Partida Rol por web

Ya llevas varias horas de turno matutino que la verdad, de momento se te están pasando volando pues has tenido que asistir en un par de operaciones de apéndice y después ha empezado al revisión de las habitaciones de tus pasillos asignados, pero al parecer ahora gozas de un poco de calma y tiempo para descansar, recayendo en lo entumecidos que tienes los dedos.
De hecho ya estás acostumbradas y sueles solucionarlo con un movimiento continuado que te recomendaron durante un par de minutos.

Te pasas por la Sala de Trabajadores dónde tenéis un televisor, normalmente apagado, un par de sofás algo desgastados y una mesa grande rodeada de sillas dónde soléis sentaros a charlar.
También tenéis varias máquinas de café, refrescos y comidas a un precio mucho más módico de las que hay fuera.

Dentro está el Dr. Hubert, un señor algo mayor ya pero muy eficiente en reconocer enfermedades gracias a su experiencia. Te saluda sin apenas mirarte y se centra en su carpeta llena de expedientes y su café.

Entro en la habitación y observo quien esta en la mesa, cuando veo que es el doctor le saludo de forma un poco queda ya que parece ocupado con unos informes Buenos días doctor Hubert.
Dejo que continua con su trabajo y mientras realizo unos movimientos con los dedos me saco un café caliente, eso me ayudara a mantenerme despierta. Puede que si no tengo nada mas que hacer por aquí decida pasarme por el parque infantil

Coges el pequeño vaso de café, tan insulso cómo siempre pero no se puede esperar gran cosa de una máquina de éste tipo y por lo menos te mantiene algo despejada.

La puerta se abre de neuvo, esta vez entra Diane, una de tus compañeras, mucho más abierta y alegre que el doctor.
-¡Buenos días! ¿Cómo va la jornada, tesoro?- te pregunta amigablemente mientras se coge otro café -Yo apenas he parado, y de hecho ahora sólo tengo 5minutos... Se me hace raro verte aquí y no en pediatría- comenta con una risa despreocupada.

¡Buenos días Diane! acompaño el saludo de una sonrisa sincera y amistosa, remuevo un poco el azúcar del café y me siento en uno de los sillones dejando un hueco para mi compañera. Lo cierto es que estaba pensando en estos momentos en darme un paseo y ver a mis niños, cuando termine tu descanso saldré contigo.

¿como te va con tus pequeños en casa?

Diane te acompaña, sentándose junto a ti y cruzando las piernas mientras el doctor niega con la cabeza, a saber si es por los informes o por vuestra charlatanería pero eso no detendrá a tu compañera.

-Con mis niños perfecto. Son unos diablillos que no paran ni un segundo quietos y seguro que me vuelven loca dentro de poco... Lo normal, vamos -ríe tranquilamente y charláis un rato más de cosas triviales para despejaros de la tensión del hospital.

Una vez os acabáis el café, ambas salís de la sala y Diane se dirige a su pasillo a paso rápido mirándose el reloj.
A ti todavía te quedan unos 20 minutos de descanso antes de tener que volver al trabajo.

Permanezco un momento en el pasillo viendo como se aleja Diane, una sonrisa aflora a mis labios al pensar en lo simpática y agradable que es esa mujer. Después de eso me dirijo con paso decidido pero tranquilo a la pecera.

Tomo el ascensor y por fin llego a la 4ª planta, mis pasos se animan cada vez mas. En medio de un gran hall veo unas paredes de cristal grueso, en el interior juegan 4 niños. Dejo mis zuecos antes de entrar y abro la puerta lentamente... ¿como están hoy mis príncipes y princesas? no lo puedo evitar y una gran sonrisa me ilumina el rostro y la mirada al ver como corren hacia mi emocionados.

Me inco de rodillas y abrazo a todos a la vez mientras rio

Los niños te reciben entre gritos de júbilo, lanzándose a tus brazos e incluso dándote algún beso para seguidamente estirarte hacia una de las pequeñas mesas rodeada de sillas de colores.

Una vez allí empiezan a enseñarte los dibujos que han estado haciendo durante la mañana y te explican lo que han hecho y a qué han jugado.
En realidad no resulta muy emocionante dado que siempre hacen lo mismo, pero por suerte ellos son felices con el simple hecho de pasarse la mañana jugando entre ellos.

Cómo es habitual Jack permanece en otra mesa apartada más pequeña pero esta vez es diferente.
Está acompañado de alguien y no es su madre, si no un muchacho bastante joven que permanece a su lado en cuclillas, hablándole con suavidad y calma con una sonrisa cariñosa en su rostro. Lo cierto es que demuestra más empatía que la mayoría de enfermeros.

Te sorprende bastante distinguir que el pequeño no se muestra incómodo ante la cercanía del que para ti es un extraño y sin embargo puedes apreciar brillo en sus ojos, aunque no expresión de alegría, pues él sigue dibujando como siempre.

Admiro todos los dibujos de los niños, uno por uno, les dedico su tiempo, he venido aquí por ellos por nada mas, así que se merecen mi atención al 100%. Aunque hoy me siento diferente, el extraño que esta con Jack...causa una potente fascinación en él y eso es bastante extraño... Tengo que conseguir acercarme sin romper esa tranquilidad

Poco a poco cuando los niños ya me han enseñado los dibujos me levanto, sin gestos bruscos y me dirijo hacia la pequeña mesa de Jack, allí tomo asiento en una de las pequeñas sillas esperando no haber roto ese momento de fascinacion que brillaba en sus ojos.

Mientras tomas asiento consigues oír parte de lo que le está diciendo el chico a Jack, pero en realidad no te sirve de nada pues habla en algún idioma nórdico o de Europa del este del cuál no tienes ni la más remota idea.

- Ik zal voor zie u terugkeren, beloof ik... ¿U zult zijn sterk voor mij? -tras esto le sonríe cariñosamente a pesar de que el pequeño ni le mira pero lo más sorprendente, además de su cercanía, es que el desconocido besa la cabeza de Jack sin que éste se altere. Lo normal sería que gritara o cómo mínimo se apartara pero en esta ocasión no le ha molestado...

-Tengo que irme ya...- se mira el reloj mientras se levanta, hablando con un notable acento nórdico que casi resulta gracioso -Intentaré volver pronto. Cuidarán bien de él, ¿verdad?- entonces sí te mira, pues había estado esquivándote, de hecho parece algo tímido. Ahora aprecias que el intenso azul de sus hijos es bastante parecido al de el niño.

Me levanto todavía un poco aturdida por el asombroso parecido de sus ojos, y mas aun por el echo del beso del desconocido...Si no se preocupe señor... esta en buenas manos Hago una pequeña pausa después de señor con la intención de que me responda su nombre.

Después de esto miro cariñosamente a Jack Es un niño muy especial, me encanta venir a verle todos los días le dirijo una mirada curiosa pero me abstengo de pronunciar la frase con ningún tipo de tono, intento que suene lo mas profesional posible No le había visto nunca por aquí, ¿quiere que le diga a la madre de Jack que ha venido?

-¿Señor...?- ríe ligeramente mientras arquea ambas cejas, algo sorprendido por tal formalismo aunque en realidad tú lo has hecho para poder averiguar su nombre.

-Soy Vladislav... Bueno, Vlad -te sonríe apaciblemente y después asiente mientras mira a Jack -Bien, creo que le dejo en buenas manos, y no se preocupe, su madre ya está al corriente. Gracias por todo- tras lo cuál se da la vuelta y sale de la "pecera" calmadamente, sin haberte aclarado gran cosa.

El joven se marcha, mientras Jack sigue en su silla acabando uno de sus bonitos dibujos. La verdad es que no suele levantarse mucho de allí, pero sin embargo una vez finalizado al cabo de poco, baja de la silla.
Empieza a andar y se queda frente a la puerta, de pie, sin decir ni hacer nada, mirándola con fijeza cómo si esperase algo o a alguien.

Aguanto la mirada en Vlad hasta que lo veo cruzar la puerta de la pecera, la verdad es que a lo largo del día una llega a conocer a muchas personas diversas... muevo la cabeza ligeramente de un lado a otro pensando en el desconocido.

Después un poco fascinada por el comportamiento anómalo de Jack, veo como desciende de su pequeña sillita verde para avanzar sin temor ni duda hasta situarse frente a la puerta. Con la mirada sigo la misma dirección que la suya e intento descubrir que es lo que busca, un gesto inútil, la verdad no creo que haya nadie capaz de saber que esta pensando Jack realmente.

Antes de dirigir mis pasos hacia Jack cojo el dibujo de la mesa, sin mirarlo todavía me sitúo a su lado, después de volver a mirar hacia el exterior y no encontrar nada miro el dibujo de Jack. Sus pinturas me fascinan, no se que tienen pero podria pasarme horas mirando sus colores

Efectivamente en el pasillo no hay nadie. De vez en cuando pasa alguna enfermera o pacientes con visitas, pero simplemente están de paso, lo habitual. Aún así el pequeño sigue ahí de pie, inamovible mientras tu observas ahora su dibujo.

Cómo su gran mayoría, en éste ha dibujado varios ángeles volando por un cielo despejado, y justo en el centro se encuentra uno que brilla con más intensidad. Sus alas también son más grandes y tiene ambos brazos extendidos con las manos abiertas en un gesto parecido a una "bienvenida" amable.
Curioso el hecho de que éste ángel, al parecer principal, viste cómo ese tal Vlad que acaba de marcharse.

Admiro el dibujo como tantas otras veces, dejo vagar mi mirada por los colores y los trazos un tanto infantiles. Cuando la figura del ángel se me revela como Vlad mi ceño se frunce, me agacho hasta quedar a la altura de Jack y le susurro ¿Quieres que vayamos a buscar a tu ángel?

Me levanto rápidamente y miro al rededor para ver si hay enfermeras en el hall en ese momento... atiéndeme Jack si salimos a buscar a Vlad debes portarte bien y darme la mano en todo momento no sabia si esto iba a funcionar pero con algo de timidez deslizo la mano lentamente hasta rozar la del pequeño esperando una reacción.

Tras tu pregunta, Jack asiente con lentitud, lo cuál ya es una increíble contestación por su parte, pero cuando intentas alcanzar su mano se aparta con un sollozo a modo de queja.

Se revuelve las pequeñas manos nerviosamente, cómo si se sintiera indeciso, sin despegar la vista de la puerta hasta que, finalmente, estira su brazo y se sujeta a tu dedo índice algo tembloroso, cómo si estuviera ejerciendo un gran esfuerzo para hacer ese gesto.

Asombro... no hay otra palabra mejor para describir mi estado, sintiendo su pequeño dedo al rededor del mio abro tímidamente la puerta, despacio, casi sin emitir ningún sonido la puerta gira en sus goznes y Jack y yo ponemos nuestro primer paso fuera de la pecera... lo que me espera al otro lado es la incertidumbre, no se exactamente que me impulsa a seguir al extraño y llevar a Jack hasta él, pero deberíamos caminar con prisa y como si no pasase nada si queremos alcanzarle.

Salís al pasillo, con lo cuál el pequeño empieza a mirar a cada lado del pasillo un par de veces antes de empezar a andar silenciosamente en dirección a los ascensores, los cuáles están a un par de pasillos más de distancia.

Intentas controlar la situación, sobretodo no llamar la atención para que ninguno de los trabajadores te detenga y por el momento parece ser que lo consigues.
Veis el rellano dónde se encuentran los dos ascensores públicos, pues hay otro para emergencias y transportar pacientes graves.

Aún no habéis llegado cuando las puertas de uno de ellos se abre, varias personas salen de su interior y Vlad pro el contrario entra.
-¿Ayira...? Qué haces aquí, ¿no deberías estar en tu planta...?- te pregunta una de las enfermeras de pediatría, Emma, para después bajar la vista hasta Jack y quedarse muda de la sorpresa, con los ojos abiertos cómo platos.

todo estaba saliendo a la perfección se podría decir que teníamos un manto que nos ocultaba de todos los ojos indiscretos. Estaba saliendo a la perfección ese era el problema, estaba... con un poco de horror Emma se sitúa frente a nosotros recordándome que no debería estar aquí a estas horas, lo peor cuando sus ojos se paran en Jack y se abren de forma palpable. Bueno ya no puede ir mucho peor así que... Ehmm...si, estaba visitando a mis pequeñines cuando me acorde que tenia que llevar al pequeño abajo a realizarle unas pruebas Mientras digo esto mi cuerpo se dirige hacia el ascensor como si la conversación fuera algo pasajero y fútil, poco a poco me introduzco en el mismo ascensor que Vlad pero regresaremos enseguida ¿verdad Jack?

-¿Unas pruebas? No me cabe duda dada la notable mejora, ¿pero no debería encargarse...? -ni siquiera finaliza la frase mientras tú te escabulles junto al pequeño al interior del gran ascensor escuchando cómo Emma exclama "¡Eh, espera..!" y las puertas se cierran.

En el interior sólo hay una pareja de ancianos que hablan distraidamente entre ellos y en la esquina opuesta Vlad, apoyado en las paredes cómo si quisiera mantenerse lo más alejado posible del resto de gente.