Partida Rol por web

Polvo de Escorpión

9. La teoría del flogisto

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09/11/2019, 19:43
Narrador

Moribunda e inconsciente, las heridas de la arquera  dejaron de sangrar. Estaba estable pero en un estado pésimo y completamente inconsciente.

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09/11/2019, 19:54
Narrador

Daha cambia su alineamiento a Neutral absoluto.

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10/11/2019, 20:18
Nekaua

Ver el cráneo roto de la arquera, aunque fuera tan solo momentáneamente, extinguió la rabia de la goliath como si la hubiean rociado con agua helada. Agotadas sus repentinas reservas de energías, la invadió de nuevo la debilidad, y se vio obligada a hincar la rodilla en el suelo para evitar desplomarse.

Daha se había arrojado sobre el cuerpo de la izarita y, en apariencia, la había salvado de la muerte. Había algo retorcido en aquellas acciones: quitar la vida un instante y darla al siguiente, no como la expresión de un equilibrio, sino como los vaivenes de un balancín.

Cuando volvamos a Puerto del Amanecer, dijo a Daha. Nekaua sabía lo que era el desorden dentro de una misma. A ella la había salvado Doña Clavilda de dejarse arrastrar por el torrente de hostilidad que había brotado de sus enseñanzas infantiles. Deberías hablar con los tuyos, con los superiores de tu orden. Ser honesta con ellos, dejar que te ayuden.

¿Cómo la sacamos de aquí? dijo. Apenas se sentía capaz de ponerse en pie, pero su voz era firme. ¿Por dónde salimos sin que nos vean? El fuego debía haberse extendido. Era probable que les hubiera cortado el camino de regreso, que estuviera subiendo por la estructura del edificio hacia donde estaban ellos. A menos que los curiosis que se había acercado al edificio lo hubiesen apagado de alguna forma.

Necesito ayuda, añadió, señalando la varita de Daha con un gesto, para salir de aquí por mi propio pie. Gracias al Martillo Tronante, nadie había muerto a causa de su debilidad.

Nekaua está a 0 pg de nuevo, a una acción estándar de caer insciente, le recuerdo a la señorita de la varita.

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11/11/2019, 14:30
Iskal

—¿Un loquero?

A Iskal le salió aquello del alma tras la última frase de Daha. Pero no con malicia, de hecho, en aquel momento el félido no podía hacer otra cosa que mirar a la clériga con los ojos abiertos como platon, congelado en la postura en la que se había quedado. No tenía muy claro qué acababa de presenciar pero el contraste lo había dejado bastante perturbado; en principio no había entendido la histeria por ponerle las esposas a la Izarita, pero la repentina histeria por matarla la entendía aún menos.

Quizá la clériga estaba demasiado estresada con todo lo que acababa de suceder o algo así, él no entendía el comportamiento de los humanos a veces, pero esperaba que simplemente fuera aquello.

Por suerte en aquel momento la voz de Nekaua llamó su atención. Y agradeció tener una excusa para tener algo que hacer. Sacudió la cabeza y manoteó el aire con las manos como dejando a un lado el desconcierto inicial y, tras guardar el arco para que no se le malentendiera, se acercó a Daha y se agazapó un momento para coger la varita de su cinturón

Yo me encargo. Ahora te la doyluego trotó hasta Nekaua y le ofreció un hombro por si quería sostener en algo más que en un escudo. Apóyate en mí.

Aquel palito quedaba francamente ridículo esgrimido por su enorme zarpa, pero el caso era que se trataba de un palito útil, así que entre que la goliath aceptaba o no, lo sacudió ligeramente y le dió un golpecito con él, curándola lo suficiente como para que no se desmayara allí en medio.

—Pues... espero que Clea haya hecho algo con respecto al fuego—comentó mirando hacia el lugar por el que habían subido. Lo que les faltaba ahora ya era que la secretaria de Veiner se hubiera largado a esperarles en el bar dejándoles con el marrón porque "no representaban a la república" o algo así. En la casa había agua, no debería haber costado mucho apagar el foco inicial que se habían encontrado o, en su defecto, al menos pedir ayuda—. Si no, o esperamos a que quien sea que se encargue de apagar estas cosas venga, o nos veo de tejado en tejado.

Hizo una pausa.

Y no, no es un chiste de gatos.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Nekaua recupera 5 PG.

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11/11/2019, 15:03
Daha Phiatabel

Un loquero, si... - Dijo algo molesta la alcorita.

¡El loquero tiene que ver a la goliath! - Pensó. - ¡Primero le digo que hay que interrogarla y todos empiezan a patearla y para cuando me la cargo, me piden calma y sosiego! 

- Trata de calmarte Daha, trata de calmarte... - Susurró entonces acabando en un suspiro. - Si, trata de calmarte... - Dijo su consciencia.

La alcorita se agachó junto a la izarita. Entonces retiró las armas de la arquera y las colocó a su espalda. Acto seguido realizó un cachó sobre aquella mujer por si llevaba algo oculto y fue amontonando todos y cada uno de los objetos que portaba encima, ya fueran armas, objetos personales, joyas... cualquier cosa. No quería que luego si despertaba, los empleara contra ellos.

¿Crees que podemos saltar? - Preguntó. - Los que no somos gatos, digo... - Le devolvió una pulla al gato del grupo, así, de forma gratuita. Estaba de mala hostia...

- Tiradas (1)
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12/11/2019, 10:33
Corianne

—Un loquero —había asentido Corianne a las palabras del gato.

La pirata limpió sus armas en uno de los muchos cadáveres que había ido dejando a su paso antes de devolverlas a las vainas de su cinturón.

—Deberías hacer caso a Nekaua y buscar ayuda. Seguro que los de Alcor tienen sanitarios muy equipado para trabajar con gente con problemas —dijo la pirata con sarcasmo, aún molesta porque hubiera tratado de darle órdenes.

Cuando Nekaua pidió ayuda, Corianne corrió a su lado y metió su brazo debajo del hombro de la goliath. Apretó su otra mano contra el costado, y sintió otra vez que se le estrangulaba la garganta.

—Apóyate en mi, ¿vale? —dijo, sabiendo que era ridículo.

Ella no era una mujer fuerte, precisamente; la goliath era más grande que ella y llevaba encima varios kilos de armadura, pero para Corianne no era lo importante. Necesitaba demostrarle su afecto y su apoyo. Si la hubieran matado...

No podía pensar en ello.

—Te pondrás bien. Daha e Iskal cuidarán de ti. 

Si ella se hubiera ordenado como sacerdotisa de Betria...

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12/11/2019, 15:13
Daha Phiatabel

Si, yo cuidaré de todos. - Dijo entonces la alcorita. - Eso se me da bien. Muy bien. Igual si el patriarca no me hubiera insistido. - Suspiró. - Jasor Kessinvon puede llegar a ser muy convincente. Desde luego que si. De no ser por él, todavía estaría cuidando de los ancianos y desvalidos. Para eso si que valgo... - Susurró para tratar de autoconvencerse.

Lo cierto era que lo que todos se preguntaban era lo mismo. ¿Habría Clea apagado las llamas? ¿De no ser así, dónde se encontraba? Y lo más importante... ¿Cómo iban a salir de allí de no ser así? Daha se acercó a la puerta desde la que habían accedido a la azotea y trató de vislumbrar desde allí si las llamas seguían consumiendo el interior del edificio. De no ser así, podrían bajar tranquilamente por donde habían subido y sino, tendrían que empezar a saltar de azotea en azotea.

¿Iskal, porque no miras de encontrar entre las pertenencias de los muertos algo de utilidad? Algo que nos pueda indicar alguna pista. Algo, lo que sea... - Hizo una pequeña pausa pensando lo que acababa de pedir y llegó a la conclusión de que se había equivocado de hombre. Era una mujer la que mejor podría hacer ese trabajo. - Aunque... ¿Por qué no vas tú Corianne? A ti se te dan mejor ese tipo de... labores...

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12/11/2019, 15:42
Iskal

Iskal se encogió de hombros.

—No lo sé, no soy uno. Pero diría que no.

Darse por aludido con la mención de un gato era como que un humano se diera por aludido por la mención de un simio así que no lo había interpretado como una puya. Aparte, no se imaginaba a la Izarita siendo descolgada por la pared del edificio colgando de un pie.

Bueno, sí se la imaginaba, pero era demasiado absurdo como para pensarlo en aquel momento.

También había que decir que en honor a la verdad que la reacción de Corianne le pareció bastante mona, o al menos para venir de ella. Pero Nekaua se sostenía ya ella sola y la idea de buscar pistas no parecía mala así que se limitó a darle unas palmaditas en el hombro a la goliath y a sonreir.

—¿Me echas una mano?—le preguntó entonces a la pirata señalando con un pulgar hacia atrás, o más bien a los cuerpos de los asesinos desperdigados por el suelo de cualquier manera—. Cuatro ojos ven mejor que dos.

Si quería quedarse con Nekaua tampoco iba a hacer mucho drama pero tenía la sensación de que tendía a ser algo más producente pedirle ayuda que ordenársela.

Notas de juego

Supongo que en esta situación puedo elegir 20 así que Iskal elige 20 en buscar. Si no dímelo y tiro.

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14/11/2019, 09:18
Nekaua

Nekaua sonrió a la mujer que se había encaramado a su axila. Incluso en su estado de debilidad, era consciente de que Corianne era demasiado pequeña como para sujetarla sin que ambas se derrumbaran. Así que trató de sostener la mayor parte de su peso sobre el escudo y sus propias piernas, que temblaban como las de un púgil con el costado magullado. A punto estuvieron de resbalar las dos sobre la sangre fresca que impregnaba las baldosas. La escena de la terraza le borró la sonrisa. Durante la pelea, lo único que importaba era golpear y evitar recibir golpes. Una vez terminada, lo que quedaba atrás tras siempre había desagradado a la goliath, incluso cuando mataba para la Tribu.

Agradeció con un gesto de la cabeza la zarpa de Iskal, que le permitió dejar caer el escudo y descansar los brazos. De nuevo, la magia sanadora la empapó hasta los huesos, cerrando heridas y restaurando parte de la sangre derramada. Las piernas dejaron de temblar y fue capaz de erguirse completamente sobre ellas y levantar la cabeza. No se apartó todavía de Corianne, sin embargo. La mujer parecía, por el momento, haberse olvidado de que estaba enfadada, y prefería que no volviera a recordarlo.

Gracias, dijo, y trató de ignorar los cuerpos y sonreír de nuevo. 

En el fondo de su conciencia, un pensamiento desagradable se abría paso. Ya no era la luchadora salvaje que había sido antes de ser capturada, y se sentía como un fracaso en sus aspiraciones como guerrera de Beltegeuse. Así que, ¿qué era ella? Los humanos, al ver su tamaño, a menudo ignoraban que era todavía una muchacha, en la frontera entre la infancia y la madurez. Ella, tras todos esos meses en las tierras bajas, tendía a olvidarlo también.

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14/11/2019, 09:18
Nekaua

Nekaua sonrió a la mujer que se había encaramado a su axila. Incluso en su estado de debilidad, era consciente de que Corianne era demasiado pequeña como para sujetarla sin que ambas se derrumbaran. Así que trató de sostener la mayor parte de su peso sobre el escudo y sus propias piernas, que temblaban como las de un púgil con el costado magullado. A punto estuvieron de resbalar las dos sobre la sangre fresca que impregnaba las baldosas. La escena de la terraza le borró la sonrisa. Durante la pelea, lo único que importaba era golpear y evitar recibir golpes. Una vez terminada, lo que quedaba atrás tras siempre había desagradado a la goliath, incluso cuando mataba para la Tribu.

Agradeció con un gesto de la cabeza la zarpa de Iskal, que le permitió dejar caer el escudo y descansar los brazos. De nuevo, la magia sanadora la empapó hasta los huesos, cerrando heridas y restaurando parte de la sangre derramada. Las piernas dejaron de temblar y fue capaz de erguirse completamente sobre ellas y levantar la cabeza. No se apartó todavía de Corianne, sin embargo. La mujer parecía, por el momento, haberse olvidado de que estaba enfadada, y prefería que no volviera a recordarlo.

Gracias, dijo, y trató de ignorar los cuerpos y sonreír de nuevo. 

En el fondo de su conciencia, un pensamiento desagradable se abría paso. Ya no era la luchadora salvaje que había sido antes de ser capturada, y se sentía como un fracaso en sus aspiraciones como guerrera de Beltegeuse. Así que, ¿qué era ella? Los humanos, al ver su tamaño, a menudo ignoraban que era todavía una muchacha, en la frontera entre la infancia y la madurez. Ella, tras todos esos meses en las tierras bajas, tendía a olvidarlo también.

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14/11/2019, 21:56
Corianne

Corianne palmeó la armadura de Nekaua y se retiró cuando se aseguró de que podía sostenerse por si misma aunque fuera apoyándose en el escudo, pero no abandonó su gesto de preocupación. Aquella noche se metería en el cama de Nekaua, o en su saco de dormir y que fuera lo que los dioses quisieran. 

Su rostro se endureció inmediatamente en cuanto giró sobre sus talones. Cruzó a grandes zancadas la distancia entre Daha y ella y le propinó un empujón con la intención de tirarla al suelo.

—¿¡A qué coño te refieres con que a mi se me da mejor rebuscar entre los muertos!? —dijo gritándole en la cara—. ¡Estás agotando mi paciencia, loca de los cojones!

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15/11/2019, 08:12
Daha Phiatabel

¡Oye! - Se quejó amargamente la alcorita. - ¿Pero qué...? 

A punto estuvo de soltarle un bofetón. Pero pensó en los preceptos de Alcor. Su dios no aceptaría la violencia de forma gratuita y ya se había sobrepasado suficiente con la izarita. Si ahora la emprendía a golpes con Corianne, Alcor no iba a estar muy contenta con ella. Además, por lo que deducía de los comentarios de todos los presentes, su comportamiento no estaba siendo del todo normal, más bien errático y acercándose a la locura, así que si una inculta y ruda pirata la llamaba loca, en parte tendría algo de razón. Aunque no en las formas.

- Siento si te he ofendido, Corianne. - Le respondió mucho más calmada. - Sólo decía que... - Miró a los muertos y luego volvió a mirar a la iracunda joven que tenía delante. - ...me refería a que tienes una gran capacidad de observación y lo que a mi seguramente se me pasaría por alto, no te pasaría a ti. Por ello, si eso gente porta algo encima, alguna pista o cualquier cosa que nos ayude en nuestra investigación... ¿Qué mejor que una persona avispada como tú, para localizarla? - Hizo una breve pausa. - Si me disculpas, voy a comprobar como está el fuego... - Y volvió a asomarse por la puerta que daba acceso a la vivienda.

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20/11/2019, 20:23
Narrador

Cuando Daha se asomó por la puerta, además del humo oscuro que por allí se escapaba, escuchó el ruido de varios cristales estallando, el fuego debía de haber alcanzado las mesas de trabajo de Stelio. Asomándose por la  cornisa, la alcorita vio que Clea había terminado de organizar una suerte de equipo de extinción y algunos residentes cargados con cubos de agua se dirigían hacia el interior.

De todas formas no tenían que necesariamente salir por el hogar de Stelio. Las diferentes azoteas de los edificios de la manzana estaban conectadas las unas con las otras por pequeños muros y algún que otro salto debido a las distintas alturas de las viviendas. Además en el interior del conjunto arquitectónica había un irregular patio de luces. No debían de tener problemas para salir por cualquier otro de los edificios si así lo querían.

Respecto a la minuciosa inspección que hicieron Iskal y Corianne (llegando incluso a rebuscar entre las botas de los muertos), a diferencia de Samtha, ni la arquera ni los matones tenían nada que pudiera servir de pista. El libro de Stelio y el testimonio que pudieran sacar de la izarita eran lo único de provecho que habían sacado de la visita, aunque lo cierto es que no era poco.

Además, obviando los objetos mundanos de escaso valor, encontraron: un arco de gran calidad, la armadura de cuero tachonado, una poción desconocida de color blanco y una capa de color azul que sin duda alguna era mágica. Posiblemente tuviera el mismo encantamiento que la que llevaba la pirata. ¡Ah! Y doscientas coronas de oro. No era mal botín.

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21/11/2019, 14:43
Daha Phiatabel

- Creo que lo mejor será saltar a otra azotea. - Dijo al fin la sacerdotisa. - Si no representamos a la República, y eso Clea se ha empeñado en dejarlo claro, no creo que la guardia acabe de entender el porque del asesinato de no se cuantas personas y el incendio provocado de una vivienda. - Afirmó con rotundidad. - Y dada la movilización que veo aquí abajo, no creo que quede mucho para que se personen en las proximidades de la vivienda.

Para Daha sólo quedaba ahora una opción, tratar de salir de ahí sin ser vistos, pues de lo contrario tendrían que dar demasiadas explicaciones. Cierto era que la arquera era izarita, pero podía ser que la guardia no reconociera el símbolo que portaba en el cuello y si lo reconocían, puede que decidieran ser ellos los que interrogaran a "caradepan", en su lugar y eso les dejaría de nuevo en un callejón sin salida. Lo que no sabía era como hacer para pasar a la izarita a otra azotea...

¡Venga, no perdamos el tiempo! - Azuzó a sus compañeros. - ¡Tenemos que pasarla a la otra azotea! - Miró a Nekaua. - ¿Tú podrías...? - Sin duda era la más grandota del grupo. Igual podía coger a la izarita en volandas y de un salto pasar al otro lado. 

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23/11/2019, 23:21
Nekaua

Tal vez hubiesen podido convencer a las autoridades de que actuaban en pos del bien común, de que los cadáveres de la azotea eran izaritas, y responsables del asesinato del alquimista y el incendio del edificio. Nekaua, sin embargo, y aunque poco sabía del proceder de las autoridades humanas, solo esperaba problemas. Así que, a pesar de lo que había dicho a la alcorita, compartía sus impresiones.

La goliath ya se estaba echando al hombro a la arquera izarita cuando Daha se dirigió a ella con su petición a medias. No podían detenerse a interrogarla allí, y para ella, el cuerpo de una mujer adulta era una carga tan liviana como el de un niño para una humana.

¿Lo hacemos? preguntó a Corianne e Iskal, ¿o tenéis un plan mejor?

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28/11/2019, 21:15
Iskal

Si la guardia es incapaz de identificar un amuleto de Izar, entonces esta ciudad tiene un problema más serio que los propios izaritas—Iskal se rascó una mejilla mientras miraba al cielo como quien no sabe si reirse o preocuparse. Terminó por encogerse de hombros—. Aunque en lo de la República supongo que tienes razón.

En honor a la verdad, estaba empezando a pensar que los dirigentes de la susodicha que supuestamente querían hacer algo bueno por ella eran casi tan miserables como quienes querían verla sumida en el caos. Veiner le encargaba a otros el trabajo sucio y hasta ahí sería normal, no habría problema... de no ser porque si les pillaban, él se lavaba las manos. Con semejante premisa y con una secretaria restregándoselo por la cara a intervalos irregulares durante todo el día de forma más bien desagradable, ¿cómo esperaba conseguir la cooperación de nadie? Es más, ¿cómo iban a salir las cosas bien?

Iskal no lo entendía y no estaba seguro de querer entenderlo. Para él si se quería cazar una presa gorda, había que arrastrarse por la tierra y mancharse para esconderse bien en lugar de aguardar sentado sobre una piedra en medio de un agradable claro. Las cosas complicadas nunca eran sencillas. Por más explicaciones de aburrida política humana que le quisieran dar.

—Y hablando de Clea. Si nos largamos por los tejados, ¿cómo nos reunimos con ella?

«Aunque confieso que eso de verla brincar por las azoteas agarrándose las faldas tendría su gracia»

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29/11/2019, 10:15
Corianne

Corianne saltó al tejado más próximo como respuesta a lo que le había preguntado Nekaua, aterrizando y recuperando el equilibro con una gracia felina. Se giró e indicó con la mano a los demás para que la imitaran. La pirata se quedó mirando para asegurarse de Nekaua podía realmente saltar con la izarita a cuestas aunque no fuera la persona más adecuada para ayudarla si ocurría un estropicio.

—¿Tenemos que reunirnos con ella? —gruñó Corianne para contestar a Iskal.

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29/11/2019, 10:38
Daha Phiatabel

¡Yo creo que no! - Exclamó la alcorita pegando un salto hacia el otro lado. - No de momento al menos...

Una vez del otro lado, se giró hacia Nekaua y colocándose junto a Corianne, esperó a que la goliath saltara con la cautiva. Si era preciso agarrarle para que no se precipitara al vacío, lo haría. Sólo esperaba que eso no acabara por lanzarlas a ambas hacia el abismo.

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04/12/2019, 21:48
Narrador

Con cuidado el grupo fue pasando de edificio en edificio hasta llegar a una azotea al otro extremo de la calle que conectaba con una posada. Nekaua, una vez más a base de patadas forzó la puerta, y los aventureros bajaron con ellas. Justo antes de entrar en el edificio escucharon una nueva y mucha más fuerte deflagración seguida de una densa humareda de humo negro. Pero eso ahora no era problema de ellos, en todo caso de Clea.

Salir de la posada no fue fácil porque con el caos del incendio todo el mundo estaba en la calle y cinco minutos después y lejos de la casa de Stelio, fue fácil hacer pasar a la izarita como una herida del incendio a la que llevaban al templo de Alcor marcando Daha el camino. El punto más complicado fue el de pasar por el control que separaba la Alta Mena de oro de la Baja. Pero al final  con la ayuda del escote de Corianne, y una no destacable actuación de Iskal y Nekaua fingiendo que llevaban a la arquera estaba borracha hizo que todo se quedase en nada.

Ya caía la noche cuando los aventureros (sin Clea aunque tampoco parecía importarles) llegaron al Oso y el Cazador. Lo cierto era que al final la cosa no había ido tan mal.

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05/12/2019, 11:05
Corianne

Corianne encabezaba la marcha y se detuvo un momento ante el umbral de la puerta. Los pensamientos le habían rebotado en la cabeza durante todo el camino, sabiendo lo que iba a ocurrir cuando la izarita despertara. La zorra no iba a querer hablar. Si querían llevar a buen término la misión, iban a tener que mancharse las manos de sangre.

Ella no era ninguna santa. Es más, la opinión que tenía de sí misma era pésima. Había matado a gente armada y también a gente inocente, había robado, asaltado, atracado y abordado barcos mercantes a lo largo de todo el Mar Brillante, y se había sumido en los vapores del alcohol en las noches subsiguientes para acallar la voz de su conciencia. Se había despertado hecha una mierda, en la cama con algún desconocido, y se había prometido que nunca volvería a hacerlo; pero una y otra vez caía en los mismos errores, incapaz de poner en orden su puñetera vida. Se había hundido tanto en la mierda que la mierda la había terminando tragando. Estuvo a punto de morir de hambre, frío y sed en un atolón, abandonada por sus propios compañeros de correrías, de no ser por un puto golpe de suerte en forma de hombre-pez.

No es que su vida hubiera mejorado mucho desde entonces, pero bebía mucho menos, se había arrepentido de menos encuentros sexuales, no había vuelto a robar nada y no había matado sino para defender su vida y la de sus compañeros. Sabía que ahora tendría que torturar a la izarita para que hablara, y la perspectiva le provocaba arcadas. No quería hacerlo, y sin embargo, ¿quién lo haría? Todos sus compañeros eran mucho más virtuosos que ella. Tendría que volverse a manchar las manos haciendo algo horrible para que ellos no tuvieran que hacerlo. Al menos, se dijo, esta vez sería un sacrificio por otra gente.

Se mordió los labios para evitar que le temblaran, y se pasó la mano por las pestañas para limpiarse las lágrimas que se agolpaban. Cuando giró sobre sus talones, se colocó con los brazos en jarras; había recuperado su ademán arrogante.

—Oíd una cosa —dijo con tono de voz casi desdeñosa, evitándoles mirar a la cara—. Lo que va a pasar a continuación no es nada bonito así que es mejor que os quedéis abajo tomándoos algo. Yo me encargo de sacar a esta una confesión.

Tomó aire y se armó de valor para lanzarles la mentira a la cara.

—Sólo me vais a molestar.