Partida Rol por web

Tai alzó una ceja al ver como el aspirante recurría a uno de los pokémon que con más frecuencia había visto en aquel gimnasio. Era de primero de entrenador saber que el tipo agua era fuerte contra el tipo fuego, pero Matt había entrenado bien a sus pokémon y había intentado siempre ayudarles a enfrentarse a sus puntos débiles. Bien, Charizard, ya sabes lo que hay que hacer cuando toca enfrentarse al agua, ¿verdad? No en balde practicamos ese fantástico puño. Tai esperaba que su Charizard se moviera más rápido, pero resultó que Feraligar empezó a moverse a gran velocidad por el terreno de batalla ejecutando una danza muy similar a la de los dragones. Tanto líder como pokémon se quedaron impresionados pues los músculos de Feraligart habían crecido y su velocidad lejos de haber disminuido había aumentado aún más.

Aún así, Charizard no se amedrentó, dio un gran salto para sobrevolar el campo de lava e impactar con su diestra un fuerte puñetazo cargado de un poder eléctrico muy poco habitual en un pokémon de tipo fuego. Feraligart sintió como la electricidad recorría su cuerpo y era consciente de que si no le derrotaba en el siguiente golpe, no aguantaría un envite más.

A Toshio le sorprendió bastante observar cómo su Feraligatr se movió más rápido que su rival. Si bien el Puño trueno se lo veia venir, y más después de su primera y aplastante derrota en el gimnasio de Aura, Toshio confiaba en que Mordisquitos sería capaz de aguantarlo.

Un segundo ataque no lo aguantaría, eso lo tenía claro, pero ahora que su pokémon se había potenciado físicamente, y era aún más rápido que antes, pasó a la acción. - Vamos Mordisquitos, ya sabes lo que tienes que hacer. Hidroariete a máxima potencia!

La velocidad y fuerza de Feraligart lo  habían convertido en un pokemon difícil de derrotar. Además de que todos los pokémon de Tai eran sumamente vulnerables contra él. No sabía qué estrategia iba a seguir para poder salir victorioso y mientras pensaba qué era lo que iba a hacer, pudo ver como Feraligart contraatacaba contra su Charizard y le derrotaba de un solo golpe sin que Tai hubiese hecho nada para esquivarlo.

Tai empezó a pensar en todas las opciones que tenía disponibles. Si quería vencer a Feraligart necesitaba recurrir a su pokémon más rápido o al más resistente o caerían uno detrás de otro con un solo impacto de Feraligart.

Pensó en dos de sus pokémon y confiaba en que ellos fueran la combinación de pokémon que necesitarían para derrotar a su rival. ¡Adelante, Turtonator!

Feraligatr era una amenaza muy peligrosa y Tai lo sabía bien. Así que decidió sacar a un pokémon que le parase los pies. La combinación Fuego/Dragón haría que los golpes de hielo y agua fuesen neutrales, así que Feraligatr solo podía hacer una cosa, desgastar todo lo posible a ese Turtonator antes de caer debilitado.

- Vamos Mordisquitos, arremete de nuevo con Hidroariete!

Tai sabía que la única oportunidad para parar los pies a ese Feraligart tan potenciado era recurrir a su Turtonator y a su ataque especial. ¡Coraza trampa! El pokemon dragón se dio la vuelta y los pinchos de su espalda brillaron de un color rojo intenso preparado para recibir el impacto de su rival.

Feraligart se había convertido en un pokémon fuerte y muy poderoso, y aunque el dragón de Tai poseía una gran defensa casi no fue capaz de contarlo. Por suerte, el gimnasio de tipo fuego debilitaba los movimientos de tipo agua y eso facilitó el poder aguantar el golpe.

Tras el impacto, el pokémon de agua se quedó enganchado entre las púas de la espalda de Turtonator y en cuanto recibieron el impacto esta explotó provocando un daño muy serio al ya debilitado pokémon de Toshio dejándolo gravemente herido y dejando al aspirante con un pokémon menos en su equipo.

El ataque de Feraligatr había sido todo lo demoledor que Toshia podía esperar, más tratándose de un pokémon tan resistente como Turtonator. Pero el contraataque de este fue incluso más devastador. El momento en que su Feraligatr quedó atrapado entre las púas de su rival, Toshio contuvo la respiración hasta que éstas estallaron y debilitaron a su pokémon.

- Vuelve aquí Mordisquitos. Has echo un trabajo excelente. Ahora descansa y dejemos que otro termine el trabajo - Aunque su pokémon de Agua se hubiese debilitado, no era su única arma contra el fuego - Aegon, es hora de demostrar lo que vales!

Toshio liberó a su más reciente adquisición. Un majestuoso Hydreigon que resistiría los golpes de tipo Fuego de sus rivales y podría golpear a Turtonator con más eficacia de lo que había echo Feraligatro. - Aegon, utiliza Pulso Dragón!

Cuando vio al pokemon de tipo dragón que sacó Toshio, Tai supuso lo peor. Su dragón estaba muy debilitado como para enfrentarse a otro y además el suyo era muchísimo más lento. Por desgracia antes de que pudiera hacer nada, incluso antes de que pudiera devolverlo a su pokéball, Hydregon lanzó un potente pulso umbrió que golpeó con tanta fuerza que lo estampó contra las rocas del volcán. ¡Wow! ¡Ya estaba muy debilitado! No hacía falta que le dieras tan fuerte. Le dijo molesto por la brutalidad del golpe.

Tai volvió a tantear sus pokéball, el pokémon que sacara ahora tendría que ser capaz de derrotar a su Hydreigon y a un tercer pokémon que sacara. Aquella tarea iba a resultar muy complicada, peor Tai no iba a rendirse. ¡Lucharía hasta el final!

¡Confío en que tú pongas el broche final a este encuentro y que puedas con los dos! ¡Adelante Salazzle!

- Lo siento mucho por tu Tortunator, y también por lo que está a punto de sufrir tu Salazzle. - Toshio estaba centrado en alzarse con la victoria y no tenía intención de contenerse ni lo más mínimo. Había elegido cuidadosamente a su Hydreigon porque sabía que era muy versátil. Más en un gimnasio de tipo fuego, donde podría aguantar los golpes y contraatacar con fuerza.- Tengo que asegurarme la victoria. ¡Aegon, usa Tierra Viva! - Solo quedaba esa Salazzle. Toshio no estaba del todo seguro que su Hydreigon fuera más rápido, pero al menos un ataque podría resistirlo...

Tai sonrió confiado ante las palabras de Toshio, aquel entrenador poseía la medalla valor y eso significaba que no se rendiría en ningún momento y que lucharía hasta el final. Además confiaba muchísimo en sus pokémon y por eso creía que su Salazzle podría con los dos pokémon que aún le quedaban al aspirante. 

Hydreigon era un pokémon muy rápido pero Salazzle lo era aún más y eso Tai lo sabía. 

¡Vamos, Saly! ¡Enséñale al aspirante que tú también sabes ataques dragón! A pesar de la fuerza del impacto y de lo duro que era el golpe, Hydreigon aguantó el golpe. Y entonces se concentró para hacer mover el suelo que había bajo sus pies. La tierra empezó a agitarse y Salazzle no sabía dónde meterse. Entonces un fuerte impacto golpeó de lleno en el pecho del pokémon que fue suficiente para derrotarlo de un solo golpe.

Tai miró sorprendido el resultado de su pokémon. ¡Guau! No me esperaba que tu Hydreigon fuera capaz de saber ataques de tipo tierra. Esperaba que hubiera sido lo suficientemente fuerte como para derrotarlo de un golpe, pero no fue así y tú en cambio sí que lo lograste. 

Me duele mucho, soy muy orgulloso, pero lo cierto es que la medalla Valor es más que merecida para ti. ¡Enhorabuan!

El Gimnasio Llama era uno de los más famosos por su complicada ubicación. Para acceder a él había que viajar durante un par de días en barco, para después llegar a una isla donde solo había un par de cabañas y un centro pokémon. En el centro de la pequeña isla había un gigantesco volcán, cuya lava estaba en constante ebullición.  Por esa razón ninguna civilización se había alojado allí, la montaña parecía que pronto iba a escupir su líquido y todo el que no escapara a tiempo quedaría atrapado y abrasado.

Aún así, el valiente Tai había decidido poner allí su gimnasio. Una de las cabañas que había en la aldea era su hogar y cuando vio llegar al aspirante sabía que venía para retarle al combate. Nadie iba hasta allí si no era para conseguir la medalla Valor 

Buenos días. Se presentó Tai que parecía estar más que dispuesto para comenzar el combate. Mi nombre es Tai y soy el líder del gimnasio Llama. Tomó un cinturón con seis pokéball y sonrió. Acompáñame hasta mi gimnasio. Le indicó dejando atrás el gimnasio pokémon.

Tras un par de horas subiendo la enorme montaña, la temperatura aumentaba a cada minuto hasta que llegaron a una cueva donde parecía haber un par de grados menos de temperatura. El ambiente parecía más fresco pero solo se debía a que en el exterior había más de 50 grados.

Tai se introdujo por el interior de la cueva hasta llegar a una zona donde había un mar de lava. No estaban en el centro del volcán, allí la temperatura sería insoportable, pero sí que el líder había encontrado un entorno donde sus pokémon estarían sumamente agusto.

Veo que aún no tienes ninguna medalla. Eso quiere decir que yo sacaré a un solo pokémon y que si lo derrotas, entonces te haré entrega de la medalla Valor. Pero este es un gimnasio duro, tan duro como ha sido llegar hasta aquí. Espero que estés a la altura. 

Y sin más, Tai procedió a sacar a su primer pokémon. ¡Adelante Charizard!

Bjorn llegó a la isla luego de superar un profundo mareo por el viaje en barco. El metal solía hastiarlo, y el olor del hierro diluyéndose con la sal del mar sólo le daban ganas de expulsar las bayas que se había tragado al desayuno. A penas desembarcaron, procedió a buscar el gimnasio con la rapidez de un animal salvaje buscando a su presa. Le saludó como pudo, tratando de disimular una decencia que claramente no poseía. Subió con él hasta la montaña volcánica, y aunque el calor lo estaba hastiando tanto a él como a su Goodra, se sentían más afínes con el fuego de la naturaleza. 

-¿Altura? ¡Sí, la altura de la montaña!-Comenta Bjorn a su rival con el rostro perdido y algo atascado con las palabras-Claro que somos duros, muy duros, tan fuertes como la gel, ¡Con ánimos, Klisette!-Replica el testarudo joven con un grito tenaz, ordenando a su compañero que se dirigiera al campo de batalla, con suma precaución.

-¡Envíalo hasta el techo con un Pulso Dragón!

La temperatura del campo de batalla era altísima debido a la abundante lava que había, por suerte para Bjorn, su dragón no tenía por qué preocuparse. Por el que sí que tenía que hacerlo era por el Charizard que Tai había sacado. Ese pokémon era mundialmente conocido por lo poderoso que era, y porque a pesar de no ser de tipo dragón, su aspecto sí que lo parecía.

Tai suspiró al ver a Goodra, no le gustaban nada los pokémon de tipo dragón y sentía que su Charizard no tenía una fuerte estrategia contra él. Por suerte, él tampoco era vulnerable. Sin saber cuál sería la mejor acción, Tai procedió a dar su primera orden.

¡No tenemos muchas opciones y lo sabes! Charizard, contra los dragones lo único que podemos hacer es apostar tu velocidad y tu capacidad de vuelo. ¡Adelante! 

Charizard obedeció las órdenes de su entrenador y sobrevoló el campo de batalla evitando así el pulso umbrío de su rival y asestando un duro golpe contra él. A pesar de ello, no fue suficiente para debilitarlo y Goodra y Bjorn tenían la oportunidad perfecta para atacar.

Viendo la delicada situación en la que se encontraba, Bjorn (que no era muy inteligente en cuanto a estrategias se refiere) decidió seguir con su ataque sin reservas, pero esta vez con algo más de orgullo. Ordenó con un ímpetu inquebrantable a su Goodra, de maneras estrambóticas tratando de ejecutar una especie de baile ritual para infundirle coraje a su, de nuevo, confundido Pokémon, que lo ve con la vista perdida en un intento fallido de comprender sus actitudes salvajes. Finalmente se decide, luego de un par de segundos, y le ordena con un grito enérgico a su combatiente que ejecute su complejísimo ataque victorioso, es decir, atacar a bocajarro sin pensar demasiado en lo que pueda ocurrir. 

-¡Klisette, de nuevo, Pulso Dragón!-Le dice forzando sus puños hacia adelante, como tratando de empujar algo inexistente-No falles, ¡sigue su vuelo, con precisión!

Con un rostro de incertidumbre y hasta hastío, el dragón ejecuta la orden con algo de emoción, pues aunque no entendiera a su compañero, sí comprendía sus ánimos de lucha. 

Bjorn aprovechó que Charizard estaba en el suelo para volver mandarle a su Goodra que le impactase con un movimiento de tipo dragón. El potente rayo golpeó de pleno sobre las alas del dragón dejándole ligeramente aturdido pero no lo suficiente como para evitar que el pokémon volviera a remontar el vuelo. ¡Charizard, esquiva ese rayo y échate al aire de nuevo! El pokémon de fuego, ahora algo más debilitado volvió a salir volando volviendo a ser inalcanzable para Goodra.

El salvaje joven se mordió los labios por los nervios, pensando en lo que podría pasar si ese nuevo ataque en picada le da de nuevo a su Pokémon. Cruza los dedos impacientemente esperando que ese siguiente golpe no le de magistralmente, pero sabe en el fondo que su suerte no es de las mejores. Le dedica una mirada de nervios a su compañero, y trata de confiar en que esos ataques no le hagan el suficiente daño como para noquearlo de un golpe. 

-¡Klisette, dispara agua lodosa a chorro sobre tí, y trata de confundir a tu oponente con la lluvia de barro!-Le grita desde la lejanía, con serias dudas de que lo que intenta vaya a funcionar. 

Bjorn trató de usar las habilidades de Goodra sobre el campo de batalla tratando de conseguir así que Charizard no fuera capaz de ver con claridad. Por desgracia, y aunque aquella técnica había sido una gran idea y había sido capaz de dificultar la visión del campo de batalla, el pokémon de fuego ya había visto claro a su enemigo anteriormente y lo golpeó de nuevo con un fuerte impacto que esta vez sí que sirvió para derrotarlo.

¡Muy buena idea, Bjorn! Muy pocos aprovechan las posibilidades de modificar el campo de batalla con sus ataques. Es cierto que normalmente te hace perder tiempo en el combate, pero en momentos así, cuando un pokémon está preparando un golpe es lo mejor que podrías haber hecho. ¡Una lástima que no haya funcionado! Así que lo lamento, mi Charizard ha sido superior a tu Goodra, y me temo que si quieres obtener la medalla de tipo fuego, tendrás que enfrentarte a Aura, que realmente es muy superior a mi. Así que yo la dejaría para más adelante si no te has enfrentado a ella ya.

El Gimnasio Llama era uno de los más famosos por su complicada ubicación. Para acceder a él había que viajar durante un par de días en barco, para después llegar a una isla donde solo había un par de cabañas y un centro pokémon. En el centro de la pequeña isla había un gigantesco volcán, cuya lava estaba en constante ebullición.  Por esa razón ninguna civilización se había alojado allí, la montaña parecía que pronto iba a escupir su líquido y todo el que no escapara a tiempo quedaría atrapado y abrasado.

Aún así, el valiente Tai había decidido poner allí su gimnasio. Una de las cabañas que había en la aldea era su hogar y cuando vio llegar al aspirante sabía que venía para retarle al combate. Nadie iba hasta allí si no era para conseguir la medalla Valor 

Buenos días. Se presentó Tai que parecía estar más que dispuesto para comenzar el combate. Mi nombre es Tai y soy el líder del gimnasio Llama. Tomó un cinturón con seis pokéball y sonrió. Acompáñame hasta mi gimnasio. Le indicó dejando atrás el gimnasio pokémon.

Tras un par de horas subiendo la enorme montaña, la temperatura aumentaba a cada minuto hasta que llegaron a una cueva donde parecía haber un par de grados menos de temperatura. El ambiente parecía más fresco pero solo se debía a que en el exterior había más de 50 grados.

Tai se introdujo por el interior de la cueva hasta llegar a una zona donde había un mar de lava. No estaban en el centro del volcán, allí la temperatura sería insoportable, pero sí que el líder había encontrado un entorno donde sus pokémon estarían sumamente agusto.

Veo que aún ya tienes dos medallas. Eso quiere decir que yo sacaré a tres pokémon y que si lo derrotas, entonces te haré entrega de la medalla Valor. Pero este es un gimnasio duro, tan duro como ha sido llegar hasta aquí. Espero que estés a la altura. 

Y sin más, Tai procedió a sacar a sus pokémon. ¡Adelante Charizard!

Este es un buen trabajo para ti, Houndoom

¡Confío plenamente en ti también, Turtonator!

El camino resultó completamente agotador para Tarako. Cuando por fin llegó a la isla, se le pasó por la cabeza que elegir un sitio así para un gimnasio era claramente otra prueba además del combate para el retador. 

El joven pelirrojo respiró aliviado al ver a su rival, a pesar de todo aún le quedaban fuerzas. Buenos días. Contestó a Tai con una enorme sonrisa. Mi nombre es Tarako y he venido a retarte. Lo dijo, aunque era evidente que Tai ya lo sabía. Por supuesto. Y el chico comenzó a caminar tras el líder, ignorante de la caminata que le esperaba.

El joven se esperaba que el gimnasio estuviera cerca, pero se llevó un buen chasco cuando empezaron a subir montaña arriba. Las fuerzas le iban disminuyendo y según aumentaba el calor sentía perderlas a marchas forzadas. Al entrar a la cueva respiró aliviado, por lo menos se estaba mejor que en el exterior. 

Tarako estaba completamente reventado y aún no había comenzado la batalla, la cabeza le daba vueltas y respiraba acelerado. Pero había venido a luchar y por lo menos debía intentarlo. Comenzó a liberar a sus pokemon con las pocas fuerzas que le quedaban.

¡Adelante Ryu! Sé que las condiciones son adversas para ti de nuevo, pero haz todo lo que puedas. El joven animó a su pokemon con la mejor sonrisa que fue capaz de brindarle en su estado actual. Acaba con ese Houndoom con tu Esfera Aural.

¡A por ellos Ptero! El joven confiaba mucho en su último compañero conseguido para esta batalla. ¡Acua Cola sobre Charizard!

¡Vamos Garfio! Sin duda Garchomp era en el pokemon en que más confiaba Tarako, aunque no tenía muy claro que su mejor arma fuera a funcionar con este terreno de batalla. No sabía si era por el agotamiento pero se lo ordenó sin tenerlo nada claro. ¡Terremoto colega!

El combate comenzó con Aerodactyl golpeando a Charizard. Aquellos dos pokémon luchaban por el aire, y Tai temió que fuera a usar un movimiento de tipo roca contra él que le diese un golpe devastador. Pero no, usó un movimiento de tipo agua, que aunque lo dejó gravemente herido aún fue capaz de sobrevivir.

Después fue Houdoom quien con su onda ígnea dejó gravemente herido a Lucario y ligeramente a Aerodactyl. Pero quien puso fin a ese combate fue el terrorífico Garchomp. Pokémons de tipo tierra en combates triples y contra el líder de fuego eran terriblemente devastadores. El dragón dio un par de saltos sobre el campo de batalla y las grietas se llevaron por delante a Houndoom e incluso al férreo Turtonator. También cayó Lucario como parte del golpe, pero dado que estaba tan débil era un riesgo que Tarako había estado dispuesto a correr.

Ya solo quedaba en pie Charizard, que tras estar tan agotado por el combate con Aerodactyl, Tai decidió devolverlo a la pokéball y poner fin a esa pelea. Creo que ya es suficiente. No tengo nada que hacer contra pokémon como los tuyos. Y no quiero ver como mi Charizard sufre más. Después sacó de su bolsillo una medalla y se lanzó a Tarako. ¡Te has ganado la medalla Valor! ¡Enhorabuena!

Tras el combate contra Aura la confianza de Tarako se había mermado un poco y antes de comenzar el combate, después del largo camino hasta llegar al gimnasio, no las tenía todas consigo de poder conseguir la medalla. Sin embargo, sus pokemon, que habían viajado descansando en sus respectivas pokeball, no pensaban lo mismo. Lucharon como unos jabatos y unicamente Ryu acabó debilitado y fue por los daños colaterales del terremoto de Garfio.

¡Genial chicos! Habeís hecho un combate estupendo. El joven pelirrojo felicitó a sus pokemon en pie a la vez que devolvía a Lucario a su pokeball para que pudiera descansar.

Tarako recogió en el aire la medalla que Tai le había lanzado y tras admirarla unos segundos se la colgó en la camiseta junto a las otras dos. Ha sido un placer combatir contra ti y tus fuertes pokemon. Me has enseñado mucho, te lo agradezco. El joven se despidió del que había sido su contrincante y se marchó, estaba agotado de la subida y Aerodactyl parecía bastante entero, por lo que se montó en él y emprendió el camino de vuelta a vuelo.

Desde las alturas vieron un Weavile y el joven no dudó un instante en mandar descender a Ptero para bajar a atraparlo, un pokemon tipo siniestro-hielo sería una gran inclusión para su equipo. Garchomp emprendió el combate y luchó con todo lo que le quedaba contra él. Tras una cruenta lucha, el fuerte weavile, finalmente se quedó en la pokeball de Tarako. Habían hecho un nuevo amigo.