Partida Rol por web

Opik, contento por ver cómo Torag le insuflaba el poder de poder recuperar la energía perdida por Erik, dedicó todo el día a atenderle, cuidándole en todo momento.

Os levantáis a la mañana siguiente. Erik ya se encontraba algo mejor gracias a los cuidados del clérigo, y además éste usa la magia divina para restablecer su salud por completo.

Pero al despertarse es Tinuviel quien se encuentra fatal... se siente torpe y algo no va bien, pues le duele todo el cuerpo. Algo debía de haberle afectado en aquella columna...

- Esas estancias son un foco constante de infecciones - comenta el paladín. Rezo a Sarenrae para no verme afectado también.

Vuestra anfitriona aparaece en el comedor, donde ya estáis todos desayunando un buen surtido de pastelitos, panecillos, mantequilla, leche... Parece tener mejor cara pero aún así se le nota algo cansada.

Buenos días, queridos amigos. ¿Habéis descansado? ¿Ya estás mejor Erik? Después de lo que me dijo ayer Tinuviel, he estado investigando por si podría descubrir algo más del Cuervo, pero me temo que no he logrado encontrar nada que no supieramos ya. Es una pena, pero por otra es una buena oportunidad para haceros un nombre dentro de la Sociedad, pues una zona que no ha sido explorada durante siglos siempre es una fuente de información importante y casi seguro que entre eso y mis contactos, podremos conseguir que vuestros relatos y vuestros mapas aparezcan en las Crónicas.

Karash se lenavanta cuando su anfitriona entra en la sala: Buenos días, saluda cortésmente. Hemos descansado, gracias. Sigue escuchando a la mujer pero no se aflije porque no pueda portarles más información: Después de todo, nos ha contratado para explorar ese sitio. Yo estoy listo para partir.

- Mucho mejor, gracias - contesta el joven - Dispuesto a continuar con nuestro trabajo.

- Ehh... por cierto... se sabe algo de Natalya. - pregunta mirando al suelo el semi-orco, y en voz baja añade - ¿Me ha venido a ver?.

Opik imita a Karash y se pone en pie cuando entra Sheila en la estancia para, acto seguido, seguir cargando su pipa de tabaco y encenderla.

¿Cómo te encuentras, Tinuviel? - parece ser que el elfo no se ha levantado del todo bien y no quiere avanzar con un miembro herido. - Si hay que esperar un día más, el Cuervo no se moverá de allí...
 

Sheila sonríe cariñosamente.

No ha querido molestar tu reposo, pero sí que ha venido a ver qué tal estabas. Tiene asuntos que atender, pero seguro que pronto podrás verla.

Tinuviel estaba blanco. —Yo... creo que ayer pillé algo ahí dentro... no me encuentro muy bien. ¿Podríais darme algo de tiempo para recuperarme? El Cuervo no se va a mover de ahí y cerramos la puerta mágica detrás de nosotros...

Nuestros héroes, tras descansar de sus heridas y enfermedades durante 2 días, regresan a los niveles inferiores de El Cuervo en busca del segundo fragmento del Sihedron.

Al avanzar por donde se quedaron, en la sala de la enorme araña que casi acaba con el elfo, se topan con el rey Zuuga, un mite con aires de grandeza y un poco tocado del ala. No fue hasta que el elfo usó su pergamino de comprensión idiomática cuando comprendieron lo que decía, aunque él no les entendía a ellos y fue una situación... cómica. Al menos se marcharon sin mayores problemas...

Tras esta situación ridícula y absurda, continuaron descubriendo zonas inesploradas. Dejaron tranquilo a un grupo de mites que se dedicaban a excavar una gruta con rudimentarios martillos y piquetas, pero se toparon con un mite montado sobre una araña gigante haciendo guardia. Bueno, durmiendo mientras la araña hacia guardia. El caso es que podrían haber acabado rápido y con sigilo con estos centinelas si no hubiese sido por un pequeño mite que trajeron ante el rey como "ofrenda de paz". De alguna manera de desató las cuerdas y por un pasadizo secreto salió corriendo y dio la alarma.

Así es como los aventureros tuvieron que enfrentarse a un buen puñado de mites, dos de ellos a lomos de sendas arañas gigantes. Pero entre el pasadizo estrecho, y el conjuro preferido del mago haciendo de las escaleras una pista de patinaje, fue más un aburrimiento que un verdadero desafío. Cuando acabaron con el suficiente número de enemigos, los demás salieron corriendo, bajando al siguiente nivel del dungeon.

Tras curarse un poco, los héroes hicieron lo propio. Primero se enfretaron a unas arañas cangrejo gigantes, que de nuevo no supusieron ningún desafío. Ya más adelante, un engendro pecaminoso encerrado en una celda no debería haber sido un desafío para el grupo, pero el elfo no acertaba a darle a través de los barrotes, contra los que la criatura se estampaba constantemente. Finalmente, gracias a los embistes y a la condición herrumbrosa del metal, el engendro consiguió abrirse paso por los barrotes. Pero poco pudo hacer ante los guerreros que le estaban esperando.

El grupo, más tranquilo, avanzó hasta una sala que contenía una piscina de agua clara y cristalina. El elfo probó a beber de dicha agua, y cual fue su sorpresa que sus heridas se cerraron completamente. Después todos bebieron, e incluso el pícaro se repuso de gran parte de los efectos del veneno de araña que le afligía. Y llenando los odres con el agua, y una sonrisa en la cara al comprobar que la magia se mantenía en ella, se disponían a continuar descubriendo lo que el dungeon tuviera que ofrecerles...

—Hemos sido suficientemente afortunados encontrando esta fuente... sigamos por el camino...

Torag provee. - responde el enano a las palabras del elfo, confiando en los designios de su dios.

- Y Sarenrae siempre da una segunda oportunidad....pero no una tercera - dice sonriendo con malicia