Partida Rol por web

Guarda la manodeda tras jugar unos segundos con ella entre sus dedos, lo que delata una gran destreza en sus manos.
Esta bien, en ese caso hablame de esa primera mision y si me gusta tu forma de trabajar podriamos continuar haciendo negocios juntos.

Levanta la mano a la espera de ser estrechada: Puede llamarme Mortaz

   Preferiría darte los detalles una vez la pequeña banda este formada, espero conseguir tres personas más que estén dispuestas a lo mismo que tú, pero puedo adelantarte que buscaremos a un integrante del grupo.

   Estrecho su mano con fuerza: Como sabrás mi nombre es Gryg.

   Luego de estas palabras me giro hacia la barra, para escuchar lo que el tabernero tiene que decir, mi cara muestra destellos de felicidad y entusiasmo, haciendo un poco más atractivo al bien parecido semiorco.

   "Parece que este arduo día valió la pena, ahora sólo deseo recostarme y descansar".

Perfecto, en ese caso, me quedare por el pueblo hasta que complete el grupo. Dicho esto, llama al tabernero, pide una copa para el y le hace un gesto para que el tabernero se incline sobre la barra para asi poderle hablar cerca del oido. Invitele a una copa a la señorita, es obvio que se refiere a la elfa. Pone una moneda de oro sobre la barra, para que le cobre lo que considere justo, por su alojamiento sus copas y porsupuerto la que acava de mandar servir.

 El joven de la chaqueta se acerca el puño ant la boca y carraspea, aclarándose la garganta.

 - Buenas noches, Gryg. Hace un tiempo que ando esuchano ciertos rumores acerca de que ha estado buscando gente... gente capaz. He venido ara ver de que se trata, tal vez podría intresarme.- Hace una pausa.- He oido parte de su conversación con este tal Mortaz, y creo que si estas son las condiciones, yo tampoco rehusaría el provar deformar parte de este grupo.

El tabernero hace diversos gestos mientras intenta, sin ningún disimulo, seguir la conversación... alza las cejas en varias ocasiones, tamborillea con los dedos sobre la barra y realiza otros gestos...

Cuando los hombres se acercan, nuevamente, a la barra, el tabernero acepta las monedas y asiente con la cabeza a Mortaz, indicando que ese era el precio

Aquí tienes Gryg - dice el hombre mientras devuelve cuatros monedas de plata al semiorco -

Luego, el tabernero sirve una copa de vino y se dirige a la mesa en la que estaba sentada la elfa, esboza una sonrisa y deposita el vaso sobre la madera, antes de volver a su puesto, asiente con la cabeza en señal de ¿Saludo?...quién sabe...

   La joven elfa no pudo ocultar su curiosidad y mantuvo su atención hacia la conversación que entablaban el semiorco y el otro sujeto, registrando cada palabra que oía, hasta que ambos se dirigieron hasta la barra a donde el tabernero, el cual, a los ojos de la elfa, también parecía mostrar cierto interés en aquellos desconocidos.

   No pudo evitar notar algunas miradas curiosas, pero no tardó demasiado en ignorarlas. Estaba convencida de que el semiorco se trataba del tal Gryg del que había escuchado por la tarde.

   Ocultar su identidad no tenía demasiado sentido, por lo que quitó la capucha de su rostro y la volteó hacía atrás, dejándolo en descubierto. Estaba dispuesta a levantarse de la mesa para hablar con aquellos sujetos. Pero algo detuvo sus planes antes incluso que pudiera siquiera colocarse en pie.

   El tabernero se dirigió a donde ella, llevándole una copa de vino. Miró fijamente al tabernero por unos instantes, pero su desconcierto no duró mucho y el desconocido volvió a la barra. Echó un último vistazo fugaz al lugar y permaneció unos momentos sentada en su posición hasta que finalmente se puso de pie.

   La elfa se dirigió a la barra, no sin que antes otro sujeto apareciera en escena y dirigiera unas palabras al semiorco. No gustaba de interrumpir una conversación ajena, pero no pudo impedir que las palabras se le escaparan de sus labios.

   -Buenas noches. Lamento la interrupción y disculpen mi osadía pero me temo que su conversación ha cautivado mi interés…-

   Bien... sonrío un poco antes de continuar. Vallamos por partes... como ya he dicho en reiteradas ocasiones aún no conozco su nombre, exclama Gryg con una sonrisa que hace notar sus prominentes colmillos... luego sin esperar si quiera la respuesta del tabernero continua... por cierto ¿a qué se deben estas monedas?.

   Se gira hacia el joven, pues si has escuchado de que se trata y estás de acuerdo no me molestaría que nos acompañes, aún quedan lugares. De todas formas me gustaría probar sus habilidades, por su propia seguridad, aun así te tendré en cuenta... ¿cómo te llamas?.

   Finalmente posando su mirada en la elfa, parece que hoy es mi día de suerte, ¿puedo invitarla con algo?.

   "Porque nadie se presenta, a mí me parece algo fundamental... me hace recordar a mi tribu".

El tabernero mira un poco extrañado al semiorco al tiempo que limpia otro vaso...

Pues es tu cambio - le dice encongiéndose de hombros - Tampoco es que hayan bebido tanto...

Luego, ante tantas presentaciones y negociaciones, el tabernero sonríe, a veces puede resultar peligroso, pero éstas situaciones eran siempre favorables para su negocio, dado que mientras las personas hablaban había siempre alguien que saciara su sed con una buena bebida...

 El joven, apoyándose en la barra, y apurar su jarra responde.

 - Tremens, Tremens asecas.- Dice lacónico.- Eso servirá. A ver en que termina ese análisis de nuestras habilidades. Puedes comentarnos más detalles acerca de esta primera misión de prueva?

Tras tomar el ultimo trago de mi copa me voy a la havitacion que he alquilado, espero a que Gryg se fije en mi para que vea como me levanto y subo a una de las habitaciones de la posada, si necesita algo de mi sabe donde encontrarme...

   Las bebidas, lo había olvidado...

   "Parece eludir mis preguntas sobre su identidad, me quedare hasta tarde con tal de averiguarlo".

   Bien Tremens a secas, digo con una sonrisa en mi rostro... comentare los detalles cuando tenga al número suficientes de candidatos y sólo a los que posean las habilidades necesarias, ya pensare en algún modo de medirlas.

   Termino lo que resta de cerveza, nuevamente de un sorbo... luego me giro hacia la elfa que había permanecido callada: pues como había dicho ¿puedo ofrecerte algo de beber?, sin apartar la mirada de sus ojos.

   "Creo que no soy muy bueno con las mujeres... ¿les gustara beber?".

   Sus ojos observaron casi de manera involuntaria lo que ocurría a su alrededor. El sujeto que había dialogado con el semiorco ahora se retiraba de la escena, y el semiorco intercambiaba unas pocas palabras con el curioso tabernero y el otro sujeto que al parecer también había mostrado cierto interés.

   A todo esto, las palabras que habían escapado de la joven elfa recibieron respuesta, lo cual hizo que sus ojos, instantes atrás distraídos por insignificancias, ahora se enfocasen en la persona que le hablaba. Notó que el semiorco también le miraba fijamente a los ojos. Tras escucharlo, la elfa no respondió de inmediato. Gustaba de analizar a las personas que irradiaban cierto misterio, observarlas, sus palabras, sus rostros, sus gestos, sus ojos. Pero el hecho de que el semiorco le mirara a los ojos también, causó que tan solo unos instantes de fugaces miradas cruzadas, la elfa, apartara la vista al costado por unos momentos para luego hablarle.

   -No gusto de beber muy seguido, sólo en ocasiones en que me urge la autenticidad de encontrarme más cerca de mis instintos no adulterados. Pero… de acuerdo, está bien si desea hablar conmigo acerca de la propuesta suya del grupo de Mercenarios.

   Por cierto, creo que mi osadía a venirle hablar, interrumpiéndole, implica al menos ciertas formalidades, así que me presento… Mi nombre es Ennis, es usted el Sr. Gryg si no me equivoco, ¿no es así?-

   Nunca me gustó revelar mi verdadero nombre…

   Tras dirigirle estas palabras, la mirada de la curiosa elfa, expectante, vuelve a posarse sobre los ojos del semiorco.

Subo a mi cuarto y duermo placidamente unas horas, tras poner el pestillo y cerrar las ventanas de mi cuarto "Mañana sera un buen dia".

Pronto, la taberna se vacía, quedando únicamente cuatro personas en la sala, incluyendo al tabernero. Este último, tras terminar de lavar las jarras y vasos vacíos, se dedica a hacer un recuento de la caja y comienza a anotar algo en un papiro. Luego, se limpia las manos con un trapo y las coloca sobre la barra. No parece impaciente, pero sin duda está esperando a que los presentes terminen sus asuntos antes de cerrar el establecimiento.

Viendo como el semiorco no parece tener nada más por decir el joven se aparta de la barra.

 - Creo que ya no tengo nada que hacer por aquí. Buenas noches. Si quiere contactar conmigo puede dejar unanota al posadero, ya pasaré de vez en cuando.

 Sin más el joven hace ademán de irse.

Sí, ese es mi nombre - digo con una sonrisa - Un placer...Ennis. Sin embargo, creo que deberíamos terminar esta discusión mañana, ya es muy tarde y no quiero desvelar a este pobre hombre - hago un gesto en dirección al tabernero - Los esperaré aquí a primera hora...

Dejo un pequeño espacio y, tras hacer un gesto de saludo, me dirijo a mi habitación.

Muy bien - dice escuetamente el joven -

Da una mirada a su alrededor y hace un asentimiento con la cabeza una vez su mirada se cruza con la de la mujer, luego, camina lentamente hacia la salida, para luego desaparecer en el umbral de la puerta.