Partida Rol por web

Scythe

Escena 2B: La reunión en el Talgo

Cargando editor
03/01/2020, 20:02
Director

Hien Shi. Hien es golondrina en japonés, pero puede ser hiện que es presentar o parecer en vietnamita.

De forma muy vaga y tomando la referencia los idiomas de Indochina podría ser una forma de decir "te presento a..." aunque el término shi no te suena, es posible que la traducción o sea un apócope y falte alguna parte de la frase. 

Sobre el acento chino es posible que lo pudiera falsificar o que también hable ese idioma. Es uno de los métodos que los agentes secretos utilizáis para crear duda en los que os puedan reconocer.

No tienes la certeza absoluta pero sí en un 90% que seguramente sea originario de Indochina. 

Cargando editor
04/01/2020, 21:17
Germán Ballesteros

La tensión se palpaba en el ambiente. Aquel tipo era realmente escurridizo y, si efectivamente era solo un agente, este había conseguido poner en jaque todo el operativo. Al bibliotecario no se le iba de la cabeza el hecho de que había dejado ir a ese otro chino que parecía sospechoso pero que luego pareció inocente. ¿Y si era uno de los dobles de ese agente? Ballesteros casi saboreaba la posibilidad de haberle rebanado el pescuezo con los cuchillos que le habían proporcionado de la Cierva. Estos estaban por estrenar y Germán ya notaba que había que darles salida. La pregunta era, ¿y si lo hubiera hecho... esto habría dañado al agente "original"? 

La única certeza es que los habían pillado en bragas y ahora estaban más perdidos que antes. Llenos de preguntas y, lo que resultaba aún peor, de dudas sobre sus propias identidades. Tanto que el Capitán parecía a punto de tomar cartas en el asunto y formar un Puerto Hurraco en aquel vagón. EL profesor, pro su parte parecía tan aturdido que daba la sensación de enfermar a causa de ello... y la señorita Ruíz parecía una caja de sorpresas dentro de otra caja de sorpresas. 

- Capitán... nos conocimos de noche. - matizó colocando una mano en el brazo que alargaba para empuñar el arma. - Cenamos consomé y bogavante... y un vino que valía más que yo. Y sí... les hice el numerito para mostrar mis habilidades. Si quiere se lo hago ahora pero igual aquí, en medio del tren, como que no lo veo prudente.

Germán suspiró pesadamente.

- Nos han jodido bien. Vamos como pollos sin cabeza. Hay que replegarse y conformar un plan. Pero el militar es usted, Capitán... y el cerebro usted, doctor... Así que yo me callo y dejo que hagan lo que se debe hacer.

Cargando editor
08/01/2020, 14:59
Leopoldo Fischer

Tras la aportación del bibliotecario, el alemán suspiró aliviado ya que era el único de los prestes del que tenía alguna sospecha. Sin embargo, esa nueva faceta que había mostrado Germán no era menos tranquilizadora… ahora el tema era saber hasta donde sería capaz de llegar el susodicho en una situación límite.

- No es que no quiera entrar en su jueguecito de preguntas, Capitán, pero la Srta. Ruiz y un servidor no nos hemos separado en ningún momento – comentó secando nuevamente el sudor de su frente y empezando a incorporarse de nuevo – pero si se queda más tranquilo, mi único poder son mis conocimientos científicos, tal y como ya les comenté en Le Grand Bistrot – añadió mirando al militar con la ceja arqueada una vez estuvo a su altura. El doctor sabía de sobras que este no se iba a quedar tranquilo hasta estar completamente convencido y que aplicasen las mismas reglas con él, así que aprovechó para modificar, a propósito, el nombre del restaurante.

- El plan no ha cambiado señor Ballesteros, seguimos con el mismo objetivo – localizar y recuperar el virus, y si por el camino se encargan del terrorista mejor – se dijo a si mismo, cauteloso de no exponer información sensible si no era extremadamente necesario – sabíamos que no iba a ser fácil, así que decidamos la clave y pongámonos en marcha.

Cargando editor
08/01/2020, 20:50
Director

Parece que no hay duda de que los presentes son quiénes afirman ser, por lo que ahora queda que escojáis una palabra clave para poder confirmar vuestra identidad en el futuro. De La Cierva continúa esperando a que lo informen de lo que ha ocurrido esta noche. Y todavía tienen que intentar recuperar el virus que han robado.

Cargando editor
10/01/2020, 12:59
Azucena Ruiz

Las palabras del Señor Díaz me permitieron llegar a algunas conclusiones, pero aun así, tenía la sensación de estar obteniendo piezas con las que no terminaba de montar el puzzle.

Continué reflexionando sobre el origen del enemigo mientras Ballesteros y Fischer por fin se pronunciaban, pareciendo quedar claro finalmente que eran quienes decían ser. El bibliotecario parecía impaciente porque entráramos en acción, presto para acatar órdenes, mientras que el doctor trató de llamarle a la calma y nos recordó la necesidad de aquella clave antes de ponernos en marcha.

- Escojan la que crean conveniente. - le dije a los presentes, cediéndoles aquel cometido, pues aún me encontraba pensativa; al menos comenzaba a ver las cosas algo más claras. Tras establecerse aquella clave, retomé la palabra.- Creo que ese tipo tiene que ser francés, pero originario de algún lugar de Indochina. Probablemente Vietnam. Es probable que imitara el acento chino, es un recurso común para pasar desapercibido, y parece lo más adecuado para hacerse pasar por un revisor de origen chino. - señalé, reforzando esto la teoría de la suplantación. - Si vuelven a toparse con el sujeto, tomen nota si se pronuncia, especialmente si lo hace antes de usar algún extraño truco. - les pedí, ya no sólo por si lo que dijera pudiera darnos algún tipo de pista, sino porque no estaba de más saber si aquel agente necesitaba del habla para activar lo que fuera que hacía.

Tras ello aguardé pacientemente en silencio, a la espera de instrucciones por parte de Díaz.

Cargando editor
10/01/2020, 14:14
Álvaro Díaz de Vivar

La respuesta final de Ballesteros me concedió un atisbo de calma, al menos a la espera de que el doctor hiciera lo propio. Sin embargo, el gesto con el que apoyó su mano en mi brazo provocó que le arrojase una fulminante mirada, que alterné entre su rostro y su mano en dos ocasiones, indicando que apartase su mano de donde la tenía. Probablemente, no, seguramente, el bibliotecario creyera que con aquel gesto calmaba mis ánimos, previniendo lo que seguramente creería una precipitación por mi parte que podría resultar fatal. Sin embargo, lo que hacía era entorpecer un posible gesto necesario.

¿Y si el doctor no era el doctor, y reaccionaba violentamente sin que yo pudiera actuar a tiempo, por aquel pequeño obstáculo?

Por fortuna, nada de toda aquella precaución terminó siendo necesaria. Pese a mostrarse contrario a la prueba que les estaba exigiendo, el doctor dio cuenta de ella con una correcta respuesta, a una única excepción, que podía deberse a un pequeño fallo de memoria o, y me inclinaba más por esa opción, a estar poniéndome también él a prueba. Un gesto que le honraba y que me satisfizo, tanto como para relajar el gesto y hasta mostrar el atisbo de una leve sonrisa bajo mi bigote.

Petit, doctor. -Le corregí, recuperando la compostura con mi mano alejada de la pistola que escondía bajo el abrigo- Si la memoria no me falla, el restaurante se llamaba Le Petit Bistrot. -Concluí, pasando a otros asuntos- Dos frases, si les parece bien, mejor que una palabra. Cada vez que nos reencontremos, uno dirá "un día frío", y el otro responderá "lo normal en esta época". Habrá de decirse en voz baja, una conversación privada. Después de todo, no servirá de demasiado si todo el mundo a nuestro alrededor lo oye, ¿no es así? Tomemos todos nota de las indicaciones de la señorita Ruiz, y regresemos con normalidad. Debemos acudir al compartimento del señor De La Cierva, pero, señores... -Mi gesto se tornó severo, mirándoles directamente- ...por el momento, espero discreción absoluta con él. Ni una mención a las capacidades que creemos posee el agente extranjero hasta que estemos seguros de que es quien aparenta, ni de las capacidades de la señorita Ruiz. ¿He sido lo bastante claro?

Cargando editor
11/01/2020, 18:09
Juan Tomás De La Cierva

Tras acordar la frase* que os permitirá confirmar vuestra identidad os acercáis a ver a De La Cierva. Se encuentra en su suite, por lo que gozaréis de la tranquilidad de que nadie entrará súbitamente. Llamáis a la puerta y tras indicar que podéis entrar podéis ver a De La Cierva sentado esperando que lo informéis.

- Buenas noches a todos, espero que todos estén de una pieza. Si mal no recuerdo capitán necesitaba una dirección para realizar cierta llamada. - dice mostrando su teléfono móvil - He negociado que desconecten el inhibidor del tren durante cinco minutos en cuanto avise a uno de los revisores. Usaré el teléfono encriptado para evitar peligros ya que les dije que era una llamada a la embajada española. Y de paso pónganme al tanto de lo que ha pasado...

Notas de juego

* La de Hail Hydra me molaba más hay que decirlo :P

Cargando editor
17/01/2020, 00:55
Azucena Ruiz

Antes de regresar al compartimento de De la Cierva junto a los demás, tomé buena nota de las instrucciones que nos dio Díaz, tanto de lo referido a la manera en la que poder cerciorarnos de que no habían suplantado a alguno de nosotros; como de la forma en la que debíamos proceder, lo cual incluyó para mi sorpresa discreción acerca de mis capacidades.

Aun así, logré ocultar esta sin mucha dificultad, limitándome a asentir antes de emprender el camino hacia el destino fijado. Al llegar tocamos a la puerta, encontrándonos a De la Cierva sentado cuando nos indicó que podíamos pasar y así lo hicimos. En seguida nos saludó e informó de que había logrado la forma de hacer una llamada de manera discreta, solicitando una dirección para ello, sin duda hablaba del asunto de investigar la casa de té.

- Tenga. - saqué la tarjeta* y se la tendí, justo después de que preguntara por lo que había sucedido. - La situación está controlada, por el momento. Impedimos que secuestraran el tren y que nadie más accediera por el techo. - informé sin entrar en detalles. - Ahora ya sabemos que al menos una agencia ha logrado acercarse casi tanto como nosotros a ese virus, y estoy convencida de que ni será su último intento, ni la última agencia con la que nos topemos. - reflexioné en voz alta.

Notas de juego

* Creo que la tenía yo, si no es así corregidme, por favor.

Cargando editor
18/01/2020, 01:23
Álvaro Díaz de Vivar

Allí estábamos, en el compartimento de De La Cierva acompañados por la duda de si sería él realmente. Al menos, ese era mi caso. La incertidumbre que aquel agente oriental, si es que lo era, había inoculado dentro de mí me causaba un enorme malestar, pues trastocada toda la cadena de mando a la que tenía tendencia a aferrarme. Quizás precisamente por ello, guardé silencio en un principio y dejé la voz cantante a la señorita Ruiz, mientras tomaba una posición estratégica dentro del compartimento, con el ángulo más adecuado para actuar si nuestros peores temores se confirmaban. Aunque aquel era el compartimento de nuestro superior, pero eso no era una prueba exculpatoria definitiva.

Parece que este viaje nos depara aún muchas sorpresas. -Indiqué con mi seriedad habitual, tomando el relevo de las palabras de Ruiz- ¿Ha contactado con los equipos Bravo y Charlie? ¿Sabe si han hecho avances? -Pregunté entonces, impasible, aguardando la reacción extrañada que habría de sobrevenir en el deseable caso de que, efectivamente, aquel hombre fuera el auténtico De La Cierva. Porque, si demostraba así serlo, habríamos de ponerle en antecedentes de nuestros descubrimientos. Y de lo contrario, las cosas se iban a poner caldeadas en aquel compartimento.

Cargando editor
24/01/2020, 10:52
Leopoldo Fischer

Tras la tormenta de emociones y tensiones que acabaron por concluir que todo el grupo era quien decía ser, se dirigieron finalmente a reportar, al menos en parte, a su anfitrión.

El doctor, aun con cara de no haber recuperado las fuerzas, se tomó la licencia de sentarse tras saludar adecuadamente al señor De La Cierva y servirse un vaso de agua – te haces viejo – se castigó de nuevo mientras aguardaba a que los más jóvenes proporcionasen la información requerida por el Grande de España. Sin embargo, Leopoldo no pudo ocultar un pequeño tic en el labio que casi le dibujó una sonrisa al escuchar de nuevo la trampa puesta por el militar para aseverar la identidad del anfitrión. El alemán también encontraba necesario ese tipo de treta, pero sabía que la paranoia que esto podía ocasionar no era una buena consejera.

Cargando editor
26/01/2020, 12:52
Juan Tomás De La Cierva

El millonario coge la tarjeta y se la guarda en el bolsillo para hacer la llamada después de ponerse al tanto de lo sucedido en el tren. La pregunta del militar sorprende a De La Cierva que parece no entenderla y comenta:

- Sé que ya tengo unos años pero no recuerdo que tuviera que avisar a ningún equipo. Pero esa pregunta me da a entender que ha pasado algo que todavía no me habéis contado... - comenta mientras decide prepararse un whisky con hielo y os pregunta si queréis tomar algo - ...serviros lo que queráis o necesitéis, el minibar está bien surtido.

Mira a Ballesteros que no ha abierto la boca desde que entraron y a Leopoldo que parece cansado como si hubiera hecho un gran esfuerzo.

- Doctor, creo que más que un vaso de agua necesita algo más fuerte. Ballesteros le noto algo ausente, ha debido tener una dura noche...

Decide tenderle su vaso de whisky mientras comienza a prepararse otro. Luego os comenta:

- Cuéntenme de forma resumida lo que ha pasado, se ve que están cansados y creo que nuestros intentos para recuperar nuestro objetivo no podrán continuar hoy. En breve anunciarán que es hora de acostarse y ustedes necesitan también descansar. En el hotel nos encontraremos con el resto del equipo y podremos planearlo mejor. Así que cuéntenme que ha pasado y retírense a descansar.

Cargando editor
26/01/2020, 20:08
Álvaro Díaz de Vivar

La veliz réplica de De La Cierva logró que finalmente pudiera permitirme el rebajar mi nivel de tensión, al menos hasta cotas más aceptables y, lamentablemente, habituales. Me desprendí del abrigo, aunque deposité sobre el respaldo de una silla convenientemente doblado, y dejé abierta la chaqueta de mi traje de gala, quedando parcialmente al descubierto el arma que ocultaba bajo ella.

Debo pedirle disculpas, señor. Pero, como ha deducido perfectamente, la treta respondía a necesidades operativas. -Me excusé con gesto serio, aunque se me escapó un suspiro antes de acercarme al mueble bar y servirme un whisky yo también. Pero sin hielo- Creemos que nuestra "competencia" es un agente, de nacionalidad y filiación aún por determinar, con la capacidad de generar copias de sí mismo. Y tenemos motivos para sospechar que, además, puede adoptar el aspecto de otros. Eso, como comprenderá, nos pone en una situación... cuando menos, comprometida. -Resumí, tomando un primer sorbo del vaso tras vaciar el contenido de aquella botellita de licor, similar a las que se ofrecían en aviones y hoteles, y regresar a la silla donde descansaba mi abrigo para tomar asiento- Hemos establecido una contraseña como medida provisional, tras hacer comprobaciones acerca de nuestras identidades como acabamos de hacer con usted. Y, como bien dice, mañana será otro día.

Ese era el informe de la situación, por el momento. Un informe resumido, táctico, que podía ser ampliado si era necesario, pero que mostraba lo más relevante que debíamos compartir. ¿Las habilidades extraoficiales de la señorita Ruiz? Eso no constaría en ningún informe mientras estuviera en mi mano. Si podía evitar que los mandos superiores supieran de ello, tanto mejor para ella. Me debía a España, pero mi forma de servir al país siempre había pasado por servir a los españoles a mi cargo. Pocos valoraban de verdad la lealtad entre soldados, pero yo sí lo hacía.

Cargando editor
27/01/2020, 15:58
Germán Ballesteros

Germán se limitó a ver, oír y callar. Es era lo que el Régimen esperaba de la gente como él. Obediencia sin cuestionar quién diera las órdenes. Pero el Capitán o, aún más, el propio de la Cierva sí parecían interesados en lo que el bibliotecario tuviera que decir. Así se lo hizo saber el noble cuando aludió directamente a su mutismo. Ballesteros miró hacia el suelo avergonzado. No sabía qué decir... o, más concretamente no sabía si era conveniente decir lo que quería decir. Lo que sentía. Hasta que el final se animó:

- Mire, señor de la Cierva... Capitán... yo solo soy un don nadie. Un chupatintas que trabaja en el Ministerio al servicio de uan España a la que le debo todo. No estoy acostumbrado a cenar vieiras, beber whisky de veinte años o vestir trajes a medida. Me siento un poco como un pez fuera del agua. O como un pez en una pecera que no es la suya. Entiéndanme. Creo que puedo hacer muchas cosas buenas por este operativo pero hasta ahora tengo la sensación de que no he hecho nada. De que no me he ganado el pan. De que no hago más que malgastar los dineros de otros en cosas que ni sé apreciar. Se me ha traído aquí para encontrar un virus. Y tanto me da si lo tiene un ruso o si lo busca un chino. Hasta ahora no hemos hecho nada más que cenar y esperar. Y, claro, los otros... sean quienes sean, nos llevan ventaja. 

El tipo extrajo un pañuelo de tela del bolsillo y comenzó a secarse la frente. Sentía que le estaba faltando el respeto a aquel hombre sin motivo. Pero aún así no callaba.

- Si ustedes dicen que hasta aquí hemos llegado... que mañana será otro día... pues amén. Cada uno a su cama y sanseacabó. Pero si el virus aún está en este tren deberíamos echar un ojo. Yo puedo hacerlo sin que nadie me vea. Si seguimos quedándonos de brazos cruzados y nos limitamos a reaccionar a lo que pase siempre iremos un paso por detrás. Les ruego disculpen mi indiscreción... yo no soy estratega y seguro me estoy excediendo. Pero si me preguntan, respondo. Simplemente eso.

Cargando editor
02/02/2020, 13:56
Azucena Ruiz

No vi nada inusual cuando Díaz se pronuncio tras tomar De la Cierva aquella tarjeta, pero después de escuchar la respuesta de nuestro anfitrión; quedó claro que el líder del equipo estaba tratando de ponerle a prueba. De la Cierva en seguida se percató de que algo sucedía, y terminó solicitando que le informáramos de lo sucedido, algo de lo que el propio Díaz se ocupó. Cuando concluyó su intervención, dediqué una furtiva sonrisa al líder del equipo, al no haber hecho mención a aquella capacidad que él ya conocía y que yo mantenía oculta al Gobierno.

Estuve tentada a aceptar la invitación de nuestro anfitrión respecto a tomar algo de aquel mini bar, pero no me sentí tan relajada como para algo así; quizás más tarde, en el vagón restaurante, pudiera pedirme algo y disfrutar del silencio que proporcionaba la madrugada.

Tanto De la Cierva como Díaz parecían de acuerdo en que habíamos terminado de trabajar por aquel día. A mi me parecía que aún había trabajo que podíamos hacer, pero si ellos lo tenían tan claro; no sería yo quien cuestionara a dos hombres con tanta experiencia en aquellas lides como ellos. Después de todo, no era más que una recién llegada, y no estaba dispuesta a poner a nadie en peligro por un parecer mío.

Sin embargo, el bibliotecario volvió a sorprenderme dando su opinión con una vehemencia que parecía impropia de él. Sin duda aquel hombre daba una imaginen que no se correspondía con quién debía ser realmente. Se me escapó una sonrisilla a raíz de su exposición, y me quedé mirando a Díaz y De la Cierva con expectación, preguntándome qué tendrían que decirle al bibliotecario.

Cargando editor
02/02/2020, 15:08
Juan Tomás De La Cierva

De la Cierva escucha la explicación del capitán y asiente, entendiendo a la perfección las precauciones tomadas. No se molesta lo más mínimo que hubiera sospechado que podía ser un agente enemigo.

- Ha hecho bien capitán, ha hecho bien. Interesante lo del agente que se ha infiltrado en el tren, el agente no creo que sea ruso. - medita sobre la situación  - Según la información de nuestro servicio de inteligencia es con ellos con quién se hará el intercambio. Los ingleses se apartaron y compartieron información, normalmente esto nos extrañaría pero si quisieran el virus no habrían dicho nada. Podrían ser franceses, al fin y al cabo estamos en su territorio... - mira por la ventanilla del vagón y añade - ...queda poco para que abandonemos Francia y entremos en Suiza. Podría ser un desesperado intento francés lo que han sufrido esta noche...aunque no descartaría a ninguna nación. Podrían ser incluso de países más lejanos. Los chinos y norcoreanos están investigando armas biológicas, también los indios y paquistaníes...incluso la República Islámica. Hay demasiadas opciones...así que lo indicaré en la transmisión para que nuestra red de agentes lo investigue.

Parece que hay mucho que meditar. Luego vino la explicación de Ballesteros, parecía dolido por no poder haber logrado recuperar el virus todavía. Algo que era obvio dado el peligro que este supondría si cayera en malas manos. De la Cierva seguramente se habría molestado si esto hubiese pasado en otro momento, pero tras lo comentado por el capitán entendió perfectamente lo que la cabeza del funcionario albergaba.

- Le entiendo señor Ballesteros, es normal que se sienta frustrado por una situación así. Pero seguramente ha hecho más de lo que usted cree. - hace una pausa - Si les indico que el día se acabó es porque a veces es mejor esperar y actuar cuando tengamos más información. Nuestro objetivo está siendo vigilado en estos momentos así que no se preocupes por eso.

El agente doble está siendo vigilado en estos momentos. Esa información la desconocíais, pero es comprensible que no os hubiera avisado de que había otro equipo en el tren. Al fin y al cabo la gente que piensa en estas cosas suele pensar en los imprevistos que pueden suceder.

- De todas formas si quiere intentarlo de noche señor Ballesteros inténtelo, pero tenga al tanto al resto del equipo. Lo mismo para el resto. Que nadie vaya por libre en esta misión, y hagan el favor de descansar lo que puedan. - se levanta y se despide de todos ustedes mientras añade - Realizaré la llamada y a primera hora les informaré de las novedades si las hay.

Luego salís de su suite y vais para vuestros habitáculos que quedan en el mismo vagón por suerte. Ballesteros quiere intentarlo, así que podéis trazar un plan rápido para intentarlo esta noche.

Cargando editor
04/02/2020, 12:20
Álvaro Díaz de Vivar

De la Cierva no parecía del todo convencido acerca de la nacionalidad de aquel agente, pero yo a cada paso que daba la conversación comenzaba a pensar más detenidamente acerca de si aquel tipo sencillamente había jugado bien sus cartas para despistarnos... para despistarme. ¿Y si era un agente francés, empleando artimañas para desviar la atención a otras naciones? Con las capacidades que le atribuíamos, sin duda suponía una buena estrategia, y perfectamente podría estar adiestrado para ello. Con algo de conocimiento en idiomas y empleando armamento y equipo extranjero de contrabando por si era interceptado, el resultado podía llegar a ser demoledor.

Estaba meditando acerca de ello, sobre la posibilidad de que fuera francés al ser la nación que estábamos atravesando, aunque sin poder descartar ni una sola nación del globo, cuando Ballesteros intervino. Y su intrepidez me resultó... evocadora. Me quedé mirándole, luchando por no sonreír ante su deseo de continuar aprovechando lo que nos quedaba de noche. Incluso me planteé mis siguientes pasos, en caso de que De La Cierva se negase a ello. Sin embargo, el Grande de España no tardó en dar su brazo a torcer.

Si el objetivo está siendo vigilado, sabemos cual es su compartimento, ¿no es cierto? -Apunté con gesto serio, un rictus impenetrable, mientras meditaba acerca de todo aquello- Y también dónde se encuentra en estos momentos, supongo. Invisible e intangible, Ballesteros podría acceder a ese compartimento y realizar una búsqueda rápida, de forma discreta, con tiempo límite para regresar e informar. Si encuentra algo, bien; y si no, mañana será otro día. ¿Estamos todos de acuerdo? -Pregunté, haciendo partícipe al resto del equipo- Los demás podemos realizar tareas de vigilancia mientras tanto, para prevenir a Ballesteros si el agente regresa. Eso, por supuesto, contando con que no esté ya en su compartimento descansando, en cuyo caso lo mejor sería abortar el intento. Hay... otras formas igualmente efectivas de aprovechar sus inestimables capacidades... mañana.

Me importaba poco que De La Cierva hubiera apostado un equipo de vigilancia sobre aquel tipo. No se podría comparar con la posibilidad de que un hombre invisible e imparable siguiera a aquel tipo hasta descubrir la localización del virus. Si Ballesteros se pegaba a aquel tipo como su propia sombra, era sólo cuestión de tiempo conocer el paradero del material.

Cargando editor
07/02/2020, 13:43
Leopoldo Fischer

El científico alemán se mantuvo callado durante bastante rato. Su rostro cansado y silueta ligeramente encorvada denotaban que aún no se había recuperado del todo del sobreesfuerzo al que se había sometido, sin contar toda la situación en general ya sobrepasaba, por mucho, su rutina diaria de trabajo a la que estaba acostumbrado.

Leopoldo agradeció con un leve gesto tanto el whisky como el hecho de querer dejar la misión hasta el día siguiente.

Por un momento, la interrupción del bibliotecario le pilló por sorpresa. Aún no se había acostumbrado a esa faceta tan impulsiva y poco paciente que tanto chocaba con la imagen que se tenía de los funcionarios. Sin embargo, era algo de agradecer… esa inquietud de querer luchar hasta el final aunque ya poco o nada quedase por hacer… Una infiltración que debía hacer prácticamente en solitario dadas las horas ya que la actividad del resto de pasajeros durante la noche sería mínima.

- Me temo que de poca ayuda pueda resultar mi presencia en esta arriesgada empresa – comentó el alemán cuando estuvieron todos fuera – pero si localizan el paquete o consideran que mi presencia es necesaria, no duden en hacérmelo saber… sino, y con su permiso – añadió mirando esta vez al capitán – preferiría retirarme a descansar.

Cargando editor
08/02/2020, 13:00
Azucena Ruiz

Ante las apreciaciones de De la Cierva acerca de la nacionalidad del agente infiltrado, me decidí a compartir lo que pensaba al respecto, pues parecía ser una cuestión más importante de lo que había pensado en un principio.

- No tenemos la certeza, como ya ha dicho el Señor Díaz, pero yo creo que se trata de un ciudadano francés originario de algún lugar de Indochina. - compartí de forma escueta, por si aquellos datos eran de algún valor para nuestro anfitrión.

En lo respectivo a la intervención de Ballesteros, las palabras de De La Cierva y Díaz no se hicieron esperar. El primero mostró comprensión por el bibliotecario y le explicó el por qué de su decisión, dejando aún así abierta la posibilidad de hacer un nuevo intento para recuperar el virus, mientras que el segundo nos dio indicaciones sobre cómo proceder durante aquella oportunidad de darse las circunstancias propicias para ello; lo que suponía que el ladrón no se hubiera atrincherado ya en su compartimento.

- Estoy de acuerdo. - respondí con voz queda ante la pregunta directa del Señor Díaz, preguntándome si acaso había otra respuesta que dar.

Al parecer sí, así era, escuchando poco después cómo el doctor trataba de desvincularse de aquel operativo nocturno. Aquello me sacó una sonrisa, pues quedaba claro que le daban igual los galones que pudiera tener quien había sido designado como nuestro comandante, y la naturaleza misma de aquel nombramiento.

No era que no quisiera participar en aquel otro intento. Quería ayudar, y si podíamos acabar con aquel asunto cuanto antes mejor que mejor, pero no terminaba de acostumbrarme a que me pautaran lo que tenía que hacer; a pesar de no ser la primera vez que me obligaban a hacer algo que no quería y del adiestramiento forzoso que me habían dado.

Al menos el Señor Díaz, Álvaro, parecía diferente; aunque me decía a mi misma que no podía fiarme del todo de él. No había llegado hasta donde había llegado siendo una hermanita de la caridad, pero al mismo tiempo, parecía de aquel tipo de militares que realmente se preocupaban por sus hombres; y que solo parecían existir en las películas.

Aguardé en pie y en silencio a que De la Cierva nos informara sobre si aquel tipo estaba o no en su compartimento, pues supuse que dispondría de aquella información, aguardando a saber qué me depararía aquella noche; si un nuevo intento de recuperación de aquel virus, o una copa y un buen libro.

Cargando editor
15/02/2020, 14:01
Juan Tomás De La Cierva

Antes de salir De La Cierva os indica la situación del agente enemigo.

- Está en la suite París, dos vagones detrás del que nos encontramos. Allí lo podrán encontrar, Ballesteros tenga mucho cuidado y sobre todo que no lo detecten. Aunque ha tomado precauciones se siente seguro, y eso es algo que necesitemos para que baje la guardia y no provoque ningún problema. 

Ya en el pasillo tenéis que planear el siguiente paso. Vuestros habitáculos en el tren quedan lejos pero hay posibilidades, sobre todo para un hombre que atraviesa paredes y otro que puede volar. También tenéis una experta que os podrá decir si está en la suite y en qué estado se encuentra; y por último el doctor a los que el esfuerzo del día ha resultado agotador y prefiere retirarse a descansar.

Notas de juego

Ballesteros: Dos tiradas de Acechar/Discrección con un bono de +15 ya que irás de manera invisible entiendo.

Cargando editor
17/02/2020, 12:49
Álvaro Díaz de Vivar

La situación había quedado vista para sentencia. Ballesteros estaba, al parecer, extremadamente motivado, y yo conocía bien las ventajas de aprovechar la motivación de mis hombres. En ocasiones, el jefe de escuadra debía inculcar esa motivación a los suyos, pero en otras bastaba con aprovechar la que ellos mismos ya poseían. Por desgracia, no faltaban las ocasiones en que también era preciso refrenar sus ansias con un poco de cabeza, pero no me daba la impresión de que fuera el caso del bibliotecario.

Bien, será mejor que repasemos el plan. -Indiqué una vez salimos al pasillo, despidiéndome del doctor que se retiraba a su camarote para descansar- Pasaremos por nuestros camarotes para tomar lo que necesitemos, y acudiremos al vagón indicado con toda la sutileza posible. Nadie debe vernos por allí, merodeando o acudiendo a esa zona tan alejada de nuestros compartimentos, o saltarían las alarmas de esa gente. -Les recordé- Ballesteros, usted cruzará los vagones atravesando sus paredes. Señorita Ruiz, usted vendrá conmigo. Le advierto que no será un vuelo cómodo, de modo que sugiero que elija una indumentaria adecuada. Nos reuniremos entre ese vagón y el inmediatamente posterior, y desde allí la señorita Ruiz tratará de determinar si el vagón está ocupado o no. En función de eso, decidiremos si continuar con la misión o abortarla. ¿Algo que añadir?