Partida Rol por web

Ambos se encontraron en la arena, en uno de los momentos de entrenamiento donde el doctores los puso a practicar entre ellos. Ahora juntando a los hombres con las mujeres y para suerte de Livia le habia tocado al unico otro romano entre los gladiadores.

Este parecia muy activo ya habiendo hecho todas las practicas de enlogamiento se preparaba para el enfrentamiento que tendrian. "Linda marca, aunque el lugar que eligieron no lo es." fue primer comentario de este, que tenia ya su marca aunque en el hombro. 

La romana enarbola la vara y se prepara para recibir los embites del gladiador, examina su juego de pies y también las armas que ha elegido:

-Es un lugar elegido por los dioses para que pueda demostrar mi fortaleza. Marte solo quiere guerreros fuertes, los que fallen o palidezcan ante el dolor igual no son dignos de su favor. ¿Tu tienes miedo? No parece de los que tienen miedo. Me llamo Livia.

El hombre llevaba un escudo grande casi como el de los legionarios y en su otra mano un puñal de madera que seguramente habria deseado que fuera una gladius.

"Horatius y no. No tengo miedo." comenta el hombre golpeando su escudo con la daga. "Como dices marte solo quiere guerreros fuertes, asi que demuestrame porque tienes esa marca. Que estas a nada de pelear con un soldado, no con tus compañeras." comenta el hombre y ni bien salio la señal se mando al ataque.

-Si los dioses me han emparejado contigo es porque me consideran digna de cruzar armas contigo. Si gano será un orgullo para mi...y si pierdo no habrá deshonra pues no cualquiera puede derrotar a un legionario.- dice Livia mientras evita y recibe sus acometidas para luego contraatacar golpeando rápida y ágil con ambos extremos de la vara buscando los difíciles puntos ciegos de la formidable defensa de Horatius.

La pelea continuo con ambos quedando por un momento sin una buena definicion respecto a quien ganaria, no hubieron golpes determinantes pero si un deseo de ambos de hacerlo. Aunque Livia empezaba a ver como Horatius repetia ciertos gestos con su espada, entonces aprovechaba y golpeaba.

"Ahora si, se pone interesante..." dice el hombre pareciendo no querer reaccionar a esos golpes en su piel. "Sin duda los dioses te han puesto aqui y me la estan jugando a mi." dijo corto y rapidamente mientras lo veias que trataba de ponerse mas serio con la pelea mientras mas tiempo pasaba de esta.

Livia sonríe con esfuerzo, realmente estaban muy equilibrados, la fuerza del gladiador la puso en más de un aprieto en los primeros compases de la práctica, la romana sabía que un golpe del escudo o del arma del hombre la destrozaría en su estado pero ella compensaba su falta de resistencia con una vertiginosa agilidad y rapidez de la que carecía el ex-soldado. 

La gladiadora va comprendiendo la táctica con la espada que lleva Horatius y comienza a anticiparse a sus golpes, llegando al punto en que ya no es ella quien tiene que esquivar y fuerza a su rival a ponerse a la defensiva:

-La validez de un soldado en el campo de batalla se mide en la fuerza de toda su unidad. Así es como Roma ha conquistado el mundo.- dice Livia con un tono de halago por las tácticas de guerra romana, pudiendo entenderse que algo había leído de los grandes estrategas de su tiempo. La romana continúa su lluvia de ataques no dando respiro a Horatius, ella misma estaba cerca de su aguante máximo, pero debía dar un buen golpe para finalizar el combate y debía ser pronto. 

En un momento vió su oportunidad, golpea con la vara el interior del escudo del gladiador abriendo su defensa y hace un barrido por el suelo para golpear las rodillas de él y derribarlo boca arriba sobre la arena, momento en que, antes de que pueda levantarse, Livia aprovecha para plantar un pie en su pecho y la "punta" de la "lanza" en el cuello de Horatius.

-Pero ahora...ahora te veo solo. Un soldado sólo no puede ganar una guerra.- concluye con una sonrisa cansada pero triunfal.

El gladiador se vio molesto cuando perdio, casi enojado pero termino suspirando relajando el rostro. "Seguro que no." comento el hombre aun el piso levantando una de sus manos haciendo la señal de rendicion de los gladiadores. Esa que el doctore les habia enseñado.

"Talvez deba cambiar mi estilo de pelea. El tuyo parece funcionar bien contra el mio." comento halagandola a ella esperando que le permitiera levantarse. 

La romana acepta su rendición con una sonrisa y le ofrece la mano para que ambos cojan el antebrazo del otro y, aunque realmente la complexión de la chica no daba para levantar al musculado hombre, pero el gesto servía de muestra de respeto:

-No tienes porqué estar solo, Horatius.- le dice cuando el gladiador se levanta, Livia no suelta su brazo para acercar mucho sus cuerpos, no necesariamente en un sentido erótico, y menos tan cerca las miradas del doctore y del resto de los gladiadores- Un hijo de Roma, lo es para siempre...¿lo sabes verdad? Me gustaría hablar contigo...¿vienes a beber agua?

Él tomo su antebrazo pero se impulso él mismo para subirse, ya que se daba cuenta que si solo dependia de ella terminaria en el suelo con él.

Cuando se eleva y escucha las preguntas de ella mira a los demas, parece que el doctore les permite descansar un poco. "Si, vamos. Aunque no mucho tiempo." comenta el hombre que tal vez no se ve muy comodo de dejar la arena aun. "Si, un hijo de roma lo es siempre. Mas si uno elige el lugar...tu te uniste a este lugar por voluntad propia?" pregunto curioso de ella.

Dicho eso se acercaron a una de las mesas con agua y empezo a servir el hombre a ambos.

-No. Me vendieron. Mi familia política tenía que deshacerse de mí, yo era patricia. No tan adinerada y bien situada como nuestra Domina pero lo fui.- explica tomando el vaso de agua que le tiende el gladiador y se sienta en un banco, pero de espaldas a la mesa, mirando las prácticas del resto mientras habla.- ¿Y tú? ¿Cómo has acabado aquí?

"Una patricia? Mira que curioso, aunque no me sorprende eso que dices. Los patricios muchas veces son crueles entre ellos, cualquiera lo sabe." decia el hombre hablando mas como un hombre a abajo. Tomando agua con un largo trago no por nervios pero parecia costumbre.

"Era un soldado del ejercito imperial, al final hice el servicio y lo complete. Pero decidi cambiar de carrera, ser gladiador parece mas gratificante y con mas gloria." comenta el hombre pareciendo mas contento con esta posible vida y la verdad en tu vida habias escuchado de hombre convirtiendose por voluntad propia en gladiadores. "Ademas en lo militar no podria avanzar tanto como aqui. Aqui uno se puede volver un dios en la arena. Al menos eso dicen."

-En especial cuando se trata de elegir entre su reputación y la de otro. - dice aludiendo al comentario sobre los patricios- Sea como fuere esa vida quedó atrás. ¿Un soldado eh? Si lo advertí por esa elección de escudo, muy apropiada para la Legión, solo un soldado elegiría esa protección porque al menos vosotros sabéis cómo usarlos. - Livia asiente con la cabeza y toma otro buen y lago trago de agua, procediendo luego a rellenar los vasos de ambos- ¿Puedo preguntarte una cosa? ¿Como te tratan tus compañeros? ¿No sientes que debes vigilar tu espalda por ser romano y más por estar aquí por voluntad propia?

El romano solo asintio con un gesto en la cara que mostraba que lo que decias era obvio.

“Ja me imagino. Los barbaros no son muy dados a los escudos grandes. Ellos creen que con una espada en mano y un grito terminan cualquier batalla. Luego chocan con nuestros escudos y mueren.” comento el romano divertido acercando el vaso para que lo rellenes.

Ante tu ultima pregunta se quedo pensando. “Los barbaros son muy transparentes, no me quieren. Solo uno que ingreso en al mismo tiempo que yo parece no verme mal pero me ignora. Yo creo que todo es por ser romano.” comenta el gladiador suspirando. “Pero que puede hacer uno. A vos tambien te pasa?”

Livia suspira y dirige la mirada a la arena, concretamente al resto de gladiadores y gladiadoras.

-No puedo quejarme, no veo que me hayan traicionado y no creo que lo vayan a hacer, aunque sólo sea porque algún día en la arena podemos necesitarnos demasiado las unas a las otras. La negra parece más dispuesta a tender puentes conmigo; pero da igual, no me engaño. - dice negando con la cabeza. 

-Nunca nos tratarán como a uno de nosotros...cualquier cosa que hagamos o digamos será juzgado por ellos con otra medida. En una ocasión me enfrenté a tu compañero el Nórdico, empecé el combate con espada y escudo, pero el escudo no era lo mío, de modo que lo deseché y pedí una segunda espada. Cualquiera me la pudo haber dado, mis hermanas o el doctore, pero me la pasó un soldado...ya sólo por eso quisieron ver favoritismo o beneficios entre romanos...- Livia escupe al suelo y toma un poco más de agua, ya con más calma, se deshace la coleta para estirarse y acomodarse el pelo y vuelve a anudársela. - Es un ejemplo un poco infantil pero es una muestra de lo que al final es una realidad. Siempre seremos romanos...siempre seremos parte del pueblo que los capturó.

"No? No te habias peleado mal con la germana, estaba presente cuando ella te noqueo. Eso no se vio muy bien desde donde estaba." señalo el hombre. "La verdad fue un ataque a traicion contra ti pero no me sorprende."

Escucho tu relato con atension mientras miraba a los demas e incluso buscaba un guardia. "No sabia de eso. Si supongo que es significativo que te ayude un guardia y no tus compañeros. Como termino ese enfrentamiento?" pregunto tal vez esperando una buena noticia.

"Comprendo todo lo que me dices. Pero porque lo dices? quieres una amistad?" pregunto aunque no tardo en responderse al menos lo segundo. "Tienes un amigo que yo tambien quisiera."

Livia baja un poco la cabeza y frunce los labios, llevándose la mano a la nuca, la contusión aún le dolía pero aún más le dolía el.lamentable espectáculo que había dado al caer inconsciente durante una simple práctica.

-Si...pensé que no lo habías visto. Fue humillante y fuera de lugar...yo nunca la habría humillado de esa manera cuando era líder de las gladiadoras.- acaba su vaso de agua y deja el recipiente en la mesa, apoya los codos en las rodillas y entrelaza las manos delante mirando directamente al gladiador.

-​​​​​​-Ibamos muy igualados, pero entonces un guardia arrojo un vaso de vino al nordico a la cara. Eso no estuvo bien, se entrometieron en un asunto que no era el suyo y les rete por ello, pero el que fue de entre ellos no dio la cara y casi tienen que intervenir los refuerzos. Afortunadamente el doctore y yo pudimos poner calma en el asunto y la cosa no fue a más.- la romana carraspea, se anuda la coleta y controla un pequeño espasmo de su muñeca. Vuelve a carraspear y aborda tu última cuestión.

-¿Un amigo que tú también quieres? ¿A quien te refieres? 

"Siento que haya sido asi. Ya te vengaras." le dijo el hombre con algo de empatia. "Nuestro liderasgo es diferente, nosotros tratamos de elevar a los soldados mientras ellos se imponen frente a sus soldados con su salvaje conducta." expreso mas por el lado de un soldado.

El gladiador suspira. "Imbeciles y cobardes. Ni se dan cuanta que si ganabas ellos tambien lo harian, la verdad si estaria presente les habria gritado esto." comento viendose avergonzado por la conducta de los guardias.

Te miro sonriendo algo tonto y rascandose la cabeza. "No me exprese bien. Digo que me gustaria un amigo aqui y si tu quieres podemos ser amigos. Eso solo." comento tomando algo de agua. "En el ejercito era mas facil. Con un par de batallas todos eramos amigos o hermanos."

-Aquí también es fácil...- dice la romana riendo y se encoge de hombros- Ya hemos practicado juntos, tal vez si los dioses nos lo permiten, sangremos juntos en la arena próximamente...pero no necesito eso para llamarte mi amigo, Horatius. Nuestra sangre debe unirnos, antes de ser derramada, porque ambos estamos solos en el fondo. Y si somos amigos...mi aliados serán tus aliados si ven que estás conmigo y buscamos los mismos objetivos...si compartimos información...si honras a los dioses...- alza la cabeza hacia la estatua de Marte- ¿Honras al dios de la guerra? Me gustaría tener alguien con quien rezar...si somos dos quienes honramos a Marte, tal vez la dómina nos permita ir a la estatua de la entrada y ofrecer sacrificios como las festividades mandan. 

El hombre sonrio facil. "Por supuesto que sangraremos aqui, de eso no hay duda amiga."

"Aliados e informacion? Supongo que si, tampoco es que sea una batalla en el ludus." comento el hombre pensando talvez demasiado sobre tus ofrecimientos. Entonces mira a Marte "Por supuesto que lo honro, como todo soldado como todo gladiador." dijo este sin pensarlo poniendo una mano en su corazon. "Si deseas te acompañare en tu rezo. Aqui en la arena o en la entrada."

"Ya veremos si la domina nos lo permite. Aunque no dudo que no pueda negarse a nuestra peticion religiosa." comento y se le quedo mirando sonriendo contento.  Sin mas siguio tomando aunque busco un poco de vino para refrescarse.

-No se si es una batalla, amigo Horatius...pero desde luego hay bandos.- mira pensativa a la arena y hace un barrido por todos los que la ocupaban- Ellos...- se refiere a los gladiadores extranjeros- Nosotros...- y su mirada viaja hasta el palco desde donde la domina solía observar las prácticas de los esclavos- y un tercero en discordia...- dice buscando a los guardias con los ojos y los señala con un discreto gesto, aunque era evidente que no se refería a ellos- ¿Qué pasó con tu hermano, el hispano y el guardia que fueron castigados el otro día? El jefe de la guarida montó un buen espectáculo...- pregunta bajando notablemente la voz y acercándose un poco a Horatius.