Partida Rol por web

Sekai no Yuusha

Escucha el llamado divino. - Moldeador de Realidades

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05/06/2021, 02:05

Se trata de una tarde como cualquier otra en lo que se podría considerar una de las épocas más lentas para el negocio familiar. Era pleno verano por lo que la mayor parte de la clientela habitual, compuesta por jóvenes escolares y universitarios, no estaba muy enfocada en nada referente a la lectura. Incluso en las épocas más ocupadas no se trataba de un negocio especialmente exitoso gracias al abrupto avance desenfrenado de la tecnología, pero el verano... Podía pasar un día completo sin que nadie se asomase por la puerta.

Lo pacífico y monótono de ese trabajo, además del calor de la época estival, creaban un ambiente bastante sereno y relajado que muchos acostumbrados al estrés de la vida diaria podrían llegar a disfrutar, pero esta se había transformado en la realidad típica de Hans… Y tal vez, tal vez no, podría verlo de forma diferente. Aún así, incluso para él, podría ser difícil el evitar sentirse adormilado luego de unas cuantas horas de tranquilo silencio y calidez.

Para mayor remate se encontraba completamente solo aquel día. Tanto su madre como su hermana se encontraban en el hospital, la primera por los exámenes necesarios para mantener su estado de salud y la segunda para acompañar a su madre. No tenía con quien hablar ni distraerse, y salvo el poder sacar un libro cualquiera y leer… Todo estaba limpio y ordenado, igual que el día anterior, posiblemente igual que mañana. Al menos tenía la esperanza de que los exámenes fueran positivos y su madre mejorase, si es que eso podía llamarse algo...

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05/06/2021, 03:33
Hans Evans

El sonido de lo insectos en la calle, el ligero calor que llenaba todo el negocio y la tranquilidad de un día sin clientes conformaban el espacio perfecto para una modorra de campeonato. Ante aquel panorama era imposible no bostezar. Primero un bostezo, luego otro, y otro, y otro más. Algunas lágrimas llegaron a saltarse en sus ojos debido a esto. Sin tardar en limpiárselas, se levantó de detrás del mostrador estirándose.

¿Cuánto tiempo había pasado desde que mamá y Nelly se habían ido? Miró el reloj que tenía en la muñeca y se deprimió ante la realidad de que apenas era medio día. Sin clientela, y viendo el estado impoluto del local...¿Qué se suponía que debería hacer? A decir vedad no podía evitar pensar en sus antiguos compañeros de clase, los cuales ahora debían estar en la universidad, mientras él debía hacerse cargo del negocio. El pensamiento no le entristecía, disfrutaba trabajar allí, sin embargo brotaba en el la sensación de...estar quedándose atrás.

Descartando cualquier pensamiento que pudiera estar aún rondando por su mente, decidió subir un momento al piso de arriba, agarrar un helado y coger un libro una vez volviese a colocarse detrás del mostrador, con cuidado de no manchar ninguno de los dos últimos.

¿Por qué libro se había decantado? Fácil, uno de su género favorito. Una épica algo antigua, donde el protagonista derrotaba todos y cada uno de los obstáculos en su camino, recolectando amigos y experiencias. Un ideal que como mucho podía disfrutar leyendo, y lejos quedaba de vivir siquiera algo parecido.

-...Ojalá le den buenas noticias a mamá...-

La frase había brotado de los labios de Hans casi sin querer, mientras divagaba perdido en el libro que había cogido. No solo comenzó a pensar en su madre, también en su hermana. Si bien él estaba haciéndose cargo de la casa y el negocio...tampoco podía estar siendo fácil para Nelly. Hans había sido hasta ahora, un hermano más bien sobreprotector, incluso siendo que eso no encajaba demasiado con su personalidad. A falta de su padre, siempre sintió la necesidad de ser lo más cercano a una figura paterna para ella, y de vez en cuando se recreaba en esa idea, un tanto orgulloso de lo vivaz que había salido su hermana.

Disfrutando de su helado, comenzó a pasar las páginas del libro con su mano libre, con una sonrisa suave en el rostro, pudiendo ser de las pocas personas que se alegrarían de pasar un día tan tranquilo y somnoliento en pleno verano.

Y así...dejó volar el tiempo y sus pensamientos lejos...como tantas veces antes había hecho.

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05/06/2021, 22:35

El libro que tomaste para leer… Resultó ser uno bastante curioso. Tenía aspecto de ser un libro antiguo y complejo, gastado, y te resultaba difícil en primer lugar saber de dónde es que había salido ese libro, o si alguna vez lo habías visto siquiera. El título era ilegible, gastado, aunque por otra parte su contenido estaba escrito con una caligrafía impecable y sencilla de leer, como si la tinta jamás se hubiese gastado en ningún momento pese a que las hojas si sufrían de claras muestras de desgaste. La historia a primeras vistas es bastante más sencilla de lo que hubieses podido identificar al verlo por fuera: No es nada escrito en un idioma antiguo ni enrevesado, sino más bien lo contrario. Parece moderno al menos en escritura, cosa que de seguro ya habrías sido capaz de identificar y reconocer con facilidad luego de tanto tiempo encerrado y leyendo en aquella librería. Hablaba… De un mundo lejano, donde la fantasía y la realidad coexisten y donde grandes héroes atendían al llamado para salvarlo del desastre. Sin embargo, una parte en particular escrita como pie de nota al final del prólogo se veía especialmente llamativa:

"Libro escrito por el Patrón de las Artes"

Pero antes de que pudieses seguir e indagar más…

~Tururu~

Se escucha de pronto la suave musiquilla proveniente desde tu teléfono celular, un simple tono de notificación que indica que acabas de recibir un mensaje. Si lo revisas verás que… ¡Se trata de tu hermana! Un mensaje sencillo en el que te solicitaba que fueses a la pastelería para comprar un “pastel de celebración” para sorprender a tu madre. La misma no se encontraba mucho más lejos de allí, tan solo a unas pocas calles y no te tomaría demasiado tiempo el ir y volver a la tienda… ¡Además, que Nelly hablara de buenas noticias significaba que las cosas tenían que haber ido bien! Claro que tu hermana suele ser muy optimista para algunas cosas, pero una noticia buena, por muy pequeña que fuese, seguía siendo buena.

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05/06/2021, 22:55
Hans Evans

Terminándose el helado que llevaba en la mano, se relamió los dedos para no mancharlo. Alzando las cejas un tanto sorprendido sostuvo el libro con ambas manos, observándolo con más detenimiento. Pese a haberse leído una gran cantidad de libros de los que tenían en el negocio aquel no le sonaba ni siquiera de haberlo visto antes, era más...¿de donde lo había cogido? Siendo incapaz de rememorarlo pasó su atención al nombre destacado al pie de las páginas. "El Patrón de las Artes" Aquel nombre le extrañaba un poco. No sabía decir a ciencia cierta si lo había escuchado antes, sin embargo la sensación de incertidumbre le nubló el pensamiento durante unos instantes. Un vacío del que le sacó el tono de su teléfono móvil.

Nunca había sido muy fan de los móviles, o más bien del control social que imponían sobre las personas. Habitualmente se lo dejaba olvidado en todo tipo de sitios o lo ignoraba durante días a menos de que lo llamasen, pero en el momento que leyó el mensaje de su hermana se alegró profundamente de haberlo tenido cerca.

Se levantó de detrás del mostrador con una sonrisa en la boca, cogiendo las llaves del local, su cartera y guardando su móvil en el bolsillo trasero de su pantalón vaquero. Aunque cuando se encontraba a un paso de la puerta...se detuvo.

Giró la cabeza hacia el libro que instantes antes le había extrañado tanto y que ahora descansaba plácidamente en el mostrador. Lo miraba con un aire de hipnotismo, tratando de decidir qué hacer con él. Un momento que si bien solo duró unos minutos como mucho, para Hans se hizo eterno. No sabía por qué, pero antes de darse cuenta se encontró saliendo de la librería con él en la mano y camino a la pastelería.

-¿Lo habrá pedido mamá sin avisarme?-

Se dijo así mismo, confiando en que aquella era la única explicación plausible para un libro del que nunca había hecho inventario. 

De forma consciente trató de alejar el tema del libro de su mente, centrándose en la tarta que se suponía debía comprar y en las buenas noticias que esperaba que trajeran su madre y su hermana. El sabor de tarta, por otro lado, era algo que ya había decidido nada más leer el mensaje de su hermana. La tarta de zanahoria y queso dulce había sido de siempre el sabor favorito de su madre, y qué mejor momento para sorprenderla que aquel.

A mitad de camino y sin poder contenerse más, volvió a abrir el libro, leyéndolo por encima a medida que caminaba, inmerso en las extrañas forma de expresarse para un libro que parecía tan viejo. Al fin y al cabo...¿Qué mal podía hacer leer un poco mientras paseaba?...

 

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07/06/2021, 01:20

Eran raras las ocasiones en las que llegaban a gestarse momentos tan pacíficos y llenos de tranquilidad en zonas urbanas como en la que se encontraba el muchacho. Las calles parecen casi desprovistas de gente e incluso de vehículos, demostrando unas diferencias bastante claras con otras épocas del año en las que las personas no se encuentran de vacaciones. Es gracias a eso que no parece tener problema alguno para avanzar por las calles mientras lee, pues hay espacio suficiente como para que las pocas personas con las que se encuentra no tengan ni que mirarlo para pasar junto a él. Los animales se encontraban la mayoría ocultos entre la sombra, y los niños… Los pocos que no habían salido de vacaciones, probablemente jugando videojuegos en su casa con la excusa de escapar del calor. 

Ese era el panorama de la ciudad mientras avanzaba, aunque muy probablemente no se habría fijado demasiado en ello de todos modos. Su atención estaba concentrada en las páginas del libro que pronto comenzaron a dejar de lado el texto y a dar lugar a múltiples imágenes fantásticas que si no fuese porque estaban dibujadas con tinta negra bien podrían haber parecido fotografías. Dragones, aves gigantescas transportando carruajes, el mapa de un mundo completamente distinto… Resulta difícil no perderse en la fantasía, sobretodo cuando los dibujos tenían un detalle increíble y poco común para un texto viejo. Por desgracia el estar distraído en mitad de la calle no era la mejor de las ideas y, pese a que no tuvo problemas con ninguna persona, la estruendosa bocina de un camión le hizo volver, tarde, a la realidad. Para cuando volteó su mirada hacia este ya se encontraría de cara a un destino fatídico…

Los ojos del chico acabarían por cerrarse, más el dolor jamás llegó...

 

Y de forma súbita y repentina, como si se hubiese encontrado todo ese tiempo dentro de un estanque de agua, puede volver a abrir sus ojos y respirar. Durante varios segundos puede ver a su alrededor ráfagas interminables de colores y pinturas, esculturas de héroes y de monstruos intimidantes, ver las ciudades y palacios más bellos que podría concebir la imaginación del hombre... Y entonces un flash súbito cegó por completo tu mirada, dejando todo en blanco mientras nada más que una suerte de ventana semitransparente de color verde se mostraba frente a ti, a la vez que una extraña sensación envolvía tu mano dominante, la cual se vería envuelta por un extraño y colorido guantelete con una gema incrustada en la parte trasera y que dejaba tus dedos completamente libres. 

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07/06/2021, 01:45
Anastasia Daedalus

Poco después de que ese mensaje apareciese fue que el mundo a tu alrededor finalmente comenzó a tomar forma. Era una experiencia extraña, misteriosa e increíblemente desorientadora para empezar, incluso más que antes cuando todo parecía ser tan vívido y claro ante tus ojos. Al principio te cuesta ver dónde es que te encuentras, más eres capaz de sentir múltiples murmullos y un enorme frío a tu alrededor, muy inusual para el verano. Por otro lado, poco a poco y a medida que tus ojos se van adaptando a aquel lugar, pronto comienzas a notar aquello que te rodea; un círculo de aspecto esotérico bajo tus pies, una enorme habitación bien decorada con pilares y paredes blanquecinas y personas encapuchadas que se mantienen alrededor de ese círculo misterioso, expectantes, algunas asombradas y otras atemorizadas por lo poco que puedes notar bajo sus capuchas. Hay grandes ventanales también a lo largo de toda la estancia, a través de los cuales pudiste notar que se encontraban en plena noche y la justificación de aquel frío extraño que sentiste antes. Nevaba, bastante.

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Sin embargo lo más importante pareciera encontrarse frente a ti, junto a una pequeña escalera que llevaba hasta uno de los ventanales más grandes y llamativos por donde se colaba la luz de la luna. Allí, expectantes, se encontraban dos figuras mucho más descatables que los... ¿Magos? ¿Acólitos? Una de ellas iba revestida de una armadura blanquecina, de plata, la cual parecía destellar aún más gracias a la luz que proporcionaba la Luna. Aunque era la otra persona, una mujer de cabellos violáceos, alta y de aspecto sumamente delicado, la que más parecía deslumbrante resultaba, como si brillase con una luz propia incluso capaz de opacar a la brillante Luna a sus espaldas. La mujer no portaba casco, a diferencia de su acompañante, por lo que podías ver directamente su sonrisa delicada y conciliadora.

-Así que eres tú quién finalmente ha respondido al llamado divino...- Habla la mujer, provocando que todos se volteen a mirarla y detengan sus murmullos. Ella se acerca sin más, con una mano tras la espalda y con la otra sosteniendo un enorme báculo dorado. -Levántate, Héroe de las Artes. Bienvenido a Rinei, bienvenido a la casa de Nymphia.- Y sin borrar esa cálida sonrisa de su rostro, la mujer extendería su mano hacia ti. 

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07/06/2021, 02:28
Hans Evans

Aquel libro era impresionante. No solo no sabía de donde había salido, si no que encima las ilustraciones que había en su interior eran de una calidad que pocas veces había visto antes. ¿Cómo era posible que un libro que parecía tan antiguo tuviese esa calidad de impresión? No podía dejar de pasar las páginas, absorto completamente en el interior de ese tesoro de papel. Y tan absorto estaba, que lamentablemente...no escuchó la bocina del camión hasta que fue demasiado tarde...

Cerró los ojos con fuerza, preparándose para el dolor del impacto que iba a recibir. Tan fuerte los cerró que hasta se formaron destellos de luz tras sus párpados, aunque...el dolor nunca llegó. Es más, todo su cuerpo parecía entumecido y cuando trataba de moverse era como si estuviera debajo del agua, pese a todo, el miedo le impedía siquiera tratar de abrir los ojos para ver qué estaba sucediendo, al menos hasta que esta sensación desapareció.

Una vez reunió el valor suficiente para levantar sus párpados, todo el pánico que había sentido instantes antes se desvaneció, dejando paso a un asombro sincero e inocente que no hacía más que incrementar con cada visión que transcurría frente a él. Pinturas que jamás había visto, esculturas desconocidas, edificios imposibles más allá de lo que la razón le permitía concebir. Su corazón parecía latir con más fuerza que nunca, emocionado como si de un primer amor se tratase. El sentimiento era tan fuerte que no fue hasta que aquella ventana translúcida apareció frente a él que pestañeó por primera vez desde que aquella extraña escena comenzase.

-¿Arma...legendaria..?-

Leyó las palabras en alto, sintiendo como su cerebro estaba dando todo lo que podía de si mismo para comprender qué estaba sucediendo. ¿Qué era aquello? ¿Qué habían sido todas esas imágenes que había visto? ¿Dónde estaba el camión que se suponía iba a atropellarle? Todas estas preguntas quedaron flotando en el aire cuando por fin su alrededor comenzó a tomar forma.

Cerró los ojos levemente, cegado por una luz plateada. Un frío punzante empezó a rodearle, consiguiendo que la piel se le erizase, en contraste a la ligera capa de sudor que le revestía hacía unos instantes por el suave calor veraniego. Tras unos segundos, comenzó a discernir las figuras que le rodeaban.

Cuando se percató de las personas que se agrupaban a su alrededor, tuvieran capucha o no, el corazón le dio un vuelco. ¿Por qué había tanta gente allí? ¡¿Y donde estaba exactamente?! Su ansiedad social comenzaba a pasarle factura incluso más que el hecho de encontrarse en un sitio desconocido en una situación imposible. Sus ojos se disparataron, bailaron por toda la sala buscando una dirección a la que correr, sin darse apenas tiempo de darse cuenta del extraño circulo sobre el que estaba parado.

El miedo comenzaba a apoderarse de él, al menos hasta que cruzó la mirada con el extraño dúo, situado frente al ventanal invernal...

...Al igual que las visiones que había visto minutos atrás, aquella aceleró su corazón y nubló el terror que le recubría el cuerpo. La persona envuelta en una armadura plateada...la luna alta en el cielo bañando con su luz la habitación...la nieve cayendo gentilmente a sus espaldas...y por encima de todo, el rostro de la mujer más bella que jamás había visto. La delicadeza de sus facciones, la gracia con la que la luz parecía envolver un cuerpo ya radiante, su pelo ondeante ante la ligera brisa que recorría la sala...y una sonrisa capaz de hacer desaparecer cualquier temor.

Un tímido rubor se apoderó su rostro, observando fijamente a la mujer que, apenas sin darse cuenta, ahora se encontraba frente a él tendiéndole una mano.

-...Ah..yo...yo no..-Las palabras parecían incapaces de encontrar la salida de su cuerpo. En ese momento apenas se percataba de la muchedumbre que antes le aterraba.-¿Héroe?...pero yo estaba le-leyendo...y ahora..-Podía notar como la vergüenza y la timidez volvían a recobrar fuerza tras el impacto inicial.-¿Donde s-se...su-supone que estoy...? ¿Rinei..? ¿Nymphia?-No entendía nada y...aún así...su mano se movió casi por voluntad propia, tomando la de aquella mujer, ignorando por completo cualquier resto de vergüenza y temor que aún le quedase. Una vez en pie, se limitó a dejar las preguntas en el aire, mirando aún a la mujer fijamente, ruborizado y embelesado mientras le sujetaba todavía la mano.
 

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10/06/2021, 10:04
Anastasia Daedalus

Aquella mujer de aspecto puro y lleno de belleza, tomaría su mano de forma delicada y le ofrecería su ayuda para levantarse. Parece contenta de estar allí, de estar con él, de... Verle, tan solo. Una vez que el muchacho estuviese de pie, una segunda mano se posaría sobre la mano de este y con una parsimonia única de alguien cuyo pensamiento se encontraba lleno de paz y de calma, le guía hacia su frente y durante unos breves segundos así permanece, con los ojos cerrados. Todos en aquella habitación guardan silencio y observan, incluso aquel caballero con armadura de plata, mientras el chico es capaz de sentir la calidez y el suave tacto de una piel increíblemente delicada y tersa.

-No debes estar nervioso, Héroe de las Artes. Somos nosotros los honrados por tu presencia...- Comenta mientras lentamente vuelve a abrir sus ojos y baja una vez más la mano del chico, soltándola por completo. -De seguro estarás confundido. Venir hasta nosotros desde tan lejos, sin saber sobre tu destino... La diosa me ha encomendado la misión de guiarte, joven Héroe.- Lentamente gira su cabeza hacia uno de los hombres y le sonríe. -Neils, ¿Podrías dar el anuncio? Y el resto... Agradezco muchísimo sus servicios. Me gustaría poder conversar con el Héroe a solas. Por favor, retiraos.- Comenta con calma, a lo cual aquel hombre llamado Neils simplemente asiente y a él le siguen todo el resto de presentes, quienes se retiran. Todos menos el caballero de armadura plateada. Este permanece en silencio, observando, estático. ¿Tal vez era una simple armadura de decoración? La verdad es que no se ha movido en lo más mínimo.

-Te encuentras en Rinei, Héroe de las Artes. Así es como llamamos a este maravilloso planeta, creado por nuestra diosa y protectora, Nymphia. Mi nombre es Anastasia Daedalus, elegida por la diosa misma para guiar a las personas de este mundo en la fé única y verdadera. - Hace un pequeño g gesto con la cabeza entonces para indicarle que le siga y, lentamente, se voltea en dirección a aquel gran ventanal desde donde se puede apreciar aquel la caída de la nieve. -La historia de los grandes héroes es una que se remonta a miles de años atrás, antes de que la gente descubriese la palabra de la diosa.- Pronto comienza a caminar y observa por la ventana con ese gesto calmo, más de pronto... Frunce el ceño de pronto, como si algo le molestase. -Los héroes son los guerreros de la diosa, aquellos que defienden este mundo de amenazas inimaginables conocidas como las Olas de la Calamidad... Sin embargo... Ese fenómeno no se encuentra presente ahora mismo, Héroe. Los monarcas egoístas y corruptos han decidido invocar a los Héroes con motivos egoístas, en contra de las alianzas y los mandatos divinos.- Al terminar aquella frase, no puede evitar soltar un suspiro profundo y lleno de cansancio.

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10/06/2021, 10:29
Caballero de Plata

Y justo en aquel momento, aquella armadura decide demostrar que no es solo simple decoración. Levanta su mano de pronto, colocándola sobre el hombro de la mujer quien acaba por soltar un profundo suspiro y asentir con tranquilidad, relajándose. Definitivamente parece ser un tema complicado y que le pesa bastante, aunque el pequeño gesto de aquel caballero parece reconfortarla.

-... Tal vez el héroe necesite un descanso.- 

Dice de pronto, con tono neutro y una voz completamente indistinguible gracias a la armadura. Por otro lado, aquella mujer de cabellos violáceos parece asentir a la propuesta de su guardián, conforme, aunque le dedica una mirada a Hans como si dejase en este la última palabra.

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10/06/2021, 15:14
Hans Evans

Los instantes que aquella mujer sujetó su mano, su corazón se sintió tranquilo, quizás por la propia aura que emanaba la mujer, o por la cálida sensación de su piel contra la suya. Fuera por lo que fuera, una vez le soltó, aquella sensación desapareció, y los sentimientos de ansiedad y vergüenza comenzaban a regresar a marchas forzadas.

Que la mujer que decía llamarse Anastasia le pidiese a los presentes abandonar la sala, le reconfortó en cierta medida, aunque aquello no hacía más fácil el hecho de tratar con ella y con la figura armada a su lado.

-P-P-Pero...¿cómo es posi-sible...que haya venido a o-otro mundo...?-Siquiera decirlo en alto le parecía una locura, pero todo se sentía tan real que no le quedaba otra que creerlo. La brisa en su piel, el frío, la calidez de las manos de la señorita Anastasia, si aquello era un sueño, era el más vívido que había experimentado nunca.

-Mi nombre es...Ha-Hans Evans...e-es un placer...-Se presentó por fin agachando la mirada hacia el suelo, incapaz de mirar fijamente a ninguna de las dos figuras frente a él.-Si todo esto...e-es real...¿Po-Por qué yo? No...no creo ser el indicado pa-para ser un héroe...-Se sujetó las manos, incómodo de admitir su propia inutilidad. ¿De verdad alguien esperaba de él que fuera un héroe? Acabarían antes dándole el trabajo a otra persona.-Si...e-esas "Olas" no están suced-d-diendo ahora...¿por qué..?-No terminó la frase, incapaz de preguntar por qué le habían arrastrado hacia aquel desastre de forma involuntaria.

Cuando la mujer frunció el ceño, el corazón de Hans se encogió. -"No."- Pensó. "En ese rostro no debería haber nunca un ceño fruncido."-¿Por qué siquiera pensaba eso? Si bien Anastasia era extremadamente bella, nunca antes había tenido el valor de tener ese tipo de pensamientos.-

-¿Hay...? ¿Hay...alguna forma de volver a...a mi mundo..?-Preguntó un tanto consternado, recordando tanto a la madre como a la hermana que había dejado atrás. ¿Cuánto haría que se preocupasen? Pensar en ello hizo que su pecho comenzase a doler de pura angustia.

Las preguntas se acumulaban una detrás de otra y entonces, como agua de mayo, la misteriosa figura dentro de la armadura sugirió lo que más estaba deseando el pobre Hans, un descanso. Asintió ante esta propuesta, esbozando una ligera sonrisa de alivio.

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17/06/2021, 10:14
Caballero de Plata

Anastasia parece apunto de hablar para responder las dudas de Hans, la verdad es que increíblemente dispuesta a ayudarle y a brindarle el apoyo que fuese necesario. Sin embargo, el mismo Caballero de Plata es quien intercede y, alzando una mano, provoca que la mujer guarde silencio, suspire y simplemente asienta un tanto resignada. -Le guiaré a su habitación. Lady Daedalus, volveré enseguida.- Bajando entonces la mano, el Caballero realizaría un pequeño gesto con la misma para indicarle a Hans que le siguiese y comienza entonces a caminar hasta la salida, acompañada del sonido de las botas metálicas al hacer contacto con el suelo de mármol. Pronto perderías de vista a Anastasia, siendo su figura mirando con cierta tristeza a través del ventanal lo último que verías de ella, al menos de momento.

-Los reinos invocaron a los héroes.- Dice con un tono serio, al parecer respondiendo a una de sus dudas aunque sin detener ni por un instante su caminar. No va rápido tampoco, posiblemente para que Evans no le pierda de vista. -No debieron, y es nuestra misión restaurar el balance del mundo. Lady Daedalus carga con la época más dura de la iglesia, y tú cargarás con una tarea complicada para cualquier héroe. Todas tus dudas serán respondidas a su tiempo, pero no ahora.- Sentencia aún sin la más mínima alteración en su voz, manteniéndose en todo momento con una actitud estoica, distante e inalcanzable. Sea quien sea que esté detrás de esa armadura, realmente sigue dando, en parte, la impresión inicial de ser una suerte de estatua o una armadura vacía.

Por otra parte, no tardan más de un par de minutos en llegar a la que al parecer sería la habitación de Hans, quien podría notar que en general todo el sitio seguía ese patrón casi armonioso de blancura, solemnidad y al mismo tiempo una exquisita muestra de arquitectura. Dos guardias se encontrarían apostados en la puerta, aunque en lugar de armadura estos vestían un atuendo muy similar al de un monje y lo único que les identifica como lo contrario es que cada uno de ellos porta una lanza. Ambos hacen una reverencia respetuosa ante el Caballero y también ante Hans, manteniéndose sea tónica de respeto sincero ante el mismo. 

-Si necesitas algo se te otorgará.- Dice abriéndole la puerta e indicándole que entre. -Tendrás tiempo a solas. Familiarizate con tu arma y descansa.- Y, sin más, cierra la puerta y se larga, dejándole a solas en una habitación... Bonita. Tiene una cama de dos plazas, un armario, un par de sofás en frente de una chimenea que se encontraba prendida de antemano y un balcón que da hacia el exterior cerrado por dos grandes ventanales para que no se cuele el frío.

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17/06/2021, 10:35

Y finalmente llega hacia él un momento de paz en el que puede dedicarse a poner sus pensamientos en orden. Morir, llegar a un nuevo mundo, recibir un arma legendaria... Demasiadas cosas que pensar, demasiadas cosas a las que darle sentido. No es tarea fácil. Aunque también, ese tiempo a solas le entrega la capacidad de fijarse en los detalles y es entonces cuando logra notar un pequeño ícono acomodado justo en una esquina de su rango de visión. Uno muy, muy pequeño y casi imperceptible. Cuando lo nota... Vería desplegada una pantalla en frente de él.

 

Notas de juego

Clickar en "Ayuda" abriría lo descrito en ésta sección. Cualquier duda adicional comunícamela y responderé en medida de lo necesario.

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20/06/2021, 19:06
Hans Evans

Durante un segundo, vislumbró cómo Anastasia respondería alguna de sus preguntas, algo que si bien estaba cansado, necesitaba como agua en el desierto. Sin embargo, la figura dentro de la armadura detuvo la conversación. Asintió a la propuesta de esta, principalmente por miedo a contrariarla. Si de verdad estaba en un nuevo mundo, no sabía qué tanto había estado empujando el límite de su paciencia.

Hans no caminaba muy rápido, probablemente por la pésima condición física que había tenido siempre. Aunque hizo su mejor esfuerzo para mantener el ritmo del caballero de plata. Que empezase a hablar le pilló por sorpresa, tanto que hasta consiguió sobresaltarle.-¡A-Ah...! Co-Comprendo...-

Una vez llegaron a la habitación y abrió la puerta, se quedó un poco sorprendido. Después de todo aquello era un lujo que nunca había conocido antes. ¿De verdad estaba bien que alguien como él disfrutase de un lugar como aquel? Antes siquiera de poder responder de vuelta al caballero, este ya había cerrado la puerta.-Gra-Graci-...-Se quedó con la palabra en la boca una vez este ya se había ido.

Incluso con la chimenea encendida, el lugar era frío. Si algo no toleraba bien Hans era el frío. Y sin darle muchas vueltas, cogió la manta de la cama y se enrollaría en ella, sentándose luego en el sillón delante de la chimenea. Una vez allí...se daría cuenta del extraño símbolo que adornaba el límite de su visión. Que la ventana se abriese de sopetón le sobresaltó bastante, arrancándole un grito ahogado.-¡Aaah!-

Tras el impacto inicial, comenzó a trastear con la ventana.-Parece un videojuego...-Comentó en alto para si mismo, pulsando todos los botones del menú, para comprobar como mínimo qué era lo que tenía.-¿Y cómo se supone que se usa esto...?-Miró el guante que adornaba ahora su mano.-¿Héroe de las artes...? No suena especialmente heroico.-Estaba acostumbrado a hablar solo, mucho, normalmente en la tienda no tenía nadie más con quien hablar así que...

Y allí se quedó, acurrucado en el sillón, rodeado por una manta gruesa frente a la chimenea mientras investigaba los misterios de su ficha y el arma que empuñaba.

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17/07/2021, 02:20
Anastasia Daedalus

La noche en aquel palacio transcurrió de forma increíblemente pacífica, sin nadie que le molestase ni pudiese perturbarlo. Además, por fortuna para Hans, el fuego le acompañó durante el tiempo suficiente para mantenerle reconfortado mientras trasteaba con las diversas opciones y configuraciones de esa suerte de menú y terminaba de procesar lo que, de momento, pareciera ser su vida de ahora en adelante. Pronto acabaría por dormirse a causa de toda la extenuación mental que inevitablemente podría haber sufrido, allí sobre el sillón de la habitación, reconfortado por la manta que arrancó de la cama.

Su sueño habría sido tranquilo y reconfortante en su mayoría, sin pesadillas o sueños que alterasen su descanso, permitiéndole recuperarse perfectamente del cansancio del día anterior y entregándole las energías que definitivamente necesitaba. Las personas que le invocaron resultaron ser lo suficientemente respetuosas como para no perturbar el sueño del muchacho demasiado temprano, aunque tarde o temprano, alrededor de las diez de la mañana, podría escuchar un firme golpeteo en su puerta, acompañado del llamado de una voz familiar.

-Buenos días, héroe. ¿Te encuentras disponible?-

Pregunta con ese tono de voz relajado de siempre y aguardaría en la puerta. Aunque, cabe decir, que no pareciera que fue ella la que tocó la puerta. Posiblemente le acompañase ese caballero de armadura plateada.

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19/07/2021, 05:35
Hans Evans

La suave calidez del fuego, el abrigo de la noche, y el roce de las sedosas sábanas que lo envolvían, conformaban una combinación perfecta en la que sumirse, dejándose gobernar por un sueño cada vez más insidioso y pesado.

Si bien no había soñado nada, momentos antes de despertarse, fue capaz de vislumbrar imágenes de su hermana y su madre, y también del camión que le hubiera mandado a aquella nueva vida. ¿Habría alguna forma de volver a casa? ¿Sería capaz de volver a ver a su familia algún día? Todas aquellas preguntas sin respuesta que rondaban en la oscuridad de su mente tendrían que esperar.

Con la luz de la mañana, los golpeteos en su puerta consiguieron, inevitablemente, que los ojos del nuevo héroe se abriesen de forma ligera, tratando de situarse y una vez más, recordar que, aquel no era su mundo. La voz de Anastasia a través de la puerta le hizo dar un pequeño respingo, arreglándose su alborotado pelo mañanero de la mejor forma que podía.

Una vez se había adecentado como podía, se acercó a la puerta y la abrió sin mirar directamente a los ojos de aquella mujer, y muy probablemente, alzando la mirada hacia el casco del caballero plateado. Lo cual se le hacía más fácil, puesto que no era capaz de ver los ojos de esa persona.

-B-Buenos...días...-

Simplemente asintió ante la pregunta de si estaba disponible. 

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27/07/2021, 09:06
Anastasia Daedalus

-Héroe de las Artes.- Dice la mujer con un tono suave y respetuoso al tiempo en que realiza una reverencia hacia Hans. Tiene en alta estima al muchacho, y aunque el caballero de plata (el cual claramente la acompaña) no se muestra ni remotamente cerca de demostrar el mismo respeto que su señora, sí que realiza una reverencia para acompañarla también. -Es un placer ver que se encuentra bien. ¿Le ha parecido cómoda la habitación? Vine a invitarle a desayunar... Aunque hoy tendremos un itinerario un tanto apretado.- Confiesa, mirándole con algo de culpa pero suplicando un tanto de comprensión a la vez. Tal parece nada más llegar debería cumplir con sus labores de héroe y no había mucho tiempo que perder. En efecto, pronto le pide a Hans que la acompañe y se pone en camino hacia el comedor.

-Una visita con la modista, desayunar, la presentación de sus compañeros, el discurso público...- Comenzó a nombrar un montón de actividades de distinta índole, algunas de connotación religiosa y otras absurdamente mundanas. Lo cual... Realmente dejaba un tanto la duda de cuando se dedicaría a realizar actividades que realmente fuesen pertinentes para un héroe. Para mayor remate Anastasia parece bastante decidida a cumplir con esas actividades, entusiasta, incluso divertida. Por un momento parecía permitirse dejar de lado ese aura regia, actuando más como una chica de su edad emocionada de conocer  a una suerte de Rockstar. Y... Bueno, "Héroe de las Artes". Algo de Rockstar tendría que tener, seguramente. 

La mujer le guiaría a través de pasillos blanquecinos y resplandecientes. Aún si lo intentase, Hans no sería capaz de encontrar una sola mota de polvo en todo el lugar, cosa curiosa pues tampoco parecían haber más sirvientes, acólitos o demás. Tan solo Anastasia, su Caballero de Plata y Hans. 

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29/07/2021, 03:01
Hans Evans

El momento en el que abrió la puerta, la visión de Anastasia acompañada de su caballero de plata le pareció casi hasta radiante. Una imagen que bien podría haber salido de los libros de una novela de fantasía y que ahora era capaz de apreciar mejor que el día anterior. La voz de la joven le sacó de su ensimismamiento, y un tanto avergonzado imitó la reverencia y respondió.

-Pu-Pues...a decir verdad...creo que es demasiado lu-lujo...para...mi.-Miró hacia atrás un segundo, volviendo a ver la habitación en la que había dormido la noche anterior.-¡Oh! ¡Pe-Pero es una habitación...fa-fantástica..!-Agachó la mirada, preocupado por si podría haber ofendido su hospitalidad al decir lo primero.

Al parecer iba a tener que empezar con las formalidades que cualquiera podría considerar propias de la situación en la que se encontraba. Estar vestido para la ocasión, comer, conocer a sus...¿compañeros? Espera...¿Discurso público? ¡¿De verdad iba a tener que dar un discurso público?! Su corazón comenzó a acelerarse a mil por hora. ¿Pero qué se supone que iba a decir? ¡Nunca había hablado para una multitud y mucho menos un reino entero!

La emoción de Anastasia hizo que se callase sus pensamientos y simplemente se limitase a seguirlas por el pasillo.-¿Vo-Voy a tener compañeros..? ¿Otros...otros héroes?-Tragó saliva, un tanto apurado por eso también.-¿De ve-veras voy a tener que...da-dar un discurso...? Creo qu-qu-que me será im...imposible...-

No buscaba ofenderlas, y la ilusión en las palabras de su anfitriona hacía que el muchacho no quisiera decepcionarla tampoco, pero había ser sinceros. Tampoco era cuestión de que se llevasen una sorpresa ante su propia inutilidad. Continuó singuiéndolas, con la intención de llevar a cabo las tareas que tuvieran que hacer.

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02/08/2021, 09:49
Anastasia Daedalus

Anastasia simplemente guarda silencio y se toma su tiempo para escuchar a Hans hablar, respetuosa, tranquila, sin interrumpirle. Se le ve más radiante que el día anterior, tal vez por el hecho mismo de haber tenido la oportunidad de descansar luego de un día agotador o simplemente porque la luz del sol, de cierta manera, parecía conjuntar increíblemente bien con su persona. Sin embargo, parte de ese brillo parece esfumarse al momento en que Hans hace mención al resto de héroes. La muchacha simplemente desvía la mirada y suspira.

-Por desgracia no creemos que tengas la oportunidad de conocer a los héroes en su brevedad... Pero son guerreros dignos de acompañarte.- Le miró y le sonrió, casi como disculpándose eso sí y definitivamente apenada porque las cosas fuesen de ese modo. En parte se nota cómo se siente responsable por la situación actual, porque el resto de héroes no se encuentre presentes. Por suerte pronto se anima y, más precisamente, parece causarle un poco de gracia el repentino pánico del muchacho ante la inminente amenaza de tener que realizar algún tipo de discurso. -No debes preocuparte. Sólo deberás presentarte y dar unas cuantas palabras de ánimo, será sencillo, de verdad.- Le incentivó Anastasia, aún mostrándose un tanto más ilusionada por la perspectiva.

No tardarían mucho más en llegar a una habitación bastante peculiar cuya puerta se encontraba abierta de antemano. En su interior... Podía verse un montón de telas e instrumentos de costura y confección de ropa. -La hermana Marlene tiene un excelente ojo para estas cosas. Ella te ayudará.- Y acto seguido te indicó que entrases.

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02/08/2021, 10:06

En el interior de la habitación se encontraba una mujer anciana, de baja estatura y expresión neutra, quien simplemente se ajustó las gafas al ver a Hans. Ella era Marlene, la mujer de la que Anastasia hablaba, aunque se le nota desde lejos que no esta ni un cuarto de emocionada de lo que Anastasia está por la presencia del muchacho.

Pinako Rockbell

-¿Así que tú eres el héroe? Eres un desastre.- Comentó con tono medio despreocupado mientras se ajustaba sus gafas, tomando la iniciativa de acercarse al muchacho, tomarlo de la manga y tironear de él para meterlo de lleno en la habitación. Una vez allí comenzaría a tomarle las medidas, mientras comenzaba a preguntarle por lo que buscaba en un traje. Preguntas simples: que si algo más abrigado, más ligero, algún color en específico... Parecía definitivamente estar buscando hacerle algo a medida, aunque al mismo tiempo daba la impresión de que sudaría completamente de lo que dijese.

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03/08/2021, 03:07
Hans Evans

Las palabras de Anastasia no consiguen calmar el corazón acelerado del joven al que ahora le tiemblan las piernas con solo pensar en el discurso que ha de dar, por muy corto o insignificante que fuese. El hecho de que la sacerdotisa pareciese un tanto compungida al mencionar a los otros héroes hizo que Hans se arrepintiese ligeramente siquiera de mencionar el tema. Aunque...¿Cómo es que los héroes no comenzaban juntos? Se extrañó, pero lo único que musitó fue-Se-seguro...que son...capaces..-¿Qué quería decir siquiera con aquello?

Una vez en la sala llena de artilugios de costura contempló a la pequeña señora, intentando obviar el hecho de que Anastasia pareciese tan entusiasmada con él. ¿A qué venía tanta emoción? ¿Es que acaso no tenía ojos en la cara?

Las palabras de la señora fueron un duro recordatorio y a la vez le daban la razón a los pensamientos que llevaba teniendo desde el anterior día.-Lo-Lo...siento...-Se encogió, como si le hubieran recordado todos y cada uno de sus complejos. Pese a todo, en cuanto la señora comenzó a moverlo por la sala a su antojo, se dejó hacer, bastante apurado pero sin ofrecer ningún tipo de resistencia.