Partida Rol por web

Me sorprende un poco la pregunta, aún así entraba entre mis saberes - sí, también. Puedo buscar unas hierbas e incluso podría asistir de matrona a tu amiga, pero seguro que encuentro un remedio - tendría que buscar en la villa y sino preguntar a Verina qué tipo de hierbas podría cultivar o comprar en el mercado - ¿os dejan salir cuando Verina hace la compra?

Me di cuenta que tal remedio podría ser de gran ayuda para mis compañeras, incluso pensé si debía de insistir a la Domina en ese punto, por el interés y el negocio que había entre medias - cuando lo hable, le pediré que seas llamada - que me viera llevarme bien con el resto de sirvientes podía ser algo en mi beneficio, allanaría el camino.

“Si, Yo en general me ocupo de sus compras mas personales.” responde de nuevo en un tono de total confidencialidad. “No creo que a mi amiga le interese ser madre ahora mismo. No le seria bueno.” dijo ante el comentario de asistirla.

Asintio. “Pero no le hagas pensar que es para mi. Por favor.” dijo ella ahi viendose un poco temblar. Se notaba que no le gustaba el tema pero como lo habias traido vos en cierta forma.

- Descuida, diré que es bueno tener esas hierbas por si alguna gladiadora... - además de verdad, cualquiera de las mujeres que vivíamos allí podría tener un susto y no era plan entrenar tanto para luego nada.

Tras aclarar eso, se quedan hablando de un poco de tonterias, te cuenta un poco de los demas sirvientes de la casa.

- Bueno, sea como sea no somos libres... Somos esclavas... Ni siquiera somos aún gladiadoras, ¿recuerdas? Ya lo dijo el Doctore, para convertirnos en gladiadoras deberemos pasar una prueba... Así pues, da lo mismo lo que deseemos o anhelemos ahora, solamente somos esclavas... 

- Lo sé, germana pero aún así estamos muchísimo mejor aquí que en aquella jaula en el mercado - habíamos mejorado de vida y eso que aún seguíamos siendo esclavas - te recuerdo que cada una tenemos una celda propia con cama y hasta mesa - era una esclavitud cómoda por el momento.

- Tengo curiosidad por saber en qué consistirá esa prueba y cuándo se hará - el Doctore o los demás gladiadores podrían contarnos algo 

- Supongo que ya lo averiguaremos... Y si, mejor que en aquella sucia, oscura y pequeña celda en la que estuvimos las cuatro, lo estamos... Aunque nada es comparable con dormir bajo los rayos de la luna con el sonido de la cascada de fondo y el frío erizando tu piel y endureciendo tus pezones... - Suspiró - Pero más vale esto que tenemos a aquella celda o la muerte... Eso, no voy a negártelo...

Las indagaciones deben ser dejadas de lado, aún falta para la prueba, centren sus mentes en entrenar y fortalecerse a sí mismas, para cuándo llegue el momento, puedan comprobar el fruto de su entrenamiento-

Dijo el hombre a las mujeres que se dedicaban a especular sobre cómo sería aquella prueba que las habilite a ser gladiadoras. 

Más el comentario sobre dormir a la intemperie de la mujer rubia, le hizo un poco de gracia a Duilius. 

-La vida, favorece a aquellos demasiado tercos cómo para renunciar a ella, tal vez, un día, vuela as a experimentar eso, tal vez abrigado una nueva vida-

Segundo día en el ludus. Hora de comer.

Tras el entrenamiento matutino, Livia vuelve a la zona de comedor, agarra unos racimos de uvas y se sienta en el banco a modo de triclinio, medio tumbada se apoya con el codo en la madera y la cabeza en la mano mientras que con la otra mano se acercaba el racimo a la boca y tomaba las uvas de él. 

El sudor le bajaba por la cara y se perdía en los pliegues de su ropa, empapándola y arrastrando con ella surcos de suciedad y arena, se sentía cansada y el mismo tiempo, plena. Cuando se le queda la mano libre echa ésta para atrás y se toca lo que queda de los vendajes que le hizo la egipcia la noche anterior; con el ejercicio y el sudor se le habían caído en parte, pero las laceraciones de su piel iban curando adecuadamente.

Segundo día en el ludus. Hora de comer.

Soenya llegó a la hora de la comida con el cuerpo cubierto de arena, los cabellos algo húmedos por el calor y con cierto humor. Parecía que disfrutaba de los entrenamientos, de la violencia, de la sangre y del ejercicio en general. Seguramente, si no fuera por el calor y las altas temperaturas a las que no estaba acostumbrada aún estaría de mejor humor.

Lo primero que hizo fue acercarse hasta el agua y beber abundantemente de ella, después se acercó hasta alguno de los cubos disponibles y se echó agua por encima, haciendo que los rejeros de agua comenzaran a recorrer su cuerpo, colándose entre sus pechos y refrescando el cuerpo de la germana. 

Miró la comida, buscando algo ligero de fruta que llevarse a la boca y se sentó junto a la romana.

- ¿Cómo están tus heridas?

Livia alza la vista hacia la germana y le dedica un gesto de cabeza:

-Bien, las manos de Sekhmet son verdaderamente reparadoras, sabe lo que hace.- dice convencida, haciendo un gesto que denota una idea de que quizás no esperaba hallar tanto conocimiento en una esclava del Nilo pero...la vida aún puede sorprenderte- te aconsejo que tomes algunas uvas.-  señala a una fuente en la que quedaban un par de racimos- tienen mucha agua, ayudan a reponer fuerzas y son dulces para ganar energías. - se incorpora hasta quedar sentada en el banco para hablar con la germana en una posición más educada.- ¿puedo preguntarte algo?

Segundo día en el ludus. Hora de comer.

Llego con los demás y al igual que el resto refresco lo primero, acercándome a la romana despues también me siento junto a ella, ¿estás bien?, pregunto sin ningún tipo de rencor u hostilidad.

Toma unas uvas de esas y las saborea, disfrutando de su dulzura y su textura. Asiente a las palabras de la romana mientras sonría al Nórdico.

- Claro, pregunta. 

Livia alza los ojos ante la llegada del nórdico, tal vez temiéndose algún tipo de comentario desagradable sobre lo ocurrido ayer...no obstante tal cosa no se produjo y la romana, ligeramente sorprendida, contesta al hombre:

-Bien...¿porqué no iba a estarlo? - pregunta, aunque sin acritud. Luego vuelve su atención a la germana, aunque hubiera preferido hacerle esta pregunta en privado, decide hacerla de todas formas y que ya fuera Soenya si quería contestarla o no.

-Eres una guerrera fuerte y muy capaz...eras la reina de los tuyos...seguramente estuvieras muy bien protegida. ¿Cómo consiguieron capturarte?

Comenzó a reír cuando dijo lo de reina y muy bien protegida. Era una risa natural, sin ningún tipo de malicia, como si hubiera escuchado algún chiste o broma.

- ¿Reina? No, no era ninguna reina... Era... Soy... - Dijo bastante firme - Una jefa o líder tribal... En mi tierra éramos diversas tribus o grupos y yo era la líder de una de ellas... ¿Protegida? ¿Por qué iba a estarlo? Soy una guerrera, luchaba junto a mi pueblo, contra Roma. - Su expresión se tornó seria cuando dijo lo de capturarla - Fue un Centurión romano... Un cabrón sádico y despiadado que disfrutaba de masacrar a mi pueblo... Nos venció y decidió que el mejor castigo para la mujer que le había herido en el rostro era convertirla en esclava... 

Miro con una sonrisa a la rubia mientras habla, escuchando.

Segundo día en el ludus. Hora de comer.

Se acercó a las mesas tras ser otro día de entrenamiento bastante agitado, se sentó cerca de Nórdico para almorzar tranquilo mientras escuchaba a las esclavas. 

Livia apenas fue consciente al principio de la llegada del doctore, aunque cuando lo fue, le saludo con un gesto somero, serio y algo frío. Luego volvió a centrarse en la historia de la germana.

-Desde luego es muy diferente vuestra jerarquía que la nuestra. - dijo asintiendo con la cabeza, pensativa- yo no me imagino a un pretor o un questor luchando él mismo en la batalla y sin estar protegido por un batallón.

Saludó al doctore con la cabeza, un saludo calmado que iba acompañado de una seductora sonrisa que casi parecía ser natural en ella. 

Continuó escuchando a la romana y sonrío.

- No sé qué son un pretor o un questor... Pero para mi pueblo, el que su líder luche en primera línea, dirigiéndoles y combatiendo contra sus enemigos es tanto lo normal como lo que les impulsa a luchar... ¿Por qué tendrían que protegerme más a mi que a un granjero o pescador? Como líder debo mostrar que soy una guerrera, que puedo defender a mi pueblo contra nuestros enemigos... En la guerra, en una batalla, debemos proteger a nuestros aliados, amigos y compañeros de batalla pues de todos y cada uno de ellos depende la victoria... - Miró a la romana encogiéndose de hombros - Los romanos sois muy raros... 

No es que sean raros, ellos viven en una... misma tribu mas grande donde los líderes son unos cobardes yobligan a los que están por debajo de ellos a luchar sus guerras. Hay romanos valientes, algunos pero basan su poder en el grupo solo y no el el valor individual aportando trabajo a un grupo. Aun así hay romanos que no son como la mayoría, pero son escasos.