Partida Rol por web

Llegaste al lugar donde habías quedado con el vampiro a media noche, aún quedaban muchas horas por delante de manera que podías tomarte tu tiempo. El monumento en la cima de la colina era visitado o usado en momentos determinados a menos que viniera algún turista, y por fortuna no este no era el caso estando el ascenso desierto.

Primero te entretuviste en preparar el terreno buscando los mejores lugares estratégicamente donde preparar un C4 o una mina, ambas requerían métodos diferentes y por tanto lugares diferentes para hacer una buena emboscada. Analizaste el terreno y viste que aquel agujero por el que había emergido la criatura que seguía al ente acuático que mostraba la imagen del vampiro era tierra firme, algo extraño siendo una bestia grande y pesada como era ya había hecho falta maquinaria pesada para volver a taparlo y se notaría la tierra removida, además de las huellas, y en este caso, aunque la tierra estaba menos firme seguía siendo mucho más compacta que si se hubiera hecho con la maquinaria además de que no había huella ninguna del tamaño de las ruedas que corresponderían con aquellas máquinas, solo huellas de vehículos comunes y algunas huellas difusas, puede que de excursionistas o tuyas propias o del vampiro que atrapaste cuando estuvisteis aquí.

Tras colocarlas, las cubriste como buenamente podías para que se notaran lo menos posible antes de preparar la detonación y los temporizadores. En cuanto a las minas no tuviste problemas, un poco de arena y hojas del árbol cercano era suficiente tras hacer pequeños agujeros, solo tendrías que asegurarte de no acercarte en demasía a aquellos lugares para evitar pisar una por error o tendrías que gastar mucha sangre para regenerarlas, por no decir lo doloroso que sería. Los C4 era más difícil, había pocos sitios donde colocarlos siendo uno de ellos el árbol y una roca no demasiado grande, tal vez del tamaño de una cabeza; el resto era un lugar que a pesar de tener algo de arena o grava, y tal vez hierba y algún arbusto ocasional era complicado de ocultar. La roca podría albergar un par, tal vez 3 cargas consiguiendo una fuerte metralla, sería peligroso pero factible si estas lejos y el vampiro cerca, estabas seguro que algo así destrozaría el lateral completo de un coche. Más allá de eso no sabías bien donde colocarlo.

Las telarañas tuviste que retejerla para que ocuparan la extensión y lugares que pretendías, deshaciendo algún extremo para unirlo por alguna hebra para que pudiera ser activado con una mayor posibilidad y mantener el lugar lo más parecido a como estaba a la par que quedaba oculta, en eso te venía bien la grava y las hojas para mantenerlas ocultas.

Fueron unas cuantas horas de trabajo, más por lo meticuloso que por lo complicado, ya que plagar el lugar de minas y C4 para que reventara todo lo que pasara por ahí sería sencillo, pero tu quería que fuera más discreto para poder atrapar a una sola persona, no cualquier persona, sino aquel extraño vampiro, y aquel preciso momento pensaste - "¿y si vuelve a aparecer mediante un intermediario como aquel ser acuático?".

Sería problemático, ya que no solo revelarías tus intenciones, sino que tampoco podrías atraparlo, y además estaba el asunto de esa cosa de agua ¿que masa tendría? sería su peso el suficiente para activar las minas? sabía que aquella enorme bestia que emergió del suelo las activaría si pasaba cerca, pero ¿recibirían el suficiente daño? tenías que confiar en que así fuera, sino tendrías que cancelar el plan y buscar maneras de evitar el trato o volverlo a tu favor.

Estaba contento con mi trabajo y mi plan,definitivamente necesitaba mejoras pero tanto los explosivos plasticos,como las minas anti-personas no serviría contra el siervo de agua que tenía aquel vampiro. Y cuando de repente me surgían dudas recordé que si bien estos aparatos explosivos podrían no dañarlo no podría decir lo mismo del nitrógeno liquido. Dado que al fin y al cabo,el agua si puede verse afectada por este compuesto químico. Y el ser espiritual aún así se veía sujeto a las leyes de mi tataratatara abuela la tejedora,por lo que necesita alimentarse de energía espiritual,el vampiro debía de alimentarle de alguna manera el problema era saber el como. de todas formas tenía las telarañas también colocadas para romper los tanques de nitrógeno liquido si las negociaciones fallaban. Estaban puestas en un lugar alto que a simple vista no se veían,por lo que deduje que sería cuestión de minutos primero que llegara el liquido hasta el vampiro se moviera a donde se moviera y mucho mas tiempo para llegar hacia mí. E incluso si eso fallaba la reacción en cadena de todos los explosivos que puse haría que el que no puede moverse en la umbra quedase atrapado en un espacio cubierto de fuego. Por mi lado no solo tenía el auto estacionado por los alrededores pero lejos de las cámaras sino que además tenía mi reloj de muñeca con un espejo especial que me permite ingresar en la umbra cuando lo necesite. Ahora con mi forma de múltiples arañas,esperaba paciente dos cosas,una de ellas era humanos bastantes despistados que cayeran en mis trampas que no poseían explosivos para alimentarme de ellos. Y dos,esperar al vampiro para discutir con el.

Clarise continuaba mostrando aquella obediencia a la que me tenía acostumbrada, pudiendo advertir en ella también aquel atisbo de tensión que le generaba la posibilidad de no estar sirviéndome adecuadamente. Era agradable poder contar con ella, no sólo por su eficiencia, sino por lo claro que tenía cuál era su posición y cuál era la mía; a pesar de haber nacido como una humana corriente. Me trataba como el ser superior que era con total naturalidad, y se desvivía por atenderme.

Al acabar la conversación con el proveedor, le envié un mensaje a Reginald para que fuera a buscar las drogas antes de venir a la casa, y me dispuse a mirar con mi asistente todo aquello que había traído.

Pasamos largo rato charlando sobre la decoración y mirando aquellas revistas y copias, eligiendo prácticamente todo lo necesario para amueblar la casa en condiciones y ponerla a mi gusto. Fueron unas dos horas lo que nos costó aquello, terminando por reunir en una carpeta lo que tendría que adquirir.

- Es hora de ir de compras. – dije finalmente con una sonrisa, poniéndome en pie y cogiendo mi bolso tras haber tomado aquella carpeta. – Guarda mi ropa en el dormitorio principal en cuanto puedas, acomoda mis cosas, y asegúrate de que contamos con comida y bebida suficiente. – miré entonces mi reloj – Reginald debería haber llegado ya. – murmuré, antes de volver a mirar mi asistente. – Dile a tu marido cuando llegue que se ponga en contacto conmigo para informarme sobre cómo ha ido su conversación con el Pozo. – terminé así de darle órdenes a Clarise, y me dirigí hacia la puerta tras ello, pero antes de salir recordé algo más; añadiendo unas pocas palabras sin girarme siquiera. – Pon champán a enfriar.

Con el que acabó siendo mi último mandato, salí de la casa y puse rumbo al coche, dispuesta a subirme a este para dirigirme a las tiendas que debía visitar.

-Inmediatamente, Ama.

Dijo inmediatamente Clarise mientras cerraba la puerta detrás de ti. Durante toda la tarde estuviste comprando todo lo que te gustó de aquella lista que llevabas, siendo clara y concisa sobre los más mínimos detalles, no solo para que estuviera todo según tus órdenes, sino también para estresar a algunos empleados que trataban de complacer a una clienta que no miraba el precio pero si la más mínima arruga o cambio de tonalidad del color con respecto al catálogo teniendo que acudir varios encargados para poder hacer que trajeran de los almacenes todo lo que pedías. Te encantaba, era un día muy relajante al hacer todo esto desestresándote y descargando pequeñas dosis de incomodidad en inocentes empleados que solo trataban de hacer su trabajo, pero que aún con todo eso lograbas pequeños cometidos para el wyrm ya que las humillaciones y el estrés que aguantaban se acumularía para explotar en la casa con sus familiares creando nuevos círculos viciosos de agresión que podrían acabar en violencia doméstica, sin contar de que alguno pudiera llegar a ser despedido, que aceleraría más ese proceso.

Hacía tiempo que no estabas tan relajada y satisfecha con solo divertirte comprando, esta era la parte que más te agradaba de servir al wyrm (sin contar los vicios), pero una llamada al teléfono móvil te sacó de tu ensimismamiento y letargo de alegría, era un prefijo que conocías muy bien, de San Onofre, pero el número parecía el de una cabina telefónica. Algo de tensión recorrió tu nuca temiendo que hubiera habido un desastre en el pozo de San Onofre y cogiste la llamada. Rápidamente reconociste la voz.

Timothy Williams, tu conocido en aquel pozo y por el que sentías menos antipatía, algo casi cercano a la camaradería, era él quien estaba al otro lado del teléfono.

Giselle, tengo buenas y malas noticias.

Lo escuchaste toser y de seguido hubo un sonoro escupitajo al otro lado, lo cual no era normal.

En los próximos días puede que tu antigua manada o familia trate de contactar contigo, se han cargado a un cachorro, creo que lo conocías, o al menos recuerdo haber escuchado su nombre de tu parte en algún momento. Hasta ahí lo bueno. Lo malo es que el mismo tipo casi me mata y se ha cargado a Risa loca.

Sabías quien era Risa loca, era un Galiard que no entendías indirectas, y hasta que no le aplastaste las pelotas no pilló la directa de que eras demasiado para un piojoso lupus danzante como él. No te caía bien, pero no tienen que caerte bien la gente con la que colaborabas en tu trabajo, y eso si sabía hacerlo a pesar de que era bastante inexperto en general debido a su corta edad.

El cabrón era duro y conocía nuestras debilidades, aún me duele la metralla de plata que me ha dejado en las piernas; vi como lo decapitaba y se llevaba la cabeza de Risa loca y pasaba de mi. Lo vi irse camino a San Diego, o al menos iba en tu dirección. El alfa del pozo ya está al tanto de esto, y no está de muy buen humor.

Luego de poner todas las telarañas en su posición y las bombas solo me quedo esperar a que hominidos como yo pasaran por el lugar para poderlos atrapar.Para esperar a esos humanos me convertí en mi forma de lo que los peludos llaman forma guerrera para luego usar sobre esos humanos mi poder de momentos robados y así beber su sangre.

No era algo que me gustaba hacer de esta manera pero no tenía alternativa dado que debía de asegurarme que ningún estúpido pisara las trampas por meros accidentes,así que fuera de recuperar la sangre que había gastado hasta saciarme a los demás que cazara de aquí en mas serían mi reserva de sangre personal para luego de este combate.

Solo necesitaba algunos,al resto los dejaría morir junto con la explosión.

Era duro pero por el tamaño que sería la explosión en este lugar no sería raro que incluso el F.B.I,NSA o la C.I.A investigasen que paso aquí.

De seguro lo achacarían a extremistas de células dormidas dentro de la ciudad y no sospecharían del buen doctor que se había ido a casa temprano y volvió para salvar vidas mas adelante.

Aquella tarde resultó grandiosa, hasta el momento en el que recibí la llamada de Emisario-de-la-Muerte. Pude pasar algunas horas comprando de manera relajada, obligando a patéticos mortales a cumplir mi voluntad y apretándoles las tuercas, pudiendo notar con claridad la mayoría de las veces cuánto les molestaba mi presencia; sin que pudieran hacer nada para librarse de mí. Pero lo mejor de todo no era aquello, sino saber que de aquella divertida manera contribuía a propagar el Wyrm. A menudo, había quien menospreciaba aquel tipo de maniobras, las que de manera sutil sembraban la discordia y regaba los brotes del mal que ya se encontraban creciendo en los simples mortales, pero cualquiera con dos dedos de frente sabía que a la larga aquella era la mejor manera de hacer que el Wyrm persistiera; de que no se pudiera erradicar.

Cuando sonó mi móvil, el simple hecho de ver que se trataba de una llamada que provenía de San Onofre ya me puso alerta, pues aquel era un número que desconocía; concluyendo pronto que pertenecía a una cabina. No era difícil imaginar que debía tratarse de alguien del Pozo, preguntándome qué habría pasado, algo que pronto me relataría quien me encontraría al otro lado.

Timothy me dejó descolocada con sus primeras palabras: buenas y malas noticias. No sabía qué pensar, y decidí no hacerlo, ni siquiera cuando me pareció escucharle toser y escupir; esperaría a que me contara lo que tuviera que decirme antes de sacar conclusiones. Así lo hice, quedándome estupefacta con todo lo que me contó. Buenas y malas noticias. Sí, había sido una descripción bastante acertada.

- Joder… - fue todo lo que conseguí decir cuando Emisario-de-la-Muerte terminó de contarme lo que pasaba, no resultando habitual en mí emplear aquel tipo de expresiones, pero lo sucedido tampoco era nada habitual. – No me extraña que el Alfa esté cabreado, no sólo se trata de que Risa-Loca fuera un buen efectivo, aunque fuera un gilipollas; sino de que ha localizado el Pozo, ¿o no os encontrabais cerca de este? – pregunté finalmente, pues quizás al menos habían logrado evitar el mal mayor. - ¿Recuerdas el nombre del cachorro? ¿Y algo más sobre el atacante? – añadí pronto, pensativa. – Estaré atenta a lo que pueda pasar, gracias por el aviso. No sé si te ha indicado ya algo el Alfa, pero deberías esconderte por el momento, hasta que te recuperes del todo. ¿Necesitáis algo? ¿Te ha dado el Alfa alguna indicación para mí?

Mi tono de voz no denotaba preocupación, pero en mi interior me sentía algo inquieta, y es que una calaña de ese calibre rondando por San Diego podía terminar siendo un problema; sobre todo teniendo en cuenta los planes que teníamos con respecto a la central nuclear.

No creo que localizara el pozo, o habría hecho estallar el sitio. Nos pilló cerca de las afueras, estábamos en una misión de reconocimiento para preparar el lugar y tratar de dejar alguna mancha en el cachorro o poder corromperlo; puede que nos detectara en ese momento ya que el cachorro también estaba examinando el terreno para tratar de averiguar antes de tiempo algo que le ayudara en su iniciación, al menos sobre la parte más mundana, y ahí es cuando nos dejó de regalo una granada y fue por el cachorro. No tuvo oportunidad alguna. 

El tipo rondará los treinta y largos o los 40, cazadora de cuero, vaqueros y pelo largo; llevaba barba corta y tatuajes en los brazos, no pude ver bien de que tipo, de tez blanca y pelo negro. Tenía una Harley Davidson, no pude reconocer el modelo. Parecía ser un motero ochentero o miembro de una banda de la carretera.

Se fue tan rápido como llegó una vez se los cargó, llenó a Risa loca de postas de plata cuando volvió por nosotros; aún me pregunto porqué a mi solo me disparó en la pierna, también me comí la mayor parte de la metralla de la granada, creo que la lanzó a una distancia prudente a posta para no reventarnos, pero el tipo tampoco se asuntó cuando Risa loca cambió, es más, eso solo hizo que le descargara más rápido las postas con la escopeta antes de decapitarlo con el machete. Sea como sea eso parecía venganza, puede que por los garou en general, pero sigue sin cuadrarme el que solo me dejara tullido. Parecía tranquilo, con un esbozo de sonrisa todo el tiempo.

No, no me ha dado más instrucción que avisarte. Pero si sabes algo sobre ese tipo, se precavida y avísanos en cuanto puedas, tal vez envíen algún Arohum como apoyo, aunque tambien puede que el alfa quiera vengarse y vallamos la mayoría del pozo. Una cosa es seguro, los parientes del crio te avisarán.

El cachorro era Alfred*

Escuché con atención lo que Emisario-de-la-Muerte tuviera que contarme. Me alegró saber que aquel tipo no había localizado el pozo, algo que probablemente no terminara haciendo dado que había cambiado de rumbo.

Tomé nota de cuanto me contó, haciendo un breve añadido cuando acabó de relatar lo sucedido.

- Por lo que me cuentas bien podría ser un cazador. Y si no se molestó en matarte es que tiene algún objetivo concreto. – conjeturé en voz alta.

El Alfa no tenía instrucciones para mí, pero Williams me aconsejó ser precavida y me pidió que les avisara si sabía algo de aquel individuo. Al parecer cabía la posibilidad de que enviaran a un Ahroun a San Diego, o incluso a unos cuantos Danzantes de la Espiral Negra más, pero el antiguo Colmillo Plateado no supo decirme nada seguro.

Finalmente volvió a mencionar que alguien de la Nación se pondría en contacto conmigo, refiriéndose a los parientes del cachorro en esta ocasión, y dándome el nombre de este.

Sabía quién era Alfred, aunque ni siquiera le había conocido como garou, y visto lo visto aquello no era lo suyo; mira que no sobrevivir ni para realizar su Rito de Iniciación... Además de pertenecer seguramente a mi antiguo Clan, era sobrino de un antiguo hermano de manada, que además era algo así como un pariente lejano; así que parecía más que probable que en algún momento alguien me llamara para darme la noticia.

- ¿Hay algo más que tengas que decirme? – pregunté a Emisario-de-la-Muerte meditabunda, dispuesta a regresar a mi nueva casa en cuanto finalizara aquella conversación.

Fueron pocos los turistas que aparecieron a lo largo de lo que quedaba el día, una pareja joven y un hombre cercano a los 50 que parecía en buena forma. Tomaste lo que necesitabas de ellos sin matarlos y le hiciste olvidar esos momentos, y a los que no, el delirio se encargaría de hacerles pensar que lo que había visto era otra cosa, aunque preferiste dejarlos inconscientes y facilitar la labor del delirio.

La noche llegó, pero aún quedaba tiempo hasta media noche. Ese tiempo fue tanto calmado por la quietud como tenso por la espera; aún no era la hora, y esta vez el sonido volvió a alertarte al igual que con los excursionistas, pero esta vez no eran pisadas y habladurías a lo lejos, no, esta vez era el ruido de motos; varias a tu parecer.

Al llegar, lo moteros, una media decena de tipos entre los 30 y los 40 con aspecto duro y sucio junto con barbas de diversos tipos y ataviados con chaquetas de cuero que dejaban sus brazos al aire llenos de tatuajes ofensivos, sexuales y hasta dibujos clásicos como calaveras y llamas, una vez aparcaron las motos alrededor de la entrada al sendero que subía hasta el monumento a los caidos, bajaron de estas y se reunieron en el camino sin prestar mucha atención a su alrededor para nada más que ocultar las motos a primera vista.

Jefe -¿Seguro que aquí es donde los chicos tenían que hacer el trabajo para ese bastardo?.

Lacayo 1- Si, me lo dijeron cuando estábamos en el pub bebiendo de una tonta en los servicios.

Lacayo 2- Lo mismo solo te vacilaba presumiendo de conocer a un viejo.

Lacayo 1- Puede ser, pero son sus palabras. Pártele los piños si de verdad era otra cosa y nos tuvo preocupados por no volver al refugio.

Jefe- Calláos los 2. Me importa una mierda si fueron de parranda o con el viejo, pero ya conocéis las normas, todos en el refugio 1 hora antes del amanecer. Y por desobedecer les arrancaré los colmillos. A menos que el viejo se me haya adelantado, esos viejos me caen como el puto culo.

Lacayos al unísono- Que les jodan a los viejos. 

Lacayo 2- Nosotros solo le debemos lealtad a la banda y a nuestro jefe, las políticas de esos carcamales son basura. Tenemos que hacer su trabajo sucio y tardaríamos décadas en que nos dejaran un puesto miserable a menos que nos convirtamos en sus perros.

Tu contacto en el pozo no tenía nada más interesante que contar, y tenía que sacarse aún alguna posta de plata para que pudiera regenerarse adecuadamente, así que tras excusarse se despidió de ti para volver al pozo. O al menos eso dijo, lo mismo el alfa le encargó otra cosa tras decirle que te avisara o puede que solo tuvieras más desconfianza de la normal por haber escuchado sobre la situación.

Pasado una media hora, recibiste una llamada de Reginald.

Señorita Giselle, me han insistido mucho en que la llame y no aceptan ni tan siquiera que se halle en una reunión importante ¿desea que le pase la llamada de la señora Blackburn?.

Habías mantenido una sana lejanía de tus parientes y garous gaianos desde que finalmente te vinculaste al wyrm, pero sabías que llegaría un momento en el que ya no podrían simplemente salir con las excusas de reuniones y trabajo. Tal vez hubiera llegado ese día.

Esto no esta bien,para nada al contrario esto estaba pésimo,si tuviera emociones esto me alteraría e incluso me asustaría pero al no tener emociones en vez de alterarme,me irritaba.

No contaba con estas personas,¿sería un plan del vampiro para evitar la emboscada que tanto trabajo me tomo?,aún así tenía que comprobar si todos estos tipos duros eran vampiros o no,por lo que tome unos momentos para relajarme aún mas y esperar mientras ellos caminaban por ahí.

Comencé a transformarme en miles de arañas del rincón y mande a varias hacía ellos con la orden de meterse por los pantalones y llegar hasta el punto de la espalda donde los brazos con sus manos no pudieran tocarse y pedirle a su compañero que le rasque o saque lo que tuviera ahí. Después de la mordida tendrían que volver para formar de nuevo el cuerpo completo y convertirme en la forma de crinos que denominan los peludos.

Ya veríamos si tenía suerte dado que no creía que todos los tipos duros estos fueran vampiros si tuviera que calcularle matemáticamente los vampiros entre ellos deberían ser maximo 1 o 2 no mas de eso y con el resto de esos tipos tirados en el suelo al sentir mi veneno que es el doble de potente y de efectivo que el veneno original de la araña del rincón original.

Y aunque a los que les afecte fueran lo que aprendí el día de ayer el termino Ghoul con su resistencia sobre natural,no llegaran a durar mas de media hora antes que el veneno les haga efecto.

Debía de agradecer que donde estos tipos se están moviendo no puse ni las minas ni las c-4 pero tenía que hacer que los otros decidieran escaparse de allí.

La conversación con Emisario-de-la-Muerte no duró mucho más, pues este no tenía nada más interesante que decirme y tenía que atender aún sus heridas y regresar al pozo; o al menos esa fue su razón para cortar ya la comunicación. Fuera cierto o no lo que se proponía hacer a continuación, poco me importaba. Yo tampoco tenía tiempo que perder, y tras colgar el teléfono hice unas últimas compras, me dirigí al coche, dejé las bolsas que llevaba en uno de mis brazos en el asiento trasero, y me subí al vehículo para conducir hasta casa.

Llegaba a mi nueva propiedad cuando sonó el teléfono móvil. Aparqué y atendí este antes de salir siquiera del coche, viendo que se trataba de Reginald.

A buenas horas.

Descolgué el teléfono y escuché lo que tenía que decirme, aguantando un suspiro de hastío ante las novedades. No me apetecía nada tener que hablar con mi madre y fingir una preocupación por lo sucedido con aquel cachorro que no podía estar más lejana de la realidad. Hacía mucho que no hablaba con ella, pero aun así, esperaba que al menos no me tuviera más tiempo de la cuenta al teléfono.

- Tenías que haberme llamado hace tiempo. ¿Estás en la nueva casa? – le pregunté en primer lugar con evidente molestia, bajando del coche mientras tanto. – Pásame a la señora Blackburn. – terminé ordenándole, dirigiéndome ya hacia la entrada.

Te tomaste tu tiempo para ir con precaución con el mayor número de arañas sin que se dieran cuenta y pode deslizarte entre ellos como si no hubiera nada, estabas seguro que con un par de mordiscos al menos la mitad caería rápido, pero te preocupaban más que nada lo que fueran vampiro ya que había demostrado que tenían la piel dura. Los tipos estaban entretenidos hablando, mirando al horizonte y sacando algunas cadenas que usaban como cinturones o alguna pistola de la funda sobaquera, y alguno cuchillos de las botas. Parecía que se preparaban a dejar tieso a alguien, seguramente de quien estaban hablando, por lo que en parte te tranquilizaba que no estuvieran ahí esperándote como una trampa del vampiro con el que tenía que hacer el "trato".

Comienzo a guiar a las arañas hacia los puntos que quisiera que fueran a morder y de esta manera una vez que lo hicieran podría saber si se trataban de vampiros o ghouls o simples humanos. Así que de manera furtiva comencé a mover mis arañas en las direcciones que había ordenado. Esperaba que el plan se llevase a cabo sin ningún otro contratiempo,ya con esto estaba perdiendo un tiempo muy valioso. Y una vez que los mordieran mis arañas confirmaría y disiparía todas mis dudas.

-No, aún no he llegado, he recogido ahora mismo la mercancía y voy ahora en camino.

Le paso la llamada.

Sonó durante apenas un segundo el sonido del cambio de llamada y en cuanto volvió a un sonido normal enseguida estaba tu madre hablandote.

-Hija ¿estás ahí?. Menos mal, no paraban de darme largas y tuve que insistir mucho. Hija, tienes que volver a casa, ha... ocurrido una tragedia. Alfred, el primo pequeño de Steve, tu mentor...lo han encontrado...muerto.

Se notaba claramente la tristeza en su voz y la desesperación por contactar contigo, y más tras el tiempo sin veros y que la reunión fuera en tan tristes circunstancias. Durante varias veces su voz parecía queda u ahogada por los sentimientos que afloraban ya que la perdida de un pariente siempre era dolorosa, y más cuando era a una temprana edad como en este caso. La oíste sollozar un poco antes de que pudiera volver a hablarte.

-Tienes que venir, aunque sea para el funeral y mostrar tus respetos. No tenemos los detalles de lo que pasó, pero la manada está enfurecida. Temo que hagan alguna tontería.

Tras informarme Reginald de que apenas acababa de recoger la mercancía y de que se dirigía hacia la casa a la que me disponía a entrar, me pasó con mi madre.

Escuché el breve proceso de conectar la llamada con otra línea mientras abría la puerta de la mansión, entrando en esta y echando la llave después. Se suponía que aquel era un lugar seguro, pero aun así mi instinto me llevó a realizar aquel simple gesto.

Entonces escuché la voz de mi madre. Triste, desesperada, como hacía mucho que no la escuchaba. En realidad, hacía mucho que no la escuchaba de ninguna manera, ya no sólo por la necesidad de ocultar lo que ahora era; sino porque no olvidaba cómo mi padre y ella me habían tratado en el pasado.

Tras mostrar la aparente necesidad que tenía de hablar conmigo, mi madre me dio aquella noticia que ya conocía, preocupándome sin duda mucho más su intención de que regresara que la muerte de aquel cachorro.

Puse los ojos en blanco ante tanto sentimentalismo, y es que mi madre hasta parecía estar llorando por aquel estúpido crío. Antes de que me pronunciara, lista para fingir lo mucho que sentía todo aquello, volvió a insistir en la necesidad de que acudiera al menos al funeral; haciendo mención además a lo enfurecida que se encontraba la manada.

- ¿M-muerto? – pregunté, fingiendo una sorpresa y pesar a años luz de la realidad. – Normal que esté enfurecida… ¿Quién podría haber hecho semejante barbaridad? – aquello era algo que realmente quería saber, quién había sido, sobre todo porque aquel individuo parecía dirigirse hacia La Jolla. – Hablaré con Steve cuando se calmen un poco las cosas. – le hice saber, fingiendo en aquellos momentos que trataba de serenarme. – No sé si podré ir, madre, tengo demasiadas cosas que atender aquí. – terminé por decir, esperando que no insistiera demasiado en que fuera al dichoso funeral.

Mientras aguardaba, recorrí el lugar con la mirada, preguntándome si Mandíbula-Intrépida y Diente-Torcido habrían vuelto. La tarde había caído ya, y al mirar el reloj me di cuenta de que hacía aproximadamente una hora de esto, con lo que seguramente estuvieran ya en la casa; o a punto de llegar.

El camino de regreso hasta la casa de Giselle no resultó tan agradable como nadar, pero era necesario hacerlo con pies en lugar de con aletas. la playa que tenía junto a su casa estaba, como tantas otras que habíamos tenido ocasión de visitar, demasiado frecuentada por caminantes del polvo. No terminaba de comprender aquella afición de los humanos por quedarse en la arena bajo el calor de la Herida, al contrario que su gusto por el baño en Mar. Sin embargo, me resultaba fascinante aquello que hacían justo en la superficie con unos curiosos cascarones planos, con los que se deslizaban cerca de la costa por las crestas de las olas.

El baño había resultado fructífero, o eso creía después de haberlo hablado con Francisco, quien me había agradecido el tiempo compartido. Yo no entendía bien esas palabras, eso del agradecimiento, pero supuse que se trataba de algo bueno. Habíamos tenido la oportunidad de probar la comunicación bajo el agua, de acompasar nuestras formas tan diferentes de nadar, y de explorar un territorio que debía convertirse en aguas de caza. Ahora sabía, a grandes rasgos, qué playas podían ser territorio de caza y cuales no, al menos de momento, y hasta habíamos trazado un plan para dar comienzo a esa caza, buscando una embarcación, un cascarón que se adentrase de más en Mar. Yo no conocía ese límite, a partir de dónde estaría de más que se adentrase, pero supuse que Francisco estaría allí para dictaminar qué presa podía permitirme.

La Herida había secado en gran parte las falsas pieles que llevaba puestas, así como el incómodo pelo largo que brotaba de mi cabeza, pero aún estaba ligeramente húmedo cuando alcanzamos la casa de Giselle. Mi piel olía a mar, a sal del agua, un aroma que me hacía sentir a gusto. Sin embargo, no dije nada al llegar, dejando que Francisco tomase la palabra para anunciar nuestra llegada, y permanecí tras él observando a nuestro alrededor, preguntándome qué haríamos a continuación. Tal vez fuera algo que me permitiera sumergirme en su piscina mientras tanto...

Una vez llegamos de nuevo a casa de Giselle, no podríamos hacer otra cosa que llamar a la puerta, aunque algo me decía que seguramente ya sabrían de nuestra llegada. Empezaba a hacerse de noche por lo que las luces empezaban a alumbrar los caminos desde hace tiempo. El camino de vuelta fue algo silencioso pues parecíamos concentrados en volver a ver a la loba. pero no podía quitarme la sonrisa de la cara, y con ella aun decorando mi rostro llamo a la puerta, para anunciar a los asistentes de Giselle que somos nosotros. 

- Puedes abrirnos, somos nosotros. Dije cuando contestaron por el videoportero de la casa Puedes avisar también a Giselle que nos vemos en la piscina. Me pareció buena idea actualizarnos con Giselle mientras damos un último remojo, uno quizás más ludico que el de la tarde.

Sentía que mis arañas del resto de mi cuerpo si bien no habían podido atrapar al líder,sus secuaces no podían decir lo mismo,dado que habían llegado a ellos y sabía que les habían mordido pero con uno me había pasado de la raya o al menos eso sentía.

Por lo que ahora quedaba ver como reaccionaban los secuaces,debía evitar que las arañas lideres fueran asesinadas,si el resto morían no era muy importante,pero las líderes no deben morir pase lo que pase.

Después de todo,lo único que necesito son fuentes de sangre de lo cual alimentarme.

No necesito matarles solo que queden inconscientes para luego alimentarme de ellos las veces que necesite hacerlo.

Si todo salía bien,nuevos sujetos donadores de sangre me alimentarían por la eternidad o al menos hasta que se queden sin sangre para alimentarme.