Partida Rol por web

- ¿Hay muchos viviendo aquí? ¿Y por qué elegirían vivir aquí y no regresar a casa? - Sonrió con cierta nostalgia - Pero si, estaría bien tener hidromiel... Si lo encuentra, podemos compartirla con todas. Yo creo que gustará. 

Mira curiosa a la romana - ¿Tu tienes alguna bebida favorita?

-Bueno no conozco todos los casos, Soenya...pero si he conocido bastantes germanos que están en el ejercido regular de Roma...No se si todos sean germanos, pero desde luego que deben ser de los alrededores del Rin.- suspira mirando con cautela a la rubia, temiendo su reacción por este descubrimiento- Otros lograron su libertad y...bueno han decidido quedarse a servir a sus amos, por ejemplo nuestro Doctore...cada día hay más extranjeros que deciden quedarse en el Imperio para tener...bueno para tener las cosas que se pueden tener aquí. Y si estás pensando en emborracharme me gusta el vino, pero nunca bebo hasta perder el control. No puedo entender que a alguien le guste estar en esa situación.

La mira con calma - Mi pueblo es de mucho más allá del Rin... - Suspira - Entonces ya no son germanos... Son romanos... - Se encoge de hombros - Pues no entiendo qué ven aquí... demasiado calor, demasiado seco y demasiadas serpientes... 

Río divertida ante lo de emborracharse.

- No sabes lo que te pierdes Livia... En los grandes salones de mi tierra, cuando celebramos una victoria bebemos hasta caer dormidos... Se fornica sobre las mesas, en las sillas, paredes... Y se sigue bebiendo después... - La mira y sonríe - Creo que encajarías bien entre mi pueblo... 

Livia se encoge de hombros ante las aclaraciones de Soenya, la verdad es que era posible que tuviera razón pues ella misma tampoco se habia proecupado mucho por saber de la geografía del Imperio, y para los romanos todos los extranjeros eran bárbaros y todos los que habitaban más allá de los Alpes eran germanos. Pero su ultima apreciacion la saco de sus devaneos geográficos.

-¿eh? ¿porque?

- ¿Por qué? Eres fuerte y creo que más sabia que yo... O bien te tomarían como prästinna... - La mira buscando la palabra - Sacerdotisa. O bien algún o alguna Jarl te tomaría como consejera... Yo lo haría. 

-¿De verdad me ves en una fiesta con bebidas...fornicando por ahí alocadamente...no se si eso es para mi.-  dice poco convencida poniendo una mueca de divertido embarazo, como si le avergonzara la idea- aunque eso de ser consejera...me halagas...a ver si después de toda una vida tomando malas decisiones ahora voy a servir para dar consejos a reinas de los bárbaros.- utiliza un tono grandilocuente, levantandose con una mano en el pecho como hacían los actores, riéndose de si misma. -Acepto el cargo, Soenya César Augusta, pero si sale mal recuerde que le adverti que no era buena dando consejos.

- Con quien quisieras... Hombre o mujer... A tu elección... Con uno o con dos... Con quien gustases... Nuestras fiestas son las mejores, puedes creerme... - La mira y se mira a ella - Hay remedios para evitar eso Livia, sino yo hubiera muerto ya por parir hijos... 

Suspiró de nuevo negando con la cabeza.

- No soy reina romana, no soy nada... Tampoco soy Jarl... Yo solamente era una líder de una tribu que seguía a un Jarl... No podrías ser mi consejera, porque yo ya no soy más que una esclava...

Chasca la lengua pues su intento de hacer reir a la germana no había salido bien:

-Ya lo sé mujer...sólo estaba intentando que cambiaras el humor aunque solo fuera un rato...oye, aunque no seas Harl o...garl...¿jarl? puedo aconsejarte. Al fin y al cabo ese es mi trabajo aquí. No soy líder de verdad, yo diría más bien que soy vuestra...consejera.- dice pensativa- Y una recadera más de la domina, pero si con mis consejos consigo que os libréis de algún castigo...todo suma en vuestro camino a la libertad.

- Y se agradecen esos consejos Livia, de verdad... Igual que me enseñes bien las palabras... Creo que eso me ayudrara a compender mejor la lengua y la gente... 

La mira extrañada.

- ¿Cambiar de humor? Yo ya no soy líder de nada... Ahora, solo un mueble... 

Suspira apesadumbrada, mira a su alrededor pensando en cómo animar a la germana.

-Mira...¿ves a esos soldados? También son muebles, al menos mientras están aquí. Su función esta pautada y no pueden salirse de su formación...¿el doctore? es otro mueble, sirve para entrenarnos y disciplinarnos...no es diferente de un palum de castigo...Verina es otro mueble...uno muy bonito...pero sirve para acicalarnos...Si lo piensas desde el punto de vista adecuado...si, somos muebles...pero somos los muebles más importantes de este lugar. Sin nosotras, no hay espectáculo, no hay dinero...todos deben cuidarse de cuidarnos bien.

La miró con calma.

- Esos soldados tienen poder sobre nosotras, pueden hacer lo que gusten y su palabra vale más que la neustras. El Doctore puede darnos con el látigo cuando quiera, porque hemos mirado donde no debíamos. Verina puede escoger si celdas estar abirietas o ceradas. Nosotras somos peores muebles. 

Volvió a mirarla con calma.

- Además, aún no somos nada. No tenemos marca aún, ¿recuerdas?

-Chica eres un público difícil...bueno...nadie podrá decir que no lo intenté.- dice dándose por vencida, aunque más por no seguir en esa espiral de autopadecimiento que por que ella misma no esté convencida de sus palabras.-  yo si me veo como un mueble indispensable. No hay otra como yo. Tampoco hay otra como tu...ni como ningún gladiador. Pronto tendremos nuestra marca...y no seremos más simples esclavas. Seremos Diosas de la Arena.

- Ojalá los dioses te oigan, Livia...

La miró y río.

- Creo que llevo demasiado tiempo sin sexo y eso agria mi carácter... - Volvió a reír para después beber un trago de agua. 

-Silba, tal vez el Nordico aparezca como un perrillo...- rie animadamente mirando alrededor por si lo veia. Pero a estas horas en que el sol apretaba tan fuerte como si se tratase de una parrilla, tan solo un par de guardias y ellas se atrevían a estas expuestos al aire ardiente que soplaba en el campo. - al menos nosotras estamos aquí porque queremos...ellos no tienen más remedio que estar porque estamos nosotras.

- Tranquila, sé cómo y cuándo buscarle para disfrutar del placer que me da... Él u otros... Realmente este lugar está repleto de grandes amantes... - Le guiñó un ojo cómplice a la romana.

Sus siguientes palabras provocaron una media sonrisa cargada de malicia y maldad.

- Así que puedo molestar a esos soldados realizando entrenamientos a ciertas hora so bajo ciertas condiciones... ¿No? Gracias por tan grata información... 

-Es mi trabajo ¿no? aconsejarte...y si claro, por "nuestra" seguridad si alguna de nosotras está aquí fuera debe estar con vigilancia. No fuera a ser que nos matásemos entre nosotras y nadie estuviera para impedirlo. - se encoge de hombros y le devuelve la sonrisa divertida- puedes contar conmigo para venir a estropearles la hora del descanso.

- Gracias por tan buenos consejos pues, Livia la Romana - Miró en dirección a los guardias y río - No estaría mal entrenar a determinadas horas... Así me acostumbro también a este horrible clima... 

-O tal vez tras la cena...¿no te gustaría probar a combatir solo a la luz de las antorchas y de la luna? Podríamos intentarlo...¿qué puede ser lo peor? ¿Qué no nos lo permitan? Pues que nos digan que no...- dice maliciosa y con aire caprichoso.-  quie sabe si algún dia no entrenaremos de noche...además cuando llegue el invierno entrenaremos de noche para aprovechar el día, mejor que nos acostumbremos a la luz de las antorchas. ¿Te apetece?

La miró con calma y sonrío. 

- Ya lo he hecho Livia, ya lo he hecho... Realizamos emboscadas nocturnas que terminaban en batallas en la noche bajo la luz de Máni, el dios luna. Así pues, estoy acostumbrada a luchar bajo esas condiciones... - Volvió a mirarla - No olvides, romana, que he crecido entre batallas y guerra... 

-¿Si? Bueno...pues yo no. ¿Sabes? Aquí las noches son frescas y corre algo de brisa, es tremendamente agradable...de verdad que quiero salir a ver las estrellas una noche de estas. Podrías venir conmigo. O no, da igual, lo haré de todas maneras.- se encoge de hombros mirando al cielo con una expresión soñadora- Dime...¿cómo es la guerra?