibido. Se movió con cierta agilidad desenvainando su espada de fuerza y atacó contra el demonio. El problema fue que el ser de la disformidad había colocado su espada instantes antes por el camino de la del inquisidor, como si hubiera sido capaz de adivinar sus movimientos - jajajajaja siempre patéticos los brujos de tu calaña... no serías digno del traicionero de Tzeentch, devoraré tu alma - y una afilada lengua lamió el rostro del traidor.

Los soldados inquisitoriales siguieron bloqueados, y el único que quedaba se movilizó para apoyar a los drovelianos que estaban siendo acosados por el francotirador. En cuanto tomó la posición, disparó contra el, pero erró el tiro, lo que provocó que soltara un exabrupto que bien le valdría un par de latigazos.

Demonios, inquisidores, psíquicos, soldados inquisitoriales, guardias imperiales leales, y un francotirador. Los disparos de las diferentes armas se entremezclaban con los gritos de unos y de otros, en una situación que de una batalla había pasado a un pandemónium. Una auténtica locura, pero por ahora esta locura solo tenía para mi la prioridad de sobrevivir al francotirador e intentar acabar con el al mismo tiempo.

- Ven aquí desgraciado. Añado mientras apunto y disparo el rifle que me entregaron.  

La situación entre el Demonio y el Inquisidor estaba más allá de su capacidad de influir en el resultado del combate, aunque si por el fuera y tuviera un lanzamisiles en las manos, tenía muy claro que le encantaría ver estallar a los dos. - ¡SEGUID DISPARANDO BASTARDOS, MASACRADLOS!¡EL FUEGO JUSTICIERO DEL EMPERADOR ESTÁ EN VUESTRAS ARMAS, USADLO!. - dijo. No podía hacer nada por Ulrich, pero sí podía hacer algo por el enemigo que tenían en la espalda, ya que Grigory aún no había activado las torretas, pero no podía esperar más u otro hombre bajo su mando caería.  

Viendo que Safwan estaba teniendo muchos problemas con aquel Francotirador, decidió que ya estaba bien de aguantar gilipuerteces. Salió corriendo a toda velocidad, bordeando la columna y yendo de cabeza hacia el asesino. 

Ibn logró torcer la columna para observar, con los ojos abiertos por la sorpresa y el pánico, la situación. ¿De qué horrendo pozo del infierno había salido aquella cosa? No lo sabía, pero siempre había sido un hombre de fe, como quedó probado en su anterior y justificado ataque de pánico. Y ante un más que probablemente muerto sacerdote, recaía en el rebaño hacer la labor del pastor.

-¡El Emperador protege, engendro, muerte a la oscuridad!-bramó, mientras abría fuego como un maniaco junto a su asistente con el rifle hotshot. 

Grigory empezó a tocar todos los instrumentos habidos y por haber del cogitador, buscando sobrecalentar los generadores de vacío para que no fueran un problema, pero entonces tuvo una idea distinta.

-Voy a activar los generadores, moveros bajo ellos para que el tirador no pueda haceros nada -informó por el microcomunicador a sus compañeros.

Que Safwan estuviera evadiendo todos los ataques del asesino lo había dejado completamente turbado, tanto, que erró el tiro por un centímetro, provocando que la caja volviera a sufrir el daño. En la sala de maquinas, el tecnosacerdote tomó la dudosa buena idea de reactivar el escudo de vacío que protegía el estrado, y lo logró. Su habilidosa maniobra con el cogitador logró que el espíritu maquina del generador redoblara sus esfuerzos, superando con creces el tiempo requerido de la reactivación. La pantalla solo cubría aquella zona, por lo que no puedo ampliar sus efectos, dejando protegidos al Inquisidor y al demonio.

El especialista Ulrich siguió bajo los efectos de la endiablada disformidad lanzada por el inquisidor. El problema vino cuando Ibn trató de acribillar al demonio, este vio con horror como la pantalla se alzaba el instante que abría fuego, dejando todos sus disparos siendo absorbidos por la energía protectora del campo de fuerza.

El teniente trató de avanzar flanqueando al francotirador, enalteciendo a los suyos con éxito, sin embargo, el francotirador le dedicó una enigmática mirada y desenfundó la pistola a juego con su rifle, Karl iba a pagar un alto precio por aquella maniobra. El soldado inquisitorial, el único que era capaz de controlar sus nervios, buscó una posición mejor para disparar contra el asesino, pero tras moverse y abrir fuego, descubrió que volvió a errar el tiro.

Por el otro extremo el letal duelo entre desangrador de Khorne e Inquisidor se siguió dando. Ambos contendientes erraron sus ataques, demostrando que ambos estaban dándolo todo, aunque uno más desesperado que el otro. Al desangrador aquello le divirtió pues se rió del inquisidor a pesar de que él mismo había fallado, sin embargo la risa se le cortó de manera abrupta y pareció parpadear en la realidad, aquello le arrancó un gruñido de desagrado. 

Nuevamente el asesino evadió el disparo de Safwan, pero este había perdido todo el interés en el tirador droveliano y solo tenía su mirada puesta en la amenaza más inmediata para él, Karl.

A Ibn se le cayó el alma a los pies al ver aquel escudo de energía activarse. Justo en ese instante. En ese condenado instante. Evidentemente, Grigory había fallado a la hora de contener aquella reactivación, o eso pensó hasta que escuchó el mensaje por el comunicador.

"Mierda. Menuda cagada."

Pero no podía dejarse llevar por la desesperanza. El Emperador protegía siempre, incluso en las circunstancias más adversas, y aquella lo era. 

-¡Grigory, hay un demonio bajo el campo de fuerza, urge su eliminación junto con la de ese malnacido!-dijo alterado por el comunicador, mientras se preparaba para abrir fuego de nuevo. Quizás esta vez con mejor fortuna, si es que lograba pasar el campo.

Grigory estaba preparándose para desconectarse y refugiarse bajo el campo cuando escuchó las palabras de Ibn y no pudo evitar soltar una maldición en techna-lingua que sonó como un chirrido mecánico. Había tomado una decisión rápida y muy, pero que muy desacertada, por lo que ahora no tenía más remedio que seguir perdiendo el tiempo. Por suerte aún no se había desconectado y seguía dentro de los protocolos de activación del generador y empezó a desactivar toda seguridad que encontrara, comenzando por los de la temperatura de los generadores y siguiendo por los  controladores de la energía.

Mientras apunto al francotirador, veo por el rabillo del ojo como Karl sale corriendo desde su posición, hasta la posición donde aguarda el francotirador, y como este cambia su arma larga por una mas corta. - La madre que le parió Karl, que le van a desgraciar, póngase a cubierto. Con la distancia que nos separaba, por ahora lo único que podía hacer, era disparar lo suficiente al francotirador como para distraerlo y que el teniente le acertase un buen espadazo entre las costillas. 

- ¡POR EL EMPERADOR!¡DEMOSTRAD LO QUE VALÉIS DRAGONES! - gritó el teniente, dejando caer su arma larga y desenfundado la espada-sierra con la habilidad que da la práctica, todo eso en plena carrera. Apenas cambió el paso, de una carrera a todo trapo por una carga controlada para impactar contra el enemigo con toda su fuerza, si es que llegaba con vida, ahora que el francotirador había fijado la mira de su arma en él. 

A su lado, el nuevo operador de radio cargaba con su espada en la mano gritando con fervor. 

Activó el arma, provocando un sonido que prometía muerte y destrucción, de forma muy dolorosa, mientras el extremo del rifle del francotirador le apuntaba. - Dos pasos más...un paso más... - pensó Karl, viendo como el filo del arma se acercaba hacia el hombro izquierdo, amenazando con cortar y sajar desde ahí, atravesando todo el torso de aquel hombre.

El certero disparo del asesino, dirigido contra el teniente erró para su asombro, no por que él fallara, sino porque el oficial droveliano había logrado evadir los disparos que le dedicó con la pistola a juego con su rifle. Debía prepararse para lo peor, y así fue cuando Karl cargó contra él tratando de asestarle un golpe con la parte roma de su arma, intentó evadirlo, pero no estuvo acertado y recibió un fuerte golpe en la cabeza que lo dejó noqueado.

Grigory encontró serias dificultades para todo lo que quería hacer, había un código maligno instalado (que no herético) que le ponía el trabajo realmente complicado. Tuvo que machacar varios algoritmos con programas de su propia cosecha que funcionaban como carceles lógicas donde esos códigos malignos se encontraron en un bucle infinito que le abrió a Grigory la puerta para sobrecargar los escudos. Los generadores habían quedado fuera de su alcance.

Aprovechando esa situación. Ibn acribilló al demonio que seguía enzarzado con el inquisidor. Los disparos fueron muy bien dirigidos. La salva del droveliano impactó en la espalda del terrible demonio provocando severos daños en este hasta que tras un grito empezó a desvanecerse dejando tras de si una peste a huevos podridos y una amenaza gritada con la rabia de la derrota - ¡SINA! ¡GUARDA TU DESCENDENCIA! ¡VOLVERÉ A POR TI A POR LOS QUE LLEVEN TU SANGRE! ¡JAAJAJAJAJAJAJAJAA.AA..G..G.G.G..G.....................! - y desapareció sin dejar rastro alguno.

Uno de los Storm troopers inquisitoriales logró recuperarse y el otro se quedó apuntando al asesino sin atreverse a disparar por si le daba al teniente. El inquisidor se movió con dificultad con los ojos inyectados en sangre y miró a Ibn sabedor de que este no le dejaría tranquilo. Alzó su arma y disparó contra el doctor, parecía que ahora no estaba tan atrevido para usar sus poderes psíquicos. Su salva fue bien dirigida y sino el doctor no se ponía a cubierto a tiempo, recibiría al menos dos impactos directos.

El problema realmente vino cuando Safwan trató de disparar a un combate cuerpo a cuerpo, logrando darle al asesino aprovechando la situación, encajándole un buen disparo que lo llegó a herir, aunque no de gravedad.

-¡Santo Dios Emperador!-gritó Ibn intentando contener el dolor y las lágrimas cuando el Inquisidor le acertó con sus disparos. Notaba varias quemaduras y heridas en su tostada fisonomía, y seguramente no le quedaba mucho tiempo. En especial siendo consciente, quizás por primera vez y de forma aterradora, que se había lanzado a cumplir su deber en solitario. No sabía donde estaban casi todos sus compañeros, quizás muertos, quizás reducidos, o quizás ocupándose de otras amenazas. 

Pero tras fulminar a aquella cosa impía, y al parecer ganarse una maldición familiar en el proceso, totalmente en solitario... Parecía que recaía sobre él de nuevo acabar con aquel condenado hereje. Aunque solo fuera porque, simplemente, no resistiría otros impactos como aquellos. 

Así que hizo de tripas corazón, apretó los dientes y, encomendándose al Emperador y sus santos, dijo:

-¡Vamos Al-Razi, aún quedan heridas que salar!

Con el teniente zumbándole la badana al francotirador, y sin tener que esperar a esquivar el disparo de este, era mucho mas fácil apuntar y disparar. No iba a dejar que ese desgraciado se escapase sin unas cuantas marcas de mi rifle en todo el cuerpo.

- Que el Emperador te mande a los infiernos. Levanto el rifle y aprovechando uno de los giros de Karl, descargo un potente disparo contra el francotirador. 

El Teniente cargó poseído de una furia justiciera, tal era su creencia y devoción en el Dios Emperador que la bala del asesino, corrompido por el Inquisidor, pasó de largo a su lado al semi-agacharse en su carrera hacia él al dejar caer el arma desde un punto más bajo para evitar daños a la venerable arma. Chocaron él y su nuevo binomio contra el asesino, mientras una disparo perforaba un costado de aquel perro. La espada de Karl, subió y bajó, golpeando de plano en la cabeza y su segundo golpeó las corvas con el rifle, en un uso poco ortodoxo del arma, haciendo que el hombre cayera de rodillas, atontado totalmente con la cabeza mirando hacia el techo, mirada perdida, y balanceándose como un sauce al viento con ambos brazos abiertos a los costados. 

El rifle que había abierto los boquetes en la caja al lado de Safwan yacía en el suelo, junto a la pistola, testigos mudos de lo que estaba a punto de ocurrir. El Teniente plantó ambas piernas abiertas delante del interfecto, cogiendo el pomo con ambas manos y apuntando con la punta del arma hacia el estómago del hereje, mirándolo a los ojos idos. - Se acabó, prueba la furia del Dragón, cabrón. - 

Con un empujón a fondo, activó los dientes de la espada y clavó la espada en el estómago, de donde comenzó a salir un chorro de sangre mientras el hombre emitía un chillido inconexo, temblando como si estuviera en una cápsula de descenso entrando en órbita. El Teniente cogió el pomo con fuerza y agachando ligeramente el cuerpo y doblando las rodillas, para poder coger mayor impulso y fuerza, movió el arma hacia arriba rajando al perro desde el estómago hasta la garganta. Las salpicaduras de sangre caliente no importaron a Karl, eran la prueba de su devoción. 

Un disparo certero culminó la tarea, justo cuando Karl sacaba el arma. En medio de la frente, apareció un agujero diminuto del que empezó a salir humo, el ya cadáver, se tambaleó un momento para caer hacia atrás, quedando en una posición extraña, brazos abiertos, y boca muda gritando al infinito, bocaarriba, de espaldas al suelo y con un gran charco de sangre aumentando a su alrededor.

Con un suave movimiento de su arma goteante de sangre y vísceras, Karl cogió el fusil del asesino enganchándolo con la punta de su arma y se lo acercó a Safwan - Registre el cadáver por si tiene información, un dataslate, cualquier ítem donde guardar información, tarjetas, cartas... - Recogió su arma láser del suelo y se acercó al estrado, donde ya había acabado todo ruido y movimiento, mientras fruncía el ceño y apretaba los dientes aguantando el dolor que sentía. 

Vio a Ibn en el suelo, jadeando, casi inconsciente, pero vivo, como poco a poco se levantaba tras su última salva de disparos. Con varias heridas, presentaba mal aspecto, igual que el Teniente, pero estaban vivos. Miró uno a uno a los supervivientes, asintiendo, mientras sacaba su dataslate y paraba la grabación de sonido, para sacar un vídeo rápido de la escena, dando una vuelta sobre sí mismo mientras estaba en el medio. - Señores, ésto se ha acabado, bien hecho. Recojamos el cuerpo del comandante, el del páter, y vámonos. - les dijo a sus hombres. Haciendo lo que tocaba, se acercó a Ibn y le terminó de ayudar a incorporarse - Bien hecho, soldado. Ahora haga unos parches de emergencia y vámonos, empezando por usted. - para luego acercarse al Inquisidor y registrarlo de arriba a abajo. Aquel cabrón tenía que tener información por fuerza.

Después de coger lo que tuviera, se puso a ayudar al transporte de los cuerpos, como pudo. - Ustedes, si quieren vivir, acompáñennos. Ésto pronto se llenará de xenos. - les dijo al resto de ocupantes de la sala. 

- Grigory, espero que haya cogido toda la información posible de esos cogitadores, lo necesitaremos todo, y ponga las armas en automático para dentro de 3 minutos, que cualquier xenos que entre aquí se lleve su merecido. - 

- En marcha. - dijo, encabezando el camino de vuelta a la zona de extracción. 

Grigory no podía hacer nada más desde el cogitador, así que simplemente se dispuso a moverse. Salió de la sala y se acercó todo lo que pudo a la posición de Ibn para intentar hacer algo en ese combate.

Hago una señal con el pulgar al teniente y me acerco hasta donde se encuentra el francotirador, mientras voy rebuscando entre sus pertenencias le digo al ayudante del teniente que tengo a mi lado que tome el rifle y la pistola. - De seguro nos lo decomisan, pero quedaría bien como trofeo de combate. Aparte son armas muy potentes. Una vez saqueado el cadáver del francotirador y recogido todo lo que llevaba, voy a recoger los restos de mi compañera, merecía algo mas que acabar destrozada en el palacio de un traidor a imperio. - Un último paseo compañera. Niego con la cabeza. - Intentaré dejar tus cenizas en el próximo planeta desértico que pisemos. 

Con la batalla por el palacio terminada, aun quedaba una batalla mas por liberar al planeta, no sabríamos si habíamos hecho bien o no, solo sabíamos que habíamos desenmascarado a unos traidores al Imperio del Hombre. - Regresemos con los nuestros, de seguro agradecen la ayuda.