Partida Rol por web

Pareció que el tiempo se paró en aquel segundo en que la granada saltó del último escalón para caer a varios metros de los ingenieros.

La granada, que se giró levemente hacia el muro lateral alejándose de los ingenieros, explotó con fuerza provocando un fogonazo y una metralla que hizo tambalear los cimientos de la mansión de Gambrino. Una gran polvareda se levantó en el aire haciendo que por un momento no se viera nada.

Brian, que a pesar de estar unos metros más hacia atrás, un fragmento de hierro de la granada le hizo un corte en la frente. El sabor metálico de la sangre comenzó a caer por la frente, descendiendo por la nariz.

- ¡Qué ha pasado! - dijo Liam asomando la cabeza por una de las celdas, blanco como un papel - ¡Qué ha pasado!

El ingeniero se acercó al asiático, preocupado, pero al ver que estaba consciente y en pie se tranquilizó un segundo.

- Karim... ¡KARIM! ¡DHARMA, DHARMA! - Liam corrió hacia sus compañeros y se arrastró de rodillas por el suelo metros antes para acabar parando al lado del cuerpo de Karim y Dharma - ¡Oh, estáis vivos!

Dharma tenía quemada la zona lateral del cuerpo. Unas quemaduras se hacían con su brazo y parte del costado. Estaba llena de polvo, como si tuviera un maquillaje blanco. Karim, "maquillado" de forma similiar, tenía medio pantalón hecho girones hasta la altura de la rodilla. La sangre recorría su pantorrilla. El giro de la Granada [1] en la última escalera les había salvado la vida. Valerie salió acompañada de las dos mujeres liberadas y con García. 

- ¡Qué diablo! - dijo el puertorriqueño cuando vio lo que había pasado.

Liam se acercó al agujero que había abierto en el muro, lo suficientemente grande para pasar casi de pie. El calor de la noche de Miami entró de nuevo en el interior del sótano. Las luces del puerto, los yates y los edificios se podían ver a lo lejos. Encallados, varias motos de agua y lanchas a unos metros.

- ¡García! - gritó Barry mientras aparecía en las escaleras. Estaba herido y sujetaba una escopeta, pero se mantenía con vida - ¡Joder, estáis bien! Han matado a Charlie (el guardaespaldas que iba con vosotros al inicio) justo antes de tirar la granada y ha caído hacia abajo, veníamos de camino a por vosotros.

- ¡Barry! - se alegró el puertorriqueño - ¡Veo que sigues...!

Y una bala atravesó el pecho de Barry. El mafioso abrió la boca y con los ojos muy abiertos miró a su compañero mientras alargaba una mano, como pidiendo auxilio.

- ¡NO! - gritó García mientras se dirigía al cuerpo de Barry, ya en el suelo - ¡Aguanta, Barry, joder, me cago en la puta!

Dharma y Karim se pusieron poco a poco en pie ayudados por Liam, Brian y las dos mujeres liberadas. Los ingenieros vieron la escena, devastadora. De repente, estaban heridos por una granada, en una mansión de unos mafiosos, liberando a mujeres recluidas y armados para defenderse... cuando hacía solo veinticuatro horas estaban exponiendo su proyecto, el proyecto Eón.

¿Ayudarían a las mujeres que seguían encadenadas? ¿Ayudarían a Barry? ¿Se irían de allí con las dos mujeres? Era ahora o nunca^2.

Dharma no iba a dejar a las mujeres ahí.   ¡Vamos, ayúdenme!  -le dijo a las otras mujeres que estaban atrapadas, repartiéndoles armas para que se ayudaran ellas mismas a salir y escapar con vida. 

Pensó en dos cosas:

La forma del candado con cierta fuerza de torsión se rompería más fácil. 

Por otro lado,

¿y si disparamos a los candados?  La fuerza de la bala, bien dada, podría romper o el candado o lo que lo sostiene.  

Ideas había muchas, tiempo poco.   Y más para Dharma, a la cual le dolía la granada como nada que la hubiera quemado en la vida.

¡Vamos!    

La explosión dejó a Karim por los suelos, aturdido por el shock y sangrando. La herida no era grave, pero en ese lugar y en ese momento podía suponer un impedimento para escapar de allí...

Con la pierna cojeando empezó a acercsrse a la salida. Esa no era su guerra... pero entiences volvió la lucidez a su mente. Allí había mujeres secuestradas y no podía mirar hacia otro lado cuando había la posibilidad de salvarlas.

Apuntó con su arma a la cadena que aprisionaba a una de las mujeres. Se tomó el tiempo necesario para efectuar el disparo aún a riesgo de ser sorprendido por los hombres de Gambrino.

- No os vamos a dejar solas... murmuró mientras apuntaba con el arma hacia la cadena, intentando no fallar el disparo.

Valerie, cuya idea principal era la de salvar a las mujeres corrió tras Dharma. En el fondo, la chica y la ingeniera se sentían identificadas. Se habían sentido en algún momento de sus vidas así, apresadas de algún modo... y Valerie, más y más real que Dharma.

- Déjame eso... - le pidió la pistola a la ingeniera - Gracias por la ayuda... -  el maquillaje corrido y los ojos lagrimosos de Valerie eran ya un rasgo propio de la chica.

Brian se limpió la sangre de la frente con el dorso de la mano y entonces descubrió que le dolía la herida muchísimo. Estaba completamente ensordecido por la explosión salvo por un agudo pitido que resonaba muy molesto. 

Sus compañeros, como si estuvieran poseídos por algún extraño sortilegio se afanaban en romper puertas y cadenas, destrozando las culatas de las pistolas y disparando como locos. Aquello no tenía ningún sentido, porque la gente de Gambrino ya estaba allí. Joder, habían matado a Barry en las escaleras, ¿cuánto tiempo faltaba para que entraran allí?

Estoy muy cansado. Necesito regresar a mi tiempo y olvidarme de todo esto. Con ese pensamiento en mente, Brian comenzó a subir las escaleras pistola en mano con la intención de disparar a los mafiosos que se acercaran.

Liam, un poco más tranquilo después de ver como sus compañeros se levantaban casi por su propio pie, respiró aliviado. El ingeniero tenía miedo, como todos, pero el coraje y la indignación de la situación le hizo quedarse motivado por la injusticia.

- ¡Estoy contigo en un momento Brian, intentaré romper ese candado y vuelvo!

Con paso rápido, se acercó a Dharma y Valerie.

- No tenemos tiempo, tenemos que hacerlo rápido...

Liam apuntó con un ojo cerrado y pensando en aquellas tardes de tiro con su padre, apretó el gatillo. La bala impactó en el candado partiéndose en dos trozos. Dharma y Valerie se cubrieron con el brazo para evitar las chispas. La puerta estaba abierta. 

- ¡Te ayudo! - dijo Liam a Brian mientras apuntaba a las escaleras.

Los pasos se escucharon más cerca que nunca. Brian, apuntaba a las escaleras, tembloroso. Pero no por el miedo, que tenía, y mucho; sino por la adrenalina. Su rostro era serio, incluso amenazador. Ya no era "ese asiático" inocente. La sangre corría por su cara y portaba una pistola. Algo había cambiado dentro de él.

Liam se puso tras de él.

- Todo va a salir bien, compañero, todo va a salir bien... - Brian pudo sentir el jadeo nervioso de Liam. Ya no se sentía solo.

Karim miraba la cadena con inseguridad. Llevaba apuntando durante varios segundos. Nunca había disparado, nunca había usado la violencia. Y ahora, en aquel momento, había decidido liberar a aquella mujer en lugar de salir corriendo de allí. Tenían llaves de una moto de agua, podía haber sido perfectamente, pero no...

- No me hagas daño... por favor... - le decía la mujer apresada, mientras se tapaba la cara, entre sollozos cansados. La confusión hizo que pensara que el ingeniero iba a sacrificarla ahí mismo.

Dharma entró corriendo en la habitación tras el disparo de Liam al candado. La ingeniera, frustrada, tranquilizó a la mujer encadenada. Habían salvado a dos y estaban a punto de hacerlo con otras dos. La rabia y el odio corrían por las venas de la africana, dispuesta a liberar a aquella pobre mujer.

García seguía apretando la herida de Barry, que poco a poco, comenzaba a palidecer más y más. Con los ojos semicerrados, el mafioso tenía la mirada perdida en el techo.

- No, no, venga Barry, hieputa, aguanta... - el sudor caía por la frente del puertorriqueño, que lo único que podía hacer era rezar e intentar cortar la hemorragia.

En ese momento, varios hombres armados aparecieron bajo las escaleras. Comenzaron a apuntar alternando objetivos, confusos por la situación que allí se estaba viviendo.

- Malditos bastardos, mamahuevos... - dijo el mafioso revolviéndose a por la escopeta que tenía al lado, la de Barry, y disparando a bocajarro - ¡MALDITOS HIEPUTAS!

Uno de los mercenarios cayó aturdido. Se había salvado por poco.

Liam aprovechando la cobertura del muro y la confusión de los mercenarios que acaban de esquivar el escopetazo de García, disparó la pistola hacia uno de los enemigos.

- ¡Dejadnos en paz!

La bala atravesó la cabeza de uno de ellos, desparramando todos los sesos por la pared, dejando un charco de sangre como si hubieran tirado un bote de pintura.

- ¡Rápido, rápido, liberad a las mujeres!

El mercenario, sorprendido pero acostumbrado a las armas de fuego, se incorporó rápidamente y disparó su pistola. Su gran habilidad hizo que la bala impactara en el puertorriqueño que cayó fulminado hacia atrás. Todos pensaron lo peor....

- ¡Muere negro de mierda!¡Ocuparos de los demás! - ordenó el mercenario de Gambrino.

Otro de los mercenario intentó disparar al osado chico que había matado a su compañero, pero aprovechando la cobertura del muro, Liam se salvó de un disparo con la Uzi que saltó las piedras de la pared con un sonido chirriante.

El último de los mercenarios apuntó con su pistola al otro chico que asomaba la cabeza con unas gafas y una herida en la frente. Las postas se esparcieron en todo el muro mientras que Brian y Liam se acurrucaban detrás del muro. La cobertura comenzaba a perder consistencia y los dos ingenieros no podían hacer uso de ella...

Dharma, usando su cobertura y la sorpresa, trató de meter un balazo con su Uzi vs cualquiera de los gambrinos.  

Al menos el fuego los distraerá y más vale que estas paredes aguanten. 

Pobres chicas, sus rescatadores metiéndolas en más peligros.   

Pero no había más que hacer ahora que hacerlo bien. 

Brian devolvió como loco el fuego a los mafiosos que les habían disparado a Liam y a él. No sabía disparar, por eso fue incapaz de acertar al tipo de la escopeta a pesar de que la distancia que les separaba era peligrosamente corta.