Partida Rol por web

Tras seguir al sirviente, llegasteis a un gran comedor. Era tan enorme que hasta la enorme mesa que había en el centro parecía pequeña. Parecía estar ya llena de bandejas de comida, todas tapadas. Entonces, uno por uno, el sirviente os comenzó a indicar vuestros sitios, ayudando a sentaros retirando las sillas. Sin embargo parecía que el rey no había llegado aún.

Cuando la sheriff me empuja y aterrizo en la cama esbozo una sonrisa de oreja a oreja. ¡Por fin voy a mojar con ella! Pero mi sonrisa se borra cuando ésta cierra la puerta con esa cara de cabreo.

Grito de dolor y lloriqueo cuando me retuerce y maniata, y una vez me veo encerrado en el armario en una posición muy incómoda y se larga comprendo que con ella no tengo oportunidad alguna. Por fin me doy cuenta de que no se muere por mis huesos, sino que se muere por perderme de vista.

Vale, no puedo quedarme aquí encerrado mientras los demás se ponen las botas y comen. Espera... si ellos están ocupados con esa reunión aburrida, ¡puedo ir a buscar la sala de tesoros del castillo!

Con mi nuevo objetivo en mente trato de deshacer el nudo y escapar de allí, y para ello primero escupo las flores y luego muevo y remuevo las muñecas. La muy jodía me lo ha puesto difícil y me agito dentro del armario tratando de liberarme.

Tony se quedó quieto, helado...

Dioses. Que grito más escalofriante. -dijo tras escuchar el alarido - El castillo está embrujado. Mejor no alejarse del resto. Je je je. - Añadió mientras se rascaba la nuca y siguió a los demás al salón.

Una vez en la gran sala, se sentó donde le indicaban.

La sala era enorme, un poco más y tendría cielo propio con sus propias nubes y tormentas. Y los cubiertos... Había tantos que no cabían en una fila y estaban en dos filas.

¿Que es esto? ¿Por si nos atacan tener armas? ¿Y esto qué es? Ni es cuchillo ni es cuchara - dijo cogiendo una cuchillo de pescado. Luego cogió un tenedor largo.​largo- ¡Oh! Esto sí se lo que es. -y sin más se puso a rascar la espalda con cara de gustirrinin.

Quiza, eran imaginaciones de un atento observador, pero parecía que Tony se rascaba demasiado por todo el cuerpo.​​​​

Me estremecí al escuchar aquel grito, fuese lo que fuese que había pasado no quería experimentarlo, tragué saliva y seguí al resto sin hacer preguntas.

Al llegar a la sala nos acompañaron a nuestras respectivas sillas, aunque la mía estaba claro cual era, pues era para gnomos... o más bien para niños.

Toni comenzó a cotillear los cubiertos, yo fui más discreta aunque en mis ojos podía verse la ilusión ¡nunca había visto algo como aquello! ¡podía verme reflejada en prácticamente todo! cucharas, tenedores, cuchillos, copas... en to-do, era casi como tener un ejército de ilusiones, sonreí ante aquella idea, tenía que intentarlo algún día.

Al alarido le sobresaltó... pero por otra parte... demonios... se veía venir... Pero por si las moscas, prefirió mantener una prudencial a la par que sana separación con las Sheriff, no fuese que pensase que quería estar demasiado cerca...

Y de tal guisa, llegó a donde se comía, e iintentando parecer lo menos gañán posible, buscó silla a la que sentarse, y esperó, atento a lo que hacían los demás, y sin tocar los cubiertos todavía, prefiriendo ver como actuaban los demás, en especial la Sheriff, que debía saber más del tema que ellos

Finalmente tras un rato, la puerta se abrió de nuevo y al otro lado apareció otro sirviente. Éste se dio la vuelta e hizo una inclinación a un hombre anciano que cruzó la puerta y se dirigió hacia la mesa. Al hacerlo, la sheriff se levantó un instante y se inclinó también antes de sentarse.

-Bienvenidos. He escuchado que tenéis noticias pero antes...

El rey dio unas palmadotas y los sirvientes se acercaron, dejando un papel delante de cada uno. Al parecer, si lo leían, pedía la firma de cada uno por la cual afirmaban que no demandarían al rey ni ninguno de los sirvientes en caso de que la comida que iban a comer les provocara algún tipo de malestar, envenenamiento o incluso muerte. Curiosamente la sheriff lo firmo sin pensarselo.

A pesar de tratar de escupir las flores, éstas parecían estar bien metidas en tu boca, por lo que era imposible escupirlas sin la ayuda de tu mano. Y aquellas ataduras estaban muy apretadas. Tanto que eran imposibles de desatar. Parecía que ibas a estar un buen rato allí.

Sin embargo, de pronto escuchaste la puerta de la habitación abrirse y alguien entrar.

-Que raros son estos invitados. Ese tipo olía fatal. Y el otro barbudo... Pero al menos el otro era mono.- Parecía la voz de una sirvienta.- ¡Y aquí han robado hasta las cortinas!

No, no hay forma. Esa maldita y atractiva sheriff (¡para ya, que no te la vas a ligar nunca!) me ha maniatado demasiado bien. ¡Es imposible soltarme! Lo peor es que las flores empiezan a molestarme en la garganta y me están provocando arcadas.

Sin embargo al escuchar las voces veo mi oportunidad, así que hago lo posible para patear el armario para hacer ruido y llamar la atención de las sirvientas. Y qué demonios, si ésa a la que le molo es guapa, incluso podría mojar. Así que sin dudarlo golpeo la puerta y las paredes del armario, ya sea con los pies o con la cabeza. Con lo que sea.

Estuvo rápido en imitar a las Sheriff en eso de levantarse y saludar... pero esa velocidad se fue al garete en cuanto... joder... ¿era eso un "disclaimer"?, o sea ¿una liberación de responsabilidades? ... si cada vez que alguien iba a un burdel exigiese a la meretriz que firmase dicho legajo para librarse de exigencias de paternidad posteriores, se hundía el negocio del puterío.

Miró el documento, lo leyó... observó a la Sheriff firmarlo... y estaba repasando los inconvenientes que se le podían ocurrir en ese momento, cuando recordó que podían resucitar... otra cosa es que fuese comida laxante que les dejase en una perpetua agonía diarreica, pero siempre podían pedirse uno a otro una buena "pedrá" en la cabeza para ahorrarles sufrimiento, y reaparecer como nuevos.

De modo que... tomó pluma, y plasmó una elaborada firma

-Supongo... que habrá precedentes que hacen que tomen estas precauciones, ¿me equivoco? -La pregunta iba al aire... o sea, tanto a la Sheriff como al Rey

Tony se levantó al ver aparecer al rey y dejó el tenedor para rascarse la espalda en la mesa. Se leyó el papel mientras se rascaba la barba distraído. Tras pensarlo un momento se encogió de hombros y finalmente firmó. Cosas peores había firmado.

Tomó la pluma y con sumo cuidado escribió Tony el ga despacito, muy despacito escribió una L, otra L, luego una A, seguido de una R y una De, y finalmente una A. Pero antes de que se llevarán el papel firmado, un bichito saltó al papiro. Con un potente puñetazo el hombrecillo aplastó al bicho contra el papel dejando este una mancha roja justo en la parte final del nombre, quedando la firma como Tony el ga★

Con un suspiro resignado se sentó de nuevo en la silla un poco chafado, mientras pensaba que era curioso que el bicho dejará una mancha roja en lugar de negra como era el color del bicho

Salté de la silla para inclinarme ante la aparición del rey, después me lamenté en silencio por tener que volver a subir, pero no fue tan terrible como lo que me esperaba a continuación, me dieron un papel para leer y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, aquello me recordaba a mi época estudiando magia... pergaminos, pergaminos y más pergaminos.
Suspiré, no quería leerlo, así que miré que hacían mis compañeros, todos estaban firmándolo así que... ¡fuese lo que fuese no sería tan malo! Me encogí de hombros y firmé con mi nombre y una cabecita de conejo al final ¡oh! ¡¿comeríamos conejo?!

Parecía que la sirvienta te había escuchado. Los pasos parecían dirigirse hacia ti lentamente. Después de todo al escuchar algo extraño cualquiera sería el valiente de ir rápidamente.

-¿H...hola?

Y de pronto un ruido extraño se escuchó en la habitación. Luego, la inhalación de sorpresa de la mujer y un golpe de alguien desblomándose. Era bastante raro. Pero de pronto escuchaste la voz de un hombre. Era una que parecías reconocer.

-Buff... Siempre me da eso un mal rollo... ¿Ves, jefe? Te había dicho que no habría ningún problema para colarse en el castillo.- Tras eso escuchaste un susurro que ni siquiera pudiste entender.- Perdón, perdón. Hablaré más bajito... Y como siempre, bueno... Voy a quedarme para tratar de que no quede ninguna pista...- Entonces de nuevo escuchaste el extraño ruido.- ...ni objeto valioso...

El rey ni se molestó en contestar a Arnolfus. Ni tampoco la sheriff. Parecía que era algo muy normal por aquel reino como para no necesitar una explicación. Entonces los sirvientes recogieron los papeles y comenzaron a destapar las bandejas. Pronto la sala se comenzó a llenar del olor de grandes manjares de todo tipo. Varios tipos de carne, pescado, verdura... y todo tenía una pinta riquísima. El rey fue el primero en servirse y mientras ello, comenzó a preguntar.

-Según el formulario parece ser que el motivo de vuestra visita es debido a los casos de muerte que han estado aconteciendo por los pueblos de los plebeyos. ¿Y bien?

-Así es, señor. Hemos encontrado pruebas de que no es algo natural, como todos sus médicos concluyeron. Al parecer hay algo detrás de estas muertes.

La voz me resultaba familiar, pero no logro terminar de ubicarlo, pero tras escuchar un poco más queda bastante claro que son ladrones. Colegas ladrones.

Convencido de la camadería que suele haber entre los de nuestra profesión (salvo cuando se trata de compartir botín, obviamente) golpeo con fuerza la puerta del armario para que me saquen de allí.

Tras dar un par de golpes me doy cuenta de un problema: si me ven como un posible testigo o me matan o me colgarán el marrón. Mierda... espero que éstos sean buena gente y me ayuden a salir de aquí, pero me da que estoy especialmente jodido.

-Más bien... alguien. Demasiadas casualidades....

Añadió entre bocado y bocado, que a saber cuando volverían a comer algo de tal calidad, y ... demonios... el muslo de pavo mezclado con pata de cordero le estaba abriendo los ojos a una nueva e inexplorada dimensión de placer culinario..

... Y tampoco dijo más, de momento... por si acaso... Mejor observó cómo eran recibidas sus palabras, por si le caía un capón por hablar, o si caían en el vacío del desdén...

-Los huesos de la comida me los quedo... Cosas mías.

Tony se puso a zampar como si no hubiera un mañana. Siempre usando los mismos cubiertos, por supuesto. Solo hablaba entre plato y plato, dejando incluso frases a medias.

Sí. Sí. La gente se moría de miedo. Como si vieran la peor pesadilla de sus vidas y luego venía....- pausa para comer. A los minutos continúa -​​​​​​-un ladrón y robaba todos los objetos de valor. Casi conseguimos capturar al ladrón, pero un infortunio con la magia - miro con reproche a Kromi, pero enseguida se le desvío la mirada a un lustroso cerdo asado, con la manzanita en la boca. El hombrecillo abrió mucho los ojos, la boca y se le empezó a caer la baba. Se le olvidó hasta lo que estaba contando.

No parecía importarle que hace unas horas había habido una imagen muy similar con uno de sus yo en la misma postura. El cerdo se veía tan suculento.

Solo un picor indescriptible le saco de su hipnotismo. Tras rascarse con furia el pecho y la espalda, procedió a atacar al gorrino.

Cuando acabó satisfecho de cerdo terminó - en resumen, el ladrón escapó

Se me escapó una lágrima de la emoción al dar el primer bocado, era comida de verdad y estaba buenísima...

Me sorprendí un poco ante el "discreto" ataque de Tony -no sin que descubriésemos antes que solo era un peón- expliqué  tratando de atribuirme al menos ese mérito ¡no iba a contar solo lo malo! -aquel ladrón era un usuario de la magia, quizá su "maestro" también lo sea- pronuncie cada vez más segura de ello -eso podría explicar las extrañas muertes- asentí para mi misma antes de seguir deleitándome con la comida.

Al hacer el ruido, de pronto se produjo un silencio y luego escuchaste unas pisadas acercarse. Y con eso, el armario se vio para ver a alguien frente a ti. Parecía un rostro familiar. Pareció sorprenderse por un momento y se apartó unos pasos. Pero luego se quedó mirando.

-¿Tu que haces aquí? Tu cara me suena de algo...- Tras un rato hizo un gesto con la mano.- ¡Claro! Ya se quien eres. Eres uno de esos que me pillasteis en la jaula. ¡Maldito! Por vuestra culpa he perdido un botín que llevaba meses recolectando...

Entonces el ladrón miró a ambos lados, buscando algo. Y lo encontró. Algo de tinta. Luego se acercó a ti y comenzó a escribirte y dibujarte cosas en la cara aprovechando que no podías moverte.

-Eso son tonterías.- Dijo de forma tajante el rey.- Nuestros médicos ya han confirmado de que se tratan de muertes naturales. Ningún veneno ha sido encontrado en las víctimas. Y los hechiceros no han encontrado rastros de magia. Son muertes totalmente naturales y ese ladrón simplemente será alguien aprovechado de esas muertes.

Entonces la sheriff se incorporó y se acercó al rey, dejando un papel junto a él. El rey lo miró y tras un momento pareció sorprenderse un poco.

-Así es, alteza. Es un superviviente. Los médicos ya lo han investigado y parece que su estado se ha vuelto catatónico después de ver algo terrorífico. Y tiene que haber alguien detrás, puesto que le obligaban a firmar documentos oficiales.

Claramente se estaba refiriendo al anciano que encontrasteis en la hacienda.

¡Mierda, es el ladrón de los clones! Intento responderle pero estas flores metidas hasta el gaznate me impide decir algo entendible.

Cuando veo que va a por algo me temo lo peor. Temor que se confirma cuando vuelve con tinta. ¡Ese cabrón me va a hacer garabatos en la cara! Lucho por liberarme pero es en vano, sufriendo la tortura de ver cómo ese pringado se está burlando de mí. Maldito, ésta me la guardo...