Partida Rol por web

Los días pasan. Stepjan vuelve a casa y la política del gremio ocupa prácticamente todo tu tiempo. Sin embargo, poco a poco van llegando informes de Cerberus. Irina, Zorya, Eric y Biza se encargan de hacértelos llegar puntualmente, aunque no has tenido tiempo para confirmar ni desmentir algunos de ellos.

Alex fue visto con su compañero de celda, un tipo grandote, abandonando la ciudad.

Asceltis es el nombre de un demonio que aterroriza los barrios de la Periferia. Todo el mundo palidece con sólo escuchar su nombre.

Los representantes de Asceltis son muchos y desconocidos, pero normalmente les vale con invocar su nombre para presentarse. Son tratados con respeto en los bajos fondos, aunque la gran mayoría son sin-gremio. Las pocas veces que alguien ha osado hacerse pasar por un enviado de Asceltis sin serlo, ha aparecido muerto en un callejón, con el rostro congestionado por el dolor.

Un duelista dindavara trabaja para Asceltis, aunque se supone que está muerto, pues hace tiempo que nadie le ve en la ciudad.

Alder es uno de los lugartenientes de Asceltis. Uno de sus hombres de confianza, casi tan temido como ella misma. Es un sacerdote de Ironbone, como indican sus tatuajes, pero despedazaría a cualquiera que le llame sacerdote, así que sin duda es un renegado de su orden.

Mark el dindavara fue visto con Asceltis. Como extranjero, no puede pertenecer a ningún gremio, pero la mujer ha utilizado sus servicios para cometer varios asesinatos.

Asceltis estaba enamorada del dindavara, y ella misma se encargó de asesinarlo por despecho.

Se dice que Asceltis tiene ojos y oídos por toda la ciudad y que varios vigilan constantemente a su alrededor, impidiendo que nadie pueda tomarla por sorpresa aunque se acerque sigilosamente por su espalda.

Nadie se ha atrevido a seguir jamás a Asceltis o a ninguno de sus hombres. Aunque se sospecha que pueden tener varios pisos francos por la Periferia y los Barrios Medios, su localización exacta es desconocida. Sin embargo, un comerciante dice haber visto a Alder salir de una casa en los Barrios Medios.

Los poderes demoníacos de Asceltis incluyen esfumarse en el aire, ver todo lo que ocurre a su alrededor, causar terror en sus víctimas y congelarles el corazón con una mirada. Se dice que nadie con vida le ha visto el rostro porque es tan hermosa que te arrebataría el alma si la miras directamente a la cara.

Alex fue visto con su compañero de celda, un tipo grandote, abandonando la ciudad.

No me digas que resulta que había un compañero de celda y que tanto Eric como Emma "olvidaron" mencionarlo!!!!!

Asceltis es el nombre de un demonio que aterroriza los barrios de la Periferia. Todo el mundo palidece con sólo escuchar su nombre.

¿Desde hace cuánto tiempo? ¿Parece algo nuevo o más bien algo que lleva años agitando a esa pobre gente?

Lees desconcertada muchos de los informes que has recibido, y no puedes evitar sentir una cierta congoja al pensar en lo que está por venir.

De repente llaman a la puerta. Cuando te vuelves ves a Stepjan entrando en tu habitación. No puedes evitar una sonrisa al verle completamente recuperado, pues realmente te preocupaste por él cuando estaba en el hospital. Afortunadamente, ha sobrevivido sin secuelas a su ataque, y pudo confirmar que Mark entró en la casa para acabar con Diana.

- ¿Ocurre algo, Ilsa? - pregunta al verte. - ¡Ah! Esos informes... No te fíes de todo lo que dice la gente en la Periferia y los barrios humildes. Son supersticiosos y tienden a magnificar las cosas que no entienden - dice con tranquilidad. - Seguro que esa Asceltis tiene tanto de demonio como tú de afable angelito - dice señalando tus alas con una sonrisa.

Ciertamente, le has echado de menos. El contrapunto amable a la severa Irina, siempre preocupándose por todos sin perder el buen humor.

- Por cierto, Ilsa, ha llegado un mensaje para ti - añade despreocupado. - "El Maestro Ledoma desea entrevistarse con vos" - cita textualmente.

Ilsa examinaba atentamente en su mesa de trabajo la información. Cada hoja era como parte de un enorme puzle que componía una imagen monstruosa e ininteligible. Desde que regresó a la Mansión Svletan se sentía más segura, más cómoda, más serena. Más como siempre, se decía. La presencia de Stepjan la tranquilizaba y la siempre vigilante Irina trataba de mantener en orden sus vicios y defectos, ahora impropios de una candidata al Consejo.

Lo cierto es que estaba abrumada de trabajo. Entre la política, la burocracia y las preocupaciones por el "asunto" verdaderamente importante la mantenían en una preocupación constante y continua. Las noticias que llegaban de esa tal Asceltis la llenaron al principio de desazón. No obstante, una profunda curiosidad iba lentamente dominando sobre cualquier otra emoción que pudiera verbalizar. Aquella criatura cuasi divina había conseguido aterrorizar a la plebe. Y aunque aquello iba contra todos los principios morales que ella había aprendido desde niña, no cabía duda de que estaba resultando eficaz.

Ilsa acariciaba cada noche la idea de capturar a esa mujer, y a su mano derecha, ese Ironbone maldito. Cada noche imaginaba una estrategia, una situación, una acción para dar con ellos, para poder dominar por fin este caos que lo inundaba todo.

Pero fue la información acerca de ese maldito chico, de Alex Vangrand Straussen, la que más la perturbó aquella mañana en la Stepjan entró en la sala.

-Gracias, Stepjan. -Le respondió distraidamente, absorta aún en alguna idea que se le escapó de la mente, como una flor que se marchita en las manos. La noticia de Ledoma consiguió arrancarla al final del ensimismamiento. Una sonrisa felina se marcó en sus labios granate.

-¿Acaso el señor Ledoma señala el procedimiento? -Aquél pequeño individuo parecía más próximo a un cuervo o a una rata que a un humano. No obstante, su información era extremadamente valiosa. Y sus contactos no tenían precio, por lo que prefería reservar al señor Ledoma la mayor discreción. -Supongo que tendremos que volver a lo de siempre, entonces. Suspira con resignación. -A ver con qué buenas nuevas nos sorprende el Señor Sombra.

Concluye Ilsa con delectación.

Stepjan niega con la cabeza.

- El mensajero no dijo nada más, - dice. - Pero no creo que esté muy lejos. Es probable que esté en los alrededores esperando una respuesta, así que si quieres decirme cómo y cuándo pretendes encontrarte con ese Rey Sombra, probablemente pueda darle tu mensaje.

No parece demasiado entusiasmado. Seguramente Irina le haya hablado de Oligis y, conociéndola, no le habrá dicho nada bueno.

Desde que regresó a su mansión Ilsa había aumentado sus precauciones. Siempre daba por sentado que alguien la estaba vigilando, así que había limitado sus movimientos. Aunque había pensado un sistema para salir al exterior y pasar desapercibida, si Ledoma estaba por aquí y le urgía a reunirse, seguro que se trataba de algo importante.

-Localízalo y dile que vaya a la parte de atrás de la casa Laudan. Nos veremos después de la media campanada. Que no le sigan. ¡Irina! -Llamó a su sirvienta mientras comenzó a prepararse- ¡tienes que salir a hacer unos recados!

En realidad era más fácil seguir a Ilsa que no a Oligis, seguro. Por ello había ideado un pequeño sistema para incrementar la discreción de sus salidas. Había puesto en marcha un pequeño gallinero en la parte trasera de la mansión. Irina, durante sus salidas al mercado y demás actividades cotidianas, ahora intercambiaba algunos productos con otras casas de los barrios medios conocidas. Dentro de las cestas de huevos incluía algunas monedas para las sirvientas, quienes le daban mantequilla, pan o algún pastel a cambio. Con cada salida, Irina recorría algunas casas al azar antes y después del mercado. Esas transacciones se hacía en los patios traseros de las casas, normalmente calles más angostas de largos paredones y con escasa accesibilidad. Ilsa e Irina pactaban el lugar y, después de una campanada o dos, Ilsa daba un salto altísimo al cielo y descendía con rapidez en el punto acordado. Eso le daba tiempo desde el aire para observar posibles amenazas y mantener una corta conversación con Ledoma antes de salir a la calle con normalidad y dedicarse a hacer sus cosas a continuación. No lo había hecho muchas veces, y a las propias sirvientas de las Casas tampoco les daba tiempo de avisar a otros si alguien las había "captado".

Ilsa recogió los papeles y los escondió en su caja secreta. Cerraron meticulosamente las puertas y ventanas interiores. Dejaron en la parte baja a los perros que Stepjan había adquirido para incrementar la protección. A Ilsa al principio no le gustó la idea, ella no le gustaban a los animales. Los perros tardaron más de lo debido en aceptar a su ama, y todavía la observaban con ojos desconfiados. No obstante, cumplían su función cuando quedaba la casa sola, e Ilsa no pudo encontrar ninguna razón contra ello, siempre que no se le acercaran durante su estancia en la casa. Tanto animal por los alrededores le causaba cierto malestar, tenía que admitirlo. Las gallinas se quedaron cluecas la primera vez que se acercó a ellas por insistencia de Irina. Después de aquello la mujer entendió que era mejor mantener una prudente distancia. En cierto modo se alegró de que tanto Stepjan como la vieja Irina hubiesen encontrado esa familiaridad con las criaturas naturales. Pero a Ilsa tales contactos le estaban vedados. Era el precio de la magia.

Stepjan vuelve al cabo de unos minutos y te confirma que le ha dado tu mensaje al enviado de Ledoma. Irina, por su parte, empieza a preparar una cesta para llevar a la casa Laudan.

Las gallinas montan un pequeño escándalo cuando te ven aparecer. No importa las veces que pases junto a ellas, nunca se acostumbrarán a tu presencia. Por ese mismo motivo, Stepjan no saca a los perros hasta que estás fuera de la casa. No hay ningún educador en el mundo que les obligue a aceptarte y bastante esfuerzo le cuesta a tus criados sujetarles para que no se tiren al verte como para arriesgarse a sacarlos en tu presencia. Una vez más te preguntas qué puede llegar a ocurrir si tienes que entrar rápidamente en tu casa mientras los perros están sueltos.

Pero no tienes tiempo para pensar en eso. De momento, necesitas volar a los Barrios Centrales y reconocer la zona donde te vas a encontrar con el asesino.

Continuamos temporalmente en:
Guerra en la Sombra

Proviene de la escena:
Guerra en la Sombra

Regresas a tu casa. Si ese tal Rey Sombra piensa que va a engañarte, está equivocado. Estás convencida de que su gremio está tras la muerte de Rowan, pero tienes la paciencia suficiente como para esperar a vengarte cuando lo estimes más adecuado.

Irina te abre la puerta trasera cuando te ve llegar. Por su expresión sabes que está turbada por algo, pero no tienes tiempo para preguntarle por qué. La maestra Straussen aparece ante ti casi antes de que llegues al pasillo, informada de tu presencia por el escándalo que los animales han montado al verte aparecer.

- ¡Está muerto! - Dice con un tono mezcla de rabia y dolor cuando te ve. - ¡Mi hijo ha muerto!

Levanta su mano, con un objeto negro en ella. Cuando te fijas más atentamente ves que es un parche. Alex Vangrant lo utilizaba para practicar el tiro con arco, pensando que su puntería sería más certera si alineaba la vista con la flecha. Ciertamente podía ayudarle a orientar mejor su disparo, pero la pérdida de perspectiva le hacía errar a menudo al no poder calcular bien la distancia a su blanco.

Un inmenso cúmulo de sentimientos se acumulan sobre Ilsa. De pronto, la sensación de fracaso, igual a la que sintió cuando Rowan murió, colma su espíritu. Pero esta vez esa emoción se desvanece más rápidamente. La certidumbre de haber localizado al enemigo mitiga el dolor y la pérdida de uno de los suyos. No obstante, nada podría apaciguar a Amanda. Ahora la necesitaba más que nunca, hoy mismo, por lo que de algún modo necesitaba animarla para que participase en su plan.

Así que respiró profundamente mientras se preparaba para el combate verbal que se avecinaba.

-Amanda... -comenzó, calculando todo el tacto posible en ello- ...¿cómo lo sabes? Quiero decir, ¿cómo lo has conseguido?, y, además, esa seguridad que muestras, ¿A qué se debe? Acaso Alex siempre lo llevaba. Si es así, cualquier noticia sobre él podría ser decisiva... -Ilsa calculó el tiro, dejando las palabras en el aire, a la espera de la respuesta de Amanda.

-Por otra parte -continuó, cerrando su presa sobre la hechicera-, si es así que Alex ha muerto -y la expresión le heló los labios como si estuviera hecha en sí misma de puro vacío-, Amanda, puede que sepa dónde está su asesina...

La mujer asiente con tristeza.

- Así es, siempre lo llevaba encima. - Te mira un momento sin poder ocultar su dolor. - No tienes hijos, ¿no es cierto? Cuando eres madre y te cuentan algo así, sabes que es cierto. Hay algo en tu interior que te dice si es verdad...

Recuerdas que el rito de sincronización de los danzallamas les vuelve estériles. Amanda tuvo que tener a su hijo antes de lanzar el hechizo que la ligó para siempre a su escuela, lo que hace que, además, no pueda tener más niños. Alex siempre fue hijo único y, por lo que sabes de él, bastante consentido.

- Además, me lo ha dicho alguien de fiar. Otro maestro del gremio al que le pedí que investigase con las mismas condiciones que a ti. - Sólo hay una persona a quien pueda haberle ofrecido el apoyo de su escuela en la votación, que es exactamente lo que te había dicho que obtendría en tu favor si descubrías qué le había pasado a su hijo. Palideces mientras las palabras de la maestra confirman tus sospechas. - El maestro Merak.

Te mira negando con la cabeza.

- Dices que podrías llevarme a su asesina, pero Alex murió en la Frontera Truil, luchando contra unas amazonas de los Caras Azules...

Ilsa escucha con frialdad la exposición de Amanda. La referencia a su maternidad es un tema especialmente delicado para Ilsa, por lo que esos comentarios, generalizados en el femenino universo de las devotas seguidoras de la naturaleza, solían producir en ella irreconciliables emociones. Así que lo dejó estar.

Traer a colación a Merak no mejoró precisamente su humor, pero todo aquello se desvaneció con el comentario final de la mujer. Ante esas últimas palabras, Ilsa, anonadada, solo pudo responder imperiosamente:

-¿Qué?

La mujer se limpia una lágrima.

- Así es, maestra Svletana. Mi hijo volvió a la frontera para investigar cómo los Truil habían conseguido anular su magia. Desconozco si halló la respuesta, pero fue la muerte quien le encontró a él... - Toma aliento, tratando de sobreponerse. - Al parecer un conocido del maestro Merak realizó parte del viaje con Alex y mi hijo le dió su parche para que nos lo trajese.

Niega con la cabeza, lamentándose.

- He creído conveniente venir a informarla de nuestra pérdida a causa del acuerdo que teníamos. Desgraciadamente, me temo que se le han adelantado, así que necesitará otros apoyos para su candidatura al Consejo...

Se encoge de hombros, como si nada de eso le importase ya.

- Ahora, si me disculpa, necesito volver a mi casa con mi esposo... - dice despidiéndose con una ligera inclinación de cabeza.

Ilsa suspira angustiada:

-Lamento escuchar esas palabras, maestra Straussen. Nada de lo que pueda decir podrá mitigar su dolor. También he sentido una gran pérdida estos días y conozco ese sufrimiento.

-No obstante, maestra Straussen, creo que nuestro "acuerdo", como vos lo llamáis, consistía en traer a su hijo con vida. No obstante, tampoco Merak ha traído su cuerpo. -Dice esperando que sea verdad.- Además, si era amigo de Merak, y vos le informásteis de vuestra necesidad de encontrarlo, no alcanzo a comprender que un "conocido" suyo lo acompañase un tiempo sin tomar las pertinentes precauciones para hacerlo regresar.

Ilsa pensaba deprisa, pues no quería perder la posibilidad de que Amanda la acompañase a ese extraño encuentro nocturno.

-Veréis. Alex fue sacado de la cárcel de forma irregular por alguna razón, maestra Straussen. Y digo "sacado", porque la abogada encargada de la excarcelación ha reconocido que se trató de un proceso irregular. Alguien lo retuvo allí a propósito. Y después lo llevaron a otro lugar y lo mantuvieron engañado. Hubo una lucha y su hijo escapó de allí con alguien.

-Hasta ahí llegaban mis datos hasta hoy. Pero ahora sé que Alex no se marchó solo y que quien le acompañaba debe ser, necesariamente es...

un agente de Asceltis.

...alguien involucrado en su desaparición.

Merak, maldito, espero que no seas tú.

Pensó con una desesperación infinita, más allá de lo que estaba dispuesta a reconocerse.

-Si Alex consiguió normalizar su situación en la ciudad, ¿por qué no informó a nadie?, ¿por qué no avisó a las autoridades a pesar de que la información que poseía había sido tan valiosa como para regresar inmediatamante desde el frente? ¿Qué le pudo hacer cambiar de opinión? ¿Por qué ni tan siquiera fue a visitarles a ustedes y decidió regresar? Solo hay una explicación a estos enigmas, entiendo: porque no pudo. Alex no pudo llegar a informar y fue hecho desaparecer.

-Escuche, Amanda, escuche atentamente. Lo mismo le sucedió a Jezzabel. Vos estabais en cuando ella habló ante el gremio. Sabéis lo importante que era su testimonio en el consejo. Pero una compañera de mi grupo vio cómo se la llevaban una noche. Éso es ahora bien conocido, aunque no suficientemente bien investigado.

-Amanda, hay un hecho que debemos retener por encima de cualquier otro: No mataron a Jezzabel, se la llevaron. Rhenar se quedó allí casi muerto (cómo estará), pero no dejaron su cuerpo en la ciudad, como sí hicieron con él. Por qué, ¿se lo ha preguntado? Porque la querían con vida. Por alguna extraña razón, ella, Diana y Álex eran necesarios con vida. Hicieron todo lo posible por mantener a Alex apartado del mundo. Por qué tomarse tantas molestias para luego soltarlo simplemente. Él no llegó a escapar, se lo aseguro. Esa gente es meticulosa. Diana murió a causa de una antigua rencilla entre ella y otro dinda que ahora está muerto. ¿No lo entiende, Amanda?

-Merak solo le ha entregado un parche. Y no quiero negar sus sentimientos. Pero alguien se ha tomado muchas molestias en matar a su hijo, en dañar a Uldholm, en intentar destruir al gremio de Sabios al que pertenecemos. Algo que va más allá de vos o de mi, o de Alex. Él fue para esa gente solo un eslabón de la cadena. Y mire, Amanda, mire atentamente y luego la dejaré marchar: yo SÉ quién es esa gente. Y dónde está. Y hasta que no encuentre la respuesta, por lo que a mi respecta, Merak solo encontró un parche y nada más. Si Alex está muerto, lo lamento por vos, Amanda, pero nosotros nos sacrificamos por el gremio. Él nos da conocimiento y poder, a cambio de la posibilidad de concebir que ya habéis perdido. -Dice con gran pesar, incluso por sí misma, puesto que los sacrificios lo son todo, hasta la vida misma, como Rowan muy bien sabía- Le imploro que no baje los brazos y siga luchando, por la memoria de los caídos: por los hechiceros que fueron asesinados en la Frontera, por Alex, por su recuerdo.

Ilsa respiró de nuevo profundamente y le abrió paso.

Si quiere darle el voto a Merak no la culparé por ello, pero ahora le pido que me ayude a resolver su muerte, y no simplemente a encontrar su cuerpo, si fue él quien realmente cayó entre los Truil.

La mujer suspira. Por su rostro han pasado todo tipo de emociones mientras hablabas, desde pena hasta ira. Ira dirigida a ti, a su hijo y a si misma, a Merak, a los que acompañasen al chico a los Yermos Truil y a todo el universo en general. Sin embargo, cuando terminas de hablar en su gesto sólo puedes ver cansancio.

- Maestra Svletana... Lo siento - dice en tono de voz muy bajo. - Para usted tal vez no haya sido tan extenuante, pero yo llevo varias semanas buscando a mi hijo al borde del colapso. Sé que quedan muchas preguntas sin respuesta, pero ahora mismo no tengo fuerzas para buscar más explicaciones. Lo único que puedo hacer hoy es sentarme con mi marido y llorar la muerte de Alex.

La mujer está rota, al borde de la depresión. Agotada tras remover la ciudad en busca de su hijo, la noticia de su muerte le ha afectado demasiado. Tal vez en unos días se recupere y busque remover cielo y tierra para vengarse, pero de momento no va a ser fácil que cuentes con ella para nada.

Sin más palabras, se da la vuelta y cruza el recibidor de tu casa hacia la puerta principal. Antes de salir te mira una vez más con el rostro contraído por la pena y puedes ver el reflejo de una lágrima deslizando por su mejilla. A pesar de todo su autocontrol, al final la maestra ha sido incapaz de reprimir el llanto.

La mujer se va y te deja casi congelada en la entrada trasera de la casa. No sabes exactamente qué información le habrá dado Merak, ni cómo la habrá conseguido, pero sin el apoyo de los danzallamas, tu candidatura al puesto del Consejo se complica más de lo que te habría gustado. Especialmente si deciden votar por tu rival de Rulfoun. Además, el hecho de no poder contar para esta noche con la hechicera rompe un poco tus planes.

Las campanadas de la torre te indican que el sol está ahora en su máximo esplendor. Ya es medio día y aún tienes que planear qué vas a hacer esta noche y cómo vas a plantear tu visión política para la asamblea que escogerá al nuevo consejero dentro de dos días.

Ilsa se siente especialmente abrumada por las circunstancias. Lo cierto es que necesita ayuda para el asunto de esta noche, y esperaba que Amanda y su marido hubieran constituido una fuerza de apoyo. Ahora examinas sus alternativas con un carácter pausado mientras entra en casa y sube meditabunda las escaleras.

Ilsa entiende que debe acudir a Biza para conversar acerca de sus opciones. Tal cosa siempre ha sido difícil, por lo que no será fácil. Lo cierto es que las capacidades de Asceltis resultan tan elevadas que incluso con su ayuda duda de la posibilidad de derrotarla. Por otro lado, el otrora todopoderoso gremio de asesinos ha mostrado una intolerable incapacidad para informase adecuadamente sobre esa mujer... y no digamos sobre el propio Alex. Su fuente ha fallado más de lo esperado y Merak ha obtenido una ventaja importante.

Merak.

De algún modo Ilsa sentía, o creía querer, o en cualquier caso se decía, que algo tenía que ver con todo lo ocurrido. No odiaba su ambición ni sus métodos. Era algo más profundo que solo él era capaz de crearle. Era esa capacidad de aquél hombre para estar siempre en los momentos decisivos para arruinarle la vida.

Ilsa meditaba mientras se quitaba el vestido con movimientos pausados, ignorando todo lo demás. Se acercó al baño y se mesó las plumas de sus alas con detenimiento, eligiendo su mejor peine (una joya plateada que le había regalado un pretendiente frustrado años atrás).  Se trataba de un objeto especial para las alas, evidentemente, y siempre le había gustado la sensación de victoria que le proporcionaba. Ahora apenas ahogaba su frustración.

La estrategia para conseguir más apoyo debía implicar necesariamente al Gremio. No bastaba con Biza. Así que decidió centralizar sus encuentros en la sede. Llamó a Irina y le indicó que le dejase mensaje a la hechicera de que se encontrase con ella allí y, después, sin apenas comer nada, salió volando, dejando a Stepjan en casa, al cuidado de los desagradables animales (y de sus olores) e informándole de adónde se dirigía.

Finalmente, con un simple vestido de corte discreto, casi monástico, de color negro y forro verde, con capucha y de hombros abiertos, salió hacia la sede sin más trámite. Ilsa se encontraba sumida en la incertidumbre, y, de algún modo, la desesperanza de Amanda se le había transmitido más allá de lo que deseaba reconocer.