Partida Rol por web

Con señas, les indico a todos que vienen 2 más por aquí.

- ¡Carajo!- susurro en perfecto español ante las señas de Jhon. Acto seguido me tiro cuerpo a tierra junto a mi mp40 y pipa en la boca. Si es Ivan pronto comenzara la balacera y con toda esta oscuridad nunca se sabe… 

Intento cubrirme lo más posible en la trinchera y disparo un par de tiros de advertencia.

-¡Alto! ¿Quien va?- pregunto en perfecto alemán con el subfusil, ahora sí, apuntando directamente hacia donde escucho los pasos.

A continuación de nuevo con rápidas señas, les indico a mis compañeros que no se acerquen, que esperen a ver qué pasa.

El resplandor de los disparos ilumina fugazmente la trinchera mientras las valas impactan contra las congeladas paredes. La sombra sigue avanzando sin soltar el gatillo.
 

Apunto en dirección a los disparos y devuelvo el fuego. Segundos antes grito para mis camaradas -¡Achtung!- luego de la ráfaga de mi subfusil aguardo por mas enemigos. 

Hans viendo que en efecto eran rusos y venían con malas intenciones disparo su MP40, limitándose a gastar balas y a poco más que asustar a los rusos. 

-¡¡Jhon vuelve a la trinchera, cojones!!- grito a su compañero.

me acerco ha Philipp, dejando mi posición para que Hans y Paul protejan la entrada de ese lateral.

Escucho las palabras de Philipp y le respondo:- Estamos en pleno ataque, dudo que podamos ponernos los trajes de rusos y coger sus armas sin problemas. ademas, si volvemos del frente y nos encuentra un comisario nos pegara dos tiros sin dudarlo, pero tu eres el que manda, quizás sea una buena oportunidad y nos salga bien entre tanta confusión. aunque deberíamos saber a que unidad rusa pertenecemos, seria importante si nos paran por el camino.

- Ya va hombre.- Ziska está recogiendo la ametralladora cuando empiezan a dispararles y se lanza al suelo de la trinchera.

Asintiendo a Wolfram, Philipp se incorporó con una expresión en el rostro entre fastidio y determinación. Hacía tiempo que no se inmutaba por los disparos, no como en África, donde solamente escuchar un avión sobrevolando el campo de batalla le hacía temblar de miedo.

—¡Caballeros! ¡Dejen de disparar! Escuchenme, van a coger sus cosas y las de los rusos caidos en combate. Vamos a salir cagando leches de la trinchera una vez que nos disfracemos ¿me oyen? Ya saben como va esto: Herr von Bray, Rademacher y Bauer al frente. Los ametralladores, Milchmann y yo detrás para cubrir. ¡Comienza la Operación salvar al maricón! En cuanto estén listos vamos. ¡Los! ¡Los! ¡Los jetzt!  

Luego, para sorpresa de todos indicó el frente, el lugar por donde habían aparecido los rusos, mientras trataba de hacer que salieran de allí de una forma relativamente ordenada y buscaran unos uniformes que ponerse que no estuvieran muy deteriorados.

Disparo en ráfaga dispersa para alcanzar a los dos que se acercan hiriendo al primero de ellos -¡Ya voy señor, pero tengo un pequeño problemilla entre manos!

Mis balas se pierden en la oscuridad y Rademacher abre fuego contra las dos figuras. En ese momento recuerdo el santo y seña pero ya no tiene importancia porque la situación corre como un caballo desbocado. – Stabsgefreiter Luidl si avanzamos con ropas rusas hacia las líneas de ellos seremos blanco de los Comisarios y sus balas. Muertos por deserción. Y seguramente vendrán más. –  no creo que mi dialéctica haga entrar en razones al jefe pero las ordenes son ordenes y hay que cumplirlas pero será luego de asegurar la trinchera de soldados comunistas con ansias de matar alemanes. 

La primera sombra caé al suelo desplomandose mientras la segunda pasa torpemente por encima de esta en un vano intento por correr. Podeis distinguir la forma de un fusil llevado en posición horizontal y el casco reglamentario ruso en su cabeza.... seguramente lleva una afilada balloneta en la punta. 

Respiro aliviado por que haya caído el primero, aunque la tensión del bombardeo y de ver como se acerca el otro me hace gritar a pleno pulmón -¡Muérete ya cabrón!- a la vez que disparo en otra ráfaga, esta vez concentrada en el ruso que todavía avanza por la trinchera.

El soldado cae al suelo mientras suelta su fusil que queda a escasos centimetros de Rademacher. El silencio vuelve a la trinchera mientras en el frente vuelven a oirse los gritos de ¡Hurra! ¡Hurra! Las bengalas surcan los cielos convirtiendo la noche en dia y proyectando fantasmagoricas sombras de los hombres sobre la helada superficie del Don.

- ¿Pero que dices Luidl? Si ni siquiera hablamos ruso. Nos van a liquidar...

Entonces oye los hurra. Al parecer los rusos no han tenido suficiente y vuelven a por más. Los Ivanes le deben tener más ganas a sus oficiales que yo a los nuestros.

- ¡Donnerweiter, que vuelven! Falkenhagen, conmigo a la ametralladora.- aposta la Mg-34 donde estaba antes para disparar.- Dejemos el suicidio colectivo para otro momento, Luidl.

Sin perder de vista la zona por donde llegaron los dos soldados rusos ayudo a Ziska a montar nuevamente la ametralladora y montar la cinta de balas a ella. – Vamos a darles a esos malnacidos. Esta noche tienen ganas de estirar la pata.- Mucho para decir no tengo porque el ataque es inminente. Por ello preparo mi subfusil solo por si acaso logran llegar a nuestra trinchera.