Partida Rol por web

Polvo de Escorpión

9. La teoría del flogisto

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05/12/2019, 13:22
Daha Phiatabel

- Está cerrada... - Le dijo Daha a Corianne. - La taberna digo... está cerrada. - Aclaró, por si hiciera falta. - ¿Tienes llave? ¿Puedes alertar a tu padre para que nos abra?

La propia Coriane había dicho a su padre que cerrara a cal y canto y éste, le había hecho caso. Ahora tendrían un problema si no conseguían abrir, aunque de conseguirlo, se aseguraban que no hubiera clientes chismosos que vieran o escucharan algo innecesario.

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05/12/2019, 13:44
Corianne

—Mi padre guarda una llave bajo el abrevadero —dijo reprimiendo las ganas de abrirle la cabeza a la alcorita de una pedrada—, no os habría traído aquí si no pudiera abrir la puerta...

Imbécil.

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14/12/2019, 23:47
Iskal

—Mmmm... — Iskal hizo un gesto teatral como si pensara algo concienzudamente, aunque en el fondo tenía decidido lo que quería—. No. Yo me quedo.

Por culpa de aquella zorra y de lo que fuera en que estaba metida había muerto gente inocente, casi les matan a ellos, y habían matado a Kifel, que era el primer humano que le había recibido de forma no-lamentable en una ciudad. Aquella tipa pertenecía a la peor escoria, la que pudría cualquier prosperidad como una manzana podrida en un cesto de manzanas sanas. Y era precisamente para patear a ese tipo de gente que el félido se había metido en aquello así que quería asegurarse de que a Corianne no se le olvidaba preguntar nada.

Además, no era como si fuera un experto en humanos pero Corianne había terminado el combate de los nervios y quizá al quedarse podría ayudarla un poco con la seguramente desesperante tarea que iba a ser sacarle información a aquella tipeja.

No sabía cómo transmitir aquello así que, pese a que seguía de brazos cruzados, trató de sonreir pese que no tuviera muchas ganas.

—Prometo molestarte sólo si me lo pides.

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15/12/2019, 07:31
Daha Phiatabel

Yo esperaré en el salón del bar entonces. - Dijo la alcorita. - No estoy acostumbrada a este tipo de situaciones. Trataré de relajarme un poco. Estoy de los nervios.

A decir verdad, la sacerdotisa tenía miedo de ella misma. Aquella misión estaba sacando lo peor de ella. Era como si se estuviera volviendo completamente loca. Aplastar la cabeza de una persona indefensa con su maza no era propio de ella. Necesitaba orar a su dios y pedirle consejo. Y también necesitaba beber algo. Tenía la boca seca.

¿Puedo beber algo Corianne? ¿Una cerveza quizás? - Preguntó.

Ella no solía beber alcohol. La cerveza la había probado en pocas ocasiones y solía decir de aquellos que se daban a la bebida que eran flojos de espíritu. No obstante, en ese momento de debilidad, se moría por una de aquellas bebidas amargas y con alcohol.

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19/12/2019, 23:19
Nekaua

El peso de la izarita había hecho que se le durmiera el hombro cuando llegaron al establecimiento del padre de Corianne. La mujer seguía exangüe, más cercana a un saco de huesos que a una persona viva. Si no hubiese sentido su calidez y el suave movimiento de su pecho en cada aliento, habría pensado que no había sobrevivido a la ordalía.

No, dijo, sacudiendo la cabeza. No tienes por qué hacerlo.

Se habían detenido ante la puerta, y antes de entrar, Corianne había aseverado que se ocuparía de que la mujer contara todo lo que querían saber. La forma en que planeaba hacerlo era evidente para la goliath. Entre los humanos, era una muchacha inocente e ignorante. Pero en realidad, era prácticamente una hija de la Tribu del Martillo de Hueso, y desde luego, era hija de su padre, y estaba familiarizada con la violencia desde la infancia.

Antes de conocer a Doña Clavilda, Nekaua había matado y hecho daño sin importarle las consecuencias. Solo los suyos, su familia, su clan, sus muy escasos amigos, eran dignos de consideración y respeto. El resto merecían lo que les sucediera si no eran lo bastante fuertes para evitarlo. La buena mujer le había mostrado otro camino. A Betelgeuse se le honraba con la fuerza, pero el Martillo Tronante conminaba a sus fieles a usarla con ecuanimidad. El uso excesivo de la fuerza conducía al camino de la tiranía, directo hacia las garras de Kurnah, bajo las que habían sufrido las tierras bajas. Las mismas que parecían haber apresado a su propia familia.

Tan solo hacía dos días que conocía a Corianne, desde que se habían involucrado en aquella misión. Durante ese tiempo, lo pero que podía decir de ella era que se había mostrado voluble y caprichosa, pero no había hecho daño a nadie que no lo mereciera, había arriesgado su pellejo sin dudarlo y había sido leal sin estar obligada a ello. A ojos de Nekaua, a una persona como ella, aquel acto iba a hacerle tanto daño como a la izarita.

Necia tarea era erradicar a los siervos del mal, si en tal cometido se transformaba una en uno de ellos.

Hay otra forma. Podemos hablar con ella, hacerle ver la razón, dijo sin convicción. El encuentro con su hermana estaba demasiado fresco en su memoria como para creer que algo así era posible. A Doña Clavilda, que sabía mucho más que ella, le había costado semanas empezar a meterle el buen sentido en la sesera. La arquera no era ella, y no disponían de semanas. Podemos… podemos engañarla. Dejarla escapar, que crea que hemos bajado la guarda. Y seguirla hasta sus amigos. No necesitamos saber sus planes si los sorprendemos en mitad de lo que sea que estén haciendo aquí.

Y tenemos eso, añadió, extendiendo el dedo para señalar la bolsa de Daha. En su interior estaba el cuaderno que habían recogido del escritorio del alquimista. Tras la pelea en la terraza, y teniendo en sus manos a una izarita viva, todos parecían haberlo olvidado.

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23/12/2019, 19:06
Corianne

Corianne se acercó a Iskal para palmearle el hombro en señal de camaradería. No le dijo nada, esperaba que el gesto hubiera sido suficiente. No se le daba bien expresar sus sentimientos, excepto la ira y el cinismo. Esos se le daban bien.

—Se recomiendo absenta —respondió a Daha, mientras pasaba a su lado—. De un trago. Ya verás como te crecen las tetas de golpe.

Falta te hace —apostilló mentalmente.

Entonces se plantó delante de Nekaua, y la miró largamente. Le gustaba tener que mirar hacia arriba para mirarle a los ojos, pero le gustaba más aún que tratara de protegerla de forma tan evidente. Le gustaba tanto que podía sentir en su sexo, hasta el punto de desear quitarse los pantalones.

Y Nekaua ni siquiera se creía sus propias palabras, lo notaba en el poco convencimiento que tenía al expresar en voz alta su propuesta. La pirata alzó la mano para ponérsela en la mejilla.

—Está bien. No es algo que quiera hacer, de todas formas. Así que si el diario tiene la información que tenemos, mejor que mejor.

Se mordió el labio. Le hubiera gustado ponerse de puntillas y depositar un beso en los labios azules de la goliath, pero no quería hacerlo delante de todo el mundo. No quería cagarla, no con Nekaua.

Corianne bajó la vista al suelo y se dio media vuelta. Sacó la llave del abrevadero y dijo con una alegría que no sentía:

—¡Vamos! ¡A beber!

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23/12/2019, 19:33
Iskal

Iskal sonrió de forma gatuna al gesto de Corianne, luego miró a Daha y le ofreció una palma haciendo referencia al libro.

—¿Me dejas empezar a buscar a mí?— dijo. Luego carraspeó cómicamente— . Es decir, mientras bebes, no sea que se moje...

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24/12/2019, 07:42
Daha Phiatabel

Beber no era algo que Daha soliera hacer. Beber alcohol claro, porque agua bebía mucha, no obstante, tras la tensión vivida en las últimas fechas, necesitaba un trago. No sabía si Alcor lo vería con buenos ojos, sobe todo tras el último incidente con la izarita. Daha sabía que tendría que rezar para implorar perdón por lo sucedido. Sin embargo, también necesitaba refrescar su boca y hacerlo en compañía de aquellas buenas gentes. 

El carácter de Daha había cambiado radicalmente desde el inicio de aquella misión. ¡Y eso que tampoco hacía tanto que conocía a sus compañeros! Pero fuera como fuera, Iskal, Corianne, Nekaua e incluso Clea, empezaban a ser algo parecido a una familia, cuanto menos a un buen grupo de amigos. Sobrevivir juntos a la muerte unía, eso estaba claro y afrontar pérdidas lo hacía todavía más.

Recordó al bueno de Kifel. Samtha había acabado con él de forma brutal. No podría borrar aquella imagen en mucho tiempo. Panocha, como le gustaba que le llamaran al pelirrojo, había caído frente a ella sin que pudiera hacer mucho por él. Había vengado su muerte, pero eso no le devolvería a su amigo. Además, había conseguido que se abriera a ella en la conversación que mantuvieron previa a la emboscada de la izarita y sus esbirros. 

Daha suspiró. Ahora si que necesitaba ese trago. Necesitaba un trago y luego tendría que rezar tanto por el alma de Kifel, como por la suya propia, para tratar de expiar sus pecados. Había visto un lado de si misma que no le había gustado y que le recordaba demasiado a su padre. No quería que volviera a manifestarse y sólo lo conseguiría con meditación, mayor autocontrol y desde luego con la ayuda de Alcor.

Podemos ojearlo juntos, Iskal. - Le dijo al félido. - ¿Me acompañas a la sala del bar? - Le preguntó mientras sonreía ante la alegría de Corianne por ir a beber. - ¡Si, vamos! - Le dijo a la pirata.

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26/12/2019, 21:46
Narrador

El primer vistazo al "diario" de Stelio fue un sinfin de letras y números que no parecían tener ningún sentido. Las palabras escritas eran ininteligibles y las operaciones aritméticas no tenían ningún sentido. Todas las páginas estaban marcadas con cuatro números, uno en cada esquina. Iskal recordó entonces la conversación que habían tenido con el alquimista.

Un alquimista que se precie se aseguraría utilizar símbolos para ocultar su investigación y evitar que alguien se la robe con facilidad.

Bueno, si la investigación estaba oculta, significaba que en todo ese galimatías debía de haber alguna lógica. Sólo tenían que encontrarla, aunque eso posiblemente les llevase cuanto menos unas horas. No sólo había que averiguar el código, sino que también traducir el contenido del cuaderno hasta dar con la información requerida.

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27/12/2019, 07:26
Daha Phiatabel

Parece que ésto nos va a llevar un tiempo... - La alcorita resopló resignada y se encogió e hombros. - Leerlo dos personas a la vez, pues no lo veo factible. - Entonces dejó el libro en manos del félido y se acercó a Corianne. - ¿Qué hay de la cerveza prometida? Y ya que entramos en materia... ¿Algo para comer?

Daha no era partidaria de dejar marchar a la izarita. Menos sin un interrogatorio previo. Entendía la idea de Nekaua. Si escapaba y la seguían igual les podría conducir hasta el lugar de reunión de su culto y podía ser que allí encontraran más pistas sobre el polvo de escorpión. O podía ser que la perdieran y se marchara con una muy buena información debajo del brazo. Si los que estaban tramado algo con la droga sabían que ellos estaban tras su pista, podían ponerlo todavía más difícil. Era una opción que debían valorar, pero que a priori a Daha no le gustaba ni un pelo.

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27/12/2019, 21:32
Nekaua

Nekaua había echado un vistazo al cuaderno sobre el que se afanaban Daha e Iskal, y había quedado confundida por completo. Los signos manuscritos por el alquimista eran reconocibles, pero no se encontraban en ninguna configuración que hubiera visto antes. Si no era capaz de leer, qué podía hacer con algo que estaba diseñado para no ser leído, salvo por su propio autor.

Así que se sentó en el suelo, en un rincón, con las piernas cruzadas y la jarra ante ella. Tenía el dedo metido en su jarra, y la hacía dar vueltas con gesto ocioso. Clavaba la mirada en la leche y el ron que se arremolinaban alrededor de su dedo, mezclándose y separándose alternativamente, pero su mente estaba lejos de allí.

Pensaba en Doña Clavilda, que siempre parecía saber qué hacer. Y cuando no lo sabía, no se permitía dudar. Se encomendaba a Beltegeuse, y dejaba que sus principios, sus creencias, la guiaran por el camino correcto. Pensaba en su madre, a la que no había visto años, que quizás intentaría matarla si la viera, como había hecho su hermana. Una mujer muy diferente, pero tan capaz como la humana de tomar decisiones, de actuar en un abrir y cerrar de ojos, y tomar el camino adecuado y de cargar con las consecuencias de sus aciertos y errores.

Y ella, sin embargo, se había convertido en un nudo de temores. Una goliath incapaz, en equilibrio precario entre la muchacha que había crecido en el clan de Zyfad y la tribu, y la joven en la que se había convertido en las tierras bajas. Incapaz de avanzar. Incapaz.

No sabía cómo ayudar, y no porque las señales del alquimista fueran ilegibles, sino porque no sabía todavía quién era ella.

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02/01/2020, 12:44
Corianne

Corianne esbozó una sonrisa amarga.

—Lo has intentado —le reconoció a Nekaua —, pero nos llevará mucho tiempo descifrar ese código, si es que lo conseguimos. Pero la tontocultora podría saber la clave para descifrarlo o, directamente, el contenido del diario. 

Dió un cabeceo en dirección a Iskal.

—Creo que es nuestro turno, Gatito.

Pasó junto a Daha.

—Sírvete tú misma. Hay tres barriles de cerveza con espitas para servirse detrás del mostrador. Tras esa puerta está la cocina y la despensa. Debería haber algún plato frío preparado. Algo de embutido, queso y pan, supongo.

Notas de juego

Es un infierno poner negritas desde la tablet. ¿Podrías hacerlo por mí, Kernie?

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02/01/2020, 15:24
Daha Phiatabel

- Gracias... - Dijo la sacerdotisa. - ...guapa... - Añadió.

Seguía sin hacer demasiadas migas con ninguno de sus compañeros. Sólo con el bueno de Kifel había logrado dar un paso cercano a la amistad, pero él se había ido para siempre. Ahora recordaba como podría haber elegido lanzar un conjuro sobre el pelirrojo para curar sus heridas, pero no lo hizo. Golpeó con su maza contra Samtha y luego ella aplastó el cráneo de Kifel. 

No sé si hice bien... - Dijo con un hilo de voz. - De haberle curado ese golpe habría sido contra mi y puede que ahora ninguno de los dos estuviéramos vivos...

Meneó la cabeza tratando de sacar aquellos pensamientos derrotistas de su cabeza. Cogió aire y lo exhaló lentamente. Finalmente se puso en pie y se acercó a uno de aquellos barriles, jarra en mano. Abrió una de las espitas y dejó caer aquel líquido en el interior de la jarra. Lo probó. Era horrible. El sabor amargo casi le hizo vomitar, pero se contuvo. No le gustaba la cerveza, esa era una evidencia que acababa de descubrir.

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03/01/2020, 11:18
Nekaua

Nekaua desplegó las piernas y se puso en pie con tanta rapidez como si las baldosas bajo su trasero la hubieran impulsado hacia los aires.

Yo no puedo hacer nada con el cuaderno, dijo. Con la izarita, puede que sí.

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03/01/2020, 13:28
Corianne

—No, tú te vas a quedar aquí —Dijo poniendo una mano en el hombro de Nekaua—. Te quieres convertir en una paladina, y lo que vamos a tener que hacer... no es muy honorable.

¿Es que no se daba cuenta de que, por una vez, era ella quien podía protegerla y no al revés?

—Insisto.

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04/01/2020, 20:52
Iskal

Es demasiado pedir la casualidad de que alguno conozca un alquimista, ¿no? O un mago que sepa de un conjuro que permita descifrar textos... —suspiró Iskal medio en serio medio en broma—. Es decir, ya sé que no representamos a la república y todo eso, pero ya que nos han llamado para resolver sus problemas, ¿no deberíamos poder usar sus recursos para este tipo de cosas?

Si lo único que iba a hacer Veiner era pagarles las posadas casi que era lo mismo que ir por libre. Es más, yendo por libre se ahorraban los sermones. Empezaba a sentirse demasiado frustrado con aquello.

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07/01/2020, 20:50
Nekaua

¿Es honorable quedarse al margen? ¿Dejar que sean otros quienes... cómo lo decía madre, hagan lo que ha de hacerse?

Sin embargo, la realidad inmanente estaba por encima del honor, o del deber. Los fanáticos de Izar tenían un plan en la ciudad, y lo poco que la goliath conocía de la diosa y sus seguidores era suficiente para sospechar que mucha gente moriría si no los detenían. Podía discutir, pero no esperaba ser capaz de hacer cambiar de idea a nadie. Tal vez había mérito en apartar la mirada y dejar que sucediera lo que parecía inevitable.

Una paladina era intachable. Ella, empero, no era una paladina. Solo una muchacha en tierras extrañas.

De acuerdo. Pero no hagas nada de lo que vayas a arrepentirte después, dijo, poniéndole las manazas en los hombros a la humana. No merece la pena. Si ella no habla, encontraremos otra forma.

Concluido, por insatisfactorio que fuera, el asunto, la goliath respondió a Iskal. 

Clea, dijo. Ella sí está a sueldo de quienes gobiernan las tierras bajas. Si yo fuera ella, volvería aquí, pero iré a buscarla, por si hubiera tenido otra idea. 

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13/01/2020, 16:12
Daha Phiatabel

- Te acompaño... - Intervino Daha. - - Beber cerveza en solitario es demasiado... alcohólico. No sé, creo que no está bien. Y así estiro las piernas...

Daha se puso en pie dispuesta a seguir los pasos de la goliath. Nekaua parecía saber dónde encontrarla. Si no era así podían empezar a buscar por los alrededores de la casa del alquimista.

-Espera Nekaua. - Le dijo a la goliath. - Te veo mal. Quizás antes de salir sea mejor tratar esas heridas.

Agarró la varita de sanación y descargó unas cuantas cargas sobre ella. Sus ver comenzaría a cerrar de forma milagrosa. Tras usar la varita se la entregó a Iskal.

- Guardala tú... - Le dijo. - Podríais necesitarla.

- Tiradas (4)

Notas de juego

Le basta con las dos primeras. Serian 11 pg.y quedarian 45 cargas.

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18/01/2020, 14:22
Narrador

Bueno, tenían un nuevo plan de acción. Daha y Nekaua buscarían a Clea mientras que Corianne e Iskal se encargarían de la arquera. Necesitaban respuestas, y seguro que por un lado o por otro las podrían encontrar.

El futuro de Mena de Oro estaba en juego, o al menos eso habían sacado de los Merantia.

Corianne e Iskal continúan aquí.

Daha y Nekaua continúan aquí.

Cargando editor
18/01/2020, 14:27
Narrador

Corianne gana 1000 puntos de experiencia.