Partida Rol por web

Ante una Amenaza ya menos sutil sonrío con una seguridad en mi mismo y en mis palabras muy grande, si tan seguro está sus dioses le darán la razón en la arena que es donde se demuestran las palabras. Lamento no poder recomendar un ludus que no sea este como el mejor... me gustaría poder ayudarle a encontrar mejores gladiadores pero los de este ludus están en el mejor. Mis palabras están cargadas de una educación acida mas dispuestas a defender el prestigio de mi ludus y mis compañeros hiriendo el orgullo del agresor de nuestro ludus.

Soy una tumba no contaré nada a nadie de la sorpresa.-sonrio. También tenía ganas de verlo que sería?

Lo de como las miran más que amor diría desean fornicar con ellas hasta la extenuación. Esa egipcia por ejemplo trajo mucha atención. Incluso la de Mario.-me río pensando que ese hombre sería capaz de meterla hasta en un puercoespín .

Que haréis con las que ganen o pierdan? Las entreno por fin en ese otro campo?. Estoy seguro que hay gente muy rica por aquí e influyente que pagaría bien por hacer con ellas ya habéis visto ese amor. Sonrió de nuevo

La musculatura del galo se comienza a notar de una forma beligerante, marcando las venas y arterias, sintiendo que su cuerpo quería una buena pelea, mostrando en las facciones una calma completa, pero un destello de violencia brillaba en los ojos del liberto, uno que hacia querer retorserle el pescuezo al patricio con sus manos, pero tenia razón, y aquel comportamiento merece ser castigado.

-Si en las normas de su casa existe el castigo en público de las esclavas, pues es en su casa, la domina Camilia no tolera la insubordinación, pero prefiere que los castigos se efectuen en privado... Y puedo asegurarle que tal castigo se efectuará  despues de que la mercancía sea mostrada-

Su cuerpo se ponía rojo de nuevo, brillando bajo las abtorchas cómo el mismísimo dios de la guerra, volteó a ver a las mujeres, y les dedicó una mirada llena de violencia sanguinaria.

Claro que con sutileza para no asustar a los invitados.

Enarcó una ceja sorprendido por la respuesta elegante del Doctore

- Hablaré en ese caso con quien corresponda para ser partícipe, su indisciplina ha conseguido despertar mi curiosidad sobre su educación... - aquella sonrisa cordial fue la última que dedicó al Doctore antes de dirigir su atención al grupo masculino, más clásico pero no por ello menos interesante

El centurión se había ido, la egipcia había sido amonestada y esperaba que recibiera su merecido castigo, por lo que su respiración se calmó, abrió los puños y recuperó su postura de la Salvaje Diosa Bárbara.

Escuchó las palabras del doctore y cuando se giró hacia ellas se mantuvo firme, sin mostrar ningún tipo de respuesta ante su triste intento de intimidarla... Había estado en la guerra, había mirado a la misma Hela a los ojos y la mirada de aquel hombre no le despertaba ningún tipo de temor... Quizás debería ser ella la que le enseñase a él cómo dar auténtico terror... Que le dieran una espada y una daga, que la dejaran derramar la sangre romana y entonces conocerían lo que era el auténtico miedo... 

Los ojos de la germana miraron al doctore y este pudo distinguir que ella, que aquella sensual bárbara de dorados cabellos no iba a ser nunca fácilmente intimidada... Y que, de no saber que debía mantener las formas, se hubiera reído de él allí mismo... Como hacían en los salones de su tierra natal... 

Aunque, no podía negar su atractivo y su cuerpo trabajado... Quizás intentara probar si era realmente bueno en otros menesteres... 

Intentó quitarse aquellas imágenes de la cabeza, o terminaría por volver a excitarse y no era el momento ni el lugar... 

Ahora, solamente faltaba esperar a la auténtica diversión... 

Riso complacida ante su secretismo. “Eso es verdad, quizas quieran abordar a una especial. He estado pensando en una de ellas para eso.” comento aunque guardo el nombre de su elegida para ella tal vez buscando dar mas misterio.

“Las que ganen seran marcadas. Claro esta, tal vez por alguno de los patricios.” dijo y su mirada por alguna razon fue lo que pasaba o tal vez a uno de los que las marcarian. “Si pierden. Bueno que sus rivales e encargen de ellas, sino que traten de compensar a los invitados que confiaron en ellas.” dijo con cierta malicia y mirando al sacerdote haciendo un gesto de silencio cuando estuvieron mas cerca de los demas.

Antes que el Lobo se fuera aparecio ante las gladiadoras y el Doctore, la Domina. Claro que no estaba sola, una mujer como ella nunca estaba sola en una fiesta, junto a ella venia el sacerdote de Marte Mars.

"Buenas noches querido Titus Servilius Lupus. Espero lo estes pasando bien." dijo la mujer con una sonrisa educada y siempre cautivadora para cualquier hombre o mujer. "Paso algo? Se los ve algo agitados." comento a pesar que podria haberse calmado todo.

“No duden en hablar chicas, deben presentarse y bueno dejarse conocer un poco. Nada de historias largas.” sugirio ella escuchando como uno de los invitados pedian que hablen.

Adonia seguía mirando e intentando amedrentar a los invitados con sus ojos de loca y sus dientes, pero al cabo de un rato, aquella pose empezó a perder consistencia.

La gente iba y venia, y salvo por un exceso de interés que puso él Romano que sin duda, conocía a la germana, no parecía especialmente interesada en nada.

Las presentaron, y aunque más de uno pronuncio su nombre, o incluso le dirigieron la palabra, hizo escaso o nulo caso a cada palabra.

Puede que su cuerpo estuviera ahí, pero su atención estaba en otro sitio. 

Tus compañeros claramente apoyaron tus palabras hasta rieron con el nordico mientras le respondia a ese hombre que mas a alla de todo parecia no poder hacerles daño.

“Yo estoy seguro, aunque pensaba que a algunos de ustedes les interesaria conocer la victoria de vez en cuando. Pero me equivoque. Una lastima con lo bien que te veias Nordico.” dice y le da un guiño. "Supongo que esperare a que tu Ludus se funda o que ustedes mueran. Conosco a algunos que les gustan follar cadaveres frescos, por lo que no esperen paza en muerte."  Con eso los deja con los demas romanos.

Tras la conversación con Balbo y sin perder en ningún momento mi postura gloriosa y fiera vuelvo a estar a la disposición de los invitados de la domina pendiente de reojo como acaba el asunto de Sekhmet porque es posible que lo pase mal por su salida de tono.

Saluda a Camilia con un ligero gesto de cabeza respetuoso

- Hablando de la mujer más deseable de Roma... y ante nosotros se presenta - sonríe cordial, el Lobo podía tener fama de otras cosas: pero de ser un baboso no. Con las mujeres siempre había sido un caballero, al menos, en público - lo cierto es que estaba discutiendo con su Doctore acerca de nuestras diferencias en la forma de disciplinar esclavas y me asombraba de que hubierais decidido mostrar un trabajo tan... inconcluso. Sabes bien el gran aprecio que siento por este Ludus, me ha dado grandes satisfacciones y me gustaría que me las siguiera dando. Sería un placer compartir mis métodos - ofrece - si eso puede hacer ganar algo de tiempo y reputación a esta casa en la que siempre me he sentido tan bien recibido. 

Camilia sonrio, no timida porque no lo era, pero con cierta elegancia de quien le gusta el halago facil.

“Sepa entender señor, que a veces los tiempos de roma son...escasos. La ciudad siempre esta en movimiento como sabra.” decia ella acercandose al hombre poniendo una escusa, que los demas sabrian si era buena. “Por suepuesto que seguira dandole satisfacciones y sus consejos seran recibidos.” dijo entonces miro a Marcus. “Parece que Marcus ha crecido mas estando con usted, parece mas silencioso. Spurius sigue con nosotros.” comento sonriendole a este y de paso informandole de su aprendiz.

“Por favor hable que los demas sepan que yo trato bien a mis amigos.” dijo ella dandole una mirada al Doctore y a las gladiadoras. Que los dioses romanos las ayuden.

La mirada de Duiluis es suficiente para cortar de raíz cualquier pensamiento de intervención que la romana tuviera, pero mantiene la compostura sin amilanarse demasiado. Realmente está más preocupada por la mirada de la domina y por sus palabras que por el enfado del doctore.

Suspira profundamente y su mirada viaja hasta el Nórdico y de allí a Verina, preguntándoles a ambos con la mirada. Realmente estaba intranquila, el nombre del ludus se había puesto en compromiso y alguien iba a pagarlo...la cuestión era ¿quien?

-Verina...- le dice en tono discreto para que se acerque si puede, aunque intenta no llamar la atención demasiado.

- Sabía que no habría problema, confío en recibir invitación a la próxima... "sesión" entonces - asegurandose de poner en un compromiso a la Domina - el arte de disciplinar esclavos es sumamente complejo - asegurándose de no recibir ninguna otra respuesta que sugiriera mera conversación - solo hay que ver a Marcus, es ahora sin duda algo único... casi diria que no tiene precio, pero todo lo tiene.

Miraba a su alrededor, esperando a que alguien les preguntara algo, después de todo no creía oportuno hablar o presentarse si alguien no le preguntaba o se interesaba por ella.

Les habían dicho que no se movieran, que no hablaran y que se mostraran quietas como estatuas de diosas y eso es lo que ella haría, salvo que alguien le dijera algo... 

Además, si alguien debía ser la primera en hablar debería ser la líder de ellas... 

Observé el intercambio de palabras entre aquel anciano y la domina sin poder evitar mirar con cierto deseo a aquel que llamaban Marcus, pues realmente era un hombre que llamaba la atención, sin duda alguna.

Lo que provocó que cambiara ligeramente la postura por una más sexy y seductora pero, sin que ese aire salvaje y peligroso desapareciera. 

Mi mirada pasa de forma discreta de Livia a Sekhmet cuando me mira.

Verina se acerco a la roma, mientras observaba a los demas. "Que pasa Livia?" susurro.

Mientras frente a ellas habian romanos esperando algo de estas. Algunos pedian palabras, otros que muestren musculos, algunos que muestren el coño peludo y demas cosas. Tambien estaban los que pedian sangre y miraban al Lobo.

La domina escucho las palabras de los invitados y tambien el silencio de sus gladiadoras. Negando con la cabeza decepcionada.

“Si, supongo que otra sesion sera necesario en el futuro.” acepto poniendo el compromiso. “Tiene toda la razon mi señor. Incluso parece que necesitare algo de ayuda. Como haria ustedes para hacer hablar a estas chicas cuando se les ordena?” pregunta con un tono mas bajo pero igual audible para quienes estan cerca.

Sonrio a Marcus, pero nada mas que eso. Necesitaba atender a sus invitados no a esclavos.

Una amable sonrisa y una respetuosa inclinación de cabeza a su anterior ama fue toda la respuesta que se permitió el guardaespaldas. Un saludo escueto y adecuado a la situación, uno que le permitía vigilar que ni siquiera ella era una amenaza para Titus.

Una rápida mirada de soslayo le permitió ubicar a Spurius en su pedestal, y la atención volvió rápidamente a su amo. Conocía su lugar, y sabía que no le quedaban errores para esa velada. Aún así no le pasó desapercibido el cambio de postura de la rubia mientras lo observaba, cambio que provocó una casi imperceptible sonrisa sin destinatario aparente.

- Soenya, de las lejanas tierras más allá del Rin. Líder del pueblo manimio, Guerrera Bárbara al servicio del Ludus Donicus. Esclavizada por Roma tras ser apresada por un Centurión y... 

Se detuvo ahí, sin decir nada más... No era el momento.