Partida Rol por web

-¡Hola, Zero! Perdona por tardar en llamar, me he entretenido un poco, je, je. He comprado un montón de leche para el Cuartel, y también tengo un saco de aranjas. Están buenísimas... Va, va, ya sé que no iba a eso. Bueno, lo que te decía: le he preguntado a los granjeros por el árbol ese. Parecían bastante sorprendidos, creo que no tienen ni idea de qué va la cosa. Tirando de mis excelentes dotes de elocuencia... (nah, es coña, sabes que no tengo de eso, pero te prometo que no he sido demasiado obvio) les he preguntado por el bicho verde. La granjera me ha hablado de un cuento popular que le contaba su abuela sobre un guardián del bosque que protegía antiguamente Johto... Pero vamos, nada que no supieras ya, ¿no? No sé, Zero, a mí me da la impresión de que si tu bicho ha pasado por aquí, apenas se ha detenido. ¿Has visto lo de los postes eléctricos de ciudad Iris? Sí, ¿no? Igual iba hacia allá. O venía. No sé. Bueno, yo me vuelvo a ciudad Olivo. ¿Vas a querer volver al Cuartel General esta noche? ¿O que te lleve a algún otro lado con la lancha? Si puedo ayudarte en cualquier cosa, ya sabes.

Fiódor se interna entre la masa de gente del centro con Farf dormido en sus brazos*. El golpe de la caída ha sido fuerte, pero nada que el pájaro no pueda resistir.

Escucho a Gray con paciencia, es increíble lo que le gusta hablar, y más aun lo que le gusta irse por las ramas. Aun así no lo interrumpo hasta que acaba.

-Si, estoy en ciudad Iris, y no te preocupes, por ahora no necesito la lancha, ya te avisaré si fuera necesario, no te preocupes.- Después de esto guardo unos segundos de silencio y me doy cuenta de que no tengo nada más que añadir.- Gracias por todo, ya te llamo.

Una vez he colgado me dirijo al autobús, la llamada no ha cambiado mi idea, así que me dirigiré al encinar. Pensé en pasar la noche en ciudad Iris y salir temprano hacia el Encinar, pero con lo caótica que era la situación allí mientras antes saliese mejor. Ya buscaría donde pasar la noche por el Encinar.

Tanta multitud empezaba a agobiar al pobre Fiódor que, con su Farfetch'd aún en brazos, trataba de llegar hasta el recibidor donde la enfermera del centro grita órdenes sin parar. ¿Qué ocurriría allí? Sin duda la mejor manera de averiguarlo era preguntando a la propia enfermera.

Sin embargo, llegar hasta ella no fue del todo fácil. La dificultad extra que suponía tener que llevar en brazos a su Pokémon que, además, aún se encontraba bajo los efectos del Hipnosis de Gengar hacía que cada paso que daba se convirtiera en una odisea donde los empujones del resto de entrenadores venían por doquier. Además, al ser su Pokémon un Pokémon salvaje no podía guardarlo en su Pokéball..

-Enfermera, ¿qué ha ocurrido aquí? - Preguntó Fiódor alzando la voz cuando por fin se encontraba a escasos metros de ella - ¿Hay hueco para curar un Pokémon más?

Realmente Fiódor se imaginaba la respuesta. Tal como parecía, probablemente tuviera que esperar horas para que pudieran atender a Farf.. un tiempo que no pensaba perder. Las heridas de su Pokémon no parecían demasiado graves, solo algunas contusiones, y el efecto adormecedor del Hipnosis no debía tardar mucho en desaparecer.

Una auxiliar de enfermería Joy que pasaba cerca, llevando un carrito con material para las consultas, se encarga de contestar a Fiódor, pues su compañera está muy ocupada peleándose con un entrenador porque por más que quiera hacerle una radiografía a su sentret la máquina de rayos x está funcionando al mínimo y eso es lo que hay, si no puede esperar que vaya a buscar un luxray.

-¿No has visto lo de los postes eléctricos? No hay suministro. Las máquinas de Curación Mediante Pokéball* no funcionan, y tenemos a todos esos pokémon eléctricos -señala con la cabeza al generador improvisado- para mantener las máquinas de respiración asistida y demás para los pokémon de Cuidados Intensivos. No damos para más. Si quieres que atendamos a tu farfetch'd, tendrás que hacer cola, como todo el mundo. Lo siento mucho -dice, entre apenada, molesta y agobiada, mientras se abre paso entre la multitud agrupada hacia para llevarles materiales a sus compañeros de las consultas que se han improvisado junto a las ventanas. -¡Traigo jeringuillas! Pero si vais a analizar muestras, será mejor que lo hagáis ahora, os recuerdo que solo tenemos una cámara refrigeradora funcionando...

-Tal como imaginaba.. - Susurró más para sí que para el chico que le había atendido mientras daba media vuelta y, con aire algo apesadumbrado, salía de Centro Pokémon no sin antes tener que superar a duras penas la marea de personas que entre codazos buscaban ser atendidas.

Una vez en el exterior, Fiódor se acercó a una zona donde la sombra abundaba y respiró hondo tratando de armarse de paciencia mientras colocaba en el suelo de la forma más cómoda posible a Farf. Era probable que el efecto del Hipnosis aún tardara en desaparecer, sin embargo, dentro de lo que cabía podía decir que había tenido fortuna. No quería ni imaginar que habría pasado si, en lugar de retirarse, hubiera decidido continuar con el combate y su Pokémon hubiese sido gravemente herido.  ¿Habrían podido atenderlo en el Centro Pokémon?

Sin dejar de pensar, Fiódor notó como su estómago emitía el primer rugido. Un leve rubor apareció en las mejillas del muchacho mientras se llevaba la mano derecha al estómago.

"¿Dónde habrá algún sitio para comer por aquí?" Pensó mientras miraba a su alrededor en buscar de un establecimiento donde poder saciar su hambre.

Fiódor se sienta en un tranco, a la sombra y observa a su pokémon. Parece que el sueño hipnótico provocado por el gengar ha dado paso simplemente a un sueño normal. Farf duerme apaciblemente, hecho un ovillo entre sus plumas.

Mientras, el chico siente la punzada del hambre. Alrededor hay algunos comercios abiertos, aunque en penumbra por el corte de la electricidad, y le suena de haber visto algún bar con terraza al dirigirse al centro pokémon. 

Fiódor recuerda haber visto algunos bares a la entrada de la ciudad. Aunque con ciertas dudas, logra ubicar el lugar donde se encuentra en ese instante con respecto a la entrada de la ciudad y hacia qué dirección debe ir para encontrar los bares. Así pues, tras el descanso decide que lo mejor es saciar su hambre.

Cuando vuelve a mirar a Farf para levantarlo en peso comprueba que la respiración de éste es más tranquila que momentos antes, lo que le hace pensar que los efectos del Hipnosis están en su fase final. Con una sonrisa, Fiódor observa durante unos instantes a su Pokémon comprobando maravillado como su suave plumaje se mueve graciosamente a cada soplo de brisa.

"Gracias por acompañarme en esta aventura, amigo" Piensa mientras lo levanta con sumo cuidado y marcha a paso lento hacia el bar más cercano.

Desandando un poco el camino hay un bar con terraza bastante agradable. En las mesas de afuera hay algunos clientes, pero se está bastante tranquilo, y hay unos árboles que convierten el castigo del sol de julio en un entramado de claroscuros mucho más llevadero.

En cuanto Fiódor se sienta se acerca una camarera de unos treinta años, con el pelo negro y los ojos muy claros, seguida por un alegre furret.

-¡Buenas! ¿Qué vas a tomar?

Sin duda aquel lugar era una auténtica delicia a los ojos de Fiódor. La sombra de los árboles aportaba cierta protección frente al fuerte calor, el ambiente tranquilo concordaba con la personalidad del joven y, además, podía observar la ciudad desde las mesas situadas en la terraza del bar. ¿Qué más podía pedir?

Así pues, con el ánimo algo mejorado, escogió una mesa tranquila y apartada del resto de clientes, y colocó a Farf de la forma más cómoda que pudo en una de las sillas. Justo después se sentó en la siguiente y ojeó la carta mientras esperaba la llegada de la camarera.

Cuando la chica llegó, acompañado de un gracioso Pokémon, Fiódor la miró y sonrió amablemente al tiempo que pedía su almuerzo.

-Buenas, señora. Me gustaría pedir.. - Desvió la mirada un instante hacia la carta - emm.. una ensalada como entrante y un plato de arroz con huevo - Luego volvió a mirar a la camarera a la par que volvía a sonreír - Y para el dormilón un Pokócho dulce.

La camarera toma nota y asiente amablemente:

-¡Enseguida!

Luego se mete en el bar. El furret corretea entre las mesas, recogiendo trozos de pan caídos, que se come rápidamente, y avisando a la camarera si algún cliente hace señas de necesitar algo.

Al poco vuelve con un plato de ensalada fresca, otro con un arroz frito revuelto con huevo de aspecto delicioso y dos pokécubos, uno rosa y otro azul.

-Te he traído también un pokécubo azul. Lleva baya atania, ayudará a tu pokémon a despertarse. Déjame adivinar: combate contra fantasmas, ¿verdad? -dice la mujer con tono cordial, mientras coloca lo que ha traído cuidadosamente en la mesa de Fiódor. -¿De beber vas a querer algo?

Mientras la camarera desaparecía momentáneamente para preparar la comida y traerla, Fiódor observó al Furret de forma atraida. Aquel Pokémon, sin duda, lograba causarle simpatía. Sus movimientos ágiles mientras buscaba bajo las mesas y las sillas algunas migajas de pan que algún descuidado cliente había dejado caer tras almorzar, y la forma en que rápidamente se alzaba sobre sus patas traseras y buscaba a la camarera para avisarle de que alguien necesitaba algo, lograban hacerle que se sintiera maravillado observándolo. No podía evitar ver en él a un oportunista que se gana la vida de una forma en la que sobresale excelentemente.

Sin embargo, tras la llegada de la camarera, Fiódor desvió la mirada del Pokémon.

-Vaya, muchas gracias por el Pokécubo - Agradeció a la camarera - Ah, sí, se me ha olvidado por completo pedir la bebida.. - Un leve rubor apareció en las mejillas de chico ante el descuido que había tenido - Un vaso de agua estará bien.

Acto seguido, cogió el Pokécubo azul y lo inspeccionó atraído antes de dárselo a Farf para que lograra despertar.

-Sí, tuve un.. - Hizo una pausa dudando sobre cómo llamar al extraño combate que había tenido con Morti - .. bueno, un pequeño encuentro con el líder de gimnasio. Aunque realmente duró poco..

La camarera asiente, observando cómo Fiódor le mete el pokécubo en el pico a Farf y este lo chupa entre sueños, para empezar a hacer muecas y parpadear poco después.

-¿Cruá? -Grazna Farf, con ojos somnolientos, abrazándose a su puerro.

Mientras tanto, la mujer analiza a Fiódor. En un principio quizá pensó que el chico había ganado el combate, pues su pokémon no está debilitado. Pero al ver la forma melancólica en que se ha referido al combate, deduce correctamente lo que debe de haber pasado.

-Los encuentros con Morti no suelen alargarse mucho. Lo que tarda en ejecutar su estrategia favorita. En realidad no suele perder excepto frente a entrenadores experimentados que controlan bien las estrategias con distintos tipos elementales. Ahora vengo. -Hace un pausa para ir a por el vaso de agua que le ha pedido el chico, pero vuelve con él en menos de un minuto. -Has hecho bien en retirarte, es muy noble por tu parte. No muchos entrenadores son capaces de hacerlo -dice, sonriendo amablemente a Fiódor.

Fiódor no pudo evitar soltar una carcajada ante el curioso despertar de su Pokémon. Desde que lo había conocido jamás le había visto separado de ese extraño puerro. El por qué lo desconocía completamente, aún así suponía que debía ser algo realmente importante para su compañero y era por eso que, tras el combate, no dudó en ir a recogerlo después de que cayera varios metros alejado de donde lo hizo su Pokémon.

-Cualquiera te separa de tu puerro, ¿eh, Farf? - Dijo mientras sonreía. Luego se puso algo más serio cuando la conversación pasó al tema del combate - Sí, creí conveniente retirarme antes de que Farf sufriera algún daño severo.. no podría perdonármelo si le pasara algo - Hizo una pausa mientras cogía el vaso de agua que le ofrecía la camarera e intentaba cambiar el tono momentáneamente melancólico de su voz por otro que ocultara su sentimiento de fracaso - Además, visto como está el Centro Pokémon, creo que fue lo mejor que pude hacer.

En ese momento volvió a rugir su estómago que parecía pedir a gritos algo sólido que digerir. Con gesto avergonzado, Fiódor se llevó su mano derecha a la barriga a la par que, instintivamente, desviaba la mirada hacia la comida.

-Lo lamento.. llevo sin comer desde anoche.. - Hizo una pequeña pausa - Bueno.. realmente comí una aranja este mediodía, pero no fue suficiente para saciar mi hambre.

-A veces hace falta más valor para asumir quedar como un cobarde que para hacerse el valiente. -Asiente, y luego sonríe al ver el ansia de Fiódor y cómo pretende ocultarla-. No te preocupes, hombre. Te dejo que comas tranquilo. Si necesitas cualquier cosa, llámame. No solo de comer; si tienes alguna duda sobre la ciudad también puedes preguntármela, la conozco bien.

Dicho esto, se marcha con su bandeja tras dedicarle una sonrisa amable al chico, seguida de cerca por su furret, que corretea tras ella graciosa y velozmente con sus patitas ridículamente cortas para su alargado cuerpo.

El tiempo transcurrió rápidamente. Con el hambre Fiódor apenas fue consciente del paso del tiempo y, cuando terminó de almorzar y tras descansar durante un rato mientras observaba el paisaje desde la terraza, pudo comprobar que lo que creía que habían sido minutos fueron realmente horas. Con gran sorpresa Fiódor se apresuró a pagar su almuerzo y a salir en dirección a la torre que aún quedaba en pie. Quería llegar a observar aquel lugar detenidamente, quizás pudiese encontrar algo de interés.