Partida Rol por web

Sylver vio con desesperación como fallaba todo. El terremoto rebota, y Dracarys y Kuno caen... Quedandose solo un debilitado Metagros... 

Lleno de verguenza y de arrepentimiento levantó la mano. - Me rindo... - Dijo todo lo alto que pudo... Era imposible escapar de una situación como esa. La velocidad de su equipo no habia valido de nada contra tan ferrea defensa. 

Avergonzado y preocupado por sus pokemon y amigos, los recogió y se volvió hacia las puertas. 

Fue una estrategia muy arriesgada. Le contestó Lario. Pero ha sido un combate muy emocionante. Espero que contra Yasmina tengas más suerte.

El gimnasio Ula Ula se encontraba en la región de Alola. Para llegar hasta aquel lugar era necesario realizar un viaje de al menos un par de días en barco. Una vez alcanzada la isla, habría que dirigirse hacia el centro de la misma y tomar un teleférico que tardaba aproximadamente un par de horas en subir. Después había que recorrer un par de kilómetros andando y finalmente llegarían al gimnasio pokémon. 

Aquel gimnasio estaba a más de 4.000 metros de altitud y su líder era Lario, un maestro inventor y también maestro de pokémon de tipo acero.

Al entrar en el edificio, la decoración era muy curiosa para tratarse de un gimnasio. El lugar estaba repleto de telescopios, de imágenes del cielo y de mapas mundi. Sentado en una mesa había un joven hombre que llevaba puestas unas gafas doradas. Su pelo castaño estaba muy alborotado y despeinado. Sin duda ese hombre parecía estar investigando algo en aquel lugar. 

Cuando el aspirante hizo acto de presencia, Lario alzó la mirada y dio un respingo sorprendido. No le había oído llegar. ¡Oh, vaya! ¡Menudo susto me has dado! Comentó.

Después miró el reloj sin tener muy claro si tenía tiempo suficiente o no para librar aquel combate. Bien, démonos prisa porque tengo cosas que hacer. Lo mejor será realizar un combate doble usando cuatro pokémon y sin cambios. El que derrote a los otros cuatro pokémon del adversario ganará. ¿Entendido? En ese momento lanzó dos de sus seis pokéball al aire. ¡Pues adelante, Metagross y Magnezone!

Comparado con el viaje anterior, este, a pesar de también ser muy largo, fue un paseo para Tarako. No era lo mismo subir en teleférico que andando por el interior de un volcán. El ánimo del joven pelirrojo estaba por la nubes tras la victoria anterior y nada iba a bajárselo, ni un camino de días para librar su próxima batalla.

Conocer al líder y todo lo que le rodeaba le hizo concentrarse de lleno, era evidente que era una persona inteligente, así que no se podía confiar. Hola, soy Tarako y vengo a retarte. Le dijo amablemente el chico cuando se percato de su presencia. Lario parecía tener prisa, así que Tarako se dejó de formalismos, tomo su lugar en el campo de batalla e hizo lo propio con sus pokemon. ¡Ptero, Garfío, adelante! El chico lanzó las dos pokeball y aparecieron sus dos fuertes compañeros.

Cómo tienes prisa no nos andaremos con chiquitas. Avisó Tarako a su oponente y seguidamente ordenó los ataques a sus pokemon. Garfío tu terremoto será más débil aquí, pero igualmente será potente. ¡Terremoto! y tú Ptero, usa Acua Cola sobre Metagross. Tarako sabía que Aerodactyl podía tener algunos problemas, pero confiaba en su velocidad para debilitar al pokemon psíquico y que Garchomp pudiera terminar con él.

A pesar de que Aerodactyl era de tipo roca era un pokémon muy rápido y el primero de todos en actuar. De su férrea cola salió un chorro de agua que golpeó al duro cuerpo de Metagross. Después fue Garchomp quien empezó a golpear el suelo, y a pesar de lo duro de éste, se empezó a agrietar hiriendo a sus dos rivales y dejándolos inconscientes al momento.

Lario se llevó las manos a la cabeza, Tarako había sabido usar bien su estrategia haciendo que Aerodactyl golpease primero a Metagross para poder así derrotarle tras el terremoto. Sacó las dos pokéball que elegiría para el combate cuando comprendió que de nada le serviría aquello. Respiró hondo y mirando su reloj sacó la medalla observarorio del bolsillo.

Es inútil que alargue más este combate, tengo mucha prisa y mis dos pokémon no van a poder contra los cuatro tuyos. ¡Está claro que eres mucho más poderoso que yo y no sirve de nada alargar esto más! Tras esas palabras, Lario se acercó a Tarako y le hizo entrega del símbolo de su victoria.

Tarako sonrió al ver como se desarrollaba el combate durante los ataques de sus pokemon, sin embargo, tras ver el resultado su cara se tornó seria por un instante. Vale que su estrategia había funcionado a la perfección, pero aún quedaban dos pokemon por derrotar y aún podía pasar de todo. Por ello, su sorpresa fue mayúscula cuando Lario se rindió, no lo podía creer y se le quedó cara de tonto. 

Cuando Lario le dió la medalla le dedicó una sonrisa sincera. Ha sido un placer combatir conta tí y tus pokemon. Le dijo el joven pelirrojo. Agarró la medalla y se la colgó junto a las demás. Me marcho, que no quiero interrumpirte más. Tarako había entendido de la prisa que tenía el joven Lario y como ya había obtenido lo que había ido a buscar, decidió dejarlo tranquilo con sus investigaciones.

El viaje de vuelta se lo tomó con tranquilidad. Tenía que conseguir un nuevo pokemon para su equipo y debía ser un pokemon poderoso para lo que se venía por delante, así que se tomó todo el tiempo necesario hasta volver al centro pokemon con una nueva inclusión que mejorara la versatilidad de su equipo.

El gimnasio Ula Ula se encontraba en la región de Alola. Para llegar hasta aquel lugar era necesario realizar un viaje de al menos un par de días en barco. Una vez alcanzada la isla, habría que dirigirse hacia el centro de la misma y tomar un teleférico que tardaba aproximadamente un par de horas en subir. Después había que recorrer un par de kilómetros andando y finalmente llegarían al gimnasio pokémon. 

Aquel gimnasio estaba a más de 4.000 metros de altitud y su líder era Lario, un maestro inventor y también maestro de pokémon de tipo acero.

Al entrar en el edificio, la decoración era muy curiosa para tratarse de un gimnasio. El lugar estaba repleto de telescopios, de imágenes del cielo y de mapas mundi. Sentado en una mesa había un joven hombre que llevaba puestas unas gafas doradas. Su pelo castaño estaba muy alborotado y despeinado. Sin duda ese hombre parecía estar investigando algo en aquel lugar. 

Cuando el aspirante hizo acto de presencia, Lario alzó la mirada y dio un respingo sorprendido. No le había oído llegar. ¡Oh, vaya! ¡Menudo susto me has dado! Comentó.

Después miró el reloj sin tener muy claro si tenía tiempo suficiente o no para librar aquel combate. Bien, démonos prisa porque tengo cosas que hacer. Yo soy tu último líder de gimnasio antes de enfrentarte al Alto Mando, eso quiere decir que realizaremos un combate individual en el que podremos llegar a usar nuestros 6 pokémon, pero solo habrá que derrotar a tres de ellos. Lo que significa que están permitidos un par de cambios. 

¡Adelante, Metagross! ¡A escena!

Hola! Dijo al llegar, Ryu estaba cansado pero era el último y tenía demasiada adrenalina para descansar en el centro pokemon o en un hotel. 

Estoy preparado! Tu Metagross es impresionante, pero el mío también! Dijo el entrenador sacando de su pokeball su propio Metagross. 

Tras salir el pokemon, Ryu no dudó en dar la primera orden,

Megaevoluciona y usa terremoto! Es el momento de empezar! 

El entrenador no sabía muy bien como comenzar a usar el objeto que había obtenido en el último combate, pero una vez su pokemon comenzó a cambiar tuvo esperanza en el combate. Parecía más dinámico y rápido y quería con ello acabar con el primer pokemon. 

¡Oh vaya! ¡Se nota que eres un entrenador muy poderoso, sobre todo si tu Metagross es capaz de megaevolucionar!  Lario parecía francamente preocupado al ver a su rival aparentar ser tan poderoso. ¡Pero no nos rendiremos! ¡Adelante, Metagross, demuéstrale que tú también eres muy fuerte, terremoto!

Las sacudidas de ambos terremotos provocaron que todo el campo se llenara de tierra, pero no se llegó a agrietar pues era una superficie dura y de acero pulido, y ni dos temblores como aquellos provocaron daño en el terreno. Los que sí que se vieron muy perjudicados fueron ambos pokémon, que no habían sido debilitados del todo, pero si habían sufrido un gran daño y no aguantarían otro golpe como aquel. Y aunque el pokémon de Lario había sido más rápido, ahora que el de Ryu había megaevolucionado era muy probable que hubiese recuperado la iniciativa.

Metagross no era un pokemon demasiado rápido, por lo que Ryu decidió gastar su primer cambio, Hydreigon, enseñalé por qué estás conmigo desde el inicio de la liga. Sal. y quedate volando. Dijo como una órden, sin embargo, era un tono amistoso que demostraba la confianza que había entre ambos.

El dragón apareció en el campo sobre sus alas para evitar el terremoto, esperando a que el pokemon del rival atacara y rezando por que no fuera otro tipo de ataque que dejara fuera de combate a Hydreigon.

¡No hay nada que hacer, Metagross, pero por intentarlo que no quede! ¡Repite el terremoto! Entonces Lario se quedó atónito cuando Ryu hacía su primer cambio y sacaba a su Mega-metagross del campo de batalla y enviaba a su Hydreigon haciendo que el ataque de Metagross fallase. No entiendo por qué has hecho eso, dudó Lario. La megaevolución iba a hacer a Mega-metagross mucho más rápido que el mío y habrías logrado derrotarlo. Aunque es lógico que ahora aprovecharás algún ataque de fuego para rematarlo. Dijo con cara de lástima. Había aceptado que su pokémon iba a caer en el combate, así que ya estaba preparando la segunda parte de su estrategia.

¡Es verdad! No ha sido la mejor jugada, quería prever que harías algo extraño, supongo que Le doy demasiadas vueltas a los combates. Dijo contento de que su rival Le diera consejos, eso también era parte del torneo, aprender para ser mejor entrenador y mejor compañero. 

Hydreigon, salvemos el momento, usa lanzallamas y quémalo todo! Demuestra todo lo que hemos entrenado. Dijo mientras su pokemon comenzaba a cargar un poderoso ataque de fuego. 

Tal y como había imaginado Lario, su Metagross cayó con el ataque de fuego de Hydreigon. Pero como había avisado, sacó a un pokémon que no tenía en una pokéball si no que parecía estar por el observario rondando. Le silbó y el pokémon llegó flotando con gran energía. ¡Vamos, Klefki, ha llegado tu momento!

¡Guau!, no había visto ese pokemon, no parece de acero aunque está claro que lo es, sonrió Ryu, sabiendo que había algún as bajo la manga.

Hydreigon, lanzallamas para acabar con él, dijo sin tener muy claro que es lo que iba a pasar, Suponía que no era el tipo de pokemon que no paraba de atacar como lo era el dragón de Ryu, así que solo quedaba saber que iba a pasar.

¡Confío en tí Hydreigon!

¡Vamos, Klefki! ¡Preocúpate por proteger a tus compañeros de los futuros ataques de Ryu! ¡Usa Pantalla de luz! En ese momento el pokémon se adelantó a cualquier ataque de Hydreigon creando una pantalla de luz que reflejó parte del fuego que creó.

¡Bien hecho! Gritó Lario al ver como su pokémon había sido capaz de protegerse del ataque que le acababa de lanzar su rival.

Hydreigón, quiere proteger a sus pokemon, es el momento de lanzar un último lanzallamas. Dijo el entrenador, que sonaba más convencido de lo que en realidad estaba, Hydreigon era muy fuerte pero no siempre ganaba la fuerza bruta, si no que se lo dijeran a su propio pokemon planta.

Confío en tí Hydreigon, haz todo lo posible para acabar con la última medalla.

Mientras, el oscuro dragón preparaba su ola de fuego contra el pequeño pokemon de Lario.

¡Tú puedes! Acabó diciendo el entrenador mientras la ola salía.

¡Sigue protegiendo a tus compañeros de lo que se viene encima! Gritó Lario a su Klefki con la finalidad de que aquello sirviera para garantizar una mejor estrategia de combate para el resto del combate. Pues sabía que cualquier ataque que lanzara sobre Hydreigon no sería lo suficientemente rápido como para acabar con él.

Entonces, la potente llama de Hydreigon golpeó a Klekfi sacándolo fuera del combate tal y como Lario sospechaba que pasaría.

¡Dugtrio, a escena! Ryu vio como Lario sacaba a su tercer pokémon, un Dugtrio con tres melenas rubias peinadas para la ocasión, una forma especial de la isla de Alola en la que se encontraba. 

Ryu vió como las pantallas que había puesto el llavero eran un problema. Pero no tenía mucho más que hacer que intentar ganar por fuerza. Hydreigón usa lanzallamas una vez más. Esperando que pudiera hacerlo antes  de caer.

¡Si hemos podido con el otro podremos con este! Dijo más confiado de lo que estaba en realidad.

Lario manzó al campo de batalla a su Dugtrio confiando en que él sería suficiente para vencer a Hydreigon. Una vez más, se había vuelto a equivocar. El pokémon golpeó con su férrea cabeza al pokémon dragón, pero no fue capaz de derribarle. Y entonces el pokémon del aspirante contraatacó lanzando de nuevo un chorro de fuego que quemó los extraños pelos de aquel pokemon regional.

Por suerte para el líder, el objeto que tenía Hydreigon consumió la poca energía que le quedaba y cayó al suelo fuera de combate. 

Buff! Tu Hydreigon me ha costado tres pokémon. No quiero saber lo que me espera... dijo Lario mientras se secaba el sudor. 

¡Adelante, Bisharp!

Hydreigon había caído, pero realmente el pokemon inicial de Ryu había sido más que útil.

Ha estado bien, eres un gran entrenador, has preparado todo para que tus pokemon sean más fuertes, Sonreía el entrenador.

¡Ahora te toca a tí Mienshao!, demuestra que tú también sabes pelear.

Así, el pokemon se situó delante de su entrenador esperando la orden. Usa patada salto alta, ¡demuestra que puedes con sus barreras! El pokemon de Ryu dió un salto y atacó iluminando su pierna esperando que esto pudiera ser un ataque final.