Partida Rol por web

Ilsa se acerca a ambos con precaución, llamando lo suficiente la atención como para anunciar su presencia a lo lejos con el fin de que ellos adviertan su presencia y no producir efectos incómodos.

La relación entre ambos no deja de ser delicada, por lo que toda precaución es poca. Además, Biza e Ilsa han tenido demasiadas desavenencias, y todas esas cosas debían superarse.

-Hola Eric, Biza -dice con un además a su alada compañera- Hay muchas caras nuevas por aquí...

La mujer te mira ligeramente sorprendida.

- ¿Estas personas...? - repite casi preguntando. - ¿Se refiere a mi esposo Eric y... mi hermana Biza? - No puede evitar que se note un cierto resquemor al nombrar a la joven hechicera.

De repente recupera la compostura y sonríe.

- Pero, no le conozco... No era usted miembro de Gorgonae, ni le he visto nunca entre los Soles Azules. Supongo que será usted nuevo, ¿no es así? - Te mira intrigada por un momento. - Pero, ¿dónde están mis modales? Mi nombre es Kiba Carkenna...

Deja la frase abierta, para que te presentes tú mismo.

- Mi nombre es Kroke Wintall y estoy encantado de conocerla Kiba.

Omitiendo hablar sobre mi pertenencia a esos grupos de los que no tengo información (aún) desvío la conversación hacía la velada actual.

- Espero que Cerberus tenga éxito y logre aunar voluntades, por el bien de la república. Son tiempos difíciles en los que debemos esforzarnos todos al máximo. Permítame mostrar mi solidaridad con todo su gremio por los recientes avatares sufridos.

Digo llevando el tema hacia la muerte de Rowan y el ataque sufrido por otros hechiceros.

La hechicera te mira y frunce ligeramente el ceño.

- Alguna - confirma. - Supongo que la mayor parte será de los Soles...

Saluda a Zorya con una ligera inclinación de cabeza y se vuelve hacia Eric.

- Tenemos que hablar - dice. Directa al grano, como siempre. Desde luego, la mayor de las Carkenna no destaca por su sutileza. - Eric me ha dicho que no estás de acuerdo con nuestro plan para encontrar al atacante de Diana. Sinceramente, no es que me importe demasiado tu opinión ahora mismo, pero es la mejor opción que tenemos para localizar a ese tipo.

Ves cierto reproche en la mirada de Zorya. Hay cosas que es mejor no hablar en público, delante de todo el mundo, y parece que Biza ha tocado uno de esos temas.

Parece ligeramente desorientada por la pregunta.

- ¿Mi gremio...? - De repente, se da cuenta de a qué te refieres y frunce ligeramente el ceño. Su voz denota cierto resentimiento cuando sigue hablando. - Yo pertenezco al gremio de Masones, como mi padre... - explica. - Es mi hermana quién se unió a los hechiceros, pero alguien tenía que mantener la tradición familiar.

Sin embargo, parece decidir que no tienes la culpa de haberte equivocado y, casi a regañadientes, continúa hablando.

- La muerte de Rowan ha supuesto un duro golpe para todos. Era amigo íntimo de mi padre y juntos fundaron Gorgonae para evitar que el Consejo se alzase con demasiado poder en la nueva Uldholm. Ambos lucharon por la unión de su sociedad con los Soles Azules, pero desgraciadamente ninguno de ellos ha llegado a ver el día por el que tanto trabajaron. - Una lágrima resbala por su mejilla, pero por cómo ha hablado de su familia, intuyes que se debe más al recuerdo de su padre que a la muerte del consejero Rowan.

Ilsa sopesa tranquilamente las opciones, indiferente a los ya tradicionales ataques de la hechicera.

-No es tema para hablar aquí y ahora, Biza.

Ilsa invita a Biza a una sala lateral donde poder tener una cierta privacidad. Pasa al interior y examina la sala con tranquilidad, admirando el absoluto gusto de Zorya con la decoración: sencilla, elegante y perfecta. Una vez encontrada la intimidad necesaria, se dirige a la nueva maestra:

-Lo que dices acerca de soltar a Diana es cierto. Soltar a la desequilibrada centauro no me parece buena idea. En tres días no hemos conseguido nada, pero el preso que estaba a su lado, en apenas unas horas, extrajo más información que nosotros en todo ese tiempo. Pretendéis usarla como cebo, pero la última vez Stepjan casi paga con su vida y no sois vosotros los que os hicisteis responsables de ella ante el Chambelán, sino yo. Por tanto, me preocupo de que se cumpla mi palabra de proteger a esa criatura, aunque me disguste; y me preocupo de defender a los míos, que han sufrido por mi culpa. Eso es todo. Ese dinda es muy peligroso y no hemos sido capaces de encontrarlo, ni de derrotarlo en un combate. Esperar a un ataque es una temeridad, y no quiero correr ese riesgo hasta haber valorado todas las opciones. Puede que el otro preso que consiguió algo de ella sea capaz de encontrarlo. Por tanto, mi juicio está basado en esos motivos. No obstante, no pretendo decirte qué debes hacer. Haz lo que desees con esa centauro.

Finaliza, mientras escruta la reacción de Biza ante sus palabras...

Biza frunce el ceño, pero Eric la interrumpe antes de que diga nada.

- Ilsa, tu responsabilidad ante el Consejo de cuidar a Diana terminó en el momento en que la guardia se hizo cargo de ella - explica. - El principal problema es que no podemos mantenerla encerrada permanentemente en contra de su voluntad. Por mucho que sepamos que nos oculta información, no hay cargos contra ella, pues fue víctima del asalto a tu casa, no la asaltante. El Gremio de Abogados ya ha mostrado su malestar con respecto a este tema y no creo que tarde en tomar cartas en el asunto.

De nuevo Porter y su maldito gremio. Parece que se han propuesto causaros todos los problemas del mundo.

- Dado que de una forma u otra hay que soltarla, creemos que lo mejor es mantenerla vigilada. Si lo poco que nos ha dicho es cierto, ese dindavara no dudará en volverla a atacar, pero al menos estaremos allí para protegerla y capturar a ese tal Mark.

Ante el rostro de sorpresa de Biza, se gira hacia ella y explica.

- Un ladronzuelo que estaba junto a ella en la celda nos contó que le había pedido que localizase a su atacante, un chico de su pueblo llamado Mark... Ese tal Oligis le sacó más información en un par de horas que nosotros en un día - repite casi prácticamente tus palabras. - ¿Mañana te reunirás con él, no Ilsa?

-¿Cuándo y cómo ha mostrado su malestar?, Eric. -Pregunta Ilsa sorprendida. En efecto, Porter parece estar en todas partes, y ese tal Wintall tampoco augura nada bueno.

-Sobre Oligis, en efecto, mañana tenemos programado un encuentro al mediodía, sí.- Ilsa se detiene de nuevo en la centauro. -Haced lo que prefiráis con Diana. No obstante, si ese Mark es la mitad de obstinado que ella, y me da que lo será, poco podremos sacar de ese dinda. Ahora al menos tenemos un nombre, y creo que vale la pena explotar esa opción, a ver a dónde conduce. Más que atraparlo, puede que valga la pena ver dónde nos puede conducir...

Eric suspira.

- No paró de gritar durante horas mientras estaba encerrada. Sömersen acabó bastante harto de ella y estuvo a punto de hacerla callar de malos modos - explica Eric con cara de desesperación. - Al final se quedó afónica antes de que pasara a mayores.

Biza se gira sorprendida hacia su cuñado, golpeando un jarrón con sus alas, pues aún no está acostumbrada a moverse con ellas. Zorya lo recoge en el aire antes de que caiga al suelo.

- ¿Sömersen? - pregunta. - Es el oficial que conocí en el cementerio mientras enterraban los cuerpos de los asaltantes de Alex. No sabía que trabajaba en tu mismo cuartel.

Se encoge de hombros.

- Bien, entonces nosotros soltaremos a Biza e intentaremos seguir a ese tal Mark - concede finalmente - mientras tú te reúnes con Oligis... Luego, ¿qué? Necesitamos algún plan a medio plazo si no queremos quedarnos colgados.

Es casi sorprendente que Biza coincida en la opinión de Zorya, pero tienen razón. Si no marcáis ahora una linea de actuación para Cerberus, es posible que no tengáis oportunidad de hacerlo más tarde.

Tras escuchar la historia sobre la relación que tenía con el fallecido expreso ms condolencias.

- Entonces le trasmito mi más sentido pésame por la tragedia que le toca de tan cerca, pero puede sentirse orgullosa de las nobles metas que persiguieron tan ilustres hombres. Si bien sus ojos no han conseguido ver su sueño convertido en realidad de seguro han conseguido plantar la semilla que un día germine en futuro más prospero que haga de Uldholm una nación fuerte y unida.

La joven se lleva la mano al vientre cuando te escucha hablar de la semilla germinando y una lágrima resbala por su mejilla. Su mirada pasa por encima de tu hombro, en dirección al lugar donde hace un momento estaban su marido (Eric) y su hermana, pero parece ser que se han ido a otro lado.

Cuando se vuelve nuevamente hacia ti tarda un momento más de lo habitual en enfocar su mirada.

- Sí, por supuesto - dice sin que te de la impresión de que tenga muy claro sobre qué te está dando la razón. - Al fin y al cabo, fundaron Gorgonae para luchar por un Uldholm mejor y sin duda ese es el motivo por el que mi padre siempre quiso unirnos a los Soles Azules. - Traga saliva, incómoda. - Al final, juntos podremos tener algo más de influencia que por separado. Esa es la razón por la que estamos fundando Cerberus.

Mantengo mi mirada en su rostro para no que mis ojos no se fijen en su vientre que aún no muestra los signos de la gestación.

- Sí, y brindo por ello, - digo levantando mi vaso - pero no hace falta que me acompañe, por supuesto, lo entiendo perfectamente. Y también brindo por usted y la felicito.

Digo con gesto afable de complicidad, transmitiéndola que comparto su secreto.

- Y hablando de Cerberus, me ha quedado bastante claro el fin, pero aún he oído poco, o nada, hablar de los medios para conseguirlo.

Mi rostro se vuelve reflexivo.

- Lo siento, - dice mi sonrisa amable - es deformación profesional. Entenderá la cantidad de historias que podemos oír al cabo del día los miembros de mi gremio y la vacuidad de muchas de ellas. Pero lo que importa son los hechos. No me interprete mal, comparto plenamente los objetivos, pero sin un plan, unos pasos y metas intermedias, no hay barco que llegue a su destino.

Kiba parece sorprendida un momento.

- ¿Felicitarme? - pregunta. - ¡Ah! Bueno... Si es cierto que gracias a mi matrimonio con Eric se han podido juntar las dos compañías. Pero al fin y al cabo esa era la idea de mi padre. - No parece que haya atribuído tu felicitación a su estado, aunque dada su reacción anterior es posible que sea mejor así.

Te mira con una sonrisa que pretende ser enigmática, aunque es evidente que la chica tiene mucho que aprender para que realmente llegue a serlo.

- Amigo mío, los métodos que podamos o no usar no son de dominio público. Ni siquiera la mayor parte de la gente que está aquí conoce todas las actividades de la compañía, pero en general es suficiente con aportar información sobre algunos temas o realizar alguna investigación para el grupo.

Nuevamente, mira por encima de tu hombro, buscando a su marido con la mirada en un gesto preocupado.

Es Zorya quien acaba respondiendo la pregunta de Biza. La ausencia de Rowan se sigue notando en la capacidad de decisión de la compañía.

- Bueno, me temo que hay demasiados puntos abiertos para decidir ningún plan a más largo plazo que mañana mismo - sentencia. - De momento, vosotros centraros en Diana y su asaltante, mientras que Ilsa se reúne con ese Oligis. Ilsa, ¿querrás que te acompañe alguien a modo de escolta? ¿Balder, tal vez? Sería bueno que el resto de antiguos Soles Azules se empiece a involucrar en la investigación, ¿no crees Eric?

El soldado asiente ante la sugerencia, pero deja la decisión en tus manos.

- Después de eso, deberíamos centrarnos en la candidatura de Ilsa para el Consejo. La muerte de Rowan ha sido trágica, pues era un buen amigo para todos nosotros, pero también ha restado influencia a Cerberus. Es importante recuperar esos oídos en el Consejo si queremos conseguir una estabilidad en esta nación.

-Nuestro plan, a mi juicio, ha de ser uno y solo uno, restaurar el equilibrio en el Consejo. Para ello necesitamos localizar a las personas adecuadas. Pero debemos ser extremadamente discretos, y no dejar que fluya la información indiscriminadamente en Cerberus. Nuestros aliados deberán estar a nuestras órdenes y confiar en nuestro criterio, puesto que la vida de todos está en juego. Solo si logramos el suficiente liderazgo y la suficiente prudencia podremos encontrar a Alex. Ambos elementos (ese hechicero y los responsables del equilibrio) están entrelazados. Creo que podemos lograrlo.

Ilsa recapacita durante un segundo, pues mide cada palabra como si de un poema se tratara, diciendo sin decir, velando cada significado con capas de premeditada ambigüedad.

Pero hay dos caminos. Uno es directo, salvaje y peligroso, mientras que el otro es mucho más discreto, pero al tiempo más incierto. Tal vez ese Oligis, que no deja de ser un elemento ajeno a Cerberus pueda ser de utilidad. Por tanto, sugiero invertir todos nuestros recursos en localizar a Alex mientras yo me ocupo de Oligis...

(Y de la otra alternativa, si Oligis fracasa...)

Y vosotros vais a por ese maldito Mark.

Y que nuestros Antepasados guíen nuestro camino en estos días inciertos.

Respecto a Balder, me parece buena idea que se involucre (y que me proteja... ya puestos).

Parecía que esta mujer no era muy astuta o bien lo disimulaba terriblemente bien. Mejor, así no sabe qué sé su secreto. ¿Me pregunta si lo sabrá su marido?

- Sabia decisión la de no abrir al gran público los objetivos importantes. Una filtración podría echar al trasto la valiente labor que estamos realizando.

Es posible que no lo quiera compartir conmigo o simplemente que ni ella misma haya sido informada.

- Estoy deseando saber qué puedo hacer entonces para colaborar con esta coalición.

Una manera muy sutil de obtener información... dime donde apuntas y te diré que quieres.

Biza se queda pensativa un momento.

- Me pregunto por qué ese crío será tan importante. No sabemos nada de él desde el ataque al Cerro de Oro y hemos supuesto que tiene la información que nos hace falta, pero...

De repente se queda callada, recordando algo.

- ¡Ilsa! - Se dirige directamente a la maestra, dejando de lado por un momento todas sus anteriores rencillas en aras de un trabajo por el bien común. - ¿Te acuerdas de Emma, la abogada que fue a tu casa cuando atacaron a Diana? Estaba también en el Cerro de Oro, investigando el ataque a Alex. Me contó que al parecer dos hombres acompañaron a Alex hasta allí, uno grandote de aspecto tosco y otro más bajo, cubierto con una túnica y que casi no hablaba. Si estaba investigando también este caso, ¡es posible que esa mujer pueda tener más información sobre el chico!

Ilsa enmudece unos segundos. Tenía la información del Cerro de Oro, pero no que Emma estaba involucrada. Lo cierto es que la trató con suma rudeza la última vez, y encima pertenece al gremio de mercenarios... Mala señal.

-¿Estaba Emma allí cuando llegasteis? ¿Cómo fue la cosa?

Pregunta Ilsa sorprendida.

Biza asiente con la mirada.

- Sí, estaba allí. Al parecer es la abogada de Alex y estaba investigando el ataque por su cuenta. Insinuó que esa investigación era más cosa de la guardia que mía y la dejé plantada... - Explica casi indiferente, como si recordase su orgullo herido por la abogada. - Luego fui al cementerio para encontrarme con el oficial Sömersen enterrando los cuerpos de los asesinos.

Se encoge de hombros finalmente.

- Eric, supongo que la guardia no ha descubierto nada nuevo sobre ese asalto, ¿no? - El teniente confirma con la cabeza. - Entonces es probable que Emma no sepa nada nuevo, pero igual no está de más comprobarlo.