Partida Rol por web

Maedros al ver que uno de los mitos trataba de escapar le disparó una saeta... pero desgraciadamente fue muy desviada

Nuevamente dispuesto para el combate a pesar de las heridas, doy un paso mientras balanceó el urgrosh, dejando que el peso perfectamente colocado ayude a la descarga con mayor fuerza de la cabeza del hacha. Cuando se produce el tajo, doy un medio giro aprovechando el impulso y echo hacia atrás el otro extremo, clavando la lanza en las costillas atravensando la fuerte armadura. Aquel tipo ya no tenía mucho que hacer contra nosotros...

El virotazo de Maedros se clavó en el techo mientras Hothar golpeaba con su arma, desafortunadamente el primer golpe sólo logró rajar la ropa a su oponente. El segundo atravesó sus defensas haciéndole soltar un grito de dolor.

Entro en la sala buscando una mejor posicion, mientras recargo la ballesta

El enano me entorpece el disparo a mi anterior oponente mientras busca la ventaja de atacar a el otro atosigándolo desde el lado contrario al de William, así que me centro en el mismo adversario que mis compañeros con el objetivo de hacerle caer rápidamente. El movimiento de los tres combatientes hace que mi disparo yerre por bastante. Vuelvo a recargar.

- ¡Maldición! ¿Os importaría estaros quietos un momento?

Los dos clérigos levantaron sus armas, decididos a entrar en combate cuerpo a cuerpo, pero el golpe dirigido al enano salió desviado por mucho.

El ataque dirigido a William es mucho más preciso, pero los increíbles reflejos del Taldorano, adquiridos en tantos duelos, consiguen esquivar el mangual cuando está a punto de reventarle el cráneo.

El mito por su parte, siguió intentando escapar.

El ataque del clérigo casi le vuela la cabeza, pero por fortuna su instinto le hizo agacharse en el último momento. Una vez más dio gracias a sus maestros.
El clérigo por su parte todavía estaba pensando cómo había fallado, lo cual lo dejó indefenso para la contra de William. El golpe fue certero, y muy muy doloroso.

La extraña arma del Taldorano impacta en el hombro del clérigo y rasga la carne y la armadura hasta el corazón. La cantidad de sangre que empapa las paredes es bastante elevada, pero es que casi lo ha partido en dos.

Viendo que el mito se queda fuera de mi alcance y que a duras penas tengo fuerzas para combatirle debido a su maldición, me concentro en el clérigo que tengo delante, con la esperanza de que las ballestas de mis compañeros hagan el trabajo que yo no puedo hacer.

El clíergo es escurridizo, y el hacha no le alcanza, pero la lanza es afilada y traspasa su armadura, arráncandole un grito...

Temiendo que pueda dar la alarma el que escapa, con calma le apunto en la espalda y disparo el virote directo a la columna

Viendo que la sacerdotisa se encarga del mito que queda, me muevo hacia la izquierda para tener línea de visión al clérigo que queda y le disparo.

Maedros prepara su ballesta... pero no es su fuerte, y comprendiendo las posibilidades de dar a algun compañero, y que el combate está controlado, no hace nada

La herida provocada por Hothar hizo sangrar al clérigo, y pocos instantes después Mirella en un acto de crueldad ¿o era de prudencia? acababa con el último mito. 

Hendrick se adelantó y disparó un ballestazó que provocó un aullido de vuestro oponente mientras Klatet volvía de su pequeña excursión...

Y en ese momento el humano levantó la mano con su símbolo sagrado.-¡Groetus protege a tu fiel siervo Grench Teppish! ¡Extermina a éstos miserables!

Una oleada de dolor, de energía negativa, os afectó, pero no era demasiado poderosa, no al menos como otras a las que os habíais enfrentado.

William gritó por el dolor de la energia que desató el clérigo. Y eso posiblemente le salvó la vida al maldito, ya que el ranger falló por mucho su ataque contra él.
No obstante, a pesar del dolor, todavía no estaba acabado.

Maldito. Vas a pagar por esto, ya lo creo que sí.

Cegado momentáneamete por la energía que desprendía el maldito símbolo sagrado, aprieto los dientes en un gesto de rabia para poder seguir adelante. Estaba herido, cansado y agotado, pero ni por asomo aquello iba a hacerme abandonar. Y menos a perder el buen humor.

Doy un paso para situarme frente a William y así poder pillarle con la guardia baja. Según William ataca, lo hago yo por el otro lado con el hacha, el cual falla pero lo desequilbra lo suficiente para que mi lanza se le clave en una pierna.

¡Ahora qué campeón! ¡Solito y amargado, y nosotros enchufados! Buahahahaha