Partida Rol por web

Sonrío al ver que Thyri estaba bien. -Encanto... Te prometo que cuando lleguemos voy a hacerte mucho mas que darte lamentones... Por fin empezaba a desaparecer la maldita neblina y por fin se podían vislumbrar por completo el resto del camino, desde lo alto del carro mire las situaciones del resto de carros... En algunos la cosa parecía estar bajo control, pero en el ultimo, se veía al troloide bastante herido. -Voy a ayudar al grandullon... Parece bastante herido... Acaba con el idiota que queda... A ver si acabamos ya con estos pelmazos...

Corro por encima del carro y salto sobre el caballo, manteniendo el equilibrio encima del agitado animal tras un segundo salto llego al ultimo carromato. Espada y pistola en mano, me acerco por la espalda al gobo que esta atacando al grandullon, y lanzo una rápida estocada atravesando su hombro. 

Miro a Bendek y sonrío. -Encárgate tu del que escapa, yo me encargo de que este pequeño no te dé problemas...

Vi como la mujer y el gobo que había contratado, acababan sin problemas con uno de los asaltantes... Asentí satisfecho... Se habían ganado con creces su salario...

Corrí hacia el otro lado de las caravanas y vi uno de los cocheros con una daga ensangrentada en la mano y un gobo tirado en el suelo quejándose  con una puñalada en el costado... Mire sorprendido al joven. -¡Chico! ¿Estas bien?... Ante el movimiento afirmativo de la cabeza del joven, asentí a mi vez. -Buen trabajo, pero aun no ha acabado... ¡Vamos sígueme!

El joven caravanero se adelanto al veterano comerciante y se lanzo contra el gobo del cofre clavando su daga en el brazo del gobo que huía con el cofre

Viendo al gobo que ya estaba sobre el pobre caravanero, Valea no dudo ni un instante en priorizar. La ayuda podía darse después... ahora tenían que acabar con la amenaza. 

Su estoque se inclinó levemente hacia abajo, golpeando al vientre, e hirió al verdoso oponente sin problemas, arrancándole gotas de sangre al retirarlo. Luego se movio un par de pasos al lado.

-Lo rodeare...+indico a Choko, de modo que pudieran volver a utilizar la técnica del flanqueo que les funcionara antes... si no lo derrotaban antes.

La pelea continuaba, mientras que Choko y Valea se preparaban para rodear al gobo, el hombre malherido los miraba desde el suelo mientras gemía de dolor y se tapaba la herida con la mano. 

A lo largo de las caravanas, se escuchaban gemidos de dolor tanto de los gobos como de los humanos...

- ¡AAhhh! - Exclamé de dolor al sentir la puñalada del gobo por la espalda. Iba a volverme para destrozarlo con la maza como venganza cuando escuché las palabras de uno de los caravaneros, el que iba con la barbara rubia. - Todo tuyo.  - Le respondí. Estaba claro que podria encargarse de él, y yo que estaba mas cerca del que huia debia detenerle. Me alejé del gobo deseando que el caravanero le diese una muerte dolorosa por la puñalada, y me lancé a la carga a por el ladronzuelo.

Lo alcancé de dos zancadas poniendo todo mi empeño en ello y le dí un mazazo de los que hacen epoca. Esperaba que junto al disparo que le habia dado antes, fuese bastante como para dejarlo sin sentido.

Bendek corrió detrás del lento gobo, el cual arrastraba el pesado cofre... En un rápido movimiento ascendió su mano sujetando su maza... Y la bajo sobre la cabeza del pobre gobo escuchándose un desagradable crujido y el gobo callo fulminado al suelo... 

La cabeza le sangraba y tenia una fea brecha en la calva coronilla... Pero a pesar de ello, el pequeño bastardo seguía con vida, aunque inconsciente y malherido...

El cofre callo al suelo salpicando de barro las piernas del gobo y Bendek...

Junto a la humana, Choko continuó combatiendo a otro maleante, llegados a esa zona podía observar el resto de carros y cómo se desarrollaba la batalla. 

Por lo visto la niebla no dura demasiado, o a lo mejor es que hay que estar pendiente de ella...

Las palabras de la humana le despiertan de su ensoñación alquímica, y aunque habla de rodear, observa que el bandido no la deja avanzar demasiado, así que Choko opta por el camino difícil.

Subiéndose los pantalones, Choko se encarama al pescante trasero del carruaje, pequeño para caminar un humano, pero bastante amplio para un gobo, y tras dar un par de pasos rodeando al bandido, vuelve a descargar su rociador de batalla contra él, resonando un CLONC hueco, sin saber si pertenecía el sonido al arma o a la cabeza del desdichado.

El pobre gobo ya ni sabia por donde le llegaban los golpes... no sabia si mirar al otro gobo o a la humana... se giraba continuamente hacia el uno y al otro sin saber que narices estaba pasando con su vida...

Todo empieza a disolverse, imagino que la niebla es alguna especie de truco de los Gobos, que viendo que no pueden llevarse los cofres, deciden en su mayoría emprender la huida.

-  Yo no soy ningún encanto – farfullo - ¿mucho más? No quiero que te me rompas… - bromeo.

Veo a mis compañeros de contrato, el pequeño Cholo y Valea se las arreglan, Algunos caravaneros están bastante heridos, Bendek parece el más mal estado. Estos bichos pequeños y escurridizos tienen.

Encárgate del que escapa, dice, mientras yo ya estoy soltando mi hacha sobre él ¡Y fallo! ¿¡Por qué Týr no me prestas atención!? ¿Por qué dejas a Loki tomar el rumbo de ms actos? Gruño enfadada conmigo misma.

Los gobos del pantano no se les conoce por su gran valentía... Y mucho menos los que se dedican a saquear caravanas... Con casi la mitad de los atacantes inconscientes y malheridos, los gobos que quedaban en pié, corrieron hacia el bosque intentando salvar sus tristes pellejos...

Gunnar los mira marchar corriendo en desbanda y duda entre perseguirlos o recoger las cosas y llevar a los heridos a Corvis...

Solo quedaba un día de viaje para llegar a Corvis... Alzo la voz para dar las ordenes a todos. -¡Dejadlos marchar!... Recoged lo robado y subid nuestros heridos a los carros... A los gobos heridos dejadlos a la linde del bosque... No quiero que me persiga toda la aldea por rematar a sus heridos...

Finalmente, los bandidos huyeron, y Choko respiró aliviado, pues no deseaba ver una masacre entre sus parientes. Dejó pasar sin mirar al maleante gobo al que había estado acosando junto a su compañera humana, y envainó su rociador de combate, alegrándose de no haber necesitado usar ninguna pócima.

Subido en el pescante desde el que estaba, habló a su compañera:

-Buen trabajo, Valea, me alegra ver que funcionamos bien en equipo en el primer combate que libramos. 

Mientras esperaba una respuesta, el joven alquimista sintió un pinchazo en su curiosa mente

La niebla...

Y acto seguido se puso a vislumbrar los alrededores, recordando la última zona en la que había dejado de verse la niebla, buscando el origen de ésta, ya fuera un frasco de ahumadera o lo que sea, quizás tuviera restos de los que aprender. El impetuoso gobo no dejaría un palmo de ciénaga sin mirar, mientras los demás cargaban bultos demasiado grandes y pesados para él, o eso diría si le preguntaban.

Tirarme buscar para encontrar algo sobre la niebla... Ponlo sin dificultad... Qué ahora no me acuerdo de cuanto era y no lo tengo a mano

Gunnar habla de dejar marchar a los heridos y recuperar la mercancía, así que eso hago, cuelgo el hacha a la espalda y termino de cagar el cofre que querían llevarse del carro que yo custodiaba.

Veo que la mujer y el pequeño Choko están bien así que me acerco al trogloide.

- Bendek ¿estás bien? – cargo yo el cofre que hay a su lado, y lo miro sonriente, mostrando la herida del puñal que una de esas mierdas ha abierto en mi abdomen – esos bichos son rápidos, otra cicatriz más para la colección – murmuro divertida, quitándole hierro al asunto, nunca mejor dicho.

Cuando reanudemos la marcha, me sentaré en mi sitio y miraré bien la herida, no quiero que se infecte, cuando paremos buscaré como desinfectarla con acero ardiendo.

Limpia rápidamente el estoque en su brazo al terminar, asintiendo a Choko con un cabeceo.

-Nos fue bien. Deberíamos seguirlo haciendo. +respondió con sinceridad. Incluso siendo los más débiles, parecía que les había ido mejor por trabajar juntos que a los fuertes obrando a su manera.

Igualmente no estaba para ponerse a meditar o regodearse con esas cosas. Valea tomo al malherido carretero por un brazo, ayudándole a incorporarse y volver al carro. El hombre estaba bastante apaleado, pero la joven se arregló para regresarlo al pescante un paso a la vez. Una vez asegurado, resoplo. Habían salido con bien y merecido su paga. Pero tenían que llegar a Corvis pronto para atender a esta gente. Solo entonces podrían decir que había sido una victoria completa.

Al ver que huian esos pequeños diablos, me sentí agradecido, pues no creía estar en condiciones de combatir mucho mas, La herida que tenia en la espalda me dolia a rabiar y por lo que sentía parecía bastante profunda. La mujer del hacha, Thyri, me preguntó como estaba.

- Nada que una buena comilona y descanso no curen, ya sabrás que nosotros somos bastante duros. - Dije con orgullo por mi raza. Guardé la maza y la pistola, y cogí el cofre dejando al desafortunado gobo ahi tirado. Lo llevé al carromato y lo subí. - Si, otra mas. - Dije con burla, probablemente no quedaría nada de la herida.

Me subí al carro junto y recargué mi pistola, pues prefería que siempre estuviese bien cargada.

Estas buscando por el bosque cuando a unos 10-15 metros de la linde del bosque, algo te llama la atención entre las hojas muertas. Cuando te acercas ves un extraño fuelle tirado en el suelo y al cogerlo lo estudias con mas detenimiento...

El artefacto se trata de un rudimentario fuelle bastante grande, el cual contiene una especie de crisol en el que deduces que se deben mezclar los reactivos para generar la niebla alquímica...

La batalla había acabado y se había saldado con dos caravaneros muy malheridos, varios de los mercenarios con heridas de diversa gravedad... En cambio para los gobos, este asalto les había sido desastroso... cuatro gobos malheridos e inconscientes y un gobo muerto... 

Entre las cosas recuperadas de los gobos encontrasteis:

5 dagas viejas

48 monedas de cobre

tiras de carne seca 

3 botes con extraños líquidos en su interior

Aseguré al caravanero en la parte trasera del carromato. -Tranquilo amigo, te llevaremos a la Catedral... Hay el bueno del padre Dumas podrá sanar vuestras heridas...

Solté los botones de la manga de la camisa y desacople las dos armas y comencé a recargarlas con cuidado. Me acerque caminando hacia Bendek y Thyri. -Bueno... Ha sido una suerte que les hubiera contratado Gunnar... ¿Estáis bien? Vamos a darnos prisa en llegar a Corvis... Desvío la vista hacia las caravanas... -Alguno de los chicos necesitan ayuda urgente, o no estoy seguro que aguanten mucho tiempo con esas heridas... Miro con cierta preocupación sus heridas... -También deberíais acudir a la iglesia... Allí el padre Dumas podrá curar sus heridas... Sonreí a la chica. -Peleais como una autentica fiera, no me gustaría ser nunca vuestro enemigo... Miré el arma de Bendek y alcé una ceja. -¿Del ejercito también? 

La herida de la espalda me escocia horrores, pero desapareceria. Por suerte estaba en una zona a la que no alcanzaba, así no podria urgar distraido y empeorarla.

- No se... - Le respondí a Flynn ante su sugerencia de ir a ver al sacerdote. - Creo que me será mas barato y e igual de beneficioso un atracón y descanso. Mi raza sana las heridas con bastante velocidad.

- Un regalo y recuerdo de mi familia. - Le dije en referencia a la pistola. - Tengo... Afinidad con estas armas. - Era dificil explicar a alguien que no tuviera mis mismas habilidades lo especial y fuerte que era el vinculo con mi arma. En contacto con ella hasta mis sentidos estaban mas despiertos.