Partida Rol por web

El día ha llegado.

Después de veinte años el regreso al Seireitei es inminente.

Pasado todo este tiempo, aún con los recuerdos vivos en tu cabeza, debes caminar de vuelta hacia tus recuerdos. Hacia los que fueron tus amigos, tu familia, tus subordinados y tus superiores.

Es el día en que Soyu debe ingresar en la Academia.

Tu hija ya está preparada y te espera, ilusionada y con algo de miedo, a que salgas de casa, cojas su mano y la guíes.

Salgo de la casa, estoy decidida. No hay vuelta atrás.

-¿Echamos una carrera hasta salir de la montaña?- le sonrío.

Ella nunca ha estado en zonas con mucha gente, siempre hemos vivido en esa montaña, tan solo me ha acompañado a las aldeas cercanas, pequeñas.

Tampoco sabe nada de mi pasado.

Soyu te sonríe, contenta.

- ¡Sí! ¡Seguro que esta vez te gano!

Deja de agarrarte la mano y se prepara en posición para empezar a correr.

- ¡Preparadas! ¡Listas! ¡YA!

Pero tropieza con el bajo de su ropa y trastabilla mucho, aunque teniendo tan buenos reflejos da una voltereta casi sin querer apoyando las manos en el suelo e intenta seguir corriendo, a sabiendas de que no ha sido el mejor comienzo que habría podido tener.

Río al verla tropezar.

-Te dije que esa ropa es muy bonita pero no es la mejor para hacer ejercício. mmm iré haciendo el pino a ver si así me ganas...

Me subo sobre mis manos y la adelanto.

Sigue corriendo mientras frunce el ceño al ver cómo te ríes de ella.

- Oi, oka-san. ¡¡No seas creída!! ¡Te pienso alcanzar!

Seguís así un rato y ves cómo Soyu se rompe a propósito el bajo de su traje y no se rinde. Es tan cabezota como tú y cree que puede lograr lo que sea, por muy imposible que parezca al principio.

Es admirable el hecho de que no se rinda. De que no se pare y se ofusque como haría cualquier niña de su edad. Pero ella no es cualquier niña, ¿verdad? Es una Shihöin.

Ves que cierra los ojos cuando quedan pocos metros para llegar a la meta y de pronto la ves desaparecer. ¡¿Dónde está?!

¡Te ha adelantado!

¡¿Eso fue un shumpo?!

Ella, inconsciente de lo que ha hecho, salta contenta.

- ¡Sí! ¡Gané!

-Vaya vaya...

Sonrío.

-¡Muy bien pequeña! Pero has roto tu ropa...te la arreglaré después.

Le revuelvo el pelo y seguimos caminando rumbo al Seireitei.

-Recuerda que cuando lleguemos a la academia debes presentarte como Soyu Ling ¿eh? Es mejor que nadie escuche tu apellid otodavía.

- Sí mamá. No se me olvidará. Aunque nunca me has contado por qué no quieres que me presente como Shihöin... ¿Piensas que te decepcionaré?- su cara se transforma en angustia y tristeza. Te mira con atención. Tiene miedo de fracasar y que te sientas decepcionada.

-Claro que no pequeña. Sé que serás la mejor incluso aunque no quieras.- le doy un beso en la frente. -Hasta sin darte cuenta. Pero es mejor que nadie sepa cual es tu apellido hasta que seas más mayor. Puede ser peligroso.

-¿Sabes? Estoy deseando que invoques tu zanpakutoh y verla, seguro que es genial.

Al llegar al Seireitei, me pongo una capa con capucha y buscamos una casa en una zona ni buena ni mala, con un alquiler asequible. Cerca de la academia si es posible.

Encontrás una casa bastante cerca de la entrada Este del Seireitei y a precio tan asequible que la anciana, que mira con dulzura a Soyu, solo te pide que la ayudes de vez en cuando.

Parece el lugar perfecto.

- Oka-san, ¿cómo puedo invocar mi zampakûto?

-Eso te lo enseñarán en la academia pero...lo que hacen es llevaros a una sala que está llena de zanpakutoh. Allí te pedirán que te concentres y que trates de sentir si alguien te llama. Cuando lo escuches, debes acercarte a esa llamada y encontrar tu zanpakutoh.

-Las que hay en esa sala algunas han pertenicido a shinigamis en el pesado, que ya han muerto. Cuando vuelven a encontrar a alguien que consideran digno, lo llaman. Otras aún no han encontrado digno a nadie y no lo han llamado.

La miro un momento.

-¿Me harías un favor cuando estés allí pequeña? Será lo primero que os hagan hacer cuando entréis a la academia y superéis las pruebas de acceso.

¡¡La llamada de las zampakûtos!! No puedo esperar por más tiempo.

Te mira girando un poco la cabeza haciéndose, sin que se de cuenta, más adorable.

- ¿Qué es, mami?

-En esa sala a lo mejor hay un amigo mío, no estoy segura. Antes de buscar la tuya...me gustaría que te fijaras. Cada Zanpakutoh estará en una sujección a la pared. Mi viejo amigo...son unas zanpakutoh gemelas de color rojo, con la empuñadura en forma de dragón. Se llama Kâryu. Si lo encuentras, a él si puedes decirle quien eres. Solo tienes que tocarlo y pensar lo que le quieras decir. Si lo encuentras dile: ¿Cómo estás gruñón? Sigo viva.

-Mmm ten cuidado que a lo mejor te quema...mejor presentate antes de decirle eso.

-Pero solo si puedes. Lo principal es que escuches a la tuya ¿eh?

Le hago cosquillas.

Se retuerce entre las cosquillas intentando librarse de ti.

- ¡Claro que lo haré mami!¡Buscaré a Karyu!

Se acerca la hora de ir a la Academia.Tendrá que inscribirse y tendrán que valorarla.

- Oka-san, ¿a qué escuadrón debo entrar?

-De eso no tienes que preocuparte hasta que acabes la academia. Además, eligen los capitanes. Sencillamente entrena más las habilidades que pida el escuadrón que más te guste.

-¿Cual te gusta más?

Se coloca la mano en la barbilla, pensativa.

- Mmm... no lo sé. Soy muy rápida y ágil. Quizás podría entrar en el segundo o en el décimo. ¡Me gusta el décimo!

-¿Sí? Es un número bonito.- le guiño. -Seguro que lo haces genial en cualquiera.

Termino de prepararle la cena.

-Pero ahora a comer y dormir, que mañana es el gran día.

Le pongo el arroz a la cubana delante.

Sonríe contenta por que te guste el número que ha elegido y comienza a comer a gran velocidad haciéndote recordar viejos tiempos.

- Oka-san, ¿estarás bien sola?

-Claro que sí, no te preocupes por mi enana.

Aunque no estoy tan segura de eso, no voy a permitir que lo note.

-Tienes que concentrarte en ser la mejor ¿eh? Y las fiestas que os dejen salir te tendré preparada unas super comidas.

Te sonríe. No se termina de fiar de que estés bien sola, pero confía en ti y sabe que no te deprimirás por el simple hecho de que ella te necesita.

- Tampoco hace falta que te gastes el poco dinero que tenemos para mis comidas, oka-san. Vendré comida ^^.

Termina el plato y bosteza abriendo enormemente la boca.

Le atrapo la lengua con los dedos.

-De eso nada, te haré super comidas. Además ahorraré mucho mientras estás en la academia porque no habrá que comprar comida. Así que ni se te ocurra venir comida cuando te dejen salir.

-Y ahora a dormir, enana.

Le doy un beso tras arroparla.