Partida Rol por web

Saga de Arcain: Stohlm

[N: Bosque de Brujas] Cueva en el Bosque

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19/05/2018, 23:53
Abzu

Estás en una celebración, infinidad de olores y sonidos se cuelan entre tus sentidos, pues es una reunión familiar que hace mucho tiempo había ocurrido. Pero aquí estabas otra vez. Con tu familia. Rostros conocidos te rodean y sonríen y mil manos se acercan a tu espalda para darle amistosas palmadas, pero al final de la sala una sombra cubre una silueta. Es tu padre, quien te observa con ojos desinteresados.

¿Y qué sabrá él, ese bastardo, de tu vida? Desde siempre ha sido distante contigo, y lo está arruinando todo con su indiferencia otra vez. Aunque no puedes echarle la culpa. Desde siempre has estado bajo su cuidado y rigurosa tutela, él fue quien te enseñó a leer, escribir, andar y luchar. Y aunque hubieses cumplido siempre las expectativas de los demás, algo había en ti que le resultaba siempre tan poco prometedor. Nunca supiste con exactitud que era.

La habitación se tornó vacía de un instante a otro, y solo estabais él y tú. Maldito sea tu padre. ¿Quién se creía para haberte juzgado durante toda la vida? A pesar de que hiciste todo lo posible para granjearte su respeto, y aunque su cariño hacia ti fuese algo palpable... siempre estabas un paso por debajo de sus expectativas. ¡¿Por qué?!

—La sangre... el secreto está en la sangre...— Susurró una voz en la distancia. Esa era la respuesta. El linaje de los Rolf ha sido uno de grandes aventureros, viajeros que han recorrido los confines más lejanos del mundo conocido y mucho más. ¿Tú quien eras frente a ellos? ¿Y tu padre? Desde hace ya un par de generaciones se ha perdido esa tradición, y desde entonces cada Rolf padre e hijo se hacían más blandos. Quizás la respuesta a su indiferencia era nada más y nada menos que la vergüenza personal. Pero tú podías cambiar eso.

—Es hora de que te hagas un nombre. Y viajes por el mundo. Que sigas el camino de tu abuelo. Y su abuelo antes de él.— Es lo que te dice tu padre, mientras te ofrece una espada dentro de su vaina. La desenvainas y no puedes imaginar una hoja tan valiosa como la que sostienes ahora mismo. Con trazados tallados en la superficie. Es la espada del errante. Una reliquia familiar.

Ahora lo entiendes todo, deseas abrazar a tu padre, pero es tarde. 

Una detonación.

Intentas alcanzarlo con todas tus fuerzas, decirle que lo vas a lograr. Pero cada paso te aleja más de él.

Otra más.

Es hora de despertar.

De repente, a tu alrededor solo hay oscuridad. Aunque necesitas unos pocos segundos para que tus ojos se acostumbren al entorno, solo fue necesario un instante para que recordases donde estás. Todo había sido un sueño.

¿Cuantas veces lo habías tenido desde que abandonaste tu hogar? Unas cinco o seis, quizás más, quizás menos. Empezaba a tornarse un poco molesto, pero por suerte no era ninguna pesadilla.

Te encontrabas en el Bosque de Brujas, en la parte más al sur del mismo al menos, cerca del Paso del Oro. Al principio no parecía mala la idea de abandonar la comodidad de la casa familiar en la lejana Delah. Para iniciar tu viaje por el mundo. Y aunque hubieras visto más mundo que muchos, y sido testigo de innumerables hallazgos, ese sueño en particular 

provocaba en ti la nostalgia suficiente como para arrepentirte y volver finalmente a tu hogar. Pero tenías que reprimirlo. Tenías que honrar a tu familia, a tu juramento. Tenías que encontrarte a ti mismo y solo lo harías cuando decidieras que ya habías visitado los confines más lejanos. ¿Pero cuando sería eso exactamente? No estabas del todo seguro. Y así era la vida del vagabundo, errar por el mundo no es tarea fácil y nunca la ha sido. Más de una vez te las has visto grises. Más de una vez has estado al borde de dimitir y abandonar tu viaje. Pero la espada era tanto una carga como una responsabilidad. Habías empezado a desarrollar cierto odio hacia el inanimado objeto. ¡Ay, como tenía que proteger uno el orgullo en estos tiempos!

A tu alrededor habían varios rostros conocidos, pues en tu viaje a Doltdorf así como por los confines del sur te habías hecho con muchas amistades. A saber si a estas alturas siguen vivos, la verdad, pero eso poco importaba. Te levantas de un charco de saliva que habías dejado al dormir en el suelo, ay el suelo. Por suerte para tu espalda el daño había sido mitigado por un rudimentario saco de dormir. Afuera una helada llovizna rocía el paisaje, cada vez hace más frío, pues el invierno es próximo.

Por suerte, habéis hallado descanso debajo de una cueva no muy profunda, quizás el refugio de algún oso ya muerto hace un tiempo. Más detrás hay un débil fuego en el que una figura se acurruca tiritando para absorber algo de calor. El resto, sigue durmiendo. De diez viajeros que os dirigíais a la capital del territorio Nifwalder ahora solo sois unos míseros cuatro... más el herido que habéis rescatado en el bosque.

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20/05/2018, 00:05

Volvió la cabeza hacia las afueras de la cueva, hacia la  tempestad y el frio... Ah, el frío... Como añoraba la calidez de sus tierras... pero su único recuerdo no era para nada cálido, era esa pieza de frío acero, la espada. Tomando la funda en su mano zurda libero parte de la espada ejerciendo fuerza contraria con la diestra para ver las inscripciones de la hoja. Se rió un poco al pensar en la ironía que suponía crear armas hermosas que sirven para realizar cualquier acto menos algo hermoso, con ese pensamiento en mente se mantuvo quieto unos segundos observando la hoja hasta que un movimiento a sus espaldas le hizo reaccionar... El extraño del bosque. ¿Qué idiota se aventura solo en un bosque? Quizás se hubiera perdido... de hecho, quizás no entrara solo. No sería la primera vez que se encuentran cuerpos humanos en avanzado estado de descomposición en la maleza. Bueno... solo quedaba esperar que ese malherido se tratase de una persona prominente o adinerada del lugar, eso les aseguraría una vía fácil a la plata o a la fama al menos.

Finalmente Rolf dejó de pensar sobre ello y se puso en pie realizando un estiramiento involuntario para desentumecer los músculos y se dirigió a la figura que se encontraba tiritando frente a la hoguera, su sola visión le provocó un escalofrío al recordarle su situación... tan distante de aquel banquete de su sueño... aun podía sentir el sabor del vino en su palador y como provocaba esa característica sequez en su boca tras tragarlo... al momento descubrió que no era por imaginarse el vino, sino que se moría de sed. Prestamente tomó su cantimplora y le dio un trago, se preocupó al notarla tan ligera, pero decidió colgarla de nuevo en el cinturón sin darle más vueltas y con paso lento se sentó junto al sujeto de la hoguera.

 

-¿Crees que lo contará? -Preguntó con un tono neutro refiriendose al hombre herido.

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20/05/2018, 00:30
Abzu

Escuchas una detonación a lo lejos. ¿Donde estás? 

Escuchas otra. Todo está en oscuridad. Aun así, escuchas cientos de voces a tu alrededor, voces nerviosas, voces cargadas con odio, otras con temor. Pero todas hablan de lo mismo.

Una tercera detonacion. Hablan de guerra. Hablan de muerte. Hablan del fin del mundo.

 Y lo estás viviendo en tu propia carne. El suelo tiembla, el acero repiquetea. Un millar de hombres corre hacia adelante, a un portón que se abre. Tú los acompañas. Es un campo de batalla. Allá a donde ves hay enemigos, cada uno con un estandarte diferente. Pero eso poco importa. Tu tabardo tiene los colores de la nación que te vio nacer. De tu casa. De tu hogar. Vas a pelear por ella hasta la muerte.

Rocas encendidas en llamas vuelan por los aires y sueltan ensordecedores rugidos que hacen temblar el suelo con cada impacto. Los gritos odiosos de hombres y mujeres que luchan hasta morir inundan tus oídos, el olor a quemado se te entromete en la nariz, el sabor ácido de la sangre y el sudor se mezcla entre tus labios y la visión de muerte rodea tus ojos.

La batalla dura diez primaveras, diez otoños y diez inviernos. Y al terminar, solo te acompaña un triste silencio. Eres el último que queda en un campo de batalla lleno de hombres sin rostro. El fuego dejó de quemar desde ya hace un tiempo. El cansancio no existe. Estás muerto.

Una detonación se escucha a lo lejos.

Desearías haber pasado más tiempo con tu familia. Con tu familia que te espera en casa.

Otra detonación.

Desearías haber conocido a tu nieto. Desearías haber visto por primera vez el rostro de Gabriel.

Otra más. Es hora de despertar.

De repente, a tu alrededor solo hay oscuridad. Aunque necesitas unos pocos segundos para que tus ojos se acostumbren al entorno, solo fue necesario un instante para que recordases donde estás. Todo había sido un sueño.

¿Donde estás? El sudor te llena el rostro, y un terrible dolor en un costado casi te hace gritar. No puedes, pues tu garganta está destruida después de tanto pedir ayuda. Los recuerdos van volviendo a tu mente conforme los segundos pasan.

Era ese sueño de nuevo. ¿Cuantas veces lo habías tenido desde que abandonaste tu hogar? Unas cinco o seis, quizás más, quizás menos. Empezaba a tornarse un poco molesto, pero nunca lograbas entender del todo su significado.

Pertenecías a esa maldita escuadra que se aventuró en el Bosque de Brujas. Desde el fuerte Nifwalder hasta Melraba. ¡Increíble! Al parecer poco le importaba a los altos mandos por enviar a una compañía al asentamiento más alejado de la capital en plena proximidad al terrible invierno que se hallaba próximo a caer sobre el norte. Fuisteis atacados por un grupo de bárbaros y los que huyeron no parecieron demostrar interés en salvarte. Quizás ya te habían tomado por muerto. Pero no lo estabas, y eso era lo peor de todo. 

Días. Días pasaste gritando por ayuda, corriendo el riesgo de atraer a algún depredador, o a cualquier cosa que acudiese a acabar con tu desgracia, pero aún así lo hiciste. Tu garganta se destruyó en el proceso, y la puñalada que recibiste en un costado empezaba a mostrar síntomas de infección. Para tu fortuna, fuiste salvado por un grupo de viajeros que se dirigían a la capital. Sanaron tus heridas y a día de hoy te hallas en una cueva que usáis de refugio contra los elementos. Afuera una helada llovizna empapa el ambiente y adentro, la gente sigue dormida. Cuentas cuatro al menos. Una figura se acurruca frente a un débil fuego, tiritando. Y otra parece también despertar a lo lejos.

Notas de juego

Estás compartiendo esta escena con Rolf.

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20/05/2018, 03:10
Hef

Te acercas a la figura tiritante y la reconoces. Se trata de Hef. Un erudito Rindyar que ha iniciado su peregrinación al territorio Nifwalder en búsqueda de nuevos conocimientos. A pesar de ser un hombre de cultura, sabes que Hef es de armas tomar. ¡Y eso lo sabes de primera instancia! Pues te ha acompañado a lo largo de tus viajes desde que recorriste la región del oeste por primera vez. Él te enseñó las costumbres de la gente de Stohlm y fue quien te sacó de más de un malentendido con los locales.

Es un hombre humilde, de origen humilde, lo sabes porque te lo ha contado. Y el conocimiento es su pasión. Te habló acerca de la terrible guerra que devastó Stohlm, y de los peligros que pululan en esta tierra abandonada por los dioses, si hay una manera de llamar a este erudito, la mejor sería "amigo".

Hef se encontraba leyendo un libro en el momento en que te acercaste a él. Un libro, mira que hay pocos en el mundo. Y eso era una pena, pues Stohlm es un mundo en el que lo mejor es aprender a usar la espada a leer. La gente como Hef pensaba lo contrario, y deseaban esparcir sus puntos de vista por el mundo. El erudito como un acto de reflejo intentó ocultarlo, pero al ver que se trataba de ti simplemente sonrió y volvió a ojear el libro.

—Hice todo lo posible por salvarlo. Cuando le encontramos ya estaba en un estado deplorable, así que lo único que pude hacer fue limpiar su herida y taparla. El tiempo decidirá su destino en los próximos días. Creo que era un soldado, o algo así. Dejé su tabardo a un lado de la cueva, lo han saqueado prácticamente. Pobre...

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20/05/2018, 03:28
Abzu

Ojeas rápidamente el libro de Hef. Se trata de una recopilación de escritos religiosos de la gente de Stohlm. Reconoces a las figuras que son representadas en las páginas casi instantáneamente.

La primera que logras reconocer es Zaryanitsa, la matrona de la vida. Observa con ojos vacuos hacia la tierra mientras con 

sus manos sostiene una flor con delicadeza. En cada ciudad se construye al menos un templo de Zaryanitsa donde, las sacerdotisas que son las únicas que los habitan son quienes se encargan de curar a los enfermos y heridos cuando un médico convencional no es suficiente.

 La hija de la piedad, la madre de madres, estos son algunos, de los nombres por los que se conoce a Zaryanitsa, la Diosa de la Curación, la Misericordia y el Alumbramiento. Zaryanitsa es posiblemente la deidad más querida de las tierras de los hombres. Muchos hombres y mujeres nacen en un templo de Zaryanitsa, o cuando menos asistidos por una de sus sacerdotisas, y casi todos requieren de sus 

servicios en algún momento de sus vidas. La negativa del culto a involucrarse en política lo ha convertido en popular beneficiario de la caridad de nobles y mercaderes adinerados; las sacerdotisas administran esta riqueza a los necesitados con una eficacia notable.

 Los templos de Zaryanitsa están decorados austeramente. Ya que el dinero que reciben lo dedican al alivio del sufrimiento. Pueden encontrarse en todas partes, desde las más pequeñas aldeas hasta las ciudades más grandes. Son lugares de quietud y comodidad para los enfermos, los moribundos y los que carecen de hogar.

Hef nota tu comportamiento y te señala con un dedo otra página. Puedes ver a una figura menuda, con una larga melena y una barba abundante y de colores pajizos. En una de sus manos sostiene el alma del mundo y en la otra un martillo negro como la brea. Se trata de Svarog, el dios de los artesanos, forjador de montañas y el creador de la tierra. Observa el horizonte con decisión mientras que en el fondo hay un paisaje cósmico de tótems y estrellas.

Se reconoce a Svarog como el que le dio forma al mundo, decorándolo con barrancos, montes y regiones. Brotando océanos en las zonas vacías y dándole forma a las montañas que separan los reinos. Se le atribuye la colaboración en la creación de las razas pensantes. Es el padre de humanos y enanos por igual, estos últimos les han reconocido con otro nombre a lo largo de las eras.

Es el patrón de los artesanos, y cuidador de todos aquellos que trabajan la cosecha, la cantería y los demás trabajos que involucren a la tierra.

A pesar de ser un dios con bastantes milagros y actos atribuidos a su nombre, Svarog se orienta a la humildad incluso en sus adoradores. No habrá un templo o lugar sagrado más excéntrico para él que la forja de un herrero, o el maizal de un granjero. Muchos rumorean que, cada par de siglos nace una encarnación del mismo Svarog. Ya sea como un talentoso maestro herrero o como un misterioso vagabundo que, tras llegar a una aldea necesitada, la abarrota de alimentos en cantidades calamitosas y deja sus campos y reces increíblemente saludables.

Por último, y en el area del medio, se encuentra un marco enorme con la figura de un hombre anciano en su interior. Su barba y melenas blancas ondean con el viento y un aro de oro le sirve como corona en su cabeza. Sus ropones, blancos 

con bordes dorados y azules son distintivos de su pureza y poder. Se trata de Arcain. Padre de Svarog, dueño de los cielos y supremo tejedor de hechizos. Quien observa con reprensión al mundo y sostiene su cuerno para llamar a una tormenta.

Además de ser el dios principal en el panteón, Arcain ha sido el responsable directo de la creación del mundo; cuando al principio de los tiempos no había nada, el despertó y con su adquisición de la consciencia le dio una forma al cielo. Junto con Svarog —a quien creó de una estrella—, le dio forma al mundo, y lo imbuyó con su magia para protegerlo y colmarlo de criaturas pensantes.

Su culto creció orgánicamente conforme los primeros humanos trataron de explicar fenómenos naturales como los truenos, el paso de las estaciones y las subidas y bajadas de las mareas.

Actualmente es el dios más importante dentro de la humanidad y se ha entrelazado con la cultura y la identidad de Stohlm y de su gente. Como un dios, Arcain es adorado por muchos como el unificador de la humanidad, y un protector de los débiles e inocentes contra la insidiosa amenaza de la Magia Negra y todas sus formas.

Todos estos dioses te resultan familiares, pues en los templos de Delah parecen atribuirseles a estas tres figuras los mismos talentos. ¡Efectivamente, son los mismos dioses! Aunque no recuerdas a Svarog sin su turbante ni su cimitarra... ni tampoco a Zaryanitsa sin sus cuatro brazos...

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20/05/2018, 03:54

Rolf sigue con la mirada a cada uno de los dioses a medida que Hef se los muestra, mientras se besa la perilla y acaricia el pomo de su bella espada con la otra mano, sigue extrañandole el cambio que hay en los dioses pero no le atribuye gran importancia porque no prestaba demasiado atención durante las clases de religión. Sin más siguió asintiendo a medida que comentaba su buen amigo y tras finalizar se puso en pie dandole una amistosa palmada en la espalda y giro la cabeza mirando hacia las afueras de la cueva.

-Debemos retomar el paso tan pronto como amaine la tormenta o nos quedaremos sin suministros... si el chico no se puede tener en pie para entonces no podremos hacer nada por el. -Mencionó Rolf con gesto serio. No le gustaba la idea de abandonar a nadie, pero si no quedaba otra opción, no dejaría que su destino se viera estancado por un hombre moribundo.

-Cuanto antes lleguemos a la ciudad, antes tendremos un lecho caliente y buena bebida. -Añadió exteriorizando sus propios pensamientos sin darse cuenta. Aunque a estas alturas poco le importaba. Posó su mirada por cada uno de los demás viajeros de la compañía y dejo escapar un suspiro recordando a los que no pudieron llegar hasta tan lejos. La idea de que podrian perderse más o incluso el mismo por el camino le espantaba, pero como de costumbre evadió sus malos pensamientos centrandose en su objetivo y volvió a sentarse sobre la fria piedra.

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20/05/2018, 08:50

Gabriel abre los ojos sobresaltado, despertando de nuevo de ese maldito sueño, se incorpora abruptamente debido al susto, emitiendo un gruñido de dolor por la puñalada recibida, que aunque sanada, sigue doliendo y causando molestias. Jadea una y otra vez y mira confuso a su alrededor, sin comprender donde esta en primera instancia, hasta que poco a poco empieza a recordar de nuevo. Su rostro se relaja, su mirada recorre la cueva a los que alli se guardecen y su expresión va dejando librandose del terror y la confusión y va dejando paso al cansancio. Se incorpora hasta quedar sentado, agarrandose con una mano la herida y con la otra la cabeza.

-Urg..Cuanto..cuanto tiempo he dormido esta vez?. - Pregunta Gabriel, los sonidos de su garganta emergen como susurros renqueantes, mas parecido a gruñidos de dolor que a palabras.

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20/05/2018, 18:10

Rolf ve sus pensamientos interrumpidos por una voz que aún le resultaba desconocida y atando cabos mentalmente llega a la rápida conclusión de quien provenía sin necesidad de verlo, sin embargo, pronto gira la cabeza para vislumbrar al muchacho y comfirmar sus sospechas, con la poca luz que proporciona el fuego de la hoguera, el fuego le ilumina la espalda dándole un contraste particular por un momento hasta que vuelve la mirada hacia el fuego.

-Un día. -Responde secamente sentado en la piedra, mirando de reojo a Gabriel.

-Sinceramente, no pensé que fueras a contarlo... Debe ser tu día de suerte. -Añade con ironía. -¿Qué sucedió para encontrate solo, en medio del bosque y al borde de la muerte?

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20/05/2018, 18:26
Hef

Hef dirigió rápidamente su atención a Gabriel, tras notar que este había despertado. Cerró su libro y lo guardó en su mochila de viaje antes de levantarse y acercarse al soldado caído.

—¡Impresionante, te has levantado! —Reconoció el erudito mientras que inspeccionaba su estado. La sorpresa afloraba en su voz. —Y veo que la fiebre ha bajado, parece que vivirás más de lo que habíamos previsto. ¿Puedes recordar tu nombre? ¿Nos dirías quien eres? Te encontramos apartado del camino y en las últimas, rodeado de un montón de... bueno... de cadáveres. ¿Qué te ocurrió?

Que le ocurrió a Gabriel... es una buena pregunta. Las pocas pertenencias que le quedaban estaban a un lado de él, y vaya que eran pocas. Además de su tabardo, sucio y rasgado. Parece que le han quitado la camisa y le han cubierto con vendajes 1una fea herida. 

La llovizna se convirtió en lluvia afuera de la cueva, y la neblina se iba haciendo más espesa conforme el tiempo pasaba. El frío azotaba el exterior y eventualmente, la única luz que hay en la cueva es la de la precaria fogata que encendió Hef hace ya unas horas.

Notas de juego

1El estado de salud de Gabriel en este momento es herido, para más información revisa el reglamento de juego.

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20/05/2018, 19:33

Parpadea pesadamente, desviando la mirada entre uno y otro mientras sus ojos se acostumbran a la luz de la cueva. Alza levemente la mano, pidiendo algo de tiempo cuando empiezan a avallasarle con preguntas, se acaricia los lagrimales liberando un suspiro y recolocandose. Carraspea varias veces antes de comenzar a hablar.

-Ga..Gabriel..me llamo Gabriel dan Luthar.- Se detiene y extiende las manos hacia el exiguo fuego buscando algo de calor. -NO..no estaba solo, eramos una escuadra entera.. Los barbaros..n..-tose y se acaricia la garganta, le duele y le cuesta hablar.- nos atacaron..me dieron por muerto..los que no huyeron..estan muertos.  Deambulee durante dias..gritando..clamando por ayuda..hasta que, me desmayé.. -Se acaricia con dedos temblorosos las vendas, como si quisiera comprobar que no van a soltarse por si mismas-

-Me habéis salvado vosotros..? No tendréis algo de agua por casualidad..verdad?

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20/05/2018, 19:47

Rolf se pone en pie dirigiendo su antención a la lluvia que acontence fuera, distrayendose levemente acariciando el pomo de su bella espada la Hoja del Errante a la par que escucha las palabras de Gabriel con interés.

-Bárbaros dices... Espero que se hayan alejado. -Menciona proporcionandole su cantimplora, de la que a penas queda un cuarto de su contenido original y vuelve a mirar hacia las afueras.

-Esta maldita tormenta está empeorando... Me da que no vamos a poder salir de aqui hasta la mañana que viene y por si fuera poco nos estamos quedando sin bebida. -Deja escapar un sonoro suspiro. -Y esa niebla... Esa niebla no me gusta un pelo. No podría ir peor...

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20/05/2018, 20:03
Hef

La mirada nerviosa de Hef recorre la cueva, y se queda observando a la salida con la boca semiabierta. Parece murmurar un sútil "Que Arcain nos guíe..." mientras que se lleva una mano al libro.

El erudito pronto vuelve la mirada hacia Gabriel y Rolf, y se frotó un ojo con el puño mientras que se agachaba para hablar.

—¿Barbaros? ¿Entonces son reales? —Preguntó con un atisbo de temor en su voz. Ya sabía la respuesta, y el hecho de que las pruebas estuviesen justo frente a él, en forma de hombre herido solo terminaban de confirmarla. —He leído mucho acerca de estos "bárbaros"... hombres y mujeres, de las montañas, que caminan como los hombres... pero son algo muy diferente a ellos. Adoran a otros sanguinarios y retorcidos dioses, viven en aldeas rodeadas con fetiches, son más fuertes que cualquier guerrero promedio y muchas otras características horrorosas son las que se les atribuyen... sin dudas un eslabón perdido en la sagrada creación de Svarog. Es impresionante que hayas visto a uno de verdad. ¿Cómo eran...? Y más importante... ¿Por qué te atacaron?

Pero a Gabriel le resultaba difícil recordar ese agitado momento, todo había sido tan rápido como difuso. En efecto estos bárbaros eran reales, y atacaron su cuadrilla hace un par de lunas. Pero no parecían actuar por ningún medio más que el derramamiento de sangre. Eran tan brutales y temibles como misteriosos.

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20/05/2018, 20:55

Bebe con ansía inusitada, cual perdido en el desierto ante un manantial, sin embargo este manantial tiene muy poca agua, y antes de darse cuenta, y desde luego antes de lo que le gustaría, se ha bebido el agua que quedaba en la cantimplora, la observa durante unos segundos y finalmente se la devuelve a Rolf.

-Gratiud.

Desvía la mirada hacia sus cosas y frunce el labio inferior, un recordatorio de su derrota, y dado que parece que no van a ir a ningún lado, se vuelve a recostar, gruñiendo de dolor, apretando los dientes mientras se tumba, observando a sus compañeros desde el suelo.

-Si..son reales..- Deja escapar un bufido resignado- No lo se.. Todo esta borroso..salieron de la nada..se nos echaron encima..todo pasó demasiado rapido..eran grandes..fieros..creo.. Solo puedo recordar gritos y dolor.- Traga saliva lentamente y respira profundamente. - No se que querían..pro..probablemente solo matarnos..

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20/05/2018, 21:30

Rolf toma la cantimplora devolviendola a su sitio en su cinturón realizando una ligera mueca al notar su ligereza. Entonces empieza a imaginarse a los bárbaros tal como los describe Gabriel, o al menos algo parecido, hombres altos, barbudos, con el pecho al descubierto y cubiertos de sangre. La imagen es bastante atemorizadora como para que Rolf decida no querer seguir dando rienda suelta a su imaginación y bloquear de su mente la misma imagen, por lo que opta por realizar una pregunta más.

-¿Sabes cuantos eran?  -Se denota nerviosismo en la cuestión debido a que la oscuridad, la lluvia torrencial y la niebla, no dan margen a imaginarse la belleza de la vida, sino más bien su lado más oscuro. En ese momento desearía poder meterse en su recurrente sueño de la comida familiar y no salir de ahi... Pero de nuevo ahi estaba la espada, recordandole su deber, sus cargas y a la vez su orgullo... Maldito sea el orgullo.

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21/05/2018, 13:41

-Cuantos...muchos..dos docenas..minimo, tal vez más..

Observa con gesto cansado la entrada de la cueva, el repiquiteo de las gotas de lluvia al caer sobre la tierra, en cierto modo la agradece, pues así tendrá tiempo de descansar, y es poco probable que esas bestias anden sueltas bajo la lluvia..Mas también es verdad que bajo el cobijo de la lluvia y la niebla uno se puede mover sin ser visto con facilidad, ladea la cabeza y trata de quitarse esos pensamientos de la mente, no ayudan lo más minimo, descansar..eso es lo que quiere, un poco de descanso.

-Tal vez..ya se hayan alejado..- Comenta sin demasiada seguridad en sus palabras. - Aun así.. no se como de lejos podría llegar ahora mismo si tuviera que marchar..

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21/05/2018, 19:21

-¡Dos docenas, por el amor de Zaryanitsa! Quizás lo más astuto sea aprovechar la noche para llegar a Doltdorf... Pero con esta tormenta caeriamos como moscas. -Dice Rolf sentandose de nuevo con impotencia sobre la roca.

Despues de todo no era tan provechoso viajar en grupo, pensó por un momento, pero recordando los peligros durante el camino en los que varios de sus acompañantes tuvieron que suponer de involuntario sacrificio para suerte del resto se le pasó y no mencionó nada más, sino que volvió a mirar al fuego, recordando... Era lo único que le ayudaba a mantener el ánimo despues de todo, los pensamientos del hogar y, despues de todo, el fuego era lo único en común que esa fría cueva compartía con los salones de su privilegiada vivienda.

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23/05/2018, 18:23
Abzu

Los ánimos parecieron bajar un poco tras la revelación de Gabriel. Las siguientes horas las pasó el grupo descansando en la cueva silenciosamente. Demasiado silenciosamente. Rolf y Hef se juntaban en la hoguera para recuperar calor mientras que Gabriel procuraba moverse lo menos posible. 1Más de una vez el erudito se acercaba al soldado caído para cambiar sus vendajes, y asegurarse de que la fiebre empezase a bajar. Cuando el resto del grupo se despertó ya la lluvia había cesado, y los restos de una leve llovizna eran los únicos que poblaban el bosque afuera del precario refugio que habíais creado.

La niebla había desaparecido por completo, y se podían observar los enormes arboles que caracterizaban el norte de la tierra de Stohlm, a pesar de su altura estos no eran tan grandes como los demás, pero lo compensaban con sus grandes números; intentar encontrar el sol mirando hacia arriba era una tarea un poco complicada para alguien que se extraviaba en estos bosques.

A pesar de los constantes pensamientos acerca de hombres salvajes sedientos de sangre que habían estado paseando en las mentes de los demás durante la larga espera, nadie estaba esperando al grupo afuera de la cueva. Y varios ya habían salido a estirar las piernas y recibir algo de luz solar.

Notas de juego

1El estado de salud de Gabriel mejora a magullado.

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23/05/2018, 18:33
Hef

—Bien... esto debería bastar. Si necesitas alguna otra cosa, házmelo saber muchacho —Dijo el erudito mientras que terminaba de ajustar los vendajes en el abdomen de Gabriel. Parecía saber muy bien lo que hacia. Parecía saber mucho en general—Intenta no hacer ningún movimiento brusco, o la herida podría volver a abrirse. Y no creo tener suficientes apósitos para sanarte otra vez si llegas a caer.

Tras esto, Hef se levantó y desperezó. Caminó hacia Rolf limpiando sus manos frotándolas contra su camisa y le sacudió un hombro, una débil sonrisa adornaba su rostro.

—Mira, la lluvia ha cesado. Parece que podremos llegar a Melraba después de todo —Comentó mientras señalaba a la salida de la cueva, y se acercaba cada vez más a ella. —¡Muy bien todo el mundo, nos pondremos en marcha en breves, recoged vuestras cosas!

La gente no dudó ni un segundo en empezar a reunir sus pertenencias y reunirse en la salida para conversar, los ánimos afloraron un poco al hacerlo. Nadie quería quedarse en la cueva ni un minuto más. Hef estaba esperando en la salida a por Rolf y Gabriel, quienes deberían empezar a moverse si no querían quedarse detrás.

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24/05/2018, 15:13

-Gratitud Hef..- Hizo un leve gesto con la cabeza a modo de agradecimiento, le resultaba extraño la pericia del hombre y cuanto sabía.. sin embargo daba gracias por ello, Arcain estaba con el, desde luego, no encontraba otra manera de explicar su suerte.

En cuanto los demás comenzaron a recoger sus pertenencias, Gabriel no hizo menos, se incorporó, la sensación de volver a estar de pie casi le resultaba extraña, un leve mareo le sacudió, más consiguió mantenerse en pie, aun en mejor estado la herida le dolía, por los dioses que le dolía, pero al menos se veía capaz de moverse de nuevo.

Cogió su tabardo, destrozado y mugriento, tomó a su vez su espada e hizo el amago de coger su escudo, más este no estaba..claro, lo había dejado caer cuando le habían herido, y mientras corría buscando ayuda se había olvidado totalmente de el.. Frunció el labio inferior y dejo escapar un suspiro mientras colocaba la vaina en su cinto.

-Espero que podamos llegar a Merlaba sin demasiados problemas..creo que he tenido suficientes emociones para todo el mes.. - Comentó a modo de broma a Hef cuando salió a reunirse con el.

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24/05/2018, 16:23

Tras recibir el toque de atención en forma de sacudida de hombro, Rolf escucha las palabras de Hef y sin ver necesidad de responder, atiende a las palabras de su amigo retomando un viejo saco en el cual guardaba con avidez algunos de los pocos mendrugos de pan que le quedaban para el viaje, tras esto aseguró que la espada con su funda estuvieran donde debian estar y tras comprobarlo con el frio tacto del mango y con una imperceptible sonrisa que apenas duró segundos salió de la cueva.

Rolf se siente bastante cómodo al poder respirar por fin aire puro muy a pesar de que el vaho le recuerde que tan lejos se encuentra de su hogar, a su vez, la humedad de la tierra y las gotas de agua aún deslizandose entre las hojas de los árboles no le resultaba descriptible como un clima apetecible para reenprender el viaje, pero era ahora o nunca, asi que no tardó en echar un vistazo al grupo para comprobar que todos estaban listos para partir y continuar la marcha.