Partida Rol por web

La enana maldijo por lo bajo, no le hacía ninguna gracia el súbito incremento en la agresividad de sus atacantes, y menos gracia le había hecho aún el grito del troll. Pues bien. Si aquel corpo creía que podía librarse de ellos fácilmente para hacer unos nuyens ella pensaba ponérselo difícil.

Agachándose para cubrirse con el cristal blindado, apuntó al primer pandillero que intentase abordarles para mandarlo, frito, al fondo del río.

Mientras tanto, en otra parte de Seattle...

Distrito Downtown, Seattle.
0315 horas.

La mirada de impaciencia recorría los antiguos jarrones expuestos en vitrinas que adornaban el largo pasillo. Nunca le había gustado la historia y tan solo le parecían vasijas rotas y polvorientas que debían ser sustituidas por proyecciones holográficas de los méritos y logotipos que la corporación había obtenido a lo largo de su existencia. Porque al fin y al cabo estaba en la sede central de Seattle, la ciudad del mundo que mas beneficios en las sombras generaba.

-Señor Wilton, puede pasar-. 

La voz de mujer generada por la IA del edificio le indicó que su cita mas importante de esa noche le esperaba. Si hubiera sido una mujer, o fuera a recibir una reprimenda, la IA habría contestado con una voz autoritaria masculina. Ese era su mundo, donde todo estaba medido al milímetro por estadísticas y algoritmos precisos.

Samuel G. Wilton se levantó de la silla de madera labrada que servía como adorno, antigüedad y asiento para las esperas. Otra antigualla que, de ser por él, acabaría en la chimenea de su casa de campo de Vancouver mientras bebía auténtico champagne calentándose con sus restos. Sin embargo debía admitir que era cómoda.

Las puertas dobles de madera reforzada se abrieron automáticamente y en completo silencio, dejando ver una sala enorme, acristalada en el fondo, donde se encontraba el despacho de la persona mas importante de Ares Macrotechnology después de Damien Knight.

Esa reunión era lo opuesto a la que había tenido en un motel de Tacoma hacía una hora, con esos trogs muertos de hambre que amenazaban con matar y destripar si algo se torcía. Mas les valía llevar el material intacto al punto de destino antes del alba, o serían ellos quienes acabarían siendo pasto de los peces. Y disponía de los recursos de Ares para lograrlo.

Wilton cruzó la sala en la que se exponían mas reliquias y antigüedades. Piedras, cuadros, armas viejas oxidadas...

 -No tengo mucho tiempo señor Wilton-. Expuso la voz de Jhonn Nolan desde el cómodo sillón. -¿El cargamento está de camino?-.

 -Lo está-. Contestó Sam inmediatamente. -Y con un equipo competente-. Eso era un farol desde luego, ya que no conocía a esos shadowrunners lo suficiente como para asegurarlo. Samuel siguió mirando la parte trasera del lujoso sillón de auténtico cuero. Hasta que el sillón se dio la vuelta dejando cara a cara a los dos corporativos separados solamente por el escritorio de oscura madera labrada.

 -Eso espero-. Dijo mirando fijamente a Wilton a los ojos. -Ya que he dado orden de filtrar la naturaleza del envío a una de las bandas de piratas del canal. Una banda que compró la información y además, pagó por obtener armas con las que poder hacerse con el envío.

 -Pero...- comenzó a replicar Samuel que fue cortado inmediatamente por su jefe.

 -El envío debe llegar a su destino antes del alba-. Dijo tajante. -Cualquier otro inconveniente pondría en peligro la siguiente operación, y eso no debe pasar. ¿Está claro?-. Wilton asintió lentamente. -Si quiere ascender, señor Wilton, a veces debes jugártela por conseguir más beneficios. Ese mismo cargamento ha sido pagado dos veces, una por el comprador del material, la otra por el comprador de la información que lo llevaba hasta él-. Jhonn sonrió como un zorro que se hubiera colado en el gallinero. -Con el plus de la venta de las armas a la banda, municiones y dos motos de agua-. Jhonn dejó de sonreír. -Pero debes tener cuidado y elegir bien a quien le pasas la información, o te arriesgas a perderlo todo. 

 -Comprendo-. Contestó Samuel G. Wilton. -Obtienes beneficios de una misma partida por triplicado asegurándote de que la información llega a los oídos correctos, pandillas desesperadas por hacerse un hueco entre las de la zona que no representen una gran amenaza para quienes llevan el cargamento-.

 -Exacto. Esos runners deberían poder manejar a esa morralla y despacharlos, pero, por si acaso, también he dado la información a los Caballeros Errantes con órdenes precisas. La popularidad de nuestra filial crecerá más todavía y pronto abarcaremos toda Seattle.

Samuel G. Wilton quedó sorprendido porque le revelara toda la información de su "pequeño juego". Y la verdad, era impresionante. Con un solo movimiento había obtenido el triple de beneficios y aumentado la reputación de los Caballeros Errantes. Como matar tres pájaros de un tiro. Increíble. Ese hombre acababa de convertirse en su ídolo.

El viaje había sido tranquilo, hasta hace diez minutos, cuando unos pandilleros de poca monta con mucho que ganar y poco que perder os tendieron una emboscada en las aguas del canal. Pero ante los pocos avances que hacían decidieron actuar a la desesperada, abordando vuestra lancha.

Null aprovechó la distancia con la lancha del otro lado, donde Grimgor los mantenía ocupados, y viró hacia la izquierda evitando la acción/colisión del abordaje.  
Ettin disparó su ametralladora surcando el lateral de la lancha enemiga hasta que consiguió impactar contra uno de los pandilleros. Su cuerpo cayó al agua mientras las balas de su subfusil seguían disparando incluso cuando el cadáver se hundía en la bahía.
K acertó a otro de los que se disponían a abordaros, atravesándole el tórax de un único disparo, y mandando al suelo de la lancha el cuerpo sin vida, dejando solo al conductor de la misma. 
Arena preparó el hechizo antes para churruscar al primero que os abordara, pero al ver que la situación había cambiado, lanzó una poderosa descarga eléctrica hacia el conductor. El rayo surcó el aire lanzando pequeñas descargas eléctricas al agua, lo que provocó un espectacular fenómeno con explosiones de luz y agua donde tocaba la energía. Al final el conductor de la lancha, electrocutado, siguió con rumbo fijo incapaz de despegarse la carne del volante de la embarcación.

Pero sus compañeros les vengarían. Las balas comenzaron a silbar a vuestro alrededor mientras buscabais cobertura para un contraataque... pero varios haces de luz os cegaron durante un momento mientras una potente voz gritaba desde un altavoz.

 -¡POLICÍA DE SEATTLE!. DETENGAN SUS ACTIVIDADES ILÍCITAS Y DETÉNGANSE PARA SER ARRESTADOS. LA FILIAL CABALLEROS ERRANTES TIENE POTESTAD PARA ACTUAR CONTRA CUALQUIER PROVOCACIÓN. ¡QUEDAN AVISADOS!-.

Si la noche se había complicado hacía diez minutos, ahora estaba en su punto más álgido. Los jodidos C.E. habían aparecido para fastidiaros la entrega. ¿Qué más podía salir mal?.

Mientras tanto, en la otra lancha;
Grimgor se defendía bien en el cuerpo a cuerpo. Prácticamente la lancha era suya. Uno de ellos había salido despedido varios metros al agua de un empujón, y los dos que quedaban, el conductor y otro, abandonaron la embarcación saltando al agua por propia voluntad, no fuera que les dejara Ko y encima se ahogaran. Pero nada mas poner la mano en el volante, el orco tuvo una punzada de dolor al ver su campo visual impedido de repente por una intensa luz que casi fríe los conectores de sus ciberojos. La poli había llegado para poner paz, y hacerse con el cargamento esa noche. Mal asunto, porque en helicóptero estaban fuera del alcance de los puños del feroz orco.

Cuando el ruido del helicóptero y el potente foco de luz rasgaron la ya revuelta tranquilidad de la superficie del río, Ettin sospechó lo que la voz del megáfono gritó. Pero buscar problemas con los Errantes no era igual que liarse en un tiroteo con los pandilleros. Los Errantes podían ponerles una orden de búsqueda y captura, remover cielo y tierra para perseguirles si escapaban, dar la vuelta a la última piedra en Seattle para detenerles,... Un lío que no compensaba. El troll se volvió hacia la cabina.

- ¡Null! - Intentó llamar la atención del elfo. - ¡Si este trasto tiene radio, llama a los capullos del heli. Dí que somos un transporte corporativo autorizado, que les agradecemos que se hagan cargo de los pandilleros y que tenemos un horario que cumplir!

Seguramente los pandilleros no serían tan inteligentes y se liarían a tiros con los Errantes. Peor para ellos. Ettin se movió hacia la borda donde estaba la otra lancha y extendió el brazo para asir a Grimgor y traerlo de vuelta a la embarcación. Después... Ya cruzarían ese puente cuando llegasen a él.

Grimgor encendió su comunicador y trató de contactar a la lancha de sus compañeros.

- Chicos, estoy en una de las lanchas del grupo. Puedo intentar abrir fuego contra el helicóptero para que "decida" quienes son los asaltantes. Luego me escabullo y pista. No creo que vayan a dejarnos "entregar" el cargamento si no lo hacemos, pero únicamente son un helicóptero, no pueden perseguir a los pandilleros y a nosotros a la vez. -

Cornelius coge la radio e intenta usar una frecuencia pública para contactar con el helicóptero.

—Hola, ¿me escuchan? Somos un transporte corporativo autorizado y estamos siendo atacados por cinco lanchas y dos motos de agua, les pedimos protección urgentemente.

Mientras tanto maniobró de nuevo para acercarse más a la lancha de Grimgor. Si el orko iba a llevar a cabo su plan al menos quería estar cerca para poder recogerlo.

Parecía que había llegado la caballería… pero no podían cogernos, no llegaríamos a tiempo a nuestra entrega. Miré a Null Credit. Ahora dependía de él. -¿Esto tiene algún dispositivo de camuflaje? ¿Tenemos opciones de despistar al helicóptero?- También miré a la enana y le dije -¿Puedes camuflarnos con un espíritu?-

La idea del orco de provocarlos no era del todo mala, lo malo es que se dieran cuenta que estaba con nosotros… y también había demostrado que las armas de fuego no eran su fuerte...

La enana enmudeció al ver, y escuchar, el helicóptero. Los Caballeros Errantes eran palabras mayores, no la panda de delincuentes de medio pelo que los había estado hostigando, este grupo tenía la capacidad de convertir sus vidas en un infierno si se lo proponían.

Escuchó las palabras del troll y seguidamente a Null Credit repitiendo por radio. No dijo nada, pero asintió a ambos, conforme con la vía de actuación que habían tomado.

Por último, negó con la cabeza a K -No. No se nada así, me temo.- volvió a guardar silencio. -Espero que presten oídos a Null-

Durante unos segundos la radio permaneció callada.

Los pandilleros comenzaron a alejarse de vuestra lancha, cada uno en una dirección distinta, jugando al despiste para que solo pudieran perseguir a uno de ellos, y entonces abrieron fuego.

Ampliamente conocida es la siguiente cita, usada por la televisión en la decada de los años del despertar, cuando los pueblos indígenas se rebelaron contra el poderoso estado; "La desesperación hace que las causas perdidas puedan salir victoriosas". Y los pandilleros debían de estar muy desesperados para atacar al helicóptero de los CE.

Las balas comenzaron a sacar chispas del fuselaje cuando el plomo impactaba contra el acero reforzado. Los polis se elevaron inmediatamente alejándose para encarar a los pandilleros uno a uno. El cañón automático escupió una rafaga de mortiferos proyectiles que surcaban el agua dejando tras de si pequeñas columnas de agua, marcando el camino a seguir, hasta que alcanzaron una de las lanchas partiéndola literalmente a la mitad.

Las hélices disolvieron el agua salada en una lluvia pulverizada que os azotó cuando pasasteis por ella. El helicóptero se alejaba de nuevo para dar la vuelta cuando la estática de la radio irrumpió en el silencio generado por la actuación de la poli.

-Transporte corporativo autorizado-. Dijo la voz masculina a través del altavoz. -Tiene apagada su credencial de transporte. Por favor, emita la señal en AR, o en su defecto emita el código de identificación de la carga-.

- No te molestes...

Las palabras de Ettin a Grimgor resultaron interrumpidas cuando los pandilleros llevaron a cabo, por su cuenta, el plan que proponía el orco. Así que el troll se limitó a mover insistentemente el brazo para invitar a Grimgor a que volviera a la lancha y pudieran salir de allí rápidamente.

- Diles que necesitas unos segundos para hablar con la oficina, a ver si te autorizan a encender el transpondedor. - Precisaban de una estratagema para ganar unos segundos frente a los Errantes y que fuera mínimamente lógica, así que sugirió al elfo aquello. No debería resultarles extraño a los Caballeros, aparte de que ya tenían su ración de preocupación momentánea despachando a los pandilleros.

Viendo que ya los pandilleros se ocupaban por su cuenta de hacerles las cosas más fáciles, Cornelius se pegó a la lancha de Grimgor para que regresara lo antes posible.

—Muchísimas gracias por vuestra ayuda, estábamos en una posición desesperada— intervino Null Credit por el comunicador —. Tenemos instrucciones de la compañía de llevar nuestra señal apagada para no incitar a chusma como esta a que nos ataque, pero voy ponerme en seguida en contacto con ellos para que me autoricen a activar la señal. Sin su visto bueno no nos es posible hacerlo. Ya saben cómo son de estrictas estas compañías con la seguridad. Nosotros ya habíamos hablado que se pasa muchísimo con estas prácticas, que es indignante que no tengamos ni siquiera posibilidad de manejar muchas de las funciones del vehículo sin su permiso. Al final nos meterán unos electrodos en la cabeza y nos guiarán con un joystick desde la base. Es que fíjense, casi no podemos huir de estos malnacidos porque prácticamente ni nos permiten salirnos de la ruta que está previamente fijada, ni disminuir la velocidad. Si les digo yo que no sé ni para qué pagan a un conductor cuando esto se maneja solo...

Cornelius siguió con la cháchara mientras hacía gestos con la manos a los compañeros para que ayudaran rápido a Grimgor a subir, para poder partir pitando de allí.

Grimgor aprovechó para saltar en cuanto vio la confusión que se generaba.

Aquellos imbéciles habían puesto su plan en marcha sin ayuda, no iba a desperdiciar el momento... Y no quería que le viesen.

Aterrizó al lado del troll, cubierto con su cuerpo enorme, mientras el helicóptero se ocupaba de los pandilleros.

- Creo que es hora de salir de aquí cagando leches. -

-De acuerdo , de acuerdo-. Interrumpió el oficial de comunicaciones la constante charla de Null Credit. -Comuníquelo de inmediato a su compañía para poder marcarles como autorizados. Cambio y corto-.

La charla fue breve. Al parecer tenían cosas mas importantes entre manos que hablar con vosotros, por lo que finalizó la transmisión sin posibilidad de réplica.

Grimgor acababa de subir a bordo, y la última lancha que había estado hechizando Arena, se unió a sus compañeros en busca del nuevo botín. Derribar un transporte de la poli no concedería mas recompensa a los calaveras blancas que vuestro cargamento, pero sí mucha más reputación. Una moneda igual o más valiosa, entre las sombras, que los nuyens.

El helicóptero se afanaba en perseguir las lanchas, pero la maniobrabilidad de éstas les hacía muy difícil alcanzarles. Un segundo helicóptero apareció desde la costa iluminando con su foco las aguas en una danza frenética por las aguas del Puget.

Errantes y pandilleros. Tal para cual. Ettin observaba las evoluciones del helicóptero y de las lanchas mientras se alejaban y disparaban entre sí y él ayudaba a Grimgor a subir a bordo.

- Dejemos que se maten entre ellos. - Enfatizó aquellas palabras cuando un segundo helicóptero apareció desde una de las riberas. Se echó la ametralladora a un lado. - Ya he malgastado bastante munición por esta noche. Sácanos de aquí, Null.

Pero, por alguna extraña razón, el troll sentía que aquel tiroteo sólo había sido una suerte de entrante para lo que les esperaba el resto de la noche. "No existen las misiones sencillas".

Parecía que, por fin, los astros se habían aliado con el grupo de metahumanos. Los dos bandos enemigos se peleaban entre ellos y, encima habían recuperado al orko, que ya descansaba en la barca. Null Credit pensó que era el momento adecuado para poner la velocidad al máximo e intentar ocultarse en la oscuridad de la noche.

—Agarraos.

No hacía falta decir mucho más. Calculó un rumbo que le permitiera seguir en la dirección correcta hacia el punto de entrega, pero sin pasar cerca del segundo helicóptero, y aceleró gradualmente "como si nadie llevara los mandos".

También aprovechó el momento de tranquilidad para conectarse con el dron volador, que debería estar en camino, para que evitara la zona donde los helicópteros podían detectarlo. Cuánto lo había echado de menos.

El equipo de Ares parecía entretenido con los pandilleros y nosotros, ya con el orco a bordo, íbamos a salir pitando de ahí. Estaba claro que no podríamos despistar a un helicóptero, así que esperaba que le durase el entretenimiento. Al menos lo suficiente como para que no nos echasen de menos…

Hice caso de lo que me dijo Null Credit y me agarré. Esperaba salir de ahí y poder entregar el paquete sin más problemas. Además, el paquete estaba ahora abierto. Esperaba que eso no fuese un problema...

Al final los Caballeros Errantes os hicieron el trabajo duro, aunque los agujeros en la lona y las cajas del cargamento atestiguaban que no había sido un trabajo tan fácil como os habían dicho. Los pandilleros también os mantuvieron ocupados a los Caballeros Errantes por lo que el resto del trayecto fue mas tranquilo, casi un viaje de placer.

El punto de destino era un viejo muelle cubierto, con las ventanas pintadas por grafitis y las paredes, cubiertas de salitre, con la pintura descascarillada. Durante un momento temisteis que nadie hubiera acudido, que fuera una trampa y apareciera la poli en cualquier momento. Pero una sombra avanzó hasta dejarse ver por la tenue luz del alba que ya comenzaba a filtrarse por la entrada. El agua mecía la embarcación suavemente hasta que una cara familiar tomó forma.

-No tenía dudas de que llegaríais sin...- dijo interrumpiéndose por un momento ante los agujeros en la lona y el chaleco de K. -...muchas complicaciones-. Se encogió de hombros con una medio sonrisa. -Ya sabéis, gajes del oficio-.

- ¡Y una mierda! - Ettin soltó el exabrupto exasperado cuando el johnson apeló a los "gajes del oficio". - Gajes del oficio es que una corporación rival se entere del envío y despliegue un equipo para interceptarlo, robarlo o destruirlo. Pero cuando una pandilla, armada con el mismo tipo de armas que transportamos, nos embosca con múltiples lanchas rápidas y motos de agua y los Caballeros irrumpen en escena superando todos sus tiempos de respuesta... Eso es una filtración con el transporte y todos los detalles del itinerario en toda regla. - El troll desenfundó la Ultra Power. No apuntó con ella, pero la dejó a la vista como elemento "negociador". - Nuestra tarifa acaba de aumentar por peligrosidad añadida. Gajes del oficio. - Ettin empleó un tono sarcástico al decir aquello. - Ya puedes llamar a tus amos corporativos y conseguir un aumento en nuestras pagas... o esos cajones - Hizo un gesto con la cabeza en dirección a los contenedores en la lancha. - terminan en el mercado negro y el dinero por su venta en nuestros bolsillos.

Para transmitir la idea de urgencia, el samurai callejero golpeó de forma leve, breve y repetida su pierna con el cañón de la pistola.