Partida Rol por web

Cuando Dimma la chistó, Crystal se tapó la boca con ambas manos y se acuclilló, arrastrada por la imperiosa fuerza de su compañera.

Hecha un ovillo, todavía con las manos tapandola la boca, Crystal asintió lentamente con los ojos desencajados por la preocupación y el temor.

Lentamente separó las manos y descubrió una temblorosa mandibula mientras hacia pucheros. Aún así, Crystal no dijó esta boca es mia y acercó sus armas para volver a aprestarlas para el combate. Reptando con cuidado, la jovencita de pelo rubio echó un triste vistazo hacia fuera, hasta que perdió de vista al temeroso conejito.

Una arruga de concentración se formó en su frente, mientras asentia en dirección a la Torre y buscaba a sus amigas, con el arco aferrado en su mano y una flecha descansando placidamente en la otra.

Correis como si el diablo os quisiera robar el alma, dejando rápidamente a los orcos detrás ... estos caen en vuestra "trampa" y salen disparados detrás de vosotras.

Sin embargo, aún no han llegado muy lejos que un gutural grito orco les llama la atención.

En la entrada de la torre un orco especialmente grande y tosco advierte a vuestros perseguidores y estos se detienen, que reticentes os miran con odio, y retoman el camino para volver a la torre sin dar la espalda y lanzando improperios que atraviesan la barrera cultural.

Al principio Aidelail no cree que vayan contarlo. Después nota como van sacando distancia poco a poco a los orcos y se atreve a pensar con la victoria.

se detienen, que reticentes os miran con odio, y retoman el camino para volver a la torre sin dar la espalda y lanzando improperios que atraviesan la barrera cultural

Nonononono. Ya casi lo habíamos conseguido.

Cuando ve que no la siguen, se detiene. Ve su ropa manchada de sangre y empieza a sentir un dolor intenso allí donde le hirió la saeta. Pero aún más que la herida le duelen la frustración y la impotencia.

Tengo que hacer algo

Me detengo y les encaro brazos en jarra. Comienzo a reírme y burlarme de ellos. Hago gestos resaltando que dan a entender su poca hombría.

(Algo así como imitar una gallina) 

Apelo a su machismo. Me toco los pechos para resaltar que están retrocediendo ante una mujer.

A medida que vamos sacando diferencia de terreno las expectativas de salir bien paradas de esta van aumentando... o al menos eso pensaba. En un momento noto como Aidelail me suelta la mano y empieza a hacerle burlas a los orcos.

¿Que carajo le pasa? ¿Está loca?

Sin darle mucho tiempo a que siga hostigando a los orcos, y a sabiendas que uno de ellos puede organizarlos le agarro de la solapa del cuello de la espalda a la clériga y empiezo a tirar de la misma para que siga corriendo. Una sola fracción de segundo era suficiente como para perder toda la ventaja. Las cosas se habían complicado... Mucho, y ya no estoy tan segura como hace un par de días de que podamos hacer frente a esto nosotras solas. Va a ser necesario esperar a los enanos.

- Corre, corre, corre. - digo repetidamente a la clériga para que deje de mofarse de los orcos.

Lólindir, ya nos han visto. Te propongo que cuentes a Dimma y Crystal lo sucedido mientras yo me quedo en algún lugar donde pueda tanto veros a vosotras como vigilar la torre. Así no habrá sorpresas.

Creo que los orcos saldrán a cazarnos por la noche y estarán prevenidos de nuestras trampas. Creo que lo mejor sería aprovechar el día para alejarnos de la torre e ir al encuentro de los enanos. De todos modos, me mantendré a la vista, cuando decidáis qué hacer, hacedme una señal y me uno a vosotras.

Aidelail busca alguna pequeña loma desde la que, por un lado no pierda de vista la torre y por otro pueda ver el sitio donde se separaron de Dimma y Crystal. Una vez en la loma, se apoya contra un árbol y trata de vendarse la herida o hacerse algún pequeña cura.

Ante las palabras de mi compañera niego con la cabeza. No solo estaba herida, sino que tampoco podía plantar batalla ante un grupo tan grande de orcos, menos con uno inteligente. Era mejor mantenerse juntas. Los orcos no iban a ir a ningún lado. Estaban bien fortificados y abastecidos, y claramente tenían una ventaja abismal en cuanto a posición y número.

Me mantengo tironeando para que se mueva. Si íbamos a buscar a los enanos debíamos ir todas juntas.

- No, juntas o ninguna. - le digo mientas la llevo a la rastra. 

Voy a mantenerme siempre más cerca de vosotras que de ellos. No voy a enfrentarme a ellos, pero no quiero que nos sorprendan mientras tomáis una decisión.

De todos modos está demasiado cansada para discutir y, si Lólindir insiste, Aidelail la acompaña sin resistirse.

Pasa bastante rato, pero finalmente el grupo se reúne de nuevo. Aidelail está herida.

-Creí que no lo contábamos. Sonríe para mostrar a Dimma y Crystal que están bien.

Aidelail se sienta a descansar y se venda una fea herida de ballesta. Examina que no haya veneno en la herida. Aunque, de haberlo habido, probablemente ya estaría muerta.

-Los orcos estaban escondidos en la torre esperando que nos acercáramos. Uno me ha disparado y otros tres con cimitarras han salido a perseguirnos. Les estábamos guiando hacia las trampas cuando, un orco más grande que los demás se ha asomado por la puerta de la torre y les ha ordenado volver. Parecía que el líder sospechaba de las trampas. No sé si era un guerrero o un shamán. (Aidelail describe el orco a Dimma)

-Mientras el líder ande cerca, no creo que funcionen nuestras estratagemas. Y además, preferiría no volver a acercarme a ese lugar.  Aidelail se estremece al recordar la visión de la torre y los ahorcados ¿Qué os parece si vamos al encuentro de los enanos?

Finalmente logro doblegar las intenciones de la clériga de quedarse haciendo guardia. A duras penas pero con esfuerzo la llevo hasta donde están Dimma y Crystal. 

Me siento sobre la nieve, exhausta, ignorando el entumecimiento de mi cola al tocar el frío y blanquecino manto sobre el suelo. 

No hace falta que abra la boca, Aidelail ya está contando todo lo que ha sucedido mientras se revisa la herida. Cuando menciona el tema de ir al encuentro de los enanos asiento la cabeza enérgicamente. 

Crystal contuvó a duras penas su alegria al ver aparecer a sus compañeras de detras de una loma. Su rostro angelical se ensombreció en cuanto se dió cuenta de que Aidelail parecia estar herida, asi que saltó de su refugio y se apresuró en ayudarlas a llegar al improvisado refugio.

Con cuidado la dejó recostada, doblando una manta en una improvisada almohada bajo su cabeza.

- ¡¿Te duele mucho, Aidelail?!- Preguntó una y otra vez la joven de cabello rubio, mientras examinaba desde lejos las heridas de Aidelail, con la aprensión pintada en su rostro al ver el astil de un virote asomando de entre sus ropas.

Ayudando como buenamente pudo, Crystal escuchó las peripecias del duo, estremeciendosé ante la descripción del orco lider y al rememorar lo que Dimma y ella habian sentido al estar cerca de la Torre. Inconscientemente, asintió a la propuesta de Aidelai y correspondiendo al mudo consentimiento de Lólindir, mientras esperaba la pronunciacion de Dimma al respecto.

En un marcado contrapunte con Crystal, me levando con tranquilidad y en silencio. Mirando sin disimular a las dos recién llegadas desde los pies hasta la cabeza. No es hasta que Crystal pregunta por tercera vez si esta bien, que abro la boca. - Te han metido una buena. ¿ Como ha sido ? ¿ Pericia o suerte ? - Pregunto al tiempo oque me agacho para observar de cerca la herida.

Mientras el líder ande cerca, no creo que funcionen nuestras estratagemas.

Es posible. - Aparto la vista de la herida y miro en dirección a la torre. Como si esperase la llegada de alguien mas. - Los orcos eligen a sus líderes por méritos no por apellidos. El que esté al cargo no es tonto y pocos saben mas de guerra de guerrillas que un puñado de orcos. Han descubierto esa parte el pastel y no vendrán hasta la noche. Cuando sus ojos les darán ventaja. - Anuncio con una firmeza casi absoluta. - Saldrán en varios grupos y con compañía de perros o huargos. Os seguirán facilmente el rastro asta aquí y mas adelante si no lo escondemos bien.

Podemos hacer dos cosas. Nos ceñimos al plan. Usamos el rastro y les llevamos a nuestra emboscada. Con suerte les damos un buen escarmiento y se largan. Sin ella, moriremos. O nos marchamos a buscar la caravana de enanos y pasamos con ellos el valle, esperando el ataque de los orcos.

Me doy la vuelta para fitar de nuevo a mis compañeras. - Yo no soy muy fan de la segunda opción.

- ¡¿Te duele mucho, Aidelail?!-

La proximidad de sus compañeras tenia un efecto balsámico y tranquilizador en Aidelail. Cuando la arquera pelirroja y guerrera rubia se aproximaron a Lólindir y a ella, se sintió de nuevo a salvo.

Me duele más el orgullo que la herida. Eso y pensar en la fea cicatriz que me va a quedar. Por suerte no me gano la vida con la danza del vientre.

Como ha sido ? ¿ Pericia o suerte ?

Nos acercamos tanto como pudimos teniendo cuidado de mantenernos fuera del alcance de sus proyectiles. Pero calculé mal la distancia.

Cuando les grité para provocarles, un orco disparó desde alguna parte elevada de la torre. Al mismo tiempo tres orcos salieron por la puerta cargando hacia nosotras. En ese momento nos encontrábamos a 60 pies de distancia de la puerta y pensé que no lo contábamos. Ha sido un milagro, Sune puso alas en nuestros pies para evitar que cayeran sobre nosotras.

Supongo que la visión de los ahorcados nubló mis pensamientos, no pensé que estuviésemos tan cerca. 

Aunque nos acercamos con todo el cuidado que pudimos, pero no nos dimos cuenta que estaban allí, la torre parecía desierta.

Crystal se limitó a ayudar como pudo, guardando silencio. Aunque habia apoyado el lan de retirada de sus compañeras, la firme terquedad de Dimma habia hecho tambalear sus convicciones.

- ¡¡No quiero meter en problemas a la amable señora de la barba cuidada!! ¡¡Y tampoco quiero que le pase nada al abuelito de cabello nevado!! ¡Pero... pero...!- Crystal empezó a hacer pucheros, mirando al suelo.- ¡¡Pero esa torre me da mucho miedo, Dimma!! ¡Y no tengo mi mantita...!

Crystal mordisqueó la punta de su pulgar, comiendose las uñas de puro nerviosismo.

- ¡¡¿Y si usamos humo?!!- Apuntó la rubia.- ¡¡Mi papa soplaba humo en las madrigueras de conejo para hacerles salir...!!

Voy escuchando lentamente lo que cada una tiene para decir. Claramente el lugar era una fortaleza y nos sería excesivamente ingresar solas. Muchas opciones más que la que decía Dimma no quedaba. Esperar a que llegue la noche y tratar de eliminar la mayor cantidad posible de enemigos con las trampas. Yo tampoco soy muy seguidora de la opción de esperar a los enanos, mas viendo lo que vimos esta convicción cada vez se hacía más débil. 

Otra opción era usar un par de mis conjuros, pero no estaba segura de que serviría de algo que solo dos nos escabullamos dentro de una torre atestada de enemigos, sería un suicidio directo. Lo mejor era tratar de camuflarnos lo suficiente como para atacar e intentar de pasar la noche con vida.

- Fuego circular - comento ante lo dicho sobre el humo de Crystal. Si podíamos hacer un círculo de fuego y encerrar a los orcos y huargos podríamos ganar tiempo y obtener una ventaja táctica sobre los mismos. Con el aliciente de que los huargos probablemente saldrían corriendo ante la presencia de las llamas. 

Crystal jugueteó nerviosa con la punta de un mechón de cabello, mientras contenía el aliento. Lólindir habia ofrecido una alternativa a su estupida idea que no le importaria poner en práctica, pero el silencio de Dimma y de Aidelail la preocupaban, aunque fuese por razones muy distintas.

- ¡¿Y que hacemos?! ¡Ya sé que me idea era un poco tonta, pero la de Lólindir no! ¡Y si añadimos hierbas de esas que huelen bien y que hacen cosquillas en la nariz y que te hacen reir, seguro que no nos ven llegar!

Crystal guardó silencio, expectante y muerta de miedo.

- Fuego circular - 

Aidelail se rascó la cabeza intentando visualizar la idea. ¿Estaría Lólindir pensando en uno de sus conjuros?

-Pero ... ¿cómo?. El círculo en torno a la torre tendrá que ser muy amplio si no queremos exponernos a sus flechas mientras lo montamos. La cantidad de madera a utilizar será enorme si no queremos que el fuego se apague al poco de encenderlo. Y en todo caso no creo que los orcos se asusten por una hoguera normal, les bastará esperar que se consuma en la seguridad de la torre.