Partida Rol por web

Ashley se quedó congelada cuando vio cómo, en apenas un parpadeo, Pietro había desaparecido. Todavía tenía el tercer paquete entre sus manos, por lo que lo abrió para ver qué contenía en su interior.

-Que no cunda el pánico- pidió, aunque la voz le temblaba. No sabía si Pietro estaría bien ni dónde ni cómo estaba. Pero si comenzaban a inquietarse, no conseguirían sacar nada en claro. Quizás, lo más sensato, era esperar que realmente hubiesen más piedras dentro del paquete y tocarlas varios a la vez. Tal vez, así conseguirían llegar a donde hubiese ido su compañero. ¿Sería eso lo que querría ese Delibird?

Por mucho que tratase de oír algo, el interior de aquellos paquetes no emitía sonido alguno.

-No, no parece que haya nada raro.

Alina abrió el primero y reveló una extraña piedra. Miki miró incrédula a Sada y luego al resto.

-Qué demonios... -murmuró.

Pietro: ¿Entendéis algo?

-Absolutamente nada -dijo negando con la cabeza. 

Probablemente no fuese más que una piedra normal y corriente, o al menos eso quería pensar Miki. A fin de cuentas los pokémon daban un valor distinto a los objetos que los humanos consideraban irrelevantes. Lo más seguro es que aquel delibird simplemente les diese aquellas rocas porque las consideraba bonitas o interesantes, o para que las usáramos como herramientas.

No obstante, todas las conjeturas de la policía se fueron al traste en cuanto Pietro y su scizor desaparecieron de repente. 

-Guau... -dijo sorprendida y conteniendo un creciente miedo que la estaba invadiendo-. Ehm... ¿Pietro?

¿Pero para qué preguntas? No está; ¡se ha ido!

-Ai la leche, creo que esto era la trampa que nos esperábamos. 

Dado que el segundo de los paquetes estaba vacío, Pittien había centrado su atención en la piedra del de Pietro. Le gsutaban las piedras, y era posible que ella les dijera algo. De hecho, lo comentó, e hizo amago de acercarse a la piedra y el ex-lider de gimnasio. Antes de poder hacer nada y acercarse a la piedra que tenía Pietro en sus manos, Pittien vio como este desaparecía, con su pokémon. 

- ¡Por los colores de Ho-Oh! ¿Qué porras ha pasado? - Era obvio que había desaparecido, pero, ¿Había vuelto a casa? ¿Se había trasladado en ese mismo mundo extraño? - Rápido, que alguien mire en el exterior de la puerta, a ver si está por ahí... No se parecía al meteorito... ¡Y ha hecho desaparecer a ambos!

Miraron el tercer regalo. ¿Qué habría dentro? - Creo que habrá que abrirlo con cuidado. Mucho cuidado. Y a saber qué tiene dentro. Uno parece que nada, aunque no estaría de más comprobarlo, otro tenía una piedra y el tercero... ¿qué tendrá? Yo abriré el segundo, por si acaso, ¿Quién abre el tercero?

Ashley: Que no cunda el pánico

Tarde. Alina ya se había levantado de un salto y estaba gritando señalando el sitio donde antes se encontraba Pietro y ya no.

-  ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaah!!! ¿Dónde ha ido? ¡Hay que buscarlo! Si ya sabía yo que no era buena idea tocar esa piedra, si es que se veía venir, de algo me sonaba a mí ¡qué desastre! ¿Qué vamos a hacer? ¡No toquéis nada más!

Estaba entrando en pánico y , lo que era peor, no podía dejar de hablar. 

Pittien: Rápido, que alguien mire en el exterior de la puerta, a ver si está por ahí... No se parecía al meteorito... ¡Y ha hecho desaparecer a ambos

- ¡Voy! Pero no os vayáis sin mi, osea, no toquéis cosas sin saber qué son y no desaparezcáis porque no me quiero quedar sola, que me da miedo. ¿Vale?

Dicho esto salió disparada con Daisy pisándole los talones para comprobar si el hombre estaba fuera, aunque no las tenía todas consigo misma.

Emocionado por ver lo que contenían los presentes, Alabaster aguardó junto sus compañeros. Desconocía el motivo por el cual estaban estos regalos frente a ellos y mucho menos su contenido, pero al menos era una buena ocasión para distraerse de alguna manera y olvidarse de la situación en la que se encontraban.

Cuando Pietro reveló que el suyo contenía una piedra, el brillo de los ojos de Alabaster desapareció, al final simplemente era una broma que les había tendido aquel Pokémon. Pero de inmediato la expresión en el rostro del Monje cambió cuando Pietro y su Scizor desaparecieron frente a sus ojos. Sin dar crédito a lo que veía, Alabaster dio unos pasos hacia atrás hasta caer de espalda, por suerte sus manos contuvieron su caída. Como pudo, apuntó al lugar donde ya no quedaban pistas de su compañero, su mano temblaba y boquiabierto se quedó en el piso por varios segundos.   

Los demás comenzaron a hablar del tema, lo cual le dio tiempo al monje de guardar la compostura. Se levanto y sacudió su kimono. Todavía no podía creer lo que había presenciado, pero recordando que él tuvo que haber haber pasado por lo mismo cuando tocó el meteorito, comenzó a analizar con calma la situación. -Tal vez, volvió a Johto, ¿no lo creen?- Señaló encogiendo sus hombros. 

- Rápido, que alguien mire en el exterior de la puerta, a ver si está por ahí... No se parecía al meteorito... ¡Y ha hecho desaparecer a ambos!-

Esa era la otra posibilidad, que el Pokémon quisiese mostrarnos algún lugar en específico de esta Isla y para ello usó las piedras. Pero aún así, para qué separarnos... 

Perdido en sus ideas el ex guardían de las torres llegó a una conclusión: -En estos momentos deberíamos priorizar prender fuego y hacer la fogata. Si Pietro se encuentra a los alrededores podrá ver el humo y sabrá en donde nos encontramos.- La idea sólo iba a funcionar si el ex líder de Gimnasio se encontraba en la cercanía para poder observar la nube de humo, de lo contrario sería una pérdida de tiempo, pero no quedaba otra. 

Metió una mano en su manga sacando una piedra de cálidos colores. La roca contenía una chispa en su interior y como si de fuego se tratase, una luz tenue emanaba de esta. -¡Vamos Eon!- Le dijo al pequeño Eevee que estaba confundido tras la desaparición de Pietro y salieron de la cueva.

Ashley abrió el segundo regalo encontrando en su interior un par de piedras diferentes a las de Pietro. Esta vez tenían forma de carbón, ¿acaso habían sido malos como Alina había sugerido? Mientras tanto, Pittien abrió el tercer regalo, el que parecía estar vacío y en su interior encontró una tarta de chocolate y nata en perfecto estado. ¡Y eso que habían sacudido muy bien el paquete! Pero el pastel estaba como si nada le hubiese afectado.

Alina echó un vistazo a los alrededor para comprobar que Pietro se había esfumado definitivamente. No había ni rastro del exlíder. 

Alina Volvió arrastrando los pies y con aspecto tristón.

- Pietro ha desaparecido del todo... -informó mientras se dejaba caer abatida en la entrada de la cueva, abrazándose a Daisy- ¿Qué creeis que le ha pasado?

Alina observó cómo Alabaster se disponía a encender una hoguera con su pequeño Evee detrás.

- Es buena idea, tal vez así nos encuentre luego. Si sigue aquí, claro, porque a lo mejor está en su casa, o en otro punto de estas tierras. A saber.

De pronto a Alina le llegó el olor inconfundible de algo delicioso, se giró en el sitio estirando el cuello para ver mejor.

- ¿¡Es eso una tarta de chocolate!? -a pesar de haber comido, le rugió el estómago, porque todo el mundo sabe que los dulces pertenecen al tipo de comida que rellenan el segundo estómago y ese ahora mismo lo tenía vacío- ¡Qué rico! ¿Pensáis que se podrá comer sin peligro? Me están entrando muchas ganas de comer un pedacito... o dos.

El colmo de los colmos. Pietro desaparecía, tocando una de las piedras, y en las otras dos cajas, aparecían dos trozos más de carbón y una tarta. 

-¡Pero si esto estaba vacío! Estoy seguro... Si no tiene golpes ni nada, y la agité... No entiendo nada... Pero no toquemos nada por ahora... Ni un trozo de tarta, no... Por desgracia... 

Pittien miró todo como si ya estuviera alucinando. Al menos, le tranquilizaba que no sería el único con aquella alucinación, pero desde luego, aquello no tenía sentido. 

Lo que se me ocurre es que los trozos de carbón lleven al mismo sitio, y de la tarta... De verdad, ¿Qué puede ser? ¿Otro portal? ¿Pero que hay que comérselo? ¿Que os parece a vosotros?

 El pulso se le comenzó a acelerar y Miki comenzó a respirar hondo para mantener la calma. Que se estuviera viendo venir algo como aquello no significaba que fuese menos impactante. Miró al resto, aunque parecían algo más calmados que ella. ¿Cómo podían estar tan relajados y ella tan estresada por la situación cuando era la policía del grupo? aunque quizás era precisamente por ese motivo.

Alabaster: En estos momentos deberíamos priorizar prender fuego y hacer la fogata. Si Pietro se encuentra a los alrededores podrá ver el humo y sabrá en donde nos encontramos

-No estoy segura de que ronde por aquí, pero no perdemos nada por hacerla.  

Alina: ¡Qué rico! ¿Pensáis que se podrá comer sin peligro? Me están entrando muchas ganas de comer un pedacito... o dos.

 Miki se giró muy alarmada hacia Alina.

¿Después de lo que le había pasado a Pietro está pensando en comer?

-Yo que tú no tocaría eso. No tenemos ninguna certeza de lo que le ha podido pasar a Pietro; haber regresado a casa o a un sitio peor y mucho más siniestro y estresante que este -por la voz parecía bastante nerviosa-. Creo que deberíamos apartar estas cosas siguiendo un protocolo de cuarentena hasta que sepamos si son dañinas o no. 

Antes que pudiesen ver lo que contenían los otros presentes, Alabaster junto a Eon salieron al exterior de la Cueva. Allí el monje apiló la madera que había recolectado en la ladera de la montaña, para hacer una fogata. 

La sencilla tarea la completó en pocos minutos, mientras su Eevee corría por los alrededores. Muy en lo profundo Alabaster dudaba si esto iba a resultar, no sabían donde se encontraba Pietro, tal vez realmente haya regresado a Johto y la misión ahora fuese encontrar ese tipo de piedras para volver allá, pero las opciones eran limitadas. Sólo debían confiar en que este se encontrase bien y si ha de estar en los alrededores, debían cerciorarse al menos de indicarle el camino de vuelta a la Cueva junto a ellos.

Apretó en su puño la piedra de colores cálidos y llamó a su compañero: -¡Eon! Ven acá.- El pequeño Eevee saltando de un lado a otro llegó al lado de Bast. Por la expresión en su rostro el pequeño Pokémon sabía lo que iba a ocurrir, un brillo peculiar en los grandes y profundos ojos de Eon salió a relucir.

Con un tono bastante afectuoso Alabaster comenzó a susurrarle, mientras acariciaba el suave pelaje de su compañero: -Eon, en estos momentos necesitamos de Booster. Su fuego interior nos podrá ser de gran ayuda en esta situación y puede que con su gran nobleza guié a Pietro nuevamente en esta dirección.- En las palabras de Alabaster se podía distinguir levemente algo de tristeza, odiaba tener que poner a su compañero en este tipo de situaciones. 

La piedra que sostenía en su mano cada vez resplandecía más y rayos como si se tratase de un pequeño sol, se escapaban entre los dedos de Bast. Este le acercó la Roca Fuego y la dejó a unos cuantos centímetros de la cabeza de Eon, normalmente bastaba con eso para que las ondas de energía pudiesen cambiar la forma del Eevee.

Eon negó con la cabeza como si no necesitase la piedra y una bocanada de fuego mucho más potente que un simple "ascuas" salió del interior de su boca prendiendo la leña que ambos habían recogido minutos antes. La fogata se creó en la entrada de la isla y la columna de humo se alzó en el cielo indicando claramente la posición en la que estaban.

Miki parecía la voz de la razón en esos momentos. Agradeció con un gesto de cabeza sus palabras. -Sí, será mejor tomar precauciones, vista la desaparición de Pietro...

Por su parte, Alabaster parecía dispuesto a hacer evolucionar a su Eevee. Ashley lo había estudiado, también lo había podido ver en alguna que otra ocasión. Pero, en lugar de evolucionar en un Flareon, como vendría a ser lo lógico, Eon lanzó una llama sin mayor dificultad. -Eh...- se lo quedó mirando, ojiplática. -¿Eso es normal?- preguntó, señalando al pequeño Eevee.

Miki: Yo que tú no tocaría eso.  [...]

Ashley: Sí, será mejor tomar precauciones, vista la desaparición de Pietro...

- Jo... -dijo con decepción, la verdad es que la tarta tenía muy buena pinta- Quizá no es mala, al fin y al cabo los delibirds comparten su comida con los viajeros, pero tenéis razón, aunque... pensándolo bien, llevo un rato que este sitio se me parece un poco al del cuento, ¡Alicia en el país de las pokemaravillas! - le gustaba tanto ese libro que cuando se quedaba pensando en las musarañas, su madre bromeaba con que Alina estaba en el país de las pokemaravillas- Así que a lo mejor si nos comemos la tarta nos volvemos muy pequeñitos o alguna movida así, jaja, sería muy divertido.

En el fondo Alina estaba intentando pensar en cosas absurdamente alegres para no asustarse más todavía con la desaparición de Pietro y no lidiar con el hecho de que estaba, con toda probabilidad, muy muy lejos de su casa. 

Al ver la repentina luz que había provocado Eon con su fogonazo se giró y sonrió al ver el fuego. Se acercó a la hoguera a gatas y se sentó en la orilla, estirando las manos para calentarlas.

- ¡Vaya, -comentó riendo, ciertamente impresionada- muy bien Eon, con esta humareda Pietro seguro que nos encuentra! Ven Daisy, se está muy agustito aquí al lado del fuego.

De pronto, ante la salida de Alina, Pittien se sonrió, y luego, comenzó a reirse. Mitad de forma nerviosa, mitad liberando tensión. Era todo tan absurdo... 

- Alina, ¡cuidado con lo que dices! Es posible que fuera una tarta normal, y al decir que es una tarta como la de Alicia en el pais de las pokemaravillas, se haya convertido en esa. ¿Os imagináis? - Soltó otra serie de risas, y hasta le saltó alguna lágrima de la risa. - Esto sería tan absurdo... si hiciera crecer a alguno de nosotros, Pietro nos vería perfectamente, ¿no? - Se puso ya algo más serio, y miró a los compañeros que quedaban: - De todos modos, diría que no la probáramos. Hay algo de fruta aún, y sabemos dónde hay más. Así que quedan las piedras. ¿Qué hacemos? 

Pittien las miró, sin tocarlas. Tuvo una idea, un tanto tonta, pero que podría funcionar. - A ver si ditto puede transformarse en la piedra. Eres experto en objetos, ¿no amigo? A ver, prueba a ver si puedes ser una de esas piedras. - Mientras esperaba a que el pokémon transformación lo intentara, comentó al resto: - Quizás si las piedras son muy extrañas, no pueda transformarse. Si puede hacerlo, quizás solo sean piedras... ¿no os parece? Igual que no pudo transformarse en aquel pokémon, o ser, de antes. 

Cuando parecía que había logrado calar la idea de que estaban rodeados de peligros, el espíritu animoso y optimista de Alina se salió por otra variable. 

Alina: Así que a lo mejor si nos comemos la tarta nos volvemos muy pequeñitos o alguna movida así, jaja, sería muy divertido.

Miki entonó los ojos. Todavía conservaba el recuerdo de las pesadillas que tuvo cuando vio de pequeña aquella película en la que unos niños acababan encogidos en el jardín de su casa y en una escena les atacaba un malvado skorupi, matando al pobre y pequeño trapinch que les había ayudado a lo largo de su viaje. Cuantas lágrimas derramadas por ese pobre trapinch...

-¿Divertido?, puede, pero también extremadamente peligroso.  

Lejos de aquella conversación, fuera estaba Alabaster con su eeve, y por lo que parecía, le iba a dar una piedra fuego para que evolucionase. No obstante, el pokémon no experimentó cambio alguno, pero sí lanzó una pequeña llamarada. El resto del grupo parecía tan extrañado como Miki.

 -No sabía que podían hacer eso sin evolucionar.

Pittien: Quizás si las piedras son muy extrañas, no pueda transformarse. Si puede hacerlo, quizás solo sean piedras... ¿no os parece? Igual que no pudo transformarse en aquel pokémon, o ser, de antes. 

-Buena idea. Quiero decir, la verdad es que no sé mucho sobre dittos, pero parece bastante lógico -dijo con algo más de entusiasmo-. Podría servirnos como un radar ante posibles amenazas, si a tu compañero ditto no le importa claro.

Gratamente sorprendido y con una amplia sonrisa, Alabaster reía al lado de su compañero. -Vaya, esta vez sí que me sorprendiste Eon.- Comenzó a acariciar el pelaje de Eevee. -Pensé que necesitaríamos la ayuda de Booster, pero creo que en esta Isla todo se comporta de otra forma.- 

El monje no parecía tan sorprendido como Ashley frente a la hazaña de Eon, es más, se podría decir que se lo tomaba como algo completamente normal. Llevó su mano a la altura de sus cejas y comenzó a mirar como la columna de humo ascendía por el cielo. -Con esto será más que suficiente para poder llamar la atención de Pietro.- De pronto Ashley interrumpió: 

-Eh...- se lo quedó mirando, ojiplática. -¿Eso es normal?- preguntó, señalando al pequeño Eevee.

Alabaster se giró hacia su compañera para responder aquella pregunta, se le veía un tanto indeciso. -Mhm...- Le tomó unos cuantos segundos pensar una respuesta adecuada: -Digamos que sí. Eon es un tanto especial con lo que respecta a evolucionar.- Señaló, para luego guardar la Piedra que tenía en su mano. Al parecer no la necesitaré en este lugar, ni tampoco las otras.

Se arrodilló para tomar a su Pokémon entre sus brazos y se dirigió al resto del grupo: -Creo que esto demuestra que en donde nos encontramos está regido por limitaciones distintas a las de nuestra "realidad". Es más...- De un momento a otro calló, dejando su frase inconclusa. No deseaba decir nada que pudiese alarmar al resto así que guardó silencio por unos segundos. 

Como si el silencio incómodo que había generado nunca hubiese ocurrido preguntó en voz alta: -¿Y ahora qué hacemos? Es decir, ¿cuál será nuestro próximo paso? No creo que quedarnos acá esperando a que Pietro de brazos cruzados sea la mejor opción. Yo creo que debemos recorrer los alrededores.- Se le veía de buen ánimo, la exploración de un lugar así le animaba bastante al Monje.

Flubber se acercó al regalo que Pittien le dijo y observó las piedras que había dentro. Segundos después, el rosado pokémon había cambiado de apariencia para convertirse en una de ellas.

Alabaster: ¿Y ahora qué hacemos? Es decir, ¿cuál será nuestro próximo paso? No creo que quedarnos acá esperando a que Pietro de brazos cruzados sea la mejor opción. Yo creo que debemos recorrer los alrededores.

-De momento parece lo único que podríamos hacer. Al menos sabemos que tenemos un sitio para resguardarnos y a modo de campamento base -comentó. 

 Miki se cruzó de brazos y miró a su croconaw.

-Sada y yo nos apuntamos. Nos apetece mover las piernas. 

En ese momento, el ditto de Pittien se acercó a una de las misteriosas y probablemente peligrosas rocas para intentar adoptar su forma, y al cabo de unos instantes se transformó en ella.

-Oh, genial. Parece que al menos esa es normal... en teoría.

En ese momento, el ditto de Pittien se acercó a una de las misteriosas y probablemente peligrosas rocas para intentar adoptar su forma, y al cabo de unos instantes se transformó en ella.

-Oh, genial. Parece que al menos esa es normal... en teoría.

-Si, efectivamente, si nuestra teoría es cierta, ahora mismo esas piedras son normales porque Ditto puede transformarse. ¿Y si no lo son? Yo, primero, voy a ver si tocando a Ditto pasa algo, y luego la verdad no sé si tocaría las otras... En cualquier caso, podemos hacer una exploración de los alrededores, claro, pero siempre volviendo aquí. Si mantenemos el fuego y el humo, Pietro deberia poder vernos. 

Pittien se encogió de hombros. Sabía lo endeble de la teoría, y por ello le daba reparo tocar la piedra Ditto y luego las piedras. No por quedarse solo, si no por que el traslado fuese a un lugar desde el que es inalcanzable de vuelta el donde están ahora, o sencillamente hacer más difícil la vuelta al mundo real. Bien. Tocaría a Ditto, esperaría a ver qué pasa, y luego... Ya verían con las piedras

Tras la respuesta de Miki, Alabaster asintió. -De acuerdo. Entonces, ¿Qué dirección debemos tomar?- El monje se acercó a un montón de madera que se encontraba apilada al lado de la fogata y tomó una de estas. Sin perder mucho tiempo blandió la delgada y larga rama, trazando una "X" en el suelo indicando su posición actual. Luego apuntó hacia el Oeste. -Allá se encuentra el Huerto donde obtuvimos diversos frutos.- Tras sus palabras trazó un par de rayas más para dibujar una manzana. -Mientras que en dirección contraria.- Esta vez apuntaba al Este. -Se encuentra la Ladera de la Montaña donde encontré madera.- Una gran montaña ahora aparecía en el mediocre mapa que estaba dibujando Alabaster.

-Además, sabemos que en aquella dirección.- Apuntó al Sur. -Hay un gran Océano, por lo que no podemos avanzar más allá de la costa. Lo que nos deja sólo una dirección la cual tomar, si os parece.- Dijo con gran determinación, mientras apuntaba con la misma vara que le había servido como lápiz.  

Bast parecía decidido, quería tener más información sobre el lugar donde se encontraban, realmente se trataba de una Isla? o simplemente se trataba un amplio continente que será imposible de recorrer? Una cosa era segura, quedándose allí en la Cueva sería difícil de responder esas interrogantes, así que un poco impaciente esperó la opinión del resto.

-Tenemos comida, agua y una morada. Lo necesario para sobrevivir. Además, no creo que Pietro-san llegue de un momento a otro como arte de magia.- Luego de sus palabras, guardó silencio y comenzó a mirar en todas direcciones. Sabía que no podía dar nada por sentado en este extraño lugar. -Lo que nos da tiempo de recorrer los alrededores.-