Partida Rol por web

—Menudo bicho más feo, no se qué les darán de comer aquí — dijo Tinúviel— Si no nos ha mordido a ninguno yo dejaría el arma ahí y empezaría a registrar esto por la derecha... hay otros tres caminos... y parece que será largo de buscar... 

Cuando parecían estar tan cerca del fragmento, el lugar seguía siendo inmenso.

- Sarenrae, gracias por tus dones y tu ayuda contra el mal, dice sujetando en alto su espadón. Tras limpiar el filo se acerca a Tinuvyel y las estatua: Es la misma mujer que vimos arriba ¿no?

—Sí, la habíamos identificado—creo que en realidad lo había hecho Ms. Heidmarch pero bueno, somos un equipo, no tengo la culpa de rodearme de los mejores— como Alaznist, antigua Señora de las Runas de la Ira. Se dice que era demonista y cosas peores si se puede. Esa larva puede significar presencia de ajenos en este lugar.

Opik revisó el filo de su hacha tras haber golpeado el suelo y, tras ver que no se había mellado, miró alrededor.

Cualquiera de los tres caminos no es indiferente, ¿no? - dijo al grupo. - Empecemos por éste mismo. - señalo el camino de la izquierda.

El enano sugirió otro camino, Tinuviel se encogió de hombros, todos le eran indiferentes. No tenían marca ni señal alguna.

- Asomémonos a los tres caminos por si en alguno vemos señales de más criaturas no sea que nos asalten por la retaguardia.

—De acuerdo, pero si no vemos nada, avancemos por la izquierda. 

- Cualquier camino vale, me adelantaré a explorarlo - se ofrece el joven semiorco ajustándose la mordaza que le tapa la parte inferior de la cara y adentrándose en el camino que ha señalado el enano.

Los compañeros se acercan a las 3 puertas dobles que surgen de la sala.

Al oeste, ven al fondo un brillo que surge de una especie de círculo del suelo, que ocupa toda la sala. En el centro, arde una única llama que no parece tener origen.

Al sur sólo hay unas escaleras que descienden a lo que parece que es otro pasillo.

Al este, en cuanto el pícaro abre las puertas, ve una sala de suelo liso de piedra y al fondo unas escaleras que descienden. En el centro, dos craituras vagamente humanoides y defomes, de carne cerosa casi líquida que cuelga de sus retorcidos huesos, se encuentra de pie, quietas. Pero al ver al pícaro, parecen volver a la vida...

Con el ruido de los bichos y la información de Tinuviel, Karash avanza hasta la puerta y se prepara para atacar a los diablos

Sujetando el hacha con fuerza, Opick avanza y busca un hueco, de forma que no bloquee la puerta.

Las criaturas se lanzan a la carga con sus armas por delante...