Partida Rol por web

Me estaba reponiendo de la hostia que me dio un bicho d´esos que salió a escape de la furgonta del guiri. Que me cai de culo, y menos mal que la situación era la que era que si no ya las viejas iban atener de que hablar por las tardes cuando se ponían al sol, y me dejó atontonao un ratico. Lo justo pa que viese al bichejo ese correr a mojar a los otros y liarse allí lo que ni el Estifen Quin ese de los libros, que vaya avería que tenía que tener en la cabeza pa escribí esas cosas de él.

Luego, muy acertadamente, el guri le echó al chino la culpa de tó. Y yo, como buen político, también. - Eso. Ahora que hacemos con tol Cristo este. ¿Eh?. Ya te pues olvidar del bazar. 

Allí tos culpaban al chino, que era el único que sabía algo de los Muguays. Allí nadie iba a decir que había lavao al primer Muguay en su casa o que les había abierto la puerta pa salir dela fragoneta, no, no. ¿Estamos locos? Toas las culpas pa los chinos (¡nos comen los chinos!), que pa eso no hacen más que sospechar.

-Yo decil fuego, fuego, no escuchal- señaló a los presentes con un dedaco largo y con unas uñas casi tan largas como el dedo, podrías y amarilluscas. -Hay que matal, todos matal- insistió y casi abrió los ojos como una persona cuando se giró pa la plaza. Menuda escabechina estaban montando los putos bichejos por tos laos.

Ahora habían pillao al nieto de la Bocagrande y lo'staban zarandeando. Luego l'empezaron a disparar tos a la boca con las pistolicas d'agua, que se l'estaban llenando los carrillos y lo iban a ahogar.

-¡Ay mi chiquillo, que me lo aguachan!- gritó la Bocagrande al tiempo que corría para salvar a su nieto. Pero un bichejo d'aquellos le puso la zancadilla, se cayó de boca y le empezaron a subir tol refajo.

La Pitones se dio cuenta que llevaba el mismo refajo que había adivinao anoche en el fresco bajo la falda. Amos que la cacho guarra no s'había cambia de refajo en toa la semana. Ya tenía la Pitones pa cotillear, difarmar y cascáselo a to cristo en el pueblo, así aprendería a contar cosas que no se tenían que decir, como que ella tenía a la Misinda.

Abrí mucho los ojos, pero casi que más por lo del refajo que por lo de los bichos y to lo que estaban haciendo. Menuda cochina, y luego dicia de la Laureana la Palomino...Que si l`habia visto las bragas en el probador de la tienda de la Choni,y las tinia asín toas marrones por detrás. Esta las tendrá igual, ya verás...

- !Ay Pascuala! - le metí una patá al bichejo que le levantaba to, pero esperando que le levantara un poco más, pa ver lo del refajo bien. Patá porque había que quedar bien de cara, aunque luego de espaldas la fuera a poner verde.

- !Ahora como matamos a to esto! !Paco! !Saca lascopeta de caza! - dije decidida.

Pos vale, que si el chino decía fuego, pos fuego q'iba a tener el jodío. Ni las fallas... ¿No querían los jodíos bichejos estos agua para mojarsen? Pos como que al guiri se le pasó por la cabeza una idea... No diremos que buena precisamentes. Entre tol barullo coge un barreño grande y lo pone al lao de la fragoneta, y con un hachazo gordo al depósito de la fragoneta, deja que toa la gasolina que queda caiga al barreño. Menuo pestazo echaba aquello, oiga, como la vez aquella que manchó de mora el asiento d'atras de la fragoneta y alguien le dijo que frotando con gasolina s'iba. Amos, que todavía apesta a gasolina y la mancha ahína seguía. Mientras la gasolina acaba de caer, pilla de lo poco que queda de comida y lo arrejunta al lao del barreño. Y con un cazo y una cuchara de metal empieza a hacer ruido a ver si asina los jodíos gatetes se vienen p'aca.

-¡¡¡Minino bonito!!!¡¡¡Tu comer, rico, rico!!!¡¡¡Mucha agua pa mojar!!! -Y endemientras va llenando las pistolejas del guachuzo de gasolina, que iba a salir el pueblo ardiendo con chino y tó.

Después del incidente con los bicho Evaristo se levanta del suelo más cabreao que un oso que sa quedao con el ocico atrapao en una colmena

-LA RABIA ESO BICHOS TIENEN LA RABIA, HAY QUE ACABA CON TOS!!!-Dice mu esulfurado y dejandose lleva por el cabreo del momento como cuando le metio una colleja al nieto de la Ambrosia por darle una pedra a su cabrita, la ostia fue tal que se cuenta que mudo dientes de leche antes de tiempo. En cuanto ve...más bien huele lo que esta haciendo er guiri saca de su bolsillo una caja de cerilla de esos que dan en los lugare donde trabajan mujere de moral distraida...pero eh! que eso se lo regalo un amigo, que Evaristo e un hombre decente. Y paquete de cerilla en mano mira al guiri.

-Guiri vamo a montarno unas buena falla aqui y ahora.

La Pitones fue a intentar dále una patá al gatico que lo mandara a tomar por culo, pero con tanta agua, pos se dio una costalá. Ella que ya se veía haciendo volar a la bola de pelo y salvando a la Bocagrande, que lo contarían toas las vecinas... Ahora iban toas a hablar de cómo se le vio el refajo al caerse de culo y patas arriba. A los gaticos aquello les hizo gracia e intentaron sacarle el vestido por la cabeza.

El Paco Pepe se alarmó viendo refajo y que no era pa él fue corriendo a tapar aquello. Pero tamién se escurrió de boca y cayó sobre la Pitones, que de no ser porque la Pitones estaba bien hermosa la habría aplastizao.

Mientras el guiri se puso a sacar gasolina del depósito de su fragoneta. La cosa es que no cogió un tubico d'esos como hacen en las pilículas, que sorben y te sacan el gasoil. Que así era como robaban los gitanetes el gasoil de los motores cuando eran las épocas de riego pal verano, qué listetes eran los jodíos.

El cabronero ende mientras sacó las cerillas, parecía que s'había quedao ya hasta los cojones de tanta bola de pelo. Sacó su caja cerillas del sitio ese c'había yendo de Mojuéllamos a la capital, ese con lucecitas a un la de lo carretera.

Ende mientras el chino fue a buscar sus pistolicas, iba dando salticos como las cabras pa no toparse con un bicho d'esos. L'hostia puta cómo se movía el chino pa estar viejo. Como los gamos del monte, que ni los guachuzos.Volvió con la misma rapidez, a salticos.

-Tenel, tenel, pistola agua, mu buena. A eulo- el cabrón aún quería venderlas antes que prestarlas pa to eso, que claro con gasolina era normal, luego iban a oler mal y pa toa la vida, el Guiri bien lo sabía.

El murciano no se lo pensó, se puso a rebuscar en sus bolsillos un euro.

-Yo quiero una pa dejah chorreandico a loh bichoh- dijo con media sonrisa. Él ya se imaginaba tirando chorrazos con la pistolica a los muguais, asín haciendo tiro al blanco, como en la feria de su pueblo. Luego solo tenían que tirar una cerilla y que to ardiera.

-Tu darme una pistoleja también. -La mare que parió a los p*ut*s chinos... Siempre pensando en hacé negocio. El mundo podía venirse abajo y abrirsen los infiernos que los jodíos seguirían vendiendo a su abuela si con eso podían ganar algo de guita. Y enderepente se le enciende la bombillica al guiri. -Quita, quita, que se m'a ocurrío algo más mejor. -y ni corto ni perezoso se va pal remolque del Ustaquio, q'abía estao fumigando esta mismica mañana con la cacharra y estaba ahí asomando nel remolque, más vacía que la caja rural a primeros de mes, qu'era cuando iban tos los jubilaos a cobrar la pensión, y endeluego no había quien sacara cuartos pa comprar pan. Si es que los jubilaos son mu desconfiaos, y a la que pueden sacan tol dinero pa guardarlo dejabo l'almohada, como el agarrao del Perico el catalán (no era catalán, pero le llamaban asín por lo agarrao q'era el jodío). Que el mu tacaño le tocó la primitiva y acabó esnucao de meter fajos de billetes en la almuada, que luego dicía que no dormía bien por las noches... Como pá dormir, nos ha jodío.
Pos eso, que me voy por las ramas, quel guiri pilla la cacharra, la aboca al deposito del trastor y le casca un palazo al depósito de la yondere pa que salga el gasoil a chorros a llenar la cacharra.

Caí al suelo como fruta madura, como una sandía que se resbala de las manos y se esclafa en tol suelo. !Ay el refajo, que se me veía to! Al menos yo me había cambiao esa mañana, porque cuando tu mario es mu asiduo a agachate bajo la mata, pos ties que airear eso. Sino luego guele como a retestinao, asín como a pescao viejo.

Total, que me caí y los bichos aquello del copón quería dejarme desnudica ahí.

- !Ay, que me lisiao, Paco! !Que desta salgo con andadera! ¿Quien va cuidame la casa, Paco!? - asín con toa la pena, y en esas mi Paco encima. Anda que...así encimica mio se quedó. Que que fuera sabado por la noche - !Mestas haciendo sangre Paco! - le digo, asin toa exgéra. Mientras intento quitarmelo de encima u hostia gatetes del copón. 

-Venga chino dame una pistolita con gasofa- Dice Evaristo aunque de mala gana por la situación, le hubiera gustao darle de palo hasta en el carne de identida despue de la que sa´bia liao con su bicho -pero no que despue viene los de la ciudad y te acusan de racismo y te pega una tempora a la sombre en fin...

Cuando ve lo que esta haciendo el Guiri, se le pone una sonrisa en la cara, si no e con la pistola va a ase con la carretera pero esos bicho van a morir tos.

-Bien pensao Josua, nos vamo a monta una que ni la noche de San Juan

El chino (¡ay los chinos nos comen, nos comen los chinos!) se guardo los leuros que les dieron tos a cambio de pistolicas. Allí estaban el murciano, el Cabronero y el Guiri llenando las pistolicas de gasolina con to lo que había salío del depósito de la fragoneta. Pero no contento con eso, el Guiri cojió el cacharro del salfumán® del Ustaquio y se fue a cargáse tamién el depósito de la yondere (normal, porque tol mundo sabe que es mejor un niujolan). 

El pobre Ustaquio no podía decir na mientras le desgraciaban el tractor, porque un muguai d'esos l'estaba metiendo un boliche de los de la petanca por... Bueno, por'ande s'acaba la espalda, ya sabís. Aquello ya era pasáse de castaño a escuro, que tol mundo sabe que a los hombres de la Mancha no les entra por ahí ni el bigote una gamba, que to aquello era que l'ostaban enviolinando.

El Paco Pepe s'había caído encima de su Cipriana y l'estaba haciendo sangre. Madre mía, por los clavos de Cristo, que sufrío era ser un marío atento. El caso que el Paco Pepe se levantó como bien pudo, rulándose pa un lao antes de que le cayera una tollina de su parienta. Bien sabía cómo se las gastaba... Como cuando el gallo le picó a su chica cuando era una guacha y la Pitones salió a retorcéle el cuello, luego comieron toa la semana gallino: asao, en caldo... Mu rico, pero tuvieron que comprar otro gallo.

-Que no quería... Me liao...- dijo como excusa y puso las dos manos delante de la cara, pa protegése, no sea que viniera una hostia a mano abierta.

La hostia no se hizo esperar, pero uno de los muguais se puso en medio y se la llevó de regalo. El gatete tenía asín cara de manflo, era el que parecía que le había dao un ventusque... Venía a reíse o algo de los dos, pero recibió por el Paco Pepe y de la hostia voló. Aún no sabemos dónde fue a parar ese gatete, algunos vicinos dicen que lo mismo está en la luna.

El guiri pilla la cacharra del Ustaquio, llenica hasta la bandera de gasoil y ni corto ni perezoso se pone a fumigar gatetes a grito pelao. -Mini... mini... bonito... Tu lava... ¡¡¡Agüita calentita!!! -Y al paecé los mugüais le ven cara de buena gente (o de tonto, vaya usté a sabé) y se acercan como borregos pa darsen una ducha. Como la ves aquella que llegó un camión de chuches a la puerta del colegio de Mojuéllamos dando muestras, y de que se quiso dar cuenta el condustor l'abían robao el camión y tó los rumanos del pueblo, que tol mundo sabe que los rumanos de Mojuéllamos son más brutos que los del pueblo... Que mira si son brutos, que una vez volcaron un vagón del tren por no llegar a su hora.

Totás, que sin comerlo ni beberlo enderrepente se junta una tropa de mugüais allí frotándose con jabón y tó, que paecía q'estaban hirviendo de las burbujicas que se les empezaba a hacer en tol pelo. Y cuando más contenticos estaban, el guiri saca un mechero de los q'usaba pa fumar yerbas desas raras que fuman los guiris al grito de...

-CUUUUL!!! FAYER!!! FAYER!!! -Y riéndosen como si estuviera poseío.

Me vi un poco ajena a aquel baño de gasolina, entre que me caí y mi Paco Pepe me hacía sangre. Pero al menos quité un bicho de en medio de una tollina. Ahí se me iluminó la bombilla. Asín seria como yo iba a quitar a esos desgraciaos de en medio. !A tollinas!

- !Copón, al final le metís fuego al pueblo, desgraciaos! - les espeté a los hombres, porque me tenía que quejar de algo. Si hubiera sio idea mia pos me hubiera parecio mejor. Pero no fue, asin que me tenía que quejar.

No obstante, no puse más impedimento y me lié a tollinas y pisotones mortales con los bichacos que quedaran libres de fuego.

Una montoná de Muguais s'acercaron al Guiri cuando les enseñó el agua aquel c'olía tan fuerte pa ellos. El caso que empezaron a chapotear en la'spuerta y to, tirándose agua, pero enseguida vieron c'aquello no marchaba del to. Amos, que no se ponían a multiplicáse como los panes y los peces. Cuando se dieron cuenta era mu tarde y el Yosua sacó su mechero y les prendió fuego. El Murciano lo avivaba disparando al resto de Muguais con su pistolica, al tiempo que gritaba: