Partida Rol por web

Dharma decidió que lo mejor sería quitarle el radio, usó sus habilidades marciales para botárselo de la mano y de paso desconectar las pantallas de una manera tal que fuera difícil recuperarlas de nuevo. 

¡Quietecitos ahí!

Y ya con esta distracción, mientras suben, nosotros bajamos.

Brian entró en el cuarto de seguridad como una exhalación. Estaba harto de todo aquello. Parecía como si estuvieran simplemente postergando el momento de su muerte a manos de unos mafiosos u otros. El sigilo, la cautela y la distracción se habían ido a tomar por saco, sustituidas por un caos de reproches, gritos y disparos.

Los guardias de seguridad trataban de parapetarse inútilmente en un lugar estrecho. No tenían armas de fuego, de modo que era el momento perfecto para atacarles.

Saltó sobre ellos y comenzó a lanzar patadas de kárate sobre el que Dharma no había atacado.

- A la mierda! - grito Karim disparando a los monitores en una ráfaga. Los cristales cayendo y las chispas saltando no hicieron más que hacerle sentir que empezaba a tener el control de si mismo. Estaba empezando a sentir que estaba allí con un propósito.

- ¡Vámonos de aquí antes de que vengan refuerzos! - grito una vez más y salió de la sala de vigilancia, buscando esas escaleras de piedra o en su defecto la dirección contraria por la que oía a los refuerzos llegar.

Cuando Brian se dispone a patear al guardia, la ráfaga de Karim contra los monitores le asusta y le desequilibra, fallando estrepitosamente. 

Aquella sala pasó de ser un lugar donde solo se escuchaba el teclear de los ordenadores y los clicks de las pantallas alternando posiciones a un lugar donde el caos, el ruido y la destrucción se hizo con las cuatro paredes. Karim sorprendentemente comenzó a disparar por todos los monitores para evitar ser descubiertos a través de ellos. Y Brian, que en un intento de noquear al guardia herido, se encontró que pesar de tener la mano sangrando, pudo realizar un rápido movimiento para evitar el ataque del asiático.

Pero lo que no se esperaba Dharma era que aquel guardia, además de evitar que la ingeniera le quitara el walkie de la mano, se quedara en una posición ventajosa sobre ella en el combate. La incursión no había salido todo lo bien que los ingenieros hubieran querido y ahora estaban en peligro y con refuerzos enemigos de camino.

Aún así, el guardia, lanzando su porra contra la africana, falló en su ataque; que con un giro propio de artes marciales, esquivó el metal envuelto en cuero endurecido que blandía aquel tipo. El guardia herido, en un intento desesperado, se revolvió y volvió a coger su arma. Desde el suelo, disparó al inconsciente asiático que había intentado dejarlo aturdido, pero el disparo salió desviado, resonando metálicamente contra las mesas de hierro que allí habían. Brian sonrió, pero palideció al instante.

La bala perdida¹ había parado² en Dharma. Su gesto, desorientado y confuso al principio, se convirtió en segundos en preocupación. Karim, Brian y Liam palidecieron. Parecía que el tiempo se hubiera parado.

El impacto de la bala sólo logró que Dharma pensara en las mujeres que estaban abajo encerradas.   Lo que ella estaba viviendo en este momento era lo que ellas vivían como amenaza constante, cotidiana.  La violencia que las forzaba a estar así, a hacer lo que les decían.  Sentía que las entendía más. 

No, si esta bala sólo la hacía más resoluta. 

¡Pero si les dimos la oportunidad de rendirse y no les hubieramos hecho nada!  -dijo, apretando para detener la hemorragia.   

Dame el arma y por mi herida sangrante que te dejo sólo amarrado.    Un culatazo al arma, como quien blande unos chacos, le quitaría lo letal a aquella situación. 

La bala le había hecho daño, lo sabía.  Aún así debía actuar.  No podían quedarse a la mitad, no ahora.

Al ver el estado de Dharma, Orion con una mezcla de furia y terror al ver al guardia de nuevo armado con la pistola, decidió continuar pateando a aquel tipo para intentar que no volviera a dispararle a su compañera. La ráfaga de adrenalina que corría por sus venas le impedía darse cuenta de que el objetivo real de aquella bala había sido él mismo.

Esta vez no pudo culpar a los disparos de Karim de su nuevo fracaso. ¿Cuánto hacía que no pisaba el dôjo? Su padre se lo había recordado demasiadas veces y ahora se arrepentía de todas las excusas que le había puesto para no ir.

Liam, en un ataque de rabia y de coraje por lo que allí había sucedido, avanzó desde la puerta tomando carrera para placar al guardia que se encaraba con Dharma. El golpe, pilló por sorpresa al hombre de vigilancia.

El empujón fue tan sorprendentemente fuerte que el guardia de seguridad voló sobre una de las filas de mesas con ordenadores que había unos metros más atrás. La porra que blandía cayó al suelo y el ingeniero la cogió, mirando hacia su compañera Dharma.

- Joder, Dharma - su rostro denotaba preocupación - ¿Estás bien?

Karim al ver que no encontraba fácilmente las escaleras de piedra, supuso que no estarían por aquí cerca. Volvió a la sala, de nuevo con el pulso tembloroso por estar sosteniendo un arma de fuego. 

- ¡Venga vámonos antes de que lleguen más! - les avisó esperando que al haberse desembarazado de uno de los guardias que yacía casi inconsciente, pudieran salir de ahí sin muchas dificultades.

- Por aquí, rápido. - Les indicó en la dirección contraria por la que había oído que venían los refuerzos.

No sabía si llegarían a encontrar a las mujeres secuestradas o no, pero tenía que intentar salir de allí rápidamente. Habían recibido el aviso por el walkie y estaban al caer...

García ante tanto alboroto en la sala de vigilancia se giró y rápidamente acudió a ver qué ocurría. La situación le sorprendió bastante, ver alarma herida, habrá años siendo apuntado por el guardia herido con una pistola y a Liam dejando tirado por el suelo al otro guardia.

El puertorriqueño, apunto rápidamente al guardia que empuñaba el arma, disparo impactando directamente en la zona de la cabeza. La sangre y los fragmentos de astillas de hueso del cráneo del mismo salieron despedidos yendo a parar a la camisa y a la cara del asiático. Brian, con un gesto de asco cerró los ojos y conscientemente a pesar de que sus gafas le habían protegido con el contacto a los ojos.

- ¡Vamos mamahuevos, salgamos de aquí corriendo, no podemos esperar a que lleguen los refuerzos!

Liam cogió la pistola que había dejado el guardia Sin vida. Después tendió la mano a Dharma y la ayudó a levantarse. La africana aparentemente dolida por el disparo podía seguir caminando sin problema a pesar de que un fuerte pinchazo se hacía con su hombro.

Karim que había observado como Valerie había roto la cámara de vigilancia donde las escaleras de piedra supuestamente llevaban a las mujeres encadenadas, pidió a los demás que salieran rápidamente y en grupo corrieron escaleras abajo.

Todo pasó muy rápido y en aquel momento todavía seguían solos en el vestíbulo de la mansión de Gambrinus. Pero a lo lejos se escuchaban voces voces que se acercaban rápidamente y que si no movían ficha en aquel momento serían descubiertos era la única oportunidad que tenían para poder cambiar su rumbo en busca de las mujeres sin ser descubiertos.

Karim iba encabezado el grupo. Los demás se habían rezagado al encontrarse con problemas, pues los guardias de seguridad habían resultado menos indefensos de lo que parecía.

Cuando Carlos llegó el ya estaba no sólo bajando las escaleras, sino buscando una ruta alternativa para no cruzarse con los refuerzos y tratar de encontrar el camino que había tomado esa tal Valerie.

- ¡Creo que es por aquí! Seguidme...

Brian se quitó la chaqueta cubierta de sangre y la tiró al suelo, maldiciendo en voz alta al portorriqueño no sólo por haberle puesto perdido de sangre y de sesos, sino porque podría haberle matado a él.

Lo cierto es que le estaba perdiendo el miedo a aquella pandilla de incompetentes, tanto unos como otros, los hombres de Big-C y los de Gambrinus.

Limpió las gafas como pudo y salió corriendo detrás de sus compañeros.

Tan como estaba Dharma, ni se fijaba en nada.  

Espero que la distracción aquí arriba le haya ganado tiempo a Valery.  ¡Vamos pa'bajo!  

Se empezó a mover con la dificultad que tenía el hacerlo con un balazo reciente.   

Vamos vamos, esto no es nada comparado con lo que ellas sufren.  Vamos a ayudarlas.

¿Quieren uds subir por los documentos mientras nosotros los distraemos de allá abajo?  Era una manera de librarse de Barry y Carlos, y quizá desatarían suficiente caos como para librarlos de las atenciones al salir.   Finalmente, al jefe contrario le importarían más sus documentos que unas esclavas de la trata. 

- ¡Vamos, vamos! - gritó García mientras apuntaba con la pistola al último guardia que yacía medio inconsciente sobre la mesa que acaba de derribar por el empujón de Liam.

Los ingenieros, encabezados por Karim, salieron escalera abajo buscando la posible ubicación de Valerie. Se escuchaban los gritos de los hombres de Gambrino cerca de ellos, pero la buena iniciativa del grupo hizo que todos avanzaran en el mismo sentido guiados por la intuición de que sus pasos estaban siendo correctos.

- Ahora mismo - contestaba García mientras jadeaba a Dharma por el esfuerzo de la carrera y la tensión - los documentos no me importan una mierda, si Valerie sale herida... esos documentos no servirán de nada... - hizo una pausa -. Valerie¹ fue apadrinada por Big-C hace varios años. La encontró en un estado lamentable una noche: había escapado de aquí, de la mafia de Gambrino. Valerie estuvo en estas... en estas celdas, explotada, en condiciones pésimas... Sabía que alguna vez se vengaría porque ella es así, odia la injusticias y se prometió que alguna vez sacaría a todas aquellas mujeres que pasaron por su misma situación... pero no esperaba que fuera en este momento. A parte del tema del poder, Big-C tiene una guerra con Gambrino por este motivo: Big-C nunca permitiría hacer daño a una mujer.

Ahora todo tenía más sentido, todo tenía más importancia y la prioridad estaba siendo bien enfocada: salvar a la chica. 

Una de las puertas tras varios segundos de búsqueda les llamó la atención. Estaba entreabierta y una ligera sensación de humedad salía de ella. No era del grosor común de las demás, sino que tenía como un refuerzo de seguridad. Pero ahora, estaba abierta. Karim reconoció el pasillo que había visto en las cámaras de seguridad por donde Valeria había bajado. Efectivamente, la cámara de seguridad de la entrada hacia las escaleras estaba rota.

Los ingenieros bajaron por las escaleras de piedra, lentamente, al acecho de cualquier peligro y de cualquier situación peligrosa. La humedad y el silencio reinaban en aquella zona. Incluso un olor desagradable llegaba desde la lejanía. Tras varias esquinas...

- ¡Quieta o te pego un tiro, zorra! - un hombre con aspecto peligroso sujetaba a la chica por detrás suya mientras la apuntaba a la cabeza con una pistola. Valerie desarmada y con la pistola a varios metros, se retorcía.

Brian y Liam reconocieron a Valerie; mientras que Karim y Dharma confirmaron que era la chica que había bailado con Liam en la discoteca.

Había cuatro puertas. Dos de ellas, abiertos, dejaron ver a dos mujeres es un estado lamentable. Mujeres jóvenes, encadenadas, posiblemente esperando a ser tratadas como moneda de cambio o vendidas al mejor postor para satisfacer cualquier necesidad cruel. 

- ¡Suéltame, hijo de puta! - gritaba la chica, mientras intentaba zafarse de la presa del mafioso.

Llevaba el maquillaje corrido y las lágrimas recorrían sus mejillas.