Partida Rol por web

Rippers: Cazadores de monstruos

Episodio 2 - El Ripper Desaparecido

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12/05/2018, 09:31
Narrador

Los nuevos Rippers pasaron las siguientes semanas ocupando parte del tiempo libre que les dejaban sus obligaciones en las actividades en la logia. Había mucho que aprender, además de la necesidad de ponerse en forma. Prepararse tanto física como mentalmente para la lucha a la que habían decidido dedicarse era una tarea que todos ellos se esforzaban en cumplir. Y las posibilidades que les ofrecía la nueva organización no dejaron a ninguno insatisfecho.

Eilish y Sir Anthony visitaron emocionados la biblioteca de la logia, informándose acerca de distintos misterios ocultos y sobrenaturales y costándoles al principio aceptar algunas de las afirmaciones que podían leer en los libros y manuscritos. Era todo aún demasiado nuevo y difícil de creer para ellos.

La doctora por su parte también invistió cierto tiempo en una especie de sala de operaciones ubicada en el sótano de la logia. No podía compararse con la de un hospital moderno, pero el equipo del que disponían era bastante impresionante para tratarse de una organización que no se dedicaba exclusivamente a la investigación. Allí conoció al profesor Andrew Portman. Ya había visto al hombre antes paseando por los jardines de la universidad. Siempre iba solo y el resto del profesorado afirmaba que estaba mal de la cabeza. Unos lo achacaban al abandono de una mujer, otros a la pérdida de un hijo y había algunos que directamente le acusaban de mirar demasiado el fondo de una petaca, así que la irlandesa no mostró en su día ningún interés por aquel personaje tan dispar. Sin embargo en la logia Eilish descubrió en él a un erudito capaz de abrir para ella una puerta a un mundo nuevo y misterioso y acompañarla en un viaje de aprendizaje de ciencias ocultas. Unas arrugas marcadas como surcos en la cara del profesor Portman y una poblada barba blanca indicaban una avanzada edad y contrastaban con unas manos firmes. Andrew disfrutaba compartiendo sus conocimientos con la doctora, quien compartía su enorme interés científico, pero detenía a menudo sus explicaciones, perdiendo de esta forma el hilo de la conversación y consiguiendo no pocas veces irritar a la doctora, para la que no avanzaban con la rapidez que habría querido.

Seamus y Alexander se centraron más bien en los entrenamientos de combate. Cada uno a su manera, ambos eran magníficos luchadores y así lo sabían, mas no tardaron en descubrir que también a ellos les quedaba aún mucho que aprender en este campo. En una de las áreas del impresionante edificio de la logia habían preparado una especie de arena de combate, donde los Rippers pasaban un tiempo mejorando sus técnicas de lucha. Peleas con o sin armas, contra uno o varios enemigos solían poder verse en aquella habitación casi a cualquier hora del día. Tanto el pistolero como el boxeador tuvieron ocasión de demostrar sus habilidades dando una buena imagen, pero mordiendo también el polvo contra compañeros más experimentados. Aunque quizás el momento que les hizo ver con mas claridad el largo camino que aún les quedaba por recorrer, fue cuando fueron testigos de la lucha de la princesa Akshara contra cuatro hombres armados al mismo tiempo. Ella inició la pelea sin portar siquiera un puñal, pero con una serie de fintas, saltos y giros inesperados no solo esquivo cada uno de los ataques dirigidos contra ella, sino que en seguida había acabado con el primero de sus contrincantes y se había hecho con la larga vara que este portaba. A partir de ahí, desarmar y dejar tumbados al resto de hombres fue cuestión de un suspiro. Todo el combate había durado apenas un minuto y la mujer no había recibido siquiera un rasguño. Seamus y Alexander se miraron y decidieron continuar inmediatamente con sus entrenamientos.

En algunas ocasiones se encontraron además a Francis y a Sir Sutton practicando el combate cuerpo a cuerpo. Estos últimos habían comprendido también la necesidad de prepararse para la lucha que les esperaba y, a pesar de ser posiblemente quienes mostraban la peor condición de todos ellos, su empeño en mejorar en este campo era digna de respeto. También Eilish se dejó ver en ocasiones por la sala de entrenamiento y fue asistida por su hermano, quien decidió que no había nadie más indicado que él para introducirla en el arte de la lucha.

Francis visitó además una habitación especial, a la que sólo unos pocos tenían acceso y que estaba preparada para practicar las sorprendentes habilidades reservadas únicamente a un puñado de personas.

Pero si había alguna sala donde todos ellos podían verse juntos al mismo tiempo, esta era el salón de la logia. Lugar donde conocieron a otros Rippers y escucharon historias sobre seres que pondrían los pelos de punta a gente más impresionables. La diferencia era básicamente que estas historias no eran contadas de la forma en que se hace para impresionar a los niños en las noche de tormenta. Más bien eran contadas como memorias personales y exponiendo los hechos de una manera más objetiva.

Durante esas semanas conocieron a mucha gente y fueron aceptados como compañeros, aunque en ocasiones aún tenían la sensación de no ser reconocidos todavía como Rippers. No hasta que hubieran cumplido con éxito una misión de campo.

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12/05/2018, 09:37
Akshara

Algunos de ellos empezaban a sentir ya cierta impaciencia por poder salir a cumplir su primera misión y demostrar sus capacidades, cuando les hicieron saber que Akshara precisaba de su presencia. Se reunieron en el salón de la logia y, una vez estuvieron todos, les hicieron pasar al despacho de la princesa india. Esta se encontraba sentada tras la enorme mesa, comprobando unos papeles y se levantó para saludar a los nuevos, Rippers cuando hubieron entrado.

Los dos hermanos irlandeses, el noble, el boxeador y el detective devolvieron el saludo y se prepararon para escuchar los motivos por los que la mujer les había reunido.

– Tengo aquí un telegrama que nos ha llegado esta mañana. – comenzó Akshara mostrándoles el papel que reposaba sobre la mesa de caoba –. Es de una logia amiga de Exterminadores de Edimburgo y solicitan nuestra ayuda. Parece que uno de sus miembros salió hace ya una semana en una misión rutinaria y aún no ha vuelto ni ha dado señales de vida.

Miró a las cinco personas allí reunidas, tratando de analizar sus reacciones. Contenta con lo que creyó reconocer, continuó.

– He pensado enviaros a vosotros para apoyar a nuestros compañeros. Calculó que, tratándose de una misión rutinaria, no debería de ser excesivamente… complicada.

Aunque la reacción fue rápida, ninguno de ellos pasó por alto la pausa que hubo antes de que la princesa pronunciara la última palabra.

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13/05/2018, 20:54
Seamus McBride

Las semanas posteriores a aquella apuesta por todo lo alto que hizo Seamus fueron, con diferencia, las de mayor actividad de toda su puñetera vida.

Motivado por la posibilidad de ponerle la mano encima a la bruja de Lang - a la que también bautizaba alegremente como esa zorra - dedicó todo el tiempo libre que tenía, que era mucho, a entrenar en las subterráneas dependencias de la Logia. Primero se midió mano a mano con Alexander: el inglés tenía puños rápidos y una guardia impenetrable que al irlandés le costaba Dios y ayuda superar. No fueron pocas las veces que McBride terminó agotado en un rincón, dolorido y escupiendo sangre gracias a los constantes puñetazos del forzudo. Sin embargo, el irlandés demostró que había cosas que no te enseñaban en el Circo Astley: le escupía a los ojos, le lanzaba arena, propinaba patadas a las espinillas y en la entrepierna... Pronto su nuevo compañero descubrió que si se ceñía a su estilo de lucha formal iba a terminar recibiendo auténticas palizas. Fueron días divertidos. Días en los que podías terminar riendo con una botella en el regazo mientras te resentías de los moratones y cortes que adornaban todo tu cuerpo.

Sin embargo, de quien más aprendió fue de los más veteranos de la Logia. Tipos curtidos, duros como rocas y rápidos como centellas, demostraron a Seamus que siempre había peces más grandes en el mar. Pero también le enseñaron técnicas, posturas y triquiñuelas. Le mostraron la mejor forma de evitar una mordedura en el cuello, de rodar en el suelo para tomar distancia y de aprovechar la ventaja de la altura. Por supuesto, a quien más prestaba atención era a la princesa Akshara cuando hacía sus escasas demostraciones. Y aunque sus movimientos eran demasiado rápidos y precisos como para destilar algún aprendizaje de ellos, al irlandés le bastaba con ver cómo su cuerpo se contoneaba, su figura se retorcía y su frente se perlaba de sudor.

Sí... no hay ninguna duda. Me la tengo que follar —dijo una vez entre dientes, provocando una mirada de reproche de su hermana.

A Lissie, por supuesto, también había que enseñarle a encajar golpes. No se había desenvuelto mal en la refriega en casa de los Lang, pero cuando tuvieran algún tipo de misión seguramente no tendrían tanta suerte y cuando Eilish se acercó a él pidiéndole consejo, no se lo pensó dos veces. Dichos entrenamientos solían ser a puerta cerrada bajo amenaza de plomo en las criadillas. Al fin y al cabo, era su hermana, y no iba a decir que ninguno de esos imbéciles se la pelase luego en la intimidad pensando en cómo se movía la irlandesa con escasa ropa.


No te voy a engañar, princ... majestad —en uno de los entrenamientos, uno de los veteranos le había dejado claro a base de ostias que el tratamiento oficial de la princesa era Majestad, y Seamus no tenía intención de volver a pasarse varios días bebiendo sopas. Al menos hasta que no fuera lo suficientemente bueno para devolvérsela al grandullón— No me hace ninguna gracia subirme al norte con esos follaovejas. Escocia sólo tiene dos cosas: mal tiempo y gilipollas, pero por algún lado hay que empezar para hacerse un nombre en este sitio.

»Imagino que en Edimburgo nos dirán quién es el tipo y dónde fue. Seguramente se habrá entretenido en algún pub bebiendo de esa mierda de uisce beatha que destilan.

Notas de juego

Uisce beatha

(gaélico) Agua de Vida. El término en irlandés para el whisky

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14/05/2018, 21:58
Dra. Eilish McBride

El tiempo pasaba rápido y más cuando había tanto que aprender. Se acostumbró con facilidad a compaginar su trabajo en el laboratorio de la Universidad con su aprendizaje en su nueva vida. Todos los días estaba ansiosa de que llegase la hora de estar con el profesor Portman, por eso la molestaba sobremanera cuando éste se andaba por las ramas o quedaba anonadado mirando al infinito. Aún así, era impagable lo que estaba aprendiendo de él: la particular anatomía de determinadas criaturas sobrenaturales la mantenía despierta hasta altas horas de la madrugada; también le llamó mucho la atención el cómo otros seres de la noche se parecían tantísimo a cualquier cuerpo humano, aunque para ella eso lo hacía todo más fácil.

No pudo dedicar mucho más tiempo a todo lo que quería estudiar teniendo también que aprender a defenderse. Por lo que se acercó a la sala de entrenamiento para asegurarse de que su hermano le enseñara todo lo que pudiera aprender. Le pareció un poco sobreprotector al obligar al resto de los hombres a no estar presentes cuando ella tenía hora para sus entrenamientos, pero la manera de enseñar de Seamus era implacable y dura. Y eso era algo que ella agradecía y necesitaba. Descubrió entonces que los ropajes masculinos resultaban bastante cómodos para ciertos movimientos.


Cuando fueron llamados al despacho de la princesa Akshara, escuchó atentamente lo que les tenía que decir y asintió cuando les habló de su primera misión. Aunque no pudo reprimir una matización a las palabras de la mujer.

Por su tono, Majestad, creo entender que seguramente encontremos más de un obstáculo. ¿O me equivoco? - Eilish se había sentado en uno de los cómodos asientos frente a la mesa del despacho y se inclinó hacia delante mostrando interés.

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14/05/2018, 22:24
Sir Anthony Sutton III

Una logia repleta de libros de todo tipo y gente de todas las procedencias que abarcaban un amplio espectro de intereses y conocimientos, todos ellos reunidos alrededor de una sala común era todo lo que Anthony necesitaba para sentirse como pez en el agua y donde invertía innumerables horas a la semana.

Por supuesto, que el mueble-bar estuviese igual de bien surtido que la biblioteca, sobre todo después de que él llegase un día con un cargamento completo en su carruaje, no era algo a lo que el viejo noble pusiera pegas y ponía el mismo interés en descubrir algún pasaje curioso como en maridar algún espirituoso que aún no hubiese catado en sus viajes.

Aunque a los ojos de muchos parecían que aún eran miembros de segunda, o de tercera, pues aún no habían mostrado su valía en el campo, Anthony parecía congeniar bastante bien con la mayoría de los miembros pero hizo especiales migas con Mary Ann, una londinense de baja alcurnia que sostenía tener ascendencia gitana y decía ser capaz de leer la fortuna en las cartas y que además compartía un gusto similar al del Sutton sobre las leyendas y las historias más peculiares.

Juntos llegaron a pasar bastantes horas revisando las páginas de viejos tomos de la biblioteca e incluso hicieron varias escapadas a inspeccionar varias librerias y anticuarios de la City y alrededores, regresando con algún viejo volumen polvoriento o una botella a medias de alguna bebida que quemaba la garganta de tal forma que parecía más propia de marineros que de un noble como él, cosa que parecía importarle más bien poco.

Un par de veces tuvo que pasar por la sala de entrenamiento a , como le decía a Mary Ann entre risas, que le curtieran un poco el lomo. Sabía que había pasado esa época de su edad en la que podía llegar a convertirse en un contendiente decente pero al menos le había servido para aprender cómo encajar mejor los golpes.


Cuando Akshara les convocó, la saludó con una cortés reverencia, como acostumbraba, y tomó asiento para escuchar sus palabras tras saludar con una sonrisa al resto de los que habían cruzado sus destinos en la Mansión de los Lang.

Supongo que, como bien a sugerido Lady McBride, no creo que mandaran cinco miembros desde la capital para hacer un barrido de los mejores pubs de las tierras altas. - dijo al pelirrojo pero añadió con una sonrisa. - Auque estoy seguro que es algo que podremos valorar en algún momento.

¿Quién será nuestro contacto una vez lleguemos allí? - preguntó a Akshara. - ¿Cómo encontraremos la logia y nos pondremos en contacto con ellos?

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15/05/2018, 13:05
Francis Douglas

Multitud de velas proyectaban profundas y alargadas sombras por la habitación. A pesar de que su luz parpadeaba en mitad de la oscuridad, Francis pudo distinguir la multitud de tomos viejos que se acumulaban por las estanterías, por la mesa e incluso en el suelo. Juraría que la ultima vez no había tantos libros, ¿como podían haber conseguido tantos libros de aquella índole en tan poco tiempo?

—Concentrate—. Le recrimino una voz cargada de una resonancia particular a sus espaldas—. Si no proyectas bien los designios de tu voluntad, esta podría volverse en tu contra y sufrir las consecuencias del desliz.

El señor Douglas no pudo evitar ponerse mas nervioso. Este nuevo método de practica era extremadamente complejo. Una cosa era apagar o encender una vela en mitad de una habitación vaciá. Otra cosa era hacerlo con un biombo que la cubriera y solo permitiera distinguir su silueta, pero aquello...era imposible.

—Solo hay una vela, las demás que ves son simples proyecciones producidas por los espejos, son quimeras muchacho—. Continuo con voz queda su maestro.

El joven arcanista se concentro tres veces mas y tres veces fracaso. Su cabeza daba vueltas y sus manos rígidas y frías aferraban con fuerza los reposabrazos de la silla. Unas gotas de sudor caían por su rostro sin respeto alguno por sus ojos. El joven investigador, fatigado y exasperado, se limpio el sudor de sus ojos.

—Es inútil—. Sentencio instantes después totalmente abatido—. Las quimeras confunden mi mente. La oscuridad las camufla, las hace mas reales. No logro distinguir cual es la verdadera.

—Un verdadero arcanista, no es aquel que lanza grandes conjuros. Cualquier lunático puede hacerlo—respondió su instructor perdiendo la paciencia—, sino aquel que hace grandes efectos con pequeños hechizos. El ingenio del brujo es lo que realmente le protegerá, no solo de los seres de la noche, sino de aquellos que nos cazan.

>>Se que quieres hacerte valer en esta facción y en tu nuevo equipo, pero debes de ser precavido. Estas ansioso por aprender y avanzar. Quieres llamar al rayo y convocar lenguas de fuego—. Su maestro hablaba con voz firme y pausada. De improvisto calló y hasta pasados unos segundos no prosiguió—: Eso te hace débil e impulsivo. Interfiere en tu aprendizaje y en tu visión.

Las semanas pasaron con rapidez, una rutina comenzaba a crearse en aquel lugar. Realizar tareas menores en la Logia, mejorar y profundizar en sus conocimientos arcanos y como no, aprender las bases del combate cuerpo a cuerpo. De improvisto su rutina fue alterada y de nuevo, el grupo de héroes de la mansión de los Lang se reunión en el despacho de la princesa india.

Francis escucho en silencio las palabras de su interlocutor y cuando termino de hablar, él respondió lo único lo que podía responder.

—Por supuesto majestad—. Respondió el señor Douglas al instante. Fue a añadir alguna pregunta para profundizar, pero pronto el resto de sus compañeros hicieron lo propio. Francis se limito a observar en silencio, examino su lenguaje corporal, sus expresiones faciales, nunca estaba de mas conocer a sus compañeros.

Notas de juego

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15/05/2018, 17:36
Alexander Smith "Alex"

Los días pasaban en la logia y Alexander decidió que igual que el había sido instruido en el boxeo, a McBride no le vendría nada mal un par de tecnicas, a cambio este le enseñó unas técnicas menos formales, pero igual de efectivas. Su hermana tambien hubiera sido una buena pupila, pero la amenaza de acabar con su "tesoro" amilanó a todos, pero no podía dejar de intentarlo

- Vamos McBride, tu y yo sabemos que a tu hermana le vendrían muy bien mis téc... - la mirada de odio que salio del irlandes bastó para terminar la conversación

- Esta bien, esta bien, pero si me necesitas estaré lanzando porque ese había sido el otro entrenimiento del boxeador durante los días, recordó sus tiempos de circense y siguió practicando el lanzamiento de cuchillos, incluso alguna noche, de esas que acababan con una botella de licor recorriendo todas las manos, se atrvia a pedir voluntarios para el lanzamiento. Por suerte no hubo que lamentar heridos, teniendo en cuenta que el lanzamiento de cuchillos borracho era una técnica que solia salir bastante mal, si su padre pudiera verle, sentiria una mezcla de rabia e ira.

Pero igual que hizo de maestro, también hizo de aprendiz, los veteranos de la logia tenían mucho que enseñar, en todos los campos, aunque parecía que en el combate, la mas experimentada era la princesa, pero sus combates eran tan fugaces, que poco aprendían de ellos.

Y por fin el día llego, su primera misión les esperaba, y las palabras de Akshara no ayudaron a la calma.

- Creo que nos las apañaremos bien. No tiene de que preocuparse, majestad -

Y espero pacientemente a que les dieran todos los detalles de la misión

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15/05/2018, 22:11
Akshara

Akshara les escuchó con mirada calmada y asintió a ciertas afirmaciones, mostrándose comprensiva además con las dudas que algunos de ellos indicaron.

– Preocuparse por lo que podáis encontraros es señal de inteligencia y cautela, doctora McBride, y ambas virtudes son necesarias si se quiere vivir una vida larga en nuestra profesión. – comenzó a responder a Eilish –. Mas, aunque nuestro oficio es peligroso, no tengo motivos para pensar que esta sea una misión que no seáis capaces de manejar vosotros cinco.

>> Os he observado durante vuestros entrenamientos y sé de lo que fuisteis capaces aquel aciago día en la boda de la joven Graham. Si a eso le sumamos que Ian, el director de la logia de Edimburgo, no hace ninguna referencia a posibles peligros, no tengo ninguna duda acerca de vuestra capacidad para salir con éxito de esta misión.

A pesar de las dudas iniciales de la irlandesa, por otra parte comprensibles en alguien como ella, quien temía poder perder a su hermano, todos mostraban a su manera su predisposición de salir a realizar la tarea que les encomendaba la princesa. Algunos parecían incluso sentir cierto apremio por salir cuanto antes. Todo esto agradó a la responsable de la logia londinense de los Exterminadores. Akshara sacó cinco billetes de uno de los cajones de su escritorio y los arrastró sobre la pulida superficie de la mesa en dirección a los Rippers.

– Esperaba una reacción como esta y me alegro de no haberme equivocado. Estos son billetes de tren para Edimburgo. El tren sale mañana a las once de la mañana de la estación de Waterloo. Una vez allí, deberéis dirigiros a la Universidad de Edimburgo. – Seamus no hizo la menor intención de ocultar un gesto de rechazo al escuchar el lugar donde deberían de acudir –. No te preocupes, querido. Sólo es un punto de encuentro. No pasareis mucho tiempo allí.

>> Deberéis ir a las caballerizas y buscar allí un hombre tuerto encargado de los caballos. El cuida la entrada a la logia. Vuestra clave es “Dicen que se esperan lobos en la ciudad este otoño”. – dijo mirando ahora a Sir Sutton, pues era quien había preguntado por la contraseña –. Si es la persona correcta, su respuesta deberá ser “No hay peor lobo que el propio hombre”. – Hizo una pausa, dándoles tiempo para memorizar sus palabras. Cuando vio que estaba claro, terminó –. Allí os darán más información acerca de la misión.

Se levantó y se acercó a la puerta para indicarles que la reunión había terminado.

– Necesitaréis el resto del día para preparar vuestros equipajes. Así que no quiero retrasaros más. – Les iba diciendo la princesa mientras abandonaban su despacho –. Y toma las precauciones necesarias, Eilish. Sé que lo harás. – comentó en un tono comprensivo y hasta cierto punto afectuoso al pasar la doctora a su lado.

Una vez hubieron salido todos, les llamo por última vez la atención.

–  ¡Ah! Y Seamus, espero que a vuestra vuelta solo tengáis que quejaros de haberos encontrado con mal tiempo. – La voz no contenía ni queja ni reproche. Más bien parecía divertida. Si la forma de expresarse del irlandés molestaba a la princesa, esta no lo esteriorizaba.

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17/05/2018, 13:09
Dra. Eilish McBride
Sólo para el director

Durante las últimas semanas Eilish había mantenido callada a Niamh. Más bien la había obligado a callarse. 

Al principio no paraba de murmurar y parlotear, estaba muy enfadada con Eilish y no perdía oportunidad para hacérselo saber. El que ella se hubiese unido a una logia de exterminadores no le hacia ni pizca de gracia. Le recriminaba si pretendía deshacerse de ella. Y sí, ciertamente la doctora lo había llegado a pensar, terminó por decidir que aún no confiaba en esa gente como para contarles algo tan personal. Además llevaba tanto tiempo con ella que no se imaginaba expulsándola de su cabeza, la había hecho reír, la había ayudado en su día a día en Londres. Tenían una total simbiosis. Y su pequeña hada ya no se encontraba desde hace mucho unida a sus hermanas, para ella la irlandesa era su hermana y Seam su hermano.

Definitivamente la hizo callar con una amenaza que dolió a ambas y tras la cual costó a la pelirroja Dios y ayuda hacerla volver a hablar, convenciéndola finalmente de que eran más que familia. Realmente eran una. 

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17/05/2018, 13:29
Francis Douglas

Con ordenes claras y buenos deseos por parte de su superiora Francis se despidió de sus compañeros y fue hasta su habitación, donde empaqueto todo de manera ordenada y una vez preparado todo, reviso todo de nuevo de manera minuciosa. Su mochila estaba hasta arriba y pesaba mas de lo que le hubiese gustado, sin embargo a pesar de ello, no estaba todo lo preparado que le hubiese gustado.

Aquella noche durmió intranquilo, visiones de aquella fatídica boda volvían atormentarle con renovadas fuerzas. No fue de extrañar que cuando despuntaron los primeros rayos de sol en el firmamento, Francis se levantara y revisara de nuevo su equipaje. Limpio, engraso y armo su revolver con parsimonia.

Sin nada mas que hacer. El joven investigador tomo su pesada mochila y se dirigió hasta el salón de reuniones de la logia. Cuando llego nadie había se encontraba esperando, era normal, todavía era pronto. Paciente como una piedra, se sentó en uno de aquellos sofás y espero. ¿Lograría hacerse de valer en aquella misión? Fue una pregunta que se repitió una y otra vez mientras esperaba. No le inquietaba que se iba a encontrar, confiaba en sus compañeros.

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17/05/2018, 14:31
Dra. Eilish McBride

Atendió con calma a cada una de las palabras de la princesa, afirmando con la cabeza en modo de aprobación cada vez que se dirigía a uno de ellos y les iba quitando cada una de sus dudas. Sonriendo y mirando a su hermano cuando esta le nombró haciendo ver al resto que realmente los estaba conociendo y sabía perfectamente lo que pasaba por sus cabezas.

Eilish cogió los billetes de tren al levantarse para despedirse y se inclinó ante su anfitriona en modo de despedida. No había mucho más que decir, hasta que ésta le hizo una insinuación directa al pasar delante de ella. No tenía muy claro de a qué se refería. Dejó pasar al resto quedándose finalmente sola con Akshara - Disculpe Majestad si no la he entendido correctamente. ¿Se refiere a como mujer, a como médico o a alguna otra cuestión? -  se enrojeció tenuemente poniendo cara de no saber por donde le venían los tiros - No quisiera malinterpretar sus palabras - dio inclinando la cabeza. Muchas veces no sabía cómo debía actuar delante de aquella mujer, ciertamente era una guerrera y líder, cosa que a ojos de la irlandesa se alejaba mucho de lo que ella misma era.

Cuando sus dudas hubieron quedado resueltas y su interior estuvo más tranquilo salió del despacho y se volvió a encontrar con su grupo de viaje, repartiendo los billetes - ¿Nos vemos pues mañana a las diez en la estación? ¿Qué les parece señores? - una vez hubo quedado claro dónde y la hora del encuentro se encaminó sin demora junto su hermano a su hogar.

Durante el camino enumeró mentalmente todo lo que necesitarían y no tardó en hacerle saber a su hermano lo que sin duda debía meter en su maleta, pasándose antes por algún que otro comercio a comprar lo que se encontraba en su lista y no disponían en su domicilio.

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17/05/2018, 14:37
Seamus McBride

No caerá esa breva, princesita. Vas a ver cómo nos cae una mierda como un caballo de grande en cuanto pisemos el norte. A Seamus no le hacía ninguna gracia tener que viajar a un sitio tan frío y campestre como Escocia. No era como irlanda, un lugar donde la naturaleza y la civilización iban de la mano, y donde al mismo tiempo que te bebías una cerveza fría podías disfrutar de bosques centenarios. No, en el norte no había más que ovejas y esas putas vacas peludas que se hinchaban como esponjas en cuanto llovía. Y escoceses, claro. Eso era lo peor. ¿No podían haberles dado una misión en la cómoda Londres, donde él tenía sus contactos y donde siempre podría dormir en su cómoda cama - de la casa de Eilish, pero no dejaba de ser su cama?

Los preparativos fueron el desagradable primer paso de lo que el irlandés supo que iba a ser un viaje de mierda. Su hermana, que parecía haber heredado de su madre la agobiante manía de hacer listas y tener todo preparado de antemano, le hizo recorrer media ciudad comprando algunas cosas para el viaje, incluyendo algunos útiles de aseo que considero unilateralmente que Seamus necesitaba.

Me he agenciado uno de esos abrigos que tenían en la logia —dijo finalmente, abriendo su armario cuando preparaban las maletas. Allí había una vestimenta que su hermana no había visto antes, una formidable prenda cuyo forro interior estaba formado por una malla metálica. Pesaba como un demonio, pero era lo más parecido a una armadura que se podría llevar en pleno Londres sin llamar la atención— Te prometo, hermanita, que no voy a volver a dejar que me pase lo mismo que en la boda. Pero espera, que he guardado lo mejor para el final.

De debajo de la cama sacó un paquete enorme que venía envuelto como un regalo. El irlandés, algo azorado, se hizo a un lado y se lo señaló mientras se rascaba la nuca— Me tocaba los cojones que no hubiera allí nada para ti... y bueno, estuve preguntando a los chinos del West End, esos tipos tienen unas manos muy hábiles para coser este tipo de cosas. A ver, no sé si es algo que tú llevarías, pero odiaba pensar que tuvieras que ir corriendo por ahí sin nada que te protegiera —el regalo eran unas elegantes y delicadas prendas femeninas reforzadas con barras metálicas entretejidas. Serían más pesadas que su vestuario habitual, pero serían discretas a la par que protegerían a la joven de puñaladas inesperadas de la misma forma que si llevara una placa de plomo pegada al pecho. 

Y por supuesto, Edinbugo no le iba a pillar desarmado. Tenía a Betty y a Daisy, tenía balas de sobra y alguna que otra sorpresa en la bota. Sólo por si las moscas. Que se preparasen esos follaovejas, que los McBride viajaban a Escocia.

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18/05/2018, 11:21
Sir Anthony Sutton III

Si alguien necesita que el cochero pase a recogerle, solo tienen que indicarmelo. - Anthony ofreció transporte al grupo mientras tomaba el billete que le tendía la doctora.

Había estado unas cuantas veces en Escocia y, aunque su clima no era el más acogedor del mundo, como tampoco lo eran sus mujeres, eran buenas tierras para los negocios lanares y sabían como destilar un buen whiskey, por mucho que la inquina chovinista se lo impidiese apreciar al bueno de Seamus.

No es la primera clase del Orient Express - dijo mirando el pasaje que la Logia les había comprado - pero peor fue viajar en camello junto con el General Russell. Y si algo me enseñó el viejo militar, es que una buena botella es capaz de amenizar los peores viajes.

Se alegraba de la idea que tuvo Mary Ann de preparar una pequeña colección de copias de escritos y libros que habían ido recopilando y que abarcaba desde leyendas y folclores de varias regiones hasta textos ocultistas y supuestas recetas de brujería y de cómo habían ideado una especia de baul en horizontal para transportar todo ello y se lo habían encargado a un artesano del barrio de Blackheath. Podría comprobar su utilidad y funcionalidad al día siguiente.

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18/05/2018, 23:34
Alexander Smith "Alex"

Después de coger su billete de Eilish y quedar con los demás en la estación para el día siguiente, Alexander regresó a su casa a preparar lo necesario para el viaje. No había estado nunca en Escocia y no tenia muy claro que debería de llevar consigo, así que hizo y deshizo un par de veces la maleta. Pero había algo que no podía faltar entre las cosas que estaba decidido a llevar en su equipaje: los cuchillos que le había dejado su padre en herencia. Esta vez estaría preparado para cualquier desavenencia.

Tres cuartos de hora antes de la cita con sus compañeros el boxeador ya había llegado a la estación y se dispuso a esperar a estos en el anden del que saldría su tren.

Notas de juego

PNJtizado

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18/05/2018, 23:56
Narrador

La estación de Waterloo era uno de los centros neurálgicos de Londres. De ella salían y hasta ella llegaban la mayoría de las locomotoras que conectaban las grandes ciudades de la isla británica, además de cobijar una parada de la línea de metro, desde la que se podía acceder a los principales barrios de la capital. Así que no era de extrañar que estuviera bastante concurrida a todas horas, con todo tipo de gente moviéndose de un lado a otro. Algunos de ellos parecían desorientados, sin saber muy bien donde dirigirse, otros avanzaban resueltos, como si siguieran una ruta trazada únicamente para ellos.

Los Rippers fueron llegando al anden desde el que saldría el tren que les llevaría a Edimburgo, sin que hubiera ningún retraso significativo. La locomotora se encontraba ya esperando paciente mientras el personal de mantenimiento, el maquinista y los revisores hacían los últimos preparativos antes de ponerse en marcha. Algunos viajeros se despedían de sus familiares antes del largo viaje, retrasando todo lo que podían el momento de subir a sus vagones, mientras que otros simplemente subían al tren sin mirar siquiera por un momento atrás.

Este fue el caso de los cinco compañeros que formaban un equipo tan nuevo como aparentemente poco probable. Encontraron su vagón y subieron en busca de sus asientos. Apenas hubieron dejado sus maletas en el portaequipajes sobre sus cabezas y se hubieron puesto cómodos, primero el maquinista y luego la locomotora anunciaron con un silbido que estaban a punto de iniciar su viaje a tierras escocesas. Y apenas unos minutos más tarde estaban en marcha. Al principio despacio, casi a trompicones, el tren no tardó en alcanzar su velocidad de crucero y dejar atrás el paisaje urbano de Londres. Tenían varias horas por delante hasta llegar a su destino y lo mejor seria tratar de relajarse.

Sus compañeros de compartimento eran una pareja escocesa, que habían venido a Londres a visitar a un hermano de él, y un profesor universitario que iba a estudiar unos castillos en las tierras altas. Ellos no eran demasiado habladores. Ese silencio ya se encargaba de compensarlo el historiador con su cháchara, poniéndole la cabeza a Seamus como un bombo, quien, de no ser por su hermana, posiblemente ya le habría hecho tragar su billete.

Cuando les estaba explicando por tercera vez ciertas peculiaridades en la construcción de las fortalezas escocesas, un hombre de mediana edad, vistiendo chaqueta de tweed y una gorra a juego pasó a su lado, avanzando por el pasillo del vagón con morada asustadiza y girando la cabeza a menudo en la dirección de la que venía. Abrió la puerta del vagón y siguió su camino hacia el vagón de cola.

Pocos segundos después cuatro hombres jóvenes de elevada estatura y cuerpos atléticos, siguieron el mismo camino. Mientras avanzaban, uno de ellos golpeó con la cadera al profesor en el hombro, empujándole y haciéndole golpear el respaldo de su asiento. El académico fue a decirle algo, pero el hombre se giró rápidamente y le lanzó un pequeño gruñido, casi gutural, que hizo que aquel se lo pensará mejor.

– ¡Vaya! Hay gente que parece no saber lo que son los modales. – se atrevió a decir el agredido, cuando los cuatro hombres hubieron abandonado el compartimento.

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19/05/2018, 15:37
Seamus McBride

Con lo bien conectados que estaban en la logia, y considerando que Sutton era uno de los nobles mejor asentados de Londres, Seamus había imaginado que viajarían en uno de esos habitáculos privados para poder echar una cabezadita durante el viaje. Pero cuando entró en el vagón y llegó hasta los asientos que compartía con sus compañeros, arqueó la ceja y resopló.

Esto tiene que ser una maldita broma —masculló, dejándose caer en el lugar más cercano a la ventanilla para poder apoyar la cabeza y mantenerse dormitando todo el viaje.

Sin embargo, su maravilloso plan se fue al garete cuando todos tuvieron a bien llenar sus respectivos sitios y uno de los compañeros de viaje resultó ser un universitario que había desayunado lengua. Por todos los santos, ¿es que no se va a callar nunca? Como vuelva a repetir otra vez lo mismo, juro por Dios que le estrangulo con su corbata.

Afortunadamente, la providencia tuvo a bien llevar ante ellos una inusual imagen: un jovenzuelo parecía estar en aprietos, algo a lo que Seamus no le había prestado demasiada importancia - meterse en asuntos ajenos tampoco iba en sus planes - pero parecía que a Eilish le llamaba la atención. Vaale, ya voy yo. Lo que sea por no seguir aguantando a este tipo.

Bostezando sonoramente, se incorporó y siguió a los cuatro tipejos por el pasillo.

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21/05/2018, 13:58
Dra. Eilish McBride

Todo parecía normal en el andén y el tren salió de Londres sin ningún tipo de contratiempo.

Ciertamente, al entrar al vagón Eilish sólo pensaba en recostarse sobre el hombro e su hermano y cerrar plácidamente los ojos. Les quedaban bastantes horas por delante y esperaba que algunas de ellas fuesen descansando. Hasta que el profesor se puso a habla. En cualquier otro momento la doctora hubiese estado interesada en lo que tuvieran que enseñarle, pero no paraba de sonarle una y otra vez como si fuese una fina voz molesta llena de pedantería. 

Seamus empezó a ponerse nervioso moviendo compulsivamente una pierna, cosa que a ella empezaba a sacarla de quicio. Sabía que no era su mejor momento y decidió no cogerle de la solapa y zarandearlo gritándole que parara. Aunque algo le decía en su interior que lo sabía con certeza a quien de los dos hacerle eso, cuando de manera fortuíta pasó por su vagón un hombre que visiblemente huía de un grupo que no tardó en pasar tras él. Lo que llamó poderosamente la atención de la irlandesa fue ese gruñido, más propio de un animal que de un ser humano. Ella lo sabía bien, pues había oído multitud de veces gruñir de manera similar a su propio hermano.

Ahora todo era extraño, se encontraba continuamente en alerta, analizando todo lo que ocurría a su alrededor y observando con sumo cuidado los cuerpos y facciones de sus interlocutores, como si eso fuese a darle pistas de quién era humano y quien no. 

Sólo hizo falta una mínima reacción en las facciones y el cuerpo de Eilish para que Seamus se pusiese en movimiento. Le gustaba saber que no nunca perderían esa conexión.

- Alexander por favor - dijo mirando al más forzudo de sus acompañantes mientras le hacía un gesto con los ojos pidiéndole con esto que acompañase a su hermano. 

Antes de todo esto, antes de la logia y los demonios, de las brujas y los exterminadores, la pelirroja no habría dado demasiada importancia a que alguien fuese perseguido. Simplemente se habría apartad de el camino del grupo perseguidor. Estas cosas eran algo demasiado común en Londres como para que fuesen trascendentes, pero ahora... Ahora formaban parte de algo mayor y su conocimiento daba lugar a estar en constante alerta.

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22/05/2018, 15:14
Alexander Smith "Alex"

El embarque ocurrió con normalidad, Alexander estaba acostumbrado a los viajes en tren, su vida anterior había requerido demasiados viajes, pero ninguno tan malo como el de ese día. El boxeador acostumbraba a echarse unas siestas que solían durar todo el viaje, aunque por desgracia, el querido profesor no iba a ponerlo tan fácil.

- Sutton, lastima de que no haya traido su cruz, nos hubiera venido de perlas con nuestro buen amigo -

Por suerte para ellos, unos desconocidos interrumpieron la interminable charla, provocando una maravillosa oportunidad de ausentarse, y mas si Eilish le animaba a ello, pero Alex lo tenia claro, no iba a dejar que nada le pasase al irlandés.

- No se preocupe señorita, puede estar tranquila -

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22/05/2018, 16:52
Sir Anthony Sutton III

Sutton había decidio no hacer un feo a la logia comprando un pasaje de primera para él mismo en vista de que la Princesa en persona les había entregado los billetes, cosa que suponía habría sido un dispendio importante para la logia. Además, siempre era divertido escuchar las conversaciones de viajeros de distintos orígenes.

La Duquesa Dawn solía definirle entre risas como un tipo muy campechano.

Cuando llegó a la estación se encargó que un mozo de equipaje subiera el suyo y obtuviera su correspondiente propina, por supuesto, y se sentó tras asegurarse que la doctora había hecho lo propio primero, eligiendo el que ella prefiriese.

Se alegró también de sus compañeros de viaje, especialmente un hombre cultivado en los estudios de la historia que parecía regodearse en los detalles arquitectónicos de las fortificaciones escocesas y con el que debatió sobre los tipos de almenas que los norteños habían copiado a sus vecinos del sur.

Estaba a punto de responder a Alexander sobre la importancia de algunos conocimientos antiguos cuando unos brutos casi provocan un altercado en su cabina y parecían perseguir a un muchacho con no demasiadas buenas intenciones.

Una mirada de la McBride puso en marcha a los dos componentes más físicos del grupo y Sutton temió por un instante que la siguiente parada fuese la suya forzosamente, por lo que se puso en pie y siguió a sus compañeros tomando su bastón.

Señoritas. - saludó a la doctora y a la dama escocesa con un asentimiento de cabeza. - Me aseguraré que nadie termine bajándose antes de que el tren se detenga...

 

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22/05/2018, 19:42
Francis Douglas

Al ver a esas cuatro figuras amenazantes persiguiendo claramente al otro hombre, Francis sintió la necesidad de seguirlos y averiguar que es lo que estaba sucediendo. Más aún si de esa forma podía librarse del tostón al que les estaba sometiendo el profesor universitario con el que compartían asiento.

Se iba a levantar cuando Seamus y Alexander reaccionaron a la petición de Eilish. También el noble pareció sentirse interesado por saber quienes eran aquellos desconocidos y que se traían entre manos, y antes de que el investigador hubiera podido reaccionar, Sir Sutton ya estaba siguiendo a los otros dos Rippers.

En respuesta, Francis miró a la doctora y asintió con la cabeza, queriendo indicarla que él se quedaría con ella. Evitar dejar a un compañero solo, siempre que se pudiera, era una de las premisas de los Rippers y, aunque de momento parecían correr más riesgo de caer agotados por la cháchara del profesor que por alguna otra amenaza, no sería inteligente abandonarla en este momento.

Notas de juego

PNJtizado.