Partida Rol por web

El encapuchado que quedaba siguiendo las órdenes de la arquera lanzó un mortal ataque contra Nekaua. La hoja del asesino se hundió en el costado de la goliath que tan debilitada como estaba acabó desplomándose contra el suelo. El fluido carmesí comenzó a escapar por las heridas de la quizás ahora no futura paladín, como una metáfora de la vida que se le escapaba.

A continuación el asesino fue hacia Corianne interponiéndose entre la pirata y la arquera.

Asesino encapuchado ataca a Nekaua y acierta un crítico. Nekaua sufe 6 puntos de daño y se queda a -6. A continuación el asesino se mueve a G3.

Mapa del combate.

Iniciativa: Iskal -> Daha -> Nekaua -> Arquera izarita -> Corianne -> Asesino Encapuchado

¡Es el turno de Iskal, Daha y Nekaua!

Comentarios: Como entiendo que Daha va a curar a Nekaua no hace falta que la desmarquéis.

Daha no tenía mucha más opción que curar a Nekaua. De lo contrario moriría en breve. Por ello utilizó dos nuevas cargas de su varita en sanar a su compañera goliath. Gracias a ello pudo abrir de nuevo los ojos, aunque seguía si encontrarse en las mejores condiciones para pelear.

- ¡Mierda de varita! - Refunfuñó la sacerdotisa.

Curo dos veces 2 y 4 puntos. Gasto mis últimos 3 puntos de acción... Caca de la vaca.

Iskal se desplazó por el campo de batalla buscando un hueco desde el que poder ayudar a sus compañeros. Agarró una flecha del carcaj y le disparó a la izarita.

La flecha pasó estuvó a un pelo de alcanzar a la izarita, que mantenía la compostura pero evidentemente no se la veía satisfecha con la situación. Así que de momento se quedó sin actuar al a espera de ella sabía qué.

El disparo de Iskal falla.

Arquera izarita retras a su acción.

Mapa del combate.

Iniciativa: Nekaua -> Corianne -> Arquera izarita -> Asesino Encapuchado -> Iskal -> Daha

¡Es el turno de Nekaua y Corianne!

Corianne también se quedó sin actuar a la espera de ella sabía qué.

Corianne retrasa acción hasta después de la arquera izarita pero antes del asesino encapuchado.

Nekaua abrió los ojos y vio el suelo bajo su rostro. Miró a un lado y a otro. No podía haber paso mucho tiempo; la pelea en la terraza aún no había acabado. Varios cuerpos exánimes la rodeaban. Ninguno de ellos, gracias a Beltegeuse, de alguno de sus compañeros. Reprimiendo un gruñido de dolor, se apoyó en el escudo como si fuera una muleta y volvió a ponerse en pie.

Ya no sangraba. Daha, que tenía la varita en la mano, debía haberla curado. Pero estaba demasiado débil como para hacer algo más que tambalearse hacia los dos enemigos que todavía quedaban en pie.

Nekaua se pone en pie y da un "paso de 5 pies" a F3.

La arquera avanzó unos pasos y disparó contra Nekaua, pero la goliath consiguió interponer su escudo entre su maltrecho cuerpo y el proyectil.

Arquera izarita se mueve a F1, ataca a Nekaua y falla.

Mapa del combate.

Iniciativa: Corianne -> Asesino Encapuchado -> Iskal -> Daha -> Nekaua -> Arquera izarita

¡Es el turno de Corianne!

—¡Nekaua!

Ver levantarse a la Goliath alivió un peso inenarrable en el corazón de Corianne. Los ojos de la pirata se inundaron de lágrimas cuando Daha la trajo de vuelta del abismo. Se rehízo rápidamente, y su alivio se tornó en cólera cuando la izarita la disparó. Buscó el flanco del último encapuchado que quedaba en pie y le metió las dos dagas entre las costillas, una en cada pulmón. Otro muerto más en su lista: Corianne iba dejando un reguero de cadáveres a su paso, y el último en la lista, el postre, era la tontocultora.

—¡Hija de puta, tú eres la siguiente! —le chilló a la arquera izarita—. Odio es una palabra de niños... mi venganza será sangrienta.

La iba a despedazar por lo que había hecho, e iba a disfrutar de ello. Rajarle la garganta era demasiado indoloro. Primero, le iba a meter un tajo de oreja a oreja. Después le iba a sacar los riñones.  Iba a pintar el tejado con su sangre y cuando acabara con ella grabaría su puñetero nombre en su calavera.

Corianne da un paso de 5' a H3 entrando en posición de flanqueo con Nekaua. Hace un ataque completo contra el encapuchado verde. Ataque 1: 25, amenaza crítico, confirma con un 22. Daño: 18. Ataque 2 (que sobra, creo yo): 18. Daño 11. 

Iskal corrió de nuevo por el campo de batalla y disparó una vez más contra la Azarita. Para que la primera flecha que le había endosado no se sintiera sola.

Daha corrió hacia la arquea izarita. Su opción en esos momentos era atraparla. Tenía unos grilletes entre su equipo y esa zorra era la mejor y única pista que les quedaba con vida. 

Se lanzó sobre ella por tal de agarrarla y engrillonarla, pero fue del todo inútil. No estaba acostumbrada a usar esos grilletes. Suerte que no llevaba un cuchillo o algún arma a cuerpo a cuerpo. De ser así sin duda la hubiera apuñalado tras su burdo intento por atraparla. 

- ¡Joder, que cagada! - Se dijo a si misma. - ¡Nekaua atraparla, tenemos que interrogarla! - Le suplicó. - ¡Yo le pondré los grilletes!

La flecha golpeó su escudo e, incapaz de atravesar el acero, rebotó y se partió al chocar con el suelo. El último de los encapuchados cayó sobre Nekaua, vomitando cuajarones de sangre. La goliath apartó el cadáver de un manotazo y se irguió cuando alta era. Más incluso de lo que era, se hubiese dicho. La debilidad provocada por la pérdida de sangre se había instalado en su mente como una telaraña, y las inhibiciones que había aprendido durante su estancia en la granja se habían derrumbado.

Solo el ruego de Daha evitó que se lanzara sobre aquella mujer que se había quedado sola, rodeada por enemigos. En el último instante, con el escudo sobre la cabeza, le propinó un puntapié en los tobillos, con fuerza suficiente como para hacerla levitar unos instantes.

No te levantes, advirtió a la arquera con voz ronca, enseñando los dientes. Los quince kilos de acero del escudo estaban suspendidos sobre la izarita, y tras ellos toda la fuerza de una goliath enfurecida, suficientes para hacerle añicos los huesos.

Las cosas se pusieron muy mal para la arquera. Primero recibió un nuevo disparo de Iskal y después Nekaua le propinó un tremendo puntapié. La izarita hizo todo lo posible por mantener el equilibrio, pero no fue suficiente  por lo que acabó cayendo de bruces al suelo. Rodeada como estaba por la goliath y por Daha, no se levantó.

Arquera izarita cae al suelo y pasa turno.

Iniciativa: Corianne -> Iskal -> Daha -> Nekaua -> Arquera izarita

¡Es el turno de Corianne (por aquello del cambio de turno)!

- ¡Tengo unos grilletes en la bolsa! - Advirtió a Corianne. - ¡Pónselos, la necesitamos viva! - Casi le suplicó. 

Si la mataban perderían la única pista que habían encontrado hasta la fecha. Sabía del temperamento de Corianne y que su impulso le llevaría a acabar con su enemigo sin mediar palabra. Esperaba que sus palabras hubieran aplacado su ira.

—¡A la mierda, Daha! —le chilló Corianne.

Se podía ir a la mierda la misión, la República, el mismo Veiner y su zorrita rubia pero, sobre todo, se iba a ir a la mierda la izarita.

Corianne no tenía la más mínima esperanza de aquella zorra soltara una sola palabra sobre el polvo de escorpión o los planes de Izar para la ciudad. Había visto unos cuantos fanáticos religiosos a lo largo de su vida, y su cabeza no funcionaba como la del resto de la gente. Se negaría en rotundo, alegaría un juramento sagrado y repetiría las mismas frases una y otra vez hasta que la mataran, y aún entonces les regalaría una frase desdeñosa expresando lo mucho que se alegraba de reunirse con su señora en el más allá, doquiera que fueran los izaritas. 

—¡Casi mata a Nekaua y yo pienso devolverle el favor!

Corianne corrió hacia la izarita y fue a propinarle una patada, con tantas ganas que a punto estuvo de resbalar y caer.

Corianne ignora lo que pide Daha y sigue con su plan de hacer picadillo a la carapán. Rodea a Nekaua y se coloca en G1 (no sé si está en posición de flanqueo, porque Ank no ha dicho en qué casilla está Daha, así que he supuesto que no lo está). Ataca pero pifia. 

- ¿Pero que haces? - Exclamó contrariada la alcorita. - ¡Tengo unos grilletes! - Exclamó furibunda. - ¡Pónselos, por todos los dioses, pónselos! 

Iskal tenía otra flecha tensada y ni la menor intención de detener a Corianne. En aquel momento se identificaba con ella más de lo que estaba dispuesto a admitir, el félido sabía lo que era verlo todo rojo... claro que no es que tuviera muy buenas experiencias de verlo todo rojo. Pero tampoco entendía a santo de qué Daha ahora salía con aquellas.

No, espera, ¿a santo de qué Daha tenía unas esposas? Mejor pensarlo después.

Aquella zorra izarita merecía tragarse su asquerosa arrogancia, a ser posible a patadas. Y a ser posible ahogándose con ella. Ya tenían el libro.

«No cambies nunca»

Apretó los dientes cogiendo muchísimo aire y cntando hasta diez, escudándose en aquello como quien se guarece tras un muro de una tempestad. O al menos hasta que la clériga se puso a gritar otra vez.

—¡SILENCIO!—rugió exasperado por tanto chillido histérico.

Tas unos instantes del susodicho silencio, entonces sí, soltó lentamente el aire que había cogido dejando ir con él el mal humor. Había demasiada gente en medio como para disparar alegremente así que se colocó en el único camino libre que tenía la arquera, en el supuesto de que fuera tan estúpida como para intentar moverse con un escudo de quince kilos pendiendo sobre su cabeza.

Realmente en aquel punto lo único que estaba dispuesto a dar era una sola oportunidad. Y si Corianne la mataba o Nekaua le aplastaba el cráneo le importaba un ardite. Pero como era la goliath precisamente quien tenía asuntos pendientes más "mortales" con la izarita, que decidiese ella lo que iba a ser.

—¿Y bien?—gruñó mirándola.

La arquera no se puso en pie, pero bastaba con mirarla a los ojos: no había perdido las ganas de pelea. Nekaua, enfurecida, tampoco. Alguien, à sumado, gritaba que no mataran a la izarita. Como si alguien de su calaña mereciera un destino mejor. Sin embargo, de nuevo frenó el brazo que sujetaba el escudo. El otro, con el puño cerrado, descendió como la cabeza de un martillo. Incluso derribada y rodeada, la arquera fue capaz de esquivar el golpe, y los nudillos de la goliath golpearon las baldosas de la terraza dolorosamente. 

Daha agarró su maza con ambas manos, se desplazó hacia su izquierda y golpeó con saña contra la izarita para sorpresa de todos, incluida la propia izarita, pues hasta ahora la alcorita era la única que defendía su vida.

- ¿La queréis muerta? - Dijo Daha mirando sus compañeros ensangrentada por los salpicones de la arquera. - ¡Pues venga, vamos a masacrarla! - Les gritó enloquecida. - ¿Interrogar a la única persona que puede aportar algún pista? ¡Noooo! ¿Para qué? ¡Daha está loca! ¡Daha no sabe nada! - Escupió sobre la izarita. - ¡Pues muy bien, a mazazos con ella!

Nadie se esperaba el ataque de Daha. Nadie. Ni Iskal, ni Nekaua, ni Corianne, ni por supuesto la propia izarita a la que el golpe la cogió tan desprevenida como a todos. La maza la golpeó en el lateral de la cabeza destrozándosela por el camino y haciendo un ruido extraño. Primero se escuchó el golpe seco y después la salpicadura. No llegó a escucharse como la mujer se desplomaba en el suelo.

- ¡Joder Daha! ¿Lo habrás disfrutado, no? - Una vocecilla apareció en su cabeza diciéndole algo de lo que no se había percatado hasta el momento. - ¿Has visto como le has dejado la cabeza? ¡La hostia, eres una puta asesina! Acabas de sacar tu lado más Phiatabel. Si tu padre estuviera aquí... - Daha sacudió la cabeza.

Lo que aquella vocecilla decía era bien cierto. Una alcorita no actuaba de aquella forma, sino más bien lo haría una izarita. Una izarita como la que estaba tirada allí en el suelo, con los sesos al aire, moviendo algunos de sus músculos de forma involuntaria, con una mirada aterrada que movía los ojos en todas direcciones tratando de... ¿Quién sabe lo que aquella zorra con cara de pan estaba tratando de hacer? Fuera como fuera, Daha sólo esperaba que la voz que le estaba hablando en su mente fuera la de su propia conciencia, pues de lo contrario quería decir que estaba bien jodida.

- ¡Daha, céntrate! - Se dijo a si misma compungida. - ¡Que tenga cara de pan no te da derecho a reírte de ella! ¿Y a aplastar su cara de pan estando totalmente indefensa! ¿A eso si que te da derecho? ¡Estás loca Daha! ¡Como una puta cabra! ¡Jajajajajajaja!

- ¡Calla joder! - Murmuró mientras se tiraba encima de la izarita protegiéndola de todo mal, aún a sabiendas que el peor de sus males había sido ella misma. - ¡Ya está bien! - Le dijo a Corianne. - ¡A partir de ahora, yo me encargo! - Le ordenó a la goliath. 

Mientras se encontraba tirada sobre el cuerpo moribundo de aquella mujer, las palmas de la mano de Daha se iluminaron con haz de luz blanquecino y las sangrantes heridas de aquella mujer, dejaron de sangrar. Acto seguido y sin dejar de mirar de forma amenazante a las otras dos mujeres allí presentes, agarró su bolsa, sacó sus grilletes y se los puso a la izarita.

- Y ahora vamos a ir a buscar un buen sitio donde hacerle unas preguntas a la cara de pan... - Les dijo en tono impositivo a todos. 

- ¿Otra vez faltando al respeto? ¿Primero le chafas la cabeza y luego te burlas de ella? - Frunció el ceño ante aquellos pensamientos. - ¡Estás chalada Daha!