Partida Rol por web

Scythe

Escena 2B: La reunión en el Talgo

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17/02/2020, 13:18
Germán Ballesteros

- Que ya era hora. Digo yo. - replicó Ballesteros que seguía perdido en la cháchara.

En una rápida mirada repasó su indumentario el bibliotecario. Ya se había puesto el traje de tejido coherente que, si bien no era un dechado de elegancia, sí hacía que pudiese volverse completamente invisible e intangible sin necesidad de ir en porretas por aquel Orient Express del oropel. Sus cuchillos de material coherente también estaban en su lugar por lo que no había mucho más que preparar por lo que a él se refería.

- Iré haciendo camino. Señorita Ruiz.. me pregunto si usted puede... no sé cómo decirlo... "enfocar" su habilidad en mi voz y escuchar si necesito ayuda por muy bajito que la pida. Sería como llevar un walkie-talkie personalizado y les ayudaría a entrar si la cosa se tuerce.  Que no es mi intención... por otro lado. Les veo ahora.

Dicho esto el bibliotecario hizo uso de su poder y se hizo invisible como por ensalmo.

 

- Tiradas (2)

Motivo: Acechar/Discreción

Tirada: 1d100

Dificultad: 101-

Resultado: 24 (Exito) [24]

Motivo: Acechar/Discreción (tirada 2)

Tirada: 1d100

Dificultad: 101-

Resultado: 99 (Exito) [99]

Notas de juego

Acechar/Discrección 86% + 15 (bono) = 101.
Tirada: 24 Exito
Tirada 2: 99 Exito ¿?

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22/02/2020, 02:50
Azucena Ruiz

Tras la información de De la Cierva y las advertencias que hizo a Ballesteros, me despedí tanto de nuestro anfitrión como del doctor, terminando junto al líder del grupo y el bibliotecario en el pasillo contiguo a aquel compartimento.

El Señor Díaz en seguida se puso al mando, repasando el plan. Ir a nuestros compartimentos, prepararnos y acudir con la mayor discreción posible a aquel otro vagón que tan alejado estaba de nuestro punto de partida. Parecía algo sencillo, pero podría resultar no serlo tanto teniendo en cuenta que no éramos los únicos que íbamos tras aquel individuo.

Al entrar el militar en detalles sobre cómo procederíamos, asentí cuando hizo mención a lo que a mi respectaba. Escoger un vestuario cómodo y detectar si había alguien dentro de aquella suite una vez estuviéramos en el espacio entre vagones no tenía complicación alguna.

- Nada que añadir. - respondí a Díaz después del gracioso comentario de Ballesteros, aquel hombre parecía realmente impaciente.

Sólo espero que esa impaciencia no le lleve a cometer errores.

- Mientras no tenga que centrarme en otra cosa, creo que no tendré problema en “seguirle”. - respondí a las palabras del bibliotecario sobre mi habilidad. - Tengan cuidado. - terminé por despedirme de ambos, dispuesta a dirigirme a mi compartimento para tomar lo necesario y focalizando mi oído en el avance de Ballesteros.

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23/02/2020, 14:27
Director

Tras pasar por vuestros compartimentos quedáis entre los vagones como habíais acordado, desde allí se realizará la incursión nocturna. Todos estáis pertrechados como corresponde. Ballesteros ya viste su traje de tejido coherente, el Capitán su indumentaria de combate y la señorita Ruiz con indumentaria adecuada y lo suficientemente abrigada para poder salir al exterior y no lamentar el frío.

El compartimento al que vais a acceder está ocupado por dos personas, el traidor y su amante. Ambos aparentemente están dormidos ya que la señorita Ruiz puede determinarlo fácilmente. Por lo que podéis proceder con cautela. Ballesteros se vuelve invisible e intangible y comienza a acercarse a la suite donde está el traidor. Echa un vistazo al exterior de la suite antes de traspasar la pared y ve como uno de los gorilas está haciendo guardia en la puerta aunque por su cara está medio dormido. El guardaespaldas no nota la presencia de Ballesteros, una buena señal que le invita a continuar.

Pero al acceder a la suite algo sucede, la pared la ha traspasado con normalidad pero también ha traspasado una especie de corriente eléctrica. Algo que provoca que una despertador aparentemente normal comience a sonar a gran volumen el el compartimento del agente doble. El guardaespaldas entra de repente en la habitación, armado con una pistola y mirando en todas las direcciones. 

Ruiz escucha todo lo que ha pasado, Ballesteros continua siendo intangible e invisible pero ha hecho soltar una alarma. El otro guardaespaldas se levanta y comienza a correr hacia el compartimento de su jefe. El espía español está despierto y su amante también. Al ver que la alarma está sonando le dice a su hombre:

- Es intangible e invisible...Usa la pistola de energía...

Todos los de los vagones comienzan a despertarse ya que la alarma suena muy alto. En poco tiempo la situación puede tornarse complicada...

- Tiradas (1)

Motivo: Daño

Tirada: 3d10

Resultado: 22(+15)=37 [10, 5, 7]

Notas de juego

Director: La segunda tirada es una PIFIA.

Daño: 37 PV (El traje aguanta 40 PV por lo que no sufre daño).

- Marco al doctor porque se escucha en su compartimento también la alarma.

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25/02/2020, 21:54
Capitán Azor

El preciso instante en que aquella alarma comenzó a sonar, fue cuando supe que todo se había ido a la mierda. Era como cuando te dabas cuenta en medio de la batalla de que la información que habías recibido de los servicios de Inteligencia no era correcta, y que con ello toda la planificación previa a la batalla no valía más que el papel mojado. Y, al igual que sucedía en esas situaciones, tan sólo quedaba seguir tu instinto, aprovechar al máximo tu adiestramiento y experiencia, y tratar de jugártela.

En ocasiones, incluso lograbas una medalla en lugar de una caja de pino.

¡Mierda! -Exclamé tratando de tomar control de la situación, al tiempo que cogía a la señorita Ruiz por la cintura y accionaba el motor de mi propulsor, saliendo ambos disparados hacia las alturas, no demasiado alto, sólo lo justo para elevarnos hasta el techo del vagón, tratando de calcular la distancia a ojo y aterrizar aproximadamente sobre el compartimento del agente doble- Señorita Ruiz, necesito que sea mis ojos o, en este caso, mis oídos. Indíqueme hacia dónde disparar y manténgase detrás de mí, para que podamos cubrir la huida de Ballesteros y salir de aquí antes de ser identificados. -Le indiqué, antes de sacar mi arma y acercármela al casco, para darle la orden verbal correspondiente- Munición convencional.

Si me cargaba a uno o ambos guardaespaldas, no era algo que fuera a lamentar en absoluto. Sin embargo, no era ese el objetivo prioritario, ni mucho menos. Lo único que precisaba era mantenerles lo bastante entretenidos como para que tuvieran que centrar en mí su atención, y que de ese modo el bibliotecario pudiera salir de allí. Esperaba poder cubrir a Ruiz de todo peligro, ya que mi traje iba reforzado, y con algo de fortuna poder sacarla de tan precaria situación a tiempo. De hecho, de no precisar de su inestimable ayuda para apuntar, ni siquiera la habría llevado conmigo.

Notas de juego

Dispongo de 3 acciones por asalto. Después de lo que he hecho, no se cuántas me quedarían (si me queda alguna) para disparar, cuando Ruiz me indique la dirección (no se si ella necesita hacer alguna tirada para eso).

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01/03/2020, 01:12
Azucena Ruiz

En un tonto acto reflejo, me llevé las manos a la cabeza para taparme los oídos cuando sonó aquella alarma, pero no fue hasta que regulé mi capacidad auditiva que conseguí que aquel ruido dejara de perturbarme.

Fui prácticamente arrastrada por el Señor Díaz mientras hacía aquello, cogiéndome por la cintura para llevarme con él hasta el techo de aquel tren. Me sobrevino una momentánea sensación de vértigo al propulsarnos, pero no tardé en olvidarme de este, concentrándome en lo que continuaba aconteciendo en el interior de aquel compartimento.

Ni siquiera pude pararme a pensar en cuál era el plan del militar, centrada como me encontraba en informarle acerca de lo que sucedía dentro en cuanto tuviera ocasión, como había ido haciendo hasta el momento; pero antes de que le pusiera al tanto de lo que pasaba fue él quien tomó la palabra.

- Sí, señor. - afirmé con una seguridad más nacida del entrenamiento que del estado en el que me encontraba en aquel momento, viendo cómo se armaba. - Un guardaespaldas ya está dentro del compartimento, y el otro de camino. El objetivo sabe que hay alguien invisible e intangible dentro, ha dado órdenes de usar una pistola de energía. - informé de manera breve mientras me situaba tras él, afinando el oído para determinar la posición exacta de cada uno de los individuos que permanecían dentro de aquel compartimento.

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01/03/2020, 13:55
Director

La señorita Ruiz te indicó hacia donde podías disparar para herir a los guardaespaldas y evitar herir a Ballesteros. Los guardaespaldas  están a la entrada de la habitación por lo que si la suerte se alía de un disparo podrás acertar a dos de ellos o al menos amedrentarlos. El problema será luego asumir las consecuencias y el revuelo que se pueda montar debido al incidente aunque por suerte el agente tiene nacionalidad española y el ser un régimen catalogado como dictadura facilitará que se barra debajo de la alfombra y no se le dé mucho revuelo en la prensa.

Notas de juego

Te quedan dos acciones. Dificultad estándar para los disparos.

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01/03/2020, 14:12
Capitán Azor

La señorita Ruiz no tardó en ponerme al día de cuanto había podido escuchar del interior, con una diligencia que daba buena cuenta de los motivos por los que había sido elegida para una misión tan sumamente importante. Me gustaba trabajar con buenos soldados, y aunque la palabra "soldado" no se correspondía exactamente con su posición, estaba seguro de que Ruiz lo era. Era buena en su trabajo, y eso a mí me bastaba.

Le daremos tiempo para escapar y saldremos de aquí. -Informé a la agente mientras ella me señalaba la dirección en la que debía disparar. Esperaba que aquellos agujeros que abriera en el techo del vagón no fueran suficientes para permitirles identificarnos, y con Ballesteros invisible todo quedaría en un ataque de origen desconocido- Aguante.

Con Ruiz a mi espalda, para poder cubrirla con mi cuerpo si recibíamos fuego de represalia, me dispuse a disparar en esa dirección.

- Tiradas (2)

Motivo: Arma corta

Tirada: 1d100

Dificultad: 82-

Resultado: 9 (Exito) [9]

Motivo: Arma corta

Tirada: 1d100

Dificultad: 82-

Resultado: 14 (Exito) [14]

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03/03/2020, 16:07
Leopoldo Fischer

Leopoldo se había acomodado ya en su camarote y se encontraba releyendo de nuevo el trabajo de su compañero Ocaña antes de intentar conciliar el sueño, ataviado con un cómodo pijama de terciopelo verde oscuro y un batín color burdeos. Pero antes siquiera de acabar de repasar las partes más importantes, la alarma lo sorprendió.

Pasó unos largos segundos mirando fijamente la puerta de su estancia por encima de las gafas, escuchando atentamente audible aviso y el revuelo que podía estar causando y tras un cansado suspiro, ordenó con cuidado el informe y lo guardó en su carpeta, luego metió esta en el compartimento adecuado del maletín y finalmente guardó el mismo dentro del armario, justo el mismo sitio en el que se encontraba cuando lo sacó.

Antes de salir, el alemán pasó por el baño a remojarse la cara y mientras se miraba en el espejo, un reflejo que carecía de jovialidad le devolvía una mirada cansada y ojerosa – te haces viejo para estas cosas – se martirizó de nuevo.

Finalmente salió al pasadizo, quejándose en su idioma natal mientras por dentro maldecía a sus impacientes compañeros, puesto que para él, era obvio quien había hecho saltar la alarma. El profesor esperaba no ser el único curioso en acudir al epicentro del ruido e iba avanzando con cautela mientras prestaba atención al entorno, buscando la oportunidad de encontrar algún otro foco de atención que aumentase la confusión en el tren y que el pequeño grupo de infiltración pudiese aprovechar para salir del apuro.

Notas de juego

El profesor, sin demasiadas prisas, se dirige al meollo si nadie del personal del tren se lo impide y si hay algún tipo de accionador para hacer sonar alguna alarma anti incendios, o algún tipo de freno de emergencia, si no es muy descarado lo activa ;-)

Si hace falta alguna tirada de Buscar referencias, idea o cualquier otra cosa, ya diràs.

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05/03/2020, 00:48
Azucena Ruiz

Ya situada a la espalda de Díaz, le señalé la dirección en la que debía disparar, escuchando sus indicaciones mientras lo hacía. Dar tiempo a Ballesteros y salir de allí, sonaba fácil, pero no lo era tanto.

Busqué bajo mi suéter el colgante que llevaba puesto y con el que en seguida me hice, asegurándome de activar el campo de fuerza antes de que el Señor Díaz abriera fuego, expandiendo aquella barrera invisible lo suficiente como para que nos cubriera a los dos. Mientras la activaba, el líder del grupo me pidió que aguantara, ante lo cual asentí a pesar de encontrarme a su espalda.

Puede que aquel artilugio fallara a causa de algún inhibidor, pero no estaba de más emplearlo en un momento como aquel por lo que pudiera pasar.

Notas de juego

Activo dispositivo de campo de fuerza.

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08/03/2020, 15:03
Director

En unos segundos todo se precipita y la situación se descontrola de una manera que ninguno habríais pensado. El Capitán realiza dos disparos, uno de ellos impacta en el hombro de uno de los guardaespaldas pero la bala lo atraviesa como si fuera mantequilla y se pierde. La otra bala pasa cerca del mismo guardaespaldas pero no le impacta por poco, todos en ese compartimento se tiran al suelo instintivamente al escuchar disparos. Los dos protectores del agente sacan sus armas y apuntan en todas las direcciones pero no saben todavía por donde han venido los disparos.

Ruíz activa un campo de fuerza por si les disparan, y el profesor Fischer viendo que nadie le presta atención pulsa una de las palancas del freno de emergencia para hacer que el tren se detenga de una manera un poco brusca pasado casi un minutos de tiempo. Los pasajeros salen de sus compartimentos bastante asustados y el personal del tren todavía tarda unos segundos en reaccionar ya que parte de ellos estaban durmiendo en el vagón de personal.

Ballesteros no debería tener problemas para salir de allí sin molestar a nadie, pero el resto debería volver a su compartimento y disimular para evitar que se sepa que han estado involucrados. Y sobre todo el capitán ya que es probable que por su fama revisen si tiene algún arma en su compartimento y rastros de pólvora.

Notas de juego

Díaz y Ruíz: tirada de Agilidad para regresar a sus compartimentos sin levantar sospecha.

Ballesteros no tiene problema y el profesor tampoco ya que está en su mismo vagón.

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09/03/2020, 01:32
Capitán Azor

Dos disparos eran más que suficiente, para los propósitos de la misión. Ni siquiera importaba si había acertado o no, aunque en mi experiencia estaba convencido de que al menos el primero de los disparos había dado en la diana. Lo que realmente importaba era que los había dado algo más importante en lo que pensar, ofreciendo a Ballesteros el valioso tiempo que necesitaba para salir de allí. 

Listo, nos vamos. -Informé a Ruiz, guardando a Tizona en su funda y girándome rápidamente para sujetar a la agente por la cintura, dispuesto a elevarnos de nuevo para volar hasta nuestro vagón. El impulso fue más brusco de lo que me habría gustado, pero la prisa imperaba y lamentablemente la delicadeza que una señorita merecía debía quedar de lado. Después de todo, era su seguridad lo más importante. Aún así, sentí que el modo en que nuestros cuerpos se apretaban para poder tomar impulso sin que se me escapase cruzaba el límite de lo decoroso.

Tomar impulso, de hecho, remontar el vuelo, resultó más brusco de lo esperado. Y es que en el último momento el propio tren frenó bruscamente, algo que me tomó por sorpresa. Por ello, el despegue resultó más que accidentado, y yo tan sólo podía pensar en todo lo que aún sería preciso para salir airosos de todo aquello. No sólo debíamos regresar a nuestros compartimentos sin levantar sospechas, sino que debíamos hacerlo de forma que una investigación superficial no nos destapase. 

El compartimento de Ruiz tendría la ventana cerrada, de modo que no podía dejarla allí antes de acudir al mío, y corríamos el riesgo de que alguien la viera pasando del mío al suyo en tan delicado momento. Además, debía cambiarme de ropa y limpiar cualquier resto de pólvora en mis manos, polvo en mi rostro, y ocultar la pistola. Y era consciente de cómo debía proceder, pero no me gustaba. A pesar de lo mucho que me habían insistido en ello en la academia de Inteligencia, aquellas prácticas me resultaban deshonrosas. Y yo estaba dispuesto a hacer lo necesario por mi patria, pero exigir que otros lo hicieran, a costa de su honra, era otra cosa. 

Investigarán todo ésto. -Informé a Ruiz, por si no lo había tenido aún en cuenta- Con un incidente como este, irán puerta por puerta, si no acuden directamente a la mía por mi posición. No conviene que alguien la vea salir justo después del tiroteo, ni a mí no disponer de una coartada. No me gusta tener que pedirle ésto... -Quise aclarar mientras sobrevolabamos el tren por encima del techo, para no ser vistos desde las ventanas- ...pero, una vez en mi compartimento, le ruego que se meta en mi cama y se quite la ropa. -Indiqué con evidente incomodidad en mi voz, aún a pesar de hablar a través del casco- Yo guardaré mi equipo y ocultaré la munición, me asearé rápidamente y me pondré un batín. Cuando llamen a la puerta, el personal encontrará una situación incómoda que exija delicadeza y discreción. ¿Le... parece bien? 

Era más que obvio a qué me refería, la situación que estaríamos presentando ante quién se presentase en la puerta. Álvaro Díaz de Vivar, el Capitán Azor de otro tiempo, descubierto en su compartimento compartiendo intimidad con una mujer miembro de su equipo. Algo que se alejaba de las esferas de la legalidad y entraba en lo moral, y que por tanto causaría absoluta incomodidad que entorpecería los intentos de investigación de lo acontecido. Sin embargo, era Ruiz la que podía quedar mancillada en su honra con aquella estratagema, algo que odiaba profundamente.

- Tiradas (1)

Motivo: Agilidad

Tirada: 1d100

Dificultad: 92-

Resultado: 17 (Exito) [17]

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13/03/2020, 21:37
Azucena Ruiz

El sonido de los disparos efectuados por el líder del equipo resonaron con fuerza en mis oídos, como pronto lo hicieron el resto de sonidos que desencadenaron estos. Trataba de hacerme una idea de cuanto acontecía en el interior del vagón cuando me sobresalté, viéndome arrastrada casi de forma violenta hacia el militar, dejándome aquello en una posición en la que nunca pensé encontrarme con él; pues parecía más propia de un momento de intimidad.

Aun así, me aferré a él, consciente de que aquello correspondía a la premura y peligrosidad de la situación; viéndonos envueltos en un brusco despegue al que colaboró el que el tren frenara de manera inesperada, algo que no había visto, o mejor dicho oído, venir.

Habíamos cumplido con la primera parte del trabajo, dar tiempo a Ballesteros, y era el momento de abordar la siguiente; salir de allí. ¿Pero hacia dónde exactamente? Mientras yo me preguntaba aquello, Díaz parecía haber pensando ya en ello, no tardando en comenzar a pronunciarse mientras sobrevolábamos el tren. Expuso lo que creía que sucedería a continuación y propuso un plan de acción, entendiendo por sus palabras que debía haberse asegurado de disponer de un acceso seguro a su compartimento.

Aquella propuesta me dejó perpleja por varios motivos. No me imaginaba que fuera a proponerme algo así, soprendiéndome también el reparo que me pareció intuir en su voz ante aquella petición, pero quizás lo que me resultó más inesperado fuera que me estuviera pidiendo una especie de permiso para ello.

- Si cree que es la mejor opción, me parece bien. - respondí tras apenas unos segundos en los que sopesé sus palabras, en un tono más bien neutro.

Por un momento sentí el deseo de preguntarle algo, pero finalmente callé. Había tomado por genuino aquel aparente apuro al proponerme aquel método para salir airosos de la situación, pero no podía descartar la posibilidad de que estuviera tratando de manipularme, de que verdaderamente hubiera tenido eso planeado desde un principio y que tan sólo quisiera llevarme a su terreno. Cierto era que parecía ser un hombre recto, pero estaba del lado del gobierno, ese gobierno que pretendía obligarme a hacer cosas mucho peores que aquella pantomima por “el bien de España”.

- Tiradas (1)

Motivo: Agilidad

Tirada: 1d100

Dificultad: 86-

Resultado: 97 (Fracaso) [97]

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15/03/2020, 16:55
Director

El capitán decide remontar el vuelo con la señorita Ruíz peor algo sucede, al salir el viento le juega una mala jugada y se resbala ligeramente pero el capitán logra sujetarla in extremis. Si no la espía habría resultado dañada seriamente a parte de un pequeño esguince de muñeca que le dolerá unas horas, por suerte no hay que lamentar daños mayores.

El tren se detiene por completo y la gente empieza a salir al pasillo. Los revisores empiezan a hacer inspección vagón por vagón y los dos guardaespaldas se encuentran con un marrón del quince al escucharse gritar a los revisores:

- Var armados, van armados...

Al parecer el tren cuenta con un agente de policía francés que ayuda a poner orden y van a avisarlo a toda velocidad, aunque técnicamente ahora el tren está entre Francia y Suiza por lo que puedo haber un pequeño conflicto internacional.

Ambos llegan al compartimento del capitán y aquí la situación se torna caótica. Ruíz decide desnudarse y meterse en la cama y el capitán tras esconder el arma y la munición decide guardar el equipo y asearse debidamente. Por suerte hay tiempo para todo, pero por poco. Tras ponerse el batín golpean a la puerta del compartimento. Parece que van compartimento a compartimento comprobando si están todos.

- Monsieur Díaz. ¿Puede abrirnos? Estamos comprobando que todo el mundo está bien... - dice en un castellano con un fuerte acento francés uno de los revisores aunque sabéis que no está solo y seguramente el agente francés está con él.

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16/03/2020, 10:38
Álvaro Díaz de Vivar

Las cosas no estaban saliendo nada bien, y estábamos teniendo que depender de la improvisación y nuestro adiestramiento para lograr salir del apuro. Aún así, cabía darse cuenta de que todo podía ir aún peor. No en vano, a punto estuve de perder a Ruiz, a quien pude sujetar in extremis para evitar que se cayera del tren, un accidente que sin duda la habría dejado muy maltrecha en caso de sobrevivir.

Lo que peor había llevado siempre del mando era lo de perder hombres. Aquella responsabilidad me pesaba demasiado.

Por fortuna, logré llevar a Ruiz hasta la ventana de mi compartimento, ayudarla a entrar y acceder tras ella. Compartí con ella mi plan y, aunque creí percibir algunas más que comprensibles reticencias, accedió al mismo. De modo que le di la espalda y me dediqué a guardar el equipo y desprenderme del uniforme, dejando todo correctamente ordenado como si no hubiera sido usado recientemente. Me aseé rápidamente con agua caliente, simulando una ducha reciente, y me puse el batín a tiempo de oír las voces fuera.

¡Ya va! -Indiqué al hombre del otro lado de la puerta, echando un vistazo a la situación en que se encontraba Ruiz, en la cama como le había indicado. Al parecer, se había hecho daño en la muñeca, y odiaba haber tenido que recurrir a aquella pantomima tan indigna, algo que debió reflejarse en mi mirada, tan seria como siempre pero en aquella ocasión teñida de un cierto halo de lástima. Aún así, asentí a la mujer antes de acercarme a la puerta y entreabrió, pretendiendo ofrecer la impresión de estar tratando de salvaguardar la intimidad de mi compartimento. No tenía intención de abrir aquella puerta y mostrar el interior más que como último recurso, aunque mucho me temía que no me quedaría más remedio a poco que insistieran- Buenas noches. Estoy bien, como puede comprobar. ¿Por qué nos hemos detenido? Espero que no vaya a suponer un retraso en el itinerario...

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19/03/2020, 20:07
Azucena Ruiz

No era plato de buen gusto tener que participar en aquella pantomima. No me avergonzaba de mi cuerpo, aunque tampoco estaba especialmente orgullosa de él. Contaba con una piel aún tersa, un pecho algo escaso para mi gusto, y un trasero que si bien para algunas personas podía resultar grande, la experiencia me decía que era del agrado de los hombres. Nunca había tenido muchos reparos a tener que desnudarme en un momento de intimidad, pero no era lo mismo mostrar la propia piel cuando se esperaba lo mismo de la otra persona, que hacerlo frente a tu jefe por un asunto como aquel.

Aunque el pudor que pudiera aflorar en aquel momento no era lo peor de todo, siendo esto las repercusiones que aquel teatrillo pudiera tener. Con suerte, todo no quedaría más que en una anécdota que como mucho se filtraría entre las altas esferas, esas por las que se movía Díaz. Resultaba un poco triste pensar que con aquello podía convertirme en la fulana del Capitán Azor entre militares de alto rango y gerifaltes varios, pero aquello quedaba en nada ante el pensamiento de lo que podía sucedernos a mi familia y a mi si aquella misión no salía bien o alguien consideraba que no había puesto todo de mi parte para lograr el éxito del encargo.

Al menos, una vez dentro del compartimento del Señor Díaz y listos para llevar a cabo su plan, este me dio la espalda en seguida; permitiéndome ello quitarme la ropa con relativa tranquilidad. En mi cabeza resonaba lo que sucedía en el tren, no del todo claro, pues eran demasiados sonidos los que se entremezclaban. Procedí a desnudarme lo más rápidamente posible, ralentizándome en el proceso el incesante dolor de una de mis muñecas. Posiblemente fuera un esguince, un rasguño en comparación con lo que podría haberme sucedido si el militar no hubiera actuado con semejante presteza y efectividad. Puede que tuviera ciertas dudas sobre dónde residían sus lealtades o hasta dónde llegaban estas, pero al mismo tiempo me sentía segura con él.

Una vez despojada de la ropa, aún sin saber qué hacía Díaz, dejé esta en una silla cercana y me dispuse a meterme en la cama; dándome cuenta entonces de que el militar aún permanecía en el baño. Ya dentro de la cama, me tapé hasta cubrirme el pecho y me quité parte del maquillaje con un pañuelo de papel; encontrándome revolviendo mi cabello con una mano cuando vi cómo Díaz regresaba con el batín puesto.

Fue tras ello cuando llamaron a la puerta reclamando su presencia, momento en el que dijo con un grito que ya iba antes de mirarme. Sujetando la ropa de cama contra mi cuerpo, asentí un tanto cohibida, recibiendo por su parte otro asentimiento en respuesta; pareciéndome advertir en su mirada lástima o algo similar.

Aguanté un suspiro y me encogí en la cama sin dejar de aferrarme a aquella sábana y manta para cubrirme, fingiendo la sorpresa e inquietud propias de una situación violenta como la que queríamos imitar. Desde mi posición vi cómo Díaz abría la puerta, escuchando cómo abordaba aquella conversación mientras salvaguardaba el interior de la habitación, preguntándome mientras me mantenía a la espera si habría alguna posibilidad de que terminaran por no entrar.

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20/03/2020, 12:58
Leopoldo Fischer

El doctor se agachó instintivamente al escuchar los disparos efectuados des del exterior del tren. Se encontraba, en ese momento, cerca de su camarote ya que, tras la activación del freno para intentar aumentar la confusión y conseguirles a sus compañeros la posibilidad de escabullirse, poco más pensaba que podía aportar en ese momento.

Leopoldo sabía que su papel era clave, y si algo le pasaba a ese equipo, debía mantenerse al margen para poder encontrarse con el resto una vez llegaran a su destino y continuar la misión con ellos. Así pues, continuó su camino, apoyándose en las paredes para evitar una aparatosa caída por culpa del tambaleo que ocasionaba el sistema de frenado de emergencia.

- Hay que ser estúpido para actuar de una forma tan irracional – seguía quejándose internamente – alertar al enemigo, poner en peligro la misión… espero que les envíen a un campo de trabajos forzados para el resto de sus vidas – iba pensando mientras alcanzaba la seguridad de su habitáculo, aunque los prontos del doctor eran muy temperamentales, siempre acababa tranquilizándose y pasadas unas horas, ni siquiera se acordaría de todo lo que hubiese dicho o pensado.

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20/03/2020, 15:18
Director

El revisor observa el interior pero no parece alarmarse ni darse cuenta de que la situación que acaba de presencia en España habría sido la comidilla de la prensa rosa durante al menos unos meses. Por suerte no conoce vuestra vida realmente por lo que no parece sorprendido.

- No se preocupen, cuando terminen las comprobaciones de rutina continuaremos con el trayecto. Estamos a tan solo unas horas de finalizar el viaje. No se preocupen y disfruten del resto de la noche.

Dicho esto pasa al siguiente compartimento. Parece que habéis pasado el peligro. El problema es si Ballesteros no ha llegado a su compartimento. No tenéis noticias de él en toda esta situación.

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20/03/2020, 15:22
Director

Los revisores están comprobando compartimento a compartimento que todo el mundo está ileso y en su sitio. Ballesteros sigue sin llegar a su habitación por lo que si no se apura en cuanto revisen que no está podría causar algún problema a la delegación española. 

Notas de juego

Voy a esperar un par de días para que postee Ballesteros si no, habrá algo de salseo en la partida :P

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20/03/2020, 19:33
Álvaro Díaz de Vivar

Mi gesto se mantuvo impertérrito, frío y duro como tan sólo un oficial del ejército español era capaz, como esculpido en duro mármol al igual que las antiguas esculturas. La dureza de los mandos fortalecía el escalafón, eso era algo que me habían mostrado ya desde la academia, aunque conocía demasiados casos en que eso no se cumplía exactamente así. Había hombres capaces de inspirar a sus hombres hasta poder conducirles a la batalla con otro tipo de modales, y esa complicada dicotomía me había acompañado como una maldición durante mis tiempos al mando del Escuadrón Milano. Un sueño inalcanzable, dado mi carácter, de pronunciada seriedad y firmeza.

Por ello, mantuve la mirada de aquel revisor como si se tratase de un incordio digno de balancearse en los límites de la represalia, como hacían los hombres habituados a conseguir todo lo que se proponían y a apartar de su camino los obstáculos molestos. Mis ojos se estrecharon cuando la mirada de aquel hombre indagó en la intimidad de mi compartimento, en un gesto que más parecía una advertencia, pero por fortuna el empleado del tren no parecía interesado en dilucidar más que si me encontraba en mi lugar y, de paso, si también lo estaba la señorita Ruiz. De modo que las excusas por su parte no se hicieron esperar, tratando de excusar a la organización de aquel viaje, y despidiéndose rápidamente. Por un instante, casi llegué a creer que incluso se atrevería a solicitar algún tipo de "propina" por la discreción, pero sorprendentemente no fue necesario al final.

Me despedí en silencio, asintiendo y cerrando la puerta en silencio. Sin embargo, no me giré inmediatamente, sino que aguardé junto a aquella puerta, escuchando a través suyo para comprobar si realmente se alejaban aquellos dos hombres, y sólo respiré con alivio al comprobar que así era. Incluso me permitir relajar el gesto, bajar los hombros y cerrar los ojos unos instantes con un silencioso suspiro.

Señorita Ruiz... -Indiqué con voz discreta, ante la posibilidad de ser oído desde fuera si hablaba demasiado alto. Torcí mi rostro, pro no me giré como para poder ver a la mujer, que se encontraba en el interior de mi cama tras haberse desprendido de su ropa, merced a un ardid que la honraba sobremanera, pero me hacía sentir a mí carente de toda honra por haberlo solicitado e, incluso, permitido- ...no crea que no valoro lo que acaba de hacer. Permítame pedirle disculpas, por todo lo que se está viendo obligada a hacer por España. -Dije de forma sentida, aunque mi tono de voz tal vez no lo mostrase tan abiertamente como a mí me habría gustado. Demasiado tiempo dedicado a impartir órdenes y disciplina, y muy poco a tales lides más... personales- Tal vez quiera usar el baño para volver a vestirse. -Sugerí con la mirada clavada en la puerta, señalando la puerta del aseo con la mano, en un gesto que evidenciaba que permanecería así hasta que ella pudiera ocultar su desnudez tras la puerta, respetando su intimidad.

Tan sólo quedaba rezar por que Ballesteros hubiera logrado también regresar convenientemente hasta su compartimento, ocultando con ello su pequeña excursión nocturna. De hecho, si lo hubiera logrado tal vez la misión de aquella noche no debiera ser considerada un absoluto fracaso. Los guardaespaldas del agente doble se habían delatado al sacar sus armas, y eso podía traerles repercusiones y debilitar el plan de seguridad del traidor, además de que uno de ellos estaba herido. Sin embargo, si al bibliotecario no le había dado tiempo a resguardarse y presentar una coartada creíble, las cosas podían complicarse. Lamentablemente, no parecía que pudiéramos hacer nada ni descubrir lo acontecido hasta que nos alcanzase la mañana.

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22/03/2020, 12:57
Germán Ballesteros

Y, de pronto, todas las buenas intenciones de Ballesteros se fueron a la mierda en cuestión de décimas de segundo. No solo había hecho saltar una alarma... ¿cómo había podido ser? Si no que además había descubierto el hecho de que un ser invisible e intangible acechaba por el premio. La sola mención a las armas energéticas puso los pelos de punta al bibliotecario. Los responsables de custodiar los viales del virus estaban bien preparados para cualquier contingencia y aquel intento de asalto nocturno no había hecho más que ponerlos sobre aviso de a quién se enfrentaban.

Tocaba retirada. Y tras reagruparse habría que ver otras opciones. Por lo pronto Germán había comprendido cuan inapropiadas eran las prisas y los planes que salían de su torpe cabeza. La próxima vez mejor callar. Aunque la cuestión sería no cejar en el empeño y volverlo a intentar. 

Notas de juego

Retirada.

Y mil perdones. Tenía por seguro que había posteado y no era así. Lo siento muchísimo.