Partida Rol por web

Shadowtown: Corazones Oscuros.

Antigüedades Martyr, 24 Lurch St.

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29/07/2025, 10:46
Salmon Salmeron.

INVIERNO. VIERNES, DÍA 17 DE ENERO DE 2020.

DESPUÉS DEL OCASO: 19:32. INTERIOR GARAJE ADJUNTO.

LURCH STREET. - ANTE LA TIENDA "ANTIGÜEDADES MARTYR".

CLIMA INVERNAL. TEMPERATURA: EXTERIOR: 1ºC. INTERIOR: 19ºC. CIELO NUBLADO.

Salmon asintió despacio, como si hiciera falta un gesto para sellar el pacto.

Sobre las diez —repitió.

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29/07/2025, 21:52
*Carl Aston Martyr.

INVIERNO. DOMINGO, DÍA 20 DE ENERO DE 2020.

POR LA MAÑANA: 12:00. INTERIOR GARAJE ADJUNTO - EXTERIOR GASOLINERA

LURCH STREET - GASOLINERA CERCANA.

CLIMA INVERNAL. TEMPERATURA: EXTERIOR: -5ºC. INTERIOR: 19ºC. FRÍO HELADO Y VENTOSO.


Carl aspira las moquetas con la misma cadencia con que parpadea. Saca del asiento trasero una bolsa de tela arrugada y la deja sobre el suelo de cemento. En el salpicadero, una tarjeta doblada con un número de teléfono escrito a mano en el dorso. La guarda en el bolsillo del pantalón. Debajo del asiento del acompañante atrapa una linterna pequeña, del tamaño de un paquete de tabaco, oxidada. La deja sobre el banco de trabajo. Se detiene un segundo y respira el olor a metal tibio. Una radio de bolsillo emite el noticiario matutino. Coge un trapo seco, lo dobla tres veces antes de aplicar jabón y se abre camino entre los objetos apilados alrededor del sedán. Hunde el trapo en un cubo de agua limpia y frota a conciencia cada uno de los cristales hasta que la luz de una lámpara que cuelga desde una polea oxidada se refleja en ellos. Recoge los restos esparcidos por el suelo del garaje —una horquilla, un trozo de cinta adhesiva, la tapa de una botella, una bolsa arrugada, dos filtros de aire y tres galletas envueltas— y los deposita en un cubo de basura industrial.

Shadowtown se repliega como una maqueta mal ensamblada. El coche responde. Un perro se arrastra bajo una furgoneta sin matrícula. La luz oblicua del mediodía patina sobre la nieve de la avenida principal. Los carteles de neón apagados, las fachadas de ladrillo agujereado por ventanas y portales, el ronroneo del motor me acompañan hasta la bifurcación que lleva a la estación de servicio. Tomo la curva con suavidad, sin detenerme. Espero encontrarme a Mousie tras el cristal, sentado en su banqueta, con los pies colgando. La última vez, Grey Doole me reconoció antes de que pudiera frenar. La manguera bailó en sus manos. El chorro se desvió justo a tiempo. Creo. El recuerdo es breve: goma caliente, silbido, un golpe sordo contra el plexiglás. La manguera cayó antes de que dijera una palabra. Doblo por la tercera con Yesler Way. El hielo enquistado en el asfalto trepa por los cristales. Dejo que el motor arrastre la marcha dos manzanas antes de volver a girar.

Carl detiene el coche junto al surtidor número tres. Un chico joven sale de la cabina. Parece nuevo. Viste el chaleco reflectante de Mousei. Lleva los cordones desatados. No pregunta. No sabe qué hacer con las manos. Carl le señala con un gesto el enganche del surtidor. El joven asiente. Toma la manguera y prueba de encajarla en el agujero del depósito. Falla varias veces. Carl toma la manguera, la dirige y aprieta el gatillo. El clic metálico suena limpio. El chico da un paso atrás. Se retira a la garita. Carl llena el tanque sin mirar el contador. Explora el entorno, piensa en comprar algo de comida precocinada. Cuando gira hacia la cabina de pago, algo en la periferia del marco izquierdo, en el umbral del pasillo que lleva a los lavabos, llama su atención: una silueta borrosa, apoyada en un bastón encorvado por la tensión, aguarda semienterrada en sombra.

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30/07/2025, 11:57
*Carl Aston Martyr.

INVIERNO. DOMINGO, DÍA 20 DE ENERO DE 2020.

POR LA MAÑANA: 13:00. INTERIOR COMERCIO

CALLES SHADOWTOWN - TIENDA DE PLATOS PREPARADOS.

CLIMA INVERNAL. TEMPERATURA: EXTERIOR: -5ºC. INTERIOR: 19ºC. FRÍO HELADO Y VENTOSO.


Cruzo el puente. El retrovisor muestra una calle antes adoquinada. A la izquierda, un cartel en ruinas: alguien ha tachado el nombre del anunciante con pintura. Un perro moribundo en la acera. Dos gatos bajo un coche esperan su oportunidad. Doblo a la derecha sin encender el intermitente. Las luces del semáforo no cambian. Dos sillas plegadas en un balcón. Una silueta discute con alguien al otro lado del teléfono. El parabrisas tiene una mancha. Sigo avanzando. Paso junto a un edificio con ventanas tapiadas. Un anciano me observa desde un portal. Reduzco la velocidad. Nos reconocemos, aunque no sepamos quiénes somos. En la radio suena "I'm Deranged", de Bowie. El asfalto conoce el camino mucho mejor que yo. El pensamiento aparece como un mensaje escrito en morse: comprar comida. Paso frente a un supermercado cerrado. Las puertas automáticas se abren. Nadie sale. Sigo sin detenerme.

Shadowtown tuvo un médico llamado Jakob Furst. Tenía una clínica en la Avenida Estigia, cerca del parque de los eucaliptos. Trataba a pacientes con métodos que no figuraban en ningún vademécum. El letrero nunca tuvo luz. Los enfermos entraban por el sótano del edificio adyacente. Un día alguien cubrió la entrada con una lona azul. El cartel sigue allí. Cada vez que paso por delante, me parece escuchar a alguien esperándome. Un órgano de catedral que nadie toca. Una nota larga, extendida. Una sola tecla suspendida en el Campo de los Huesos.

Freno frente a un pequeño comercio. La puerta abierta. El aire denso. Olor a metal, incienso viejo y disolvente. Una anciana de rasgos asiáticos remueve un guiso en una sartén. Asoman verduras. De pie, junto a ella, un joven de rasgos afilados, también asiáticos, espolvorea especias cada cierto tiempo. Da la impresión de que marca territorio. Espero inmóvil. Una mujer de mediana edad, de similares rasgos asiáticos, angulados, pregunta. Fideos fritos con gambas. Me sirve. Pago. Al salir advierto un expositor con paquetes de café chino apilados, de oferta. Cojo dos paquetes. Doy media vuelta y pago. La joven está junto a la mujer de mediana edad que me ha cobrado. Vuelvo al coche. Enciendo el motor. "Arda el fuego y burbujee el caldero", dice la anciana sentada en el asiento del acompañante. "Flotemos entre la niebla y el aire inmundo", le respondo al ajustar el retrovisor.

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31/07/2025, 15:22
*Carl Aston Martyr.

INVIERNO. DOMINGO, DÍA 20 DE ENERO DE 2020.

PRIMERA HORA DE LA TARDE: 14:16. TRASTIENDA

24 LURCH ST. TIENDA DE ANTIGÜEDADES MARTYN.

CLIMA INVERNAL. TEMPERATURA: EXTERIOR: -5ºC. INTERIOR: 19ºC. FRÍO HELADO Y VENTOSO.


Carl aparca el sedán en el garaje. El interior huele a fideos y gambas. Baja las ventanillas. Deja las puertas abiertas. Recoge la bolsa del asiento del copiloto. Cruza la tienda. Esquiva algunos objetos. Entra en el despacho. Abre el último cajón del escritorio. Saca cubiertos envueltos en celofán, servilletas dobladas y se encamina hacia la trastienda.

CAPÍTULO 1

AQUELLO QUE NO PERECE

Están entre nosotros. Evítalos. Siempre llevan el mismo abrigo. Nunca bostezan.

No los sigas. No los enfrentes. No los repitas. No duermen. No comen. No recuerdan sus nombres. No envejecen porque no nacieron.

Carl se detiene, hunde el tenedor en la caja de fideos con gambas. Ingiere dos bocados. Sigue escribiendo.

Evita la mirada. Evita la dentadura. Evita que se queden demasiado tiempo en silencio.

Si los ves en un vagón vacío, cambia de tren. Si te ofrecen fuego, recházalo. Si se sientan a tu lado, respira solo por la nariz. Si te preguntan la hora, debes responder, siempre, con una cifra impar. Si insisten, aléjate. No te perseguirán, pero sabrán dónde vives.

Carl se detiene de nuevo. Contempla el manuscrito. Busca el cubierto sin retirar la mirada del texto. Uno de los infectados se lo tiende en la mano. Carl toma la caja de fideos e ingiere al tiempo que revisa el texto.

AQUELLOS QUE HAN SIDO RECONOCIDOS

Adrian Ledthernan “El que se hunde con la ciudad”

Mismo paraguas rojo desde hace treinta años. Siempre espera una parada. Siempre quiere coger el autobús que va en dirección contraria.

Hermet Cobos “El que no se peina”

Se apoya en paredes y columnas con hombros y nalgas, nunca en sillas. Tiene las rodillas inmaculadas.

Maity Mac Glute “La última en salir”

Aparece en las fotografías minutos después de haber sido tomadas.

Dirian Mitrel “Al que no le obedece el cuello”

Mirada al frente, siempre. Si algo sucede a su lado, parpadea sin cesar. Su sombra sigue otro ritmo.

Teresa Thinwee “La que hace preguntas”

No espera respuestas. Siempre vuelve a preguntar. Sus cuadernos de notas están en blanco.

Carl toma distancia. Rebaña la caja de fideos. El otro infectado continúa escribiendo.

Desafortunado Ocasional “El que sonríe con los dientes”

Su boca está vacía. Su risa llena habitaciones. Trabaja en todos los hospitales.

Esthevank Blat “El no mojado”

Pasea en los días lluviosos. Sus zapatos siempre están limpios, secos, desde 1987.

Kata Wolfwick “La que recuerda todo excepto su sentido”

Puede recitar cualquier conversación en la que no haya participado. Se presenta con silencios obtusos.

El segundo infectado añade, con caligrafía antigua:

Carlos Marchedo “El relojero a destiempo”

Puede ser fotografiado, pero no retratado. Viste ropa sin etiquetar. Cambia de nombre cada media hora.

Carl cierra el cuaderno. Enfunda la estilográfica en el estuche. Guarda ambos objetos en el segundo cajón de la mesa del trastero. Contempla el vacío. Recuerda algo.

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01/08/2025, 12:45
*Carl Aston Martyr.

INVIERNO. DOMINGO, DÍA 20 DE ENERO DE 2020.

POR LA TARDE: 17:00. RECEPCIÓN TIENDA.

24 LURCH ST. TIENDA DE ANTIGÜEDADES MARTYN.

CLIMA INVERNAL. TEMPERATURA: EXTERIOR: -5ºC. INTERIOR: 19ºC. FRÍO HELADO Y VENTOSO.


Me arrodillo frente a los vinilos. Los tablones del suelo me presionan las rótulas. Saco a Thelonious Monk. Parece que vaya a equivocarse. Descompone el silencio. A Charlie Parker. Entra con violencia. Me aturde. Está poseído. Escupe. A Charles Mingus. No pide permiso. El único que podría matar en medio de un solo. Busco a Memphis Minnie. Compone con la garganta abierta. Rasga. Acuchilla. Ornette Coleman. Me desorienta. No me suelta. Alice Coltrane. Respira en otro plano. Me calma. Cierro la selección. Los cargo en la jukebox. La aguja ya está bajando en mi cabeza.

Me hundo en la butaca. Saco el paquete de tabaco. Cuento los cigarros como el que cuenta ovejas. Vuelvo a contar. Me pregunto si Hazel sigue viva. Si esa noche la Muerte se contuvo. Si no se llevó a  nadie. Si la deuda sigue sobre la mesa. Si el silencio pesa más que el cuerpo. Cuento de nuevo.

Observo las siluetas al otro lado del escaparate. Cuento cigarros. Miro de reojo el revólver. Saco otra cajetilla. Cuento los cigarros de la cajetilla. Evito escuchar los comentarios del revólver. Cuento los cigarros de la otra cajetilla. Cuento los cigarros de la segunda cajetilla.  Me resisto a escuchar al revólver. Lo lanzo dentro de un saco de tela. Permanece inmóvil durante unos segundos. Se agita como un gato rabioso. Golpeo en seco el saco contra el mostrador. El cristal se parte. Algunos papeles saltan por los aires. La caja registradora cede, cae sobre los objetos expuestos. Ruedo por el suelo. Piso la boca del saco impidiendo que el revólver escape. Agarro el saco con los dientes. Lo escondo en algún lugar sin mirar.