Partida Rol por web

Mucus lanzó una mirada asesina al amasijo de carne sangrante que acababa de enojar a su señora contra él. Por supuesto, no nombraría el vómito, sólo un inútil causaría asco a su señora, aunque la imagen del engreído petimetre desmayado entre secreciones purulentas era algo con lo que le gustaba regodearse en sus más íntimos pensamientos. Se aclaró la garganta, y procedió a explicarse:

- En realidad, Señora, las cosas no ocurrieron exactamente así, sólo que este excremento humano cayó desmayado y no se enteró de la película. Lo que sucedió de verdad, es que entré en el escondrijo del Chemiurgo con la misma intención que él, pero me siguieron un grupo de umbrianos que querían sacar a Chemo de paseo y de birras, y entraron arrollando con un vehículo cargado de barriles de cerveza. Eso fue lo que derribó la puerta que derribó al hombrecillo impertinente, y fue uno de los umbrianos quien lo empapó..ejem…digamos…de cerveza y chistorra mal digeridas. Total, que entre todos cogieron a Chemo, que por suerte había quedado exhausto del interrogatorio y roncaba lindamente, y se lo llevaron en su extraño vehículo. Pero como se abrazaba con fuerza a los servidores sobre los que se encontraba, los umbrianos borrachos se los llevaron también.  Y me quedé con ese saco de carne rebozada, que encima me echó las culpas al despertar.

La mujer negó con la cabeza ante aquella respuesta, pues sin duda, sabía que algo así sucedería, que se les volvería a escapar de nuevo la victoria cuando la tenían ya tremendamente cerca y creía que ya estaba lo suficientemente cansada como para hacerles temblar un poco a todos y que supieran que con tonterías no iban a llegar a ninguna parte que ni fuera el cementerio.

- Así que.. sin impedirlo... ¿ dejaste que se lo llevaran? - Hubiera suspirado en aquel momento, pero vuestra ama no mostraba símbolos de debilidad como ese en público.

Sin que nadie sospechara lo más mínimo, quizás sólo Mucus, que se percató de aquella sonrisa que casi se dibujó en los labios de la Señora Oscura, un enorme bloque de piedra en el que ponía R.I.P. se materializó sobre la cabeza del esbirro verde y antes de que pudiera llegar a mirar hacia arriba, dejaba caer su enorme peso sobre el pobre esbirro, quien murió a causa del golpetazo de su propia tumba.

El charco de sangre no molestó lo más mínimo a aquella mujer, quien en seguida miró a la mariposilla esa o lo que fuera.

- ¿ Volvisteis a encontrar al tal Chemo? No me digáis que encontrar a un alcohólico es tan difícil.. sólo hace falta ir de bar en bar...

Ala Rota tomó la palabra, después de tragar saliva con un sonoro "glup", con los ojos bien abiertos, sin poder apartar la vista del sitio donde había estado Mucus. No quería que le pasara a ella lo mismo, pero su señora había hecho una pregunta, e iba a saber la verdad por ella.

- Sí, claro que lo volvimos a encontrar. Pero no por casualidad, claro que no. Una servidora no supo del plan del pseudoLord este. Como ya he comentado antes, aquí todos tienen la costumbre de hacer lo que quieren, sin decir nada a los demás. - Y así nos va - A pesar de no saber nada del plan, cuando vi salir al jefe de Umbría, el tal Chemo, con sus esbirros umbrianos, decidí seguirlos, con ciertas sospechas del por qué de su maltrecho aspecto. Aunque cualquier hada puede volar con sus alas, lo cierto es que si intentamos ir muy deprisa, no podemos mantener el ritmo mucho tiempo. Así que, sin poder remediarlo, tuve que pararme. Pero estaba claro que no iba a dejar que se me escaparan, por lo que intenté buscar un vehículo que me condujera hasta ellos. No fue fácil encontrarlo, y al verlo, me llevé una mala impresión. Verá, señora...se trataba de un hombre montado en una mula. Miré con mala cara al bicho, pero el dueño me aseguró que era el Novísimo modelo de BMW, que iba más rápido que un cohete. Me hubiera gustado algo más...convencional, pero a falta de otra cosa, subí en la mula. ¡Y madre mía como iba la mula! El hombre encendió dos petardos que llevaba atados a las patas, le arreó con los estribos, ¡¡y aquello iba más deprisa que un coche de F1!! No tardamos en alcanzar la dichosa tasca móvil. La seguimos unos pocos metros, comprobando que Chemo y todos los armatostes seguían en el mismo sitio, hasta que pararon. Y no pararon en un bar. Por lo visto, con el alcohol que tenían en la tasca tenían suficiente, así que lo que hicieron fue parar en un McAuto, y se pidieron comida como para 30 personas. 

Esclavo escuchó el relato de Ala Rota con la cabeza entre los hombros. Parte de la masa gelatinosa que componía a Mucus lo había salpicado cuando la lápida le cayó encima y el asco que le provocaba y el miedo que su Señora le inspiraba lo habían hecho replegarse para tratar de pasar desapercibido.

El hada había hecho un alto interesante en su relato. Esclavo sabía que, si abría la boca ahora, podía sufrir y mucho, pues la Señora Oscura había demostrado ya que su grado de cabreo estaba a tope; pero si permanecía callado, seguramente la polilla encontraría la manera de desviar la atención de sus acciones para quitarse la responsabilidad del fracaso de la misión que les había sido encomendada.

Titubeando un poco y sin mucha altanería interrumpió. -Ejem... ¿Señora? el relato de este insignificante insecto no se ajusta del todo a la realidad. Verá...- temblando y con un hilillo de voz prosiguió -cuando la tasca salió de allí llevando a Chemo y cía a velocidad de tasca, es decir a no más de 10 km/h, el hada salió disparada tras ellos... todo lo disparada que puede salir un hada totalmente ebria y fumada. Alcanzó al dueño de la mula y tras gritarle como becerro el tío accedió a llevarla... a paso de mula, aunque ella en su falta de percepción de la realidad por las sustancias que contenía su minúsculo y desagradable cuerpo, lo vivió como si fuera un verdadero "viaje"- hizo el gesto de comillas al llegar a esa palabra. -Fue así que, aunque tuve que llevar a la rastra a este mamotreto...- dijo señalando a Edmund -...que apenas podía tenerse en pie ya que el muy mariquita se sentía asqueado por los sucesos que han relatado en conjunto él y la baba verde que ya no existe; y Mucus viniera haciendo ochos de aquí para allá, pudimos seguirles el tranco hasta el McAuto ese, aunque a una distancia de unos cuatrocientos metros más o menos ya que, mal que mal, tanto la mula como la tasca, se movían un poco más rápido que nosotros. Al llegar allí, Chemo y sus amigos de farra compraron sus hamburguejas al vapor y siguieron unos metros más hasta una feria de frikadas que estaba de paso con motivo de la KDD frustrada. El hada, que nos llevaba ventaja, los siguió más rápido que nosotros y se coló en la entrada volando por arriba. Nosotros tuvimos que detenernos y pagar como todos los demás asistentes así que por un momento los perdimos de vista, pero sabiendo que Ala Rota los tenía fichados, por un momento creí que el demiurgo sería nuestro.- Esclavo hizo una pausa pequeña para recuperar el aliento y continuar antes de que lo interrumpieran a él y no lo dejaran terminar de expresarse.

-Su Oscuridad, al entrar en ese lugar, empezamos a dar vueltas en busca de Chemo y de Ala Rota. Por fin los localizamos. Chemo y cía estaban observando un puesto donde había un Hombre Hamster (curioso tipo, por cierto) [Interrupción: El hombre hamster] y Ala Rota se encontraba entre ellos festejando. Con una ceja enarcada, decidí darle un poco de crédito. Tal vez la infeliz estaba ganando su confianza para que entre los cuatro los emboscáramos. Así que tomé a Edmundicia del cuello de su traje, le di un azote con mi cola a Mucus para que se moviera más rápido y hacia allí nos dirigimos. Y podríamos haber atrapado a Chemo... si no fuera porque a su esbirra se le ocurrió desplazar al fenómeno de su ruedita y ponerse a correr ella también, sin haber puesto las trabas de seguridad correspondientes. ¿Qué pasó entonces? la rueda se soltó y se vino directo hacia nosotros que pudimos escapar de ser aplastados por un pelo de rana calva... pero para esto, el dueño de la web, ya se había perdido entre la multitud y nuevamente estábamos como al principio.

Con aquellos esbirros tan inútiles no había forma alguna de que algo saliera ni siquiera un poco bien, pues cuando al fin veían algo de luz esclarecedora, pronto la liaban de alguna forma tal que aún dejaran las cosas peor. Encima claro, la versión que habían dado un esbirro y otro era la misma, pero cambiaban algunos pequeños detalles importantes... esos que chirriaban a los oídos de vuestra ama.

- El burro no iba tan rápido ¿ no? - Dijo con tono jocoso, casi diciéndola que se la estaba ganando y bien. - Te preguntaría por qué te pusiste a hacer el payaso de esa manera, pero no sé si quiero saberlo... Ummm bueno sí, explícamelo anda y ya de paso, puedes decirme si al fin disteis con el Chemo de las narices o qué!

Se estaba empezando a aburrir de tanta palabrería y tan pocos resultados.

Ala Rota mantuvo la calma. Ya conocía de sobra la actitud de sus compañeros, de intentar dejarla mal para echarle las culpas, y que ellos parecieran unos angelitos. Así que en vez de indignarse, como antes, simplemente asintió, dando a entender que se iba a explicar en cuanto la Señora Oscura dejara de hablar.

- Señora, ya he explicado que la mula tenía dos cohetes atados a las patas. ¿Cómo podría haber ido tan despacio, con esos cohetes endemoniados? Cierto es que la tasca móvil tampoco es que fuera a 100 km/hora, pero el caso es que los alcanzamos, ¿no? Y..respecto a lo del hamster ese que más bien parecía un topo... - El hada compuso una pequeña sonrisa, apenas perceptible. Esclavo intentaba dejarla mal, ¡precisamente señalando su plan! Claro está, que Ala Rota tendría que haber supuesto que nunca hubiera sabido por sí mismo del por qué de su gran idea. 

- Sí, estuve siguiendo a Chemo and company, para no perderlos de vista. No es que intentara ganarme su confianza, visto el estado de embriaguez, y el gran éxito de mis "compañeros" en sus inútiles intentos, ni siquiera probé. Simplemente aprovechaba el momento oportuno. En eso que estábamos viendo al pardillo ese dar vueltas en la rueda, cuando escuché a Edmundicia chillar. Al girarme, vi a Esclavo agarrándolo por la ropa, seguidos por el mocoso. Demostrando su "inalterable" fuerza de voluntad, el pseudoLord este le "confesó" el plan de la clave electrónica a Esclavo, y ahí fue cuando decidí actuar.

Verá, Señora de mi oscura alma, a diferencia de éstos, yo supe, en aquél momento, que sería una idea estúpida capturar a Chemo de nuevo. ¿Para qué íbamos a quererlo, si ya teníamos los códigos? Así que, ideando un plan que nos permitiría "coger prestados" los servidores, librarnos de Chemo y su séquito (ya que si se enteraran de lo que intentábamos antes de conseguirlo, Chemo podría cambiar las contraseñas), y alejarnos lo suficiente como para poder chafar la web. ¿Y cómo se podía hacer? ¡Sencillísimo! Aparté al hombre hámster, me subí a la rueda, y sin ponerme las trabas de seguridad (ya que no las necesitaba, ¡las hadas podemos manejar esos aparatos tan bien como aleteamos!), corrí hacia estos seres arrastrados e inmundos, alias mis "compañeros". Los recogí como mejor pude con la gigantesca rueda, y seguí rodando hasta llegar a los servidores, ahora desprotegidos. Con mi magia, los pude colocar dentro de la rueda sin que sufrieran ni un rasguño, ¡y tachán! En un momento ya estábamos lejos de los umbrianos, ¡y con la fuente de su poder en nuestras manos! 

Ala Rota calló un momento, dándole más énfasis a lo que estaba diciendo. Con gesto apesumbrado, bajó la cabezota

-Si lo que pasó a continuación fue un fracaso, ¡es debido a que el estúpido humano no recordaba los códigos! - Elevando la voz varias octavas, el hada señaló a Edmund con el dedo, muy furiosa - ¡¡¡Todo mi esfuerzo, y el plan surgido con rotundo éxito, para nada!!!! 

La Señora Oscura se quedó escuchando al hada, quien desde luego tenía cierta gracia hablando, pero claro, si estando ahora como si fuera una mariposa disecada decía palabras como aletear... casi hacía que vuestra ama se echara a reír sin poder evitarlo.

Por un momento, lo que había dicho el hada sobre los servidores y los códigos, sonaron a los oídos de la mujer como lo más agradablemente malvado que sucedería aquel Halloween, pero... cuando llegó a la parte final en la que decía que Edmund no había recordado los códigos sus ojos se clavaron en él como si fueras estacas.

- ¿ Cómo es posible que no los recordaras? ¿ No estabas fardando hacía un rato de tu inteligencia?

Si hace un poco temías que os diera un escarmiento pronto, ahora casi podíais olerlo.

“¡¡Yaaaaargh!! ¡Maldita muñeca de estiércol con alas! A gusto te las arrancaba, te las hacía tragar y te colgaba de un enorme alfiler. Además… ¡el plan era mío!” Pensó Edmund al ver que habían devuelto la atenta mirada de la señora hacía él.

Volvió a dar un paso tímido en frente con la cabeza gacha y la mano al pecho en forma de reverencia aunque quizás era su forma de asegurarse que se corazón no reventara de tanto latir con violencia, o como si quisiera asegurarse de que no se le iba a salir del pecho. –Mi adorada señoraaa…- inició a responder levantando solo un poquito los ojos del suelo para poder ver de reojo si lo que le iba a decir causaba el efecto oportuno en ella o si por lo contrario hacía algún ademán de ejecutarle.

-¿Qué como es posible?- Aclaró con miedo la garganta. -Pues verá… como se ha contado me dieron un fuerte golpe en la nuca cuando “interrogaba” al espantapájaros, luego, luego…- Creyó que no hacía falta recordar como le vomitaron encima. –Después este “lapicero de piel de serpiente”…-Obviamente se refería a Esclavo. -… os ha contado como me sacó de allí, donde había perdido los sentidos, y cuando dice que me llevó “a rastras” es porqué lo hizo literalmente, con toda mi sangre subiéndose en la cabeza, y golpeándome contra cada desnivel del terreno.

Al llegar aquél lugar ya no sabía donde estaban mis pies y donde mis manos cuando… y cito palabra por palabra…:

Así que tomé a Edmundicia del cuello de su traje

Con ello olvida contar el rato que me tuvo así hasta que casi me ahogué, y también ya contaron como la “muñeca de trapo sucio”…- Ala rota. –Soltó la gran rueda y casi nos aplasta.-

Realmente aquél “trote” al que le habían sumergido no estaba mal pero venía casi lo peor.

-Luego si, hizo algún encantamiento que nos llevó dentro de la gran rueda “sin rasguño”, pero mientras mi cuerpo luchaba para recuperar la consciencia y recordar los códigos nadie se molestó en agarrarme y cuidar de que no sufriera daño alguno y la rueda giraba mientras yo me aporreaba y me sacudía dentro de ella, así que comprenderá llegué bastante maltrecho, pues por desgracia aunque con una mente privilegiada mi cuerpo sigue siendo el de un simple humano.-

Sentía que aquello no solo había sido un ultraje sino además un trauma de viaje de lo más infernal, casi prefería haberse quedado a padecer el tormento que los demonios le ofrecían con sus horcas para toda la eternidad.

-Aún así… con un esfuerzo titánico aún conseguía recordar los códigos hasta que…

Spoiler (marca el texto para leerlo):

 …pasó por allí “la bruja más fea jamás hallada”. Incluso más fea que la mujer-adivina, incluso AÚN MÁS que vuestra servidora, la cual es tan fea que el año que se dio a conocer al mundo, a la Duquesa de Alba estudiaron de darle el premio de miss universo- señaló como no a Ala rota.
–Tan fea que después de saltar de la torre más alta y tras aterrizar de cabeza solo podría mejorar. Pasó… pasó…- aquello era peor que recordar los vómitos de Mucus, aunque no iba a repetirlo tras la advertencia de la señora oscura. -…pasó la “bruja” totalmente ebria, y, para mi completo horror y repugnancia me besó en la boca antes de proseguir con su camino torpe y zigzagueante.-  Necesitó dar un largo silencio para reunir fuerzas controlar su cuerpo, y frenar las arcadas que se le venían al recordarlo. –Aquello fue el detonante de que al final mi mente y cuerpo cedieran y olvidase los códigos pero obviamente aquello NO era un problema y verá porqué…-

Ay sí tu… horrorosa… ¡¡¡horroroso fue lo que tuvimos que ver!!! Esclavo miró con una mezcla de repugnancia y horror al humano. Aún tenía muy fresco en la retina el recuerdo de esa “postal”. Aunque intentó reprimirlo, la sola mención de Edmund fue suficiente para que ante sí se recreara cómo la bruja se había acercado hasta el feo lord y le había comido, casi literalmente, la boca. Pero lo desagradable no terminaba allí. Edmundicia, cual ramera en celo, se había prendido a aquellos labios (si es que eran labios) y había succionado con fuerza, realizando sonidos asquerosos mientras se podía ver como su lengua se trababa en combate a muerte con la del esperpento. Y la cosa podría haber sido mucho peor, si no fuera porque cuando “su alteza” entusiasmado había pasado a las manos, al llegar a la zona púbica se encontró con que allí faltaba algo. El lord inmediatamente se había soltado de la bruja, al grito de “¡¡¡es mujer, es mujer!!!  ¡¡¡casi me tiro a una mujer!!! Y allí había terminado de perder la razón.

Claro que por el bien de su cabeza, Esclavo no iba a contar detalles tan desagradables a su Ama. Ya bastante había tenido su Señora con tener que escuchar las descripciones de Mucus y los efluvios que habían bañado a Edmundicia como para disgustarla aún más con las escenas xxx que Blackadder había ofrecido.

-Jum, sí, a ver Edmundicia si de una vez por todas nos explicas por qué no era problema- murmuró por lo bajo aguantándose para no vomitar por los recuerdos recientes. –Verá señora… luego del incidente de la bruja sobre el cual no me voy a extender porque creo que ha sido bastante desagradable ya y no aporta a lo que sigue, este humano efectivamente terminó de perder la cabeza por un rato… pero de alguna manera se recompuso, o eso creímos la polilla, el moco y yo. Después de babear por unos diez minutos, volvió a recuperar esa mirada de rata ladina y comenzó a murmurar y a moverse de aquí para allá retorciendo sus manos. Cada tanto le lanzaba un grito a su sirviente Baldrick, pero poco pudimos sacar en claro. Porque como viene siendo costumbre en este esbirro, se embarca en “maravillosos” planes sin ponernos al tanto y luego se queja de que las cosas no salen como él espera por falta de colaboración.

Tal fue así, que tras ir y venir, murmurar y gritar, salió disparado de nuevo hacia la feria. Por las dudas de que volviera a meter la pata, lo seguimos hasta allí para ver qué se traía entre manos esta vez.

Al llegar al lugar, se dirigió sin dudarlo hasta uno de esos carteles que indican “usted está aquí” y estudió con atención los diferentes puestos que allí habían. Intrigados, el resto de sus esbirros y yo le preguntamos qué estaba tramando, pero con un ademán de desprecio, nos hizo “ñeeeeee” y volvió a emprender camino.

Tras dar vueltas y vueltas desembocamos frente a una carpa que tenía un cartel enorme que anunciaba a “La mujer que partía cabezas” [Interrupción: La mujer que partía cabezas]. Al parecer, por una vez el lord había tenido una buena idea. Seguramente recurriría a esa mujer, para que le abriera la cabeza y le extrajera los códigos que necesitábamos- Esclavo no tenía mucha noción de anatomía humana… bah, de anatomía en general, así que suponía que al igual que en las caricaturas, si algo se perdía en el cerebro, podía ser hallado levantando la tapa de los sesos.

-Lord Edmund entró y nosotros tras él pisándole los talones. Allí, una bola de músculos que se suponía era mujer...- Esclavo levantó una ceja, comparando la anatomía de la forzuda con la de la bruja y algo no le cuadraba -...con la fuerza de sus dedos partía cabezas… de ajo. ¡Realmente un fraude! Pensé que íbamos a dar media vuelta y salir de allí ya que no podríamos conseguir los códigos pero Edmundicia llorisqueando se arrojó a los pies de esa mujer para pedirle que le partiera la cabeza de un golpe así podía olvidar- Esclavo se detuvo un momento para generar un poco de expectativa. Él sabía que su ama esperaba que recordara los códigos, pero la alimaña humana había pedido olvidar. –Como lo oye Señora, el muy patán ¡¡¡estaba preocupado por olvidar!!!

Ala Rota, antes de asentir, dándole la razón a la quimera, por una vez, realizó una rápida plegaria, agradeciendo el no haber tenido que soportar la asquerosa estampa. Por suerte, ella había girado la cabeza, mientras revoloteaba en busca de algo que hacer.

- También se le ha olvidado algo, su Tenebrosa Señoría. Frustrado por no haber podido olvidar, el muy rufián quiso seguir intentándolo en otro sitio. En esto, que pasó por delante de un extraño edificio. ¡Sí, allí en medio del circo! Lo seguí volando, asegurándome de que mis otros dos "compañeros" me seguían, y vi lo que pasó. En ese edificio, resulta que estaba la bruja esa tan fea. Y, despechada porque Edmundicia no había querido...ejem..."estar" con ella, decidió vengarse. Aprovechando que la vajilla estaba casi seca (la bruja, además de fea, era muy rara, ¡tendía los platos en el balcón!), cogió un plato y se lo lanzó al pseudo Lord en la cabeza. El muy desgraciado recibió un fuerte golpe en su cabezota. Pero la bruja, no contenta con un solo golpe, empezó a lanzarle el resto de platos. Cada uno le acertó en la cabezota, y los lanzaba tan rápidamente que ni siquiera supimos a dónde habían ido a parar los platos, hasta que vimos al humano este medio roto, en el suelo. Su cabeza estaba tan hinchada que dolía verle, y se quedó tendido en el suelo unos segundos. La bruja, dándose por satisfecha, volvió hacia dentro, y pudimos acercarnos hasta él. Al verle, nuestros temores se confirmaron. ¡No recordaba ni quién era! Claro, que eso era lo que él quería. Y me atrevería a decir que conscientemente, se quedó indefenso a los ataques de la bruja (puesto que del primero al resto de platos, podía haberse apartado y no lo hizo), ¡para olvidar los códigos y no poder recordarlos nunca!

Apenas Edmund cerró la boca, sus compañeros saltaron a la que estaban para decirle que se había olvidado de contar unos cuantos detalles o quizás, más de unos cuantos, pues casi tenían más cosas que decir los demás que las que había contado él, aunque vuestra ama tampoco tenía muy claro si aquello sólo era para deshacerse de otro de sus compañeros o era que el tío era un incompetente total.

Sin duda, cuando acabaron aquellas interrupciones, estaba claro que era más bien lo segundo.

Ni que decir tiene, que lo único que encontró gracioso de todo aquello la oscura mujer, era eso de los platos lanzados por el balcón, pues seguro que le habrían hecho sufrir un rato, aunque claro, en aquella situación eso la perjudicaba a ella.

- Edmund estás a un paso de que termine de ponerle la fecha a tu lápida así que... ¿ me puedes explicar en qué estabas pensando para cometer la estupidez de abrirle la cabeza a alguien para obtener los códigos? ¿ No serían más fáciles las torturas de toda la vida como arrancarle las uñas de los pies o ir partiéndoselas con unos alicates?

Desde luego que aquello era algo que había funcionado toda la vida.

A la mujer cada vez se la veía más desesperada por haber creído que podíais haber hecho algo útil.

- ¿ Al final qué pasó con esos códigos?

“Sin duda, mis “queridos compañeros” aquí presentes pretenden que corra la misma suerte que el “Moco” o bien son unos patanes que no se enteran de nada”.- A ver…- Dijo Edmund fregándose la nariz hastiado de ellos. Sin embargo, no había perdido ni un ápice de sumisión con lo respecta para la que regía la sala y el lugar. –Mi señora… dicen estos que…¿pretendía olvidar expresamente los códigos después de torturar hora y media al Tariurgo de umbría para luego olvidarlos?¿y eso POR QUÉ?¡Es absurdo!
Supongo que lo que no quieren es que me fulminéis aquí mismo y que no os cuente lo que pasó después.-

Tomó paciencia y prosiguió a contarlo.

-No pretendía abrir la cabeza a nadie para obtener de nuevo los códigos, nuestra majestad tiene razón es mejor la tortura, no sé de donde sacara sus “chistes” este “gusano de tierra con piel de serpiente”.-   Como no se refería a esclavo.   -He dicho que no había problema alguno por el hecho de haberlos olvidado así que no necesitaba volverlos a obtener. Y pronto sabrá usted porqué…- “Si este par no vuelven a interrumpir, haciéndonos perder el tiempo”.

-Verá aquello a lo que nos había conducido la “ninfa esnifada”, no eran los servidores, por desgracia…- Lord Blackadder dio una mirada de reojo totalmente desaprobadora a Ala rota.-…sino un par de cajas semi-vacías con restos de pizza que no quiero saber ni cuanto hacía que allí estaban, ni a quién habían pertenecido. Si, en efecto, estuve hablando con mi criado Baldrick (al cual había mandado a descubrir donde estaban los servidores cuando yo me fui a torturar el espantapájaros para obtener los códigos). No quería aburriros con estos detalles, pero parece que este par insisten en sacar a relucir minucias haciendo perder vuestro precioso tiempo.

Por él supe donde empezar a buscarlos en la feria, desde allí miré un cartel que indicaba donde estábamos (como os ha contado este despojo) y donde estaban los servidores. Raudo fui hacía allí, al llegar a la correspondiente “carpa” o mejor dicho zona de seguridad, había un cartel que advertía de que una fuerte guardiana custodiaba el lugar.

"Ñññññéééééé…"-les dije- "los servidores están allí…aunque parece que vamos a tener que luchar".
Pero se ve que ellos prefirieron mirar como la mujer me daba una paliza. Golpeándome violentamente, por la fuerza bruta sin la ayuda de esos tres vagos…- Se refirió a Esclavo, Ala rota y al difunto Mucus. -… era claro que no lo iba a conseguir así que me fingí derrotado, aproveché que bajó la guardia y emprendí la carrera pasando por debajo de sus piernas hacía el servidor. Quizás era algo cobarde, es verdad, pero la misión imperaba por encima de mi honor.

Así llegué a la última defensa, donde había un goblin feo (nada tenía que ver con la asquerosa bruja la cual prefiero no acordarme, será que no la vió).- Como Ala rota a manifestado en pensamientos, así era.- El goblin tenía una lanzadora de minas planas como platos, será que la inepta esta le parece que todos los platos comunes explotan, o será que ella acostumbra a hacerlos explotar, que sé yo.
Y allí volvieron a dejarme para que volviera a resolver los problemas por mi solito, seguramente esperaban a que falleciera para hacerse con el mérito de la misión. Una mina me alcanzó demasiado cerca y me dejó unos segundos fuera de combate en un estado lastimoso, así que el goblin se bajó de la lanzadora para capturarme, entonces le hice la zancadilla, le pateé el trasero haciéndole caer encima de una de sus minas y saltó en mil pedacitos. Así pudimos llegar a los servidores, ahora si.-

Edmund volvía a faltarle el aliento como si de nuevo hubiese tenido que repetir la hazaña.

-Y no, no necesitaba recordar los códigos porqué hombre precavido vale por dos, y los tenía apuntados en un papel, triunfante lo desdoblé con la intención de marcar de inmediato los códigos y terminar ya de una vez por todas con Umbría la maldita.-

[pasar el marrón a Esclavo].

-Fue entonces cuando este “engendro mitad mono, mitad bolso”.- Esclavo. -Se exclamó: “¡Papel!” me lo quitó de las manos y se lió un porro con él, le dije que eran los códigos, intenté impedírselo pero tras la acción que había tenido que correr contra la guerrera y el goblin estaba extenuado y me venció fácilmente… así que… se lo fumó por completo. Tan cerca del triunfo…-

Toda aquella explicación demostraba lo inútiles que eran aquellos esbirros, aunque al menos, se notaba que allí el que podía la decía más grande a ver quién se libraba. Estaba claro, que de lo que decían, si ya se iba a creer menos de la mitad de lo que decían, ahora sólo iba a creerse el 20% pero eso no iba a quitar para que le sobraran esbirros inútiles y tuviera que ir a pedírselos a china o quizás o al Congo... lugares en los que no sabía por qué siempre sobraba gente.

- Veamos... me parece correcto todo menos... ¿ Cómo puedes ser tan sumamente patético como para que te gane un Goblin esmirriado? Ahora me dirás que era cinturón negro en no sé que arte marcial ¿ no?

La siguiente sonrisa venía a decir que aquello no os iba a gustar verlo, o quizás sí, porque como si de una naranja de tratara, un algo invisible comenzó a quitar la piel literalmente a tiras del cuerpo del esbirro, para seguir haciendo lo mismo con sus músculos y así, llegar hasta sus huesos... Sí, una auténtica guarrada... que se lo dijeran a la sala del trono por la que ya corría demasiada sangre.

Ahora con Edmund y su " mascota " muertos sólo quedaban Esclavo y Ala Rota, y ya que le habían inculpado de hacer de Bob Marley y fumarse los códigos en vez de La Biblia, vuestra ama lo miró a él directamente, sin hacer preguntas esta vez, sólo esperando que hablara antes de sufrir la misma suerte que vuestro recientemente difunto compañero.

Esclavo se regocijó en su interior al escuchar las palabras que su Señora le dedicaba a Blackadder. Por fin el humano conocería la verdadera furia de la Oscuridad desatada. Sin embargo, cuando el castigo llegó, su rostro se puso aún más verde de la descompostura.

En sus años de servicio había presenciado muertes horribles, pero ésta le provocó pavor, casi al punto de sentir compasión por el horrible Edmundicia. Casi.

Aguantando para no demostrar signos de debilidad que pudieran cabrear aún más a su excelentísima ama, pegó su cuerpo al suelo para hacer algunas reverencias y arrastrarse ante ella antes de continuar con el relato.

-Chi, chi, chi, Ama, aunque los despojos de carne humana le informaron que me había fumado el papel donde él tenía (o decía tener, la verdad es que no vi números ni letras, solo garabatos con patas estiradas)…- Esclavo no reconocía la escritura gótica de Blackadder –...no le informaron el por qué, que es lo que haré a continuación.

-Cuando Edmundicia se trabó en combate con el goblin mequetrefe, como era costumbre en él, comenzó a dar alaridos. Si estuviera por acá diría que eran gritos de guerra, pero la verdad (y el hada rota lo puede confirmar) sólo eran quejidos peores que los de una niña. Semejantes aullidos atrajeron la atención de muchos de los que andaban por ahí, y más de uno tomó su móvil y marcó el 911, como en las películas.

La pelea terminó y el lord muerto dijo que quería ingresar unos numeritos en los servidores ya que, según él, harían que Umbría se destruya. Ahí me di cuenta de la falla que tenía ese plan. Esos numeritos destruirían el “software” es decir, la parte no tangible de la Comunidad; dada la cantidad de frikis informáticos que por allí andaban, incluido el chemiurgo, no tardarían nada en tenerla operativa otra vez. Lo que había que hacer era destruir el hardware… y ya que estábamos, un poco más también.

Pero vuelvo a lo del porro… como dije, muchos umbrianos hicieron como en las películas y llamaron a la policía… y como en la vida real, la policía llegó cuando ya todo el tumulto había pasado [Excusa: Raton-police]

Como todo en ese lugar, las fuerzas de la Ley eran bastante bizarras y el tipo a cargo se veía muy extraño. Y no dejaba de comer queso, pero eso no viene a cuento.

Al ver que nuestra misión podía peligrar si nos metían presos por vandalismo y dado que los códigos no servían para nada si no se aderezaban con unos cuantos kilos de dinamita, por las dudas hice lo primero que se me ocurrió para destruir evidencia (aunque como dije antes, para mí que el Lord simplemente estaba jugándose un farol para no admitir que no tenía sus “fabulosos” códigos) es decir, fumármelo a toda pastilla.

Laas fuerzas policiales esperaban un disturbio para dar palos, o alguien en actitud de querer destruir algo, pero al no encontrar nada de eso, siguieron su camino y se fueron a un café a atiborrarse de donuts.

Libres de cualquier vigilancia, y ya habiendo convencido al resto del grupo que la cosa no iba a funcionar si no desatábamos unos bonitos "fuegos artificiales", jejeje, nos dirigimos a un sitio que anunciaba a todas luces que allí conseguiríamos lo que necesitábamos para volar los servidores y a Umbría con ellos.

La mujer escuchó lo que iba con su esclavo muerto sin demasiado entusiasmo, al fin y al cabo, ya había descubierto que era un inútil y por eso ahora yacía muerto, o más bien en pedacitos, pues nadie se había molestado en recoger lo que de él quedaba, aunque no tardaría en empezar a oler un poco a cadáver allí dentro.

- La policía es como mis esbirros una panda de inútiles a los que una cuida o paga para que luego no hagan nada mas que tocarse las pelotas... seguro que ya sabéis de lo que hablo...

Dada su opinión su vista se volvió a centrar en Esclavo quien tenía la palabra.

- ¿ Qué es lo que sucedió para que no lo consiguierais? Porque digo yo que si lo hubierais logrado no estaríamos teniendo esta conversación ya...

Esclavo se encogió un poco ante la mirada de su Señora. La comparación con la policía no había sido casual... mejor le convenía contar todo pronto, antes de que la espera la hiciera decidir que él podía servirle mejor como un bolso que como un esbirro.

-Chi chi chi Ama- dijo en un hilillo de voz. -El plan no salió como esperaba pues... fue saboteado por esa larva a medio desarrollar que se encuentra a sus pies- el cara de mono señaló a Ala Rota. -Ahora le explicaré el como.

Cuando entramos en esa armería, creímos que estaba vacía. Nos pusimos a revolver aquí y allá, revisando fusiles, ametralladoras, armas blancas y otras herramientas del arte de la guerra, sin lograr hallar los explosivos. Estábamos por darnos por vencidos, cuando de una de las paredes, como conjurado de la nada, salió el dependiente del lugar [Excusa: El hombre del camuflaje]. El tío era un experto en cuestiones de guerra, y nos comentó que estaba probando un nuevo material de camuflaje que lo fundía muy bien con el medio, volviéndolo casi invisible y que por eso no lo habíamos visto. Tras escuchar pacientemente sus desvaríos (convenía que el tío estuviera de buenas, para que nos ayudara a conseguir los explosivos) le comenté que estábamos en busca de explosivos.

Al principio el hombre mostró recelo, pero tras convencerlo que lo precisábamos para "una partida" de demolición de bloques en un ayuntamiento, nos entregó unas cuantas cargas de C4 con su detonador y los controles correspondientes. Nos explicó como armarlos y nos puso mucho énfasis en que cuidáramos que el cable rojo estuviera intacto, o la bomba no detonaría.

Ya con todos los elementos volvimos a donde se encontraban los servidores, colocamos las cargas correspondientes, armamos los detonadores y con el control remoto en nuestro poder nos alejamos de allí, para no terminar hechos picadillo- Aunque para Edmundicia y Mucus no habría sido la diferencia jejejeje -Ala Rota se retrasó un poco pero al final terminó dándonos alcance.

Cuando todos estuvimos en un lugar seguro, accioné el detonador... y nada pasó. Intenté e intenté pero seguía sin pasar nada... entonces esa inmunda mosca mal nacida, ese intento de hada que no debería haber visto la luz en su vida, comenzó a reir como una desquiciada y a revolotear por los aires enseñándonos un alicate. La muy descarada nos dijo que había cortado el cable rojo porque no iba a permitir que voláramos su adorada Umbría y que asesináramos a su amigo Chemo. Que después de transformarnos en calabazas volvería junto al Demiurgo y con él, organizarían una expedición para acabar con su reinado Magnífica Oscuridad. ¡¡¡Que por fin podría derrotarla y ocupar su lugar!!! Acto seguido, nos lanzó un rayo y huyó. Por suerte pudimos esquivarlo escondiéndonos detrás de unas rocas, si no, ahora seríamos calabazas. [Paso el marrón a Ala Rota]

Como siempre, la historia parecía empezar bien, pero claro, siempre llegaba un momento en el que se jodía del todo, como en este caso con aquello de la polilla y los alicates, que hizo que el rostro, ya más cansado de lo habitual de vuestra ama, se girara hacia el pequeño hada, que ahora más bien pareciera un pequeño alfiletero.

- Una cosa es seáis idiotas, pero eso de cortar el cable antes de nada es como para pensar que en otra vida debisteis de ser muy listos y por eso ahora no os queda un miligramo de inteligencia.

Casi podías escuchar un " Tic Tac " que provenía de vuestra señora, y no era precisamente el detonador de una bomba, sino el reloj que va avisando de que su paciencia está a punto de agotarse..

Así, sin decir más, pues ya hablabais vosotros de sobra ( por ella y por todos vuestros compañeros ) esperó a que Ala rota tomara la palabra o simplemente callara para siempre.