Partida Rol por web

Habia pasado otro dia de entrenamiento, en el cual habian gastado todas sus energias. Por eso disfrutaron ese baño tranquilizador entre las cuatro. Aunque no todas disfrutaban de esa calma o de ser antendidas por mujeres. Por eso cuando pudieron se fueron retirando quedando Livia.

No estaba sola a un costado estaba Verina, ocupada acomodando algunas ropas suciasa un costado en una cesta. Cuando termino se te acerco para dejar sus pies en el agua aprovechando lo bien que hacia a su piel cansada. "Duro el entrenamiento?" pregunto.

Livia casi se había quedado adormilada tras el baño, el masaje y el repaso que le había dado a sus heridas la egipcia, la voz de Verina la sacó de su ensimismamiento y casi se sobresalta chapoteando un poco en la bañera donde estaba tumbada, cómodamente en remojo. El agua se ha quedado algo fría y Livia sale del agua incorporándose con una sonrisa cansada:

-Como siempre...no entiendo para que sirve eso del palum...otros ejercicios los entiendo pero ese...creo que Duilius sabe que me cuesta y por eso nos lo hace repetir, quiere dejarme en evidencia con el resto de las gladiadoras.- dijo con gesto de fastidio aunque no se borra la mueca satisfecha del rostro-  ¿y tu qué? ¿cómo fue tu día?-  dice mientras, apoyada en el bañera toma una toalla y empieza a secarse la piel y el cabello.

Verina retrocede un poco sintiendo algunas de las gotas del agua, sonriendose solo luego de ver que te calmas.

“Si, yo tampoco lo entiendo. Dicen que es para ser mas fuerte.” dice encogiendose de hombros y asintiendo al resto de cosas que dices. Danodete una mirada a tu cuerpo aprovechandose que te estas secando el cabello.

“Creo que mas facil pero algo aburrido. Haciendo deberes para la casa, arreglando sus camas tratando de encontrar al maldito Medicus y haciendo la compra.” comenta ella suspirando. “Lo unico bueno es que no tarde en conseguir la hierba que queria la germana, se usa tambien en la cocina por suerte.” comento con una media sonrisa.

“Te ayudo?”

-Será un placer contar con tu ayuda.- le responde con una sonrisa y le da la espalda al tiempo que le tiende la toalla para que termine de secarla. No se le escapa a la romana la miradas que la sirvienta le lanza y un suave rubor acude a sus mejillas. Sacude un poco el pie contra el suelo en un gesto nervioso y se muerde el labio inferior. Carraspea- y dime...¿que opinas de las otras gladiadoras? ¿Te gustan?

Los hermosos ojos de ella parecieron brillar cuando aceptaste. Se levanto sacando sus pies de la pileta acomodandose mas cerca de ti y tomando la toalla. Entonces te va secando, tu cabello siempre despeinado y tu espalda.

Aunque se detiende con tu pregunta. “Como?” pregunta un poco desubicada. “No. Bueno son mas lindas de lo que imaginaba. Pero no. Ya me gusta otra.” dice ella y notas como mira a un costado antes de acercar. “Me gustas vos. Solo vos.” dice corriendo tu cabello y susurrandolo a tu oido como un secreto entre ambos.

Livia traga saliva ante su confesión...la piel se le eriza por el aire espirado de los labios de Verina y un respigno natural y sincero se escapa de sus labios. Su rostro se gira un poco hasta que su barbilla queda alineada con su propio hombro y así puede mirar a la sirvienta de reojo, con sus labios entreabiertos, los ojos azules clavados con aire deseoso pero al mismo tiempo...desconfiado:

-Esto es...¿algún truco de la domina?- pregunta con la voz algo temblorosa e incrédula.

Verina cuando la ves tambien esta algo colorada y con su respiracion siendo mas ansiosa por su respuesta. Pero no se espera para nada la pregunta de ella.

“Truco?” pregunta ella misma incredula. “Te haz juntado demasiado con las barbaras.” dice y se acerca con el rostro si Livia se lo permite. Con una mirada de claro deseo. “No traigas a la domina a esto.” fue lo ultimo que dijo en un susurro y aprovecho la soledad como habia hecho livia antes para darle un beso simple pero que duro un buen tiempo, disfrutando los labios de ella.

Livia no solo permite que se acerque, sino que se gira del todo para tenerla de frente cuando llega aquel beso y sus manos se mueven tímidamente para acariciar los brazos y la cintura de la pelirroja, devolviendo aquel beso sencillo, cargado de emoción y deseo:

-Pero...¿por qué yo? ¿No has oído lo que dicen sobre mi? ¿No me tienes miedo?- la romana tenía la duda sembrada en el fondo de su alma, se notaba que no estaba acostumbrada a no llevar la iniciativa como en sus anteriores encuentros; esta vez la sirvienta estaba demostrando interés activo y sin sutilezas...no podía evitar pensar que aquello ocultara algo.

La mujer se dejo tomar de sus hombros y te miro atontada, entonces escucho sus preguntas y suspiro. “Porque vos no? No me besaste cuando estabas en solitario?” pregunto ella no entendiendo ahora su resistecia o al menos su desconfianza, que la seduccion la habia empezado Livia.

“Escuche algunas cosas de vos, pero siento que mienten. La domina tambien lo siente asi.” comento ella de paso dejandote ver algo mas de la domina. “Tal vez no te conosca completamente, pero lo que he visto no me pares como una mujer que fuera a hacer algo asi. Yo creo que como todas las romanas haz tenido solo mala suerte.” dijo ella tratando de simplificar y tal vez no decir nada del asesinato.

“Si no lo deseas, podemos hablar conocernos y luego veremos.” dijo finalmente algo triste y no podia fingirlo pero dejandote el momento que querias.

Livia atrae a la sirvienta con un brazo, pegando su cuerpo vestido al propio, desnudo y a medio secar, con lo que sus frentes se unen en contacto piel con piel y sus labios vuelven a estar a centímetros:

-No...no es eso...solo...cuando alguien ha querido algo de mi simplemente lo ha tomado...nunca me habían...preguntado primero...estoy descubriendo muchas cosas en esta nueva vida y...de momento son todas tan agradables que me cuesta creer la suerte que tengo...- dice con una sonrisa avergonzada, pero con su mano libre acaricia la mejilla de Verina-  eres una mujer preciosa...mucho más que cualquier extranjera...la domina tiene buen gusto con las mujeres de que se rodea.

La mujer se queda quieta con sus ojos claros mirando los de la esclava, su respiracion se vuelve un poco mas lenta en ese instante de espectacion. Aunque sus palabras la pusieron de nuevo triste.

“Livia querida, yo no te tomare por la fuerza, suficiente tienes con lo que paso y pasara. Creeme que si bien ahora ves todo agradable, en el futuro las cosas podrian volverse mas dificiles.” le dice con honestidad pensandolo un poco. “Pero yo puedo estar para defenderte como pueda.”

Se dejo acariciar acercando su rostro a su mano. “Gracias. Tu tambien lo eres por eso busque este momento contigo.” comento ella moviendo su rostro y dar un par de besos a su mano.

Livia se muerde un poco el labio inferior e inclina la cabeza para besar bajo la oreja, el cuello y la clavícula de Verina, suavemente, arrastrando los labios por su piel para que sienta su blanda caricia y su aliento cálido, erizando su vello:

-Shh...no hablemos de eso ahora...sé que vendrán tiempos difíciles...pero no quiero que tu ni nadie tenga que arriesgar su posición ni su dignidad por mi. Antes era noble...ahora soy esclava...y mi destino esta sujeto a los deseos de la domina. Mi vida, mi intimidad, mi piel...ya nada me pertenece...y aun así...todo ahora te lo ofrezco a ti.- añade para darle un tono lujurioso a su discurso, culminando con una gran sonrisa- alea iacta est, querida.- comenta y se lanza a besarla ahora apasionadamente, abrazándola fuertemente como si la apresara entre sus firmes músculos, la empuja un poco sin separarse de ella y Verina acaba posando su espalda en la pared, sensualmente aprisionada entre el muro y el cuerpo de la gladiadora.

Verina siente y suspira con cada contacto del labio de Livia con su cuerpo. Se dejaba hacer y la escuchaba asintiendo cuando la otra mujer le pedia no hablar de lo malo. “Las acepto y te cuidare por ello.” premetia la mujer siendo mas romantica que lujuriosa.

Aunque no pudo decir nada mas por sintio el beso de la esclava, dejandose rodear por el bello cuerpo de ella y la pared fria que daba un contraste importante. Llevo sus manos a rodearla tambien tocando su cadera y sus cabellos erráticos. Sin duda disfrutaba de ese beso que parecia querer que fuera eterno.

Livia la toma de las piernas para hacerle elevar ambas y la sostiene "en el aire" con ayuda de la pared mientras el beso aún continua, aunque ya ha pasado a ser casi como si la gladiadora tratase de devorar a Verina, explorando su boca con su lengua, dejado que sus labios se dejen llevar por la lujuria:

-Eres...la envidia de Venus...- le susurra entre beso y beso, aspirando su aroma, lamiendo su piel como si fuera ambrosía divina. 

Como no puede sostenerla mucho tiempo, Livia pronto vuelve a cambiar de posición y se dirigen a una de las bancadas de los masajes, donde la posa en posición de sentada y la gladiadora permanece de rodillas a sus pies.

-Dime que deseas...- la provoca con una sonrisa traviesa desde su posición de aparente sumisión.

La levantas como podes aprovechando que esta contra la pared y que ella rapida se sostiene de tu cuello con sus brazos. Mientras deja que la devores con aquel beso pasional que tal vez nunca habia sentido de una mujer, pero igual te juega con tu lengua y abre tu boca para que la invadas.

“Tu de de Artemisa...mi fiera guerrera.” responde ella entre suspiros al sentir tu lengua por su cuerpo, dejandole mas facil lamerle mientras se acerca y se aferra mas con sus brazos.

Cuando esta senta y recibe las palabras de ella, lo primero que hace al tener esa libertad es ir a lo mas bajo de su vestido y tirarlo para arriba. Con cuidado para golpear a su amante sin querer. Hecho eso lo deja caer a un costado bastante cerca. Dejandote ahi una vista perfecta de su hermoso cuerpo, fino y que al parecer nunca sufrio daños.

“Deseo que me beses toda, aunque tambien que te liberes. Que seas libre de hacer lo que quieras conmigo.” le devolvio tal vez mostrandose mas sumisa pero tambien dandole una oportunidad de oro a Livia.

-Y tu también...tu también eres libre aquí conmigo, Verina.-le asegura, inclinándose para besar sus rodillas.

Puso las manos en los muslos de ella, clavando sus dedos pero sin dañar su piel, sus labios empezaron a besar la cara interna de sus muslos, arrastrando la lengua, atreviéndose a dar pequeños mordiscos aquí y allí. Estira más sus manos hasta agarrar las caderas de la sirviente, aplastando suavemente sus carnes entre sus manos. 

Entonces sus besos van acercandose al sexo de la sirvienta, le abre un poco más las piernas y, manteniendose de rodillas ante ella, finalmente hunde la cara en su zona erógena, presionando con la lengua en los labios inferiores de la mujer, jugueteando un poco ahí con sus sensaciones, que intunia debían ser agradables, aunque ella tampoco tenía experiencia con mujeres, se dejaba guiar por lo que su instinto le decía que debía ser placentero para ella misma, haciendolo gustosa en la otra mujer por tal de hacerla disfrutar.

Prolonga varios minutos su íntimo beso en la intimidad de Verinia, notando como los flujos bajaban por su barbilla y más alla, pero no importaba, el sabor era agradable y su lujuria no hacía más que aumentar. Finalmente empieza a presionar en el clitoris de la sirvienta al tiempo que la penetra suavemente con dos dedos, despacio, muy despacio, como si temiera dañarla.

La sirvienta se quedo ahi abriendo sus piernas para ella, esperando paciente lo que pensaba hacer Livia. Entonces sintio sus labios y su lengua estimulando sus muslos dandole una un rico escalofrio mientras su cuerpo se ponia mas ansioso. Sintio tambien como la agarraba de la cadera haciandola acomodarse de mejor manera para que pudiera tomarle mas de su carne.

Pero su placer fue creciendo mas cuando la lengua de ella llego a su lugar mas intimo, uno que aunque nunca le habia pertenecido a una mujer antes ahora parecia tan natural. Poniendo una de sus manos en la cabeza de la guerrera le fue mostrando que le agradaba lo que hacia, aunque tambien podia guiarse por los sonidos que liberaba por su boca.

En principio fue un timido suspiro, una vergüenza que en principio la domo pero con cada pase de la lengua de ella su mente fue dejandose llevar por lo que sentia. Por eso suspiro y empezo a dar gemidos de placer mientra sus mano se tomaba con mas fuerza de su cabeza y la empujaba a seguir.

Pronto la sintio mas mojada ahi abajo y menos avergonzada, que sintiera el calor de la lengua de Livia en su clitoris hizo acerlerar ese momento. Haciendola temblar las piernas mientras instintibamente acercaba mas de su cadera. “Ah...dioses. Livia, sigue asi.” alcanzaba a decir mientras gemidos empezaban a tener mas lugar en sus palabras, con los dedos de ella internandose con facilidad no ganando nin gun tipo de queja de esa mujer que se encontraba disfrutando.

Livia no pensaba en parar, por el contrario su mano izquierda abandona su posición en el trasero de la sirvienta y se eleva, trepando por las sensuales y lujuriosas carnes de la pelirroja hasta alcanzar sus pechos, grandes pero no demasiado, perfectos para ser masajeados y estimulados cómodamente. Mas tan solo dedica unos instantes su mano a tal tarea pues pronto abandona esa zona para volver a bajar por su delantera, dibujando unas líneas rojas con las uñas a su paso, arañando con fuerza su piel.

Entretanto, su lengua ha seguido trabajando concienzudamente en el sexo, notando las contracciones y los fluidos provenientes de ella bañaban indirectamente la piel de Octavia también pero no parecçia en absoluto disgustada.

En un momento, la guerrera separa de golpe la boca de su zona de trabajo y mira a la sirvienta, completamente derretida y entregada y ella...ella tenía una expresión dominante, fiera y absolutamente hambrienta. No dijo nada, tan solo mantuvo su mirada atrapada con la de ella y entonces la mano que había emprendido el viaje de vuelta se detuvo en el vientre de Verina al tiempo que la mano derecha penetraba de golpe en su intimidad con dos dedos y comenzaba a propiciarle el masaje más plancentero que una podría imaginar, sobretodo si era una sensación nueva y desconocida. Livia intenta varios movimientos, novata en estas lides, se guía por las expresiones de la sirvienta para deducir si está más o menos cerca de las zonas de mayor placer; así, a base de ensayo y error, Octavia seguía follándola con vigor apasionado hasta dar con el punto clave, justo detrás del clítoris una zona almohadillada y ligeramente rugosa...el centro del placer de toda mujer.

La pelirroja se dejo tocar sintiendo como tus manos suvian por su cuerpo tocando sus pechos y entonces sintio que bajabas dejando que tus uñas marcara esa piel pura y sin dañr. La mujer se agito un poco pero no se alejo de ti mientras lo hacias.

Posiblemente no se iba porque el dolor de tus uñas se lo compensabas con tu lengua que la recorria, un sexo que seguia mojandose y que se acercaba a ti. Uno que como lo lamias hacia que gimiera con mayor gusto disfrutando ese momento entre las dos.

Ya habia cerrado los ojos pero los abrio cuando no te sintio mas. Mirandola a sus ojos viendo su fiereza. No le contesto su mirada siendo mas pasiva, tal vez una que se esperaria mas de Livia pero no en ese caso.

Al sentir sus dedos de golpe, grito un poco de sorpresa, pero rapido se tapo la boca. Pero no te saco la mano, sino que pronto dejo de taparse la boca dejando que largos suspiros se escaparan. Se la veia que le gustaba y que la otra romana mientras mas buscaba mas cerca estaba de encontrar ese lugar de placer. “Por ahi...tocame ahi.” le indicaba ella.

Mientras con sus manos la buscaba hacer que se levante frente a ella y que siga con sus dedos. “Acercate...” pidio y cuando lo hizo la fue besando mientras dejaba que escuchara sus dulces gemidos que solo para ella, en su oido. Mientras sus piernas se iban cerrando un poco no para impedirle mover la mano sino para sentirla mucho mejor. “Ah...mmm.”

Livia sonríe notoriamente al encontrar el punto, por lo que, sin deseo alguno de apartarse, se incorpora un poco dejado su mano perdida e imposible de recuperar en el interior de Verina y entonces comienza a inclinarse sobre ella con su cuerpo, poniendo su mano libre en el hombro de la sirvienta para indicarla que se tumbara bocarriba en la bancada y entonces ella se acomoda encima, sin parar de tocarla, penetrarla y masajearla dulce y duramente en el centro de su libido pero ahora con el cambio de posición se podía sentir sus dedos mucho más profundos.

La romana se inclina y empieza a besarla en los labios de nuevo, disfrutando de "oir" los gemidos de la pelirroja dentro de su propia boca, cortándolos o dejándolos fluir con libertad según su voluntad. Estaba sintiendo un inmenso placer solo de saberse provocadora de todas aquellas reacciones en la pelirroja y se lo demostraba lamiéndola y besándola en la piel del pecho, los pezones, el cuello...la cubría para no dejar un centímetro de piel sin estimular.

-Eso es...estás tan hermosa ahora...por Venus...