Partida Rol por web

Te encontrabas en las calles de Roma con tus guardias, algunos de los ciudadanos de esta te trataban con el respeto adecuado mientras otros nada mas pasaban de ti. Era un dia como cualquier otro, aunque imaginabas que enotros tiempo a un senador lo habrian tratado como lo mas importante de Roma. De cualquier forma podias ir mas tranquilos que otros.

Cuando pensabas ir al mercado a comprar un par de cosas te llego un llamado, al darte vuelta estaba uno de tus compañeros de senado. Usando la toga reglamentaria. Era un hombre mas viejo que tu por lo que tenias que detenerte, al menos por respeto.

Era Flavius Carvilius Donicus. Hace tiempo que se te habia acercado para hablarte del negocio de los Ludus, ofreciendote una entrada al negocios. Recordaste en ese momento que aun no le habias respondido.

"Buenos Dias Senador. Espero no molestarlo en su andar pero podria pedir un poco de su tiempo?" pregunto el hombre. Era un hombre bueno, algo conservador pero lejos de ser el peor de ellos.

- ¡Buenos días Senador Flavius Carvilius Donicus! - exclamó sin poder ocultar su alegría de ver a quien veía como uno de los pocos hombres realmente buenos dentro del senado y un socio comercial muy importante por sus influencias.- Cuando no creí que el día pudiese mejorar lo ha hecho y bastante ahora que te veo. Mi tiempo es todo tuyo, siempre, estimado Flavius. ¿Bebemos algo de vino y comemos algo por aquí? Aquí cerca tienen unas exquisitas liebres asadas con albahaca servidas con repollo y aceite de oliva como no verás en el Imperio.  

El senador se vio mas alegre ante tu respuesta bien coordial. Sabia que tenia buen trato contigo, pero como tantos senadores viejos de la republica en general tenia una cara mucho mas seria.

“Si, conoces un buen lugar entonces le sigo estimado Mario. Invitare yo si no le molesta.” comento y lo viste ir con su mirada hacia atrás. Al parecer lo seguian un par de sirvientes y jovenes trabajadores publicos.

“Me alegra encontrarte en tan buen humor. Estos dias han sido algo caotico estos dias, con el emperador pero creo que ya se va ordenando todo. Como siempre Roma termina estabilizando todo, incluso a sus emperadores.” comento en media charla.

Mario siguió la mirada del buen Flavius y temió por su comentario que Calígula le haga sodomizar por una yunta de bueyes mientras le devorasen unas cuantas hienas. Quiso agradecer la invitación pero las palabras no salían de su boca. Sabía que cualquiera podría ser un espía o un asesino enviado por ese tirano demente.

Camina un poco más en silencio hasta ver los altos y bajos relieves de La Casa de la Felicidad.  

- Hic habitat felicitas (Aquí vive la felicidad) - señaló e hizo un ademán para que lo siguieran al interior del "comedor" donde eran servidas las más exquisitas liebres asadas con albahaca servidas con repollo y aceite de oliva como no verás en el Imperio. 

Saludó muy cordialmente a Julia Séptima Tergo Pominentibus, su propietaria, quien en su época de gloria tuvo el trasero más hermoso y prominente del imperio. Luego de ello pidió lo de siempre más tres jarrones de vino sin reducir. Presentó a ambos y comenzó una interesante plática sobre esclavas venidas del Norte, más lejano que las tierras hiperbóreas, habitado por una raza mítica de gigantes, hechiceros y demás patrañas. 

Entretanto aguardaban el almuerzo, vendrían unas adolescentes a las que recientemente les crecen los vellos púbicos a succionarles hasta sacarles la última gota de semen.

- La propuesta que tengo es enviar por las esclavas hiperbóreas y sacar una tajada grande con ello - señaló a ambos.- Podríamos dividir la inversión y las ganancias entre los tres.  

Cuando las chicas llegaron, observó a dos y a sus blancas y hermosas dentaduras, además que no tengan llagas y demás, les invitó un trago de vino y se levantó la toga sobre el ombligo para que le den sexo oral. Ser recatado o tener mínima vergüenza no eran lo suyo, andaba a lo que los Dioses son grandes.   

El hombre se vio algo sorprendido por el lugar que iban, aunque por otro lado Mario tenia su fama con este tipo de lugares. De cualquier forma el hombre ingreso, acomodandose en la mesa que habia elegido Mario.

Fue educado con la antigua puta, a la cual por el rostro algo rojo adivinabas que algo la conocia. Tal vez de otros tiempos. Escucho la charla aunque no agrego mucho a ello, tal vez tirando un posible comprador de esclavos que podrian agregar.

El vino llego y tomo un poco. Aunque con la adolecente tuvo algo de reticencia. “Me parece bien la propuesta. Pero mi estimado Mario, que tal en vez de ello hacemos un negocio con algo mas estable. Por ejemplo un edificio de piedra.” comento este.

Mientras Mario sentia como la joven era muy habilidosa ahi abajo, dejando sentir todo menos sus dientes blancos. Esos labios que le envolvian y esa lengua que jugaba con tu masculinidad.

“Recuerdas lo que te comente del Ludus de gladiadores que tengo. Podria ser una buena inversion, incluso tal vez un buen lugar para esas esclavas.” comento el hombre que finalmente levanto la toga y dejo que la joven hiciera su trabajo.

- Estimado Flavius, me encantaría invertir en tu Ludus y ver como funciona el negocio, quizás hasta podríamos organizar juegos en honor al Emperador y al Imperio. Ganaríamos votos y favores, de seguro.

Estaba tan interesado por hacerse de mayor poder, renombre y riqueza, tanto como hasta para dejar de lado al placer que le daba la chica. Bebió un poco de vino, comió unos bocados y ofreció un pequeño brindis por el nuevo negocio, el éxito del emprendimiento para luego eyacular a la joven en el rostro y entre los senos pequeños como limones pero que delataban que en el futuro estarían muy bien formados.

El anciano suspiro mas por el placer que le daba la joven que por la aceptacion de Mario. "Si...si." dice tomando la cabeza de la joven deteniendola un poco. "Eso es mi deseo y sueño, pero tengo que ser sincero para ello necesitare mas tiempo. Un mejor orden en mi Ludus, que estos dias lo regenta mi hija."  comenta este terminando de hablar y dejando que la joven siga.

Compartio el brindis y no mucho despues la venida ahi abajo. Pronto julia ofrecio una copa a cada mujer invitando si querian a los hombres a ir a un lugar mas privado con ella. "En un momento." dijo el anciano que necesitaba tiempo para recargarse y charlar. "Necesitaria su ayuda con inversiones, incluso podriamos conseguir que mas senadores inviertan. Podriamos convencerlos de esta manera como estamos ahora." comento con una sonrisa picara.

- ¡Claro que sí, amigo! La verdad me gustaría conocer el lugar para ver lo que necesitaríamos mejorar, si hay algo que mejorar por supuesto y así con una visión clara ir por más compañeros senadores. Bueno, cambiando de tema, somos dos y bueno, ¿quién encula a la diva Julia? - ríe un poco.-

“Por supuesto amigo. Veras el lugar en unos dias, quiero hacer un inventario entero primero para tener todo listo.” comento buscando ganar algo de paciencia de ti. “Igualmente podrias ir hablando con demas senadores para invitarlos. Como dije con la ayuda de nuestra nueva socia no creo que nadie se queje.”

Entonces escucha tu pregunta y rie un poco nervioso ante tu desverguenza. “Te dejare que elijas vos, despues de todo estar con ella de nuevo a mi edad es un buen premio.”

Mirando a la mujer nombrada, esta mira a ambos sonriendo divertida pero vos notas una mirada complice. Parece que si fuera por ella serias tu quien lo hiciera, aunque tal vez preferiria solo estar con vos.

A pesar de ser una puta mas, tenia cierta dignidad o estatus para volver a hablar y pedir un mejor lugar. “Supongo que los negocios y la comida concluyo mis señores. Supongo que es hora de festejar. Una habitacion privada es lo mejor para ambos, ya saben para que nadie mas los moleste mientras estan conmigo.” comento ella sabiendo su lugar en ese establecimiento y acariciando las manos de ambos.

Si bien ella ya tenia unos cuantos años encima, no habia pedido su aspecto sensual de su juventud. Con su culo siendo una tentacion importante en especial ahora que se daba vuelta y parecia ir a una habitacion privada para ambos. Si la seguian terminarian en una habitacion no tan especial, con una cama lo suficiente comoda en medio. Un lugar solo para los tres.

Asintió sonriente a lo dicho por ambos y luego, al ingresar a la habitación, pidió a Flavius que se acostara en la cama y a Julia que se pusiese de cuclillas sobre su pene y él le haría los honores por detrás, ya que al ser el más joven, le ahorraría esfuerzos innecesarios a ambos. Una vez dispuesto el trío, el comenzaría con lo suyo, luego de lubricarse el miembro con aceite de oliva ya que no deseaba lastimar a la dama. 

Comenzó suavemente, incrementando la velocidad y la fuerza de a poco, hasta que, luego de que su amigo hubiera acabado, él, le daría todo de lo que estaba hecho a la mujer hasta eyacularle hasta que le doliesen los testículos y el pene se le quedase como un pedazo de madera envuelto en un pergamino.  

Era una forma excelente de pasar una mañana de negocios y putas, le encantaba ésta vida licenciosa, divertida y extremadamente fructuosa en todo sentido. Cuando ya no pudo más se fue a lavar muy bien los genitales y decidió servirles vino y uvas antes acostarse con el exhausto anciano y la mujer que le doblaba la edad pero que era toda una fiera fuera de éste mundo hostil y despiadado. 

Descansar un rato y luego ver como se destripaban gladiadores entre sí o leones y bestias exóticas asesinaban cristianos sería un buen evento para la siesta o quizás ver el ludus, ya que le picaba la curiosidad por saber en lo que se estaba metiendo.

- Por mis dos mejores amigos y socios comerciales. Salud y que los Dioses siempre nos sonrían con abundancia de todo lo bueno de la vida. 

El sexo sin duda fue placentero para los tres, si bien Flavio fue algo mas pasivo. Julia se movio como una fiera como una mujer que no habia perdido su juventud y que podria realizar facilidad aquel vaiven con esas caderas que le dieron los dioses. Los movimientos fueron locos y mas cuando Flavio quedo satisfecho y solo fue la mujer junto a mario.

Tras un tiempo los amantes por fin se encontraron acostados en la cama, con la mujer tambien limpiando sus genitanales con un agua cercana pero a pesar que se desacia de la semilla de ambos, sonreia con complicidad.

El brindis fue acompañado por todos los presentes y diciendo todos las mismas palabras. Tras un poco de ayuda de ambos el hombre con algo de problemas se levanto, excusandose tras agradecerlo todo. Dejando un pago por todo. "Nos veremos en otra reunion del senado Mario. Que los dioses los cuiden y sigan disfrutando." dijo en forma de saludo el hombre.

Julia por su lado fue con él a la entrada de la habitacion y pidio a una de las mujeres que le ayuden. Tras eso volvio contigo. "Pobre hombre las cosas que le haces. No creo que podria aguantar mucho mas, seguro dormira toda la noche contento." comento medio en broma contigo.

"Entonces confias que podremos hacer un buen negocio con este hombre?" pregunto curiosa empezando a acariciar su pecho. "Sabes no me vuelvo mas joven. Algo de dinero extra me vendria bien. Pero muchos de los hombres del senado me ven y me rechazan." dice dejando ver por donde va la desconfianza, que no era equivocada. "Excepto tu."

Se despidió muy cordialmente de su socio y amigo. Luego de que éste se retiró, escuchó con atención a la socia y le explicó que era un hombre de palabra, que le conocía y confiaba en él. Que si las cosas salían exitosamente los tres serían mucho más ricos de lo que ya eran y si no era ese el caso, él se encargaría de brindarle siempre su apoyo como lo hacía y que podían ver una infinidad de negocios juntos. La verdad es que era un hombre simple y sincero que deseaba dejar un mundo mejor o al menos dar su mejor esfuerzo. No era tonto y ese mundo mejor le incluía en primer lugar a él y a sus allegados. 

Seguramente Flavius apenas llegase a su casa dormiría unas veinticuatro horas corridas para recuperarse del vino y de una mañana bastante movida. 

Charló un rato más de cosas mundanas luego de pedir el almuerzo para sus hombres, algo bueno como lo que había picado él pero en porciones mayores, que los quería bien alimentados y fuertes, un poco de vino reducido, suave, que los necesitaba sobrios pero algo contentos y que si deseaban fornicar un rato, que putas lindas los atiendan. Después de todo su vida estaba en las manos de esos antiguos compañeros de batalla. Fue a brindar con ellos durante el almuerzo, comió con ellos y verificó que se cumpliese a cabalidad su pedido, después de todo él pagaba.

Terminado todo el proceso intentó recordar a qué había ido al mercado y lo hizo, deseaba algo de dátiles y carne para llevar a casa, ya que debía alimentar a todos los suyos como a sí mismo. Se despidió muy cortésmente de Julia y las demás damas, agradeciendo por su hospitalidad, magnífica.

- Dátiles y carne, quizás alguna esclava pelirroja o albina y ver algún combate de gladiadores - dijo a sus hombres, sonriente.-     

Recién eran las dos de la tarde y hasta ahora había sido excepcional la mañana y el mediodía.

Fue en ese momento de calma que tus hombres comieron bien, pero decidieron no aprovechar el servicio de las chicas. Ya cuando el senador estuviera seguro en su casa volverian. Mario los acompaño en la comida y se pusieron a charlar de batallas viejas de los tres.

Cuando estuvieron llenos y tras un corto descanso partieron. Despidiendose de Julia, la cual les dijo que esperaria a su proxima visita.

Tras ello reiniciaron su caminata por el mercado. Las datiles y carne se encontraban en un rincon del mercado, mientras el lugar de los esclavos tenia su propio muro. Uno donde se marcaba el precio de los esclavos, incluso habia un pequeño escenario para mostrar a la multitud las mercancias que habia.

Mario escuchó la palabra ofertas y decidió ir primero al mercado de esclavos, donde quizás podría encontrar buenas ofertas y quizás también alguna que otra grata sorpresa. No era un gran fanático del regateo pero en ciertas ocasiones no quedaba alternativa y quiérase o no era una muestra de poder y virilidad ganar una puja... según los cretinos que creían en ello. Su religión era hacerse de poder y dinero y por tanto era algo que quizás podría hacerle salir de quicio.

Se estaba poniendo ansioso y pensamientos de mierda le estaban jodiendo la vida. Era una pérdida de tiempo dejarse llevar por esos caballos a las lejanas tierras de la demencia. Mejor centrarse en lo suyo, hacerse de unos buenos esclavos que revender o tenerlos como gladiadores o como fuente de conocimiento o placer. Esclavos helenos era un placer que quizás pudiera darse, grandes personalidades se jactaron a lo largo de la historia de tener a una persona sabia bajo su tutela. Una mujer filósofa o una matemática o una sabia cualquiera con un buen par de melones o sandías le daría mucho estatus. Un par de pelirrojas y albinas tampoco vendrían mal.

- ¡Salve, buen ciudadano! ¿Pero qué tienes en venta en ésta hermosa tarde? ¿Acaso un par de pelirrojas, albinas, buenas mujeres de caderas anchas y pechos generosos? ¿Sabios de otras tierras? ¿Gladiadoras? ¿Amazonas? ¿Alguna maravilla oculta? ¿Gladiadores?   

Vio a una cierta distancia a una esclava que parecía ser originaria de la Provincia de Siria, entre todos los demás, debido a su belleza y juventud. Deseaba penetrarla como una bestia mitológica a una virgen y hacerle las cosas más viles y sublimes. 

Otra más, quizás una norteña, de más allá de las Galias, quizás germánica o bretona. Le daba igual y deseaba hacerle lo mismo que a la anterior.

Decidió aguardar un momento y escuchar al esclavista hablar.

El esclavista se encontraba comiendo una manzana pero cuando vio acercarse a Mario, dejo de comerla y se acerco a su encuentro. Escucho tus preguntas sonriendo amistosamente como si estuviera contento de responderte. Aunque su cara en general no daba esa aura de amistad sino de enojo y mezquindad, algo normal para un romano asi.

“Mi señor senador, tengo todo eso que consulta. Aunque he de admitir que para una gladiadora o amazona debera esperar unos dias, no fue hace mucho que me compraron el lote que tenia de ellas.” comento este con cierta muestra de perdon. “La verdad que no es frecuente que las mujeres guerreras lleguen a nuestras tierras. Son de suicidarse mucho.”

“Pero pelirojas puedo mostrarles, aca una bien bonita y no bañada por nuestro sol...” comento mostrandote a esa mujer. “Luego una con pechos generosos y cadera seria esta que viene de las tierras de Partia. Ambas mujeres le daran mucho placer.”

“Sobre los hombres sabios, podria ir pidiendolos para usted si eso es lo que buscas. Para los gladiadores tenemos a este hombre que sin duda le ganara varias batallas...”

“Pero me dira usted que busca en concreto o acaso desea comprar todo lo que me dice?” pregunto pareciendo mas ansioso que esa sea la verdad.

- Por éstas dos que me has mostrado, más el gladiador y esas dos - señalando a las que puse la imagen.- Me gustaría un descuento por cantidad ya que seré un gran comprador en el futuro y llevaré esclavos de a cinco como mínimo. Y si tiene vírgenes también me vendría bien.  

“Bueno mis chicas son virgenes, aunque algunas de ellas no lo parescan.” comenta riendose un poco con su propio comentario. “Mi señor si no le molesta podria darle el descuento con las siguientes compras. El oro no me sobra y si pretende volver mas seguido, pensaria en darle un buen descuento por ser cliente regular.”

“Digame señor si hay algo mas que necesita o que desea hacer con estos. Tal vez pueda ayudarlo.” comento ya porque no siendo curioso.

Mientras hablaba daba ordenes a uno de sus empleados para que junte a los esclavos señalados.

“Bueno mis chicas son virgenes, aunque algunas de ellas no lo parescan.” comenta riendose un poco con su propio comentario. “Mi señor si no le molesta podria darle el descuento con las siguientes compras. El oro no me sobra y si pretende volver mas seguido, pensaria en darle un buen descuento por ser cliente regular.”

- Excelente, no me molestaría comprobarlo, ya que con ello, podría recomendar a otros por su gran honradez y con respecto a las siguientes compras con descuentos me parece bien si en el primer punto coincidimos. Claro, claro, me parece muy bueno. 

“Digame señor si hay algo mas que necesita o que desea hacer con estos. Tal vez pueda ayudarlo.” comento ya porque no siendo curioso.

- Me gustaría saber si cuenta con ex soldados o desertores entre sus esclavos.