Partida Rol por web

Una vez que la caravana estuvo lista, esta partió de Felling siguiendo el Surco del Zarzal, Gunnar estaba de buen humor, se olfateaba un buen negocio en la ciudad de fantasmas...

Cada uno de los aventureros viajaba sobre cada uno de los carros atentos a los caminos...

Pero realmente esta caravana estaba siendo completamente tranquila... ni bandidos, ni bestias salvajes... Ni siquiera una misera tormenta... Este viaje estaba siendo realmente tranquilo...

Encarando el viaje como uno más, Valea aprovecho el recorrido para dedicarse al silencioso mantenimiento de sus armas. En primer lugar tomo la pistola, descargándola con cuidado, para seguidamente repasar el interior con un suave paño y un palito. Luego el exterior, soplándola. Cuando volviese a su nueva “casa” la llevaría con algún alquimista que le diera una pasada de aceite, una cosa necesaria hasta que ella se capacitase y ganase lo suficiente para conseguir todos los materiales de armero por sí misma. Quizás el pequeño gobo le pudiera servir en eso, pero tampoco había tanta prisa y prefería no deber favores a algún mercenario.

Al terminar, la dejó lista y cargada nuevamente, a su lado, fuera de las manos del conductor. Paso al estoque. Este era mucho más sencillo de lustrar, aunque también requería más atención y un examen a la luz del sol, para detectar la mínima patina de óxido. Cuando estuvo satisfecha los enfundo, sintiéndose casi realizada. En cada pequeño acto de esta clase, sentía que se unía mas al espíritu de las armas, la esencia que su padre les había imbuido en todos los años que las tuvo.

Durante el breve receso de mediodía, no busco compañía alguna, sino que tomo su ración en la carreta. Ni quería sentir la mirada despectiva del tal Viggo, ni continuar la charla con los mercenarios. Por más que sintiera cierta curiosidad obvia hacia ellos, prefería que la abordasen. Eso le permitía ir rompiendo su timidez dentro de sus mismos términos y no a la inversa.

Finalmente, durante el resto del viaje y hasta la noche, vigilo con mas atención el camino, aprovechando para practicar el apuntar a blancos desde el carro en movimiento, aunque claro que sin disparar. Intentaba visualizar desde donde podrían atacar, donde estaban los escondites, poniéndose en el lugar de un asaltante. En este camino nuevo, eso constituía un ejercicio para su mente y la mantenía despierta… de lo contrario, sin duda se entregaría a una buena siesta.

Poco habia que hacer durante el viaje. vigilaba el camino, y de vez en cuando echaba mirada atrás para comprobar como estaban el resto. Pulia mi pistola, repasaba las pocas lecciones de magia que conocia... De vez en cuando contaba algún chiste o historia al cochero que iba conmigo... Pero siempre, siempre vigilaba el camino. 

Por lo que habian dicho esta zona habia bastantes bandidos y otras criaturas, y no tenia intención de que me pillasen desprevenido. 

Sonrío, curioso, el capataz se disculpa por el guaperas.

- No se preocupe, ni es el primero, ni será el último con esas ideas.

Me encojo de hombros, realmente me importa una mierda, mi patrón era mucho peor, así que me acostumbré a no molestarme por semejantes gilipolleces.

Asiento y ato a mi burro al penúltimo carro, a la parte de atrás, para tener la montura a mano en caso de necesitarlo.

El viaje es tranquilo, sin mayores altercados, sólo los improperios del primer carro, que debe llevar un viaje bastante entretenido. Miro de reojo al tipo que conduce mi carro, aburrida, me acoto en la parte trasera del asiento, intentando estar lo más cómoda posible, me gusta el silencio, me gusta no tener que hablar, pero me aburro horrores. Por el muñón de Tyr que yo esperaba algo más... divertido; la inactividad me aburre y me hastía a partes iguales.

- Tú, habla, cuéntame algo. Cuál es tu nombre, quién eres... algo.

Farfullo, intentando no aburrirme y mantenerme alerta, en un tono de voz algo bajo. No pretendo hablar, pero igual este es de los que funciona con cuerda, no como el pequeño Choko.

Cuando paramos a comer, me acerco a los tres compañeros contratados, con gesto serio, incluso preocupado.

- Algo no va bien, aunque debería decir que va demasiado bien ¿Qué pensáis? Es muy raro que no nos hayamos cruzado con nadie, que no hayamos tenido ninguna complicación, no me gusta – gruño, convencida.

Cuando la mujer rubia con aspecto de barbara me inquirió que le contara algo para pasar el tiempo me reí. -¡Jajajaja! Veo que se aburre de no ver acción... El hombre mira a los lados del camino. -Es la primera vez que este camino es tan tranquilo. De nuevo me giro hacia la mujer y la miro con una sonrisa encantadora y seductora.

-Y bien señorita ¿Que le gustaría escuchar? Historias que han llegado a mis oídos de estos bosques, o prefieres escuchar historias del increíble Flynn Rider... Osea yo

El tipo que conduce el carro me habla, sorprendentemente más de lo que yo esperaba, enarco una ceja, extrañada, y lo miro de reojo, el tal Flynn me sonríe, en una pose un tanto extraña, pero no sé por qué me resulta gracioso, así que mi gesto se acaba convirtiendo en una exhalada y protestona sonrisa.

- Sí, me aburre tanta tranquilidad – gruño, apartando la mirada – yo soy más de acción ¿sabes?

Sonrío, enarcando la ceja de nuevo, recorriendolo con la mirada, es mono el muchacho… ehm… no Thyri, ni lo pienses, eres una bruta, éste se te rompe al primer...

– No, no creo que sepas – murmuro a modo de autorespuesta, y carraspeo aclarándome la voz – bueno, ¿Y por qué hay que escoger? ¿Por qué no me cuentas las aventuras del increíble Flynn Rider en estos bosques?

Sonrío divertido y asiento mientras azuzo a los caballos para que no pierdan el ritmo. -Buena respuesta señorita... Carraspeo aclarándome la garganta. 

-Bueno... Por donde empezar... Ahhh... Empecemos desde el comienzo... Aunque no lo parezca yo solía ser un aventurero como tú, hasta que recibí un balazo en la rodilla... Combatí durante la guerra civil Cygnarita, he viajado muchísimo, desde las tierras de los enanos hasta la Costa Quebrada...

Sacudo levemente la mano quitando importancia a lo dicho...

-Aunque vayamos con lo que me has pedido... Esta es la favorita que siempre se cuenta en las tabernas de Corvis. Voorie la gran serpiente del pantano, un ser monstruoso que tiene tras veces el tamaño de un hombre y capaz de devorar una vaca de un solo bocado... Por las noches se pueden escuchar terribles rugidos provenientes del bosque del viudo... Yo tengo la teoría de que se trata de un dragón... Pero por ahora no he tenido tiempo ni ganas de demostrar que tengo razón...

Blublublu, blublublu, blublublu.....El borboteo de las pócimas que Choko preparaba cada mañana junto con unos raros olores impregnaban el viaje hasta el mediodía. A partir de ese momento, el que cualquiera hubiera dicho que era un callado gobo atento a sus quehaceres pediría de inmediato algún sitio en el que resguardarse de la retahíla de Choko, que iba muy atento observando todo cuanto les rodeaba. Desde luego, no se le olvidaba comentárselo a cualquiera que le interesara...o no.

Tras una parada en la que Choko había estado comentando cómo iba cambiando el terreno del suelo, explicando largo y tendido por qué le gustaban ahora mas las rocas de aquí que las de antes, aunque también tenían su encanto, Thyri, la humana de hacha interesante habló con preocupación, y Choko quiso dar su aportación:

-Desde luego la falta de complicaciones pueden indicar demasiadas complicaciones en sí mismas, porque sólo hay una cosa peor que el hecho de que nos estén siguiendo y observando esperando el mejor momento de atacar, y es el hecho de no saberlo. Y bien os digo, la parte contratante nos habló de que pasaríamos por territorio de gobos del pantano..-hizo una pausa en la que recordó su hogar, y la chatarrería- y si se parecen en algo a mis hermanos, todo les interesará, y buscarán el modo de apropiarse de aquello que piensen que tendrá una vida mejor en sus manos que en las nuestras. Confiemos en que no les seamos atractivos, a ellos, o a cualquier bestia que pueda aparecer por estos bosques.

Durante el trayecto, en una de las pausas que hizo Choko para respirar escuchó hablar a un cochero sobre una tal sierpe de un bosque cercano a su destino, que hizo entrar a Choko en un estado de ensoñación

Hmmm, escamas de dragón, sangre de dragón, garras de dragón, colmillos de dragón...en casa decían que del cerdo se aprovechaba todo, pero una sierpe...es una sierpe...

El hombre sonríe, satisfecho con mi respuesta, mientras yo vuelvo a dirigir mi mirada al frente, prestando atención a sus palabras.

- Yo no tengo nada de señorita, con un poco de hambre también puedo devorar una vaca de… tres bocados – bromeo, sonriendo pensativa, recordando aquella vez que… espera ¿ha dicho dragón? - Interesante... ésta noche veremos si ruge o no, pero hay muchas bestias en el mundo y dragones quedan muy pocos, si lo fuera ¿no lo habrías visto ya? – luego, lo miro de reojo – no me lo puedo creer ¿El intrépido aventurero no ha tenido ganas de demostrar que tiene razón?

Juego, le pico un poco… pero por Loki que me aburro horrores y nos quedan horas de camino.

- ¿Lo de la rodilla te obligó a retirarte? ¿Ya no puedes cargar con peso, o aguantar ejercicio físico? – suelto, mirando de nuevo al frente, sonriendo con cierta malicia.

Choko responde a mis inquietudes, yo lo miro, seria, más que preocupada, aburrida; los demás no dicen nada. Asiento, no tengo gran cosa que añadir a sus palabras, así que digo lo de siempre.

- Confiar en eso es inútil, más vale que esta noche estemos alerta.

Mientras la barbara y el gobo hablaban yo estaba tranquilamente limpiando mi pistola. Hacer el mantenimiento del arma era fundamental. 

- Siempre estoy alerta y listo. - Dije guardando el arma en su funda y llevandome un trozo de carne a la boca. 

Me río ante la contestación de la mujer y la miro con aire divertido. -Esta claro que es toda una mujer guerrera... Escucho sus palabras y niego con una sonrisa... -Lamento defraudarla... Pero el único rugido que escuche en estos bosques sean las tripas de Wádock... Supuestamente Voorie se encuentra en el bosque pasando Corvis... Miro a la rubia sonriendo. -No... La verdad es que no he tenido ganas... Aprecio demasiado mi vida como para ponerme a buscar dragones por un pantano húmedo y putrefacto plagado de bestias, para las que solo eres una presa apetitosa...

La miro alzando una ceja y sonrío dándome unas palmadas en la pierna. -Por favor... Mi pierna esta perfectamente... Puede que ya no pueda correr como hace años... Pero mi pierna esta capacitada para cualquier clase de ejercicio físico de contacto... Miro hacia el frente en el camino y entrecierro los ojos atento por la neblina que se estaba levantando en el bosque. -Malditos pantanos...

Los negros y retorcidos arboles se entrelazan sobre vuestras cabezas, ocultando la luz del sol. En la oscuridad, el único sonido que se percibe es el traqueteo de las carretas y el zumbido de los insectos. Los caballos se esfuerzan por tirar de las carretas a través del cieno, que en algunos puntos tiene casi un pie de profundidad. La fina bruma que siempre impregna este bosque pantanoso se esta convirtiendo en una densa niebla a cada paso. Al cabo de un minuto apenas podéis ver a las otras carretas y caballos. Sólo unas pocas horas más y llegaréis a Corvis...

Repentinamente el caballo de cabeza relincha angustiado y la caravana se detiene. Podéis oír como Gunner y otros hombres maldicen mientras algunos proyectiles silban cerca de vosotros. La densa niebla se arremolina alrededor ocultando a vuestros atacantes... 

Cuando llegó al niebla desenfundé la pistola, solo por si acaso ocurría algo. Me solia dar mala espina, por ello siempre me preparaba. Era un momento ideal para una emboscada. 

Y efectivamente no me equivocaba. 

El intrépido aventurero parece divertido con la conversación, y hasta cierto punto es entretenido, no se hace tan aburrido el camino. Sonrío de vez en cuando, aunque yo soy más de acción directa pero para el panoramaque tengo, no está mal.

Abro los labios para responder, pero la niebla nos está rodeando, y a mí tampoco me gusta una mierda. Sujeto mi hacha, frunciendo el ceño. Las garras ramificadas se ciernen sobre nosotros, el bosque cada vez es más oscuro y la niebla más espesa, llega algo divertido.

A penas veo ya la caravana de delante, me vuelvo para mirar hacia atrás, no, la de la mujer tampoco se ve. Estrujo la madera entre las dos manos, y ahí está, el siseo de algunos proyectiles, está claro que nos ven, y nos hemos parado... sonrío, imaginando los atrios de Valhalla. Týr, hofa hilmir.

El joven gobo estaba teniendo un viaje tranquilo, y estaba empezando a quedarse dormido tras varias horas de hablar sin parar cuando comienzan a entrar en una profunda niebla, una niebla que acariciaba al gobo y abrazaba al convoy

Hmmm, cómo me gustaría saber embotellar niebla, ah no, si si sé, cómo me gustaría saber embotellar más niebla todavía....

Tras ensoñaciones varias, la caravana se para de repente y Choko se alarma por una alarmante cantidad de tintineos de cristal a su alrededor que han estado a punto de romperse. Comienzan a silbar proyectiles, un caballo relincha asustado.

Bueno, mejor ahora que cuando estuviéramos más desprevenidos aún

Valea poco tenía que aportar o decir. Cada viaje en si era una experiencia nueva y en esta, ella era tan novata como cualquiera de los otros, recorriendo por primera vez el sendero. Poco podía decir si era o no común esta escasa actividad, aunque desde luego, siempre venía bien un viaje tranquilo.

Cosa que no podía durar mucho. Así era el destino a veces. Algo sobre que si algo puede salir mal…

Afortunadamente la pistola estaba ya en su mano, puesto que venía practicando en el camino, mientras los carros avanzaban. De modo que cuando los primeros proyectiles comenzaron a silbar, solo trazo un arco en el aire con la misma, buscando el primer objetivo… Su cuerpo reacciono solo. Ni siquiera tuvo tiempo a preocuparse de quien o que los atacaba… solo actuó.

Repentinamente un montón de pequeñas criaturas verdosas aparecen de entre la niebla corriendo y se lanzan contra los carromatos empezando a tirar cosas al suelo buscando las cosas de valor...

VAELA

Tres gobos aparecen corriendo del interior del bosque y se lanzan gruñendo contra el carro, mientras dos de ellos comienzan a cortar las cuerdas que sujetaban varios cofres el tercero salta al pescante y se lanza hacia ti con su daga con intenciones muy poco honorables...

Rápidamente el gobo hace un rápido movimiento de mano y antes de que te des cuenta sientes la mordedura del acero en tu carne, cuando miras ves que te ha hecho un corte en el muslo derecho, el cual lentamente empieza a empapar de sangre tu pantalón...

THYRI

De entre la niebla salen tres gobos corriendo y gritando en un idioma incompresible para tus oídos, los tres verdosos enarbolan sus dagas herrumbrosas y sucias, las cuales te dan mas miedo por las enfermedades que te pueden meter esas dagas que el propio corte en si... 

De la misma forma que en el otro carromato dos de los gobos comienzan a cortar las cuerdas que ataban los cofres y un tercero se lanza hacia el bueno de Rider con intenciones claras de apuñalar lo que tenia a su altura... Cosa que Flynn viendo esas intenciones esquivo ágilmente el navajazo con un perfecto movimiento de caderas...

BENDEK

Viendo fugazmente como atacaban la caravana de delante por uno de los lados, rápidamente te giraste hacia ambos lados sin ver nada mas que arboles y niebla y a un confuso caravanero que no tenia muy claro que debía hacer y que te miraba con cara de idiota... Repentinamente escuchais un golpetazo en el carro y al giraros veis a dos gobos encima del carro que os miran con las dagas fuera y a un tercero que se incorpora frotándose su verdoso culo... Uno de los gobos gruñe algo y se lanza contra el troloide, mientras los otros dos comienzan a cortar las cuerdas de los asustados caballos de carga....

Hay que decir que sera muy sigiloso, pero en lo que se refiere a manejo de armas no es muy ducho, sin siquiera esforzarse Bendek desvía el arma de un simple manotazo...

CHOKO

Ves algunos gobos entre la niebla que se lanzan contra los otros carromatos... Pero el tuyo parecen ignorarlo... Seguro que debe ser algo intencionado... 

Mientras tanto del carro del jefe oyes maldiciones e improperios... que resumidos a una forma un poco mas caballerosa, tachaban a la madre de esos pequeños pillines como una persona de moralidad un tanto fresca a la cual le encanta copular con ratas de cloaca...

Valea disparo a su agresor a quemarropa, buscando devolver bala por tajo, mientras su cabeza se agitaba entre la tensión y el raciocinio… Era un grupo grande esta vez, y se les había pasado.  Incluso la natural habilidad de los gobos para camuflarse, no los disculpaba; al parecer como vigilancia no valían gran cosa… Habría que compensarlo con habilidad. La de actuar deprisa y lo mejor posible.

Por eso no busco recargar la pistola, sino que ni bien la disparo, la regreso a su funda y desenvaino el estoque.  Seguiría la lucha mano a mano hasta que tuviera el tiempo y espacio suficiente

El pequeño gobo mira sorprendido tu arma y rápidamente se agarra del borde del carro y se impulsa para esquivar la bala justo a tiempo... La verdosa criatura mira con ojos codiciosos tu arma y sonríe mostrando una boca de afilados dientes...

Choko empieza a escuchar disparos, y sabe que eso es lo peor que podría oír. Los gobos del pantano se sentirían muy interesados en robar un arma de fuego, y ya uno de sus compañeros la había sacado, diciéndole a todo el bosque que algo exótico, valioso y rodeado por una emboscada estaba allí disponible para ser robado. 

Lo más rápidamente que pudieron moverse sus pequeñas piernas, Choko se equipó con su laboratorio portátil, que siempre descansaba junto a él, y colocándolo como si una rara mochila fuese, saltó de la caravana dispuesto a ayudar a su compañera.

El peso de su equipo le hacía hundirse un poco en el blando suelo, pero la situación apremiaba, así que corrió hasta colocarse detrás de uno de los caballos.

Durante el camino observó un poco más profundamente esa niebla, una niebla que le recordaba a sus primeros experimentos en casa, a las ahumaderas y las velas explosivas sin pretenderlo, y evocado como estaba en esos pensamientos dejó un poco de lado su pensamiento original, que era intentar averiguar si esa niebla había sido provocada por alguna ahumadera o algo similar, pues con el tiempo que hacía no parecía muy normal aquello.