Partida Rol por web

Masión Stiler, Washington D.C

13 de diciembre de 1985

23:12 horas.

Veronica sintió un escalofrió recorrer todo su cuerpo cuando te acercaste a ella, una sensación tan paralizante que nisiquiera intento buscar su arma o tal vez imaginara que ese seria el último gesto estúpido que haría. Solo pudo volver a respirar cuando decidiste volver tu ira contra los posibles intrusos.

- Eithan, no hagas locuras, puede ser Will y los otros.- dijo la mujer caminando a un par de metros de ti.- Nunca le he hablado a nadie de este lugar y me he asegurado de que nadie me seguía antes de venir.

Sus palabras no significaban demasiado mientras tus pies avanzaban al encuentro de los intrusos.

Llegaste hasta la puerta que daba al sótano por el que habías entrado cuando escuchaste una voz desde el otro lado de la puerta.

- ¡EITHAN! ¡VERÓNICA! - Grito a pleno pulmón. - SOY MAX. ESTOY CON TROUBLEMAKER Y CON WILL. NO SOMOS ENEMIGOS. - Era la voz de Max, sus poderes debian haberle alertado de tu presencia, puede que tambien de tu estado de animo.- TENEMOS QUE HABLAR. -

Veronica añadio.- Tranquilizate Eithan, son tus compañeros, yo les he avisado para reunirnos aqui.

Así que estaban ahí el niño del arco de juguete, el niño con problemas de temperamento y el viejo estrujacerebros. Ni uno de los que le habría gustado volver a ver pero siempre pasa con las viejas reuniones familiares ¿No? Nunca te sientas al lado de nadie con quien quieras hablar o al menos eso decían los que tenían familia. Susupiró cansado de la cháchara de aquella mujer. ¿Es que nunca sabía cuando tenía que callarse? No podía pensar con claridad. Levantó el índice para que se callara  de una puta vez.

Por algún motivo calculó sus posibilidades. En caso de conflicto no iba a poder ganar. Estaba en baja forma y lo seguiría estando mientras no dejara que su cuerpo se regenerara de todas las mierdas que se había metido en los últimos meses. No sabía como el tiempo los había tratado a ellos.

No, definitivamente no era una buena situación.

Tenía todas las de perder.

Así que se giró un momento. Guardó silencio y se dirigió a Verónica.

-Claro Verónica, no te preocupes. Ardo en deseo de verles, sonrió de nuevo con aquella mueca despectiva. Vamos, no perdamos tiempo... Tú primera por favor, no querría que me tomasen por uno de esos vagabundos. De nuevo cogió el cuchillo y lo sujetó junto al antebrazo.

Masión Stiler. Washington D.C.

13 de Diciembre de 1985

23:13 p.m.

La voz de Max había llegado a Eitan y Veronica. Frost no tenía intención, al menos inmediata, de atacar a su ex-compañeros, aunque tampoco ardía en ganas por reencontrase con ellos.

Veronica se acerco a la puerta y giro el pomo intentando no hacer movimientos bruscos que Eithan pudiera mal interpretar como una emboscada.

  La mujer abrio la puerta lentamente, tenía una timida sonrisa en un rostro maduro, por el que los años se marcaban pero que mantenia el tono rojo vivo de sus labios.

 Su ropa era negra, cubierta por un largo abrigo del mismo color y una botas de tacón. La imagen de la elegancia os observo desde lo alto de la escalera que conducía al sótano por el que habíais entrado en la mansión.

- Max, Simon, ¡Oh! Pero si es el pequeño Will, ya no tan pequeño.- dijo la mujer con ternura maternal.- Me alegro de veros, sed bienvenidos. Por favor subir, nos reuniremos en el salón. Allí podremos charlar mas tranquilos, tengo que contaros muchas cosas y por supuesto intentare responder todas vuestras preguntas, las cuales creo que serán muchas.

Ningún de los recién llegados tenía buen aspecto, cada uno tendría una historia que contar, ninguna bonita de oír.

Simon tenía una caja en las manos de metal entre las manos. Todos conocíais esa vieja caja de galletas. Era el lugar donde Sindy escondía sus "tesoros". Una muñeca de trapo que nadie sabia de donde saco, un yoyó, unas pinturas, algunas chapas brillantes, papeles de colores bonitos y cosas que cualquiera hubiera tirado a la basura.

Solo era una caja vieja de galletas rancias pero significaba mucho para Sindy. Metía dentro las cosas que para ella tenían valor y algunas veces os enseñaba sus tesoros pero nunca dejaba su caja a nadie.

Encabezo la marcha y avanzo delante de Simon y del joven Will para llegar hasta el salón.

Mis ojos pasan revista a la mansión mientras mis recuerdos me transportan a épocas mejores en las que estuvimos en esta casa. Y por el camino no separo mis ojos de Verónica. Finalmente resulta que sí ha sido esa mujer quien nos ha tratado de reunir a todos.

- ¿Y el resto? - pregunto a Verónica. - Tienes muchas explicaciones que darnos. - Añado. - Y tenemos mucho de que hablar... Todos. - Finalizo.

- Eithan... ¿Estás bien? - pregunto mirando un momento a aquel hombre. Casi sin darle tiempo a contestar vuelvo a encararme con Verónica. - ¿Estuviste tú en mi apartamento esta mañana? - Le pregunto. - ¿Me dejaste la caja? - Vuelvo a preguntar mientras me concentro levemente en averiguar si me miente o no.

Simon dejó que Will siguiese a Max, cerrando él mismo la marcha. Estaba callado, había puesto el seguro y guardado la pistola, y avanzó silenciosamente, escuchando lo que Verónica quisiera decirles.

Cuando Max empezó a preguntar, y mencionó la caja, Simon se la pasó de nuevo al telépata. Al fin y al cabo era al Ruiseñor a quien Verónica se la había confiado. Esperó a que ella diese explicaciones.

Will sube las escaleras detrás de Max, seguido por Simon. - Quizás Verónica sepa algo sobre ellos- Iba pensando Will mientras sube las escaleras.

Tras las preguntas de Max, Will no dijo nada, estaba esperando a que Verónica contestase, antes de que él le hiciera las preguntas que tenía preparadas para ella.

El salón de la mansión mostraba los sofás cubiertos por sabanas blancas. Todo el entorno reflejaba una limpieza superficial, en las esquinas podían verser algunas telas de araña, polvo en los rincones de los muebles. Alguien se tomaba la molestia de mal limpiar de vez en cuando, lo que hacía pensar que la casa no estaba completamente deshabitada.

Veronica aparto las sabanas para que pudierais tomar asiento, dejando al descubierto el curioso tapizado entre naranja y marrón, mientras respondía algunas de las cuestiones mas simples planteadas. Obviando otras de forma intencionada mientras os sentabais o hacíais una pequeña visita al mini-bar.

Un armario entero lleno de bebidas altamente alcohólicas, guardadas en botellas de cristal bajo dos dedos de un polvo tan espeso que parecía ceniza volcanica. Quien fuera que limpiaba se desentendía completamente de ese lugar.

- Edgar esta en México, el no corre ningún peligro mientras no regrese a Washington. El problema lo tenéis los antiguos héroes que continuáis en este país.- Adelanto para encaminar el resto de la conversación.- Llame a John por teléfono, estaba trabajando, le deje un mensaje a su hija y me aseguro que se lo daria. Ya sabeis, con Callahan no sirve ningún tipo de sutileza, pero por favor, tomar asiento, aun es pronto.- aseguro mirando su reloj de pulsera.- Son las once y veinte, seguro que están al llegar.

Levanto la mirada y sonrió al pequeño Will.- ¿Y tu padre?¿Vendrá mas tarde y te ha mandado como avanzadilla?

Miro a Will y dejo que sea el muchacho quien responda. Ya no es un crío, ha crecido para convertirse en un hombre. Jovencito, pero un hombre. Victoria parece seguir viéndole como al niño que todos conocimos hace años y sinceramente espero que eso no sea un problema para el chaval.

Mientras Verónica habla me acerco al minibar y busco una botella de un buen escocés. Le quito el polvo con un par de soplidos y me sirvo una copa en uno de los vasos de cristal que también tengo que limpiar un poco primero.

- ¿Alguien quiere algo? – pregunto cuando todavía estoy junto a las bebidas alcohólicas.

Verónica no ha contestado pero por omisión y sin tener que hurgar en su cabeza ya sé que fue ella quien dejó la caja en mi piso.

El problema lo tenéis los antiguos héroes que continuáis en este país…

La frase se me clava en el fondo del cerebro como si me marcaran con un hierro candente. Quiero saber qué demonios pasa, quién nos está dando caza… y por qué. Y parece que Verónica tiene las respuestas.

Pero hay tiempo. Démoselo. 

Tras levantar Verónica las sábanas Will, se sienta al momento, en el rostro se le ve cansado.

Cuando Verónica menciona a su padre, Will baja la mirada al suelo. - Verónica parece no saber nada - Piensa.

- Max sírveme a mi un whisky. - Le dice a Max, cuando él lo ofrece.

Will mira a Verónica con cara de decepción, pensaba que ella podría saber algo de donde estaba, pero parece que no es así. - Mis padres desaparecieron. Hace un mes y medio que no se sabe nada, ni una pista. Salieron juntos como cada Domingo a cenar, pero no llegaron al Restaurante. ¿Sabes que puede haberles pasado? - Aparte de la cara de cansancio, también denota desesperación en sus ojos.

Frost parecía que no había tenido que decir en un primer momento. Miró curioso a todos los presentes y luego centró de nuevo su atención en Verónica. Parecía que sabía algo que ellos al menos por el momento no. Por lo que recordaban de su antiguo compañero aquella expresión, aquella especie de sonrisa sarcástica como si el mundo fuera una broma que solo él entendiera no presagiaba nada bueno para quien tenía delante.

Esperó a que todos siguieran a Verónica para seguirlos mientras le daban la espalda. Era muy claro que no estaba bien, quizá nunca lo había estado pero en aquel momento parecía que hubiese pasado de ida y vuelta por varios pares de infiernos a la vez. Estaba mal afeitado, sus ojos eran extrañamente vidriosos y oscilaba levemente de un lado a otro mientras tarareaba algo que nadie era capaz de reconocer.

La única reacción fue ante aquella caja de galletas, en cuanto la reconoció se le borró la sonrisa de la cara y permaneció con el ceño fruncido durante todo el recorrido por la casa. Flexionaba los puños abriéndolos y cerrando rítmicamente pero sin añadir nada ni preguntar de donde había salido. Miró fijamente a Verónica y al Ruiseñor pero sin emitir una sola palabra.

Permaneció encerrado en su mutismo, levantó la cabeza ante la proposición de Branson pero negó con la cabeza buscando un sitio en la sala donde tener la espalda cubierta y pudiera ver a todo el personal. Escogió un viejo sillón individual del que no se molestó en retirar la sábana que lo protegía del polvo y se dejó caer con desgana. Se rascó la dura barba de un par de días mientras observaba a los presentes. Una y otra vez su mirada volvía a Verónica, cuando ambos la cruzaban no podía evitar que aquella sonrisa sardónica apareciera en sus labios una y otra vez.

No tenía nada que decir, por el momento había venido a escuchar.

-¿Desaparecidos?.- repitió Veronica, no con tanta sorpresa como debería.

- ¡Oh, Dios, han empezado antes de lo que esperaba!.- murmuro. Os miro a todos los presentes y pidió un segundo levantando un dedo. Camino hasta Max, le quito el vaso de la mano y bebió de un trago todo su contenido, buscando en el alcohol la templanza necesaria para afrontar el discurso que todos esperaban.- Gracias, Maxwell, sírvete otra y trae la botella. Es posible que la necesitemos en alguna otra ocasion.

Veronica volvió al centro de la sala, enfrentándose a unas miradas que pedían respuestas a gritos.- Os contare todo lo que se, no puedo esperar a que el resto aparezca, si vienen mas tarde encargaros vosotros de transmitirles mis palabras.- dijo la mujer, permitiéndose un respiro corto antes de comenzar mientras esperaba que Maxwell tomara asiento.

Se quedo de pie ante los sofás donde estabais sentados.- Comenzare por el principio. Despues de la muerte de Silverson el F.B.I recibió muchas presiones del gobierno para encontrar al culpable. Silverson era hijo ilegitimo de un hombre muy importante empeñado en inculparos a toda costa, de hecho es uno de los fundadores ideológicos de "No More Héroes".- Veronica dejo de darle vueltas al tema antes de confiaros su secreto.

- Cuando me destinaron para sustituir a Silverson me ordenaron que recopilara todas las pruebas incriminatorías que pudiera contra vosotros. En cierto modo el F.B.I quedo dividido entre los partidarios de inculparos a toda costa y los que se negaban a aceptar presiones.

- Yo solo quería descubrir la verdad, intente hacerme amiga vuestra y de Shepard para que os confiarais. Busque pruebas durante mucho tiempo pero lo único que encontré fue un amor que no esperaba. Adam me enseño a apreciaros y mis informes fueron siendo cada vez mas escuetos, pobres, el  descontento de mis superiores cada día era mayor.

La mujer se retiro el pelo de la cara, parecía sincera.- Se lo conté todo a Shepard y me pidió que no os dijera nada para que no desconfiarais de mi. Adam sabia quien había matado a Silverson, nunca me dijo quien fue, por lealtad a vosotros se llevo ese secreto a la tumba, pero no quería que yo fuera la siguiente.

Despues de sincerarse y asumir sus culpas, tocaba continuar la historia.- Tres días antes de morir Adam y yo tuvimos una conversación extraña. Adam me pidió que cuidara de vosotros si le sucedía algo, me dijo que se sentia mayor y cansado, que necesitaba dejar ciertos asuntos zanjados. Me hablo de Sindy, me contó lo peculiar que era y me dio esta dirección por si alguna vez me hacia falta.

Veronica se obligo a contener las lágrimas con dificultad.-Ahora veo que Adam sospecha que su vida tocaba a su fin. Hizo testamento, compro esta casa y la puso a nombre de Sindy Shepard.

Necesitaba un segundo, se acerco a la botella y dio un trago directamente de ella antes de seguir.- El mismo día de su muerte estuvimos comiendo en un restaurante intimo, yo pedi pescado, él carne. Despues de algunos bocados Adam empezó a encontrar mal, pidió al camarero que le pusieran el resto de la comida en una bolsa para el perro. Dijo que no era nada, que iría a descansar un rato y nos veríamos despues. Yo tenia que entregar mi informe semanal asi que nos separamos y esa fue la ultima vez que le vi con vida.

Trago saliva, quiso continuar y se negó la opción de beber de nuevo. Debía estar sobria.- Días mas tarde acumule el valor para visitar esta casa. Encontre a Sindy en muy mal estado, se habia comido los restos de ese ultimo filete. Pensé que era una intoxicación por la salsa pasada pero resulto que Sindy era tremendamente testaruda, no confiaba en mi y no queria dejar la casa.- Notasteis la tensión en su cuello.- La drogue para llevarmela a un hospital, le hicieron pruebas, tenia veneno en su estomago. No uno cualquiera, uno que el gobierno estaba desarrollando de forma experimental. 

- Sindy sobrevivió gracias a su fuerte organismo pero se escapo de las instalaciones medicas causando heridas por mordedura a dos medicos, tres celadores y una enfermera.

- Aquello no podía ser casualidad, comencé a investigar y tuve miedo por vosotros. Animaros a disolver el grupo era lo único que podía hacer para salvaros y la vida. Espero que lo comprendais y sepas perdonarme.

Veronica guardo silencio esperando ver vuestra reacción antes de continuar, era mucho que digerir y quedaba aun bastante mas por decir.

Observo con una ceja enarcada cómo desaparece mi whisky. Pero me repongo rápido y me sirvo otro mientras me acerco al centro con la botella, a la espera de las novedades que Verónica trae consigo.

Tomo asiento con elegancia y pruebo un pequeño sorbo del whisky. No está nada mal.

Escucho con atención todas sus palabras, y mientras, mi cerebro va pensando a toda velocidad.

- Suponiendo que dices la verdad… Cosa que puedo comprobar fácilmente como sabes. Acabas de confirmarnos que uno de nosotros acabó con Silverson. – Digo frunciendo el ceño. Sephard no se lo había dicho por lealtad a nosotros. Eso sólo podía significar que uno del grupo era el asesino. - Sabemos que más de uno de nosotros quería hacerlo. Más de uno podía hacerlo. Pero sólo uno dio el paso. Y ninguno indagamos nunca acerca de ello. ¿Por qué ahora? – Le pregunto.

Le dejo reflexionar unos segundos muy valiosos acerca de esa pregunta… retórica o no.

- Adam murió envenenado. – Repito sin querer creerlo. En su día tuve alguna sospecha de que no había sido muerte natural… Incluso sospeché de Verónica, como otros varios. Pero indagar en ello lo hacía demasiado real, demasiado doloroso. Y para colmo de males, no un veneno cualquiera, sino uno experimental del gobierno.

- Disolver el grupo no fue lo más inteligente. Ni por tu parte ni por la nuestra. – Admito a regañadientes. – Debiste reunirnos a todos y contarnos la verdad en su día. Podíamos haber intentado algo. –

Mis dedos tamborilean sobre el vaso, quizás para calmar los nervios, la frustración o el enfado.

- Primero fue Shepard… Pero también Sindy. Y ahora William y Lian. – Continúo mirando al joven Will. Debe asumir que puede que sus padres estén muertos ya. Pero también puede que no, y en ese caso debemos rescatarlos. – No sabemos nada de John, Edgard o Newman… - Añado. – Si has enviado el mensaje a todos… - digo mirando a Verónica. – Les debemos la oportunidad de esperarles. En un rato deberían estar todos aquí. El que no venga hay que considerar que está en apuros. –

Acabo el vaso apurándolo de un trago y lo dejo en la mesa. – Will y Lian hace mucho que desaparecieron… Si está relacionado es posible que les estén interrogando para sacarles información. Sobre todo si quieren ir a por el resto de nosotros. Puede que este refugio esté comprometido. – Digo poniendo las cartas sobre la mesa.

- Lo primero es lo primero. Debemos esperar a estar todos juntos y luego decidir un plan de acción. Hay que averiguar quién es nuestro enemigo. ¿Quién es el padre de Silverson? Necesitamos un nombre. – Pregunto a Verónica y nombrando al primer y más claro sospechoso que me viene a la cabeza. Trato de repasar a los fundadores públicos que conozco de "No More Heroes".

- Y tenemos que saber si Sindy, William y Lian siguen vivos, y de ser así ayudarles. Se lo debemos. -

¿La caza había empezado ya? Se acomodó en el sofá. Estaba acostumbrado a aquella sensación, no era muy distinta de la del cazador, un giro de las circunstancias, una racha de viento en sentido contrario y el cazador se convierte en presa. Sintió que el pulso se le aceleraba, eso era bueno, purgaría toda la mierda de los meses anteriores a más velocidad.

Era bueno estar de vuelta.

Siguió escuchando con atención entrecerrando los ojos desde el principio de la historia. Atentamente, para no perder ni una de sus palabras.

Así que la puta les había vendido desde el principio. La mentira era el primer pecado.

Que se hubiese follado al viejo Shepard y luego se hubiese quedada colgada de él no era excusa. Tenía que reconocer que era una buena embustera. El viejo había tenido razón, no habrían confiado en ella como él no lo hacía ahora.

Se quedó mirando a la yugular de la mujer, ahora descubierta al apartar el pelo, si se fijaba podía ver los latidos en la carótida. Un solo tajo ahí y habría dicho su última mentira, la sangre arterial saldría roja por herida y sus ojos mientras se daba cuenta de que estaba muriendo se abrirían de par en par al ahogarse con su propia sangre. Sonrió de nuevo, aún no era momento para aquello pero llegaría. Lo había firmado, se llevaron a Sindy sin que lo supieran dejando que pensara que se había ido. Ese era el segundo pecado.

Sonrió al escuchar la palabra perdón. Claro que la perdonaría, lo haría mientras limpiaba el cuchillo con el que le iba a rajar en cuello en su camisa.

No había otro perdón posible para ella.

Luego como no habló el pajarito, estaba seguro de que se ponía escuchando su propia voz. Tan inteligente, tan pagado de si mismo… Cuando en realidad era un cobarde de lo que podía hacer y ahí estaba intentando ser el jefe. No recodaba muy bien si alguna vez lo había sido. A él le estaba bien, que se pensara lo que quisiera se dijo mientras sentía amodorrarse la voz del pajarillo siempre le adormecía, se preguntó si era capaz de hablar hasta el infinito. Cháchara, siempre cháchara sin parar y siempre sin hacer nada…

Al mencionar a sus antiguos compañeros se desperezó. Casi se le había olvidado de porque estaba ahí. Porque aún seguía en medio de aquellos perdedores. Sindy, si se trataba de eso. No sabía muy bien porque pero era por ella.

En silencio continuó esperando cuanto iban a tardar hablando antes de empezar a moverse.

Simon guardó silencio, ceñudo, escuchando con atención la historia de Verónica. ¿Acaso la había juzgado mal?

Esperó un poco, meditando la información, mientras Max sacaba sus conclusiones y las expresiones faciales de Frost no auguraban nada bueno.

- Así que, tal como supuse.  A Shepard l¡se lo quitó de en medio alguien, alguien con relación con el gobierno. Debiste contarnos lo de Sindy. Y aunque siempre he pensado que dividirnos fue una mala decisión, que separados seríamos más vulnerables, entiendo la lógica de por qué lo hiciste. Adam te encargó cuidar de nosotros y lo primero para eso era pasar a tener un perfil bajo. Pero me pregunto si William Senior estaría en la misma situación de habernos mantenido juntos.

Miró a Max, como esperando una confirmación de que lo que ella había dicho fuese cierto.

- De cualquier modo, opino también que el sospechoso más evidente es ese... padre no reconocido de nuestro querido Norman. Si alguno de nosotros le mató, no tengo nada que recriminarle. Nadie podía prever la cadena de acontecimientos desarrollada. Y no es necesario hurgar en lo que fue o lo que pudo ser. Esto es lo que hay, y ahora sí necesitamos volver a unirnos. Ser fuertes, cubrirnos las espaldas unos a otros...

Miró al joven Will

- ... y averiguar lo que les ha ocurrido a tus padres, y a Sindy. Suponiendo que sólo ellos estén desaparecidos, claro.

- Cualquier reproche es justo, ahora, con la perspectiva del tiempo veo que no obre bien. Entonces las circunstancias eran otras, la gente se estaba poniendo en vuestra contra y si os hubiera contado la verdad sobre la muerte de Shepard os habríais tirado al cuello del presidente de los estados unidos.- aseguro la mujer.

Coloco las manos en sus caderas y a medida que hablaba estas se recogieron sobre sus cuerpo.- Si, Silverson era hijo de Herbert Walker, el presidente de los estados unidos.

- Habríais arruinado vuestras vidas al atacarlo y eso no era lo que Adam quería.

Veronica miro a Eithan, casi suplicándole perdón.- Sindy se escapo, eso era lo que pensasteis y lo que resulto ser verdad. Paso un tiempo en alguna parte, despues a estado volviendo periódicamente a esta mansión pero ya no se fía de mi. La última vez que la vi, hace un par de meses, me tiro una lampara a la cabeza.

Veronica volvió al tema en cuestión, aun quedaban muchas cuestiones por responder.

- Despues de la disolución del grupo me ascendieron. Es una forma elegante de meter a una persona en un despacho y enterrarla en papeleo para que olvide ciertas cuestiones y no siga metiendo las narices donde no la llaman. Acepte pero nunca deje de seguir investigando, siempre con un ojo puesto en vosotros, aun cuando me case y mi marido quiso que dejara mi trabajo, seguí para continuar vigilando en la sombra.

Sus palabras eran profundamente maternales y cariñosas. Si no era sincera resultaría ser la mejor actriz del mundo.- Hace unos meses empecé a oir rumores sobre "cortar los flecos sueltos". Alguien encargo una investigación sobre cada uno de vosotros y una evaluación de vuestro rango actual de peligrosidad. Se que ese informe fue revisado por un comité especial, con psicólogos, juristas y algunos miembros destacados del F.B.I, todo dentro del máximo secreto.

Veronica bajo la mirada, lo que iba a contaros no era algo de lo que estuviera muy orgullosa.- Me costo varias semanas de meterme en la cama de mi jefe para que empezara a hablar sobre ello. Un plan para eliminar a los viejos héroes, convertirlos en delincuentes a ojos de la población, que pareciera que se habian convertido en peligrosos villanos... Entonces apareceria un nuevo grupo de héroes, al completo servicio del estado y del nuevo presidente. Si, del nuevo presidente ya que se supone querian usar a alguno de vosotros para hacer el trabajo sucio.

La mujer se paso las manos por el cabello.- La trama es maquiavélica en este punto, uno de vosotros buscando venganza por el recién descubrimiento del envenenamiento de Shepard, que a su vez fue causado por el presidente cuyo hijo matasteis uno de vosotros.

Miro a Will.- Creo que han seleccionado a tu padre para ello, seguramente le chantajearan con la vida de tu madre para obligarle a hacerlo. Es solo una especulación pero tiene sentido, Will era uno de los héroes mas amados del país.

Will mientras escuchaba, se mantenía sentado con los codos apoyados en las rodillas y las manos sujetando el vaso lleno de whisky, mientras lo removía.

Ahora mismo Will se sentía traicionado por todo lo que Verónica había ocultado al grupo. Él siempre le había tenido cariño a esa mujer, ya que ella siempre lo trató muy bien y con gran afecto. Pero tenía un perdón, ya que lo había hecho para proteger a todos los del grupo, Will no le guardaría rencor por eso.

Mientras escuchaba a Max, Will le pegó un sorbo al vaso de whisky y no pudo evitar toser, esté le paso por la garganta abrasándole hasta llegar al estomago. No estaba acostumbrado a beber y era muy raro que Will bebiera alcohol.

Cuando Verónica dijo que su padre podría estar siendo coaccionado para acabar con los "viejos héroes", Will levantó la cabeza y dejó el vaso encima de la mesa que tenía enfrente.

- No creo que mi padre pueda hacer algo así. - Dijo Will con un tono de voz elevado. - Es imposible que a mi padre lo coaccionen con nada. - Mientras decía estás palabras se levantaba del sofá en el que estaba sentado. - Él es un héroe y jamás podría dejarse amenazar por nada. -  Cuando terminó fue cuando se dio cuenta que se había alterado un poco y había levantado demasiado la voz.

Al ver que se le quedaron todos mirando se sentó en el sofá, cogió el vaso de whisky y le pegó un largo trago. El whisky pasó como si fuese agua por la garganta y esta vez no notó que le quemase.

Veronica asintió ante las palabras de Will.

- Se que es duro pero si te quedas tendrás que estar preparado para todo. No digo que tu padre sea capaz de hacer cosas malas pero hay formas de romper la voluntad de un hombre, incluso técnicas de control mental... drogas... Nadie te acusara de nada si decides no interferir en esto.

¿Silverson hijo del presidente de los Estados Unidos? No estoy preparado para asimilar algo así. ¿Pero en qué demonios estaba pensando para poner a su hijo a trabajar con un grupo de vigilantes que se juegan la vida a diario?

Y ahora Verónica nos cuenta que Sindy no se fía de ella… Espero que le parezca tan lógico como a mí. ¿Y se casó? ¿Después de lo de Adam se casó?

- Espera, espera, espera… - digo alzando las manos para frenar un poco el ritmo de Verónica. - ¿Quieren usarnos para asesinar al Presidente, poner uno nuevo, y aprovechar para convertirnos en villanos y ensalzar a un nuevo grupo de héroes al servicio del gobierno? – Muy de la teoría de la conspiración… pero muy cierto posiblemente.

Miro al joven Will. Si no ha aparecido el cadáver de su padre es seguro que le tienen que tener retenido por algo. Y la teoría de Verónica es tan buena como cualquier otra. – Si le amenazan con la vida de tu madre, o la tuya… tu padre hará lo que sea. Por mucho que le duela. Sois su familia. Se hace lo que sea por proteger a la familia. -

Mi mirada pasa por el resto de los presentes. Simon y Eithan sobre todo, que estoy convencido de que serán los más reticentes.

- Todo lo que ha dicho Verónica es cierto. – Afirmo con contundencia. – Tenemos que juntar al resto. John, Edgard, Newman y Sindy. – Digo resaltando lo evidente. – Separados somos presa fácil. Juntos supondremos una seria amenaza para ellos. Y hay que encontrar y rescatar a Will y Lian. –

Me fijo un momento en Troublemaker. – Ya han empezado contigo. Quieren desacreditarnos a todos. – Ahora ya sabe por qué esa fulana ha mentido y quiere incriminarle.

Vuelvo a mirar a Verónica. – Algo tenemos que hacer. No podemos quedarnos cruzados de brazos mientras nos crucifican. ¿Sabes qué tienen de cada uno de nosotros? – Le pregunto seriamente. Me intriga sobremanera saber qué pone en esos informes de psicólogos y juristas, al menos sobre mí. Hay una cosa que sólo sabía Sephard y espero y deseo que no esté en esos informes. Confié en el viejo general y anhelo de corazón que no me haya defraudado.

Frost estalló en carcajadas, no era una risa divertida si no que era una especie de risa hueca, desprovista por completa de ilusión. Dio una palmada con fuerza sobre el muslo, miró a los demás ahí presentes y no pudo evitar que la sonrisa desapareciera de la cara.

-Vale, vale, vale...

-Esto es muy divertido, Veronica, de verdad... ¿Ahora eres nuestra mami? Es genial, de verdad... Nos mientes desde el principio sin que podamos decidir que coño hacer. Nos... Nos separas -dijo con la voz volviéndose helada de golpe- Ahora decides que tenemos que volver a reunirnos y nos cuentas una historia que te libra de cualquier responsabilidad. Siempre has sido muy profesional... Mucho...

Se levantó y se acercó a ella andando lentamente. En su mano derecha había aparecido un cuchillo de cocina de la nada.

-Sabemos que nos ha engañado antes, muchas veces... Yo dijo que la rajemos hasta saber la puta verdad.